Te llamas Alberto, tienes 18 años, y estás apurando tus últimos días de vacaciones antes de volver a la vida de estudiante. Lo más emocionante que te ha pasado este verano ha sido el sacarte el carnet de conducir.
Es un atardecer aburrido de final de verano. Estás sentado en la plaza mayor del pueblo en que veraneas desde siempre, con tus colegas de toda la vida, Salva y Nacho, apurando botellines y charlando de nada, haciéndoos idea de que se acaba lo bueno con una sensación sorda de fastidio. Las ferias han acabado, los demás veraneantes se van marchando, y no queda mucho que hacer, además de las maletas.
- Qué muermazo- dice Salva, que lleva más botellines que nadie.- ¿Qué hacemos hoy? ¿No había una fiesta no sé dónde?
- En casa de Alicia- dice Nacho, poco entusiasmado. Es gordo y tiene acné, y las fiestas nunca han sido lo suyo.- ¿Queréis ir?
Te lo piensas. Tienes ganas de hacer algo divertido antes de marcharte a la ciudad. Pero no te apetece juntarte con toda la gente que habrá en la fiesta. Además, como siempre, alguien tendrá que llevar a alguno a su casa, y ese papel te suele tocar a ti. El olor a vomitona aún se nota en la tapicería del coche.
- Podríamos... no sé... - propones, sabiendo que no será una idea de éxito inmediato-, subir al monte a ver estrellas fugaces...
Salva y Nacho cruzan una mirada. Te lo esperabas. Miran a otro lado. Entonces, Salva da una palmada, y se inclina hacia vosotros con cara de complicidad:
- Vamos al polígono a ver a las putas.
- ¿Para qué? ¿Vas a contratar una por fin?- se ríe Nacho.
- Pues igual me animo. Algunas están como trenes. Sólo un rato, venga.
- Un día los chulos van a decirnos algo...- le adviertes. Ya habéis estado un par de veces, y aunque Salva siempre dice lo mismo, al final nunca se atreve.
******************
Y ahora, el foro decide:
1- el polígono.
2- la fiesta.
3- ir al monte.