La China de Deng podría ser la URSS de la NEP (aprovecho para recuperar este fotón de Pinochet). Aunque obviamente mucho más liberalizada, competitiva y ascendente, la China de hoy quizá sea comparable a la URSS de la perestroika. Creo que todo el mundo baraja ya la posibilidad de que el crecimiento chino empiece a flojear a unos niveles de renta demasiado bajos desde la perspectiva de los países ricos. El Partido Comunista sigue confiando en la iniciativa privada, pero hay debate dentro y fuera sobre la asignación de recursos. Tanto entre el sector público y el privado, como entre empresas grandes y PYMES, industrias avanzadas e “improductivas”, consumo y exportaciones, la costa y el interior…Case escribió:Pero el crecimiento económico se basó en crear zonas económicas especiales fundamentalmente capitalistas. Con algo parecido me refiero a que a la vez ambos estaban vulnerando la ortodoxia comunista tratando de evitar el colapso de los dos países comunistas más grandes que existían en 1980 uno si quieres en la vía política, y otra en la vía económica, con todas las diferencias posibles.Caótico_Fanegas escribió:Por lo leído a gente como Branko Milanovic, diría que lo contrario: mientras que Gorbachov se enfocó en un mayor liberalismo para intentar salvar el sistema, Deng apostó por el crecimiento económico. Y ganó la segunda opción. (Habría que ver si a la URSS le hubiera servido también, no obstante; los perfiles económicos y geográficos son muy distintos, y tb la cantidad de low hanging fruit.)Case escribió:
Tan icónico en occidente como defenestrado y en el ostracismo en Rusia.
Que la reforma no funcionó es evidente, pero que hundiera el barco tampoco es cierto. Para cuando llegó el barco tenía cientos de vías de agua, y Deng Xiaoping en china estaba haciendo algo parecido.
Que el que el que le salió bien fue a Deng, poco que objetar.
No se trata sólo de un problema macroeconómico a medio plazo, sino de uno político de forma más o menos inmediata. En esta fase de la larga reforma del sector público empresarial (de memoria, 25% del PIB, 30% del capital fabril, 20% de los beneficios), Xi busca compensar el plan de privatización de activos con el empoderamiento de los comités del partido y su famosa campaña anti-corrupción. La cuestión fundamental siempre han sido las ventajas de las empresas públicas (monopolios legales, amplias garantías de rescate del Estado ante la quiebra, acceso preferente al crédito bancario, conexiones políticas…) frente al sector privado. Como decía, el régimen las necesita no sólo para controlar y dirigir la economía, sino para favorecer a los grupos sociales mayoritarios (más) afectos.