Y el 6 de febrero, lo que tenía que pasar pasó. La noche antes habían recibido a los Rockets, un choque con la máxima expectación retransmitido por la televisión nacional en el que los locales tuvieron un comienzo esperanzador antes de quedar sepultados por
la avalancha de triples de Vernon Maxwell y Sam Cassell. El juego de Houston, basado en explotar la superioridad interior de Olajuwon para liberar a los tiradores exteriores, era tan fácil de definir como difícil de frenar, y el marcador final de 100-124 así lo indicaba. Impensable suspender el entrenamiento después de semejante humillación, y así sucedió que Danny Manning saltó a por un rebote, aterrizó sobre el pie de Joe Kleine y se volvió a romper el ligamento anterior cruzado que ya se lesionara en Clippers.
LOS PLAYOFFS DEL 94, REPETIDOS:
Los Suns no podían haber recibido peor noticia. Sobrevivieron sin Manning, ganando ocho de sus nueve últimos partidos para terminar con 59 victorias y el campeonato de su división, pero no era fácil creer que podían aspirar al anillo sin él.
Con todo, la primera ronda no fue nada mal. Sin Clyde Drexler, los Portland Trail Blazers no eran un rival preocupante, y fueron eliminados por un contundente 3-0 gracias a un Charles Barkley imparable que terminó anotando 47 puntos en el tercer y último encuentro. Además, los temibles Utah Jazz con sus 60 victorias habían sido eliminados contra pronóstico en primera ronda. Es cierto que eso suponía volver a cruzarse con sus eternos enemigos, los Houston Rockets, pero no parecían un rival tan temible como los Jazz después del traspaso de Otis Thorpe por Clyde Drexler, que había desequilibrado la rotación de los tejanos.
La serie no pudo empezar mejor, con dos victorias contundentes gracias a Barkley y Kevin Johnson, mientras Kleine y Schayes salían a falta por minuto. Los Rockets ganaron el tercer partido aprovechando un bochornoso 0/10 en tiros de campo de Charles “nunca es culpa mía” Barkley, pero al día siguiente KJ anotó 43 puntos y los Suns pusieron el 3-1 en la eliminatoria. De los tres partidos que quedaban, dos se jugarían en Phoenix, dándole a los locales una oportunidad inmejorable de superar por fin a su némesis nigeriana. No era casualidad; Charles Barkley y Kevin Johnson estaban jugando como auténticos líderes de un equipo candidato a todo, A.C. Green dominaba los rebotes, Kleine, Schayes y Tisdale se turnaban para mantener a raya a Olajuwon, y jugadores como Elliott Perry o los mencionados Green y Tisdale contribuían en ataque para superar a unos Rockets que parecían perdidos. Incluso el único punto negativo, la escasa contribución ofensiva de los escoltas, había mejorado con la gran actuación de Wesley Person en el cuatro encuentro. Por si fuera poco, Clyde Drexler era duda para el quinto partido debido a un virus estomacal, lo cual sumado a la ausencia de Vernon Maxwell y a la lesión de Carl Herrera dejaba a su equipo en cuadro.
Los Suns parecían tenerlo todo bajo control hasta que en la segunda parte su juego de ataque se descompuso completamente. Charles Barkley había anotado 14 puntos antes del descanso, pero desde ahí hasta el final solamente pudo sumar un tiro libre en los segundos finales y una canastita suelta en la prórroga. Nadie más dio un paso adelante, y Kevin Johnson (28 puntos, 8 rebotes, 8 asistencias) se vio solo tirando del carro. Eso provocó una discusión entre ambos en mitad de la pista, con el base exigiendo que hicieran la jugada marcada y el alero pidiendo el balón para buscar la canasta en individual. Un festival de tiros libres errados permitió a los Rockets forzar la prórroga con una canasta de Olajuwon después de que el triple final de Wesley Person se saliera de dentro, y en el período de prolongación los locales apenas consiguieron sumar 5 puntos camino del 97-103 final.
Fue más que una derrota dolorosa. La serie cambió radicalmente de tercio, y todo lo que había funcionado en los Suns se gripó de un día para otro. Jugadores que habían estado aportando como Green, Tisdale, Perry o Kleine desaparecieron de la faz de la tierra, mientras que los exteriores de los Rockets como Cassell o Elie acudían al socorro de Olajuwon. Eso hizo que los tres últimos partidos de la serie siguieran casi el mismo camino, con Phoenix tomando ventajas iniciales gracias a una de sus estrellas, hasta que se les terminaba la gasolina y Houston remontaba aprovechando la falta de aportación de los secundarios.
Así, en el sexto enfrentamiento fue Barkley el que mantuvo a su equipo con 34 puntos y 11 rebotes hasta el último cuarto, en el que cinco triples casi consecutivos de los Rockets rompieron el partido. En el séptimo y último, Barkley tuvo que retirarse al vestuario antes del descanso para infiltrarse la rodilla izquierda, y al comenzar la segunda parte Westphal dio orden de que Kevin Johnson atacase a Kenny Smith en individual, lo que provocó el enfado del alero. KJ se fue a los 46 puntos, pero una vez más sus compañeros fracasaron colectivamente: 8 puntos y 5 rebotes de A.C. Green, 2 puntos y 1 rebote de Wayman Tisdale, 1/7 tiros de Dan Majerle, 1/6 de Wesley Person. Sólo el semiolvidado Danny Ainge respondió con cuatro triples, pero al final no fue suficiente. Olajuwon anotó 16 puntos en el último cuarto, y Robert Horry asistió a Mario Elie para que anotara el triple final que daba el beso de la muerte a los de Phoenix.
Un año más habían rozado la victoria, sólo para verse eliminados al final por los odiados Houston Rockets. Esta vez sí que sí me retiro, murmuraba Barkley.