por Genjuro »
24 Abr 2018, 09:42
120. Chicago (Frank Urson, 1927) - 6
Primera de las varias versiones cinematográficas de la obra homónima, cuenta la historia de Roxie Hart, una mujer cuyo atractivo la convierte en una sensación mediática tras asesinar a su amante. Hay un gran componente de farsa en el film, con un personaje tan burdamente manipulador, otro aún más demiúrgico en el abogado, y el marido engañado como una figura patética que termina dando carácter de drama a una obra que no acaba de apostar a fondo por la sátira. Con una sólida dirección y algunos apuntes de puesta en escena jugosos (por ejemplo los planos de los pies del jurado o el periódico pisado por los viandantes), es un film resultón.
121. Ready Player One (Steven Spielberg, 2017) - 5,5
Un trepidante film de acción futurista, cuenta la lucha por hacerse con el control del programa de realidad virtual Oasis entre unos intrépidos jóvenes y una corporación dispuesta a todo para lograrlo. En un mundo cada vez más virtualizado, el futuro y el contexto argumental que propone la película me parece de lo más apropiado, al tiempo que chirría la permanente obsesión por referenciar los años ochenta, sin embargo clave en esta operación de nostalgia y homenaje. Es difícil no ver en el gurú James Halliday, creador de Oasis y demiurgo del entretenimiento, a un trasunto del propio Spielberg, que con esta obra parece celebrar su carrera y dar las gracias a los espectadores que le han acompañado en el camino. Sin embargo se echa de menos una dimensión y un tiempo más humanos en este torbellino de escenas e imágenes. No hay duda de que Spielberg sabe narrar, y en el film se puede apreciar una notable fluidez visual, pero la película termina ahogada entre tanta parafernalia y tanta cita ochentera.
122. Never Take Sweets from a Stranger (Cyril Frankel, 1960) - 7
En la Hammer había vida más allá de Terence Fisher y los clásicos del fantástico, como demuestra este notable drama que aborda la espinosa cuestión de la pedofilia. Responsabilidad social, poder o corrupción son cuestiones que se tratan toda vez que el pedófilo forma parte de (y es protegido por) la familia más poderosa del lugar. La película está muy medida en el tono, en la caracterización de los personajes (apenas un par de excesos nada molestos), en el desarrollo de la historia a lo largo de sus calculados 81 minutos de duración. Y como colofón, el tramo final nos depara una deriva cercana al terror gótico en la que la notable puesta en escena alcanza sus mejores logros (por ejemplo, el plano de la cuerda unida a la barca me parece sencillamente brillante).
123. Eldorádó (Géza Bereményi, 1988) - 4
Un retrato nada complaciente de la Hungría postbélica, desde el caos presocialista hasta la invasión de los tanques soviéticos una década más tarde, a través de la figura de un comerciante con trazas de mafioso. La película tiene munición para todos, tanto para el capitalismo burgués como para el régimen socialista. El nieto del mercader, nacido en el umbral del nuevo régimen, podría erigirse en una suerte de alegoría del mismo, con su minusvalía (quizás metáfora de un estado y un sistema mal diseñados y/o corrompido) o con la lucha que mantienen abuelo y madre por su control. Donde creo que naufraga la película, sobretodo para mí gusto estético, es en una puesta en escena por momentos horrenda. El film busca a menudo una combinación de caos y de elusión en la mirada para transmitir una realidad desagradable, lo que resulta en unos planos delirantes y muy feos por sus movimientos, por las angulaciones, por el uso del gran angular en el plano corto. Es verdad que puede tener sentido, pero hace de la experiencia visual una dolor para los ojos.
124. I Want to Live! (Robert Wise, 1958) - 7,5
Basada en hechos reales, este film nos cuenta la caída de una mujer de vida disoluta en las garras de un implacable sistema judicial (al menos para ella) en una serie de fatales circunstancias. No sólo la administración de la justicia se pone en cuestión, sino también el papel de la prensa y de una sociedad fácilmente impresionable e influenciable. Wise tiene a bien mostrarlo desde una aproximación progresivamente clínica que se abre paso tras un inicio cercano al noir, según la toma de decisiones se abstrae en el sistema legal (no es casualidad que no se muestre la deliberación del jurado, ni la sentencia, ni los tribunales de apelación, ni al gobernador que puede decidir sobre su ejecución). Los personajes están muy bien trazados, libres de excesos y subrayados en su caracterización, empezando por la protagonista interpretada por Susan Hayward, que a pesar de su condición de víctima queda lejos de estar reflejada como una santa. La puesta en escena brilla desde su fantástica presentación (plano de la calle, una amiga mira hacia la ventana, grúa y corte a la oscuridad interior en la que aparece de pronto la silueta de la cabeza de Hayward tras lo que suponemos es un momento de desenfreno sexual), pero alcanza el clímax en el tramo final, en el reflejo preciso de la mecánica de la muerte, tanto más abyecta cuanto más sistematizada e institucionalizada. Es llamativa la feliz utilización de los silencios, en contraste además con el bullicio sonoro de la vida de la protagonista en libertad. En fin, la mejor película de Wise que he visto tras The Set-Up.
125. Beggars of Life (William Wellman, 1928) - 7
Unos años antes de Wild Boys of the Road, Wellman realizaba todavía en modo silente este film también protagonizado por vagabundos de trenes mercancías, aunque más como recurso dramático que como reflejo/denuncia de una realidad social. En ese ambiente se refugia una chica que ha matado a un hombre que abusaba de ella, interpretada por una Louise Brooks en lo que parece el mejor trabajo que Hollywood pudo ofrecerle. Es un argumento de prófugos que dudo hubiera pasado el código Hays. Resulta curioso la versión que ofrece el film de ese submundo, de su sistema de valores y su ética particular. De hecho el personaje de Wallace Beery se adueña la película en su segunda mitad con su brutalidad y encanto. Wellman se luce no sólo en la interacción dramática de los personajes, sino especialmente en las escenas de acción con los trenes.
126. Jakob, der Lügner (Frank Beyer, 1975) - 6,5
Ambientada en un guetto judío, al protagonista de este film de la RDA le creen sus compañeros poseedor de una radio a causa de una mentira bienintencionada. Las consecuencias y la gestión de esa mentira forman el corpus argumental de una película en la que conceptos como peligro, esperanza y responsabilidad juegan un papel primordial. Uno de los aciertos del film es limitar la personalización de la opresión nazi, abstraerla en una pequeña medida, y permitir así que los personajes judíos puedan crecer más densos sin estar tan victimizados. Quizás la estética visual setentera no es mi favorita aplicada a esta historia, pero es una obra más que estimable.
127. Operation Petticoat (Blake Edwards, 1959) - 7
Una comedia bélica progresivamente alocada e hilarante sobre un submarino dañado en un bombardeo y en cuya supervivencia se vuelca su tripulación. Dos elementos principales violentan la lógica castrense a la que en principio trata de ceñirse el capitán interpretado por Cary Grant: la llegada del excéntrico teniente que encarna Tony Curtis y el embarque forzoso de un grupo de mujeres marines, que depara los mejores momentos cómicos del film. El gran mérito de Edwards reside, en mi opinión, en su manejo del ritmo y del tono de la película, dentro de una solvente puesta en escena.
128. Cash on Demand (Quentin Lawrence, 1961) - 6
Film de la Hammer con Peter Cushing de protagonista como el estirado director de una sucursal bancaria que es atracada. Parte de la gracia de la historia reside en lo odioso que resulta en principio su personaje, en contraste con un ladrón que así se hace más simpático. Buena parte del metraje avanza esencialmente en tiempo real y toda la acción sucede básicamente en esta sucursal, revelando el origen teatral del film. Así todo pienso que logra evitar convertirlo en una recreación escénica, resultando en una película bastante efectiva.
129. The Driver (Walter Hill, 1978) - 6
Un thriller sobre ruedas sobre un experto conductor a sueldo de delincuentes, su figura solitaria y hierática remite inevitablemente al Jef Costello melvilliano, y anticipa obviamente al film casi homónimo de Winding-Refn. Las persecuciones automovilísticas, además de estar francamente bien filmadas, suponen clímax narrativos que contrastan con un libreto de dudoso nivel. Y si bien esto apenas afecta a su lacónico protagonista, sí que lo sufre su némesis, un bad cop que parece estar pidiendo a gritos una parodia a cargo de Will Ferrell, aunque quizás sea producto de un deliberado contraste. Por lo demás me parece una obra que en sus mejores momentos se mueve con bastante acierto entre lo esencial y lo muscular.
130. Non coupable (Henri Decoin, 1947) - 7
Es muy interesante el personaje que interpreta Michel Simon en este film, un médico en crisis vital, seguramente (o en parte) de autoestima, un buen profesional a lo que parece, pero cuyos métodos poco ortodoxos le han ido relegando en la consideración social y profesional. El azar, más bien la fatalidad, le da ocasión de demostrar una consumada habilidad para el crimen, pero obviamente (e irónicamente) no puede hacer gala de ello para cobrarse la fama y el respeto que anhela. Decoin lo filma con mucha solvencia desde un costumbrismo que a veces juguetea con elementos noir, en una película bastante nocturna de gestos visuales sobrios y medidos.
131. Une semaine de vacances (Bertrand Tavernier, 1980) - 6
Otro film de Tavernier en el que cruza la crisis personal con el reflejo social. Su protagonista es una profesora que se queda una semana de baja por causas psicológicas. Frisando la treintena, se encuentra en una encrucijada vital que afecta a sus relaciones amorosas, a su potencial maternidad y a su futuro laboral. Tavernier inserta pequeños flashbacks que ilustran su labor docente, en el fondo quizás más preocupado por poner en valor la educación y a quienes la prestan, que por profundizar en una crisis laboral pobremente argumentada. En la puesta en escena se puede advertir una cierta tendencia hacia el movimiento, hacia el travelling, quizás una manera de reseñar la confusión de la heroína ante el marasmo vital en el que se encuentra.
132. Suna no utsuwa (Yoshitaro Nomura, 1974) - 6
Film policíaco sobre la investigación de un asesinato, va introduciendo flashbacks que nos ponen en situación de lo ocurrido, y que estructuralmente preparan el último tramo del metraje, que mayormente lo ocupa la visualización de un pasado traumático origen de los hechos actuales y que hace virar la película hacia el puro drama. Además esta mirada atrás viene punteada por la música compuesta por un personaje clave evocando su infancia. Es un planteamiento interesante, pero abusa del subrayado dramático tal y como queda ejecutado. Visualmente, a pesar de los ocasionales zooms, aprovecha el trabajo de localización con una hermosa fotografía en exteriores.
Un saludo.