Toshirô escribió:Yo creo que llevamos demasiado lejos el celo en la cuestión de no provocar al otro. No hay que tener miedo de aplicar la ley y no podemos alimentar el discurso de que hacerlo supone reprimir violentamente al disidente, porque es un relato disparatado. Hablamos de unos dirigentes políticos que, en una huída hacia delante que dura ya años, se han echado al monte. Que para la aprobación de las leyes de referéndum y desconexión se fumaron las reglas del Parlament, ¡sus propias reglas! Instauraron la idea de una primacía absoluta de su mayoría parlamentaria (una que no les permitiría reformar el Estatuto), sin que los contrapesos normales de cualquier sistema democrático puedan afectarla. ¿Qué otras materias, además de la independencia, serán tan importantes en el futuro como para justificar el desprecio a las garantías más elementales? Pues las que quieran, seguramente. Ése es un camino que no resulta fácil desandar.
Recuerdo advertencias similares a las que hacéis muchos cuando tuvo lugar la ilegalización de Batasuna. Las imágenes aquellas de la Ertzaintza reventando la puerta de las sedes con mazas fueron bastante poderosas, también. España se acababa, los abertzales habían ganado.
Este episodio de desobediencia civil masiva no es ninguna huida hacia adelante; es exactamente una respuesta hastiada a la permanente huida hacia adelante del estado español bajo cualquier signo político. La cuestión territorial no se toca, no se debate, no se negocia.
Tócala, debátela y negóciala, que está ahí, es grande, es importante y tiene un riesgo enorme. Sólo hay que abrir un puto libro de historia por una página al azahar para econtrar un ejemplo del marrón que el estado español tiene entre manos con el asunto de las nacionalidades, las lenguas y los autogobiernos.
Con lo que lo que vienes a argumentar tú es que el aparato íntegro del estado puede omitir sus deberes cuando nos parece bien, pero cuando no nos lo parece debe actuar con toda la fuerza que le proporciona el imperio de la ley. Mariano Rajoy y su caterva de bandidos no tienen ninguna legitimidad para esgrimir el imperio de la ley como una cuestión ineludible e ineluctable. Si hay alguien en este puto mundo que se concede permiso para infringir la ley, ése es el gobierno de delincuentes y farsantes que en cambio está mostrando tamaña firmeza contra la asonada.
Es el puto único fruto posible de su trabajo: la desobediencia. Si la mayoría del pueblo español apoya la acción gubernamental en, acerca y alrededor de Catalunya durante los últimos meses, la mayoría del pueblo español está equivocada y me la suda cien veces su opinión, porque es mezquina o desinformada.
Ya vale, cojones, ya vale. Yo no quiero hacer país con una caterva de subnormales que votan a PP, que votan a PSOE y tengo más que acreditado el puto derecho inalienable a no quererlo. Que dejen de joder mi vida, nuestras vidas, sus propias vidas, que lo dejen ya. Y si no lo dejan, pues habrá que desobedecer.
La desobediencia civil es un fenómeno al que le tengo muchísimo respeto incluso cuando no es mayoritario, porque tiene un alcance y unas posibles implicaciones para el propio futuro del desobediente que hacen que la información que manda sea varios órdenes más importante que la que manda cuando pone su papeleta en una urna. Y la información que me están mandando a mí es "desobedecemos el marco legal porque estamos hasta la pollísima de que os neguéis a debatir un tema que merece un debate profundo y responsable SIN ASOMO DE LA MÁS MÍNIMA PUTADUDA desde el año de la polka".
¿Las consecuencias? Pues las estamos viendo. Que una panda de jetas sea capaz de sublevar hasta el nivel hasta el que estamos viendo a la cantidad de gente, cargos electos y entidades que estamos viendo. Y una vez sublevados, ya no hay nada que hacer. Ya no estamos en fase de solucionar, estamos en fase de minimizar daños. La opción A, la B, la C y la D tienen todas un coste brutal y lo va a pagar entero el estado español. Yo.
Por sus putos santos cojonazos del caballo de Santiago, de Viriato y de Pérez Reverte.
Los abertzales ganaron. Mira la progresión de voto del constitucionalismo en Euskadi desde la ilegalización. España a la que ganó fue a ETA, de hecho ahí sigue entretenida intentando hacerle más daño si puede. ¿Los abertzales? Cuéntamelo tú.
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