por Hay_sinla »
06 Dic 2012, 19:12
Maestro de ministros
Nicolás López Calera, catedrático y ex decano de Derecho, se jubila dejando un gran legado: Cuatro décadas de docencia en las que ha sido testigo de la historia reciente de la UGR.
JORGE PARADINAS. Los retos no tienen edad. Hay que asumirlos ya se sea adolescente, veinteañero universitario, padre de familia u hombre maduro curtido en mil y una experiencias. Nicolás López Calera (Granada, 1938) ha pasado ya por todas estas etapas, pero la vida no conoce de treguas y le ha llegado el momento de afrontar un nuevo desafío, el de la jubilación, que tomó efecto el último día de septiembre. Deja su despacho y se embarca en esta nueva etapa un hombre que conoce como pocos los entresijos de la Universidad de Granada (UGR). No puede ser de otra forma tras más de cuarenta años impartiendo clase en la Facultad de Derecho.
Seguramente él se negará a admitirlo, pero de López Calera se puede afirmar que es el catedrático de la UGR por excelencia. No sólo fue el más joven de España en alcanzar la cátedra –lo hizo con 27 años en 1966–, sino que también ha permanecido fiel a su plaza de docente de Filosofía del Derecho durante 42 años, algo de lo que muy pocos pueden presumir. Quienes más le admiran aseguran que su figura trasciende la de un profesor –su jubilación, de hecho, ha tenido gran repercusión en la UGR–, aunque rechaza tales ‘flores’ y reconoce que no ha recibido homenajes por propia voluntad.
“No me siento cómodo en este tipo de actos”, explica al respecto. Cuatro décadas de enseñanzas dan para mucho. Atesora una mayoría de recuerdos positivos –los que merece la pena guardar– y unos pocos inevitablemente negativos –que también sirven para aprender–. Acumula tantas experiencia a sus espaldas que cuando habla parece un libro abierto. Nunca ha ejercido el Derecho de forma profesional pese a que acabó la carrera de forma brillante. “Siempre me he sentido irremediablemente atraído por la docencia y nunca me he planteado ser abogado, fiscal o juez, pese a que tuve oportunidades”, recuerda.
Donde más a gusto se ha sentido siempre es en las aulas, ‘desnudando’ a Marx, Santo Tomás de Aquino, Hegel, Joaquín Costa o Rousseau. Miles de alumnos han pasado por sus aulas, muchos de ellos han alcanzado cotas profesionales relevantes, como magistrados del Tribunal Supremo, e incluso alguno de ellos ha llegado a ministro Es el caso de Gustavo Suárez Pertierra, que estuvo al frente de la cartera de Defensa con Felipe González, o el de Margarita Mariscal de Gante, titular de Justicia con José María Aznar como presidente.
El más reciente caso de alumno de López Calera que acabó en un Consejo de Ministro ha sido Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia con José María Rodríguez Zapatero. “La Justicia y el Derecho, le pese a quien le pese, siempre han ido de la mano”, afirma con la sabiduría que dan los años este profesor cuando se le pregunta por cualquier polémica que relaciona decisiones de magistrados con trifulcas de carácter político. Él ha visto pasar por sus clases a alumnos vestidos de todo tipo de ideologías, desde los marxistas más acérrimos hasta defensores hasta las últimas consecuencias del por entonces agonizante franquismo, como los ‘Guerrilleros de Cristo Rey’.
“La UGR no ha sido ajena a los tiempos de convulsión política, en las que parecía que la situación podía reventar cualquier día, aunque yo nunca tuve que suspender una clase por incidentes provocados por los alumnos”, explica. Era una época, la de los setenta, complicada para un docente, en la que tenía que lidiar en las aulas con alumnos de ideología extrema. “Había temas complicados, por ejemplo cuando se hacía referencia a autores como Marx o Marcuse y los alumnos de derechas amenazaban con irse, pero yo puedo presumir de no haber censurado nunca a ningún autor. Otra cosa es que estuviesese de acuerdo o no con sus doctrinas, pero todos han merecido mi respecto”.
López Calera se considera un “socialista independiente” y, aunque nunca se sintió atraído por los cantos de sirena de la política, sí es cierto que su compromiso con la UGR le llevó durante una época a participar activamente en la vida política universitaria. Fue decano de Derecho entre 1977 y 1980, cargo que dejó voluntariamente antes de concluir el mandato y concurrió en dos ocasiones, sin éxito, en las elecciones al Rectorado de la UGR. En 1981 venció Antonio Gallego Morell y en 1985 José Vida. “Quizás me perjudicó no estar vinculado a ningún gran partido, pero en cualquier caso fue una experiencia de la que guardo grato recuerdo y no me siento frustrado por lo que pasó”, recuerda ahora, dos décadas después.