No te han dado un picotazo.Mocho escribió:Por mi parte grito con fuerza por el picotazo. Y nada más.
Vale, me acabo de dar cuenta que lo que se clava dentro de mí es el zumbido y no el bichoMetzger1985 escribió:No te han dado un picotazo.Mocho escribió:Por mi parte grito con fuerza por el picotazo. Y nada más.
Hablas al vendedor. Mientras este y Roge intercambian pastillas alimenticias y la cruz y el pasaje al paraíso.
En el pasillo te parece ver algo. Ha salido de la habitación en la que estaba el capullo. Era una especie de nebulosa transparente que al salir se ha ido hacia el techo. Ahora no la ves.
Entras en la habitación. Comienzas a recoger las cápsulas que has escondido en distintos lugares. Todas caben en tu ropa, así que guardas allí tantas como quieras. El insecto sigue zumbando y revoloteando por la habitación. El dolor de cabeza vuelve. Esta vez resulta más agudo. Trata de volver a picarte, pero tú lo esquivas y consigues salir de la habitación.
El viejo y tú cerráis el trato. Ruido. El rockero ha salido blandiendo un cuchillo y dando voces. El viejo te mira y asiente y te hace un gesto con la mano para que acerques tu oído a su boca. Todo él huele mal, pero tan cerca su aliento resulta insoportable.
—Jesús. Estos tipos son un par de payasos. Ven conmigo cuando salgamos de aquí y que ellos se larguen a esa estúpida torre de marfil. Yo te conduciré hasta Mbama, pero solo a ti.
El viejo y Roge han cerrado el trato. El viejo susurra algo a Roge y levanta la vista y empuja su carro en dirección al fondo del pasillo. Mientras lo hace mira a Xaviher.
—¡Pues claro que os voy a ayudar! Jesús. Esta gente. Jesús. Habéis tenido suerte. Maldita sea, ya lo creo que sí. Este tipo debe pensar que los pasajes eran para salir de este refugio. Jesús. Chico, era tan fácil como atravesar esa puerta. Es de este mundo del que pueden sacarte mis pasajes.
Camina empujando el carro. Llega al final del pasillo y tira de la puerta más pequeña que está en medio del portón y se abre y chirría y por la abertura entran rayos de sol que se reflejan en la cara del hombre. Él se protege con la mano como si fuese una visera. Con la otra mano os hace indicaciones para que vayáis hacia él.
—Vamos, maldita sea. Larguémonos de este sitio. Jesús. Estos tipos.
Blandes el cuchillo en el aíre. Quieres quitarte ese maldito insecto de encima. Dejas de oírlo de forma repentina al acercarte a la puerta que da al exterior. Tampoco lo ves. Como si se hubiese esfumado.
El exterior. Tierra cubierta de hierba y cortando el paisaje como un cuchillo una calzada gris y ancha que pasa frente al edificio que abandonáis, perpendicular a él. Algunos grupos de rocas. Lo que parece un bosque a un kilómetro al otro lado de la calzada. Cielo azul. Hace frío, pero la temperatura no es extrema. Algo come en la hierba, del otro de la calzada a medio camino entre esta y el bosque. Parece una oveja con un par de alas en los costados, toda ella cubierta de lana. El animal os mira en silencio y sigue comiendo
El viejo sale hacia la calzada y señala hacia su derecha, que también es la vuestra.
—Por ahí se va a la ciudad. Con su torre de marfil y todo. Vosotros dos y el crío podéis largaros hacia allá. En cuanto a ti, para encontrar a Mbala tenemos que rodear el edificio y caminar unos cuantos kilómetros. Tardaremos una hora en llegar a las viejas minas. Allí está Mbala.
De pronto la oveja con alas levanta la vista hacia donde estáis y echa a correr en la otra dirección. Se impulsa tres zancadas y bate las alas y despega y se aleja volando.
Cuando la oveja alada empieza a batir sus alas sentís algo. Es una presencia. Os volvéis y la veis. Sale por la puerta del edificio que habéis abandonado. Trasparente, pero cambia de tono sutilmente. Parece tener bastantes extremidades. Es como una araña del tamaño de un perro grande. La veis desaparecer primero y luego de nuevo los sutiles cambios de tono y forma. Se aleja de vosotros. Os rodea por vuestra derecha y la última vez que la veis es cruzando la calzada de camino al bosque. Luego nada.
Dirías que es la nebulosa que viste salir de la habitación, aunque su forma ahora es distinta. O te lo parece. Misma sensaicón óptica
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