por sharif »
21 Oct 2017, 00:49
El foro ya no forma parte de mi día a día.
Durante dos o tres años me metía a desayunar para ver las respuestas de los que foreaban por la noche mientras veían la NBA, y me bajaba a la universidad enterado de las noticias con los hilos que abrían los madrugadores desde el trabajo. Aquí comenzaba mi ruta por Internet, que transcurría entre las decenas de pestañas con logo naranja que me reventaban el explorador y que sólo acababa cuando me saltaba el pantallazo azul.
Tengo que agradecer que mi mierda de ordenador ponía cierto límite a esas incursiones. Cualquier inquietud encontraba respuesta, cualquier momento de aburrimiento este sitio te lo resolvía, cualquier opinión que creías consistente podías aquí depurarla y aprender. Solo el paso del tiempo me ha permitido comprender lo maravilloso que fue este sitio. Con sólo escarbar un poco, puedo encontrar en muchas de las facetas que hoy me definen un rastro que nace en un hilo sobre política, en un trolleo en otros deportes, en una recomendación en algún post de música o en una referencia que apareció en una pelea entre foretos.
En un proceso natural me empecé a involucrar con la causa y perdí horas de sueño, estudio y socialización por terminar un chop, redactar un buen tocho o fijarme en si había algún hilo donde meter alguna parida y arrancar un todosabotar a la gente.
En aquel momento no me sentía muy orgulloso de este comportamiento. También influyó el vislumbrar el mundo de las chupipandis y la tesitura de perder el anonimato. Poco a poco generé un sentimiento de rechazo que me distanció y finalmente me borró del foro. El problema lo tenía yo, no las chupipandis: parece ser que mi mente solo permite mostrar de mí pinceladas sueltas y rehúye enseñar más. Ahora lo sé porque he seguido sufriéndome en estos años de introducción a la vida adulta.
Dejando a un lado mis taras, no he encontrado otro lugar que me haya proporcionado el placer que sentía al escribir la "f" en el chrome. Te relamías pensando en qué ida de olla habría escrito este de buena madrugada, qué habría respondido esta a la otra, cuánto te habían puesto a parir por el ranking que habías postrado obre cualquier cosa... o simplemente sabiendo que te podías dejar sorprender, que esta familia de extraños proporcionaría.
Ya casi nunca me meto, es cierto. Pero en noches como hoy, en las que la insatisfacción de este país me ahoga, cuando se calma el ruido y me acuerdo de que nada de lo que veo a mi alrededor tiene ni gracia ni puto sentido, algo me dice que pille unas cervezas, me emborrache de forma patética y me meta al foro a ver qué hacéis.
Lamentablemente el foro son los padres. Cuando vuelves después de emanciparte te alarman las arrugas en las que no habías reparado antes, les notas que chochean, van más lento, viven atrapados en sus manías e incluso alguno se te ha muerto. Es triste aceptarlo, pero es la vida.
Aun así, nunca se les deja de querer.