por Baerd »
06 Ene 2017, 11:56
1 - Aleación de ley- Brandon Sanderson
2 - A bordo del naufragio - Alberto Olmos
Por la mañana también se tienen veinte años. Por la mañana también se es joven. Lejos de manidos manifiestos sobre jóvenes crápulas, Alberto Olmos proyecta su prosa sobre una juventud gris y derrotada que también existe, que quizás existe más en la realidad que en los libros, el cine o la televisión, preocupados tan sólo de mitificar con furor una edad nada mítica, reduciendo a un exiguo puñado de paradigmas espectaculares un segmento vital mucho más complejo. El protagonista de esta novela no tiene nombre, sólo tiene una voz que le habla como si no le conociera, como si no le quisiera reconocer; una voz que se pronuncia con la sinceridad del que se sabe impune; una voz cruel, injusta, parcial, irreversible y explícita. El protagonista de esta novela no es un perdedor porque sólo pierden los que intentan ganar, y él nunca quiso. "A bordo del naufragio" contiene además un ambicioso planteamiento narrativo, lleno de hallazgos y revisiones un posible maridaje de Cela y Faulkner, que permite al lector experimentar una infrecuente interpretación de lo cotidiano. Con esta obra, escrita con insolencia, bilis, desparpajo y desgarro y donde no casualmente aparecen los nombres de W.C. Fields y Rimbaud, Pessoa y Tzara, Van Gogh y Unabomber, Taxi Driver y Corazón salvaje, Alberto Olmos se presenta como un escritor a la contra, un insumiso que tan sólo acaba de abrir fuego.
Acabo de aprender que nunca debes fiarte de tu vecina de 25 años modernilla y europeísta, me dejó su "libro preferido" y me acabo de marcar una de las peores lecturas de los últimos años, pretencioso, repetitivo, mediocre, qué si tienes 15 años puede resultarte interesante, pero más allá de cuatro frases bien hiladas resulta absolutamente infumable, vemos a un joven cansado de la vida, de espíritu derrotista, nada tiene sentido y blablabla, lo que a muchos nos ha atraído o una postura que hasta podría considerar cercana pero escrito por un veinteañero de una forma bastante mediocre, repitiendo todo hasta la saciedad, con unos flashback que no aportan nada a la novela salvo estereotipos, cayendo en lugar común tras lugar común, cayendo en esa pretenciosidad que pretende evitar desde su postura derrotista, además es un libro en el que no hay puntos y apartes, lo que añade una sensación de coñazo con ínfulas difícil de combatir.
Y esto chicos es por lo que no me suele gustar que me presten libros, al menos es cortito.
Tiempo de sueños.