RICH MAN, POOR MAN. Crónicas Lituanas.
Lo siento, debía escribir algo parecido a un artículo de opinión aunque me temo que va a salir un chorripost o una tontuna marca de la casa.
Desde hace varios meses frikiforeros, entre los que me incluyo, debatimos sobre la extraña situación que atraviesa el baloncesto lituano sumido en una encrucijada, en un océano de dudas el que divisamos unas nuevas generaciones de jugadores que se alejan cada vez más de la fisonomía y características técnicas del tradicional jugador lituano.
Pero ¿cuáles son esas características?
Lituania históricamente fue un país de aleros en su amplia gama de matices y variedad; escoltas tiradores, penetradores, ala-pivots tiradores pequeños, especialistas defensivos-combativos, aleros totales capaces de hacer de todo un poco ya sea subir el balón, tirar, penetrar incluso jugar cerca del aro ... Todos con una anatomía muy definida: altura entre el 1,90 y los dos metros, livianos, largos brazos, piernas potentes que les hacen ser por norma general grandes saltadores además de estar dotados de buenos fundamentos técnicos .
¿Herencia genética? ¿Determinismo? ¿Adaptación al medio? ¿Necesidad hecha virtud?
Son preguntas difíciles de responder, ni los propios protagonistas del proceso son capaces de ponerse de acuerdo, hay algunas cuestiones que pueden suponer que un punto de arranque y consenso, la ausencia histórica (casi una maldición) de bases de calidad y de grandes y/o pesados pivots impidió a los equipos lituanos (en realidad básicamente el Zalgiris) grandes logros en la Liga de la URSS durante muchos años. Zalgiris desde su triunfo en 1951, con el gran Stepas Butautas, sufre una pertinaz sequía de títulos que duraría más de treinta años y se contenta con subir al tercer peldaño del podio en un par de ocasiones y con nulas opciones de poder destronar al gigante centralista del Ejército, el CSKA, el gran enemigo íntimo.
Los Cinco Magníficos de Kaunas, Stepas Butautas es el dorsal 4, campeones de la URSS en 1947 y 1951.
Para competir en una liga exigente poblada de pívots gigantescos a los equipos lituanos no les queda otra que agudizar el ingenio, explotar otras virtudes como el tiro de media distancia, utilizar un ritmo de juego alto, rápido, que cae en la anarquía en no pocas ocasiones, una manera de jugar dinámica con incesante intercambio de posiciones donde todos tiran en posiciones lejanas al aro, todos corren y todos intentan tapar como buenamente pueden las carencias que suponen jugar sin un base definido y de calidad y sin grandes center que puedan frenar en el cuerpo a cuerpo a las torres soviéticas del momento.
Nos situamos, 1977, en España se estrena una miniserie norteamericana que supone un bombazo, todos los españolitos de la transición (o del tardofranquismo) comentan las vicisitudes, las intrigas de "Hombre rico, hombre pobre" la historia de la familia Jordache centrada en la evolución vital de los hermanos (Peter Strauss y Nick Nolte) que lleva al primero a gozar de una vida llena de riqueza y poder mientras que el segundo acarrea una experiencia vital en Las Antípodas con nefastas decisiones, malas compañías y un espíritu suicida que le lleva irremediablemente al fango, a los bajos fondos, a una vida llena de calamidades y autodestrucción alcohólica.
qué jovencico el Nolte, y qué mal nos lo hizo pasar Falconetti.
¿A qué viene esto? Me explico, cavilando en el enfoque que quería dar este chorripost pensé en mostrar retazos biográficos de dos jugadores lituanos cuyas carreras deportivas, experiencias vitales y la forma de afrontar las adversidades fueron diametralmente opuestas pese a partir de un entorno similar y desde la misma ciudad , Kaunas. Šarūnas Marčiulionis y Raimondas Civilis son los baloncestistas elegidos. Fue inevitable la asociación de ideas, al fin y al cabo resultaron ser eso, hombre rico, hombre pobre (o un pobre hombre).
Después de esta aclaración continuamos, 1977, Kaunas, el baloncesto lituano en general y en particular el Zalgiris se enfrentan a un futuro incierto, es un año de crisis, de catarsis, la incertidumbre se hace patente en el club báltico: Modestas Paulauskas se retira definitivamente, el alero que había sido su líder espiritual, su líder en la cancha en la última década. Un partido homenaje pone el broche final a su carrera, como no podia ser de otra forma se enfrentan el Zalgiris, su único equipo, y la Selección Soviética con la que había ganado la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, un Campeonato del Mundo y cuatro Campeonatos de Europa en sus cerca de doscientos entorchados.
Programa del partido homenaje a Modestas Paulauskas.
De acuerdo con la tradición del momento Paulauskas juega un tiempo con cada equipo. En ese estado de exaltación, de júbilo y homenaje nadie repara en el debut de un joven valor en el equipo de Kaunas, tal vez quiso el destino que el callado, silencioso y tímido adolescente Raimundas Civilis llegara al primer equipo entre bambalinas, de forma discreta, sin hacer ruido ... como su carácter. Y sin embargo de ese debut "sotto voce" tendría una importancia fundamental para ese nuevo equipo en construcción, Civilis es un chico 2,06 de altura, con un tren inferior fuerte y ¡un pívot de verdad! Zalgiris ya tiene una idea, un eje en el que cimentar su nuevo proyecto, aunque siguen sin encontrar un base de gran categoría, pero ¡hay un pívot! que alberga esperanzas para frenar en un futuro inmediato a los pivots torre soviéticos. Su incorporación unida a la extensa nómina de aleros de la más diversa condición y calidad, con Jovaisa de mariscal de campo, hace plantearse que es posible un futuro mejor pese a la retirada del gran Modestas.
Raimundas Civilis, su barba fue un icono ochentero.
Cerca del viejo Pabellón de Kaunas y ajeno a todo ese ajetreo un chaval de trece años llamado Šarūnas Marčiulionis juguetea en los solares cercanos a los bloques de apartamentos donde residen con sus padres, unos funcionarios sin ninguna inclinación ni afición por el deporte se preguntan a quién habrá salido su hijo, un niño hiperactivo que necesita estar en constante movimiento. Antes de cumplir los diez años Sarunas ya había ganado tres títulos de Lituania jugando a su deporte favorito, el tenis, incluso fue seleccionado para realizar las pruebas a escala nacional, o estatal, lo que hubiera supuesto su marcha a Moscú y el ingreso en una de las Escuelas destinadas a la élite deportiva. Fue rechazado sin embargo, su estilo al parecer era demasiado peculiar, ambidiestro, golpeaba siempre la pelota cambiando la raqueta de mano, un juego que fue calificado como tosco y feo.
1977 fue un año que también marcaría la vida de Sarunas, olvidada su actividad tenística se "centra" en la experimentación, un día de febrero va a realizar su gran prueba que dejará impresionados a los amigos del barrio, es el momento de detonar su explosivo de fabricación casera. Algo sale mal, el artefacto explota en la cara de Marciulionis provocándole graves quemaduras en su rostro y pierde la visión por completo. Este accidente conlleva su ingreso durante más de un mes en un hospital, aislado del resto de niños y con serias dudas sobre su futuro, él mismo, treinta años después, califica de hecho milagroso que su cara no quedara totalmente desfigurada habida cuenta de la numerosas cicatrices que la surcaban así como la recuperación total de la visión, después de su larga estancia hospitalaria, cuando los propios médicos dudaban seriamente que aquel chico volviera a ver la luz.
Este incidente le hizo madurar prematuramente y lo que es más interesante para nosotros, descubrirá un nuevo deporte que le resulta divertido, el baloncesto, se fabrica artesanalmente una canasta en las inmediaciones de su apartamento; es el comienzo de una nueva vida para Sarunas.
Continuará...supongo.
Edit. Me cago en el corrector automático de los cohones.