por Genjuro »
25 Mar 2017, 12:10
134. Der Hauptmann von Köln (Slatan Dudow, 1956) - 6,5
Una sátira propagandística de Alemania Oriental sobre un camarero en paro que es confundido por un capitán en un reunión de ex-combatientes... en la RFA, claro. Con mucho humor y mala leche, la película denuncia la tolerancia con los criminales de guerra y con todas esas élites político-económicas que se beneficiaron del nazismo y que seguían ejerciendo su poder e influencia posteriormente en la parte capitalista de Alemania.
135. Pimpinela Smith (Leslie Howard, 1941) - 6,5
Más propaganda, en este caso británica durante la Segunda Guerra Mundial, a través de una historia con héroe, un profesor y arqueólogo muy despistado en apariencia, pero un genio burlando la vigilancia nazi para rescatar a personas relevantes de las garras del Tercer Reich en vísperas del conflicto bélico. También con villanos, unos oficiales nazis bastante patanes, en alguna medida los tontos útiles de la función. Porque en esencia se trata de una comedia, que rehuye la crueldad y se recrea en los elementos más lúdicos, también románticos, de la función. Está además servida con ligereza y gracia, con inesperado oficio por que Howard infinitamente más conocido como actor que como director.
136. Sunday Drivers (Gerhard Klein, 1963) - 6
Otra comedia de Alemania del Este con elementos satíricos, que explora la paranoia de unas personas que quieren huir del país convencidas de que está a punto de estallar una guerra. Por supuesto se les adorna con variadas cualidades negativas, aunque se huye de la grosería, en vivo contraste con los dos inadvertidos jóvenes que les acompañan (en el cine socialista los jóvenes suelen ser elementos positivos). La paranoia se extiende a lo que es un estado policial, lo cual sí que resulta un tanto inquietante, e igualmente esa dificultad que se muestra en la película para desplazarse dentro del propio país resulta todo menos idílica.
137. Almas en la hoguera (Henry King, 1949) - 7,5
Un film bélico que celebra patrióticamente el heroico sacrificio de los pilotos estadounidenses ayudando a Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, con una galería de personajes casi sin mácula, pero que sabe generar un conflicto humano interesante. Todo ello viene servido por King con una elegancia excepcional y un notable trabajo de puesta en escena. La emoción de la historia y los personajes se concreta en silencio, en pequeños gestos, y no en discursos o estallidos sentimentales. Igual que su protagonista, el general Savage, mantiene ese rostro inflexible y casi impenetrable para sus subordinados, a pesar de su trasfondo profundamente humano. Se agradece que sólo haya una escena bélica, para la que felizmente se recurre a imágenes documentales. La calidad en la dirección de King, de una sencillez que no excluye un alto grado de refinamiento, ya se percibe desde la escena inicial, cuando uno de los personajes acude tras la guerra a la abandonada pista de aterrizaje donde estaba situada la base, y se oye un ruido de motor y una ráfaga de viento mientras la cámara se mueve hacia el vacío para introducir el largo flash-back que vamos a ver.
138. Morituri (Eugen York, 1948) - 7,5
La historia de un grupo de prisioneros que se escapa de un campo de concentración y va a parar a un pequeño campamento de prófugos escondido en un bosque daba para una obra sobre la opresión y el sufrimiento. Son elementos presentes, por supuesto, también su apuesta por el entendimiento y la justicia, pero su gran particularidad estriba en una atmósfera irreal, casi como de cuento. Se debe en buena medida a su fascinante trabajo con la luz, a los mágicos claroscuros nocturnos, a las brumas matinales, a las penumbras boscosas, que parecen más propios del fantástico. También a la sucesión de escenas, cerradas con premura, que funden a negro como si se escapasen por entre los dedos antes de haber podido fijarlas, reforzando esa sutil vena onírica que las recorre.
139. Crudo (Julia Ducournau, 2016) - 4
Heterodoxa historia de transformación y pérdida de inocencia, su protagonista recién ingresada en la facultad de veterinaria es vegetariana pero, tras sufrir una novatada, comienza a sentir un impulso irresistible por la carne, cruda y humana a ser posible. Hay un evidente proceso de animalización en su periplo, en un entorno eminentemente hostil, e igualmente es imposible no asociar su proceso con la drogadicción. Ducournau apuesta por una planificación (de distancia) corta, epidémica, jugueteando con el gore en algún momento, buscando el malestar del espectador. A mí me cuesta disfrutar de una película que muestra tanta crueldad estúpida (las novatadas), demasiado efectista en sus maneras, y además culminada de manera tan tópica.
140. Der Mann, der seinen Mörder sucht (Robert Siodmak, 1931) - 5,5
El argumento de esta comedia sonará familiar a quienes hayan visto Contraté un asesino a sueldo de Kaurismäki: un hombre incapaz de suicidarse decide aprovechar la presencia de un ladrón en su casa para contratarle para que le mate. El arranque es muy prometedor, pero se desinfla entre gags de corto alcance y efectos sonoros bastante cutres. También es verdad que sólo sobrevive una hora escasa del metraje original de hora y media, y seguramente se ha perdido profundidad y detalle en las relaciones entre los personajes. Visualmente se adivina la influencia expresionista, que le da un cierto atractivo estético, pero no termina de levantar el resultado final.
141. Tenpô rokkasen - Jigoku no hanamichi (Masahiro Makino, 1960) - 6,5
La venganza vuelve a ocupar un papel relevante en este chambara de Makino, una de las líneas narrativas que se despliegan alrededor de un hábil, astuto y bonachón samurái, otro de esos héroes de buen humor que tan bien casan con el tono y ritmo habitual del autor. Así todo la película adquiere bastante gravedad en su último tercio, y de hecho me da la impresión de que su ritmo se empantana un poco, pero no termina sin ofrecernos un esplendoroso plano final como culminación, una especie de promesa épica fuera de metraje, para un director que huye de ella de manera natural.
142. Fräulein Else (Paul Czinner, 1929) - 6
Adaptación del relato homónimo de Arthur Schnitzler, se trata de un drama familiar y personal, que se desata cuando una familia lo pierde todo en bolsa y suplican a la hija, de vacaciones alpinas, que interceda por ellos pidiendo dinero a un acomodado conocido. Todavía dentro del mudo, obvia e inevitablemente se pierde gran parte de la riqueza psicológica del original, y el film tampoco destaca en demasía por su puesta en escena. Es un trabajo solvente, con momentos curiosos como el viaje en tren hacia las montañas, y es que la película tiene a bien respetar los escenarios naturales. Como curiosidad, se estrenó unos meses antes del crack del 29, así que vista hoy en día se le puede considerar quizás anticipatoria.
143. Deutschland bleiche Mutter (Helma Sanders-Brahms, 1980) - 6,5
La tragedia bélica, física y psicológica, sus heridas y la herencia emocional que acarrea, se reflejan en este film de retaguardia que cuenta la relación de una pareja a través de la narración en off de su hija, todavía nonata al comienzo del metraje. Entiendo que su directora quiere expresar que nadie es indeleble al nazismo y a una guerra, aunque haya pasado por ambos sin significarse políticamente ni sufrir heridas físicas, y especialmente para las mujeres que no combatieron pero tuvieron que sufrir las múltiples consecuencias del conflicto bélico. Para ello utiliza una puesta en escena en la que predomina la planificación corta y los planos de larga duración, en aras de una correspondencia visual con la voluntad de introspección sobre los personajes.
144. India Song (Marguerite Duras, 1975) - 6,5
Lo primero que llama la atención de esta obra de la escritora y realizadora Marguerite Duras, primera que veo, es su dispositivo estético. También es la primera barrera a superar. Es un film exclusivamente de voces en off que visualmente tiende al estatismo, con planos principalmente generales, bien fijos o que se mueven en suaves panorámicas. Los personajes se mueven por la pantalla lentamente, como zombis, todo ello muy a propósito de lo que quiere contarnos el film, el estancamiento y vacío vital de una serie de diplomáticos europeos en la India de los años 30, especialmente la mujer del embajador, que intenta paliar su hastío vital acumulando amantes. Son además exponentes del colonialismo, privilegiados en tierra ajena viviendo en una burbuja entre miseria y opresión, extraños al ambiente, a las propias condiciones climáticas, que quizás corrompen su espíritu como esa lepra que se menciona varias veces es susceptible de corromper sus cuerpos. Seguramente por la novedad que para mí supone la propuesta, me ha costado mucho entrar en ella, pero poco a poco se va filtrando un evocador poso de melancolía, que se hace intenso en el último y espléndido tramo del film, que se proyecta hacia el misterio y el vacío.
145. El autoestopista (Ida Lupino, 1953) - 7
Pionera del cine negro, Lupino concibe una historia exclusivamente masculina, de planteamiento sencillo y esencial, de maneras directas y eficaces. Un criminal metido en una espiral de robos y asesinatos haciendo autoestop es recogido por dos amigos que de escursión en México. Las cartas se ponen boca arriba desde el principio y en poco más de una hora asistimos al enfrentamiento emocional entre víctimas y verdugo. Más preocupado por la acción física que por la exploración psicológica, el film da volumen a sus tres personajes principales y utiliza muy bien el paisaje, los elementos geográficos, dentro de esta road movie hacia ninguna parte.
Un saludo.