por Genjuro »
28 Mar 2018, 17:24
100. The Happy Time (Richard Fleischer, 1952) - 6,5
Una comedia que celebra el amor y la joie de vivre, centrada en una excéntrica familia canadiense de principios de siglo de inclinaciones liberales (al menos en sus varones) respecto a las relaciones sentimentales y a otros "vicios". La transición del hijo hacia la edad adulta es el momento elegido para desarrollar la historia, para presentar a estos peculiares personajes en un contexto iniciático. El resultado es bastante bueno, una obra divertida con algún ramalazo de vodevil despachada con ritmo infatigable.
101. Home Before Dark (Mervyn LeRoy, 1958) - 6
La historia de una joven esposa de vuelta del internamiento en un hospital psiquiátrico a una frágil vida conyugal busca las hechuras del gran drama con tintes psicológicos. Ella encarna cierto prototipo de mujer emocionalmente dependiente del marido, cuya única vía de escape al estado de enfermedad permanente al que parece abocada sería la emancipación. LeRoy entrega un film sólido en sus formas visuales aunque en mi opinión carente de genio. El resultado desmerece un tanto por la falta de sutileza con la que se manejan los personajes (la estresante escena de su retorno a la casa es un buen ejemplo de ello).
102. You Are Not an Orphan (Shukhrat Abbasov, 1963) - 6,5
Ambientado durante la Segunda Guerra Mundial, este film retrata la filantrópica actividad de un matrimonio que recoge niños huérfanos para criarlos como si fueran propios. Favorecido por el tema tratado, es evidente que se busca una carga emotiva fuerte en cada crisis y resolución que se plantea, aunque yo creo que la película mantiene una mirada honesta sin llegar a la explotación sentimental. Sí que hay una carga ideológica y ejemplar dentro de su discurso inclusivo, que se manifiesta en la reivindicación del grupo y el colectivo, aunque no me parece que resulte forzada sobre los personajes y la historia. En la puesta en escena se puede encontrar esa dicotomía grupo-individuo a través del contraste y la transición entre primeros planos y planos generales, en ocasiones muy brusca (quizás demasiado), dentro de un estilo en el que prima el movimiento y cierta alegría en las angulaciones.
103. Akutaro (Seijun Suzuki, 1963) - 7,5
Compartiendo la misma autoría en su origen literario que Akutarô-den: Warui hoshi no shita demo (Tôkô Kon), no son de extrañar los puntos en común que guardan ambos films y que inciden en temáticas y personajes habituales de Suzuki, como su típico peotagonista, un joven cuya rebeldía es en buena medida producto de su negativa a plegarse a unas reglas y usos sociales injustos e hipócritas. "Desterrado" a una pequeña localidad de provincias, el film relata entre otras cosas su historia de amor con la hija de un médico local. Ese matiz romántico, así como el despertar sexual (a veces tratado con humor un tanto grotesco), también es muy característico de estos films. La puesta en escena vuelve a rayar a gran altura, toda una lección de manejo del scope.
104. Der Frühling braucht Zeit (Günter Stahnke, 1965) - 6,5
Otro exponente de la notable añada cinematográfica de 1965 en la RDA que fue prohibida en bloque por las autoridades, y en este caso tampoco sorprende visto el contenido. El film se centra en un ingeniero detenido bajo la acusación de autorizar un gasoducto defectuoso que ha causa la pérdida de mucho dinero, explorando las relaciones burocráticas y empresariales, las políticas de incentivos y competitividad dentro del sistema. El panorama que muestra no es nada alentador, incluida la capacidad coercitiva del estado que se percibe, por más que el tramo final quede un poco dulcificado. De su puesta en escena resulta llamativo el carácter artificioso de las estancias en que se desarrolla la historia, prístinas, minimalistas, desnudas, con la evidente intención de que carezcan de calor humano.
105. Jirochô to kotengu: nagurikomi kôshûji (Masahiro Makino, 1962) - 6
Dentro de las numerosas películas de yakuzas que entregó para la Toei durante los años 60 (era la especialidad del estudio), Makino tuvo a la mítica figura de Jirocho de Shimizu como protagonista de varias de ellas. En esta ocasión es casi más un secundario de referencia, centrándose la acción en el joven hijo de un jefe yakuza, tan hábil con la espada como poco avezado en otros menesteres, huído por enfrentarse a unos oficiales samurái. La película nos ofrece una preceptiva pero simpática relación amorosa, además del inevitable enfrentamiento entre las diferentes bandas yakuza, perfectamente delimitadas en su carácter positivo y negativo. Sin estar entre las mejores películas de Makino, y a pesar de su carácter en alguna medida formulario, vuelve a ser una obra ágil, vitalista y ligera, fácilmente disfrutable.
106. Wild Boys of the Road (William Wellman, 1933) - 6,5
Claro exponente de film sobre la Gran Depresión, sigue los pasos de unos jóvenes devenidos en vagabundos que viven en los márgenes de la ley en busca de trabajo y sustento. Su caída en desgracia económica y muy especialmente todo su periplo de vagón en vagón, como polizones de los ferrocarriles, está muy bien reflejado. La sensación de realismo se vuelve intensa según avanza el metraje, aunque el sentido del humor nunca abandona la película. La entereza de los personajes, su calado humano, proporciona momentos emocionantes, y Wellman se muestra muy pudoroso cuando la cosa puede ponerse escabrosa. Lamentablemente el final de la película malogra en alguna medida sus logros, quedando como un pegote paternalista.
107. Wilder Urlaub (Franz Schnyder, 1943) - 6,5
Con estética cercana al cine negro, este film suizo relata la noche de un soldado que ha desertado de su puesto tras haber matado a un superior. Los encuentros que se van sucediendo le sirven para tomar consciencia de su situación y del sentido del deber. Lo más interesante del film es, en mi opinión, la estética nocturna y su utilización de las sombras. Ambientada en el presente bélico, en un Zúrich de apagón forzoso para prevenir bombardeos (a pesar de la posición neutral de Suiza), la noche se hace así mucho más negra, potencialmente cercana a la pesadilla, aunque la película no termina de apostar a fondo por ello.
108. Les ordres (Michel Brault, 1974) - 7
En 1970 se declaró en Canadá el estado de guerra tras el secuestro de dos dignatarios por parte del Frente de Liberación de Québec. Este docudrama narra la detención y encarcelamiento sin cargos de varios ciudadanos de la provincia francófona, dentro de una política de indiscriminada propia de un estado policial, reflejando el periplo de personas reales según sus propios testimonios. El proceso de encarnación por parte de los actores se realiza de manera transparente a través de una breve presentación en la que intérprete y personaje se funden a través de unos mínimos datos biográficos en los que no siempre queda claro cuándo habla el actor de sí mismo o de su personaje. El film es bastante austero en su formulación visual y centra su atención principalmente en los detenidos, sin buscar personalizar la opresión ni hacer excesiva sangre de las interacciones individuales. La idea es enfrentar al ser humano (en el que se puede reconocer el espectador) ante un sistema opresivo cuya responsabilidad parece abstraerse en esas "órdenes" a las que hace referencia el título, y eventualmente evidenciar la fragilidad de nuestro régimen de presuntas libertades en cuanto se da cancha al poder. Brault contrapone el blanco y negro en las escenas de libertad con el color en las retenciones y encarcelamientos, quizás a la inversa de lo que sería más intuitivo, pero también una manera de facilitar la identificación con el espectador en esos momentos de indefensión ante la maquinaria del estado.
109. Ewa chce spac (Tadeusz Chmielewski, 1958) - 7
Otra aventura urbana nocturna, ésta en clave de comedia, cuyo cúmulo de equívocos gira alrededor de una joven que no es capaz de encontrar alojamiento para pasar la noche antes de comenzar su curso internada. El juego de roles, muchos de ellos con la autoridad (la policía en particular) como protagonista, que no queda demasiado bien parada, está muy logrado y depara un film muy divertido. También diría que la película trabaja una sutil sensación de irrealidad casi onírica ya desde su escena de apertura, sumando al encanto del resultado final.
110. La città si difende (Pietro Germi, 1951) - 6,5
Un típico film de atracos (en la variante centrada en la huída) pasado por el filtro del neorrealismo. Son cuatro ladrones amateurs que se hacen con la recaudación de un partido de fútbol, personajes que actúan por necesidad, por frustración o por orgullo. Germi evita la mirada maniquea puesto que permite al espectador empatizar en variada medida con su situación sin justificarles ni convertirles en héroes sin mácula. La solvencia narrativa se da por descontada, pero quizás la dispersión argumental producto del enfoque coral hace que el resultado pueda ser algo esquemático y que la película se quede un poco por debajo del grueso de la carrera de Germi.
Un saludo.