Pasáis la noche en el campamento. Al día siguiente os ponéis en marcha. Cuatro hombres menos de los que partisteis. Es decir, veinticinco jinetes y un conductor en un triciclo motorizado. Cabalgáis durante una semana, sin que nada destacable ocurra. Alcanzáis un bosque. Árboles alargados de formas sinuosas. Se retuercen y anudan sobre si mismos como si alguien hubiese jugado con ellos.
Dejáis el vehículo a vapor fuera y os internáis con los caballos. Un total de veintiséis jinetes. Durante el viaje una criatura os ataca. Es un gorila blanco con un solo ojo, como un cíclope. Mide tres metros de alto aproximadamente. Atrapa a reyes de un zarpazo y se lo lleva en volandas, el cabo gritando y pataleando. Algunos hombres abren fuego y causan heridas en la criatura. Durante un día seguís su rastro de sangre, hasta que este desaparece y volvéis sobre vuestros pasos. En el bosque encontráis los restos de un hombre muerto. No tiene objetos de valor ni nada que lo identifique Tras tres días abandonáis el bosque y aparecéis en un valle.
Montañas nevadas al frente y a los lados y en una colina a la derecha una instalación con lo que parece una antena gigante. Restos de un pequeño campamento a las afueras del bosque. Garaudy señala la instalación.
—Que tres voluntarios vayan a inspeccionarla. Los demás instalen aquí nuestro campamento base. Antes de cruzar esa cordillera quiero revisar su base a fondo, sospecho podría albergar túneles de esas malditas ratas. Voy a dirigirme hacia allí. Ernesto, acompáñeme y que otro par de hombres más vengan con nosotros.
Ana pica espuelas y levanta la mano.
—Yo iré voluntaria a la instalación de la colina. Yo iré allí.
Tu golpe de timón y el aviso a la tripulación y al capitán surten efecto. Conseguís evitar el impacto con la nave. El vigía es castigado, aunque su castigo no resulta en exceso duro. Tu pericia con el timón y tu decidida actuación te hace ganar el favor del capitán Chigorin.
Navegáis durante diez días ininterrumpidamente. Tu situación en el barco es confortable y resultas liberado, en buena medida, de las tareas más penosas.
Al décimo día divisáis un grupo de islas. Vegetación frondosa levantada como un muro tras playas de arena blanca. Algunas son más pequeñas y otra de ellas bastante más grande. En una de las pequeñas hay una instalación. Una especie de antena gigante. Es el único signo civilizatorio.
Chigorin da instrucciones sobre la cubierta y se acerca a ti y pone su mano en tu hombro.
—Creo que ya podrías ser primer timonel en una nave, estoy orgulloso de ti.
Entonces levanta la voz.
—¡Bien! Escuchadme! Quiero que atraquéis el barco aquí. Podría haber arrecifes de coral. Un grupo de tres hombres me acompañarán a revisar esa instalación. El resto, tomen botes y diríjanse a la isla principal. Walker, Smith, ustedes permanecerán custodiando el barco.
Pones el pendrive de DJ Paul. Ves un coche en la calzada. Parece grabado desde un lateral. El enfoque cambia y ves a DJ Paul conduciendo el coche. Se ha quedado dormido. De pronto se despierta y grita y trata de dar un volantazo y luego no se ve nada más, la pantalla fundido en negro. Se vuelve a iluminar y ves el coche de antes ardiendo. Se ha chocado con un árbol situado en un margen de la calzada.
Ana te mira.
—No puedo contarte mucho. No sé gran cosa. Haz guardia media noche y yo la haré otra media ¿Te parece bien? Me fío de ti más que de otro.
—Eres demasiado anarquico amigo mío. Debes aprender a ceñirte a las instrucciones que se te den. ¿Me comprendes? De cualquier forma me alegra de que sigas con nosotros. No te preocupes de esas malditas ratas. Son ellas quienes deben temernos. ¿Sabes? Tengo una misión dentro de la misión. Sí amigo mío. No podría contártela. Pero créeme: La historia nos contempla.
Abres los ojos y te encuentras en un pequeño saloncito. Hay un hombre vestido con un traje. Es un hombre normal excepto que su cabeza es como la de un gato, solo que proporcional a su cuerpo humanoíde Se inclina sobre la mesita y se mete una raya de cocaína.
—Demonios. Entra bien, ¿Quieres un poco? Alguien dejó algo para ti aquí.
Te das cuenta de que estás en medio de un sueño lúcido.
Obviamente, me ofrezco voluntario para formar parte de la pequeña expedición que acompañará a Chigorin, la antena es la única razón por la que accedí a subir al barco. Sugiero que Eyenga nos acompañe en el esquife, aludiendo al buen trabajo que ha realizado al timón durante la travesía.Metzger1985 escribió:Para Roge. Tienes otra individual más abajo.
Tu golpe de timón y el aviso a la tripulación y al capitán surten efecto. Conseguís evitar el impacto con la nave. El vigía es castigado, aunque su castigo no resulta en exceso duro. Tu pericia con el timón y tu decidida actuación te hace ganar el favor del capitán Chigorin.
Navegáis durante diez días ininterrumpidamente. Tu situación en el barco es confortable y resultas liberado, en buena medida, de las tareas más penosas.
Al décimo día divisáis un grupo de islas. Vegetación frondosa levantada como un muro tras playas de arena blanca. Algunas son más pequeñas y otra de ellas bastante más grande. En una de las pequeñas hay una instalación. Una especie de antena gigante. Es el único signo civilizatorio.
Chigorin da instrucciones sobre la cubierta y se acerca a ti y pone su mano en tu hombro.
—Creo que ya podrías ser primer timonel en una nave, estoy orgulloso de ti.
Entonces levanta la voz.
—¡Bien! Escuchadme! Quiero que atraquéis el barco aquí. Podría haber arrecifes de coral. Un grupo de tres hombres me acompañarán a revisar esa instalación. El resto, tomen botes y diríjanse a la isla principal. Walker, Smith, ustedes permanecerán custodiando el barco.
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