por Genjuro »
07 Ene 2017, 11:09
1. Snowden (Oliver Stone, 2016) - 5
Como si desde el célebre documental de Laura Poiras Citizenfour se fueran introduciendo flash-backs para explicar su historia personal, así está orquestado este biopic de Edward Snowden, que abarca desde su toma de contacto con la CIA hasta nuestros días en su destierro ruso. Stone entrega una obra sorprendentemente sobria para sus parámetros (aunque es verdad que llevaba un tiempo desconectado de su cine), que funciona mucho mejor como arma de concienciación que como obra artística. Y así todo el tonillo aleccionador del tramo final (con música de fondo al objeto), estropea en alguna medida esa relativa sobriedad expositiva.
2. Panique (Julien Duvivier, 1946) - 6,5
Duvivier hace un retrato inmisericorde de las miserias de la sociedad en este film que transcurre en una barriada parisina en la que aparece una mujer muerta. Las sospechas vecinales recaen en un excéntrico y poco sociable personaje interpretado por Michel Simon, conocedor de la identidad del asesino pero que cae enamorado de la chica del mismo. Entre un villano y unos secundarios más bien de una pieza, estos dos personajes son los que sostienen el entramado dramático del film, que se viene un poco abajo en su poco justificado tramo final. Así todo no deja de ser una película que merece la pena, narrada con vigor y que sabe atrapar el aroma popular.
3. Je pense à vous (Pascal Bonitzer, 2006) - 6
Cinco personajes principales y las múltiples conexiones entre ellos dibujan el diagrama sentimental de esta película. En la mayoría de los casos son relaciones que a la postre provocan más heridas y resentimientos que placer y bienestar. Y sin embargo los personajes parecen mostrar una necesidad casi patológica por experimentarlas. La verdad es que todo este vaivén interrelacional se me antoja un poco forzado, aunque hay una velada referencia a la capacidad demiúrgica del autor que lo justificaría. Junto a una sólida labor interpretativa, la puesta en escena me ha parecido algo sosa, pero no anula el interés de la película.
4. La mano del diablo (Maurice Tourneur, 1943) - 6,5
Esta adaptación de un cuento de Gérard de Nerval tiene en cierta manera el aroma de las obras de Poe, aunque son autores contemporáneos y de hecho está escrita antes de que el bostoniano entregase el grueso de su obra. Así todo hablamos de un relato mefistofélico, en el que un pintor vende su alma al diablo al aceptar comprar una misteriosa mano que le da talento, fama, dinero y amor. Producida en plena ocupación nazi (de hecho es de la Continental), ¿podríamos atrevernos a realizar una lectura alegórica del colaboracionismo? Igual es forzar demasiado... En fin, narrada en flash-back, como mandan los cánones de la época, destaca la imaginería visual de las escenas más fantásticas.
5. Comanchería (David Mackenzie, 2016) – 6,5
Con elementos evidentes de neo-western, este film sobre dos hermanos embarcados en una serie de atracos se empapa de iconografía texana para hablarnos de mundos en disolución y transformación. Desde el primer plano queda muy claro el contexto socio-económico y político, el de una crisis económica que se ha llevado por delante hogares y familias inmisericordemente mientras el dinero de los contribuyentes se empleaba en salvar a la banca. Ello abunda en el carácter crepuscular de la película y un estado que, en general, parece mirar con nostalgia tiempos más salvajes. A pesar de la solidez de la propuesta, no me ha abandonado en ningún momento cierta sensación de sutil efectismo en cómo viene dispuesta, en ciertos planos, el uso de la música, así como algún episodio argumental.
6. Wozzeck (Georg C. Klaren, 1947) – 7
En preceptivo flash-back, este obsesivo film alemán nos cuenta el deterioro vital de un soldado convertido en asesino en buena medida por sus precarias circunstancias. Una crítica evidente al militarismo, como al clasismo y al capitalismo (está facturada por la DEFA en la zona Este), también se podría hacer una lectura alegórica, exculpatoria en alguna medida, respecto al pueblo alemán y al nazismo. En todo caso el trabajo visual del film es magnífico, recuperando técnicas expresionistas para sugerir los torturados mundos interiores de este hombre.
7. Ciudad de conquista (Anatole Litvak, 1940) - 7
Antes que el clásico relato boxístico de ascenso y caída, este film de Litvak es en esencia una historia de amor, pero claro, también de la ambición (o falta de) de unos personajes en la ciudad por excelencia, Nueva York. De hecho, a pesar del cierto aparato con el que viene presentada la película, con una temible introducción glosando diferentes aspectos neoyorkinos, el film se crece en los momentos más íntimos, y hace del sencillo contraplano a la acción principal (ésta sí, a veces “espectacular”) el elemento que desata la emoción del relato.
8. Rockers (Ted Bafaloukos, 1978) – 7
Con las trazas de un manifiesto reggie y rastafari, este simpático film jamaicano logra en apariencia transmitir la onda de un momento y un lugar icónicos. La celebración de la música y del espíritu comunal dominan la historia de un baterista enfrentado a una mafia que le ha robado la moto. Haciendo del plano medio y general la base de su elegante y colorista estilo visual, incluso con algún moderno plano secuencia siguiendo a su protagonista, se erige de hecho en una obra de cierto cariz etnográfico, más preocupada por la atmósfera general que por el relato anecdótico, que enmarca sin constreñir a unos personajes que se interpretan a sí mismos.
9. Bad Girl (Frank Borzage, 1931) – 5,5
Una historia de amor muy borzagiana, cuyos malentendidos a veces podrían confundirse con la guerra de sexos, pero en esencia sirven para alimentan la emoción climática. El comienzo en este caso es excelente, cuando Borzage nos presenta a una dependienta cansada de que los hombres no la dejen en paz, pero necesita llamar la atención de uno que pasa de ella. El problema es que la película entra rápidamente en varios baches narrativos, y los equívocos que envenenan la relación entre los protagonistas terminan por hacerse cansinos.
Un saludo.