Aníbal Malvar
En la prensa papelera Podemos se divide entre los súper malos (Iglesias) y los llanamente malos (Errejón). Tanto es así que, esta misma mañana, el siempre circunspecto ABC nos abre a toda sábana con una foto de Errejón, puño en alto y sonrisa flamígera, bajo el titular Rebelión en Podemos (no sé por qué mi perversidad me sugiere que el título se lo parafrasearon a George Orwell).
En su editorial, la preferencia del diario de Bieito Rubido queda cristalinamente retratada: “Las críticas de trescientos dirigentes de Podemos contra Pablo Iglesias por planificar un congreso a su medida en el mes de febrero de 2017 son muy graves y, al mismo tiempo, pueriles. Reprochar a Iglesias que no promueva la democracia interna es pedirle que deje de ser lo que es: un autoritario”.
Al menos malo se le trata así en las últimas líneas: “Errejón y sus compañeros no son paradigmas de la socialdemocracia europea, pero sí versiones menos irritadas que la de Iglesias […]. Si el método de dirección de Iglesias en Podemos es la imposición ideológica, la defenestración del adversario y el aplastamiento de la crítica, es muy sencillo –y temible– imaginar cómo gobernaría España”.
Abriendo El Mundo por su editorial Las diferencias en Podemos solo esconden una lucha por el poder uno no entiende por qué mi jefa me hace leer tantos periódicos que dicen todos lo mismo. No es necesario que prestéis demasiada atención si ya habéis digerido el antecedente: “Si bien la moderación de Errejón es preferible a la agresividad de Iglesias, el problema de Podemos no es quién lidera el proyecto, sino el propio planteamiento de la organización. El desprecio hacia la Constitución de 1978 como marco legal común a todos los españoles y sus pretensiones de imponer un régimen autoritario hacen que sus propuestas estén en las antípodas de los deseos de libertad, estabilidad, igualdad y prosperidad de la sociedad española”.
Por La Razón, el eximio columnista Iñaki Zaragüeta nos hace respirar los mismos aromas. Qué cargación: “A Pablo Iglesias no le tiembla la mano para someter a quienes osen dinamitar su proyecto, el control absoluto del partido y, en el momento que se diese a oportunidad, el Estado”.
Yo creo que le suponen demasiados talentos a Pablo Iglesias para torpedear la sacrosanta unidad nacional, la “prosperidad” (¿qué prosperidad?) y hasta “la libertad y la igualdad” a través de un simple congreso de partido que, además, se presenta con el inofensivo cartel de Vistalegre II.
Se mueven los medios entre la arcangelización de Errejón y la rasputinización de Pablo Iglesias, en la misma línea que apuntó Pedro Sánchez antes de ser decapitado, electrocutado, ahorcado y garrotevileado por estos mismos periódicos: “Con dirigentes como Íñigo Errejón, el PSOE tendría más opciones de entenderse [con Podemos]”, le dijo el 15 de abril a Carlos Alsina en entrevista en Onda Cero.
Esta beatificación errejonista por parte de nuestra ultra-centro-derecha mediática obvia ahora, por interés o desmemoria, que el número dos de Podemos no es precisamente un tiralevitas del pensamiento único: “Es necesario proponer un encaje nuevo, dar una salida en la que Catalunya pueda expresarse en referéndum”; “Hay una irresponsabilidad compartida entre el gobierno catalán y español”; “A mí, muy a menudo, me empiezan a decir en la calle, en las redes sociales: ‘Oye, ¿tenéis vosotros a sueldo a Eduardo Inda para que ayude a la campaña de Podemos?’ Yo les digo que no, que voluntariamente lo hace sin cobrar nada”.
Pues lo mismo vuelven a hacer, y sin cobrar nada, los cuatro grandes. El errejonazo es la gran kermés navideña de nuestro carpetovetonismo mediático. Y me recuerda a la historia zen de una monja que se esculpió un pequeño buda y lo llevó desde entonces siempre consigo, hasta el día en que, ya anciana, ingresó en un templo donde había muchas otras imágenes de Buda. A la hora de sahumarlo, celosa, fabricó un embudo para que los otros Buda no se beneficiaran de su incienso, y lo único que consiguió es que a su bello Buda se le irritaran y ennegrecieran las narices. Supongo que es la táctica que están empezando a implementar algunos mediáticos zen/utrios. Hasta que le pongan la nariz negra a Íñigo Errejón. Si se deja.
http://blogs.publico.es/repartidor/2016 ... ania-fake/