por Genjuro »
09 Jul 2017, 16:18
IL CINEMA RITROVATO 2017
264. Dawson City: Frozen Time (Bill Morrison, 2016) - 7,5
Alejándose del experimentalismo de Decasia (la única película que había visto hasta ahora de su director), Morrison emprende en esta obra el apasionante relato de cómo se salvaron más de 500 rollos de películas mudas en la ciudad minera canadiense de Dawson. Construida a base de metraje encontrado y rótulos narrativos, son las propias obras allí halladas la base visual de la película, un alarde de montaje que conecta temáticamente imagen e historia, con la imprescindible partitura de Alex Somers (colaborador habitual de Sigur Rós) como vehículo de la narración. La magia del tiempo embalsamado se revela en la pantalla, esas imágenes que la casualidad ha preservado, y con ella la historia particular se hace universal. Porque en realidad estamos, no sólo ante el relato de un fantástico descubrimiento, sino que accedemos por un lado a la no menos fascinante historia del pueblo en sí, que resuena como la historia colectiva de Norteamérica, y al mismo tiempo Morrison no deja de contarnos la propia historia del cine, cuyo carácter trágico (el milagro de los rollos preservados en el fondo pone de manifiesto las miles de obras perdidas para siempre) sobrevuela todo el film. Es, en definitiva, una obra tan ambiciosa como hipnótica.
265. Hana chirinu (Tamizo Ishida, 1938) - 7
Sorprendente película que nos sitúa en el distrito rojo de Gion en Kyoto en plena crisis del Shogunato antes de la Restauración Meiji. Sorprendente porque no me parece nada habitual en aquellos años una propuesta tan estilizada y tan feminista (en su contexto temporal, por supuesto). Baste decir que solo mujeres hacen acto de presencia visual en el film, todas las figuras masculinas están fuera de campo, lo cual paradójicamente sirve como denuncia de la propia invisibilidad de la mujer. Toda la acción tiene lugar en una casa de geishas, en la cual atendemos a una variedad de problemáticas entre las diferentes mujeres que la pueblan: explotación, matrimonios de interés, incluso un lesbianismo bastante poco disimulado. La puesta en escena es muy elegante, utiliza el fuera de campo no sólo para eludir la presencia masculina, y nunca cae en la simple teatralidad, a pesar de la unidad espacial y de la preferencia por los planos generales. Un film en definitiva que se me antoja adelantado a su tiempo en varios aspectos.
266. Domenica d'Agosto (Luciano Emmer, 1950) - 7
Obra coral en clave principalmente neorrealista, proyecta su mirada casi etnográfica sobre la sociedad italiana, reflejando las costumbres de los domingos estivales en la capital, esto es, la fuga en masa a la playa, por lo general a hostia, para más señas. Predomina el tono cómico en la descripción del marco colectivo, también en su crítica al clasismo, una ligereza que se transmite a las diferentes historias que se van alternando, aunque éstas buscan abarcar mayor variedad emocional. Son relatos sencillos, incluso harto previsibles en muchos casos, pero están despachados con mucha gracia y encanto. Sin duda la gran baza de este film es su sobresaliente capacidad para capturar el pulso de lo popular.
267. Sunday Pranks (Robert Glinski, 1983) - 7
Como nos vamos dando cuenta según avanza el metraje de este film, no hay apenas espacio para la inocencia en las "bromas domingueras" que protagonizan un grupo de niños, vecinos de un bloque de viviendas, cuyos juegos resuenan en el mundo de los adultos. La guerra, las órdenes y la dominación, el poder, la crueldad, todo ello se muestra en las interacciones infantiles, que si eventualmente pueden llegar demasiado lejos, el director evita prudentemente ser cruel con el espectador. Estamos en la Polonia de los años cincuenta, justo tras la muerte de Stalin, en un escenario de persecución y paranoia (me he acordado de la yugoslava Lisice, y el poco valor que para el régimen de turno tiene el sacrificio por el mismo). El blanco y negro remite a la imaginería visual del momento, buscando cierta sobriedad sin pretender con ello erigir un pastiche.
268. Prix de beauté (Augusto Genina, 1930) - 8
Fascinante obra del mudo tardío que va de la luz hacia la oscuridad, de un magnífico comienzo luminoso y vital en la playa, a un cierre antológico en la línea de lo que podría ser un noir romántico. Son los extremos de un arco que describe la relación de una pareja de enamorados, cuya armonía se ve amenazada cuando ella se presenta a un concurso de belleza, evento que su novio detesta. Ella es una Louise Brooks en todo su esplendor, perfecta aliada de una fotografía excepcional (el gran Rudolf Maté es uno de los dos operadores) capaz de transmitir todo el poder de seducción tanto de su personaje como de ese mundo que anhela habitar. El desarrollo argumental escapa a las convenciones de la época, creo yo, al lidiar con cuestiones como los roles de ambos sexos y el machismo, y se revela de una lucidez demoledora. Puede que la maestría no abarque todo el generoso metraje de este film, pero el global no deja de ser extraordinario.
269. Itto (Marie Epstein & Jean Benoît-Levy, 1934) - 6
La pareja Benoit-Levy & Epstein sigue apostando por la empatía, por la comprensión y el amor entre los seres humanos, aunque llevado a la ocupación francesa en el Magreb les queda una obra un poco naif y paternalista, por no decir chauvinista. Dos parejas, una francesa (un médico y su mujer) y otra lugareña (los hijos enamorados de sendas tribus) protagonizan una obra llena de acciones paralelas, muy basada en el montaje, que tan pronto muestra atractivas ideas de transición entre escenas como acusa una excesiva brusquedad en el engarce de planos, además de reiteración. No deja de ser un film interesante hijo de la fascinación por una cultura radicalmente diferente, y de ahí cierto carácter etnográfico, especialmente en el primer tramo de la película.
270. The Trial of Vivienne Ware (William K. Howard, 1932) - 6,5
Una hora escasa es lo que necesita Howard para despachar esta vigorosa cinta judicial. Una chica es acusada del asesinato del hombre con quién iba a casarse antes de desengañarse por su incorregible querencia por las faldas, y el abogado que la defiende es un viejo amigo y también pretendiente suyo. La acción avanza furiosa, con diálogos afilados y constantes barridos para cambiar de plano. Ciertos elementos son cuestionables, ciertas ingenuidades argumentales (la seguridad en el juzgado es risible), y la función desprende en sí bastante misoginia, pero no deja de ser un film ágil y divertido.
271. West Indies (Mes Hondo, 1979) - 4
Una obra profundamente representacional y política que repasa la historia del esclavismo colonialista en las Indias Occidentales y cómo los procesos de opresión se han mantenido a lo largo del tiempo y a través de los diferentes cambios de régimen. Todo transcurre en un gran plató, con la forma de un barco, en el que el poder, el sufrimiento y la lucha toman cuerpo, muchas veces a través de números y coreografías musicales. Loable empeño que queda empañado por un exceso de didactismo y una absoluta falta de sutileza. Seguramente era el objetivo de su director, pero no es plato de mi gusto.
272. The Abe Clan (Hisatora Kumagai, 1938) - 6
La muerte de un daimio en el siglo XVII genera toda una suerte de consecuencias, numerosos vasallos que siguen sus pasos procediendo a aplicarse harakiri, como otros que no lo hacen, lo que provoca tensiones y represalias. El film camina por la delgada línea en la que alaba la obediencia, la valentía y el autosacrificio, pero al mismo tiempo termina quedando un poso de absurdo e inutilidad en ese tipo de prácticas y mentalidad. La puesta en escena es muy correcta, dentro de un ritmo narrativo ciertamente moroso, no sé si al borde de la anemia en algún momento (he de admitir que no estaba en mi mejor forma para apreciar la película).
273. Epilogue (Helmut Käutner, 1950) - 7
Käutner abundaba en su vena más negra en esta historia de espías y oscuros intereses político-económicos. Nada queda aquí demasiado claro, pero se sugiere la pervivencia de una élite privilegiada heredera del nazismo. Un primer tramo narrado desde el punto de vista subjetivo de un periodista (ni siquiera le vemos la cara en ese segmento inicial), da paso al flash-back que relata lo sucedido en un yate desaparecido que habría sufrido un atentado. Notable narración la de Käutner, manejando espacios y angulaciones para extraer una cierta cualidad claustrofóbica al film, aunque por otra parte no puede refrenar esa tendencia que me parece observar a que sus obras terminen como el Rosario de la Aurora.
274. Dos monjes (Juan Bustillo Oro, 1934) - 7
Un extraño y alucinado film, que comienza en un monasterio y recurre a sendos flashbacks para explicar el origen del odio entre dos antiguos amigos, con el amor de una mujer de por medio. Su fantástico arranque ya nos sitúa bajo la influencia del expresionismo, con una imaginería gótica plena de sombras y tendente a lo onírico. Por momentos incluso se diría que sobre la película sobrevuela un halo surrealista. Las escenas son breves y muy esenciales; la violencia se resuelve con planos-contraplanos, a base de fricción cinematográfica en lugar de física. Hay una extrañeza inherente a la escenografía, los encuadres, las angulaciones y el dramatismo, que apuntan a un evidente antinaturalismo. Lo oscuro domina lo romántico, e incluso la Iglesia, la religión, de nuevo elemento guía y redentor, como tantas veces en el cine mexicano, presenta aquí, trabajado desde un prisma puramente estético, un carácter de alguna manera siniestro.
275. Until They Get Me (Frank Borzage, 1917) - 6
Sencillo western de apenas una hora de duración con tres personajes centrales: un hombre al que la fatalidad lleva, recién estrenada paternidad y viudez, a convertirse en fugitivo de la justicia, un policía montado que le persigue, y una joven fugada de su casa. Son seres en esencia positivos a quienes sus circunstancias vitales ponen en diferente situación. El romanticismo de los films de Borzage, que habitualmente reúne a personajes de muy diferente condición, ya puede rastrearse en esta primigenia muestra de su cine.
276. Destination Unknown (Tay Garnett, 1933) - 5
A pesar de la estricta unidad de espacio de esta película, que transcurre en su integridad en un pequeño carguero, muestra dos partes muy diferenciadas. En su muy interesante primer tramo asistimos a la crisis que se vive en la embarcación, a la deriva por falta de viento, y que sufre escasez de agua, una escasez gestionada a través de una lucha de poder entre la tripulación y los contrabandistas de alcohol que la han contratado. Los conflictos y las dinámicas entre los personajes están bastante bien manejadas, aunque haya una extraña discontinuidad en la presencia de alguno de ellos. Nos movemos en los prolegómenos del noir, cerca del cine gangsteril, con un Garnett que, en su línea habitual de corrección y falta de genio, refleja bastante bien la oscuridad de la historia. Pero de repente la negrura moral cambia con un Deus ex Machina a la vieja usanza: Dios mismo hecho hombre entra en escena para resolver la situación, arruinando de paso la película. Garnett ni siquiera tiene a bien dejar abierto el sentido, un cierto espacio a la interpretación del espectador; hay incluso guiños literales a otros personajes para que nos quede cristalino ante quien nos encontramos (y para más inri, la voz del mesiánico actor se parece a la de un bíblico Charlton Heston). En fin, una lección de cómo echar a perder un film.
277. Maddalena (Augusto Genina, 1954) - 7,5
Excelente melodrama de Genina que se mueve con sorprendente habilidad entre el cine religioso y la crítica social. El potentado de un pequeño pueblo italiano contrata a una chica para oficiar de la Virgen María en la procesión local, sin que nadie más sepa que en realidad se trata de una prostituta. Jugando al borde de lo milagrero y redentor, no deja de ser un demoledor retrato de la ignorancia y la beatería. Con un magnífico trabajo con el color, Genina demuestra de nuevo su habilidad para construir emocionantes clímax argumentales, además en una línea bastante similar a la de Prix de beauté.
278. Bildnis einer unbekannten (Helmut Käutner, 1954) - 7,5
En esta ocasión es la vena romántica la que se impone en este film de Käutner. Fascinación a primera vista, un equívoco producto de un falso retrato desnudo, el sacrificio personal, son ingredientes que podrían apuntar a un drama, pero la película se decanta progresivamente hacia la comedia con extraordinaria sutileza, a base de la fina ironía de sus ingeniosos diálogos, una pareja protagónica brillante y un ágil ritmo narrativo dentro de una puesta en escena que apuesta por dinamismo visual, muy apropiado para una obra que celebra la vitalidad.
279. Scampolo (Augusto Genina, 1928) - 6
La huérfana Scampolo es la protagonista absoluta de esta película, una joven vivaracha que termina trabajando para un ingeniero de quien se enamora. Entramos, pues, en el terreno de la comedia romántica, que Genina explora con eficacia, aunque sin la hondura y emoción de otras películas suyas que he visto estos días. Su humor genera más simpatía que hilaridad, lo cual no es malo per se, pero el conjunto se antoja un poco falto de mayores alicientes de algún tipo.
280. Die kleine Veronika (Robert Land, 1930) - 5,5
Un clásico relato de puesta en peligro de la inocencia de una joven, ello sucede cuando una dulce adolescente va a la capital invitada por su tía para la confirmación, sin saber que ésta trabaja en un burdel. La película utiliza muchos escenarios naturales de la Viena del momento, quizás su punto de mayor interés. Tuve una sensación extraña viéndola, como si se tratase de un pastiche realizado a posteriori. Quizás por el brillo y la distorsión de la copia, más propia de una antigua emisión televisiva, quizás por el tipo de planos, que se me hacían más modernos que de costumbre para un film mudo (pero no necesariamente más atractivos), o por sus inusuales encadenados, pero tardé mucho en entrar en ella y no conseguí disfrutarla quizás como se podría merecer.
281. Outside the Law (Tod Browning, 1930) - 4
Con mucha diferencia, el Browning menos inspirado que yo haya visto. La historia de una pareja de ladrones que intentan sacar un trabajo adelante sin darle una parte al mafioso local sufre de artrosis visual y narrativa. Más allá de algunos planos detalle de manos que abren las escenas, en referencia al mote del ladrón, "Fingers", la realización me ha parecido totalmente plana, teatral en el peor sentido del término, también las interpretaciones, carentes de sutileza y fluidez. El peaje del paso al sonoro es, en el caso de esta película, muy caro.
282. The Power and the Glory (William K. Howard, 1933) - 6,5
La vida de un humilde e iletrado joven convertido en presidente de la más importante compañía ferroviaria del país, las circunstancias que le llevaron a recibir el desprecio de mucha gente, en buena parte víctima de la ambición de terceros. Contada en flash-back por su empleado y amigo de la infancia, que de alguna manera es depositario de lo mejor de nuestro protagonista, el relato avanza hacia atrás y hacia adelante con relativa audacia. Howard se muestra bastante estilizado tras la cámara, cuidadoso en el encuadre, en los travellings, en una iluminación más expresiva cuanto más cerca está su final, resaltando el carácter humanista de la mayoría de sus personajes.
283. Ladies Must Love (E.A.Dupont, 1933) - 6
Una típica comedia musical de gold diggers (busconas) que tanto proliferó en el Hollywood de los años 30, con sus preceptivas compañeras de piso en busca de protectores adinerados, y con la inevitable historia de amor de una de ellas. La particularidad argumental de esta película reside en el acuerdo que cuatro chicas firman para compartir a partes iguales el rendimiento económico que consiga cualquiera de ellas, lo que por supuesto trae complicaciones. Es obviamente bastante formularia, pero no deja de tener su gracia y encanto, y muestra cierta malicia pre-Hays, como esa escena en que las cuatro compañeras se comen su respectivo plátano.
284. Kino Kieta Okoto (Masahiro Makino, 1941) - 6
Dentro de la típica línea de Makino de película ligera y con abundante carga cómica, más bien coral y que muestra simpatía por personajes de estrato bajo o caídos en desgracia, la gran particularidad de este film de época es que se trata una verdadera who-do-unit. En ella, desconocemos la identidad del asesino de un prestamista al que todo el vecindario deseaba ver muerto, y una larga escena final explica lo sucedido revelando al autor del crimen, escena en la que Makino extrañamente recurre a zooms, nada habituales en el cine de la época, y que rompen la armonía estilística típica de su cine. El mecanicismo de la propuesta se extiende a la vis cómica, que abusa de repeticiones facilonas. Una de sus películas más flojas, pero también disfrutable a su manera.
285. Zarbat (Samuel Khachikian, 1964) - 6
Noir iraní con obvias influencias del cine norteamericano, como no puede ser de otra manera, pero pasado por el tamiz del gusto popular local. Lo que significa, en esencia, una dramaturgia muy pasada de rosca, hasta lo hilarante, también la esperable ración de romance, y siempre cumpliendo con la ortodoxia moral del país persa. Lo más interesante sin duda es el trabajo de puesta en escena. A pesar de los excesos, es evidente que Khachikian tiene talento visual, y arma una narrativa plena de movimiento, con un montaje dinámico y la utilización de rápidos y breves travellings y panorámicas. Se mueve con especial comodidad en las escenas nocturnas, que cubre de negro como si fuera una película de terror (algo de esto también hay en realidad). Es un cóctel rematado con un estridente cajón desastre sonoro en el que incluso se permiten plagiar momentáneamente el Ben-Hur de Miklós Rózsa. De alguna manera es un muy divertido desaguisado.
286. El rebozo de la soledad (Roberto Gavaldón, 1952) - 6
La vida de un humilde médico de pueblo es lo que cuenta este film. En flash-back asistimos a su peripecia en tierra pobre e ignorante, al sacrificio que hace de una vida más cómoda. En muchos momentos Gavaldón entra en el terreno del melodrama, y maneja con habilidad un amplio abanico argumental en el que se dan cita amor, deseo, odio, violencia o muerte. Hay escenas realmente memorables, como la operación a un bebé en una estación con el estruendo de una máquina locomotora de fondo. Es verdad que el film sufre una cierta tendencia al discurso, pero éste no se hace molesto hasta los minutos finales, cuando se convierte en una lección moral de lo más gruesa y obvia. Para rematar la función, en la escena final, según la entiendo yo, se formula de manera bastante explícita la simbiosis entre ciencia (medicina) y religión, y cómo es necesario pasar por el filtro de la segunda para practicar adecuadamente la primera, una relación que ya se venía insinuando más veladamente en el resto del metraje.
287. The Patsy (King Vidor, 1927) - 6,5
Vehículo para el lucimiento de las dotes cómicas de Marion Davies (la mujer de William Randolph Hearst ridiculizada en Ciudadano Kane), que vista esta película no eran pocas. Es una suerte de versión muy distante del mito de Cenicienta, en la cual la madrastra y las hermanastras serían su propia madre y hermana, y el príncipe azul el novio de la hermana. Siendo una obra ya de un periodo de total madurez de la era silente, sorprende la ingente cantidad de intertítulos que la jalonan, producto del humor verbal de parte del metraje, no precisamente el mejor, creo yo. En todo caso no deja ser una obra divertida, por momentos mucho, realizada con total solvencia por Vidor.
288. Break Up (Marco Ferreri, 1968) - 7
La extraña jornada que vive el personaje que interpreta Marcello Mastroiani, un tipo neurótico que se obsesiona con los globos, tuvo una igualmente extraña producción, siendo realizada en dos partes. La base del film se realizó en 1963, en blanco y negro, y tras montarse en primera instancia como cortometraje para un film-ómnibus, cuatro años después se rodó en color una larga y delirante escena en una fiesta llena de globos. El productor, Carlo Ponti, lo era también en ese momento de Blow Up, y algún paralelismo sí que hay entre ambos films (más allá de la estética pop de esa escena). Industrial de profesión, la compulsión y el infantilismo que ataca al protagonista se puede interpretar como producto del consumismo, de una retorcida lucidez dentro de un mundo con una escala de valores quizás pervertida. De alguna forma es también un proceso de toma de conciencia. Por supuesto todo esto viene servido en clave cómica, inherente a la obra de Ferreri y Azcona, que se alimenta del absurdo y el exceso.
289. Les Amours de minuit (Augusto Genina & Marc Allégret, 1931) - 7
Una de esas películas de los años treinta que fueron prefigurando el noir, sobre un trío amoroso y las segundas oportunidades, o la dificultad para acceder a las mismas. Hay escenas que bien valen un film, y esa sensación tuve cuando la chica canta la canción que da título a la película, con el público casi en penumbra entre el humo del tabaco, y que parece condensar todo el romanticismo, la melancolía y la fatalidad de la historia a base de poesía visual y musical. Por otro lado, Genina construye otro excelente clímax narrativo, aunque la vuelta de tuerca final lo desinfla un poco.
290. Una pelea cubana contra los demonios (Tomás Gutiérrez Alea, 1971) - 6,5
Un pueblo en la isla de La Española mediado el siglo XVII, se sucede una lucha de poder entre la autoridad política y la religiosa, con la población y un heterodoxo hacendado como factores de desequilibrio libertario. Alea proyecta su historia hacia el delirio apoyado en unas imágenes progresivamente febriles que, con cámara en mano, se adentran en los rostros de los personajes. La inflexibilidad y el dogmatismo ideológico, la necesidad patológica de control, terminan llevando a los personajes, y de paso a la película, a una locura cada vez más alucinada, de hecho un poco excesiva para mi gusto, pero totalmente buscada y pretendida por su director.
291. Das Glas Wasser (Helmut Käutner, 1960) - 6
Esta tercera incursión en el ciclo de Käutner exhibía a su vez otro de los rasgos más típicos de su cine, el kitsch, que por ejemplo dominaba las imágenes de The Original Sin. En forma de comedia musical, la película nos ofrece interrelacionadas intrigas palaciegas y amorosas, siempre con la ironía y el humor de aliados. El artificio de la propuesta se extiende a una escenografía descaradamente irreal, de decorados de estudio e incluso dibujos para ilustrar exteriores de fondo. No me hace especial gracia ese acabado visual, el uso de algunas transparencias, y el humor es a veces demasiado simple y obvio, pero es una película muy simpática.
292. Una familia de tantas (Alejandro Galindo, 1948) - 5,5
Una comedia dramática sobre una familia a la que el padre conduce con mano de hierro, con auténtica tiranía. Entramos en su vida cuando una de las hijas está a punto de cumplir los quince años, edad que marca la llegada a la vida adulta. Justo ahí se enamora de un vendedor de aspiradoras a domicilio, pero su autoritario progenitor tiene otros planes para ella, casarla con un adinerado primo. En sus mejores momentos, estamos ante una comedia de situación, que transcurre casi íntegramente en el hogar familiar. En los peores, se trata de otra obra explícitamente didáctica sobre el arte de criar a los hijos, con discurso final incluido. Con una realización funcional que no pasa de solvente, no termino de entender cómo es posible que en la votación que entre la crítica mexicana se produjo en 1994 para determinar las mejores películas de la historia país saliera en quinta posición. Quizás forma parte de su memoria sentimental colectiva, quizás tuvo gran trascendencia a nivel socio-cultural, pero no me parecen suficientes motivos.
293. La sombra del caudillo (Julio Bracho, 1960) - 6,5
Película clandestina durante décadas a pesar de ambientarse en los años 20, está claro que su dibujo despiadado de la política y los resortes del poder en el país mexicano no debieron gustar mucho a la clase dirigente. Cuenta cómo dos generales miembros del gobierno se intentan postular para la presidencia, y la caída en desgracia de uno de ellos. La manipulación y la hipocresía campan a sus anchas en una sociedad esencialmente corrompida. La relación sentimental del general no favorecido es quizás el único destello de genuino desinterés por un semejante, y por parte de ella. Efectiva realización sin exhibiciones estilísticas para una obra que logra holgadamente sus objetivos de denuncia.
294. Secrets (Frank Borzage, 1924) - 6,5
Tres momentos cruciales de la vida de un matrimonio se relatan en flash-back mientras el anciano marido yace enfermo en cama. Comedia, acción y drama caracterizan cada uno de estos segmentos, y es la emoción dramática el regusto que deja la excelente culminación del film. Borzage se plantea la narración en forma extensiva: aunque consiga condensar la esencia de toda una relación de pareja en hora y media, estos episodios podrían haberse despachado en mucha menos extensión. Precisamente ese detalle y ese tiempo es el que logra darle hondura a los personajes. Aunque también es verdad que no es hasta el tercer tramo cuando el interés del film despega verdaderamente, también porque la puesta en escena de Borzage apuesta por una sencillez que por sí sola no me ha parecido estimulante.
295. By Candlelight (James Whale, 1933) - 6,5
Comedia de equívocos en la cual un mayordomo y una doncella entablan una relación pretendiendo ser de la nobleza. El comienzo refleja de manera maravillosa la naturaleza argumental del film: un personaje que lee las memorias de Casanova y aparentemente prepara la llegada de su querida, cuando en realidad es el mayordomo disponiendo la estancia para la última conquista de su distinguido empleador. De hecho el guión me ha parecido lo más brillante de la función, tanto por estructura como por la cualidad humorística. Whale no es un desconocido del género, aunque se haya labrado fama por sus cintas de terror, pero uno se pregunta qué hubiera hecho un Lubitsch o un Leisen con este material. En ocasiones falta un punto de aplomo en la dirección de actores, quizás un grado mayor de refinamiento en la puesta en escena que diera mejor réplica al juego de apariencias argumental, pero no deja de ser una película divertida.
296. Los sobrevivientes (Tomás Gutiérrez Aléa, 1979) - 6
Una comedia que se abisma hacia el esperpento según avanza el metraje y esa familia Orozco se adentra en el régimen castrista tratando de mantener lo más intacto posible su microcosmos de privilegios. Porque casi hablamos de una especie de pequeño estado dentro del país, regido por una familia del más rancio abolengo, con su propia narrativa histórica. La acción de hecho no abandona nunca los confines de la hacienda, y el proceso de decadencia, casi de reversión antropológica, nos lleva a un escenario de delirio salvaje. A ratos es realmente divertida, y visualmente me resultó irregular aunque justificadamente, oscilando entre la elegancia de, por ejemplo, esos planos generales que resaltan el mundo de opulencia de esta gente, y otros momentos un poco feístas, que más bien reflejan su podredumbre moral.
297. Sono Zen'ya (Ryo Hagiwara, 1939) - 7
Una dedicatoria a Sadao Yamanaka abre esta película, que puso en escena el último guión escrito por él antes de su trágico (por tantas razones) fallecimiento. Es fácil rastrear su mano en el material atendiendo al retrato humanista, a la combinación de comedia y drama servida con ligereza argumental. La acción, más bien coral, se desarrolla en una pensión en pleno conflicto entre el Shinsengumi y Chosu (similar momento histórico al mostrado por Hana chirinu dentro de esta misma retrospectiva dedicada al cine de época progresista realizado en Toho en tiempos del nacionalismo militarista). Amor, política y guerra se mezclan en una historia en la que el sacrificio no se ofrece como un acto necesariamente loable y glamouroso. Una notable puesta en escena que prioriza el plano general incluso en estancias cerradas le da empaque visual a esta notable obra.
298. Sengoku guntoden (Eisuke Takizawa, 1937) - 7
Un argumento típico en los films del Japón Feudal, que versa sobre las luchas de poder, maquinaciones y traiciones, muchas veces fraticidas, para hacerse con el control de un dominio. El periplo de la noble víctima de turno se mezcla con el de un grupo de ladrones, que aportan colorido tonal y además ayudan a abundar en las diferencias de clase entre la población. El film se construye sobre numerosas elipsis y algunos fuera de campo, dotando a su progresión argumental de mucha agilidad y de elegancia al acabado del film, ya que se eliden muchos momentos de conflicto que no siempre aportan demasiadas cosas más allá del posible gozo por la acción. Es otra plasmación desencantada de un periodo histórico que en su momento estuvo idealizado.
299. Maclovia (Emilio "Indio" Fernández, 1948) - 5,5
La obviedad y el énfasis de la reivindicación indígena termina malogrando esta interesante película con los estelares María Félix y Pedro Armendáriz de pareja protagónica. Ellos son los sujetos de un amor que se antoja imposible, ante la radical negativa del padre de ella a consentir el matrimonio, y con la amenaza externa latente, con esa ley indígena que castiga con la muerte a las mujeres que escapen a la endogamia de la población isleña. Son ingredientes que necesariamente anticipan fatalidad. El acabado técnico de la película es notable, con la inestimable colaboración de Gabriel Figueroa en la fotografía, pero hay un exceso discursivo, de didactismo, incluso en la aproximación etnográfica, también en el maniqueísmo de algunos personajes.
300. Lucía (Humberto Solás, 1968) - 7,5
Melodrama dividido en tres segmentos, situados en tres momentos históricos (finales del siglo XIX en plena lucha por la independencia, años 30 en los conatos revolucionarios contra Machado, y ya en los años 60 llegado el castrismo), con una Lucía diferente de protagonista en cada uno de ellos. Evidentemente esa homonimia viene a sugerir un continuismo, porque de alguna manera en los tres casos se trata de personajes traicionados (a diferente escala), para quienes la revolución a nivel individual sigue pendiente. La utilización de la música es fundamental en la película, dando carácter y tono a cada tramo, contextualizándolo temporalmente, formando parte de una puesta en escena muy estimulante. Solás se aproxima a los personajes con cámara en mano, con nervio pero con sentido, e igualmente se abre en ocasiones a grandes planos generales de cuidada composición, siempre en un exquisito y luminoso blanco y negro. El film se mueve al borde del exceso en muchos momentos, pero a Solás no se le escapa la película, ni siquiera en ese peligroso tercer segmento con un maltratador en primer plano. Una obra ambiciosa, romántica y violenta, de profundo calado emocional.
301. Kyojinden (Mansaku Itami, 1938) - 6
Libre adaptación de Los miserables de Victor Hugo, traspuesta a los primeros años de la era Meiji, el célebre Jean Valjean es aquí Sanpei, un ex-convicto reformado que intenta huir de su pasado y adopta a una niña dejada al (mal)cuidado de una pareja de desalmados. Una película de solvente realización, salvando un par de escenas en el presidio que recurre a transparencias bastante cutres (cosa rara en el cine japonés, cuando no me parece que fuera preciso recurrir a trucajes para filmarlas). Uno de sus principales alicientes, la presencia de una jovencísima Setsuko Hara.
302. Mitt hem är Copacabana (Arne Sucksdorff, 1965) - 6,5
Docudrama, cinema vérité, esta cinta sueca busca estilizar la realidad de la infancia brasileña, con auténticos niños de las favelas interpretándose a sí mismos en situaciones familiares para ellos y en los escenarios en los que se desarrolla su vida. Son cuatro amigos que se las ingenian para sobrevivir de la picaresca, en un contexto social que les va enseñando las pocas ventajas del trabajo. El resultado rezuma autenticidad y evita caer en la crueldad, la explotación sentimental, el tremendismo o la pornomiseria. Más bien al contrario, busca la luz y la alegría, por más que el trasfondo sea ineludible.
Un saludo.