baruchspinoza escribió:
Explayate un poco más please, porque sino me pierdo. Porque ligas la idea del progreso a la línea cronológica judeocristiana? la idea del progreso no es exclusiva de esta. Esta en todas las civilizaciones, tanto la precolombina en forma circular, como en la tradición asiática ligada al zen, la espiritualidad y el progreso interior. Fuera de la cosmología, ambas tenían también la idea de progreso tecnológico o social, buscaban la unificación, la creación de imperios...la idea de progreso va ligada al ser humano.
Creo que hablas en la forma en la que lo hace John Bury, y yo lo hago en un plano general. Tu hablas de como la idea de progreso ha influido a occidente.
Dices que el progreso nos hace responsables, yo creo que eso lo hace en un plano individual y con ciertos limites la capacidad de pensar y decidir. No debería ser al revés? junto a la idea de que el progreso no existe viene la conclusión de la capacidad real del ser humano de desarrollarse como especie, la consclusión de que hay ideales que son inalcanzable y la finitud o la poca amplitud de nuestro pensamiento o de uso que le damos a la razón, que son limitados y siempre repiten los mismos esquemas. Si uno acepta la idea de progreso, acepta que la sociedad puede mejorar. Es una visión optimista de nuestra realidad.
Puede que me este liando y no te entienda eh, que no lo descarto.
PD: Cuando he dicho que el pasado es pasado me refería que lo que se conoce ''memoria histórica'' o ''caracter genuino de un pueblo'' es una verdad a medias, y está condicionado más fuertemente por factores como la realidad política que por el hecho de haber vivido ese mismo pasado, que puede ser importante, pero no es decisivo. A la pregunta de si baja las circunstancias adecuadas, o en base a ingeniería social se puede desligar a una nación de una ideología y darle otra; mi respuesta es que considero que sí.
No. La idea de progreso implica una concepción lineal del tiempo en la que se van sucediendo etapas una tras otra, siempre hacia adelante. Esta concepción entra en la civilización occidental con el cristianismo, que incorpora a la herméutica del tiempo la idea de que el avance histórico, en tanto sucesión de etapas, implica una mejora progresiva: la existencia ha empezado en un instante temporal concreto -la creación- y terminará en un instante determinado por Dios -el juicio final-. Hay un origen y una meta, una visión teleológica de la existencia que está determinada por una inteligencia superior.
Estás, pues, confudiendo dos dimensiones: una cosa es vivir una vida cada vez más cómoda y otra progresar. Para un griego clásico, por ejemplo, el tiempo es circular: la discusión sobre el origen y el final de las cosas no se plantea porque la realidad está ya ahí, es pura inmanencia. Esto no implica que en su cabeza no existieran ideas tales como las de vivir bien o mejorar las condiciones materiales de la existencia. Se puede vivir mejor, pero las cosas no progresan nunca cronológicamente, puesto que el tiempo se sucede de forma circular. De ahí que autores como Platón, por ejemplo, hayan introducido la idea de la transmigración de las almas como fenómeno -nunca como causa- de esta circularidad. Lo que es es, no progresa.
En este sentido estás también equivocado en el terreno ético: al ser el tiempo circular, todo lo que hacemos vuelve a nosotros de forma constante. No se olvida nunca: nuestra vida es una cadena de acciones interconectadas que de una forma u otra se retroalimentan. De ahí que un materialista convencido como Aristóteles, por citar uno, considere la reflexión ética como fundamental: lo que has hecho no es cosa del pasado, es inmanente a tu persona, y como tal tienes que asumir las consecuencias de tus actos, asumiendo tu responsabilidad y buscando siempre el comportamiento más virtuoso posible. La concepción judeocristiana del tiempo sí anula en parte esta concepción, puesto que al plantear una sucesión temporal progresiva tiende a justificar los errores cometidos en el pasado: "sí, me he equivocado, pero hagamos borrón y cuenta nueva, que la vida sigue y aún estoy a tiempo de cambiar". Y esto sin entrar en la idea cristiana de la redención, que directamente borra la responsabilidad ética del individuo ante "los ojos de Dios".