¿De verdad? Joder, qué triste es Donosti si una película con críticas tan buenas en no pocos medios se queda sin distribución en España. Encima fue estreno mundial. Como para seguir el ejemplo...antonio1004 escribió:Mejores películas de 2017 sin distribución en España
El león ha muerto esta noche (Nobuhiro Suwa)
+1. Es la película que más espero de 2018 junto a L'amant d'un jour. En cuanto a las de Hong, prefiero The Day After a La Cámara de Claire, aunque la segunda proponga cosas mucho más interesantes que la primera (y me haya hecho apreciar más cosas como Hill of Freedom).Genjuro escribió:¿De verdad? Joder, qué triste es Donosti si una película con críticas tan buenas en no pocos medios se queda sin distribución en España. Encima fue estreno mundial. Como para seguir el ejemplo...antonio1004 escribió:Mejores películas de 2017 sin distribución en España
El león ha muerto esta noche (Nobuhiro Suwa)
Un saludo.
A mi también me ha encantado La muerte de Stalin. Interesante y divertida.enepi escribió:Ayer fui a ver The Death of Stalin y me parecio muy buena. Tiene uno de los mejores comienzos que recuerdo y, a pesar de pequenhos altibajos , en general mantiene un tono muy alto.
A mi una bazofia sin ninguna gracia ni talento.perdiendo el rato escribió:A mi también me ha encantado La muerte de Stalin. Interesante y divertida.enepi escribió:Ayer fui a ver The Death of Stalin y me parecio muy buena. Tiene uno de los mejores comienzos que recuerdo y, a pesar de pequenhos altibajos , en general mantiene un tono muy alto.
DEP Michael Lonsdale.Genjuro escribió:205. Mädchen, Mädchen (Roger Fritz, 1967) - 6,5
Esta historia de amor entre el hijo y la amante adolescente del dueño de una fábrica de cemento amaga con tomar un cariz romántico. Pero durante el film se va tomando consciencia de las diferencias de clase, y de cómo las nuevas generaciones y los nuevos modos estilísticos a lo más que llegan es a generar una ilusión de progreso e integración. El propio estilo visual de la película, en la línea de la estética nuevaolera, forma parte de esa ilusión colectiva, también la poco afortunada banda sonora en clave pop/soul que abusa del Reach Out (I'll Be There) de The Four Tops. Eso sí, la película saca mucho partido de los escenarios, bien sea fabriles, mineros o los espacios naturales que les rodean.
206. La mujer marcada (Lloyd Bacon, 1937) - 6,5
Una joven Bette Davis encarna a la chica de compañía de un club nocturno que acaba de adquirir el mafioso que domina la ciudad, mientras que Humphrey Bogart, todavía esperando el salto a la primera línea de estrellato, interpreta al fiscal que intenta encarcelarlo. La película tiene sus dosis aleccionadoras, la llamada a combatir el régimen de terror mafioso, y bordea el tonillo moralizante. Es un drama bien construido y sólidamente filmado, aunque transmite cierta sensación de rigidez en algunos momentos. Eso sí, la escena final es extraordinaria, ¿quizás una de las pocas que rodó Michael Curtiz en sustitución de un enfermo Bacon? Utiliza con más sentido los elementos escénicos y le da una dimensión dramática e incluso social más profunda al film.
207. Nosotros los niños prodigio (Kurt Hoffmann, 1958) - 6,5
Un repaso a los avatares de la nación alemana a través de la trayectoria de dos compañeros de clase, el estudioso que huye de la política y, en segundo término, el arribista metido a nazi. Al contrario que otros títulos que abundan en tiempos tan trágicos, aquí se impone la distancia irónica, un tono más bien cómico. De hecho la película se toma quizás más en serio a sí misma cuando se pone romántica, en las relaciones amorosas de su protagonista. Realmente es un film bastante vaciado de dramatismo, que podría antojarse trivial en exceso, pero también es cierto que en su demoledor tramo final se erige en una denuncia a la pervivencia de unas élites conniventes con el régimen nazi.
208. Yo creo en ti (Henry Hathaway, 1948) - 7
Elementos de noir para un film periodístico sobre un falso culpable que cuestiona hasta cierto punto el sistema judicial. James Stewart encarna al periodista que se inicia en el caso a regañadientes para luego abrazarlo con pasión. Dentro de un film muy sólido en todos sus elementos, al que quizás sólo le sobre la voz en off (sobretodo pasado el prólogo), lo más destacable en mi opinión es la puesta en escena. Me gusta cómo Hathaway se toma su tiempo para mostrar ciertas rutinas periodísticas y de la investigación sin que la película termine renqueando. Y por otro lado, al mismo tiempo que recurre a mucha escenarios urbanos reales, no deja de ser una obra estilizada en la que brillan escenas como por ejemplo la siniestra entrada en el apartamento de la testigo clave o la extraordinaria última visita a la madre del condenado.
209. Irgendwo in Berlin (Gerhard Lamprecht, 1946) - 6,5
Un trümmerfilm muy centrado en el presente ruinoso de la posguerra y la necesidad de mirar hacia el futuro, sin dejar apenas sitio para la expiación de la barbarie nazi. Claro, resulta bastante coherente desde el momento en que los niños ocupan el primer plano y ellos, de hecho tan aficionados a los juegos bélicos con petardos y demás material pirotécnico (sin darse cuenta del horror que evocan), sufren la tragedia alemana de una manera consciente sólo a través de las ausencias de sus familiares más inmediatos. Lamprecht, también guionista del film, ya había mostrado a lo largo de su carrera su querencia y habilidad para retratar a la infancia y a las capas más desfavorecidas de la sociedad, y consigue un alto grado de veracidad en esta historia de un niño que aguarda el regreso de su padre, prisionero de guerra, mientras transita por escenarios llenos de escombro en medio de delincuencia de baja intensidad. Quizás lo que falle en la película es la necesidad que siente su director de forzar el drama en el tramo final del metraje.
210. Une sale histoire (Jean Eustache, 1977) - 6
Un curioso experimento en el que Eustache pone en boca de dos actores la misma historia de manera sucesiva. Es interesante cómo operan de diferente manera ambos relatos, al menos en mi caso. En el primero, interpretado por Michael Lonsdale, me sumerjo en su narración, acepto la suspensión de la incredulidad, veo al personaje antes que al actor. En el segundo, sin embargo, no consigo reproducir ese proceso y Jean-Noël Picq no deja de ser él mismo en toda la extensión de su segmento. No sé hasta qué punto puede haber influido que su actuación me haya parecido inferior a la de Lonsdale, o si precisamente esta percepción es en alguna medida resultado de la mecánica del film. Por otro lado, el contenido supuestamente obsceno del relato, sobre un hombre que se aficiona a mirar el sexo de las mujeres a través de un agujero en los baños de un bar, se puede haber desactivado con el tiempo. Sí que resta un paralelismo entre el placer sexual de ese voyeur que no realiza acto alguno más que el simple mirar a un órgano abstraído de su dueña, con la visión de este film que en esencia consiste en una persona relatando una historia, provocando en ambos casos un proceso de intelectualización.
211. Ha salido un ladrón (Hanns Schwarz, 1931) - 5,5
Otra comedia musical que trató de explotar el tirón comercial de la pareja artística que formaban Lilian Harvey y Willy Fritsch. Ella interpreta a la mujer de un acomodado fabricante de muñecos articulados, que sueña con ideales románticos como pretendientes mientras soporta su infeliz matrimonio. El film comienza con una escena del marido manejando sus muñecos, y lo que viene a continuación no está muy lejos en tanto en cuanto muchos personajes escenifican una farsa, encarnan unos arquetipos e intentan ejercer una función demiúrgica para tratar de conseguir sus fines. Lástima que podamos extender la analogía a la puesta en escena, un tanto rígida y mecánica, en la que se echan a faltar gracia e ideas visuales. Pero no deja de ser una película agradable con el nivel de producción esperable de la UFA.
212. I am Not Your Negro (Raoul Peck, 2016) - 7
La cuestión racial, la problemática de los negros en los Estados Unidos, ha sido tratada hasta la extenuación, y no estoy seguro de que este documental aporte, dentro de la cultura audiovisual, un punto de vista esencialmente nuevo al asunto. En todo caso, su exposición se revela lúcida y especialmente contundente. A través de las reflexiones del autor y activista James Baldwin, de su ensayo inacabado sobre Medgar Evers, Malcolm X y Martin Luther King, y de su participación en conferencias, tertulias televisivas y otros actos similares, el film hace especial hincapié en la perversión de un sueño americano que se revela impostado, condenado a tornarse en pesadilla por la presencia e imposibilidad de digerir ese "otro", el negro, figura utilitaria en la económico, pero también una siniestra creación del imaginario blanco, de hecho el falso reverso amenazante del no menos falso ideal blanco, esa pulcra, profiláctica y boba arcadia de la clase media norteamericana. La estética deviene en elemento clave, que Peck aprovecha perfectamente combinando con un montaje demoledor el artificioso universo blanco de celofán (con la pobre Doris Day como paradigma más reconocible) con la oscura realidad del odio racista, que tiene a esa misma e idealizada sociedad blanca como monstruosa protagonista.
213. Tramps (Adam Leon, 2016) - 5,5
Segundo esfuerzo en el largo del director de Gimme the Loot, que abunda en la temática, el tono y las formas de su opera prima. De nuevo asistimos al deambular por escenarios neoyorkinos de una pareja de jóvenes, en este caso a la búsqueda de un misterioso maletín que extraviaron en una turbia entrega. La sensación de ligereza vuelve a presidir el tono de la película, a pesar del potencial peligro que pudiera acechar a los protagonistas, pero se pierde algo del encanto de la otra, también por una relación sentimental pobremente resuelta. No se adivina ninguna progresión en el apartado estético, casi al contrario, resultando una obra de formas blandas, descuidadas, que no me parece capaz de crear significación a través de su puesta en escena. Es en definitiva un film tan poco molesto como poco estimulante.
214. Chant d'hiver (Otar Iosseliani, 2015) - 6,5
En el largo segundo prólogo del último film del veterano director georgiano somos testigos de la toma de un pueblo por parte de un ejército, de la rapiña y la destrucción. La acción se traslada a París, donde terminamos asistiendo a un proceso similar cometido sobre las clases más frágiles por el propio estado. Iosseliani visualiza así la Historia como un devenir destructivo, normalizado e institucionalizado (véase el primer prólogo en el que una multiplicidad de mujeres hace calceta mientras asisten a las ejecuciones con guillotina durante la Revolución Francesa), de cuyos rescoldos emergen nuevas y frágiles reformulaciones vitales. Las simpatías del georgiano van, como siempre, hacia los desclasados y marginados, privilegiando por ejemplo al pequeño delincuente sobre el sistema. Todo esto no es sorprendente viendo la desconfianza con la que siempre ha contemplado al llamado progreso, al igual que su maestro Tati. Es bajo su influencia estilística cuando más brilla la película, en ese gran corpus de narrativa puramente visual, de movimiento continuo, salpicado de slapstick, de comedia ocasionalmente tontorrona, y considerables dosis de absurdo. Las pocas escenas de diálogo se sienten, por lo general, como obstáculos que lastran el fluir de la película, pero que tampoco la malogran.
215. La autopsia de Jane Doe (André Øvredal, 2016) - 4
Una clásica cinta de terror que se inicia prometedoramente tras el descubrimiento de un extraño cadáver que se traslada a una casa de forenses. La autopsia en sí es lo más interesante de este film, que termina cediendo protagonismo a los tópicos gratuitos cuando llega la hora de despachar la consabida ración de sustos (ya antes nos había ofrecido los no menos tópicos amagos), y todo ello coronado por un último guiño sencillamente lamentable. Las referencias a El resplandor son varias, con una sólida puesta en escena en la que la cámara explora ese cuasi-único escenario del sótano-morgue con sentido y propósito.
216. O Som da Terra a Tremer (Rita Azevedo Gomes, 1990) - 6,5
La opera prima de la gran realizadora portuguesa demuestra ya su amor por lo literario, en una obra de notable carga poética sobre un escritor enfrascado en su nueva creación que no termina de materializar una relación sentimental con su enamorada. Los diferentes niveles de realidad se alternan, y finalmente se combinan y confunden de manera que este autor deviene en prisionero por imitación de su propio personaje, o bien al contrario, en el fondo una simple manifestación de su yo más genuino, quizás de impotencia creativa y amorosa. La carga melancólica del film es grande, y me tienta considerarlo como un pesimista responso por las ocasiones perdidas. Azevedo Gomes apuesta por un cierto estatismo visual, particularmente en el nivel narrativo principal, que se inicia con una paleta que tiende a los colores neutros y personajes artificiosamente inmóviles, lo cual tiene especial sentido, creo yo, para proyectar las dificultades para su expansión y realización emocional.
Un saludo.
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