por Genjuro »
13 Jun 2017, 17:18
242. Lisice (Krsto Papic, 1969) - 6,5
Estamos en 1948, con Yugoslavia definiendo su papel geopolítico al dar la espalda a Stalin. El film transcurre en una recóndita aldea con un planteamiento bastante minimalista: se celebra una boda y la fiesta se ensombrece cuando hacen acto de presencia la pareja de policías locales, ante la expectativa de alguna detención inminente. El dibujo social que traza el film es demoledor, quizás hasta el exceso. Las imágenes reflejan un sentimiento atávico que resuena profundamente en el posterior devenir histórico del país. Empezando por el retrato del cabecilla, supuesto héroe durante la liberación, investido de un prestigio y un poder que recuerdan al de un jefe mafioso. En el otro extremo están las mujeres, víctimas de un machismo rampante. Y por otro lado hay una crítica implícita a la supuesta justicia del poder político, capaz de sacrificar incluso a quienes han permitido la creación de ese poder. La puesta en escena ofrece algunos momentos realmente buenos, como la secuencia introductoria, una detención resuelta sin diálogos. Después hay una preocupación por resaltar los aspectos etnográficos imbricados con la narración, pero servidos a través de imágenes más bien ásperas.
243. El cisne negro (Henry King, 1942) - 7
Tengo especial debilidad por las películas clásicas de piratas, y ésta es una notable muestra del género. El capitán que la protagoniza tiene ocasión de pasar al otro lado de la ley y servir a la autoridad, al tiempo que se enamora de la hija del anterior gobernador de Jamaica. Por tanto el film juega constantemente al contraste entre ambos modos de vida, que en el fondo tienen mucho más en común que lo que las apariencias dan a entender. También emerge poderosa la vena aventurera, un polo de atracción tan fuerte para los personajes como para el espectador. Lástima que el excelente trabajo de puesta en escena de King se vea empañado por lo evidentes y cutres que resultan las transparencias (la escena del carruaje descubierto es particularmente dolorosa a los ojos), pero en todo caso sus imágenes, la paleta de colores profundos, consigue reforzar el carácter romántico de la película.
244. Field Lilies (Elo Havetta, 1972) - 6,5
Con rebajadas dosis de surrealismo respecto a Celebration in the Botanical Garden, Havetta mantiene la vitalidad y locura de aquella en esta historia de veteranos de la Primera Guerra Mundial incapaces de readaptarse a la vida convencional. Su condición de vagabundos, incluso de pequeño-delincuentes, contrasta con la rutina laboral del mundo rural en el que se mueven. De alguna manera el film reivindica a quienes están fuera del sistema. La música cobra una gran importancia en la película, a veces definiendo personajes o situaciones, en ocasiones utilizada con ironía, y forma parte integral de una puesta en escena libérrima que da réplica al espíritu de los personajes. Havetta juega además con los cromatismos, planteando el grueso de la narración en blanco y negro y finalizando en color, mientras utiliza por el camino algunos efectos monocromáticos.
245. Nuestro hombre en La Habana (Carol Reed, 1959) - 7
Realizada justo antes del triunfo de la Revolución, de mano podría parecer algún tipo de lejano remedo caribeño de su mayor éxito, El tercer hombre, al involucrar a un hombre corriente en una situación de peligro en una pintoresca ciudad extranjera. Pero la filiación decididamente cómica de ésta deja poco espacio al paralelismo. El hombre captado por los servicios secretos británicos para realizar labores de inteligencia en Cuba, ante su incapacidad para el servicio, opta por abrazar la creatividad y se inventa todo tipo de agentes e instalaciones militares. La sutil farsa se acomoda en una obra que sugiere que el espionaje (y por extensión otras laboras de confrontación) puede acabar siendo un fin en sí mismo, generando conflictos donde quizás no haya nada. La atmósfera local está muy bien capturada por la puesta en escena de Reed, que utiliza un tono ligero para narrar situaciones que no siempre lo son.
246. La gata (Margarita Alexandre & Rafael María Torrecilla, 1956) - 6
Un drama pasional alrededor del mundo de la cría de toros de lidia, cargado de fatalidad ya desde el momento en que se dispone la estructura en flash-back. Su protagonista cuenta su relación con "la gata", la hija del administrador de un cortijo. Veo un paralelismo sexual bastante curioso entre su condición de donjuán y su hábito de torear a las reses furtivamente, lo que supone "desvirgarlas" y malearlas para la faena. Es esta segunda circunstancia la que gana fuerza narrativa según avanza el metraje, pero a veces me queda la sensación de que la película se estanca y su interés decae. No ayudan unos diálogos desiguales, a veces decididamente sosos. Por contra, su punto fuerte reside en su trabajo visual. Al parecer se trata de la primera película española rodada en Cinemascope, y sorprende todo el partido que se le saca, lo bien aprovechado que está el formato ancho, el gusto y la funcionalidad en el encuadre (excepto algún momento aislado, como por ejemplo un par de entradas de personajes por un lado del cuadro sin mayor elaboración visual). La introducción en particular me parece excelente, misteriosa y pictórica.
247. Teticka (Martin Fric, 1941) - 5,5
Una comedia bastante inofensiva sobre un rica solterona que sólo interesa a sus familiares en tanto en cuanto herederos. Tiene algunos apuntes románticos interesantes, ya que esta mujer tiene un pretendiente pero vive del recuerdo de un amor pretérito nunca concretado, y la comicidad gana enteros en todo el bloque final en su casa/mansión, cuando además la puesta en escena se hace más notoria con los ramalazos de terror escenográfico que se orquestan. En fin, que se ve con cierto agrado pero deja poco poso.
248. Nevada Smith (Henry Hathaway, 1966) - 6,5
Como tantos otros westerns, éste trata la historia de una venganza, la de un joven mestizo (interpretado por un demasiado veterano y blanco Steve McQueen) que busca a los tres hombres que mataron a sus padres. Aunque los diálogos ya se encargan de hacerlo explícito, no deja de ser interesante el proceso por el cual esta venganza y el odio que conlleva le va transformando en alguna medida en aquello mismo que pretende combatir. Es una obra bastante clásica realizada ya en el tiempo de descuento del clasicismo del género, que se va creciendo según avanza el metraje, dirigida con oficio, pero que no llega al nivel de lo más granado de Hathaway.
249. Vámonos con Pancho Villa! (Fernando Fuentes, 1936) - 6,5
Hay un extraño choque de fuerzas tonales en esta película, seguramente uno de sus valores más acusados. La historia de un grupo de valientes campesinos que se unen al ejército de Pancho Villa comienza como una comedia al borde de la farsa. Los episodios bélicos están resueltos de una manera un tanto casual, aunque puedan acarrear serias consecuencias. El contraste tragicómico se hace más evidente según avanza el metraje, hasta dejar la sonrisa totalmente congelada (todavía mucho más aún con el final adicional que finalmente se descartó). Más que desidealizar la figura del revolucionario, que también (las tropas gubernamentales salen peor paradas), pienso que el film deja constancia de crueldad implícita a la guerra. Es un conflicto resuelto con violencia y muerte, y cuanta más, más eficacia. ¿Cuál es el límite? La puesta en escena está realmente bien, sobretodo fuera del campo de batalla, y además se nota la movilización de recursos en las escenas más multitudinarias, siendo una obra que entiendo captura muy bien el espíritu popular mexicano.
250. Hotel for Strangers (Antonín Mása, 1967) - 6,5
Una narración kafkiana que va dando progresivamente paso al absurdo al reconstruir la estancia en un hotel de un hombre que es asesinado allí mismo. En realidad hay una lógica diegética en ese absurdo, ya que la reconstrucción se hace en base a unas notas mayormente incoherentes que el protagonista, poeta de vocación, ha dejado a su muerte. En todo caso, esa circunstancia narrativa pone de manifiesto la volubilidad tanto de los sentimientos como de las percepciones. El formato cuadrado que emplea Mása encaja estéticamente con una ambientación cercana al cambio de siglo, evocando en ocasiones al cine mudo sin dejar de resultar profundamente contemporánea.
Un saludo.