El odio es una característica más propia de los que se consideran progre-sistas y de izquierdas -marionetas alineadas del sistema-.Mocho escribió:En serio este texto es tuyo? He cogido un trozo para ver de qué juntaletras era y no me sale resultado. Apasionante cómo puedes coger el estilo del odio derechista y hacerlo propio, te hacía más de repetir consignas breves que de elaborar artículos de opinión dignos del más miserable ser.Susenko escribió:SOBRE PINCHAZOS, SUMISIÓN QUÍMICA Y EL ESCENARIO IDEAL PARA LA MARQUESA DE GALAPAGAR
Cuando se estira demasiado la goma, acaba colapsando. Es una ley de física básica que incluso entienden los progres. No todos. Puedes estirar un poquito y luego soltar, la deformación cesará y el material elástico volverá a su estado original, pero si fuerzas demasiado se parte.
En estos últimos años/décadas, desde la irrupción del mediocre ZP en la Moncloa, como un premio inesperado de lotería, las mal autodenominadas “feministas” y algunos de sus maromos planchabragas se han venido muy arriba y han ido estirando tanto la goma feminoide que ya se está empezando a romper.
Todos hemos sido testigos de esas performances grotescas, coreografías y cantos ridículos y otros espectáculos callejeros de mujeres y nenas disfrazadas como si celebraran constantemente Halloween, llamando violadores y machirulos a todos los hombres, cagando y meando en puertas de iglesias, en mezquitas no, -¡uuuh, qué miedo!!-, por no recordar cada “chochoeme”, en el que hasta vemos a mujeres con el velo islámico, pero protestando contra la política “machista” del país de acogida, sin ni una sola mala palabra hacia su país de origen, con mayoría musulmana, porque seguramente allí si se respeta a las mujeres y la igualdad de género.
Pues bien, como nos recordaron el otro día a algunos de nosotros nuestras propias mujeres, mientras nos descojonábamos de las alegres jóvenas que forman la pandilla de Galapagar, lo que tienen que hacer las mujeres y los hombres de bien y con dos dedos de frente, ante tanta violencia hacia ellas, es actuar como hacen los progres; es decir, no criticar a los criminales, sino a quienes no hacen nada contra ellos, salvo gastarse la pasta pública en pancartas, globos y merchandising, minutos de silencio con impostados gestos severos delante de ayuntamientos cuando se produce un presunto caso de violencia machista, manifestaciones festivas y legislación penal muy suavecita y progre-sista.
Sobre el estiramiento de la goma. Los chavales machirulos ven todos los días y a todas horas que cualquier noticia relacionada con mujeres se magnifica hasta extremos infinitos, se trate de un asunto gravísimo o de uno intrascendente, y esa situación va generando en los más inmaduros y descerebrados un cierto odio y desconsideración hacia el otro sexo -perdón, ahora se dice género-, el femenino, por lo que ahora, muchos graciosillos salen de juerga con alfileres, clavos o agujas a gastar la “ocurrente” broma del pinchazo, porque la goma ya se ha estirado tanto que se ha roto. Y cuanta más bola se dé a estas noticias, más casos se producirán y, lo peor de todo, mejor podrá manipular al pueblo progre-sista la alegre pandilla de Galapagar.
Las mujeres, la mayoría, no son gilipollas. Saben que la marquesa solo puede mantenerse en el carguito provocando -así fue como llegó, además de por otra circunstancia que ya todos sabemos-, pero lo que ha logrado es más violencia contra las propias mujeres, porque la política de la menestra NO es la del feminismo integrador, pacifista y perseguidor de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, su fin es la confrontación, la violencia verbal y la hostilidad contra el macho (tras conocer a Pablete, seguramente se ha agudizado su radicalismo).
Nuestras mujeres lo saben, están muy crispadas por tener que salir por ahí con ojos en la nuca y ojalá que nunca se encuentren con la Irene o con una nena de su pandilla en cualquier lugar público. Van a saber lo que es el jarabe democrático.
Prueba a pensar por ti mismo, en lugar de aceptar el relato que te imponen bajo el mantra de la conciencia de clase.
Yo soy muy de experimentar y pensar por mí mismo. De hecho, un día bajé de Granada a Almuñécar por la carretera de la cabra en lugar de hacerlo por donde va todo el mundo y le vi cierto encanto.