Es muy posible que mi disfrute de este libro se deba a la circunstancia muy personal de lo difícil que me ha resultado conseguir leerlo. El fichero que conseguí era muy evidentemente un pdf convertido, quizás procedente de la difunta biblioteca de archive.org, y convertido CON EL CULO. El resultado era un epub de configuración fija, es decir, que se lee como un pdf obligando a poner una página por pantalla. Calibre no está pensado para modificar esa configuración, quizás porque a sus creadores no se les ha ocurrido que alguien fuera tan cenutrio como para tirar por ese camino. Por suerte, no en vano yo soy el alquimista del culo, y después de aprender a dominar el formato kepub he logrado una conversión que se deja leer casi bien. Victory is mine.
El libro pertenece a mi género favorito, la crónica de la temporada en el que un equipo podía haber ganado el campeonato pero luego no. Cuando un escritor anticipa anillo y prepara libro, va llevando una especie de diario de la temporada que me resulta muy interesante al aportar el punto de vista del momento, sin dejarse mediatizar por el resultado final. Quizás el caso más extremo sea el Jordan Rules, que siempre me ha dado la sensación de que la historia que quiere contar Sam Smith es la del hostiazo de los Bulls y hete aquí que se encuentra con que campeonan. En el caso de equipos que terminan no ganando el campeonato, se añade la capa adicional de análisis del por qué no llegó el triunfo anticipado. En este libro, Kerry Eggers hace una crónica de la temporada 1991-92 de los Trail Blazers, en la que el equipo pretende resarcirse de la inesperada eliminación a manos de los Lakers el año anterior y derrotar a unos Bulls a los que aún no había motivo para considerar invencibles.
Me es difícil no comparar este libro con el del mismo autor sobre los Jail Blazers, la generación inmediatamente siguiente a ésta. La diferencia es notable, ya que en este libro la admiración y deferencia hacia los jugadores en general (con la notable excepción de Cliff Robinson) y hacia Clyde Drexler en particular carece de fisuras, y se extiende también al banquillo e incluso a la gerencia. Es posible leer entre líneas el enfrentamiento interno que supuso el corte de Danny Young, pero Eggers hace un esfuerzo por intentar presentar todas las posturas como razonables.
No estoy seguro de que quienes no sean tan partidarios de este subgénero como yo encuentren este libro tan interesante. No hay grandes revelaciones, no hay un estudio en profundidad, y con demasiada frecuencia Eggers suscribe los lloros arbitrales de los Blazers, apodados los Portland Cry Babies por sus rivales. No cae en la conspiranoia y siempre reconoce que la gran mayoría de derrotas son merecidas, pero a continuación te mete un párrafo criticando la actitud de tal árbitro o la señalización de tal jugada. "Against the world", como dice el título.
