por Genjuro »
01 Dic 2017, 10:02
FICX-2017
490. El futuro que viene (Constanza Novick , 2017) - 5,5
Hay un momento que me parece muy definitorio de la dinámica argumental de este film: dos niñas adolescentes recrean el diálogo de una telenovela en el que se sobreentiende un conflicto de competitividad entre dos amigas. La película nos lleva al futuro de esa relación de amistad, especialmente de sus problemas, en dos saltos temporales en los que se va materializando, no sólo el contenido del diálogo, el paternalismo y la frustración de un supuesto fracaso, sino además el tono culebronero de ciertos pasajes, empezando con la discusión fuera de campo de los padres de una de las chicas, que se diría salida de un televisor. Así, la mirada se decanta hacia la comedia al observar el teatro de las interacciones humanas. La estructura apunta a la circularidad, en relaciones que parecen abocadas a la fricción competitiva, celosa, y que apuntan a propagarse intergeneracionalmente.
491. The First Lap (Kim Dae-hwan, 2017) - 6,5
Otra obra de dinámicas relacionales que resuenan de generación en generación, la pareja protagonista de este film, tras siete años juntos, afronta un momento crucial en su relación ante un posible embarazo. Sendas visitas a los padres de cada uno dibujan unas perspectivas muy poco halagüeñas, como si la pareja fuese un ente condenado a la erosión, pero de alguna manera un estadio vital tan inevitable como el acto de comer que inunda el metraje. Hay un exceso de cálculo en algunos elementos argumentales, como la complementariedad de los respectivos progenitores, o la insistencia en mostrar a los protagonistas perdidos en coche o incluso caminando, un recurso un tanto obvio para reflejar el estado de desorientación en el que se encuentran, pero no terminan de ahogar la película por su tono de comedia y su naturalista puesta en escena. Kim utiliza mayormente un plano por escena con una reposada cámara en mano, una apuesta por la sencillez que conjuga en el mismo cuadro estas criaturas "condenadas" a compartir sus vidas.
492. A Man of Integrity (Mohammad Rasoulof, 2017) - 6
Es imposible separar el contenido de este film de la situación personal de Rasoulof, un cineasta condenado en Irán por su obra cinematográfica. Es evidente que la odisea de su protagonista, un hombre que intenta sacar su vida adelante de manera honrada en un contexto de profunda corrupción generalizada, institucional y social, resuena en su propia historia personal. Lo cierto es que la película amenaza con convertirse en una maniquea proposición de víctima y verdugos, y termina transformándose en un thriller moral, todo ello quizás demasiado evidente, con una intención excesivamente diáfana. El fuerte de la película reside en su puesta en escena, en las composiciones en panorámico, en el ritmo y engarce de planos, en la articulación de escenas a base de pequeñas elipsis. Y si bien el contenido no termina de ser satisfactorio, al menos a nivel visual sí que me pareció una obra estimulante.
493. Scary Mother (Ana Urushadze, 2017) - 6,5
La opresión a la mujer es la fuerza motriz de este film, el detonante que hace estallar artísticamente a una madre de familia creando una novela de clara inspiración autobiográfica pero destructiva con sus allegados. La puesta en escena refuerza la sensación de opresiva alienación, de control, a través de encuadres muy precisos que utilizan la deshumanizada arquitectura para aprisionar a la protagonista, de unos tonos predominantemente grises y oscuros, cuya alternativa vital es un rojo muy poco tranquilizador. La dimensión metaficcional va creciendo según avanza el metraje y nos ofrece una obra muy jugosa, aunque amenace por momentos con ahogarse en su férreo planteamiento conceptual.
494. The Practice of Love (Valie Export, 1985) - 6,5
La creadora experimental Valie Export también ensayó un cine más estándar, como este largometraje en forma de thriller, que así todo conserva retazos vanguardistas. Su protagonista, una periodista que investiga una muerte acaecida en extrañas circunstancias, se debate al mismo tiempo entre el amor de dos hombres que resultan relacionados en alguna manera con los hechos. Entiendo que el film expone las dificultades para mantener una relación de amor de igual a igual en una sociedad de dominio masculino, lo que ya se barrunta en el inicio, cuando la protagonista realiza un reportaje sobre los peep shows. Aunque a veces pueda parecer una obra relativamente convencional para lo que sería esperable, Export ofrece algunas soluciones de puesta en escena muy creativas, jugando con espejos, apuntando quizás a esa jerarquía social insoslayable que se esconde detrás de cada relación.
496. En attendant les barbares (Eugène Green, 2017) - 3,5
Green estrenaba mundialmente en Gijón su última película, y viéndola se entiende que tal cosa haya sido posible. Hablamos casi de un esbozo de film, surgido a raíz de un taller de actuación. Con mínimos elementos, se trata de una obra que, con sentido del humor (no especialmente fino), rechaza la obnubilación tecnológica y reivindica el arte como antídoto ante los males de nuestra sociedad contemporánea. No deja de ser Green en estado puro, que confía ciegamente en el poder demiúrgico de la palabra, en una propuesta tan desnuda que personalmente me resultó sosa y muy aburrida.
497. L'Indomptée (Caroline Deruas, 2016) - 6
Para su primer film Deruas regresaba a la Villa Medicis, donde ella misma había sido becaria, para poner el foco en dos jóvenes mujeres que afrontan de diferente manera un mundo eminentemente masculino. Aunque la principal protagonista, escritora casada con un célebre y mucho mayor autor, está inspirada al parecer en Elsa Morante y en su tormentosa relación con Alberto Moravia, es difícil no pensar en la propia relación de Deruas con Philippe Garrel. El caso es que los personajes masculinos salen bastante mal parados, hasta casi el exceso maniqueo. Más interesante me parece la cualidad espectral que se intuye en la otra chica, explícita respecto a sus experiencias en el lugar (puede ver los fantasmas de los habitantes pasados), y que junto a la ficcionalización de un supuesto cierre del lugar, consigue darle una pátina melancólica a la película.
498. Les fantômes d'Ismaël (Arnaud Desplechin, 2017) - 6
El último film de Desplechin se despliega torrencialmente a lo largo de más de dos horas de metraje, en una exuberancia narrativa muy característica de su cine. Varias capas se combinan alrededor de Ismaël, un director de cine enfrascado en una recreación fabulada de la vida de su hermano mientras su vida personal da un vuelco cuando su mujer, que se había marchado sin dejar rastro dos décadas atrás, regresa. Son sus fantasmas, claro, no siempre igual de bien imbricados en el devenir del film aunque sirvan para denotar sus traumas y psicosis, para dibujar una frágil realidad en permanente estado de disolución. Es bastante jugoso el triángulo sentimental que se produce entre el protagonista, su mujer reaparecida y su novia actual, al tiempo que no parece saber muy bien qué hacer con la subtrama del hermano, entre la realidad y la ficción. Y es que el film empieza fuerte pero se termina diluyendo al ritmo de las crisis del personaje encarnado por el inevitable Mathieu Amalric.
499. Lucky (John Carroll Lynch, 2017) - 6,5
Harry Dean Stanton fallecía antes del estreno de esta su última película, interpretando precisamente a un personaje que ya siente la cercanía de la muerte y que necesita asumir que sus días están contados. El proceso de sus miedos y dudas la convierte de alguna manera en una obra existencialista. La mirada del debutante John Carroll Lynch es calurosa y humanista, refugiándose en la comedia para poner buena cara ante el final inevitable. No creo que la localización sea azarosa, ese pequeño pueblo del suroeste americano, en sí mismo un ecosistema crepuscular, un escenario en el que explorar el vacío a dejar por el protagonista. La película queda así enraizada geográfica y culturalmente, y de paso nos regala una escena musical verdaderamente emotiva. Lástima que algunos trucos de guión (los crucigramas y el término realismo, pero especialmente el relato sobre la niña budista que reverbera en el final) afeen un poco el resultado final.
500. Until the Birds Return (Karim Moussaoui, 2017) - 6
Tres historias cruzadas trazan un retrato de la Argelia de hoy, de sus problemas y miserias. Confrontan cuestiones como la violencia y la degeneración ética, la situación de la mujer, o las heridas no restañadas de una cruel guerra civil. Hay una preocupación por soterrar las acciones más dramáticas y violentas, por no mostrarlas en primer plano, dejarlas fuera del campo visual o al menos no pasar de su enunciación. La puesta en escena está cuidada, e intenta ser una herramienta para la sugerencia, aunque a veces se le escapa algunos tics ampulosos a juego con su globalizador planteamiento. Se agradece la fuga musical con la que culmina el segundo episodio, que hace pensar en Carax, pero también hay detalles un poco obvios.
501. Grandeza y decadencia de un pequeño comercio de cine (Jean-Luc Godard, 1986) - 6
Un capítulo de la Serie Negra de la televisión francesa recuperado para la proyección cinematográfica, su filiación noir o polar es más un pretexto que real. Godard emprende un responso por una manera de entender la artesanía cinematográfica, el cine de las pequeñas productoras. Como tantas obras suyas, se mueve entre lo lírico, lo cómico y lo ensayístico, con momentos extrañamente fascinantes como esa larga secuencia en la que una sucesión de extras reconstruye, palabra a palabra, una frase de (creo) Faulkner. Así todo, la deteriorada estética videográfica me resultó bastante molesta, como si a la obra le faltase la nobleza del celuloide, y ni siquiera el trabajo de una grande de la fotografía como Caroline Champetier lo puede remediar.
502. Frost (Sharunas Bartas, 2017) - 5,5
Una mirada al conflicto ucraniano desde el desconcierto y desconocimiento del extraño, la última película de Bartas se configura como una road movie hacia la guerra en la que se quiere marcar la diferencia entre en conflicto visto de fuera y desde dentro, quizás simbolizando también lo fácil que puede ser entrar (o desencadenarlo) y lo difícil que es salir (o resolverlo). También destaca Bartas la comodidad de la posición extranjera, de quienes influyen desde el exterior sin sufrir las consecuencias más inmediatas y dramáticas, a través de esa larga escena central en un hotel "demasiado lujoso". Me decepcionó un poco la puesta en escena, que utiliza el primer plano como como recurso básico. Cuando finalmente la cámara comienza a tomar distancia, a utilizar la geografía y el espacio, también coincide con cierta gratuidad en el desarrollo argumental, y culmina en un último plano deudor de (o quizás homenaje a) Tarkovski que solemniza una obra que hasta el momento intentaba escapar a ello.
503. Contactos (Paulino Viota, 1970) - 5,5
Primera incursión en el largometraje de Viota, con estética amateur producto de la llamativa falta de medios. Con muy pocos elementos dentro del encuadre, combina la historia de amor de dos compañeros de pensión con una insinuada actividad en la clandestinidad de él. En realidad el film está vaciado de clímax, prácticamente de acciones trascendentales, que quedan elididas para centrarse en los intersticios de las mismas. Igualmente es una obra que juega con el fuera de campo, con el uso de las puertas, y que apenas se permite unos travellings laterales como todo movimiento de cámara, en una puesta en evidencia de la sintaxis cinematográfica. Hablamos de una obra principalmente formalista, a pesar de la tosquedad resultante de ínfimo nivel de producción, que a nivel emocional no me termina de llegar.
504. Destinos (Stephan Komandarev, 2017) - 5,5
No me parece muy diferente el espíritu que anida en esta obra del de Until the Birds Return. Varias historias, en este caso siempre desarrolladas siempre en taxis, se cruzan para ofrecernos la visión global de un país, aquí Bulgaria, con un ánimo eminentemente crítico. Y es que el escenario que dibuja Komandarev difícilmente podría ser más pesimista, una sociedad golpeada por la pobreza, la corrupción y una general falta de valores éticos. Eso sí, para hacerlo recurre a elementos a veces demasiado efectistas, y pienso especialmente en el segmento entre la conductora y su muy antiguo novio, que apunta de manera más que facilona a la hipocresía de las élites que emanaron del poder político en el anterior régimen. En general la sutileza no es el fuerte de este film. La figura gramatical dominante es el plano secuencia con cámara en mano, que le da una pátina de realismo e inmediatez a la puesta en escena, pero eventualmente puede resultar forzado y artificioso, en realidad a juego con su contenido.
505. Jeannette, l'enfance de Jeanne d'Arc (Bruno Dumont, 2017) - 5
Dumont parece estar en una fase de su carrera en la que ha vuelto su atención a los géneros para violentar algunos de sus elementos: El pequeño Quinquin en el thriller de asesinatos en serie, La bahía en la comedia y ahora esta excéntrica mirada a la infancia de Juana de Arco afrontada desde el musical en modo metálico en el que no faltan sus dosis de headbanging. Con mínimos elementos escénicos, de hecho los arenosos de Pas-de-Calais tan habituales es la filmografía de Dumont, y apenas cuatro personajes de entidad en dos grandes bloques temporales, en el seno de la película anida la fricción entre esa austeridad y su exuberancia musical o la heterodoxia de algunas coreografías, siguiendo la lógica de choque que también observamos con la plasmación visual de la inspiración divina a través de un estilo musical asociado más bien a registros demoníacos. La propuesta, que tiene su gracia, pienso que se agota pronto. La puesta en escena se Dumont, basada en planos generales, tampoco creo que dé demasiado juego, y el drama vital de la protagonista queda un poco enterrado por el dispositivo.
506. I Am Not a Witch (Rungano Nyoni, 2017) - 6,5
Al parecer inspirado por auténticos campos de brujas, espacios donde se confinan a las mujeres acusadas de tales en África, este film cuenta la historia de una niña que sufre ese mismo destino. Un planteamiento peligroso del que la película sale más que airosa gracias a las abundantes dosis de humor con el que está aderezado, convirtiéndose en una tragicomedia que no necesita recurrir a la explotación sentimental de lo que nos cuenta. Es de hecho un film elegante y pudoroso, más humilde de lo que nos hace suponer esa entrada con música de Vivaldi, y cuya cuidad puesta en escena consigue extraer belleza de circunstancias poco propicias para ello.
507. How to Talk to Girls at Parties (John Cameron Mitchell, 2017) - 6
Lo que podría ser un clásico relato coming-of-age exageradamente fijado en un tiempo, lugar y cultura, el Londres punk de la segunda mitad de los sesenta, se ve alterado por la aparición de un delirante grupo de extraterrestres de turismo por la capital inglesa en esta adaptación de un relato corto del prestigioso Neil Gaiman. No he podido evitar asociarla mentalmente a Colega, ¿dónde está mi coche?, pero creo que nos encontramos ante un film un poco más "noble". Me parece bastante jugosa la filiación de estos visitantes con ciertos movimientos artísticos y musicales, así como el tratamiento de las relaciones sexuales, en las que se sublima esa condición de desconocimiento y descubrimiento de la adolescencia. Es cierto que el metraje avanza a baches, que da la impresión de mercantilizar su estética (la puesta en escena de las dos actuaciones musicales es demasiado videoclipera, por ejemplo), pero no deja de ser una película francamente divertida.
508. Good Luck (Ben Russell, 2017) - 6,5
Documental escindido en dos partes sobre el trabajo de minería, la primera en un pozo en Serbia del que se extrae cobre y la segunda en un pueblo de Surinam en donde buscan oro. El film se centra especialmente en la rutina diaria de los trabajadores, y ocasionalmente recaba sus opiniones sobre su situación, sus vidas y sus esperanzas. Destaca en particular el trabajo fotográfico, la negrura de la mina lacerada por los haces de las lámparas de los mineros (es un escenario que se presta a estos efectos, como se vio por ejemplo en Viejo calavera), o la calidez de la luz africana del segundo segmento, con una tendencia hacia los largos plano secuencia que apunta hacia una búsqueda de rigor formal y expositivo de la realidad. Difícil no pensar en precedentes como Workingman's Death, pero creo que es una obra capaz de labrar su propia mirada e identidad, realmente interesante y de una atractiva factura formal.
509. Patti Cake$ (Geremy Jasper, 2017) - 4
La historia de una chica blanca con sobrepeso que sueña con convertirse en una estrella del hip hop termina cayendo en los típicos clichés del indie norteamericano, la superación personal, el buenrollismo y utilitarismo interétnico, o la catarsis maternofilial. Es un poco molesta la estética videoclipera que a veces se impone, aunque también es cierto que en otros momentos se hace muy simpática. Me parece un pasatiempo que no termina de dejar un poso significativo.
510. 24 Frames (Abbas Kiarostami, 2017) - 5
El film póstumo de Abbas Kiarostami parece una suerte de reformulación de Five, multiplicando el número de planos/escenas en duraciones más cortas. El director iraní partía de fotografías para "animarlas" videográfricamente con la presencia animal y de diversos fenómenos atmosféricos, principalmente. El resultado me parece más decorativo que sugerente. Entre el férreo enmarcado y la utilización de efectos digitales se ahoga hasta cierto punto la capacidad de las imágenes de sugerir y trascender los márgenes entre los que se mueven. Al final queda una sensación de artefacto, muy lejos de las conquistas minimalistas de Five, de aquella capacidad para dejar que la realidad circundante armase un relato que, ahora, parece impuesto. Por otro lado, quizás he querido buscar una película que no estaba ahí, y no he sabido apreciar lo que Kiarostami pretendía ofrecer.
511. Les sept déserteurs ou La guerre en vrac (Paul Vecchiali, 2017) - 7
Punto álgido en la reciente carrera de Vecchiali, este film anti-bélico reúne a siete desertores es un indeterminado lugar, entre las ruinas y la naturaleza, en medio del fragor bélico, siempre fuera de campo. Allí se sucede el gran teatro humano, en otro alarde del espíritu lúdico del cine de Vecchiali, un vals de historias personales, mentiras, amores y rencillas. Pero es un lugar que se revelará virtual en el espléndido final del film (no es un spoiler significativo, creo), poniendo la responsabilidad en el espectador, y el propio Vecchiali en sí mismo como demiurgo, al respecto del mantenimiento de esa virtualidad. La libertad deviene quizás en el tema mayor de la película, libertad en nuestra sociedad, pero también en la concepción cinematográfica.
512. Did You Wonder Who Fired the Gun? (Travis Wilkerson, 2017) - 6,5
Wilkerson indaga en el oscuro pasado familiar, en un bisabuelo que mató en su establecimiento a un hombre negro, seguramente sin ninguna justificación. Por el camino traza un inquietante semblante del racismo en el Sur de los Estados Unidos, y al mismo tiempo cuestiona la manera de reflejarlo, desde cómo lo hace una obra canónica como es Matar a un ruiseñor, a su propia labor en este documental, indefectiblemente asociada a la culpa inherente a ser parte de una familia con semejantes antecedentes. Obviamente es una manera de explorar la culpa y la responsabilidad de todo un país con una tragedia que reverbera en nuestros días.
513. Nothingwood (Sonia Kronlund, 2016) - 5,5
Semblanza de Salim Shaheen, hombre orquesta en el cine afgano, autor de más de un centenar de films realizados en precario, de calidad artística y técnica más que dudosa, pero aparentemente una figura muy popular en su país. Lo cierto es que el personaje en cuestión parece una imitación chanante, un tipo extrovertido y arrollador, con una troupe pintoresca en medio de un país devastado por la guerra y mediatizado por su estado sociocultural. Entiendo que buena parte del objetivo del film es hablar de ese problemático trasfondo, que también se plasma en la figura protagónica, un hombre con sus propias contradicciones. Interesante, divertida a ratos, tengo la impresión de que sea desaprovechado el potencial intertextual que presentaba la obra de Shaheen.
Un saludo.