docass escribió:GabriPiedad escribió:Más de uno está interesado en la explicación.
Una de las cosas que le pone mucho interés a estos hilos, es precisamente el hecho de que surjan esos temitas alrededor del tema principal.
Además, creo que muy pocos, si no es que ninguno, de nosotros tendrá acceso al libro de Shields. Así que yo también te suplico que nos compartas el por qué no había estrellas blancas locales.
A mí, en cambio, no me gusta demasiado que los hilos se desvíen abruptamente del tema central. Ahora bien, no me supone ningún problema dar una pequeña explicación.
Para empezar, tengo que aclarar que el libro de Shields no aborda directamente el tema de la ausencia de estrellas blancas locales. Lo que yo decía es que sirve para entender la cuestión, como otras muchas lecturas sobre el asunto. La idea central sería que el baloncesto en Estados Unidos ha sido una especie de moneda de cambio, o de terreno propicio para expiar algunas culpas históricas. Por decirlo así, la América blanca ha entregado el baloncesto del mismo modo que entregó el centro de las ciudades y se fue a vivir a los barrios residenciales. El baloncesto es ahora parte de la cultura negra y los blancos han asumido confortablemente un papel subalterno y acomplejado, bien como practicantes bien como espectadores.
Voy a contar una historia que puede valer para explicarlo mejor. Hace ya años escuché en la radio una entrevista que le hacían a Michael Robinson. Hablamos de Robinson el del fútbol, el ex jugador del Liverpool y del Osasuna, hace ya tiempo comentarista. En un momento de la entrevista empezaron a hablar sobre baloncesto, concretamente sobre la similitudes que había sociológicamente entre el baloncesto en España y el rugby en Inglaterra. Y eso derivó en una anécdota personal del propio Robinson. Contaba que un día llegó a su casa, en Madrid, y su mujer estaba colocando una canasta en el jardín para que su hijo jugase al baloncesto allí. Lo que Robinson hizo entonces, según sus propias palabras, fue desaprobrar lo que su mujer estaba haciendo con el argumento de que no quería que su hijo se dedicase a algo en lo que no podía aspirar a ser el mejor.
Eso es lo mismo que piensa, en mayor medida todavía, gran parte de la población blanca de Estados Unidos. Para cualquier jugador joven resulta casi imposible vencer esa concepción social imperante. White men can't jump, que dirían los clásicos. Puestas así las cosas, o bien renuncian de antemano --como Robinson-- o bien asumen una posición gregaria.
Los jugadores europeos --y las jugadoras estadounidenses, por la diferente percepción social que se tiene del deporte femenino-- crecen bastante ajenos a esa presión. Eso explicaría por qué sí hay estrellas blancas europeas en la NBA y estrellas blancas locales en la WNBA. No sería pues una barrera genética sino cultural.
Esa es la interpretación sociológica de la cuestión que algunos proponen.
Asias