De momento, Ángel Hernández puesto en libertad sin medidas cautelares.
https://cadenaser.com/ser/2019/04/04/tr ... 43049.html
El Código Penal regula en su artículo 143 la inducción al suicidio o la cooperación con el suicidio de otras personas, con un rango de penas que va de los dos a los diez años de prisión, aunque se prevé una rebaja si hay petición expresa de la víctima y ésta padeciera enfermedad grave.
Ninguna razón para no aplicarle la pena más baja del rango (dos años), con la rebaja prevista en la ley para casos en los que concurran dos circunstancias que concurren en este. No especifican la rebaja, pero a este señor le va a caer una pena de menos de un año aunque le defienda Rafa Gorgues. No va a pisar la cárcel, como no puede ser de otra manera. Seguirá siendo injusto, porque supone revivirlo todo en un juicio, antecedentes penales y estar en riesgo de acabar cumpliendo la pena si es condenado por otro delito, pero por lo menos no es hijoputísimamente injusto.
Me he acordado de los años previos a la actual ley del aborto. En 1985 se aprobó la ley de supuestos (violación, riesgo físico o psíquico para la madre, malformación del feto), sustituida en 2010 por la actual ley de plazos (libre, cobertura de la SS, sin supuestos en las 14 primeras semanas, en algunos casos hasta la 22ª). Entre 1985 y 2010, sin embargo, en España el aborto fue libre y cubierto por la SS, pero de tapadillo. Los médicos (muy mayoritariamente médicas, por cierto) de los módulos de planificación familiar emitían informes de riesgo físico y/o psíquico a demanda, sin preguntar. El mismo estado que limitaba el derecho financiaba a la vez instituciones dedicadas a infringir el espíritu de esa ley y, en último término, a proteger ese derecho.
Bien hecho, coño. Los módulos fueron instituciones importantísimas en ese periodo, abriendo a las mujeres la capacidad de decisión y a la vez recopilando información veraz y abundante sobre el tema. Ni PSOE ni PP hicieron nada que no fuese mirar a otro lado y dejarles funcionar con recursos adecuados. De esa manera, la iglesia no levantaba mucho la voz, pero las mujeres tenían libertad para decidir sobre sus propios cuerpos sin necesidad de incurrir en los riesgos de la clandestinidad.
La eutanasia y la asistencia al suicidio solo pueden molestar a un psicópata, lleve sotana o no. Me parece medio bien que, diga lo que diga la ley, nadie acabe en la cárcel por ser la herramienta de otro en sus decisiones libres sobre su propia vida, pero me parecería aún mejor que ni siquiera hubiese que hacer el paripé. Que el sector de siempre se queje lo que le dé la putagana, que llenen sus homilías de amenazas de infiernos eternos, que se peguen fuego a lo bonzo como forma de protesta si eso les place. A mí sí me place, desde luego, y desde aquí les animo a todos a optar por esa solución que les dará gran visibilidad, sobre todo si es de noche.
Ya basta de escalas de valores erróneas, estúpidas, mezquinas y de consecuencias a menudo terribles. Ya basta de añadir castigos suplementarios a ese sufrimiento tan grande que con toda seguridad provoca el ayudar a la persona amada a alejarse de tu lado. Ya basta, en nombre de la humanidad y del amor.
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