por docass »
23 Jul 2018, 11:57
Este asunto es un tema que conozco más o menos bien porque he pasado algunos años de mi vida allí y he tenido cierto contacto con el mundillo, pero no es fácil ofrecer una respuesta clara y precisa.
Para empezar, hay que contar con la barrera cultural. Inglaterra siempre ha sido terreno hostil para los deportes extranjeros. Ellos exportan deportes, rara vez los importan. El nicho social y cultural que el baloncesto ocupa en sociedades como la española, y en otros países europeos, en Inglaterra lo ha ocupado históricamente el rugby. Difícilmente podías jugar al baloncesto cuando en tu colegio, público o privado, ni siquiera había una instalación adecuada. Cuando en España se construía un pabellón se pensaba en balonmano o en baloncesto, en Inglaterra se pensaba en bádminton. Y además, el netball, que es una variante viejuna del propio baloncesto, es más popular como deporte femenino que su pariente global.
Luego está la barrera de social, económica, que siempre es un asunto capital en una sociedad tan clasista como la inglesa. El baloncesto nunca tuvo el más mínimo prestigio en los colegios privados y tampoco nunca generó expectación suficiente entre la clase trabajadora. Por eso, ni tuvo dinero de la élite ni dinero de la gente a través de los clubes, como pasa en el fútbol. Y tampoco dinero público, porque ese se reserva para aquellos deportes, por minoritarios que sean, que puedan rendir dividendos en forma de medallas en los Juegos Olímpicos.
A eso habría que añadirle también las tradicionales disputas entre las federaciones británicas. Probablemente ni siquiera tendríamos una federación británica unificada hoy en día si no fuese por la necesidad de captar dinero público de los programas olímpicos y por las amenazas de la propia FIBA, que se negó a seguir dejándoles competir por separado.
Por esas razones, y algunas otras, no ha habido una estructura sólida. Instalaciones, clubes, entrenadores, prensa... Es decir, todo lo que se necesita para canalizar el interés y el talento que pueda aparecer. Eso explica porque la ruta hacia la élite de los jugadores británicos ha sido siempre Estados Unidos o, en fechas más recientes, Europa. Esa falta de estructura también es lo que ha impedido consolidar competiciones de cierto nivel, incluida una liga nacional solvente. Sin dinero público y sin clubes deportivos de cierto tamaño es imposible sostener una liga. Pensemos en lo que habría sido la historia de la ACB sin el dinero del fútbol y sin el apoyo de las instituciones.
Lo gracioso del asunto, sin embargo, es que la expansión imparable de la NBA y la inmigración han generado una importante afición al baloncesto entre los más jóvenes. El baloncesto es actualmente el segundo deporte de equipo más practicado entre los niños, especialmente en entornos urbanos y entre las minorías étnicas, aunque siga faltando la estructura que recoja ese capital humano.
En cualquier caso, tengo que decir que soy bastante optimista. En algún momento esos altísimos niveles de práctica tienen que servir para atraer más apoyo público y más dinero privado, para producir aficionados también, y así ir consolidando una estructura cada vez más amplia y firme.