Nuestros ases. FINALIZADA - INDICE POR ORDEN ALFABETICO DE LOS 100 ASES DE MANUEL ESPIN.
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Amadeo
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Re: Nuestros ases (13) Una serie de Manuel Espín. MARCELINO MANEJA: CON EL, LA “PENYA” FUE UN “HURACAN VERDE”

por Amadeo » 23 Feb 2021, 11:57

Nuestros ases. (13) Una serie de Manuel ESPIN
MARCELINO MANEJA: CON EL, LA “PENYA” FUE UN “HURACAN VERDE”
Con su inconfundible pañuelo en la cabeza, durante siete años fue el motor de un Joventut trepidante

En la selección, participo en los cuatro primeros partidos de la posguerra.
Hasta cuatro años después de finalizada la guerra civil no le fue posible al basket español reanudar su actividad internacional. Fue en 1943, en efecto, cuando España pudo, al fin, asomarse de nuevo al campo internacional con un Francia-España amistoso, celebrado en Toulouse el 7 de Marzo. En dicho encuentro recibió su bautismo internacional nuestro personaje de hoy, Marcelino Maneja, figura auténticamente legendaria surgida de la prodiga cantera de L’Hospitalet. A Maneja le cupo pues el honor de haber protagonizado los cuatro primeros encuentros internacionales de España en el regreso de nuestro país al área internacional: el citado partido contra Francia; otro contra Portugal, en 1947, y otros dos, en 1948, contra los mismos países. Como se ve, en aquellos tiempos los contactos internacionales a nivel de selección nacional se daban con cuentagotas.

Hospitalet, una fecunda cantera.

Nacido el 5 de junio de 1921 en L’Hospitalet, Maneja ingreso a los 12 años en el Atletic Básquet Junios de aquella ciudad ribereña: Dos años más tarde, pasé de infantil a reserva del primer equipo, con el que quedamos campeones de Catalunya y España. Era aquella la gran época del Patrie, que en la temporada 1935-36 quedo campeón de Catalunya, seguido de nuestro equipo, el Juniors. En nuestro primer equipo jugaban los hermanos Vidal, Berbis, Sanahuja, Rodón, Benach y Piera.
El advenimiento de la guerra impuso la consabida dispersión de la que el Juniors, como ocurrió con todos los demás equipos no pudo librarse: En L’ Hospitalet quedamos los más jóvenes, los que por nuestra edad pudimos seguir en casa. Eso hizo posible que siguiéramos jugando los Roquetas, Rovira, Lillo, Rodón y yo. Jugamos con bastante frecuencia contra equipos de cuarteles, y a cambio nos daban unas muy apetitosas raciones de rancho, o bien azúcar, tabaco, arroz, todo los cual era muy bien recibido, sobre todo en aquellos momentos de escasez
Ya en sus tiempos de jugador infantil, Marcelino Maneja aparecía como una gran figura en ciernes. Con su inconfundible pañuelo atado a la cabeza, que seguiría usando hasta el mismísimo día de su retirada, veinte años después. Maneja se hacía admirar por su endiablada rapidez, puesta al servicio de un estilo personalísimo y, obviamente, por su tiro fácil y preciso: Mi ídolo, de pequeño fue Arnaud, el fabuloso delantero del Patrie. Siempre traté de lograr que mi juego se pareciera al suyo, y lo cierto es que no fueron pocos los que me compararon a él, con la natural satisfacción por mi parte, claro.
Finalizada la guerra, el Juniors, por aquello de la españolización de los nombres extranjeros, paso a denominarse C.B. Hospitalet. Poco a poco fueron reintegrándose al club los jugadores hermanos Vidal, Farré, hermanos Piera, Sanahuja, Rodón, Rosell, Escalera, Ventura, Roqueta y Grau. Con todos ellos pudimos formar un equipo que en los dos primeros año casi lo gano todo. En 1940 fuimos campeones de España imbatidos, ganando en la final al Atletico, por 20-17. En 1941, subcampeones tras perder la final, jugada en Madrid, con el Español, por 24-35. Los tres primeros encestadores éramos del Hospitalet, por este orden: yo, Sanahuja y Rodón.

HORIZONTES MÁS AMPLIOS

Hospitalet se había quedado pequeño para Marcelino Maneja, en quien ya soñaban algunos de los club grandes de aquel entonces. Del Español me propusieron el ingreso y jugué con ellos la temporada 1942-1943. Pero solo estuve un año. Al año siguiente volví a L’Hospitalet, pero al Círculo Católico. Estuve allí tres temporadas, después de la cuales fiche por el Joventut, en donde jugué siete temporadas. Iba a ser esta, sin duda, la etapa mejor de mi carrera. Ganamos el Campeonato de España en mi primer año y me retire, en 1953 ganando también el Campeonato de España. El Joventut de entonces arrollaba todo. Llegamos a merecer la denominación de “Huracán verde”, que creo que reflejaba bien el estilo y las maneras del equipo, literalmente imparable cuando nos desmelenábamos, cosa que ocurría con mucha frecuencia. Eran los tiempos de Valls, Gubern, Kucharski, Oller, Basso, Espiga y Maneja. En el último año de mi estancia allí se habían incorporado Parra, Masferrer, Roca, Quico Martínez, Massagué, Brunet. En 1953 lesionado de menisco, decidí retirarme. Tuve todavía proposiciones, pero las decliné. A mis 33 años y con el buen sabor de la Copa recién ganada en Valladolid, contra el Real Madrid, en 1953, creí que había sonado la hora de mi retirada.

Recuerdos…

Desde entonces, Marcelino Maneja vive de recuerdos, gratos y amargos, que de todo hubo: El más amargo, no haber participado en la Olimpiada de 1958 en Londres, Al perder contra Francia, por 34-40, se desistió de participar, y luego que Francia fue finalista en Londres, lo que vino a probar que perder contra los franceses, por solo seis puntos, no había sido ningún deshonor. Y como recuerdo grato mis años de estancia en el Joventut, en donde dejé infinidad de amigos que, como puedo comprobar cada vez que voy por Badalona, me profesan un sincero afecto. Fueron unos años inolvidables.

http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 7/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (14) Una serie de Manuel Espín. LUIS TRUJILLANO: LA GENUINA FURIA ESPAÑOLA

por Amadeo » 02 Mar 2021, 08:33

Nuestros ases. (14) Una serie de Manuel ESPIN
LUIS TRUJILLANO: LA GENUINA FURIA ESPAÑOLA
Su último servicio al baloncesto: el patrocinio del Banco Exterior de Español a la selección
Los aficionados que provienen de la década de los cincuenta recuerdan, sin duda, a Luis Trujillano, a la sazón internacional y titular del Real Madrid, como uno de los más genuinos exponentes de la furia española, esa cualidad tan típicamente nuestra de la que también se valió el básket en unos tiempos en que este deporte se hallaba ayuno de las enseñanzas técnicas que iría recibiendo con los años. Luís Trujillano se hizo admirar siempre por su tesón combativo, por su inabatible espíritu de lucha, por su entrega total, cuyas virtudes se basan, obviamente, en una exuberante condición física.
Tetuán, punto de partida
La carrera deportiva de Luis Trujillano fue singularmente breve. Nacido en Jerez de la Frontera el 1 de junio de 1933, se inició en el básket a los 14 años, en el Colegio del Pilar, de Tetuán, en cuya ciudad había fijado la residencia su familia. En 1949 se alineó en el equipo de la Unión África Ceutí y al año siguiente, a la edad de 17 años, fue fichado por el Real Madrid, club al que pertenecería hasta 1958, año de su retirada. Esta se produjo, pues, a los 23 años, esto es, a una edad en la que tenía todavía un futuro altamente prometedor.
“A esa edad ingresé en el Banco Español de Marruecos, filial del Banco Exterior al que pertenezco actualmente y opté por dejar el deporte. En 1962 ingresé en el Banco Exterior, en Sevilla y allí sí compartí el deporte con el puesto de entrenador del titular de baloncesto, ascendiendo a Primera División donde permanecimos dos años. La falta de medios económicos hizo que desapareciera el equipo. Fue una pena.”
Siete años en el Madrid
El Madrid que encontró Luis Trujillano al volver a la península ya había empezado a dominar claramente en el concierto nacional. Los portorriqueños Borrás y Galindez completaban, con los Muñoz, Bea, Garrido, Pinedo, Bonet y hermanos Becedas, a los que se unió Trujillano, un equipo muy fuerte:
“Ganamos cinco Copas, en los años 1951, 52, 54, 56 y 57, y dos Ligas, 1957 y 58. Guardo de aquellos años un maravilloso recuerdo. Pude viajar, conocer mundo y gané grandes amigos, Arturo Imedio, Antonio Díaz Miguel, Ignacio Pinedo, Cristóbal Rodríguez Pedro Ferrándiz, Raimundo Saporta, y tantas otras personas con las que me he sentido y siento familia rizado, porque la amistad del de porte será siempre verdadera amistad.”
La gratitud hacia el Madrid tiene para Trujillano otras vertientes:
Sin las compensaciones económicas que hoy existen, jugar en el Madrid me ayudó, especialmente, en los últimos años, a conseguir la licenciatura en Derecho, liberando a mis padres de un sacrificio económico superior a sus posibilidades. Somos siete hermanos y costear estudios para todos era una carga poco menos que insoportable.
Estudiar, lo primero
Trujillano, como se ve, es de los que pudieron, o quisieron, compaginar deporte con estudios:
“Mi principal objetivo era estudiar, conseguir el título universitario, aunque es cierto que ni las horas de entrenamiento te absorbían lo que hoy, ni los viajes y concentraciones te limitaban tanto como ahora. Ello, no obstante, creo que todo es perfectamente compatible. Ahí tienen los casos, referidos a jugadores más recientes, de José Luis Sagi Vela, Cristóbal, Corbalán, Del Corral, Vicente Ramos, Martínez Arroyo, que, además de sus compromisos con sus clubs, tenían que atender sus obligaciones con el equipo nacional, y que han finalizado sus carreras.”
Aquella navaja de Oporto...
Trujillano vistió 25 veces los colores nacionales. De 1954 a 1958. Jacinto Ardevínez vio en él a un titular fijo de la selección nacional: “Los Juegos Mediterráneos de Barcelona fueron el acontecimiento más señalado en que intervine. Días memorables los de aquel julio de 1955. Quiero destacar, sobre todo, el magnífico compañerismo que existió en todas las selecciones en que intervine y que, por lo que veo, ya que sigo de cerca a las selecciones senior y júnior, sigue existiendo. Tuve también, cómo no, mis ratos amargos. A veces tuve problemas por mi excesiva fogosidad. ¿Recuerdas aquella navaja que me lanzó uno del público en Oporto?”.
Lo recordamos, sí, y también que desde la grada fue arrojado un ladrillo a la pista...
Desde el Banco Exterior
Luis Trujillano asume, en la actualidad, el cargo de Director General Adjunto del Banco Exterior de España. Esta circunstancia, pensamos, no debe ser ajena al patrocinio que dicha entidad dispensa al equipo nacional.
“Sí quiero destacar —asiente— que el puesto que ocupo hoy en el Banco me ha permitido propiciar que sus órganos rectores hayan apoyado la oportunidad que se nos presentó para patrocinar a las selecciones nacionales de este deporte. Creo que ha sido una operación muy, satisfactoria para ambas partes. Para el Banco, la suerte es que los éxitos conseguidos por el equipo español han hecho crecer poderosamente la afición, lo que cumple plenamente los fines propagandísticos perseguidos por el Banco. Pero lo más importante para mí es que hayamos podido tratar con gente fenomenal, directivos y jugadores. Mi entidad se está volcando con los chicos y me consta que éstos están orgullosos y agradecidos de que sea nuestro Banco el patrocinador del equipo. Por ml parte, puedo decir que, por mi condición de forofo, haré cuanto esté a mi alcance para que la unión Banco-baloncesto se estreche y fortalezca al máximo.”
Enlace en la hemeroteca del MD, para ver las dos fotos y el texto.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 4/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (15) Una serie de Manuel Espín. MANUEL MARTIN: SU DESCALIFICACION POR PROFESIONAL, RECUERDO MÁS DIVERT

por Amadeo » 09 Mar 2021, 08:26

Nuestros ases. (15) Una serie de Manuel ESPIN
MANUEL MARTIN: SU DESCALIFICACION POR PROFESIONAL, EL RECUERDO MÁS DIVERTIDO.
Un premio de 600 pesetas por la conquista de la Copa, la causa
Sus galardones: 20 veces ¡internacional, 6 títulos de Copa y una medalla de plata al Mérito Deportivo
En unos momentos en que se habla y se escribe de fichajes multimillonarios, sin que nadie se escandalice, resulta curioso e incluso divertido recordar el único caso de denuncia de profesionalismo registrado en el basket español. Ocurrió en 1941 y el club denunciado fue el R. C. D. Español, cuyo primer equipo acababa de ganar el Campeonato de Europa. Aquel mismo año había debutado en el equipo blanquiazul Manuel Martin, procedente del Sanfeliuense, en cuyo club se había formado desde la edad infantil. Manuel Martín, al que se conocería comúnmente por su diminutivo Manolín, nos ayuda a evocar aquella esperpéntica efemérides.
Un título caro
La Copa se jugaba por segunda vez después de la terminación de la guerra civil. La anterior, de 1940, la había ganado el Hospitalet:
—El Español llegó a la final tras eliminar al Helios en cuartos de final y al Rayo de los hermanos Alonso, por 25-20. Por último vencimos al Hospitalet, por 25-24. Los tanteos de entonces eran así de cortos. El Hospitalet alineaba a sus fenómenos Maneja, Sanahuja y Piera, El Español lo formábamos Francisco Martínez, Centelles. Tomás, Miguel Carreras, Peón, Vilaseca, Llop, López y Arturo Cortés. Como premio por haber ganado la Copa, el club nos prometió el regalo de un reloj. Pero pasaba el tiempo y el reloj no llegaba. Y ante nuestras reiteradas reclamaciones, el club optó por darnos el dinero y que cada uno se comprase lo que quisiera. Fueron 600 pesetas. La Federación Española tuvo conocimiento de ello y descalificó por un mes a los seis Jugadores que habíamos percibido el dinero, o sea Peón, Centelles, Tomás, López, Vilaseca, Cortés y yo. Todos cumplimos la sanción, pero de una forma curiosa: por turnos de dos jugadores cada mes. Así, en los tres meses de verano se Iiquidó el asunto. Y en septiembre, todos dispuestos de nuevo a jugar el Campeonato de Cataluña.
Del Español al Barcelona
En sus dos años de estancia en el Español, Manolín Martín cuajaría plenamente como jugador de primera línea. A su depurada línea de juego unía una estatura (1,82) más que notable para aquellos tiempos. Su destino final, por consiguiente, no podía ser otro que un Barcelona que resurgía de sus cenizas de la guerra civil y al que Fernando Font venía incorporando destacadas figuras del momento: Ferrando, Miguel y Pedro Carreras, Ignacio y, finalmente, Martín, formaban la base de un Barcelona que dominaría ampliamente el panorama nacional por espacio de seis años:
—Con el Barcelona fui campeón de Copa tres años consecutivos, 1945, 46 y 47 y a los que siguieron las dos Copas, ganadas en 1949 y 50. Hasta nueve años después, 1959, no ganaría ya otra Copa el Barcelona. En 1951 iba a iniciarse la gran racha de triunfos madridistas, con alguna esporádica intromisión de Joventut, Picadero y Estudiantes.
La vuelta al redil
Cumplidos los 31 años, Manuel Martín hubo de pagar el insoslayable tributo a la veteranía cediendo paso a la juventud. Y, asumiendo el papel de hijo pródigo, retornó al Sanfeliuense, el club de sus inicios, para desempeñar el doble papel de jugador y entrenador:
—Pero esto fue sólo para una temporada. A la siguiente decidí colgar las zapatillas. Desde entonces, el basket es para miel capítulo más grato de mi vida, que me permitió gozar de muchas satisfacciones y ganar muchos y grandes amigos. ¿Dinero? Eso no contaba para nosotros. En el Barcelona cobraba unas diez mil pesetas al mes. Para mis, gastos y un poco más. Bastante menos —sonríe—de lo que se paga actualmente a las primeras, figuras. Cuando pienso que a mí me declararon profesional por haber aceptado 600 pesetas…
En los JJ.MM.-1951, el mejor logro
De 1947 a 1952, Manuel Martín intervino en 20 partidos internacionales. Los más importantes, los del Torneo de Clasificación para el primer Mundial de Buenos Aires, en 1.950. Y al año siguiente, en los Juegos Mediterráneos de Alejandría, en los que España llegó a la final.
—Nos ganó Egipto por sólo dos puntos. Antes, habíamos ganado a Turquía, Líbano, Siria, Italia y Grecia. En el equipo había gente muy buena: Borrás y Galindez, Dalmau, Arturo Imedio, Pinedo, Oller, Brunet, Loriente y Carlos Piernavieja. Y nos entrenaba Fernando Font, sin duda el mejor técnico de entonces. Por la segunda plaza, ganada en Alejandría, recibimos la medalla de plata al Mérito Deportivo.
Dos partidos amistosos, contra Bélgica y Francia, en 1952, cerraron el curriculum internacional de Manuel Martín. Atrás quedaban unos años de esplendor deportivo y un cúmulo de imborrables recuerdos:
— ¿Los mejores? Mis años de triunfos en el Barcelona, mis dos años en el Español, donde me pulí de tantos defectos técnicos y, más atrás, mis años en el Sanfeliuense y en el Colegio Ateneo, con el que fui campeón comarcal infantil, en cuyo torneo ganamos el primer partido por 2-1. La descalificación por profesional, conste bien, es ahora para mí el recuerdo más divertido
El enlace a las fotos y al texto en la Hemeroteca del MD.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 5/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (16) Una serie de Manuel Espín. IRADIER: CANASTAS Y PINCELES.

por Amadeo » 16 Mar 2021, 09:05

Nuestros ases. (16) Una serie de Manuel ESPIN
IRADIER: CANASTAS Y PINCELES.
Titular en primera a los 16 años y 75 veces internacional acaba de inaugurar su primera exposición
Jesús Iradier, el que fuera rutilante estrella del Barcelona en los años 1971 /76, ha vuelto, a ser noticia últimamente. Pero no por sus canastas, a las que renunció ya hace un año, sino por su consagración como artista-pintor a través de una exposición de sus obras —plumillas y óleos— en una sala de Vitoria, con un alentador éxito de crítica.
Kas, primer objetivo
Nacido en Madrid el 19 de julio de 1949, a los 13 años sus padres lo mandaron a estudiar interno a un colegio de Segovia en donde se inició en el deporte de la canasta. “A los 15 años jugaba en el Imperio de Segunda División ya los 16 ingresaba en el Kas, después de asistir a una Operación Altura con Díaz Miguel, Villafranca y Bob Williams, el cual me fichó.”
A tan temprana edad, por consiguiente, alcanzaba Jesús Iradier, la titularidad del equipo norteño. “En el Kas pasé seis años apasionantes, inolvidables. De entonces, conservo muchos y muy entrañables amigos. Tuve de entrenadores a Añua y al malogrado Lester Lane, con quien di el gran salto. Recuerdo que cuando le dio el infarto yo le acompañé en la ambulancia y con los dolores tremendos que sufría me cogió la mano y me dijo “tú tienes que ser el mejor”. Nunca he olvidado aquellas palabras. Fue un gran entrenador después de haber sido un maravilloso jugador qué asombró al mundo en la Olimpiada de Roma. Con el Kas jugamos una final de Copa y ganamos numerosos y siempre en los primeros puestos de la Liga. ”
“En el Barça, todo más profesional”
Los blaugrana fueron los colores que defendería Jesús Iradier en los siguientes cinco años “Fue esta nueva etapa en la que me encontré con muchas sorpresas y no te temporada, como jugador del pocos intereses creados. Todo era más profesional, otra forma de concebir el deporte. Me costó algo adaptarme y hube de cambiar muchos conceptos pero viví el baloncesto intensamente. En cuanto al juego, las cosas resultaban más fáciles pues había gente muy alta y no tenía que preocuparme tanto de los rebotes. Jugamos la final de la Korac, ganamos todo tipo de torneos y siempre segundos de la Liga. Como entrenadores tuve a WiII Ernst, Vicente Sanjuán y Ranko Zeravica. Cuando me fui del Barça tuve que oír muchas críticas pero lo cierto es que el negocio familiar y un club, porqué no decirlo, me convencieron para ir a Madrid”.
En el Manresa, el Trofeo Marca al mejor
Pero ocurrió que no fue a la capital sino a Manresa. Iradier sorprendió a todos con su ingreso en el club del Bages: “Era la única, forma de obtener la carta de libertad qué tenía con el Barca y que no la soltaba si no era por ese medio. Me entrenó Antonio Serra y aquel año, 1976/77, alcancé el Trofeo Marca al mejor jugador de la Copa. Pero paradojas de la vida:
el año anterior, después de salir de una operación de tobillo, fui indispensable en la Selección, jugando con el Barca, ya la siguiente temporada, como jugador del Manresa, y siendo el mejor Jugador español, fui apeado del equipo nacional para no volver más a él”.
Iradier permanecería otros seis años en activo, como pilar sólido de Estudiantes (1 año), Caja Rural (media temporada). Zaragoza (tres años) para acabar jugando su última temporada en el Basconia, tras la cual, a la edad de 34 años, aunque pletórico de fuerzas e ilusión por jugar, decidió colgar las zapatillas. Otras inquietudes, entre ellas la pictórica, así se lo aconsejaron.
De Múnich, un amargo recuerdo
En el currículum internacional de Jesús Iradier figuran 75 prestaciones con la Selección. “Tengo de mi vida como internacional recuerdos buenos y otros que no lo son tanto. El peor lo viví, sin duda, en la Olimpiada de Múnich. En el partido contra Egipto se jugaba mal y en el descanso Díaz Miguel, bastante nervioso me echó la culpa a mí, que por cierto no había salido a jugar, diciéndome que no animaba al equipo. Reaccioné ante tal injusticia y ello me costó no jugar el Europeo de Barcelona un año después. Por fortuna, tuve momentos de gozo que compensan ampliamente aquel amargo recuerdo. El quinto puesto en el Mundial de Puerto Rico, la cuarta plaza del Europeo de Belgrado figuran a la cabeza de los muchos y muy buenos recuerdos que guardo en conjunto de ml actuación internacional.
Ahora, la pintura
Veinte años de ir metiendo canastas, quehacer en el que nuestro personaje llegó a brillar con deslumbrante fulgor, concretan la acusada personalidad de una de las más relevantes figuras del basket que han pasado por nuestras canchas. Tras ellos, nuevos horizontes se abren ante Jesús Iradier: la pintura, su nueva pasión. “Actualmente estoy desarrollando mi nueva faceta, que, paralela al deporte, he venido llenando mi vida. Ya he realizado mi primera exposición, que ha servido para animarme a ir a por la segunda, que me gustaría llevar a Barcelona, para saludar, de paso, a todos los muchos y muy buenos amigos que tengo ahí…”
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 2/pdf.html

cheatum6
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Re: Nuestros ases (16) Una serie de Manuel Espín. IRADIER: CANASTAS Y PINCELES.

por cheatum6 » 16 Mar 2021, 09:52

https://youtu.be/HLb1FW8UkEg?list=RDCMU ... UE3aLrCwyw

En 1986 fichó por el CABA Albacete en Tercera División, contaba 37 tacos pero el tío seguía teniendo un físico privilegiado, una fuerza de la naturaleza.
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Jaroslav Skala
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Re: Nuestros ases (16) Una serie de Manuel Espín. IRADIER: CANASTAS Y PINCELES.

por Jaroslav Skala » 16 Mar 2021, 16:06

Buenos muelles:

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Amadeo
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Re: Nuestros ases (17) Una serie de Manuel Espín. CARLOS SEVILLANO, EL “GRAN CAPITAN” DEL REAL MADRID

por Amadeo » 23 Mar 2021, 11:01

Nuestros ases. (17) Una serie de Manuel ESPIN
CARLOS SEVILLANO, EL “GRAN CAPITAN” DEL REAL MADRID
— Lideró al equipo blanco desde los 19 años hasta su temprana retirada
— Su mayor alegría: recibir la primera Copa de Europa (1964)
— Su recuerdo más amargo: la lesión de 1969 que le obligó al adiós
La poderosa fuerza de aquel Real Madrid de la década de los sesenta, manifestada en una espléndida cosecha de títulos —2 Copas Intercontinentales, 4 Copas de Europa, 6 Campeonatos de Liga y 9 Copas de España— provenía, en un considerable porcentaje, el brío y el juego temperamental de Carlos Sevillano, cuyas cualidades técnicas, aunadas a sus virtudes humanas, le confirieron el alto honor de capitanear al equipo madridista de 1959 a 1969, todo el tiempo de su apogeo como jugador.
En su palmarés particular son muchos, asimismo, los honores y trofeos que cosechó Carlos Sevillano: 96 veces internacional; 1 vez en la Selección Europea; medallas de bronce, plata y oro al Mérito Deportivo; insignias de oro y brillantes del Real Madrid y de la FEB, así como la Cruz de Caballero de la Orden de Cisneros Todo un cumulo de distinciones que subrayan la relevante ejecutoria del ex internacional madridista.
Ferrándiz, su descubridor.
Carlos Sevillano dio sus primeros pasos en el Colegio Chamberí de los Hermanos Maristas de Madrid, allá por el año 1951, en donde practicaba todos los deportes: En 1953, una llamada de Pedro Ferrándiz, encargado por el Real Madrid de formar un equipo infantil, fue lo que me inició en el baloncesto. Unas semanas más tarde, el Plus Ultra, de fútbol, quería ficharme como portero, nacido en Madrid, el 5 de noviembre de 1940, yo tenía entonces trece años.
Carlos Sevillano conoció pronto el goce de ganar títulos. Formé parte del equipo de baloncesto de la FISEC, quedando campeón de Europa de los años 1953 y 54 y campeón de Castilla y de España con el Madrid. En el 54 pasé a los juveniles y fui campeón de Castilla y España y acudía la Universiada con el equipo de la FISUC. En 1955 y 56 jugué en el Hosperia, filial del Real Madrid siendo el equipo revelación de la Liga; quedé segundo máximo encestador, después de Bonareu. En 1957 pasé ya al primer equipo del Real Madrid, siempre con Ferrándiz de entrenador. Acababa de cumplir 17 años y ya en 1959 fui capitán, hasta mi retirada, en 1969.
Prematuro y forzoso adiós
Carlos Sevillano tuvo que retirarse a los 28 años, a una edad en que normalmente tenía todavía por delante una brillante prosecución de su carrera deportiva. Pero una triste circunstancia le obligó a colgar las zapatillas. Este es, quizás, el más amargo recuerdo que conservo dé mis años de jugador, en Badalona, en un encuentro contra el Joventut, choqué en el aire con Alfonso Martínez y sufrí una lesión en la rodilla izquierda, de la que me operaron el 29 de febrero de 1968. Estuve escayolado dos meses, con un período corto de recuperación. Pero en mi vuelta ya era lo mismo no me encontraba en plenas facultades físicas y decidí retirarme a finales de 1969 en la Copa Intercontinental que se celebraba en Madrid
Hay otros recuerdos ingratos en la vida deportiva de Carlos Sevillano. Otros más: no haber podido ser olímpico, pese a haber sido preseleccionado para los Juegos de Roma, Tokio y Méjico. Es lo único que me ha faltado, pues participé en los Juegos Mediterráneos de Beirut y Nápoles, en los Europeos de Wroclav, Belgrado y Moscú, en tres preolímpicos —Roma, Tokio y Méjico—, en dos oficiosos Mundiales, Manila y Chile, en fin en casi todo.
Los mejores recuerdos
En el capítulo de notas gratas, Sevillano puede invocar un considerable número de ellas: haber recogido la primera Copa de Europa como capitán, en 1964, en el Frontón Fiesta Alegre; luego recogería tres más; haber jugado por todo el mundo con el Real Madrid y con la selección nacional; el haber empezado a jugar con Johnny Báez y haber terminado en las primeras temporadas de Brabender; el haber jugado con los Kucharski, Brunet, Hernández (q.e.p.d.), Bonareu, que jugaban sus últimas temporadas cuando yo empezaba; de haber aprendido con los americanos Montgomery, Sheaff, Hightower, Morrison, Bergess, Luyk, y con los seleccionadores desde Jacinto Ardevínez hasta Díaz Miguel, y los del Real Madrid, Hernández, Busnel y Ferrándiz. De este último puedo decir que influyó en mí un 80 por ciento.
De ayer a hoy
Desde su actual cargo de director de instalaciones Municipales de Madrid, Carlos Sevillano sigue con atención el desarrollo del basket, el deporte toda su vida: Es obvio que ha cambiado mucho. Hay más altura que en mis tiempos. Nunca se había visto en un equipo a aleros o bases de cerca de dos metros. Así, se ha ganado en fortaleza. Ahora puede verse a cinco o seis hombres raboteando, cuando antes eran dos los hombres que tenían que rabotear. Al ganar en fortaleza se logra que los jugadores sean más precisos, con una efectividad que ronda el 80 por ciento, a lo que contribuye, también, un entrenamiento más intenso, una mayor dedicación. Los partidos se preparan con más técnica, se hacen defensas más agresivas, con más variantes, hay estadísticas. En fin, otro mundo. En mis tiempos, nos preocupábamos de meter más puntos que el contrario y ahora, en cambio, se trata de que el contrario meta menos. Nuestra arma era el contraataque, la velocidad, la furia española como norma. Particularmente para jugar más el baloncesto de antes. El de ahora es más táctico, más fuerte, y el equipo que tenga más fallos será inevitable el que pierda.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 4/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (18) Una serie de Manuel Espín. “MET” FERRANDO, EL BUSCATO DE LOS AÑOS 40.

por Amadeo » 30 Mar 2021, 09:49

Nuestros ases. (18) Una serie de Manuel ESPIN
“MET” FERRANDO, EL BUSCATO DE LOS AÑOS 40.
Una canasta de este pequeño alero (1,69 m) abrió a España las puertas del Mundial de1950
Además de la primera Liga, se adjudicó 9 Campeonatos de Catalunya,
5 títulos de Copa, una Medalla al Mérito y fue 20 veces internacional
El torneo de Niza, celebrado en enero de 1950, de clasificación para el Mundial de Buenos Aires de aquel mismo año, sirvió para que el basket español, tras salirse del aislamiento padecido desde que finalizó la Guerra Civil, pudiera irrumpir al área internacional, en la que hasta entonces sólo Francia y Portugal, en rutinaria rueda anual, habían sido sus adversarios. España logró la calificación para el Mundial, aunque hay qué decir que de no haber cubierto ese objetivo, la presencia española en Buenos Aires estaba asegurada de antemano por una invitación del presidente Perón.
El equipo que fue a Niza contó en las tres últimas jornadas con el refuerzo de los portorriqueños Borrás y Galindez. Estos, con los Kucharski, Imedio, Lozano, Dalmau, Martín, Ferrando, Pedro Carreras, Oller, Gámez y Bárcenas, figuras sobresalientes de aquella época, integraron un mosaico con unas posibilidades ciertas de lograr la clasificación. La figura estelar acabaría siendo, sin embargo, Juan Ferrando; el barcelonista al que España debió la providencial canasta del triunfo en el decisivo partido contra Bélgica. Una canasta qué permitiría a España acudir al Mundial por méritos propios, sin el privilegio de una invitación presidencial. Una canasta, en suma, que constituiría un hito importante en la historia del basket español.
Ferrando, estrella de los 40
Juan Ferrando, popularmente conocido, aún hoy, por el Met, nació en Barcelona el 23 de junio de 1923. Sus primeras canastas las metió a los 8 años, siendo alumno del Colegio de la Inmaculada de Sarriá: Un buen día-explica—vino el Laietá a hacer un partido de exhibición y viendo a los Pla, Romeva, Muscat, Guix y Garreta acabé de entusiasmarme por el basket. En el preliminar, jugamos los infantiles de la Escuela con los “nanos” del Laietá, entre los que se hallaban, que yo recuerde, Navarrete, Esteva y Amador. Al año siguiente, firmé mi primera ficha oficial, como infantil del Laietá. Pere Sust (e.p.d.) y Guix, entrenador y directivo, habían venido a ver a mi padre para pedirle autorización para llevarme al Laietá. Durante la guerra jugué en el Barça, en el infantil A, con Vila (e.p.d.) como entrenador y Cardús como delegado. Pero terminada la guerra y en vista de que el Barcelona no pudo reorganizar la sección, fui al Laietá como juvenil. A mitad de temporada ya me pasaron al primer equipo, juntó con Esteve, de mi misma edad. Pude jugar, entonces, al lado de los legendarios Muscat y Guix.

De nuevo, blaugrana
Decididamente, el sino de Ferrando estaba teñido en azul y grana: Acabada la temporada 1939-40, el Barca pudo reorganizar las secciones y vino a verme Henry, por encargo del directivo señor Molas y del delegado Cardús, y volví al Barcelona, en donde me encontré con Fernando Font, Pere Carreras, Borrell, Hanry y Pagés, todos procedentes del disuelto Atlético, de Sant Gervasi. En el Barca estuve diez años, hasta 1951. Un largo período que yo considero como el mejor de mi vida cómo jugador. De Fernando Font aprendí mucho.
Unas diferencias con la directiva blaugrana impulsaron a Ferrando a cambiar de aires: Yo había soñado siempre con retirarme como jugador blaugrana. Pero ciertas incomprensiones con determinados directivos hicieron que me marcharse del club, no sin un gran disgusto por mi parte. A los 28 años me sentía con fuerza y ánimos para seguir en la brecha, y hasta 1956, año de mi retirada, fui jugando sucesivamente en el Mongat, un año; en el Español, dos; Kucharski me llevó al Aismalibar, en 1955 y al año siguiente, estuve en el Manresa, con el que jugué la temporada de mi despedida.
Físicamente, “Met” Ferrando no fue lo que se dice un superdotado. Su 1,69 de estatura no le impidieron, con todo, llegar a erigirse en figura excepcional de su época. En su puesto de delantero —el alero actual— podía codearse sin asomo de desventaja con los más recios defensas. La estatura no tenía entonces la importancia vital que tiene ahora. Por lo general, veníamos a ser todos de talla parecida y cuando te veías enfrente de un rival de 1,80 tenias la impresión de habértelas con un gigante.
Ferrando fue internacional en veinte ocasiones: Y pudieron haber sido más sin ciertas injusticias que se cometieron conmigo. Con el tiempo, sin embargo, me he olvidado de todas ellas y del basket no conservo sino los recuerdos gratos: los 6 títulos de Copa, los 9 campeonatos de Catalunya ganados y el título de Liga en su primera edición. Tales el balance de mis años de jugador blaugrana. Mis años de internacional, pese a todo, y el centenar de veces que fui seleccionado de la Catalana Sin olvidar la Medalla al Mérito Deportivo que don Rafael Castejón, presidente de la Federación Catalana, me entregó con motivo de las Bodas de Plata, en un festival celebrado en la antigua pista de Montjuich.
Enlace al texto y a las fotos de la Hemeroteca del El Mundo Deportivo.

http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 2/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (19) Una serie de Manuel Espín. ARTURO IMEDIO, UN PRODUCTO DEL LICEO FRANCES.

por Amadeo » 06 Abr 2021, 10:10

Nuestros ases. (19) Una serie de Manuel ESPIN
ARTURO IMEDIO, UN PRODUCTO DEL LICEO FRANCES.
“Con el Madrid jugué la primera Liga Nacional (56-57) y quedamos campeones”
Desde 1966 es secretario general de la F.E.B.
Arturo Imedio Romeo, el actual secretario general de la Federación Española de Baloncesto, puede mirar atrás no sólo sin ira sino con la complacencia de haber defendido los colores españoles en dieciocho ocasiones y haber sido protagonista, gracias a ello, de los más importantes eventos internacionales vividos por el basket español después de la guerra civil: Torneo Premundial-50 disputado en Niza, Campeonato del Mundo de Buenos Aires, en 1950, y los Juegos Mediterráneos de Alejandría-1951 y de Barcelona-1955. Arturo Imedio fue de1950 a 1956 un fijo indiscutible de las selecciones españolas, que se formaron en ese interregno. No fueron muchas cierto, las salidas de nuestro equipo representativo al área internacional, para las que, todo hay que decirlo, no eran precisamente facilidades las que hallaba. Unas veces por mera cuestión política —los países del Este fueron un tabú que duró muchos años— y otras, por la llamémosla prudencia de los propios federativos españoles, poco dados a correr aventuras que no ofreciesen unas mínimas seguridades de victoria.
En el Liceo Francés, los primeros pasos
Nacido en Miranda de Ebro, de la provincia de Burgos, el día 15 de junio de 1930, Arturo Imedio, cuya familia pasó a residir en Madrid, cursó sus primeros estudios en el Liceo Francés, donde se inició en la práctica del baloncesto, formando en uno de los numerosos equipos infantiles de aquel prestigioso centro escolar. El Liceo Francés tuvo una actuación por demás relevante en favor del resurgir del basket en la capital, a la terminación de la guerra civil. De sus aulas surgieron numerosos y excelentes jugadores, algunos de los cuales alcanzarían la internacionalidad, como el propio Arturo Imedio, Ignacio Pinedo, Juan José Vías y José Antonio Muñoz. De allí salió, también, Raimundo Saporta, que dio sus primeros pasos en el basket español asumiendo el papel de delegado del equipo del Liceo Francés.
Con el Liceo Francés— recuerda Arturo Imedio- fuimos campeones de Castilla en el año 1951, venciendo al Real Madrid en el mismísimo Frontón Fiesta Alegre.

El clan de los Imedio
Para Arturo Imedio, el Liceo Francés fue punto, de partida para empresas más ambiciosas:
-Después del Liceo Francés, jugué en el Instituto de Ferrocarriles, Canarias, de Madrid, América y Atlético de Madrid. En todos estos equipos jugaba con tres Imedios más: mi hermano Carlos y mis primos carnales Luis y Alfonso. Estos dos últimos formaron parte de la selección castellana que por los años 50 disputaban sus encuentros contra la selección catalana en la plaza Las Arenas, de Barcelona. Al desaparecer el Atlético de Madrid, ingresé en el Real Madrid, con el que jugué dos temporadas. 55-56 y 56-57 Jugué, por tanto, la primera Liga Nacional en esta última temporada en la que quedamos campeones. En el Madrid encontré en mi primer año a Trujillano, Alcántara, Alfonso, Joaquín Hernández y Leopoldo Codina.
En aquel baloncesto de los años 50, tan lejos de ese superprofesionalismo de hoy, el deporte resultaba perfectamente compatible con los estudios. Arturo Imedio era de ello un ejemplo: llegado el momento de tomar una decisión al respecto, la elección no le resultó nada dudosa:
—La Copa de la temporada 56-57 no llegué a jugarla porque convocaron la oposición para ingresar en la Administración Civil del Estado y opté por estudiar de manera exclusiva porque consideré que eran incompatibles el baloncesto y el estudio en plan intensivo como es una oposición.
Cuenca, última etapa
Para Arturo Imedio se abriría un horizonte nuevo.
—Ingresé en el Estado en el año 1958 y marché destinado a Cuenca, ciudad de la que guardo un gratísimo recuerdo y en la que jugué y entrené al equipo local, el Cuenca A.R. Fue mi último contacto con el baloncesto activo. Quedaba cerrado, así, un amplio capítulo de gratísimos recuerdos: el primer Campeonato del Mundo, de Buenos Aires, en el que sentí una enorme emoción representando a España También recuerdo complacidísimo el triunfo absoluto obtenido por la selección universitaria en 1951, en Dortmund, en la competición que hoy se denomina Universiada. Y guardo, asimismo, un imborrable recuerdo de los Juegos Mediterráneos de 1955, en Barcelona, en donde quedamos campeones.
* * *
Aunque apartado de las pistas de juego, Arturo Imedio iba a seguir estrechamente vinculado con el basket. En 1966 sería designado para el cargo de secretario general de la Federación Española, que desempeña con celo y eficiencia plenamente probados.
El enlace al texto y las fotos, en la Hemeroteca del MD.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 5/pdf.html

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Re: Nuestros ases (20) Una serie de Manuel Espín. SANTIAGO NAVARRO: UN PIVOT (1’85 M.) DE LOS DE ANTES.

por Amadeo » 13 Abr 2021, 10:00

Nuestros ases. (20) Una serie de Manuel ESPIN
SANTIAGO NAVARRO: UN PIVOT (1’85 M.) DE LOS DE ANTES.
Discípulo de Kucharski, alcanzo la internacionalidad en el Aismalibar.
"El cargo de entrenador exige plena dedicación"

De la mano maestra de Eduardo Kucharski, que había pasado de ser un excepcional jugador a un competente entrenador, el Aismalibar había logrado, mediada la década de los 50, erigirse en uno de los mejores equipos del país La diversidad de procedencias de sus integrante no fue obstáculo que impidiese a Kucharski formar un bloque homogéneo un conjunto compacto, sin fisuras, que realizó, sin duda alguna, el mejor basket de aquellos años.
Figura destacada de aquel equipo y, al propio tiempo, uno de los jugadores que una mayor aportación hicieron al tono de calidad del conjunto fue Santiago Navarro, quien en manos de Eduardo Kucharski escalaria bien pronto la internacionalidad: en su primera temporada en el equipo de Montcada sería convocado por Jacinto Ardevínez; seleccionador nacional, para un. Suiza-España, en Ginebra, en mayo de 1957. Volvería a formar en el equipo nacional en 1958, en un amistoso España –Bulgaria, celebrado en Barcelona. Y en 1959, seleccionado por el trío Ardevínez-Olivé-Font, con Kucharski como director de equipo, acudiría a Beirut, a los Juegos Mediterráneos. Su consagración como internacional era ya plena: el preolímpico de Bolonia, previo a la Olimpíada de Roma, así como los propios Juegos Olímpicos de 1960, y el Europeo de Belgrado 1961 vinieron a completar la ficha internacional de nuestro personaje.
Objetivo: Aismalíbar
Santiago Navarro nació en Prat del Llobregat el 14 de octubre de 1936. Sus primeros pasos basquetbolísticos los dio a los nueve años en el C. B. Prat, en donde tuvo como entrenador a Joan Busquets. Tres años más tarde pasó al equipo de La Seda, adscrito a la Obra Sindical Educación y Descanso, de cuya sección cuidaba el prestigioso entrenador Pepe Vila (e. p. d.). Dos años después —la temporada. 1954-55— ingresó en el F.C. Barcelona, en el segundo equipo. Eduardo Kucharski estuvo pronto informado de la aparición de aquel rubio y espigado jugador de 1‘85, que en el segundo equipo blaugrana apuntaba tan buenas maneras. Y llegado que hubo la temporada 1956-57. Navarro viose convertido en jugador del Aismalíbar, en el que permanecería hasta la temporadas 1963-64, tras la cual volvería al Barcelona, situado entonces en la Segunda División. Aquel mismo año lograría ascender a Primera y después de dos años más de permanencia en la misma, llegó la retirada:
- Tenía ya entonces 30 años y una industria en marcha que hacía difícilmente compatibles mis obligaciones profesionales con el basket, que exigía ya muchas horas de entrenamientos, desplazamientos desde el Prat y viajes. Con todo, aun continúe en el Barcelona como entrenador, pero lo dejé pronto porque no tarde en comprobar que las ideas del club no eran las que sustentaba, que no eran otras que las de hacer un equipo desde la base, con juveniles y formarlos con tiempo. Pero esta labor a largo plazo no es posible en un club como el Barcelona, en donde se exigen frutos inmediatos
¿Un gran entrenador frustrado?
Es innegable que un jugador de las características que lució Navarro, de una depurada línea técnica en la que era fácil descubrir la influencia de su maestro Kucharski, podía asumir con plenas garantías el papel de forjador de nuevos valores
-Desde entonces he tenido varias ofertas, pero la experiencia me ha hecho ver que el cargo de entrenador ha de asumirse con plena dedicación, nada de medias tintas. Pero ya es sabido que son muy pocos, poquísimos, los clubs que pueden pagar lo suficiente para que el entrenador no piense en otra cosa que entrenar. Trabajo y basket son difíciles de conjugar.

Beirut y Bolonia, gratos recuerdos
De su época de jugador guarda Santiago Navarro muy buenos recuerdos:
-En los Juegos Mediterráneos de Beirut ganamos medalla de plata. Las cosas nos fueron muy bien. Lo mismo puedo decir del preolímpico de Bolonia 1960, en donde logramos la clasificación para Roma. Aquí el 14 lugar indica que la actuación del equipo fue más bien floja. EL cansancio del preolímpico, al que hubo que añadir el de un durísimo partido contra U.S.A., en Lugano, que tuvimos que montar para obtener un dinero con que soportar le espera de los Juegos. La esperada transferencia no acababa de llegar nunca...
El texto y las fotografías, en el enlace en la hemeroteca de “El Mundo Deportivo”
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 5/pdf.html

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Re: Nuestros ases (21) Una serie de Manuel Espín. “JOANET” CANALS: UN TECNICO DESAPROVECHADO.

por Amadeo » 20 Abr 2021, 09:25

Nuestros ases. (21) Una serie de Manuel ESPIN
“JOANET” CANALS: UN TECNICO DESAPROVECHADO.
Producto de los “play-grounds” badaloneses, fue figura en el Sant Josep, el Joventut y el Barcelona
En su haber atesora 24 internacionalidades, 3 Copas y 1 Liga

Como tantos otros jugadores de su tiempo, Joanet CanaIs se en el deporte en la calle, con la chiquillería de su barrio badalonés. A unos les daba por jugar al fútbol con una pelota de trapo. A otros, Canals entre ellos, por improvisar partidos de básquet con un aro en la pared. Eran los play-grounds neoyorquinos en versión badalonesa, punto de mira de los técnicos de los clubs de Badalona: Las Escuelas de basket—recuerda Canals— estaban muy lejos de inventarse, y aquel era, para los chavales de aquella época, el único medio de hacer deporte. Con la esperanza, eso sí, de que algún día veríamos realizada nuestra ilusión de jugar en alguno de los principales clubs de Badalona. A los 16 años, vi realizado ese sueño: me propusieron ingresar en el Sant Josep y fue allí, por lo tanto, donde empecé a jugar como es debido, con profesores capacitados que nos enseñaban los más elementales principios de la técnica, de la que hasta entonces conocíamos tan sólo unos rudimentos.
En el “Sant Josep”, primeros pasos

Fue, pues, en el histórico Sant Josep —fértil vivero del basket badalonés— donde se formó Joanet Canals, nacido en la propia Badalona el 22 de junio de 1928, y llamado a erigirse en uno de los valores más sólidos de la década de los 50.
Seis años de estancia en el Sant Josep le dejaron técnicamente aptó, a sus 22 años, para ver realizado su gran sueño de adolescente: el ingreso en la “Penya”, meta tantos años anhelada: En 1951, en efecto, ingresé en el Joventut, en donde formaban el primer equipo jugadores tan valiosos como Massagué, Brunet, Manola, Oller y Bassó. Estaban también Parra, Masferrer, Fajeda, de la propia cantera, que iban subiendo. En total, éramos nueve los de la plantilla, del primer equipo, entrenados por Josep Grau.
Con su ingreso en el Joventut vería colmadas Joanet Canals sus máximas ilusiones: llegar a internacional (Juegos Mediterráneos de Barcelona-1955) y alcanzar títulos a nivel nacional: En la final de Copa de 1953, en Valladolid, ganamos al Madrid por 41-39 y dos años más tarde, en Barcelona, repetimos el triunfo sobre el Madrid en la final de Copa, por 59-44. El equipo lo formamos en esta ocasión Brunet, Ballester, Bassó, Fajeda, mi hermano Jordi y yo, con Broto como entrenador.
En el “Barça”, la reválida
Consagrado ya por la internacionalidad y los dos títulos de Copa, tan brillantemente ganados al Real Madrid, Joanet Canals, como no podía ser otro modo, pasó a ser pieza codiciada por el grande catalán: el Barça, en cuyas filas quedó enrolado en 1956. Como blaugrana iba a proseguir la cosecha de honores y títulos: Seguí siendo internacional, en el Campeonato de Europa de Belgrado-1959, y fui campeón de Liga y Copa en un mismo año, 1959. Fue un gran año del Barca, con Alfonso y José Luis Martínez, Buscató. Bonareu y yo como cinco base, y un magnífico banco con Plana, Cano, Meléndez Miró, Matéu, Sebastiá y Del Baño. Isal era nuestro entrenador. El título de campeones de Liga, nos permitió participar en la Copa de Europa-1960, en la que fuimos eliminados por el Legía de Varsovia. En la temporada siguiente causó baja “Nino” Buscató y su ausencia se notó sobremanera. Yo figuré como jugador-entrenador y al final de aquella misma temporada se produjo aquella histórica decisión del presidente Llaudet de retirar la asignación de las secciones y nos quedamos prácticamente sin equipo. La perspectiva de jugar por amor al arte, o al deporte, hizo que se produjese una desbandada. Del equipo sólo quedamos Valbuena y yo. Bajamos, automáticamente a la Categoría Regional y en tres años volvióse a la Primera División. Había que empezar de nuevo. Para mi cumplidos 1os 33 años, había llegado la hora de retirarme con jugador.
Entrenador de vocación
La actividad de Canals a partir de entonces, se centraría en otra actividad estrechamente vinculada con el basket: la de entrenador. Una actividad, dicho sea de paso, en la que contaba con una larga experiencia: En realidad, puede decirse que desde que empecé a jugar, ya desde mi primera época del Sant Josep, siempre entrené a equipos juveniles o infantiles. Esta ha sido mi gran pasión y puede decirse que no he hecho otra cosa en mi vida. Todo ello, claro, sin dejar de atender mis deberes como jugador en los tres clubs por los que he pasado, Sant Josep, Joventut y Barcelona.
Joanet Canals cesó en sus funciones de entrenador hace dos años, al dimitir de su cargo de director de la “Escola de Basquet del Joventut”. Cuestión de ética: los directivos que le habían asignado el cargo cinco años atrás habían sido relevados por la junta actual. Nos consta que su alejamiento de la “Escola” que él había fundado su puso para Canals un duro golpe moral. Todos sabemos del cariño y los desvelos con que Joanet Canals mimaba, más que cuidaba, este vivero del que tan positivos valores había logrado extraer. Pensamos que no anda el basket catalán tan sobrado de buenos entrenadores para que veamos cómo uno de ellos, de valía más que probada, permanece inactivo
El enlace para ver las fotos y el texto en la hemeroteca de El Mundo Deportivo. s
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 8/pdf.html
Última edición por Amadeo el 15 Feb 2022, 10:34, editado 1 vez en total.

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Re: Nuestros ases (22) Una serie de Manuel Espín. JOAN RIERA: UN PRODUCTO DE LA “LA ESCUELA KUCHARSKI”

por Amadeo » 27 Abr 2021, 09:42

Nuestros ases. (22) Una serie de Manuel ESPIN
JOAN RIERA: UN PRODUCTO DE LA “LA ESCUELA KUCHARSKI”
Entre jugador y entrenador: 30 años de actividad
Con el Aismalibar, cuatro finales de copa... sin fortuna
Aquel baloncesto corporativo, de firmas comerciales, que tan considerable arraigo adquirió en nuestra posguerra bajo la tutela de la Obra Sindical “Educación y Descanso” contribuyó de forma altamente positiva al resurgimiento de este deporte, fuertemente colapsado tras los tres años de guerra civil.
De él surgió, entre otros, el club Aismalibar, de Montcada, que, sabiamente conducido por Eduardo Kucharski, no tardó mucho tiempo en inscribirse en la Federación Catalana, cubriendo así la primera etapa de la fulgurante marcha que le conduciría, en pocos años, a las más altas cotas del basket español.
Por su equipo fueron pasando, en sucesivas temporadas, valores tan descollantes como Buscató, Emiliano, Alfonso y José Luis Martínez, Santiago Navarro, el argentino Folgosa, el portorriqueño Cuello, Joan Riera, éste, procedente del equipo que allá por el año 1952 militaba en la citada Obra Sindical.
Ascenso meteórico
Joan Riera, nacido el 31 de enero de 1938, en la propia Montcada i Reixach, dio sus primeros pasos en este deporte a los 14 años con su ingreso en el equipo que Aismalibar tenía en Educación y Descanso:
—Allí estuve sólo dos años. En 1954, Kucharski me subió al primer equipo en Primera Regional de la Federación Catalana, formando junto a Kucharski, Sellarés, Cuello y Pi. Yo, que medía ya 1,85, ocupaba el puesto de pívot. Quedamos campeones y al año siguiente, 1955, subimos a Primera División. Ficharon entonces Alfonso y José Luis Martínez, que damos campeones de Catalunya y llegamos a la final del Campeonato de España 1956, que disputamos contra el Real Madrid, en el Frontón Fiesta Alegre, de cuyo partido guardo aún un amargo recuerdo.
Una frase del señor Elola
Riera precisó a continuación el motivo:
—El encuentro, muy disputado en todo su desarrollo, terminó con victoria del Aismalibar por un punto. La natural alegría por el éxito que acabábamos de obtener duró poco, vimos, de inmediato, cómo el árbitro Sancha, el mismo que hoy es el presidente del Colegio Nacional, se sacó de la manga una falta personal contra nuestro jugador Font y, con un tiro libre transformado de los dos, empataron el partido. En la prórroga, nos ganaron. Se trataba de eso. Fue un auténtico atropello. Recuerdo que el Delegado Nacional, señor Elola, se fue antes de la prórroga, visiblemente disgustado, diciendo “esto es fomentar la rivalidad Castilla-Cataluña”.
El Aismalibar jugaría otras tres finales de Copa, sin que en ninguna de ellas le sonriese la fortuna:
—Al año siguiente, 1954, volvimos a enfrentarnos al Madrid en Vigo, y perdimos por 50-54; en 1959, en Barcelona, perdimos contra el Barcelona, por 36-50, y en 1964, en Lugo, nos ganó el Picadero por 63-51. Tuvimos que quedarnos pues, con el consuelo de ser subcampeones de España cuatro veces, lo que estimó que no era mérito pequeño; los rivales fueron siempre muy fuertes. Los árbitros “jugaron” también algunas veces contra nosotros. En la final de Lugo, por ejemplo, fuimos víctimas de un verdadero robo arbitral. Siempre he creído que aquello fue uno de los motivos, quizás el principal, de que la dirección disolviese el equipo, aquel magnífico equipo que Aismalibar tenía con Emiliano, Alfonso, Buscató, Navarro, Folgosa y Cuello
Desbandada
La desaparición del equipo de Montcada hizo que todos sus componentes emprendieran nuevos caminos. Joan Riera y su hermano Sebastiá ficharon por el Ripollet:
—Estuve dos años como jugador-entrenador. En ambas temporadas, disputamos la promoción a Liga Nacional. Al año siguiente, fui jugador-entrenador l C.D. Manresa, quedamos campeones de Catalunya y ganamos la promoción en Cartagena, subiendo a Liga Nacional. Al empezar la temporada siguiente, me marché por discrepancias con e! señor Salido por el fichaje del americano Randy Stolle. Para mí el basket era lo más parecido a una droga y seguí todavía varios años entrenando: Ripollet, Laietá, Santa Coloma, Mollet y La Salle Montcada. Sumaba, así, treinta años de actividad, a la que puse fin en 1982. Creo que ya era hora.
De la “escuela” Kucharski
Joan Riera pasó en su mejor etapa como jugador —segunda mitad, de la década de los cincuenta— por ser un gran tirador a media distancia. Un elevado porcentaje de la efectividad de ataque de Aismalibar lo asumía este excelente alero. Kucharski hizo de él uno de los más notables jugadores, lo que explica que Ardevínez, primero, y más tarde Gabriel Albertí lo llevasen al equipo nacional en cinco ocasiones. En Joan Riera veían, según se autodefine él mismo un jugador cerebral, muy combativo, con un buen tiro a media distancia y poseído, en suma, de las cualidades propias de la ‘escuela Kucharski, basada en mucho entrenamiento, en sentido de responsabilidad y una firme disciplina. Kucharski ha sido para mí un gran maestro, al que debo todo lo que fui en basket.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 2/pdf.html

ENTABÁN
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Re: Nuestros ases (22) Una serie de Manuel Espín. JOAN RIERA: UN PRODUCTO DE LA “LA ESCUELA KUCHARSKI”

por ENTABÁN » 28 Abr 2021, 20:15

Si se admiten peticiones, pediría una semblanza o información sobre Sebastián Navarrete (años 40); sale en el libro del baloncesto español de Justo Conde, y yo no sé nada más de él.
Compañero de Kucharski en el Layetano, campeón de Copa ...

Amadeo
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Re: Nuestros ases (22) Una serie de Manuel Espín. JOAN RIERA: UN PRODUCTO DE LA “LA ESCUELA KUCHARSKI”

por Amadeo » 04 May 2021, 10:27

ENTABÁN escribió:Si se admiten peticiones, pediría una semblanza o información sobre Sebastián Navarrete (años 40); sale en el libro del baloncesto español de Justo Conde, y yo no sé nada más de él.
Compañero de Kucharski en el Layetano, campeón de Copa ...
Te lo mirare, si tiene un capitulo en la serie, o es mencionado en otro capitulo de un compañero suyo.

Amadeo
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Re: Nuestros ases (23) Una serie de Manuel Espín. EMILIANO: LA LEYENDA VIVA

por Amadeo » 04 May 2021, 10:28

Nuestros ases. (23) Una serie de Manuel ESPIN EMILIANO: LA LEYENDA VIVA
EMILIANO: LA LEYENDA VIVA
175 partidos como internacional, campeón de Europa y de Liga: un palmarés irrepetible.

Una historia irrepetible la de Emiliano Rodríguez, auténtico legendario del basket español: 14 años en la selección nacional, cuyos colores defendió en 175 partidos; 4 Copas de Europa; 9 de España, y 12 Ligas; Premios COE y “Dicen”; 3 veces Mejor Deportista; Medalla de Plata al Mérito Deportivo; Cruz de Caballero de Isabel la Católica; Mejor Jugador Europeo en Wroclaw 1963; 6 presencias en la Selección. Europea: elegido para el “Ideal Five Europa Team” en 1963 (Wroclaw), 1965 (Moscú), Belgrado (1961), Helsinki (1967). Premio “Fair Play” de la UNESCO, en 1973. Títulos y honores, que pregonan la excelsa calidad deportiva y humana de Emiliano Rodríguez, Emi, que bien pue de ser catalogado como la más refulgente estrella del basket español de todos los tiempos.
Futbolista frustrado
Emiliano iba para futbolista. Los Zarra, Nando, Panizo, Gainza y demás ases del Athletic, a los que iba a ver cada domingo, eran sus Ídolos. Afortunadamente apara el baloncesto, lo sueños futbolísticos de Emiliano acabarían esfumándose.
—En el fútbol -recuerda- destacaba bastante; a los 16 años era espigado, corría, saltaba. Pero tropecé con un obstáculo insalvable: yo había nacido en San Feliz del Torío, León, el 10 de Junio de 1936, y al no haber nacido en el País Vasco vi cerradas las puertas de los juveniles del Athletic. No me quedó otra opción que la del baloncesto, deporte que conocía por haber visto practicar en los patios de recreo de los Escolapios al equipo que luego sería mi primer club; el Águilas, de Paco Díez. De inmediato despertó en mí una verdadera pasión por el baloncesto. Desde aquel momento, la canasta, el Águilas, Paco Díez y el Colegio pasaron a ser mi mundo. Recuerdo que al terminar los entrenos, me quedaba solo o con Esparta, Astuy y Urgoiti, los amigos eternos aunque hoy distantes, hasta que nos echaban el Colegio.
Del Águilas al Aismalibar
El primer título lo saboreó Emiliano en 1958: el Águilas, la obra predilecta del llorado Paco Díez, se proclamó campeón de España de Segunda División.
—Mi nombre empezó a sonar. Un poco por la opinión que el técnico americano Spalding, que había venido a dirigir unos “clinics” dio de mí, y un mucho por los propios éxitos del Águilas, hicieron que Eduardo Kucharski me llevase a Catalunya, Montcada, concretamente, para jugar con el Aismalíbar, con el que debuté en la temporada 1958-59. Al mismo tiempo, el Real Madrid se Interesó por mí y por medio de Pedro Ferrándiz quiso llevarme al Hesperia. Pero preferí la Invitación de Kucharski, que juzgué más interesante para mi formación. Aunque mi ilusión ya se centraba en el Real Madrid, la verdad sea dicha.
Real Madrid, la meta
Con la madurez alcanzada en los dos años que estuvo bajo la dirección técnica de Kucharski, Emiliano vio cumplido su viejo sueño: ingresar en el Real Madrid.
—Fue una vez terminada la Olimpiada de Roma de 1960 cuando, entonces sí, acepté la invitación madridista. Atrás, quedaban dos años inolvidables con el Aismalíbar, donde Eduardo Kucharski fue todo para mí: amigo, familia, maestro, entrenador... Mis años en el Real Madrid llenaron plenamente mi vida: ello fue posible porque allí estaban don Santiago Bernabéu, Raimundo Saporta y toda la familia blanca hasta Ángel, ordenanza entrañable y símbolo de lealtad. Con todos los de ayer y de hoy sigo sincera, y afectivamente vinculado, No los olvidaré nunca. Para que mi dicha fuese completa, en esos años encuentro a Josefina, madre de mis cuatro hijos, Marta, Covadonga, Marcos y Borja; grandes deportistas, no tan grandes estudiantes; en Covadonga y Marcos el baloncesto sigue latente.
Un denso capítulo de nombres figuran en el recuerdo de Emiliano. Personas que, desde una u otra esfera, contribuyeron a hacer más felices sus trece años madridistas.
—Dirigentes del club, sin olvidar, claro está, a Raimundo Saporta, altas jerarquías nacionales, compañeros de equipo... y a los compañeros de la prensa, siempre tan generosos conmigo, mis mejores valedores pera hacerme popular y querido por todos.
* * *
Tras su retirada, en 1973, Emiliano, cosa lógica, tuvo que alejarse del primerísimo plano que ocupó como jugador. Volvió a ese primer plano, recordémoslo, hace unos meses.
—El baloncesto sigue apasionándome, forma parte de mí todavía. No podría ser de otro modo. El baloncesto también soy yo. Por eso acepté reto deportivo de entrenar al Forum Filatélico. Fue una experiencia necesaria, demasiado corta, pero que mereció la pena. He vuelto a estar en las canchas, a sentir la vibración del juego y ello me compensó, dentro de la amargura de no terminar un trabajo en el que puse ilusión y entrega total. Pese a todo, mantengo mi fe. Sigo el basket cada día y espero seguir “haciéndolo”…
El enlace al texto y las fotografías a la hemeroteca de El Mundo Deportivo.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 7/pdf.html

Amadeo
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Re: Nuestros ases (24) Una serie de Manuel Espín. FRANCESC BORRELL, PRECURSOR DE LOS PIVOTS ACTUALES.

por Amadeo » 11 May 2021, 14:19

Nuestros ases. (24) Una serie de Manuel ESPIN
FRANCESC BORRELL, PRECURSOR DE LOS PIVOTS ACTUALES.
De promesa en el rugby y el fútbol, a estrella del basket En el Eurobasket-59 de Estambul, su consagración
La falta de pívots que alcanzasen los dos metros de estatura vino siendo, por espacio de muchos años, el talón de Aquiles del basket español, al que este hándicap perjudicó seriamente en no pocas de sus confrontaciones internacionales. Con el tiempo, empero, las cosas irían mejorando con la aparición de jugadores que alcanzasen esa cota, tan anhelada por nuestros técnicos, y hoy vemos, con la natural complacencia, que el pívot que se talla por encima de los dos metros ha dejado de ser un rara avis en el basket español. Más aún: que el jugador que no añada unos centímetros a los dos metros difícilmente podrá asumir otro puesto que no sea el de alero...
Rugby, fútbol, basket
Francesc Borrell Valls, nacido el 17 de julio de 1934, en Sant Boi de Llobregat, fue uno de los primeros jugadores españoles en mirar a los demás desde la envidiable altura de los dos metros. Y, como no podía ser de otro modo, se convirtió, de inmediato, en pieza codiciada por nuestros clubs, de los que el Aismalibar de Eduardo Kucharski fue el más avispado. Antes, con todo, Borrell habría de seguir el obligado proceso de formación. Su llegada al basket tuvo no poco de circunstancial. Viviendo en Sant Boi era poco menos que obligado que fuese al rugby mi deporte, y así fue. Simultáneamente, jugué al rugby en la Unió Sportiva Santboiana y al fútbol en el Centre Catalá. Eran dos deportes por los que nos apasionábamos los jóvenes de mi época, allá por los años 45 al 50. Pero bastó que un día viniese el Aismalibar a jugar un partido amistoso en Sant Boi para que me sintiese fuertemente atraído por el basket, que pasaría a ser mi deporte predilecto. Me alisté en el equipo del Ateneu Santboià y estuve en él un año y medio, hasta que tuve que desplazarme a Zaragoza, para cursar estudios de veterinaria, que no me Impidieron por fortuna seguir practicando este deporte. Primero, en la propia Facultad, con cuyo equipo participé en los Juegos Universitarios nacionales, y jugué posteriormente en el Helios, el Iberia y el Stadium Casablanca; con este último equipo fuimos campeones de Aragón y participarnos en el Campeonato de España.
Un cierto pívot de Zaragoza...
Entre los entrenadores de los principales equipos de Centro y Catalunya -los dos centros vitales del basket español- corrió pronto la voz de que en Zaragoza había un jugador de dos metros que era toda una promesa. Kucharski tendió pronto las redes para su captura. Pero hubo de esperar un año para realizarla. Después de mis tres años en Zaragoza tuve que trasladarme a Madrid, para seguir el cuarto curso de carrera; en el Hesperia, filial madridista, en donde jugué un año, después del cual volvía casa, con el propósito de estudiar por libre, lo que hizo posible, entonces sí, mi fichaje por el Aismalibar. Corría entonces el año 1957.
Internacional Estambul-1959
La estancia en el Hesperia, a las órdenes de Cholo Méndez, un entrenador peruano catalogado como uno de los más eficientes de aquel tiempo, fue altamente provechosa para Francesc Borrell. Entren lo que mejoré aquel año con Cholo Méndez, y los progresos que acusé en cuanto me tomó a su cargo Eduardo Kucharski, mejoré notablemente. Gabriel Alberti, él seleccionador, debió ver en mí un pívot útil para el Eurobasket de Estambul 1959 y en 1958 me seleccionó para los ocho amistosos de preparación que disputó la selección nacional con vistas al Europeo del año siguiente. Por supuesto, guardo de aquel Europeo de Estambul unos gratísimos recuerdos, pese a que la clasificación —un decimoquinto – no fue buena. Pudo haberlo sido sin la desgracia que nos persiguió en el partido contra Polonia, a la que estuvimos a punto de ganar. Una jugada desgraciada hizo que nos empatasen en el último momento y que nos ganasen en la prórroga por 61-58.

Aismalibar y Sícoris, gratos recuerdos

Tras los dos años pasados en el Aismalibar - de los que guardo un recuerdo imborrable por el clima de entrañable amistad que estuve respirando- Borrell ingresó en el Español. Un año vistiendo los colores del club de Sarriá y punto final a su carrera deportiva. Había finalizado los estudios y era el momento de enfocar mi vida cara al futuro.
El basket, sin embargo, no se había terminado para Borrell, flamante veterinario especializado en patología avícola. A los dos años de mi retirada, mis ocupaciones profesionales me llevaron a Lérida, en donde pude hacer compatible trabajo y basket. Jugué en el Sicoris dos años, disputando en ambos la promoción a Primera. Guardo de entonces un recuerdo entrañable
El basket se acabó, entonces para Francesc Borrell, en el que ha prendido una nueva pasión deportiva: el tenis. Sin embargo, el basket sigue latiendo, en el hogar de nuestro ex internacional. Mi hijo, Francesc, de 16 años, juega en el Reus Deportivo. Mide 1.93 y sigue creciendo. No lo hace mal del todo.... La dinastía está, pues, asegurada.
(Fotos: González y Archivo)
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 3/pdf.html

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Re: Nuestros ases (25) Una serie de Manuel Espín. JOSEP NORA: UN PRODUCTO DE LA CANTERA DE MONTGAT

por Amadeo » 18 May 2021, 08:57

Nuestros ases. (25) Una serie de Manuel ESPIN
JOSEP NORA: UN PRODUCTO DE LA CANTERA DE MONTGAT
Internacional desde 1960 a 1964 y olímpico “le debo a Albert Gasulla todo lo que fui”
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La veterana Unión Deportiva Montgat, que cumplió sus Bodas de Oro en 1981, merece ser catalogada corno una de las entidades que con mayor provecho han cultivado la cantera propia. Y, de rechazo, de las que un mayor número de figuras han aportado a la “élite” del basket nacional. Los nombres de Josep Dalmau, iniciador de una brillante dinastía. Joan Dalmau, el inconmensurable “Gato” Martos, Mora, Pons, Masagué, Pagán, Pinsach, Berenguer, Roa, Grande, Joan Dalmau Jr., Sardá y un largo etcétera avalan cumplidamente la calidad de la fértil cantera rnontgatina.
En la línea de los más calificados equipos nacionales, la U.D. Montgat, como tantos otros clubs, hubo de ceder ante la corriente de un progresivo e indisimulado profesionalismo, para recluirse en esa penumbra de modestia que viene ocupando hace años, sin que ello le impida, en modo alguno, seguir laborando con renovado entusiasmo en favor de este deporte.
Tres factores decisivos
Josep Nora ha sido, como queda dicho, uno de los más sobresalientes valores extraídos del fecundo semillero de la U.D. Montgat. Nacido en Badalona el 10 de agosto de 1940, ingresó en los infantiles de la U.D Montgat a los 12 años:
—Allí tuve la suerte de tener como entrenador a Albert Gasulla, de quien recibí las primeras lecciones de técnica individual. Hubo en mis primeros pasos en el basket tres factores determinantes: la buena disposición de mis padres, que me empujaron literalmente hacia el deporte, la buena acogida que me dispensaron en el club y, factor el más decisivo, la labor de Albert Gasulla Sin él, lo confieso, yo no habría sido nada.
De infantil, Nora pasó a titular del primer equipo:
-En 1958 subimos a la Primera División de Liga, después de haber ganado la promoción al La Salle. Gasulla ficho por el Picadero, que venía pujando fuerte en la contratación de jugadores con el propósito bien visible de ascender a la división superior, y yo seguí sus pasos ingresando también en el Picadero. Se daba el caso de que dejaba la Primera División para militar en un Segunda, pero lo que yo quería era no perder el contacto con el entrenador, que había guiado mis pasos hasta entonces. En el Picadero formamos equipos Esteve, Enseñat, Calvet, Simón y Martos, éste procedente, como yo, del Montgat. Gasulla estuvo dos años en el Picadero y tomó el relevo el ex jugador Esteve
Picadero, punto final
Fue en el propio Picadero donde Nora colgó las zapatillas, con el paréntesis intermedio de un año de estancia en el Montgat
—Después —precisa el propio Nora- todavía fiché por el C.B. Manresa, en el que no pude terminar la temporada. Fue ésta una etapa llena de dificultades, con la desgraciada culminación de un seno accidente de coche. A los 30 años no pude tener una despedida demasiado feliz.
Nora haría, por último, sus pinitos como entrenador:
—Entrené un año a la Penya Margall, de Badalona, y otro al Santa Coloma. Pero lo dejé porque me resultaba difícil hacerlo compatible con mis ocupaciones profesionales.

Internacional y olímpico

Josep Nora fue internacional por espacio de cuatro años ininterrumpidos:
-Kucharski, que fue otro maestro para mí, me llevó al preolímpico de Bolonia y a la Olimpíada de Roma-1960, así como al Eurobasket de Belgrado-1961 y al preolímpico de Ginebra 1964, en el que nos clasificamos para Tokio, pero nos quedamos sin ir, según se dijo por carecer de asignación para el viaje. De mi paso por el equipo nacional guardo gratísimos recuerdos, en especial de Roma, donde el equipo, remozado, cumplió magníficamente dentro de sus reales posibilidades ante adversarios más fuertes y experimentado.
Del balance que Josep Nora puede establecer al cabo de sus veinte años de práctica activa del basket, destaca, por encima de todo…
—La posibilidad que me ha dado de conocer mundo y de ganar amistades. Gracias al basket tengo amigos en todas partes, empezando por Raimundo Saporta, pasando por todos los que han compartido conmigo penas y alegrías en el equipo y en la Selección y terminando por todos los socios y simpatizantes de los clubs, cuyos colores he defendido. Para todo, mi gratitud eterna.
* * *
Nora tiene su personal opinión sobre el basket actual:
—El de ahora, supera al de mis tiempos en fuerza más que en técnica. Hay más altura A mí, con todo, me gusta más el basket hecho a base de técnica Si voy a ver un partido lo hago atraído principalmente por la presencia de jugadores como Costa o Jackson, por citar sólo dos de los más genuinos exponentes del basket técnico.
* * *
La dinastía basketbolística de los Nora parece estar asegurada en el campo femenino. A las tres hijas del matrimonio Nora-Canyellas — ¿cómo iba a ser sino?— les ha picado el virus del basket:
—Gloria, de 18 años, juega en el júnior del Betania; Marta, de 14, juega en el infantil del Gamma, que entrena el señor Gol, toda una institución en el basket femenino; y la pequeña Nuria, de 7 años; ya se entrene...
(Fotos: González y Archivo)

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Re: Nuestros ases (26) Una serie de Manuel Espín. “CHUS” CODINA: DEL ESTUDIANTES AL CIELO.

por Amadeo » 25 May 2021, 08:04

Nuestros ases. (26) Una serie de Manuel ESPIN
“CHUS” CODINA: DEL ESTUDIANTES AL CIELO.
Paco Hernández, su primer entrenador en el Colegio que le lanzó al mundo del basket
Ayer, internacional y olímpico; hoy, reputado entrenador
_____________________________________________________________________________
Por espacio de muchos años el Estudiantes ha venido asumiendo el resignado papel de club-nodriza, encargado de forjar valores para los demás clubs del país. Una lista de los jugadores que emigraron del Ramiro, el colegio sede del club estudiantil, para triunfar en los más significados equipos españoles se haría interminable. En ella habría primeros pasos de figurar nombres tan ilustres como José Ramón y Vicente Ramos, Gregorio y Miguel Ángel Estrada, Jesús Codina, Cifre, Díaz Miguel, García Reneses, Molina, Escorial y un largo etcétera, como testimonio de la calidad de la cantera del club del Ramiro.
En el Colegio Estudio, primeros pasos
Jesús Codina puede ser catalogado, sin duda, como uno de los valores más calificados de cuantos se valieron del Estudiantes como trampolín hacia la élite nacional. Nacido en Segovia, el 18 de diciembre de 1938, de Codina no puede decirse, en puridad, que fuese un genuino producto de la cantera de Estudiantes. En realidad, sus primeros pasos en baloncesto los había dado mucho antes de ingresar en el Ramiro. A los 12 años ingresé en el Colegio Estudio, regentado por doña Jimena Menéndez Pidal. Allí me alisté en los infantiles del colegio, con Paco Hernández como entrenador. Con el tiempo, llegamos a figurar en categoría regional. Pero en 1956 la dirección del colegio decidió disolver el equipo, disgustada por unos feos incidentes ocurridos en un partido contra los juniors del Real Madrid. Entonces no existía la regla de los treinta segundos y ocurrió que el Madrid se dedicó a larguísimas congelaciones de balón en su zona defensiva, lo cual no gustó a nuestros superiores. Esto, que fue considerado como la negación del verdadero espíritu deportivo, hizo que la dirección del colegio renunciase a seguir en el baloncesto competitivo para volver al cultivo de un baloncesto a nivel infantil.
En el Estudiantes, la consagración
Con la disolución del equipo del Colegio Estudio, en el que había cubierto la primera etapa escolar, se abrió para Jesús Codina una etapa que iba a tener una señalada influencia en su futuro deportivo. En 1957 ingresé en el Ramiro o sea, en el Estudiantes, en donde encontré a mi primo Leopoldo Codina, Laborde, Díaz Miguel, Alcántara, con Jaime Bolea como entrenador. Allí estuve siete años, hasta 1964 inclusive. Fuimos subcampeones de Liga la temporada 1962-63, campeones de España (Copa) en 1963, en San Sebastián al batir al Real Madrid, por 94-90. Aquello tuvo no poco de heroicidad: plantarle cara, y vencerle, a un Madrid plagado de grandes figuras, con americanos, y nosotros, como quien dice, a pecho descubierto. Aunque, eso sí: respaldados por una mesa de incondicionales que nos prestaron siempre un aliento inestimable.
No, al Madrid; sí, al Picadero
En esos siete años de permanencia en el Estudiantes, Jesús Codina se había convertido en una figura en la que tenían puestas sus miras no pocos patrones de pesca del país. El del Madrid, uno de ellos. Tuve, es cierto, proposiciones para ir al Real Madrid. Pero varias razones me aconsejaron no hacerlo: mi espíritu independiente era difícilmente compatible con la férrea disciplina que imperaba en el equipo blanco, con el que, sin duda, hubiese alcanzado una mayor proyección deportiva, a costa, eso sí de verme muy atado. A parte de eso, ocurría que yo había terminado mis estudios de perito industrial y lo que más me interesaba era un puesto de trabajo compatible con la práctica del baloncesto. El “presi” del Picadero, Joaquín Rodríguez, fallecido hace algún tiempo, y el entrenador Esteve me facilitaron esa dualidad de funciones: fichar por su club y entrar en una importante empresa de construcción de Barcelona. En el Picadero cubrí otra larga etapa de siete años. Fuimos campeones de España en Gijón, en 1968, venciendo al Juventud por 58-55. Siempre en primera línea, rozando el título de Liga en varias ocasiones. En 1973 se cerró esta mi última etapa como jugador. Fue con motivo de la desaparición del Picadero como superclub, en cierto modo artificial, sin base o, dicho de otro modo, con la única base del talonario. Sin cantera, sin socios, la gente venía al pabellón sólo cuando nos visitaba el Real Madrid, del que, dicho sea de paso, llegamos a ser su bestia negra.
12 años en la”élite”
De la calidad que Jesús Codina atesoró como valor de primerísima línea habla, con elocuencia, su brillante historial internacional: 91 veces seleccionado desde 1957 a 1969, en cuyo período participó en 2 olimpíadas, Roma- 1960, y México-1968; 3 campeonatos de Europa: Belgrado-1961; Wroclaw-1963 y Nápoles-1969; 1 JJ.MM. Nápoles-1963. De mis presencias en el equipo nacional guardo un recuerdo imborrable. Gracias a ellas, tengo hoy el inmenso goce de contar con amigos en todas partes y de haber visto abrírseme caminos. Es lo que más aprecio de lo que me han dado todos esos años de pisar cancha de juego. ¿Dinero? Un poco en mi última etapa como jugador, pero escaso, simplemente como algo testimonial Eran otros tiempos.
* * *
El destino le tenía reservados a Jesús Codina más sustanciosos logros en el orden crematístico: como entrenador es en estos momentos uno de los valores más sólidos del baloncesto español y, por ende, de lo más cotizados. Y de los mejor retribuidos.
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Re: Nuestros ases (27) Una serie de Manuel Espín. JAVIER SANJUAN, DE LA CANTERA DE LA SALLE BONANOVA

por Amadeo » 01 Jun 2021, 06:48

Nuestros ases. (27) Una serie de Manuel ESPIN
JAVIER SANJUAN, DE LA CANTERA DE LA SALLE BONANOVA
Internacional en el Eurobasket-61, de Belgrado y en Manila-62
La Salle, Maristas,
Español, Aismalibar, Barcelona, Picadero: 20 años de actividad
En el capítulo de jugadores más distinguidos por su caballerosidad, por su señorío dentro y fuera de la pista, que ha dado el basket, ha de figurar, con todo merecimiento, Javier Sanjuán, internacional en los años 1961-1963. Aunque nacido en Zaragoza —el 23 de julio de 1939— Javier Sanjuán puede ser definido como un genuino producto del basket catalán. lnstalado en Barcelona, con su familia, el año de su nacimiento, Javier Sanjuán se inició en el baloncesto a los 13 años en el Colegio La Salle Bonanova, del que era alumno desde los 7 años.
La Salle, punto de partida
—En el La Salle fui jugando, y creciendo, durante cuatro años, hasta 1955. Lo dejé durante el año siguiente y en 1957 fiché por los Maristas de San Juan, en donde tuve como entrenador a Luis Rodrigo, que fallecería unos años después en un accidente de carretera. De él obtuve las primeras enseñanzas formales de la técnica del baloncesto.
Era el primer paso serio de una carrera que le conduciría en pocos años a la cúspide de la internacionalidad.
—En el Maristas estuve sólo un año. Ocurrió que mi hermano Vicente jugaba en el Español y, dado que en su plantilla necesitaban otro jugador, Vicente recibió el encargo de proponerme el ingreso en el club blanquiazul, cosa que acepté encantado porque veía en ello la posibilidad de ir progresando. Creo que esto último lo conseguí plenamente. Allí estaban jugadores tan calificados como Lloret, Bonich, Batiste, Pallejá, Borrell, el americano Pete Reimer, el portorriqueño Hiram Ruiz. Fue este último, por cierto, el que con más fuerza me inoculó el veneno de una afición desmedida por este deporte. Como entrenador teníamos a Paco Ortiz. Dos años después le sustituyó José Grau. Con éste al cuidado del equipo, ya pude jugar los 40 minutos. Y así claro, noté mucha mejora en mí juego.
Sustituir a Emiliano...
El paso de Javier Sanjuán por el Español no iba a ser sino una etapa más en una carrera singularmente progresiva. Una circunstancia sumamente dolorosa para el basket catalán —el fichaje por el Real Madrid, de Emiliano, la estrella del Aismalibar, de Moncada, el equipo que de la mano de Kucharski, se hallaba en la cumbre del baloncesto hispano— sirvió, no obstante, para allanarle el camino a Javier Sanjuán.
-El presidente del club, señor Sans, y el entrenador, señor Sellarés, me propusieron ingresar en el Aismalibar, para cubrir la baja de Emiliano, y esto lo entendí como un gran honor para mí Ahí es nada sustituir al maravilloso Emi. Todo un reto, que acepté con la mayor ilusión. Allí iba a tener, además, la tentadora oportunidad de alternar con jugadores tan valiosos como Buscató, Navarro, Del Baño, hermanos Riera, Ramón, Rosell, Baturone. Sellarás fue nuestro entrenador los dos años que Kucharski estuvo en Italia. A su regreso volvió a hacerse cargo del equipo. Para mí fueron tres años inolvidables, de los que guardo un gratísimo recuerdo, por el exquisito trato que recibí,
Con el Barcelona, en Segunda

La dicha fue breve para Javier Sanjuán. El Aismalibar, diríase que asustados sus dirigentes por la fuerza que el amateurismo marrón iba adquiriendo, se disolvió. Todos sus jugadores tuvieron que buscar un nuevo destino. Javier Sanjuán, como Santiago Navarro, recaló en el Barcelona, que se hallaba en Segunda División, recuperándose lentamente de lo que se dio en llamar el llaudetazo
—En mi primera temporada, la de 1963-64, ganamos el Gonzalo Aguirre y subimos a Primera. El equipo lo formábamos Aymerich, el actual subsecretario de Obras Públicas, Vallbuena, Serra, hoy prestigioso arquitecto, Clúa. Como entrenador, Eduardo Portela. El presidente de las secciones era el señor Piera, y el factótum, el señor Sadurní. En el Barcelona estuve hasta 1972. El equipo, en constante renovación, en un sostenido empeño por situarlo en la cumbre del basket nacional, fue ganando posiciones. Había empezado la era de los grandes fichajes, de la importación de americanos. Y yo, a mis 33 años, comprendí que debía dejar mi puesto para un refuerzo. Y asilo hice.
Picadero, última etapa
Para Javier Sanjuán, empero, iba a resultar muy doloroso el acto ritual de colgar las zapatillas. Y no lo hizo.
—Aquel gusanillo que había hecho despertar en mí Hiram Ruiz seguía vivo. Me propusieron ingresaren el Picadero y acepté. Jugué sólo un año, hasta que se disolvió el equipo, en donde gané nuevos y entrañables amigos en los Alocén, Escorial, Albanell, Codina, Soler, Cañellas... Había llegado la hora, entonces sí, de dejar el basket. A mis 34 años tenía acabada una carrera, la de ingeniero, las milicias terminadas, casado y con un hijo. El baloncesto tenía que quedar ya -en un segundo plano.
-Un segundo plano relativo. De este deporte se sigue hablando, y mucho, en el hogar de los Sanjuán.
—El mayor de mis hijos, Javier, de 16 años, juega en el La Salle Bonanova, lo propio que Jorge, de 11 años. Marta, de 14 años, asume el papel de fan de sus hermanos. La dinastía de los Sanjuán, como ves, está asegurada.
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/pr ... 4/pdf.html

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Re: Nuestros ases (28) Una serie de Manuel Espín. VICENTE RAMOS: EL MEJOR BASE EUROPEO DEL 70

por Amadeo » 03 Jun 2021, 07:30

Nuestros ases. (28) Una serie de Manuel ESPIN
VICENTE RAMOS: EL MEJOR BASE EUROPEO DEL 70
De infantil a senior en Estudiantes; la gloria, en el Real Madrid 109 veces internacional: una historia deslumbrante
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Es innegable que el puesto de base es el que menos preocupaciones ha causado a los seleccionadores de nuestro país durante los últimos veinte años. El basket español fue en toda época sumamente pródigo en la producción de jugadores especialmente aptos para este puesto, de importancia vital en todo equipo. No hace falta subrayar lo decisivas que han sido para la fulgurante marcha de nuestra actual selección española la presencia en la misma de Corbalán. Tanto como lo fue la de Lluís, en el período 1957-66, de quien recogió el relevo Vicente Ramos, base titular de las selecciones que se formaron de 1966 a 1975, formando tándem con el canario Carmelo Cabrera hasta 1970. A partir de 1972, año de la eclosión de Juan Antonio Corbalán, Antonio Díaz Miguel tuvo, a su disposición nada menos que a estos tres bases: Vicente Ramos, Carmelo Cabrera y Corbalán. Luego han salido otros: los Gil, Llorente, Costa, Solozábal. La producción de grandes bases no ha cesado.
El éxito como aliado
Vicente Ramos, nuestro personaje de hoy, puede enorgullecerse de ser uno de los jugadores españoles de más brillante historial. 109 presencias en el equipo nacional. Tres Copas Intercontinentales. Nueve Ligas ganadas ininterrumpidamente, de 1969 a 1977. Siete Copas de España y tres de Europa. En 1970, seleccionado para el equipo de Europa. Títulos todos ellos conquistados vistiendo los albos colores del Real Madrid, de cuyo equipo fue, durante diez temporadas uno de sus más firmes pilares. Un historial, el suyo, lo suficientemente dilatado y brillante para hacerle merecedor de un lugar entre los, legendarios del baloncesto español.
De Estudiantes, aquella fértil cantera
Nacido en Ciudad Rodrigo (Salamanca) el 18 de marzo de 1947, Vicente Ramos metió sus primeras canastas a edad muy temprana:
— Tenía 12 años cuando fue incluido en el infantil ‘C” de Estudiantes, donde tuve como entrenador a Fernando Montes, de quien recibí las primeras lecciones de baloncesto. Al año siguiente, pasé al infantil “B”, con César de Navascués como entrenador. Y al tercer año fui incluido en el infantil “A”, al que entrenaba Paco Hernández. Mi ascensión fue constante. Con el equipo “A” habíamos ganado el Campeonato de España escolar. Este mismo título lo ganamos en la temporada 1962-63 con el Juvenil y fui seleccionado nacional FISEC. Con el mismo juvenil, y siempre con Paco Hernández como entrenador quedamos campeones de España FEB al año siguiente.1964.
La línea seguida por Vicente Ramos desde el primer día que pisó una cancha fue resueltamente ascensional. La labor de sus entrenadores, en especial de Paco Hernández, contribuyó a ello de forma decisiva.
—Paco Hernández fue quien perfiló el equipo que, formando un bloque entrañable —Pablo Bergia, “Aito” García Reneses, Emilio Segura y yo— iba convertirse en uno de los “grandes” del baloncesto español. La Copa del Generalísimo, como se llamaba entonces, la conquistamos en 1964 siendo juveniles. El bloque futuro de! Estudiantes estaba formado.
Con Pinedo, el tirón definitivo
La madurez del equipo, empero, no llegaría hasta 1.966 en cuyo año se hizo cargo de la preparación Ignacio Pinedo.
—Con Ignacio comenzamos a ser el gran equipo que llegó a asustar al Real Madrid, en el mismísimo Pabellón, donde saldamos un partido con un honrosísimo 82-80. Era la segunda temporada de Pinedo en Estudiantes y, al propio tiempo, mi última en el equipo. Porque al año siguiente, temporada 1968-69 fiché por el Real Madrid, viendo así realizado lo que no dejaba de seria gran aspiración de todo jugador que soñase en los grandes títulos, en las máximas competiciones europeas. Y esos eran, naturalmente, mis sueños. En el Madrid estuve diez años, hasta 1978. Los siete primeros, con Ferrándiz. Los tres últimos, con Lolo Sainz. Fueron diez años felices, en los que pude experimentar los mayores goces en cuanto a honores y títulos. También de mis años en Estudiantes, guardo un imborrable recuerdo. Tanto en Estudiantes como en el Real Madrid me vi integrado en dos bloques de grandes amigos íntimos. El de Estudiantes, desde niños hasta que nos separamos a los 21 años (“Aito” al Barca, yo al Madrid) y el del Madrid, con quienes mantengo estrecho contacto, desde “Lolo” a Juanito Corbalán, mi sucesor, o Cristóbal y Paniagua, de los retirados.
Diez años internacional
Vicente Ramos fue pieza básica, indispensable, del equipo nacional en dos Olimpíadas; México-1968 y Munich-1972;un Campeonato del Mundo, Puerto Rico-1974; tres Campeonatos de Europa, Nápoles-1969, Essen-1971y Barcelona-1973; y en los Juegos Mediterráneos de Argel-1975. Aparte, un amplio capítulo de torneos y amistosos, con los que la suma de prestaciones internacionales se eleva a la considerable cota de 109, suficientes para ostentar la Placa de Platino de Ia A.E.BI.
* * *
Aquel Vicente Ramos que tantas oleadas de aplausos supo arrancar de todos los aficionados españoles —que siempre vieron en él al prototipo de la caballerosidad y la corrección— supo tener siempre la cabeza sobre los hombros. El mucho tiempo que le exigían las sesiones de entrenamiento, las concentraciones y desplazamientos, no le impidió cursar estudios y prepararse para el futuro: un futuro que le tenía reservado un alto cargo en la compañía Tetra-Pak. Ser más hormiga que cigarra tiene estas ventajas.
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