por Genjuro »
27 Mar 2021, 12:22
201. Ez történt Budapesten (Deszõ Ákos Hamza, 1944) - 5,5
Nueva comedia de enredo en la que dos abogados que representan a las respectivas partes de un proceso de divorcio acaban simulando que son matrimonio para sacar de un apuro a un cliente. Para este tipo de película ligera realizada en un país bajo dominio nazi, llama la atención que al menos aquí sí que hay algún rastro de la guerra en forma de apagones obligatorios y escasez de alimentos. Por lo demás es otra obra que juega con los equívocos para terminar haciendo proselitismo del matrimonio, aunque le cuesta un poco coger ritmo.
202. Wilson (Henry King, 1944) - 6
Biopic del presente de los Estados Unidos Woodrow Wilson que sigue un poco esa querencia de King por el género americana y que se centra exclusivamente en el periodo en que desempeñó su carrera política. Lo cierto es que la película es una sucesión de himnos, marchas y discursos, y que el reflejo de la participación norteamericana en la Primera Guerra Mundial está totalmente mediatizado por el presente que vivía el país en el momento de la producción del film (se hace más evidente en la desafortunada escena de su enfática réplica al embajador alemán). De hecho, ésa es la razón principal de que el film pierda muchos enteros en su segunda mitad, lo que también coincide con la muerte de su primera esposa, personaje clave en los mejores momentos del metraje. Porque el jugo de esta obra lo encontramos en las escenas más íntimas y familiares, donde las composiciones y el uso de la luz de King encuentran un particular sentido dramático. Lo que tampoco quiere decir que los momentos multitudinarios no estén muy bien filmados (como la convención del Partido Demócrata), pero no son capaces de suscitar gran emoción. Desconozco las particularidades biográficas del presidente Wilson, pero está claro que King renuncia a cualquier asomo de arista y opta por bendecir a otro héroe americano.
203. Voyage sans espoir (Christian-Jaque, 1943) - 5,5
Es la tercera ocasión en que me encuentro con esta misma historia, tras la excelente Les amours de minuit de Allégret y Genina y la inferior Der Satan lockt mit Liebe de Jugert. El triángulo amoroso que forman un hombre evadido de la cárcel, su novia que canta en un cabaret y un joven cajero que ha robado dinero de su banco y que se enamora de la mujer, trata de replicar la oscuridad de su precedente francés pero a través de una escenografía artificiosa. El problema es que ese artificio no está claro que sea pretendido, más allá de un par de momentos en que se juega con la luz de la escena, y todos esos evidentes decorados que delimitan los planos generales parece que quieran pasar por reales, lo que da cierta sensación de cartón-piedra. El film tampoco encuentra otras vías de sublimación a través de la puesta en escena o del retrato de personajes, y se queda en una obra un poco académica influenciada por el realismo poético tan en boga por entonces en Francia, pero lejos de los mejores logros de la corriente..
204. Sahara (Zoltan Korda, 1943) - 6
Film bélico ambientado en el frente norteafricano de corte muy clásico. La historia sigue los pasos de una unidad norteamericana de tanque que se ha quedado aislada y busca regresar a las líneas aliadas. El corazón del film lo compone el acto de resistencia alrededor de un pozo ante un enemigo muy superior en número, una situación muy familiar en el cine, particularmente en el western, ya sea ante los indios o la misma batalla de El Álamo. Por supuesto es una película con mensaje, y como parte del mismo, la calculadamente variopinta galería de personajes, de procedencias muy diversas, pero que sin duda dan color a una función un poco predecible pero solventemente narrada por Korda.
205. Flesh and Fantasy (Julien Duvivier, 1943) - 6,5
Tres historias relacionadas con lo sobrenatural, particularmente con la capacidad de autosugestión del ser humano. En la primera, una mujer supuestamente fea (que ni por aproximación, pero en fin) encuentra su propia belleza a través del amor; en la segunda un hombre se obsesiona con llevar a cabo un asesinato tras serle predicho que se convertirá en asesino (con un Edward G. Robinson muy en la línea de sus papeles con Fritz Lang); y en la tercera un equilibrista pierde la confianza en su número circense tras soñar que se cae. Lo que menos me gusta de la película es su manera tan prosaica de introducir las historias, excepto la tercera, que va directamente engarzada con la segunda. Los relatos en sí atesoran misterio y, en el caso del primero y el tercero, sus buenas dosis de romanticismo. La sugerente recreación del Mardi Gras, incluyendo una curiosa tienda de máscaras, suple en alguna medida la falta de carisma de los personajes/intérpretes del primer relato, mientras que los otros dos sí que destacan más por sus caracterizaciones (es cierto que con el apoyo de rostros muy conocidos). El resultado global se siente bastante orgánico, lo cual no siempre es fácil con este tipo de propuestas.
206. Background to Danger (Raoul Walsh, 1943) - 5
En este film de espías el McGuffin son los planos falsos de un supuesto plan de invasión de Turquía por parte de la Unión Soviética que forzaría al país otomano a abandonar su neutralidad (no me queda claro por qué son tan importantes si todos saben que son falsos, y eso que un personaje de la película hace la misma pregunta). Las intrigas para hacerse con los mismos están desarrolladas por Walsh con la agilidad narrativa que acostumbraba en aquellos años, pero con manifiesta desgana por el resultado final. La puesta en escena es bastante rutinaria, los personajes carecen de profundidad, las relaciones entre los mismos apenas se desarrollan (el toque amoroso con el que culmina la película es de los menos trabajados que recuerde) y en la producción también se ven las costuras, especialmente en las escenas con ferrocarriles, que mezclan imágenes de archivo y maquetas.
207. La guerra empieza en Cuba (Manuel Mur Oti, 1957) - 5,5
La España del cambio de siglo es el escenario de esta comedia en la cual una cupletista decide ir a visitar a su hermana gemela, casada con el gobernador de Badajoz. Las hermanas son de un carácter opuesto, y la historia juega a la confusión identitaria que se genera entre ellas. El film hace escarnio del carácter estirado, retrógrado y castrador que abandera la gobernadora, y que tampoco sería muy difícil identificar con el franquismo. De todas formas el humor de la película es muy irregular, a menudo bastante chusco, digno de cualquier astracanada, aunque la película es divertida por momentos, sobretodo cuando no se enfanga con los números musicales. Tampoco la puesta en escena, muy correcta en todo caso, nos devuelve al Mur Oti más audaz.
208. Keeper of the Flame (George Cukor, 1942) - 6,5
El comienzo de este film recuerda a Citizen Kane, con la muerte de un hombre muy notorio que sacude a la nación. Aquí no hay flashbacks, pero también se trata de descubrir quién era en realidad esa persona (en este caso) tan admirada. Un prestigioso periodista que quiere escribir sobre él nos lleva de la mano hacia una realidad cada vez más turbia en la que el mito se va desmoronando. Con la voluntad de lanzar un mensaje antifascista, el film alerta contra la adoración acrítica a los líderes de opinión. El camino que recorre el protagonista hacia un término predefinido es un poco tortuoso en apariencia, pero me queda la sensación de que no aporta gran cosa, más allá de ir dejando caer el velo poco a poco y dejarnos algún discurso de enfático sentimiento. Y por otra parte, la resolución se antoja un tanto rocambolesca.
209. Northern Pursuit (Raoul Walsh, 1943) - 6
Otro film propagandístico de Walsh sobre un policía canadiense de ascendencia alemana que trata de infiltrarse en una operación clandestina del ejército germano tras capturar a un paracaidista. Los escenarios nevados aportan cierto juego visual y funcional a la película, que por supuesto aplica una estricta (y un poco cansina) distribución de valores éticos entre bandos. Me parece más compacta y trabajada que Background to Danger, pero el interés es decididamente limitado.
210. Men of Novgorod (Boris Barnet, 1943) - 6,5
Seguimos en el bando aliado, con una obra un tanto excéntrica, dado que se trata de un musical bélico. Trata sobre un grupo de partisanos al cual se unen un piloto francés derribado que tenía como misión localizar una pista de aterrizaje alemana y un cantante de ópera que colaborará en la búsqueda de la misma además de aportar el grueso del (bel) canto. Más que narrativamente, donde resulta un poco deslavazada con una planificación y un montaje, bien descuidado, bien sujeto a muchas limitaciones, el film parece concentrarse en crear atmósferas emocionales y también visuales a través de la música, que vehicula respuestas en otros personajes y un trabajo evocador con la luz del propio Barnet. De todas maneras la película tiene otros momentos mucho más prosaicos, como todas esas escenas aéreas rodadas con maquetas que deslucen bastante el resultado.
211. The Importance of being Earnest (Anthony Asquith, 1952) - 6
Adaptación de la obra homónima de Oscar Wilde sobre dos amigos que echan mano de personajes inventados para poder atender a sus deseos y cubrir la apariencia social, lo que viene a ser otra invectiva a la represiva moral victoriana. Asquith realiza una obra en color, luminosa, en la que hace explícita la deuda teatral, sencilla en sus formas visuales, que cumple el expediente sin mayores pretensiones.
212. Eclipse de sol (Luis Saslavsky, 1943) - 5,5
Una suerte de vodevil en el que chocan dos esferas sociales: la que corresponde a una cantante de tangos y la familia "bien" de, primero su novio y luego el primo de éste de quien se enamora de manera fulminante. La cuestión de la hipocresía está presenta en casi todas las relaciones que se muestran, resaltada por el humorístico juego al equívoco que propone el argumento. Libertad Lamarque da cuenta de la faceta musical de la película, no especialmente interesante. Por lo demás, me parece una película correcta, visualmente convencional (salvo extraña una superposición de la imagen de un disco con la de un rostro que se entiende del pasado), y un poco obvia en su manera de encarar la comicidad.
213. Untel père et fils (Julien Duvivier, 1943) - 6,5
Último film rodado por Duvivier antes de su marcha a los Estados Unidos, en vísperas de la invasión alemana, es precisamente esta cuestión su tema central. A modo de film-río, asistimos a los avatares de una familia generación a generación desde 1871, en tiempos de la Guerra franco-prusiana, hasta su desesperanzado y desolador final en 1939, el momento seguramente más poderoso de la película, un cierre bastante abrupto sobre la imagen de unos personajes hundidos moralmente tras una historia de esfierzos y sacrificios, alegrías y penas, para tratar de mejorar sus vidas mientras Alemania se las destruye. Es evidente el carácter nacionalista, ya que se obvia por ejemplo que fue Napoleón III, más o menos provocado, quien desató las hostilidades en 1870, y también se bendice oblicuamente la política colonial, pero al menos nos evita un enfrentamiento maniqueo de personajes, ya que los alemanes apenas hacen acto de presencia. Disfrutando de la probada pericia narrativa de Duvivier, su marcada fragmentación temporal, el limitado tiempo que invierte en cada personaje, limita un poco su capacidad de alcance.
214. The Man in Grey (Leslie Arliss, 1943) - 6,5
Un drama romántico que evoca desde el presente un pasado muy poco idílico de estratificación y usos sociales. La protagonista es una joven bondadosa y risueña que acaba casándose por inercia y por su necesidad de complacer a quienes le rodean con el hombre de gris del título, un rico, arisco y despótico aristócrata (y cuyo acto de culminación de la película me parece lo más brillante a nivel argumental). Ella reúne todas las virtudes del ámbito femenino, por oposición a su traicionera amiga, femme fatale dispuesta a lo que sea para salirse con la suya, en un planteamiento maniqueo inequívocamente machista en el reflejo de la mujer. También hay algún elemento un poco manido, como esa infalibilidad de los augurios tan característica del cine clásico; o al borde de lo ofensivo, como la utilización de un niño blanco maquillado para hacer de negro. Pero en cualquier caso, narrativamente funciona bien, moviéndose con fluidez entre los momentos más luminosos y aquellos más lúgubres, los cuatro personajes principales tienen fuerza y carisma
215. The Voice of the Heart (Dimitris Ioannopoulos, 1943) - 4
Esta película sólo puede entenderse bajo la moral de otro tiempo, ya que su protagonista y héroe es un hombre encarcelado por haber matado al amante de su esposa, y se nos presenta como una víctima a todos los niveles. La historia le reconecta con su hija, a quien ni siquiera conoce y quien está pasando por el trance de estar enamorada y verse obligada por su aviesa madre a casarse con un hombre acomodado al que no quiere. El film tiene un acabado bastante tosco, con una cuestionable gramática visual, pecando de estatismo en muchos casos, lo que resta mucha fluidez al conjunto, aunque por otra parte ayuda a descargar el componente melodramático de su argumento para dejar una obra más austera a nivel emocional. Y en este plano es donde la relación paternofilial emerge como el auténtico valor emotivo del film, y que termina resultando efectivo a su manera.
216. Johnny Come Lately (William K. Howard, 1943) - 6,5
Si bien este film enfrenta a un periódico honesto con el poderoso hombre que dirige la ciudad con sucias artimañas, estamos lejos del género negro y sus alrededores, del territorio de generalizada turbiedad moral. Da igual que sea James Cagney su protagonista, en realidad es la dulce anciana que le contrata, a la sazón editora del rotativo, quien presta su carácter a la película. La falta de vigor visual de Howard casi juega a su favor aquí, modelando el ritmo de una película que se toma su tiempo para llegar a donde quiere, poblada de personajes peculiares, donde los buenos son muy buenos y los malos igual no tanto.
217. Safo, historia de una pasión (Carlos Hugo Christensen, 1943) - 6
Un relato de amour fou entre un joven de incipiente carrera diplomática y una mujer abrasiva con un largo historial de amoríos. Ella es una mujer fatal, como bien se encarga de resaltar Christensen a través del simbolismo visual de la tela de araña, utilizado de una manera un poco burda, representante de un universo urbano tentador que se presenta en la secuencia del Carnaval, y que se opone a otro universo de mujeres virtuosas al que pertenecería la madre, la tía o la novia. Como era habitual en los melodramas de la época, los diálogos son a menudo recargados y muy artificiosos, especialmente los amorosos, pero Christensen al menos los acompaña con cierto arrojo visual, como en la mencionada secuencia del Carnaval o recurriendo a planos holandeses para mostrar la ofuscación de su protagonista. Y es que el film consigue crear una densa atmósfera alrededor de los personajes.
218. Passion (Ryôsuke Hamaguchi, 2008) - 6,5
Orquestada alrededor de unas pocas escenas, Hamaguchi examina las inseguridades sentimentales de un grupo de amigos frisando la treintena, un momento quizás bisagra hacia la estabilidad en las relaciones y por ello proclive al vértigo. La escena en donde la mujer prometida cuyo novio no está seguro de quererla habla con sus alumnos sobre violencia dialoga en alguna medida con las dinámicas sentimentales, con la falta de equilibrio y reprocidad, con la imposibilidad de conocer completamente las intenciones de los demás, o con la posibilidad de asumir el papel de víctima. Al final, igual que la violencia está inevitablemente presente alrededor nuestro, el film de Hamaguchi parece decirnos que la felicidad perfecta en una pareja, ese estadio de enamoramiento correspondido, es un tanto quimérico, al menos sostenido en el tiempo. La verdad es que visualmente el film me echaba para atrás de mano, con esa imagen tan videográfica, aparentemente sin iluminación profesional, una estética bastante feista empeorada por las dificultades del director para manejar escenas con muchos personajes, específicamente las primeras, que muestran un montaje poco fluido. Sin embargo las cosas van mejorando hasta llegar a esos dos planos-secuencia finales que sirven de apropiada culminación de la historia. Por el camino también hay otro momento particularmente logrado, un breve flashback de lo que acaba de suceder minutos antes, un beso en una terraza, que insertado en el momento de retirada nocturna del chico que lo protagoniza consigue generar ese tono agridulce de las posibilidades que se abren y que se desaprovechan o a las que hay que renunciar.
219. Immensee (Veit Harlan, 1943) - 7
No tan desaforada como la posterior Opfergang, esta película de Harlan es también una obra profundamente romántica orquestada alrededor de otro triángulo amoroso de similar estructura, con dos personajes que se aman apasionadamente y un tercero casado con uno de los otros dos que contempla con sacrificado y comprensivo estoicismo la fuerza gravitatoria que se ejerce sobre su ser amado. En esta caso el romance va por delante, entre un aspirante a músico con ansias de viajar y la joven condenada a esperarle, y que tras un desengaño acaba casándose con un acomodado amigo y vecino. Como en el otro film, me gusta la paciencia y el mimo con el que Harlan retrata a sus personajes, sus momentos de intimidad en que se dilucidan sus relaciones, también la calidez de su trabajo fotográfico y en general la elegancia de la película, que en este caso sí se extiende a todo el metraje.
220. Mission to Moscow (Michael Curtiz, 1943) - 5
Es evidente que la política hace extraños compañeros de cama, pero no esperaba encontrarme semejante muestra de propaganda pro-soviética y pro-stalinista de manos de un film hollywoodiense incluso en tiempos en que eran aliados. Lo cierto es que en buena medida su orientación es responsabilidad del original literario, el relato que Joseph E. Davies hizo de su desempeño como embajador en Moscú poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. El film da por justificadas las purgas, el pacto de no agresión con Alemania o la invasión de Finlandia, que no digo que alguna de esas cuestiones no pueda justificarse en alguna medida (no tengo los conocimientos necesarios para dilucidarlo), pero es que describe a una Unión Soviética de color de rosa. Pero más allá de sus simpatías políticas, tiene el problema de ser un muestrario de lugares, hechos y opiniones, en el que los personajes no terminan de tener demasiada entidad, al servicio de un discurso que camina al paso de la fanfarria musical. Hay momentos concretos en los que brilla la capacidad visual de Curtiz, como en la escena del ballet o el uso de las sombras cuando comienzan las detenciones de las purgas, pero son demasiado aislados. Y en el otro lado de la balanza, escenas muy poco afortunadas como la entrevista del protagonista con el presidente Roosevelt.
Un saludo.