Contador de películas 2018
La vida al margen del deporte (la hay)

antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 11 Sep 2018, 19:30

Espitama escribió:
antonio1004 escribió:
Espitama escribió:Alguna referencia de ¿Quién te cantará?

Salve.
Tiene la ficha 10717 del expediente ICAA.
Coño, por uno¡¡

Salve.
Lo cierto es que se acaba de ver en Toronto y apenas han salido unas pocas críticas, que ahondan muy poco y siempre hay que coger con alfileres. Como era de esperar las primeras reacciones son positivas, pero hasta que no se estrene en San Sebastián no podremos calibrar su impacto ni hacia donde se encamina Vermut tras Magical Girl, que ganó la Concha de Oro. Pinta bien, en cualquier caso.

https://www.hollywoodreporter.com/revie ... ew-1141195

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tony montana
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Re: Contador de películas 2018

por tony montana » 12 Sep 2018, 07:53

Acabo de llegar del cine de ver éste documental hermoso acerca de la vida de Astor Piazzola. Por ahí en unos meses estará en alguna plataforma y tal, pero desde ya es muy recomendable: "Astor Piazzola: Los años del tiburón".

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Espitama
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Re: Contador de películas 2018

por Espitama » 12 Sep 2018, 09:53

antonio1004 escribió: Lo cierto es que se acaba de ver en Toronto y apenas han salido unas pocas críticas, que ahondan muy poco y siempre hay que coger con alfileres. Como era de esperar las primeras reacciones son positivas, pero hasta que no se estrene en San Sebastián no podremos calibrar su impacto ni hacia donde se encamina Vermut tras Magical Girl, que ganó la Concha de Oro. Pinta bien, en cualquier caso.

https://www.hollywoodreporter.com/revie ... ew-1141195
Gracias majo, es que google me daba 8 de septiembre como fecha de estreno y supuse que sería a nivel nacional, no un pase en un festival.

Habrá que esperar.

Salve.
Que beban los pollos...

-You just kicked the shit out of an innocent man.
- Innocent? Innocent of what?

antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 12 Sep 2018, 13:32

Espitama escribió:
antonio1004 escribió: Lo cierto es que se acaba de ver en Toronto y apenas han salido unas pocas críticas, que ahondan muy poco y siempre hay que coger con alfileres. Como era de esperar las primeras reacciones son positivas, pero hasta que no se estrene en San Sebastián no podremos calibrar su impacto ni hacia donde se encamina Vermut tras Magical Girl, que ganó la Concha de Oro. Pinta bien, en cualquier caso.

https://www.hollywoodreporter.com/revie ... ew-1141195
Gracias majo, es que google me daba 8 de septiembre como fecha de estreno y supuse que sería a nivel nacional, no un pase en un festival.

Habrá que esperar.

Salve.
Hasta el 26 de octubre aún queda. El Festival de San Sebastián condiciona cada vez más el calendario de estrenos, pero también provoca que la cartelera se llene de buenas películas hasta final de año. Agarraos porque entre finales de septiembre y octubre se estrenan 'Oreina', 'El reino', 'Girl', 'Ha nacido una estrella', 'Cold War', 'Viaje al cuarto de una madre', 'First Man', 'Petra', 'Quien te cantará', 'Un día más con vida'...

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crespo
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Re: Contador de películas 2018

por crespo » 12 Sep 2018, 15:34

antonio1004 escribió:
Espitama escribió:
antonio1004 escribió: Lo cierto es que se acaba de ver en Toronto y apenas han salido unas pocas críticas, que ahondan muy poco y siempre hay que coger con alfileres. Como era de esperar las primeras reacciones son positivas, pero hasta que no se estrene en San Sebastián no podremos calibrar su impacto ni hacia donde se encamina Vermut tras Magical Girl, que ganó la Concha de Oro. Pinta bien, en cualquier caso.

https://www.hollywoodreporter.com/revie ... ew-1141195
Gracias majo, es que google me daba 8 de septiembre como fecha de estreno y supuse que sería a nivel nacional, no un pase en un festival.

Habrá que esperar.

Salve.
Hasta el 26 de octubre aún queda. El Festival de San Sebastián condiciona cada vez más el calendario de estrenos, pero también provoca que la cartelera se llene de buenas películas hasta final de año. Agarraos porque entre finales de septiembre y octubre se estrenan 'Oreina', 'El reino', 'Girl', 'Ha nacido una estrella', 'Cold War', 'Viaje al cuarto de una madre', 'First Man', 'Petra', 'Quien te cantará', 'Un día más con vida'...
¿Has podido ver esta última?
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GIPSY KING

antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 12 Sep 2018, 19:28

crespo escribió:
antonio1004 escribió:
Espitama escribió:
Gracias majo, es que google me daba 8 de septiembre como fecha de estreno y supuse que sería a nivel nacional, no un pase en un festival.

Habrá que esperar.

Salve.
Hasta el 26 de octubre aún queda. El Festival de San Sebastián condiciona cada vez más el calendario de estrenos, pero también provoca que la cartelera se llene de buenas películas hasta final de año. Agarraos porque entre finales de septiembre y octubre se estrenan 'Oreina', 'El reino', 'Girl', 'Ha nacido una estrella', 'Cold War', 'Viaje al cuarto de una madre', 'First Man', 'Petra', 'Quien te cantará', 'Un día más con vida'...
¿Has podido ver esta última?
No he visto todavía ninguna de las citadas, si no, probablemente alguna que otra ni se me ocurriría recomendarla :D (la de Chazelle pinta fatal, en su línea). Ya la comentaremos durante Donosti ;)

Genjuro
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Re: Contador de películas 2018

por Genjuro » 21 Sep 2018, 14:39

261. Kuei-Mei, a Woman (Yi Chang, 1985) - 6

Encuadrable dentro del llamado Nuevo Cine Taiwanés junto a figuras de la talla de Hou Hsiao-hsien o Edward Yang, Yi Chang ofrece el dramático retrato a lo largo de varias décadas de una mujer que se casa con un hombre adicto al juego, viéndose obligada a sacar adelante a la familia ella sóla. Yi construye su narrativa visual principalmente sobre planos generales, evitando en todo momento la dinámica plano-contraplano, resultando en una factura elegante (ayuda la fotografía, especialmente destacada en escenas nocturnas) aunque me queda la impresión de que intenta dulcificar un poco su dispositivo con algunos suaves movimientos que rompen la belleza del encuadre. En realidad se puede decir algo similar del contenido, que se antoja un tanto convencional y no termina de generar la carga de melancolía que a mi entender pretendía la película.


262. Les Enfants (Marguerite Duras, 1985) - 4

Este film de la célebre autora me ha dejado completamente perplejo. No termino de encontrar el propósito y la gracia del mismo. Nos presenta a un niño de siete años con la apariencia de un hombre de cuarenta que decide, y así se lo comunica a sus padres y profesor, dejar la escuela porque solo le enseñan cosas que no sabe. Lacónicas conversaciones filmadas en largos planos medios fijos se suceden, en las que se discuten cuestiones sobre el conocimiento con una marcada querencia por el absurdo. Pero ni me llega su humor, ni me sugiere nada especial. Lo más destacable me parece la puesta en escena, el uso de la luz dentro de la casa familiar.


263. Love Hotel (Shinji Somai, 1985) - 5,5

La desesperación de un hombre le lleva a abusar sexualmente de una joven prostituta, lo que crea un vínculo entre ambos, una necesidad de redención en él y un retorcido deseo en ella, quizás morboso o producto de un instinto protector o de pertenencia (no veo a nadie filmando un guión así hoy en día). Somai recurre en bastantes ocasiones a la cámara en mano que sigue los movimientos de los personajes, unas formas visuales que estilizaría según su carrera fue avanzando, pero que aquí lucen abruptas y un tanto azarosas.


264. The Legend of the Suram Fortress (Sergei Parajanov & Dodo Abashidze, 1985) - 7

Otra inmersión de Parajanov en la cultura caucásica ancestral narrando a través de la separación de una pareja la leyenda de cómo se pudo erigir sólidamente la fortaleza de Suram. Entiendo que se en cierta medida se celebra la identidad georgiana y se sugiere su pervivencia a través de anacronismos (que también aparecen en otras obras suyas). Quizás sea la creciente familiaridad que siento con su cine a base de ver películas suyas, pero ésta me ha parecido especialmente hipnótica en su formulación estética, que sigue las coordenadas habituales de su cine, esos recurrentes tableaux vivants llenos de color y música sobre escenarios históricos. Es una coreografía de bellas composiciones en las que se pueden encontrar momentos tan mágicos como esa plasmación visual del paso del tiempo y el envejecimiento de la chica con un movimiento pendular invertido de rostros entre luces y sombras.


265. Goto, l'île d'amour (Walerian Borowczyk, 1969) - 6

Una isla que quedó diezmada e incomunicada tras un terrible terremoto, mantiene el mismo estilo de vida desde el siglo XIX, el de un estado totalitario. Allí se maquina una subversión en la jerarquía de poder con la sencilla espoleta de amor, del deseo que nace en un convicto por la reina. De alguna forma se pone de manifiesto la condición del poder como un estado de privilegio individual, pero también el grado de corrupción que acarrea su conquista y ejercicio. Lo más reseñable del film es su estética, la obsesión de Borowczyk por filmar las escenas interiores como si estuviera en un escenario, con los personajes evolucionando sobre un fondo perpendicular al tiro de cámara, lo que genera sensación de encorsetamiento, de ser sujeto de algún tipo de mecanismo, sensaciones muy apropiadas para la descripción sociopolítica que se pretende. También significativos son los breves fogonazos en color de lo que es esencialmente una película en blanco y negro, en los que se manifiesta la subversión o la violencia respecto al status quo. Eso sí, quizás el resultado se siente un poco prisionero del férreo planteamiento.


266. Mati Manas (Mani Kaul, 1985) - 7

Algo a priori tan potencialmente prosaico como documentar la tradición cerámica de la India se convierte en manos de Kaul en una obra profundamente poética. Sus imágenes nos llevan a través del oficio, de los seres anónimos que lo practican, eventualmente también muestra piezas museísticas del pasado, con un flujo narrativo en el cual no puedo apreciar una causalidad argumental, pero sí una extraña coherencia motriz, que alimenta la sensación hipnótica que desprenden sus imágenes. Y es que da gusto mirar a los planos de Kaul, su composición, su ritmo interno, el aire misterioso que ofrecen. Una narración poética se superpone a la visual, pero en mi caso, a pesar de la seductora cadencia del recitado, el intento por entresacar el sentido de las palabras sólo me distrajo del atractivo fundamental de la película.


267a. Le Livre de Marie (Anne-Marie Miéville, 1985) - 7
267b. Je vous salue, Marie (Jean-Luc Godard, 1985) - 7

Estrenadas de manera conjunta, Miéville dirige un mediometraje que muestra la separación de una pareja y el efecto en su hija, al tiempo que Godard recoge quizás a ese mismo personaje en edad adulta para realizar una actualización de la Sagrada Concepción que en su momento causó una gran polémica. Ambas son obras de notable belleza, quizás más acentuada en el corto de Miéville, más sereno a nivel estético, con un gran trabajo sobre los encuadres en plano medio. Godard explora rostros y el cuerpo de su María, dentro de un excelente montaje (visual y de sonido).


268. Grain (Semih Kaplanoglu, 2017) - 5

No esperaba que el director de la trilogía de Yusuf, muy anclada en la realidad circundante aunque de formas progresivamente estilizadas y dotada de cierta espiritualidad, se descolgase ahora con una distopía, una historia enmarcada en un mundo de rasgos postapocalípticos apenas habitable donde existe segregación genética y se intenta sobrevivir a base de comida sintética. Filmado en un pulcro blanco y negro, supongo que al objeto de incidir en la sensación de ausencia de vida, la puesta en escena busca formas elegantes de gran formato, suaves movimientos de cámara a menudo en grandes planos generales, el marco estético para un discurso con aires de gravedad y trascendencia, pero que huele a filosofía de baratillo y termina derivando hacia cierto misticismo. A grosso modo, un quiero-y-no-puedo tarkovskiano.


269. Kapone oi ni naku (Seijun Suzuki, 1985) - 5,5

No parece que los crossover entre los géneros clásicos del cine japonés y hollywoodiense hayan dado demasiado de sí. East Meets West ya era la peor película de Okamoto y, sin llegar al mismo nivel de despropósito, también creo que ésta es la más floja de cuantas he visto de Suzuki, que congrega a la yakuza con la mafia (Capone nada menos) en tiempos de la Prohibición. El protagonismo recae sin embargo en un cantante de música tradicional japonesa que trata de hacer fortuna en Estados Unidos. El tono de comedia, incluso de farsa, domina una película muy loca, de escenarios artificiosos, montaje insólito que se carga la continuidad narrativa (quizás lo que más me gustó del film), con múltiples referencias culturales, también anacronismos y muy crítica respecto al trato de los gobiernos norteamericanos hacia las minorías. Resulta simpática en su improbabilidad, pero no me terminó de atrapar.


270. Péril en la demeure (Michel Deville, 1985) - 6,5

Desde el comienzo de este particular noir percibimos la voluntad juguetona de Deville, en esa obsesión por las figuras entrevistas que observan y vigilan, en el descaro de la insinuación sexual o en la incógnita que suponen las verdaderas intenciones de los diferentes personajes, pero también en la puesta en escena, en el elaborado montaje que tantas veces establece una engañosa continuidad entre planos que no la tienen. Se convierte así en una obra de narrativa ágil cuyo metraje se hace muy ligero, pero como suele suceder en este tipo de propuestas, al final da la sensación de que el juego amenaza con imponerse sobre los personajes.


271. The Journey of a Young Composer (Giorgi Shengelaya, 1985) - 6

Otra muestra del profundo enraizamiento georgiano de Shangelaya, de su defensa de la identidad nacional en la historia de un joven e incauto compositor que emprende un viaje para registrar canciones populares del país en plena represión zarista. La película navega entre cierto absurdo cómico, un ramalazo kafkiano y el patetismo de un pueblo perseguido y fantasmal, que se manifiesta en particular en esa galería de mujeres en luto emocional convertidas en referente de los proscritos. Reconozco que viendo la película por momentos me he sentido con similar falta de dirección a la mostrada por los personajes, en buena medida porque la puesta en escena tampoco me ha sugerido gran cosa, pero es cierto que consigue filtrar un profundo sentimiento de tristeza desde su tono tragicómico.


272. Himatsuri (Mitsuo Yanigimachi, 1985) - 7,5

La relación del hombre con su entorno es parte crucial de este film japonés situado en un pueblo en el que convive gente del mar y de la montaña. Y así lo pone de manifiesto la puesta en escena, prolija en grandes planos generales en los cuales la naturaleza y la orografía se vuelven protagónicos, a menudo relacionando personajes y acciones que se encuentran a bastante distancia. De esta manera nos acerca Yanigimachi las andanzas de su (anti)héroe, Tatsuo, leñador y cazador opuesto a la construcción de un parque acuático, una figura tan atractiva en su fuerza y vitalidad, en su adaptación al medio, como inquietante por su carácter asilvestrado y su falta de escrúpulos; es un carácter más cercano a ese mundo natural en el que dominan los instintos primarios que a la civilización. Bellamente ejecutado, el film exuda autenticidad en toda su galería de personajes (tengo la impresión de que la mayor parte del reparto no es profesional), y ni siquiera molestan ciertos ramalazos místicos.


273. Sestricky (Karel Kachyna, 1984) - 5,5

La enfermera que protagoniza este film está en pleno proceso iniciático, tanto profesional como sentimental/sexual, en el contexto de una Checoslovaquia de posguerra, también iniciática en el socialismo, en particular en su mundo rural, donde todavía perviven usos y costumbres retrógrados. Desde un tono principalmente cómico, Kachyna realiza una obra vivaz aunque con ocasionales dejes de desencanto. De todas formas no me atrajo demasiado la puesta en escena, lejos de los mayores logros del checo.


274. Höhenfeuer (Fredi M. Murer, 1985) - 6,5

El "castillo de la pureza" (por recurrir al título de Ripstein con el que guarda alguna similitud argumental) de la familia protagónica de este film suizo es la montaña en la que viven aislados, casi desconectados del mundo, en una aparente suspensión temporal que sólo algunos detalles contextualizan en el presente de la realización de la película. La historia transmite sensación de endogamia, de una tendencia hacia la perpetuación de los modos de vida quizás sin mucha viabilidad futura. Murer realiza un sólido trabajo, y el acabado final se beneficia de los espectaculares paisajes alpinos.


275. Visita ou Memórias e Confissões (Manoel de Oliveira, 1982) - 6,5

Un autorretrato del gran director portugués que gozó de una difusión insólita, ya que no debía ver la luz hasta después de su muerte, lo que sucedió tres décadas más tarde del rodaje. El centro del film, y en realidad el motivo del mismo, es la casa que Oliveira y su familia venían habitando durante cuarenta años y que se habían visto obligados a vender para solucionar sus desajustes financieros. Esa circunstancia ya añade un cariz crepuscular a una obra de naturaleza melancólica, puesto que vuelve repetidamente sobre el pasado, e incluso fantasmal, significado por esas voces en off incorpóreas pero de materialidad latente gracias a los planos subjetivos, también por la propia dinámica del film, que en varios momentos muestra espacios vacíos de personas pero llenos de objetos que les evocan. Pareciéndome una obra valiosa, quizás esperaba un mayor grado de fascinación, e incluso me sorprendió para mal algún detalle, especialmente la manera de superponer imágenes fijas sobre el plano.


276. Introduzione all'oscuro (Gastón Solnicki, 2018) - 5,5

Documental que celebra la figura y el recuerdo de Hans Hurch, el recientemente fallecido director de la Viennale. El joven realizador argentino Solnicki, amigo suyo, renuncia a realizar una biografía al uso, y adopta una aproximación tangencial usándose a sí mismo como principal protagonista en lo que parece por momentos la deconstrucción de un documental. Viena, los escenarios por los que se movía Hurch, están entre los principales motivos de exploración de la película, proporcionando a Solnicki la oportunidad de lucirse en la composición de encuadres, algo que ya había demostrado en su anterior largo Kékszakállú.


277. El arte de vivir (Julio Diamante, 1965) - 7

A rebufo del denominado Nuevo Cine Español, Diamante entregaba una de las más demoledoras radiografías de la sociedad española durante la dictadura. Su protagonista es un joven que, en su frustración para abrirse paso económica y socialmente, asume un discurso contestatario respecto a los usos imperantes. El clasismo, el nacionalcatolicismo, el capitalismo consumista o el machismo como mecanismos de ahogo en la cadena de poder se hacen muy presentes, y el sistema revela su capacidad para generar víctimas y adeptos. Sin el virtuosismo visual de un Regueiro (no he podido evitar acordarme de El buen amor), Diamante tiene a bien evitar cargar las tintas a nivel dramático de manera que resta una impresión de inquietante naturalidad en el proceso emocional al que asistimos, en ese arco que delimita la voz en off del protagonista entre el comienzo y el final de la película.


278. Ela volta na quinta (André Novais Oliveira, 2015) - 5,5

Este primer largometraje de Novais ya anticipaba las maneras del que estrenó recientemente en Locarno, Temporada. La obsesión por los largos planos fijos en los cuales se desarrollan morosamente una serie de escenas en donde los personajes, que aquí están interpretados por su propia familia, muestran la fragilidad de sus relaciones sentimentales, incluso de sus vínculos afectivos. Hay menor concreción en esta película, que nunca termina de sacudirse una sensación de anemia narrativa de la que sí logra escapar su siguiente largo.


279. Five and Ten (Robert Z. Leonard, 1931) - 6

El dinero como efecto desestabilizador sobrevuela sobre la acaudalada familia que protagoniza esta película. Influye en la relación que entabla la hija, y que toma la forma de una comedia romántica al uso, pero especialmente en el distanciamiento que se produce entre los padres, que abona el lado más dramático del film y que va tomando importancia y hondura según avanza el metraje. Nada resulta llamativo en la puesta en escena de Leonard, pero realiza una labor perfectamente solvente, sin dejar que el personaje que interpreta Marion Davis, destacadísima en el cartel, se coma la película.


280. Kucumbu tubuh indahku (Garin Nugroho, 2018) - 5,5

Inspirándose en la historia personal del célebre (al menos en Indonesia) bailarín Rianto, que oficia él mismo de narrador, este film nos cuenta el proceso de maduración y descubrimiento (homo)sexual, desde la niñez hasta la infancia, de un joven huérfano. Hay elementos reiterados, como los agujeros o la sangre, con evidentes connotaciones sexuales. En el relato convive la dulzura y la crueldad, quizás el poso de un recuerdo romantizado y la brutal realidad que repetidamente hace acto de presencia. De hecho hay un deliberado intento por darle una pátina seductora a las imágenes, a través de la calidez de los colores y del suave movimiento de la cámara y (por lo general) de los personajes, aunque pienso que el film no termina de construir un discurso estético de calado.


281. Kayako no tameni (Kōhei Oguri, 1985) - 7

Oguri rarificaba su obra ya con su segundo largometraje manteniendo su preocupación por las consecuencias bélicas, por aquellos marginados económica o emocionalmente, en este caso un joven de origen coreano, japonés de segunda generación, que establece una relación con una chica que vive con los que habían sido sus padres adoptivos. El film se centra en la sensación de orfandad y desarraigo, en la cuestión identitaria, en las secuelas psicológicas de una infancia traumática a causa de la guerra. Con una narración elíptica rayando en lo críptico, la película nos muestra una realidad más bien deprimente, en escenarios mayormente oscuros y austeros, mostrados con laconismo narrativo, en los que Oguri compone con precisión y cierta morosidad. Es significativo que la mayor luminosidad venga en la escena romántica en la barca y en ese interludio musical coreano, sin contar ese flashback en la nieve casi ensoñado y de un blanco hiriente. Eventualmente el protagonista evidencia la dificultad para involucrarse en la sociedad que le rodea, como si estuviera condenado a ser un espectador extraño a la misma.


282. An Elephant Sitting Still (Hu Bo, 2018) - 7

El suicidio de Hu Bo tras de culminar su primer largometraje añade otra pátina de desesperación a una película que ya la sugiere sobradamente. Rodada estrictamente en planos secuencia, su cámara persigue a una serie de personajes que sufren angustia vital, con algunos problemas quizás circunstanciales, pero co una evidente falta de perspectivas socioeconómicas y/o morales. La gran mayoría de encuentros y diálogos destilan violencia verbal o psicológica, puntualmente física también. Los planos se cierran sobre los personajes y la profundidad de campo queda muy limitada, haciendo del escenario urbano un trasfondo anodino que se mueve entre lo impersonal y lo decrépito. Ese elefante sentado inmóvil e impertérrito podría hacer referencia a la sensación de inevitabilidad que transmite el film respecto a una sociedad progresivamente individualista y deshumanizada. En fin, más allá de la siempre terrible pérdida humana, es una lástima que nunca podamos saber lo que hubiera deparado la carrera de este prometedor director, que aquí maneja las casi cuatro horas de metraje sin que el interés decaiga en ningún momento.


283. Los que no fuimos a la guerra (Julio Diamante, 1962) - 6,5

Para su debut en el largo Diamante adaptaba una novela de Wenceslao Fernández Flórez, trasladando a la pantalla la sorna característica de la pluma del gallego, y también la crítica soterrada que tan bien parece encajar con la obra de Diamante, a decir de El arte de vivir. La historia nos retrotrae a los tiempos de la Primera Guerra Mundial, a un pueblo de la España neutral donde igualmente se dirimen rivalidades ideológicas entre francófilos y germanófilos. No es difícil trasponer las actitudes observadas a los tiempos contemporáneos a la realización de la película, la crítica a una sociedad en la que triunfan el cainismo, la picaresca, la grosería y el cálculo ideológico. Es un film simpático narrado con total solvencia por el primerizo Diamante, quien a pesar del uso de la voz en off logra sacudirse el encorsetamiento literario con ideas visuales como la descripción de los partidarios de cada bando a través de sus gorras y sombreros.


284. Burning (Lee Chang-dong, 2018) - 7

El retorno tras las cámaras del realizador coreano después de ocho años de silencio se produce con una película que busca el desconcierto argumental, que parece arrancar como una obra romántica, se adentra en los dominios del thriller y pareciera querer jugar con la metanarratividad. Hay una cualidad evanescente en varias situaciones y personajes del film, como si se insinuase una realidad diegética puesta en permanente cuestión, pero Lee se cuida mucho de levantar las cartas y realiza un ejercicio de funambulismo para no caer en el artefacto, en el juguete narrativo. El periplo de ese joven repentinamente enamorado de una antigua compañera de colegio se mueve desde la extrañeza inicial hasta la progresiva obsesión, un trayecto que Lee muestra en planos de cámara en mano de inesperada elegancia formal, generando una combinación de naturalismo y estilización que sirve perfectamente al terreno fronterizo por el que se mueve el film.


Un saludo.

Simpkins
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Re: Contador de películas 2018

por Simpkins » 23 Sep 2018, 10:45

Ayer vi "Les distàncies" de Elena Trapé y me he quedado con la sensación de que con cuidar un poco un par de detalles ahí había una muy buena película. El principal problema, la película dibuja una relación de amistad entre TODOS los personajes tan completamente disfuncional que hace muy poco creíble que esas personas empezaran ese viaje. Todo es agrío, oscuro, triste, en ningún momento muestra el más mínimo atisbo de nostalgia o melancolía por un pasado común. Y pese a que la historia podría llegar a funcionar muy bien (de hecho funciona correctamente) pese a esto... algunos comportamientos erráticos e impostados en algún momento de prácticamente todos los personajes terminan de sacarte una mueca de incredulidad.
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FY Morgan
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Re: Contador de películas 2018

por FY Morgan » 23 Sep 2018, 15:44

antonio1004 escribió:
crespo escribió:
antonio1004 escribió:
Hasta el 26 de octubre aún queda. El Festival de San Sebastián condiciona cada vez más el calendario de estrenos, pero también provoca que la cartelera se llene de buenas películas hasta final de año. Agarraos porque entre finales de septiembre y octubre se estrenan 'Oreina', 'El reino', 'Girl', 'Ha nacido una estrella', 'Cold War', 'Viaje al cuarto de una madre', 'First Man', 'Petra', 'Quien te cantará', 'Un día más con vida'...
¿Has podido ver esta última?
No he visto todavía ninguna de las citadas, si no, probablemente alguna que otra ni se me ocurriría recomendarla :D (la de Chazelle pinta fatal, en su línea). Ya la comentaremos durante Donosti ;)
Para la semana que viene, ¿El Reino o Searching? mono de cine después de un verano flojete.
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antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 24 Sep 2018, 02:02

FY Morgan escribió:
antonio1004 escribió:
crespo escribió:
¿Has podido ver esta última?
No he visto todavía ninguna de las citadas, si no, probablemente alguna que otra ni se me ocurriría recomendarla :D (la de Chazelle pinta fatal, en su línea). Ya la comentaremos durante Donosti ;)
Para la semana que viene, ¿El Reino o Searching? mono de cine después de un verano flojete.
Para la semana que viene 'El reverendo', que finalmente se estrena y merece ser una de las películas del año.

Genjuro
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Re: Contador de películas 2018

por Genjuro » 01 Oct 2018, 14:02

SSIFF-2018


285. The Lost People (Bernard Knowles & Muriel Box, 1949) - 6,5

Típica película de posguerra que alecciona sobre la necesidad de ser tolerantes para crear un espacio de convivencia en paz. La acción se desarrolla en Alemania, en un centro de redistribución de desplazados dirigido por británicos. El tufillo a paternalismo es inevitable, y la evolución dramática está demasiado sujeta al mensaje, pero es un film con sobrados alicientes. Los diálogos, salvo por lo mencionado, funcionan realmente bien, muestran ingenio y no caen en excesos verbales. Quiero pensar que se nota la mano de Box en la moderna visión que tiene de la mujer para los tiempos que corrían. La puesta en escena es elegante, con algún momento realmente afortunado utilizando el fundido en el cierre de escenas, y con un armonioso fluir visual. Y de hecho, a pesar de la unicidad de espacio, la deuda teatral nunca atenaza la película.


286. Manta Ray (Phuttiphong Aroonpheng, 2018) - 6

Deudor en aspectos temáticos del cine de Weerasethakul, este film tailandés nos presenta una historia fuertemente espiritual en la que se intercambian identidades, se sugiere algún proceso en la línea de la transmigración de almas e incluso parece subyacer la cuestión política en la figura de ese hombre encontrado, herido y que no habla. De hecho apenas hay diálogos a lo largo del metraje, que se desgrana en buena medida a través de tareas físicas y repeticiones. La película consigue conjurar cierta capacidad hipnótica, pero finalmente se revela un tanto calculada en su necesidad de epatar con esa espiritualidad.


287. Netemo sametemo (Ryūsuke Hamaguchi, 2018) - 6,5

La historia de una chica enamorada sucesivamente de dos chicos muy parecidos acaba adoptando la clásica estructura de una comedia romántica, un paso quizás inesperado en la carrera de Hamaguchi tras Happy Hour. Aquí vuelve a demostrar sus dotes de narrador visual, en su manera de capturar el espacio escénico, por ejemplo en sus excelentes planos generales. Pero al contrario que en la otra, los personajes y su interacción no terminan de funcionar, se antojan un demasiado superficiales y caprichosos en su comportamiento.


288. Apuntes para una película de atracos (León Siminiani, 2018) - 6,5

Siguiendo el camino de Mapa, Siminiani retoma el formato de diario filmado consiguiendo limitar la dispersión de aquella. Bajo la fascinación por las heist films, emerge la figura del Robin Hood de Vallecas, maestro butronero que va tomando el protagonismo y (pretendidamente) el control del relato. Su historia y su personalidad, y cómo éstas se reflejan o resuenan en el propio director (por ejemplo en cuestiones como la paternidad o las diferencias de clase), propician un jugoso material hábilmente compuesto y montado. Siminiani ofrece un film empático en el cual el sentido del humor siempre está a la vuelta de la esquina.


289. Familia sumergida (María Alché, 2018) - 6

La pérdida de una hermana detona la crisis de una mujer madura, atrapada de alguna manera por el peso familiar, tanto presente como pasado. El film se resuelve mayormente en escenarios interiores, creado una atmósfera infecciosa, casi un limbo descontextualizado de referencias temporales, en el que pueden emerger fantasmas de manera inopinada.


290. Three Faces (Jafar Panahi, 2018) - 6,5

Panahi coge de nuevo el volante para denunciar la situación de la mujer, con la historia de una joven de un remoto pueblo a quien no permiten estudiar y que escenifica su propia muerte. Me recuerda en algunos aspectos temáticos y estilísticos a Y la vida continúa de Abbas Kiarostami, con ese obsesivo trayecto en automóvil y la importancia de la geografía, también el choque del habitante urbanita intelectual con el paisanaje rural y poco instruido. El conflicto argumental quizás no da demasiado de sí, pero la aproximación a los personajes es honesta y la puesta en escena está muy cuidada, incluyendo el uso de la luz natural dentro de la unicidad temporal del film (que transcurre en apenas 24 horas).


291. Le Livre d'image (Jean-Luc Godard, 2018) - 6

Godard da continuidad al formato ensayístico que ha adoptado en los últimos años a rebufo de la monumental Histoire(s) du cinema. Su film es un collage de imágenes (extractos cinematográficos principalmente, con la ocasional irrupción de la hiriente realidad) y sonidos (reflexiones y flashes musicales, combinados con los propios del material visual). La devenir histórico, la guerra y la violencia, la representación, son temas en los que vuelve a abundar Godard. En cualquier caso, reconociendo el ocasional atractivo y la capacidad de sugerencia de las combinaciones que utiliza, me supera ampliamente el dispositivo.


292. Coincoin et les z'inhumains (Bruno Dumont, 2018) - 6,5

Dumont retoma los personajes de P'tit Quinquin para realizar una nueva mini-temporada en la que apuesta por la deriva fantástica, con evidentes ecos de algunos clásicos del subgénero extraterrestre. El frenopático de la zona ha debido volver a quedarse vacío para esta entrega trufada de gañanes y alelados, y donde de nuevo brillan los dos hilarantes policías que hacen de su estupidez una forma de vida. Los modos visuales de Dumont siguen siendo muy elegantes, aunque no juega con tanto descaro al contraste de forma y contenido como en Ma Loute. Así todo, aunque igual fue por el cansancio acumulado de verla seguida del tirón, tuve la impresión de que perdía fuelle según avanzaba el metraje y se volvía un poco redundante, y además el cierre me decepcionó bastante.


293. Girl (Lukas d'hont, 2018) - 6

En la lucha del protagonista de esta película por convertirse definitivamente en una chica y en bailarina de ballet hay una poderosa historia de sacrificio y superación, y sobretodo una lacerante necesidad por cuajar identitariamente y poder sentirse normal. Es llamativa la omnipresencia de esta chica en la pantalla, en una operación de puesta en escena que busca la introspección y el aislamiento respecto a su entorno, seguramente con el objetivo de reforzar su sentimiento de diferencia y (auto)marginación. La cámara fluye con la protagonista en todas las escenas de ballet, sin prestar apenas atención a sus compañeros, ni siquiera fijándose en el contexto de su desempeño, que como mucho podemos escudriñar. D'hont busca una obra inmersiva en la que el espectador conecte con la heroína, con su lucha, y sienta el dolor cuando éste se pone de manifiesto. La verdad es que maneja con habilidad el tono emocional del film, hay algunos planos trabajados (como el del clímax), pero tampoco me enamoran sus dotes narrativas, quizás porque prefiero que se tome más distancia con los personajes, aparte de que termina resultando un tanto reiterativa.


294. Teatro de guerra (Lola Arias, 2018) - 6,5

Seis veteranos de la Guerra de las Malvinas, tres por bando, rememoran y representan sus vivencias e interactúan entre ellos. Una escena, una memoria, que obsesiona a uno de los soldados británicos, se vuelve obsesiva también para el film, la muerte en sus brazos de un soldado argentino que le habla en inglés. Ese momento sintetiza la cuestión de la interacción entre seres humanos en el cual la naturaleza bélica cobra la verdadera dimensión monstruosa que la caracteriza, y es la interacción sin duda la razón de ser del film. El dispositivo, la forma de representación, devienen en cuestiones mayores, y su condición de film que se piensa a sí mismo queda evidenciada en el hecho de que incluso estos veteranos reflexionan sobre su participación en el mismo.


295. Las herederas (Marcelo Martinessi, 2018) - 6

Hay un componente claustrofóbico muy evidente en este film, en la decadencia y el recogimiento con que vive su protagonista, una mujer madura que convive con su pareja lesbiana en una vieja casa heredada (su particular prisión de cristal) que refleja pasados esplendores y de la que se ven obligadas a vender buena parte de sus elementos para salir adelante. Ya en la primera escena escudriña a unos posibles compradores a través de una puerta entreabierta, sin salir de la falsamente protectora oscuridad. Y la puesta en escena apenas le deja aire para respirar, llenando el encuadre de elementos, acercándose llamativamente a los personajes. Cuando a su compañera la meten en la cárcel por una deuda bancaria se van abriendo resquicios vitales, de mayor autonomía personal, anhelos sentimentales. La puesta en escena no termina de dar réplica abriendo el cuadro, pero sí me parece que la imagen gana luminosidad, y el plano final resulta inequívoco al respecto de este planteamiento. Más allá de estas cuestiones me parece una obra correcta sin mayores hallazgos visuales.


296. Cold War (Pawel Pawlikowski, 2018) - 6,5

Pawlikowski recupera los tiempos y la imaginería de la Guerra Fría, aunque amplía su espectro más allá de las fronteras polacas para narrar una turbulenta historia de amor con el Telón de Acero como trasfondo. Las circunstancias políticas reverberan en una relación que transmite una creciente frustración e incomodidad vital, aunque tanta ida y vuelta sentimental amenaza con desactivar el conflicto. Repite operación estética con el uso de la pantalla cuadrada y un pristino blanco y negro, de nuevo con notable resultado merced a unos encuadres muy cuidados.


297. Manbiki Kazoku (Hirokazu Koreeda, 2018) - 7

Las relaciones familiares siempre han vertebrado la filmografía de Koreeda y aquí su protagonismo es total. Podríamos definir al pequeño grupo humano que convive y sobrevive a base de trabajos poco cualificados y hurtos en tiendas como una familia reestructurada, que suple con su unión alegal las carencias afectivas de sus particulares lazos de sangre. El film transmite una cierta imagen de Japón en precariedad social y económica, pero si hay ánimo de crítica al sistema siempre sería desde la sutileza, poniendo a los personajes en primer lugar, unos caracteres con aristas, pero que ponen de manifiesto sus contradicciones sin aspavientos. Es interesante cómo opera el punto de vista, más o menos informado, sobre las relaciones y hechos que vemos. Estilísticamente no hay novedades reseñables, simplemente el elegante y discreto trabajo visual al que nos tiene acostumbrados el realizador nipón. En definitiva, un notable jalón en su carrera.


298. Leto (Kiril Serebrennikov, 2018) - 6

El relato de los primeros pasos en la carrera musical de la leyenda rusa Viktor Tsoi, líder de Kino, le sirve a Serebrennikov para trazar el retrato de una época, un espíritu y una generación, aunque quizás un tanto mitificado. Contra la realidad diegética en blanco y negro de sus imágenes pugnan el artificio de los números musicales, las irrupciones del color, el imaginario de las estrellas del bloque capitalista, la actitud antisistema, esa necesidad de superar el gris contexto para encontrar vías de libertad expresiva (en un determinado momento un personaje sale literalmente de esa realidad para entrar en una pantalla). Entre medias también nos presentan un triángulo sentimental bastante bien tratado, aunque por momentos puede sonar a servidumbre argumental. Sinceramente los tres o cuatro números extradiegéticos, lo que da inequívoco carácter genérico de musical al film, me parecen bastante cutres. Y por lo demás se me hace un poco artificiosa, una obra de pose, dentro de que también es efectiva a su manera.


299. In Fabric (Peter Strickland, 2018) - 6

Strickland vuelve a mirar al giallio para confeccionar su último artefacto, que combina terror y ajustadas dosis de humor siguiendo los pasos de un vestido asesino salido de una siniestra galería comercial. El film relaciona consumismo y vampirismo, y la analogía a la represiva atmósfera victoriana de los clásicos del género podría encontrarse en las sofocantes exigencias del mundo laboral que se muestran, trazando de alguna manera el círculo de opresión del capitalismo consumista. No soy muy amigo de la estridencia de la película (supongo que difícilmente evitable si había que rendir tributo a los referentes), y en su artificiosa puesta en escena tampoco termino de encontrar la seducción visual de su anterior película, pero no deja de ser una obra con indudables elementos de interés.


300. The Years Between (Compton Bennett, 1946) - 6,5

El anuncio del fallecimiento de un coronel en la Segunda Guerra Mundial desata una pequeña revolución en la vida de su viuda, que consigue superar el dolor consagrándose a sustituir a su difunto esposo en la labor parlamentaria que le ocupaba. Esto da lugar a diferentes circunstancias en las que se (re)plantea el papel de la mujer en la sociedad. Y hay que destacar que la modernidad del discurso de igualdad de género es sorprendente en el guión escrito por Muriel Box junto a su marido. Además, la realización de Bennett maneja con oficio y delicadeza los avatares sentimentales por los que tienen que pasar los protagonistas. Lástima que de nuevo el tramo final malogre en alguna medida el film, con un discurso y una lectura en clave política de las relaciones personales que termina desvirtuándolas.


301. Rojo (Benjamín Naishtat, 2018) - 6,5

Tras El movimiento, Naishtat demuestra de nuevo su querencia por el cine político en su último film, aunque la aproximación es menos frontal y discursiva. Estamos en Argentina en los prolegómenos del Proceso, y la historia se centra en un abogado de prestigio en una pequeña población. Los conflictos en los que se ve envuelto, que generan humillación, usurpación y negocio, desaparición o travestismo, terminan resonando en lo que posteriormente sería la dictadura, y muestran el caldo de cultivo para la misma. El personaje está muy lejos de caer en el menor maniqueísmo, y se plantea su periplo desde una sana excentricidad.


302. The Man Within (Bernard Knowles, 1947) - 6,5

Una muy solvente película de aventuras que adapta la novela homónima de Graham Greene en la cual se gestionan conceptos como la amistad, la lealtad y el valor. Un primerizo Richard Attenborough interpreta a un joven que se embarca junto a su admirado tutor como contrabandista, sufriendo el escarnio del resto de la tripulación, lo cual le conduce a la tradición. Como también se puede apreciar en The Lost People, Knowles se muestra como un eficaz artesano con una clásica y fluida narrativa visual esperable en el género al tiempo que pone énfasis en el conflicto dramático interno de su protagonista.


303. Trote (Xacia Baño, 2018) - 5,5

La muerte de una madre desencadena una serie de tensiones en una familia gallega. La mirada sobre sus conflictos y el entorno rural, geográfico y etnográfico, en el que se mueven se ofrece oblicua y huidiza. Abundan los planos detalle, las figuras cortadas, borrosas, de espaldas o perfil, o directamente fuera de campo. E igualmente el argumento se va armando a base de retazos de información y elipsis. Todo ello sugiere un universo cerrado, de difícil acceso para el extraño, de personajes de carácter fuerte y recio, que se asaltan entre ellos como si fuera necesario domarlos (y ahí entiendo que engarza con el tema de los caballos salvajes que también aparece en la película, en una metáfora un poco simple). Mi problema es que, a pesar de todo, no me termina de resultar atractiva la estética, ni los personajes (de tan esquivos, es difícil empaparse de ellos), pero no se le puede negar coherencia a la propuesta.


304. Quién te cantará (Carlos Vermut, 2018) - 5

En su tercer largometraje, Carlos Vermut realiza otro ejercicio de construcción narrativa para componer un juego de espejos y mimetismo a partir dos personajes, una diva de la canción retirada que sufre amnesia y una fan que gusta de imitarla en karaoke, con sus respectivos traumas familiares a cuestas. El anclaje con la realidad circundante, la contextualización socio-ecónomica, que estaba presente en sus dos primeras películas, aquí brilla por su ausencia entre las artificiales líneas de los alojamientos vacacionales y de diseño, pero tiene su sentido en un argumento en el cual el vampirismo y la imitación son elementos clave. Sin embargo alimenta la sensación de artefacto de una obra cuyo planteamiento y estructura se impone sobre la densidad de los personajes.


305. Vision (Naomi Kawase, 2018) - 2,5

La deriva del cine de Kawase está tomando tintes casi caricaturescos. En su último film se lleva a Juliette Binoche a los bosques japoneses en busca de una hierba milagrosa (Vision) que aparece cada mil años. Si la primera mitad ya muestra una querencia por los atajos espiriuales y sentimentales, por un preciosismo a veces de postal, en el tramo final ya es una orgía de luces doradas y catarsis místicas. Hay cosas muy ridículas, como la escena del parto o la del incendio (las imágenes de los rescoldos pedían a gritos una resolución paródica con una cajita de comprimidos con un logo de Vision emergiendo de entre las cenizas). Yo me bajo aquí de su cine; no siento ninguna necesidad de comprobar hasta dónde puede seguir cayendo.


306. El motoarrebatador (Agustín Toscano, 2018) - 5,5

La relación entre un joven delincuente y la señora a quien hiere y queda amnésica después de darle el tirón vertebra el argumento de este film. Es una recomposición familiar entre dos personas que de alguna manera se han quedado solas. El tratamiento dramático está bastante bien, pero el esforzado estilo visual afea la función, los ejes inclinados, los primerísimos planos, ciertas decisiones que estresan el ojo sin suficiente justificación narrativa, creo yo.


307. Sueño Florianópolis (Ana Katz, 2018) - 6

Comedia agridulce sobre una familia en estado de potencial descomposición que se va de vacaciones a la costa brasileña. Los padres están separados provisionalmente y los hijos tienen edad de empezar a levantar el vuelo sólos. En el retrato de esta crisis de madurez, Katz no rehuye cierta acidez, pero no hace escarnio de sus personajes y se impone una mirada humana. Con un estilo funcional de cámara en mano, la puesta en escena no busca generar aristas ni tensiones en la imagen, resultando en una obra agradable sin excesivas pretensiones.


308. Long Day's Journey into Night (Bi Gan, 2018) - 7

El tiempo sigue siendo materia fundamental con la que trabaja Bi Gan en su segundo largometraje, pero la memoria toma el primer plano, también el dualidad realidad-ficción que memoria y arte proponen. Los puntos en común con Kaili Blues son abundantes, el regreso de un personaje, que aquí va en busca de un amor perdido, o la irrupción de un monumental plano-secuencia que cartografía un espacio, en este caso onírico y en 3D. Entiendo que es una manera, el 3D, de dar densidad y volumen a ese estadio de recreación que se vuelve esencial como obsesión, igual que el plano-secuencia aporta esa infecciosa continuidad tan propia de los sueños. En sí se trata también de un giro metalingüístico, puesto que se presenta como una película que ve el propio protagonista, también quizás el sueño que tendría dormido en el cine. La primera parte también brilla en el apartado visual, con planos largos y morosos de gran precisión en sus calculados movimientos, con una iluminación (y cierto sentido romántico) que remite al cine de Wong Kar-wai. Es una obra muy críptica (se impone revisión), pero de gran fuerza inmersiva.


309. High Life (Claire Denis, 2018) - 6,5

Si bien Denis ya había probado suerte en el fantástico con Trouble Every Day, nunca se había zambullido a estos niveles, con toda una imaginería de ciencia ficción poblando la pantalla. Porque la acción se desarrolla casi exclusivamente en una nave espacial, donde varios convictos redimen sus penas en una misión aparentemente sin muchas posibilidades de éxito y/o retorno. La sexualidad emerge como tema mayor, cuando no hay horizonte vital en los personajes y los instintos más primarios amenazan con tomar el control, en su doble e indisoluble condición de fuente de placer y garantía de supervivencia de la especie (hay incluso una velada pero evidente insinuación de potencial incesto). Denis retrata esa desesperación con cierta profilaxis que se rompe en puntuales estallidos de desahogo primario.


310. Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018) - 6

Lacuesta retoma algunos de los personajes principales de La leyenda del tiempo para componer una especie de docudrama en el que no es tan sencillo distinguir donde termina la realidad y comienza la ficción. Con un estilo menos luminoso que aquella, quizás también producto de un estadio vital muy diferente, retomamos sus vidas ya adultos, con multitud de problemas y responsabilidades no siempre atendidas, con una pesado bagaje emocional y en contexto socioeconómico muy precario. Cuando Lacuesta rescata imágenes del pasado y las pone en relación al presente, el film se eleva claramente. Pero para mi gusto resulta una obra excesivamente larga, un tanto reiterativa y demasiado editada (por ejemplo en la escena de la fiesta).


311. Ash Is Purest White (Jia Zhangke, 2018) - 7

En los avatares de la relación entre un cabecilla mafioso y su novia, una mujer de familia minera, se aprecian los cambios que se van produciendo en la China moderna, una constante del cine de Jia. El film parece mostrarnos un país en el cual la delincuencia organizada se sustituye progresivamente por el capitalismo, la violencia por el orden, pero también cierto sentido de la ética se habría sacrificado en aras del individualismo y el culto al dinero. La narración de Jia avanza fluida, a base de un estilismo progresivamente orgánico dentro del devenir del film. Hay secuencias sutilmente coreografiadas pero que no se sienten como tal. Quizás el tramo final resulte un poco menos satisfactorio, cuando la heroína toma decisiones con las que empatizamos menos, pero no dejan de tener lógica con la cultura oriental respecto a la mujer y con esa vieja escuela que ella pasa a representar.


312. Portrait from Life (Terence Fisher, 1949) - 5,5

Uno de los primeros films dirigidos por Fisher, realizado bajo el paraguas de los Box. Cuenta la búsqueda de una joven judía desaparecida en el fragor de la Segunda Guerra Mundial pero que alguien parece haber pintado en un cuadro. Realmente el interés es limitado, pero repunta cuando el film coquetea precisamente con el género que hará famoso a Fisher, el terror, en varias secuencias que tienen al pretendido padre de la chica como protagonista. Es ahí cuando el film coge volumen y expresividad, ya que por lo demás resulta bastante rutinario.


313. The Sisters Brothers (Jacques Audiard, 2018) - 6,5

Curioso western el que ofrece Audiard, que va de la brutalidad al humanismo con la comedia siempre matizando el tono del film. En una estrategia de tipo buddy movie, los dos hermanos protagonistas ejercen un marcado contraste de caracteres y colisionan no pocas veces en su labor de asesinos a sueldo. Es una película trufada de eventos, de eficaz humor y notable resolución.


314. Blind Spot (Tuva Novotny, 2018) - 4

Un sólo plano secuencia se encarga de llevarnos de lo anodino al shock y subsiguiente proceso del dolor intenso de unos padres en este film noruego. Si yo no soy muy amigo de los sentimientos exacerbados en primer plano, esto me resulta una sobredosis de difícil digestión. La decisión de hacer un continuo visual puede tener su lógica al detallar esa batalla que libran los personajes contra el dolor, pero siempre lleva aparejadas unas servidumbres de puesta en escena que no creo compensen el alarde técnico.


315. Roma (Alfredo Cuarón, 2018) - 8

Roma es un barrio pudiente del DF y allí sitúa Cuarón su último film, cuyo protagonista es sin embargo una humilde sirvienta. Como si hiciera su particular La regla del juego, entiendo que el contraste social es el sustrato principal de todo lo que vemos en pantalla. Pero no se trata de una obra de denuncia, una exposición de injusticias, ni nada por el estilo; el conflicto ni siquiera existe en primer término, es mucho más soterrado pero se filtra a través de las monumentales imágenes. Cuarón apuesta por el gran formato que integra a los personajes en un contexto que les enmarca y excede. En riguroso blanco y negro, la cámara se mueve armónica a través de panorámicas o travellings sumando un ruido social cuyo fragor va ganando en importancia. Me molestó un poco el exhibicionismo en la escena del bebé, pero me parece algo muy puntual, y me parecen justificados los momentos de mayor shock dramático.


316. The Happy Family (Muriel Box, 1952) - 5,5

Comedia sin mayores pretensiones sobre una familia que se resiste a dejar que derriben su casa para permitir llevar a buen término las costosas obras de una ambiciosa feria organizada por el gobierno. Si quisiéramos hacer lecturas sociopolíticas, entiendo que se defendería el derecho individual sobre un pretendido bien común. En fin, es simpática, incluso divertida a ratos, aunque su puesta en escena nunca pasa de la simple corrección.


317. Un om la locul lui (Hadrian Marcu, 2018) - 5,5

Siguiendo la estela del Nuevo Cine Rumano, no sorprende comprobar que Marcu tiene en su currículum el haber sido ayudante de dirección de Radu Muntean, porque la combinación de película rumana y triángulo amoroso rápidamente evoca Marti, dupã Crãciun. El planteamiento es muy interesante, la circunstancia de un hombre que mantiene dos relaciones de pareja y que por sucesos inesperados le embarga un sentimiento de obligación respecto a ambas. Hay una cierta dosificación de la información, pero la impresión que me queda es que la película sufre profundos baches narrativos que las dudas y el agobio de su protagonista no terminan de llenar. Quizás sin la radicalidad de otras obras provenientes del mismo país, sí se observa la querencia por planos más bien largos, especialmente en aquellas secuencias de mayor importancia argumental, pero tampoco me ha parecido que brille especialmente a nivel estético.


318. Pájaros de verano (Cristina Gallego & Ciro Guerra, 2018) - 6,5

En un cineasta como Ciro Guerra tan interesado por las costumbres, los mitos, la etnografía y el paisaje colombiano, la historia de cómo una tribu indígena se inició en el tráfico de drogas, desnaturalizándose en el proceso, parece bastante coherente en su filmografía. Lejos de los efectismos más habituales de los films de narcotraficantes, hay una pugna permanente entre el materialismo y la espiritualidad que la segunda tiene visos de perder. Lo que era una búsqueda (o intento de recuperación) en las dos obras anteriores de Guerra, aquí se trata más bien de un proceso de pérdida. Se echa un poco en falta la misma importancia del paisaje en el discurrir narrativo, pero resulta igualmente un film elegante y de notable hondura trágica.


319. Cómprame un revólver (Julio Hernández Cordón, 2018) - 6,5

La cuestión de la violencia en México está más que reflejada y explotada en el cine, y se impone la necesidad de buscar nuevos enfoques a la temática. Aquí se plantea una distopía, un país asolado por la violencia en donde habría escasez de mujeres y niñas, que se convierten en un bien codiciado. La estética es puramente realista, planteando un estado de las cosas "sospechosamente" parecido a la realidad actual. La protagonista es la hija del drogadicto encargado de mantenimiento de un campo de béisbol, quien disfruta una innata suerte o habilidad para mantenerse con vida. A pesar de la violencia que está presente, la película evita ser cruel y cruenta. El punto de vista de la niña lo acerca al film de aventuras e incluso Hernández Cordón corresponde dulcificando la mirada sobre ciertos eventos (como ese travelling cenital en el cual los cadáveres son sustituidos por el dibujo de los mismos). Eso sí, el sustrato y el proceso de aprendizaje sigue siendo tan implacable cómo sería de suponer.


320. Nuestro tiempo (Carlos Reygadas, 2018) - 6,5

En el último film de Reygadas hay un conflicto permanente entre intelectualidad e instinto. Él mismo interpreta a un personaje que es poeta y al mismo tiempo dirige un rancho de toros bravos, precisamente uno de los mayores exponentes del poder sexual en el imaginario colectivo. Ellos simbolizan esa animalidad instintiva e irracional, la necesidad de posesión subyacente en la relación abierta que mantiene con su esposa, construida desde un acuerdo intelectual. Para un director tan acostumbrado al shock narrativo, su film se mantiene dentro de una relativa contención (incluso recurre a textos escritos para articular el conflicto de pareja) que sólo rompen, por supuesto, las escenas de los toros. El excelente arranque, que se detiene en los juegos infantiles primero, los flirteos adolescentes después, para pasar finalmente a la crisis de madurez que ocupa el núcleo argumental, ya exhibe la potencia visual de Reygadas que se dejará ver en bastantes pasajes. Eso sí, la película peca un poco de exceso y pretensión, de autoindulgente por momentos. Por ejemplo en la propia actuación de Reygadas, no especialmente afortunada, aunque hay que reconocer que su progresión física, desde la imponente figura centaúrica inicial hasta la contrahechura final, está muy lograda, revelando que en el fondo se sigue dirimiendo una cuestión de poder, aunque lo llamen relación abierta.


321. Belmonte (Federico Veiroj, 2018) - 7

Retrato de un personaje un tanto ensimismado, inmaduro, un poco misántropo, pero como es habitual en el cine del uruguayo, destila cariño y calidez (dentro de que Veiroj ya tiene un sello personal y continuista, la película me ha recordado a Ramiro de Manuel Mozos). Las andanzas de Belmonte, pintor y padre separado, siempre combinan humor y amargura, un deje de frustración y rabia que cataliza a través de su obra pictórica. El film no busca llegar a ningún lugar en concreto, sólo acercarnos su figura, que Veiroj arropa con encuadres armónicos y cercanos, y con una paleta de colores cálida que incluso se extiende a la banda sonora. Nos movemos en terreno conocido, pero en el que da gusto estar.


Un saludo.

TeN_tE
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Re: Contador de películas 2018

por TeN_tE » 01 Oct 2018, 14:31

Vaya tralla te has metido, y con buenas notas, ¿San Sebastián?

Genjuro
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Re: Contador de películas 2018

por Genjuro » 01 Oct 2018, 15:17

TeN_tE escribió:Vaya tralla te has metido, y con buenas notas, ¿San Sebastián?
Sí. Estuvo bastante bien, aunque para mí no llega al nivel de la edición de 2016.

Un saludo.

hoeman
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Re: Contador de películas 2018

por hoeman » 02 Oct 2018, 01:01

Acabo de ver Her de Spike Jonze en La 2 y ha sido una decepción: más allá de la originalidad del argumento, algunas reflexiones interesantes y el atractivo de las imágenes por si mismas, podría pertenecer a un telefilm de sobremesa de fin de semana. Sensiblera, artificiosa, ridícula, edulcorada, pretenciosa. Habría mejorado mucho en el caso de que hubiera habido algo de humor en ese drama estúpido y afectado.

remember CAI
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Re: Contador de películas 2018

por remember CAI » 02 Oct 2018, 11:24

EL REINO. - 8, 5. Así como las dictaduras fomentan la creación literaria, la corrupción y el desencanto social, la cacareada "pérdida de la inocencia", dan pábulo a portentosos policíacos. Aquí en España llevamos unos añitos en que se va formando un corpus que da para monográfico de Dirigido Por, una especie de reanimación del polar francés con Coronado y De la Torre como los Lino Ventura y Alain Delon carpetovetónicos ( nos faltaría un Belmondo, pero eso son palabras mayores) y Jose Maria Pou fungiendo lo más cercano al venerable Jean Gabin de sus otoños plateados, mutatis mutandis. Sorogoyen, ya desde la primera escena, con sabor a carabinero y golfada, propone un ritmo brutal, apoyado en una musculosa banda sonora y una cámara nerviosa, incisiva, hasta rabiosa. A donde nos lleva este San Vito es cuestión espìnosa, pero esperaba algo más que esa escena final, artificiosa y anticlimática, con la Lennie declamando parvularia. Eso sí, por el camino lo pasamos a lo grande, contemplando esas dentelladas de escualos, batiéndose por el poder y anejos entre mesméricos azules MichaelMannescos.
[img]http://i29.tinypic.com/2mebaq0.jpg[/img]

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antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 02 Oct 2018, 14:56

Comparar a Sorogoyen con Michael Mann es merecedor de baneo. La película es mediocre, superficial y problemática a todos los niveles, su impacto no puede ser más irrelevante. Pretende ser todo, juez y parte, pero al final acaba humanizando a su protagonista para convertirlo en el héroe de la función. La música además de monótona, es un burdo truco para empastar como pegamento las secuencias, pero no tiene ninguna intención detrás más allá de potenciar la vertiente de entretenimiento, hacia la que también se dirigen sus ostentosos planos secuencias. En ese sentido podríamos decir que Sorogoyen cumple como realizador al ofrecer algo ligeramente distinto y nervioso al thriller patrio, pero con el tema que tiene entre manos le estaríamos dejando en mal lugar, la propuesta termina siendo inofensiva y por muy fidedigna que haya sido su investigación se encuentra lejos de representar la corrupción política en toda su complejidad, sobre todo desde el momento en el que, además de renunciar a poner nombres y apellidos a una situación que remite al PP de la Comunidad Valenciana y la trama Bárcenas, entra en el territorio de la política ficción con un planteamiento que se aleja de la realidad. Cine político que no pretende molestar, que a Cifuentes le gustara lo dice todo. Así que ni una cosa ni la otra.

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Re: Contador de películas 2018

por Iñigo » 02 Oct 2018, 15:03

Esta tarde noche iré a verla (fiesta del cine). Me da miedo que, tal y como infiero de lo que escribís, me dé por empatizar con el corrupto. Miedo.

antonio1004
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Re: Contador de películas 2018

por antonio1004 » 03 Oct 2018, 00:35

Genjuro escribió:
TeN_tE escribió:Vaya tralla te has metido, y con buenas notas, ¿San Sebastián?
Sí. Estuvo bastante bien, aunque para mí no llega al nivel de la edición de 2016.

Un saludo.
La llegada de Tabakalera en 2016 provoca que el festival se comience a replantear su programación, hay un cambio progresivo de dinámica y línea editorial hacia un cine más radical (recuerdo que ese año vimos las 8 horas de Lav Diaz y Hong estuvo en Sección Oficial), pero no se ha dejado de evolucionar en ese sentido, en esta edición se han visto además de Godard, títulos que como los de Bi Gan y Hu Bo que rara vez habrían tenido cabida. Yo creo que San Sebastián está mucho más cerca que nunca de lo que quiere (y puede) ser como festival, me ha parecido con diferencia la mejor edición en la que he estado tanto en número de grandes películas como en coherencia y rigor de la programación, algo que se ha dejado sentir en todas las secciones.

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Re: Contador de películas 2018

por Iñigo » 03 Oct 2018, 09:06

Iñigo escribió:Esta tarde noche iré a verla (fiesta del cine). Me da miedo que, tal y como infiero de lo que escribís, me dé por empatizar con el corrupto. Miedo.
Pues tengo que decir que me gustó mucho. Actualidad a tope, con obvia comparación con el PP valenciano y la Sexta. Y sí, al final empatizas.

Genjuro
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Re: Contador de películas 2018

por Genjuro » 03 Oct 2018, 11:31

antonio1004 escribió:
Genjuro escribió:
TeN_tE escribió:Vaya tralla te has metido, y con buenas notas, ¿San Sebastián?
Sí. Estuvo bastante bien, aunque para mí no llega al nivel de la edición de 2016.

Un saludo.
La llegada de Tabakalera en 2016 provoca que el festival se comience a replantear su programación, hay un cambio progresivo de dinámica y línea editorial hacia un cine más radical (recuerdo que ese año vimos las 8 horas de Lav Diaz y Hong estuvo en Sección Oficial), pero no se ha dejado de evolucionar en ese sentido, en esta edición se han visto además de Godard, títulos que como los de Bi Gan y Hu Bo que rara vez habrían tenido cabida. Yo creo que San Sebastián está mucho más cerca que nunca de lo que quiere (y puede) ser como festival, me ha parecido con diferencia la mejor edición en la que he estado tanto en número de grandes películas como en coherencia y rigor de la programación, algo que se ha dejado sentir en todas las secciones.
Pues sí, yo también tengo la sensación de que en ese año se produce un salto cualitativo, aunque ya desde una dinámica que viene de años atrás, al menos desde la llegada de Olaciregui.

A ese 2016 le tengo mucho cariño porque me enamoraron las películas de Ade (ya sé que a ti no te gustó), Mumenthaler, Verhoeven o Puiu a un nivel que este año sólo he disfrutado con Roma de Cuarón. Pero es que también estaban las de Hong Sang-soo (con una de sus mejores), Hansen-Love, Rodrigues, Jonás Trueba (con La Reconquista), etc. Y apenas vi películas malas. Que bueno, eso también me ha pasado este año, el nivel medio ha sido muy alto.

En cualquier caso, a la subjetividad de cada uno hay que añadir cuestiones como la selección de películas que cada uno nos hacemos, que además viene influida por lo que ya hemos visto (yo este año ya venía con las de Vernier y Hu Bo vistas, y tú seguro que bastantes más), de manera que valorar el festival así en global se hace muy complicado. Pero en fin, siempre hablo desde la perspectiva de lo que yo he elegido ver en cada edición.

Un saludo.

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