por Iñigo »
24 Abr 2018, 15:40
Más impactante que el hecho de prohibir el color amarillo en camisetas es el hecho de que muchos aplaudan con las orejas este atentado contra la libertad de expresión. La sinrazón de esta orden es un ataque más dentro de las barbaridades acometidas por el gobierno a las cada vez más mermadas libertades que tenemos en este país. Existen unos presos (políticos para unos, bien encarcelados para otros) con los que una parte de la sociedad, no solo parte de la catalana, se quiere solidarizar. Pues bien, en un ataque sin parangón a la democracia, resulta que tratar de manifestar tu opinión pacíficamente conlleva una movilización policial sin igual para que precisamente no puedas dar visibilidad a esa opinión, mientras que quienes no comparten la visión de los solidarios justifican dicha actuación policial en base a "no comparto tus ideas, y lucharé porque no puedas defenderlas". Esta vulneración de los derechos que hemos ido ganando en este país nos retrotrae a épocas tan pretéritas que da miedo que exista una gran parte de la sociedad que comulgue con estos ataques a la libertad de expresión. Hemos pasado a ser una sociedad en la que es peligroso vestir de amarillo o silbar en un estadio, porque puede herir la sensibilidad de aquellas almas a las que ofende la libertad de expresión de otros dado que no opinan como ellos, y lo hemos hecho con la connivencia de éstos, que aplauden con cada represión cual miembro de una secta aplaude ante las palabras de su líder. Como alguno ha puesto, resulta hilarante que quienes llegaron a Catalunya a cortar de raíz las manifestaciones de un pueblo lo hicieran en un transporte comandado por un pájaro de color, sí, amarillo. Yo creo que un país que hace esto es un país que no está muy sano. O a lo mejor sucede que amarillo no es gualdo.