Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)
La vida al margen del deporte (la hay)

Heidegger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Heidegger » 15 Abr 2022, 18:29

Buscad la belleza, pero hacedlo a través de los discos que yo os digo.

vatuer
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por vatuer » 15 Abr 2022, 22:51

Mira que me gusta Queen pero lo de another one bites the dust como riff de guitarra....mamma mia
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El hierro
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por El hierro » 16 Abr 2022, 15:21

A mí la que me ha matado ha sido el “Come as you are” de Nirvana, y mira que tanto ellos como el “Nevermind” me gustan, pero es que esta ni riff, ni ritmo, ni melodía, ni nada, porque qué cosa con más poca chicha.

Pongo una lombriz bastante más arriba en una lista de serpientes venenosas.
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corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 16 Abr 2022, 16:19

Ya hubo un hilo de riffs de guitarra en que no logré averiguar qué es un riff y en qué parte de la pieza está....
En música, un riff es una frase que se repite a menudo, normalmente ejecutada por la sección de acompañamiento. También se aplica para una tonada o punteo, generalmente de guitarra, que se repite en partes de la canción

De otra manera ..
una línea melódica de acompañamiento de uno o dos compases que acompaña a una canción, principalmente en los géneros rock y metal, aunque se ve en otros estilos musicales.
:idea: Por ejemplo la guitarra española ha dejado grandes y conocidos riffs a lo largo de la historia.
Como cuáles? Los de tárrega o el rodrigo...
tomatito o Paco de lucía hacen riffs o se complican más la vida?
Un par de compases de firma (signature) repetidos ..Es un rasgueo, un deslizamiento?
Normal que es cuándo se oye la guitarra, pero se puede oír algo más mientras en ese acompañamiento?

Dónde esta en the wall por ejemplo? En el inicio... antes de que canten, en el estribillo, en el solo, en un sitio random...
Npi oigan, que the wall es muy larga

Y éstas qué...

11. Purple Haze - Jimi Hendrix

El nanananáaaá nanananaaa
No? No?
Minuto, minuto

12. The Chain - Fleetwood Mac

El inicio? El acompañamiento del estribillo?
Me gusta más la parte vocal y como acoplan el fleetwood y la nicks (su se llama contrapunto, contrapunto)

13. Back in Black - AC/DC

Qué es, el inicio? Tuuu tururú tururuu titotitorirorú
Y el solo de después qué?

Qué hace la de fleetwood mac ahi en medio entre esas dos?
No tienen ninguna mejor?
No se ni se

Si no están las que esperáis, es que creo que esto de las listas lo hacen a base de meter nombres de grupos o artistas más o menos conocidos, una de cada, y sin qie chirríe mucho el orden, sin qie falten los clasicos, una de cada, los stones y los beatles han de estar...... y si pueden meter dos de hendrix queda modelno y de más revolución

Juraría qie en money for nothing es el ataque de knopfler, pero me gusta más el solo
Tampoco money es la qie más me gusta de knopfler ni en la que mejor toca pero todas estas salvo de the wall son cortas y atraen la atención en una radio formula... Eso de los 7 o 8 primeros segundos que captan la atención

Musicalmente se llama riff, mocho, o tiene otro nombre?
Una coda qué es, el final
El riff puede estar también incluido en la coda?
Última edición por corretger el 16 Abr 2022, 16:53, editado 1 vez en total.

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 16 Abr 2022, 16:51

Tal y como yo lo entiendo un riff de guitarra es una sucesión de 1 o 2 acordes que se repiten como acompañamiento distintivo a lo largo de un tema. Mi problema con esa lista es que a mi modo de ver toma como tal elemento en algunos de los temas, fraseos aislados que a lo sumo se repiten un par de veces e incluso solos propiamente dichos. Lo mismo es que tengo un concepto muy restrictivo de lo que es un riff, puede ser.

La coda sería un pasaje señalado para finalizar el tema.

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corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 16 Abr 2022, 16:59

Digamos que se repite varias veces y se reconoce de forma distintiva en la canción y actúa un poco como "firma" del guitarrista

Eugenio's definision
Un tipo entra en un pub. Al fondo del local un pianista ameniza la velada. Se sienta, pide un whiskey y sorprendido ve un mono ir de un lado a otro de la barra.

De repente el mono se acerca y mete sus testículos dentro del vaso de whisky. El hombre indignado le increpa al camarero:
- Oiga, el mono me ha puesto sus huevos en mi vaso.
- No se preocupe caballero, ahora mismo le cambio la copa.

El camarero le sustituye el whiskey, pero antes de dar el primer sorbo el mono vuelve a meter sus genitales en el vaso.
- ¡¡Camarero!! ¿Ha visto otra vez al puto mono?
- Disculpe caballero pero es que el mono no es mío. Pertenece al pianista.

El hombre se acerca al pianista y le dice al oido:
- Oiga, ¿sabe usted por qué el mono me ha puesto sus huevos en mi vaso?

El pianista responde:
- Pues..., no me la sé, pero si me la tararea...
Lo que habria que tararearle al pianista del chiste los huevos del mono en el whisky es el riff, no? O la melodía? :P

Y en esos softwares de reconocimiento de canciones que te determinan cuál es muestreándola un poco y comparándola con muestras de su base de datos... , es a nivel de onda, no?
El riff seria una parte representativa de la pieza, pero igual no pillan el riff para detectarla... O sí, con el inicio suelen tener suficiente...

:mrgreen: Cómo se aclaran para discriminar hoy en dia los reggaetones o las producidas por bruno mars si son todas iguales?

ministryOFsound
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Re: Comentarios musicales

por ministryOFsound » 16 Abr 2022, 18:21

Joe barry carrol escribió:No entiendo muy bien si el hilo va sobre “el algoritmo” o sobre la lista.

Si va sobre lo primero, hay que decir que “el algoritmo” antes ya existía y se llamaba radioformula. Los 40 principales y otras cadenas ya filtraban lo que escuchaba gran parte de la gente.
A todo el mundo, le gusta la música, hay muy poca gente que no porque es algo casi natural, otra cosa es que a la mayoría gente se preocupe por seleccionar lo que escucha y eso pasaba antes y sigue pasando ahora. La selección musical se la hacía la radio y ahora se la hace spotify.
Yo también me he quedado con esa duda, si es sobre la lista pues buenos rifts populares pero se como ese populismo se ha olvidado de temas y estilos menos populares y sobre guitarra no es cierto que ahora sea buen momento, quedan los que no se han ido y joven John Mayer es la excepción, si se puede llamar Joven porque ya nos gustaría que muchos grandes hubieran llegado a eso. :-?
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corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 17 Abr 2022, 16:16

El año que murió la música (2003) (*)
https://go.ivoox.com/rf/1468539

Piratería, bajada de música, mp3, streaming, mercantilismo feroz a corto plazo, pérdida de contacto con clientes mayores de 30 años, desaparicion completa de "stock cultural" (algo de eso pasa tambien con los negativos y copias de peliculas clásicas), anticipación de influencia de youtube..
Se pensaba que los artistas iban a estar en contacto directo con sus fams interesados eliminando discográficas o intermediarios
No todo ha sido así, algunas cosas han ido peor, a otras ya nos hemos acostumbrado, yo pillo la música en rastros y mercadillos

(*) Fragmentos de Articulo revista Wire enero 2003 releído por el sr trecet
Pueden escucharlo a x1.5 y saltarse las músicas :P total están muertas

Heidegger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Heidegger » 17 Abr 2022, 16:42

Trecet y su permanente monserga sobre la muerte del rock, para después radiar a Jeff Buckley hasta la náusea. Qué cosa más cansina.

corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 17 Abr 2022, 16:57

Heidegger escribió:Trecet y su permanente monserga sobre la muerte del rock, para después radiar a Jeff Buckley hasta la náusea. Qué cosa más cansina.
Lo iba a colgar de tu comentario porque veo que eres fan acérrimo :P

Hay otra cosa que estoy buscando que es la historia del long play (o album concepto musical) nacimiento auge y muerte...
La primera concept fue las cuatro estaciones o el clave bien temperado? No me creo lo del sargento Pepe's

Mientras lo encuentro este chico resume toda la trayectoria de la música grabada en 20 minutillos

De edison al algorTimo y spotify
Está decadente la industria musical? Igual aún no? Igual los artistas

Otra cosa al respecto en el año del 2014... La ya nula venta de copias físicas
"Ya solo hace falta despachar 500 copias para entrar en el top 40 español, 2.000 para llegar al top diez y 8.500 para alcanzar el número uno. Hablamos de la semana previa a Navidad, del 9 al 15 de diciembre, una de las más animadas del año."

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por ministryOFsound » 17 Abr 2022, 18:03

vatuer escribió:Mira que me gusta Queen pero lo de another one bites the dust como riff de guitarra....mamma mia
Toda la razón compa porque ahí es el bajo el protagonista. Y sobrevalorado de Queen yo nunca entendí Bohemia Rapsody, temazo para un musical y ya, es un poco cargante, también escalera al cielo de Zeppelin, me sobra media canción y el rift bien pero no más, anda que no ha hecho cosas mejores Page.
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corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 17 Abr 2022, 18:45

Músicos musiqueando (1)...


Por lo visto en los setups tiene sus propios códigos icónicos particulares

Y uno en musical express...

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 18 Abr 2022, 09:20

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https://www.efeeme.com/como-dejamos-de- ... phen-witt/

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 18 Abr 2022, 09:29

corretger escribió:
Heidegger escribió:Trecet y su permanente monserga sobre la muerte del rock, para después radiar a Jeff Buckley hasta la náusea. Qué cosa más cansina.
Lo iba a colgar de tu comentario porque veo que eres fan acérrimo [emoji14]

Hay otra cosa que estoy buscando que es la historia del long play (o album concepto musical) nacimiento auge y muerte...
La primera concept fue las cuatro estaciones o el clave bien temperado? No me creo lo del sargento Pepe's

Mientras lo encuentro este chico resume toda la trayectoria de la música grabada en 20 minutillos

De edison al algorTimo y spotify
Está decadente la industria musical? Igual aún no? Igual los artistas

Otra cosa al respecto en el año del 2014... La ya nula venta de copias físicas
"Ya solo hace falta despachar 500 copias para entrar en el top 40 español, 2.000 para llegar al top diez y 8.500 para alcanzar el número uno. Hablamos de la semana previa a Navidad, del 9 al 15 de diciembre, una de las más animadas del año."
Alguna semana a principios de los 90 se debió hacer como la mitad de la venta necesaria para entrar en ese Top 40 actual en una sola tienda de la cadena en la que trabajaba por aquel entonces.

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corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 18 Abr 2022, 13:48

Bueno periódicos en papel ya casi no se ven tampoco...

El caso es cómo han logrado qie las 4 ó 5 grandes den permiso de acceso por streaming a gran parte de su catálogo
Apple iba a medias

Tambien comentaste en lo de la tercera edad del rock que bastantes artistas habian vendido los derechos de su discografía

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 27 May 2022, 08:17

¿Dónde está la contracultura? Necesitamos hoy en la música española a The Clash
Es necesario tener un artista que sea referente y tenga compromiso con el presente porque urge más que nunca ante el triunfo del neoliberalismo y el avance de la ultraderecha

La música española se mira tanto el ombligo que ha perdido la capacidad de construir nuevos significados. Lo más preocupante es que esto suceda ahora, cuando los tiempos son más alarmantes que nunca. Tiempos en los que la sociedad está en una situación de fractura por una nueva crisis económica y una eterna precariedad laboral que afecta a todos los desarrollos vitales posibles (la emancipación, la construcción familiar, la jubilación, el ocio, la igualdad de oportunidades…). Tiempos en los que la ultraderecha ha establecido un discurso violento contra los más débiles y que ha llegado ya a las instituciones. Tiempos convulsos en España, y Europa y el mundo, cierto, pero tiempos también en los que, fijándonos en nuestra tierra, la música española no reacciona.

Quizá empieza hacer falta ya en estos tiempos gente como The Clash, un grupo insólito y combativo que nunca renunció a un ideario y un compromiso con el presente. Y quizá es necesario tener un grupo o artista así porque el presente urge más que nunca. Mucho más que la nostalgia o la fantasía. Urge en todas partes, pero conviene centrarse en España, que nos toca mucho más de cerca.

Decía el historiador británico Tony Judt en Sobre el olvidado siglo XX que “el pasado reciente quizá vaya a seguir con nosotros todavía algunos años más”. No le faltó razón. El pasado sigue, y no precisamente por el fuego que despertaron bandas como The Clash. Sigue el pasado del neoliberalismo, la intolerancia, la xenofobia, la homofobia, los ultraconservadores, los incendiarios religiosos… Si el punk es ya un vago recuerdo del pasado -y The Clash un poster con el que una vez decoramos la habitación-, no lo es el contexto que propició todo ese movimiento musical, tan efímero y caótico como disruptivo.

Como bien se explica en el libro del filósofo Alberto Santamaría, Un lugar sin límites. Música, nihilismo y políticas del desastre en tiempos del amanecer neoliberal (Akal): “La década de 1970 es el momento en el que, al parecer, una explosión silenciosa en lo económico y en lo político se desató, y nuestra situación actual no es otra cosa que un incesante revolver en las huellas putrefactas de ese animal que salió de la jaula en esa década”. El animal está más vivo que nunca a 2022. Basta atender cualquier día a las noticias para darse cuenta. Y lo menos llamativo de ese animal sea, al final, lo más difícil de combatir: el triunfo del neoliberalismo. En esta complejísima cuestión es donde quiero centrarme.

En su interesantísimo ensayo, Santamaría lo explica muy bien cuando dice que, para estabilizar su relato, la política neoliberal necesitaba “inmunizar” al mercado de las corrientes alternativas y democráticas, de las ideas más transgresoras. Es decir, formar “un escudo contra las demandas sociales”. Y este se ha conseguido “mermando la capacidad de influencia política que la sociedad ejercía desde la calle, desde el conflicto social y cultural”.

Actualmente, el éxito está tan incrustado en la cabeza de todos que se ha perdido la posibilidad de ser algo mejor: ser alguien trascendental. Más aún serlo en estos tiempos en España. Culturalmente, las respuestas son tímidas y dispersas, sin dejar de ser interesantes, pero son siempre inconsistentes. Musicalmente, la cosa está peor. El gran grueso de la música española parece absorbido por el propio triunfo neoliberal y, con ello, todo su público. No busca conflicto, no busca crear espacios que permitan ensanchar las nociones políticas o económicas. En definitiva, no siente que tenga que establecer un compromiso con el presente. Con el presente en muchos ámbitos, pero sobre todo en el más derrotado: el político-económico.

No es que no haya músicos y bandas que incluyan mensajes ante la situación, pero falta una verdadera referencia combativa al respecto, como The Clash lo fueron con todas las consecuencias. El grupo de Joe Strummer y cía representaba una pasión por la resistencia. Porque siempre es posible resistir. Actualmente, falta acción. Falta filosofía. Falta ética. Falta disrupción. Y hasta falta autodestrucción. Como escribe Santamaría: “El punk no quiso ser la solución a nada sino más bien la dramatización autodestructiva de un tiempo de crisis”. Nuestro tiempo de crisis, en pleno dominio digital, vidas consumistas e hiperconexión, es muy distinto al de los setenta, pero las grandes batallas culturales ante la política neoliberal siguen vigentes. Quizá más que antes porque se han difuminado enormemente y se hacen más complejas.

El columnista de El Confidencial Esteban Hernández publicaba esta semana un artículo en el que reflexionaba sobre que “el éxito actúa como factor legitimador, y hoy más que nunca”. Titulado El renacimiento de los gafapastas: cómo han logrado dominar la nueva escena cultural, Hernández escribía que la nueva forma de distinción estaba ahora en lo popular y lo exitoso. Y ponía los ejemplos de Rosalía, C. Tangana y Chanel. Es posible, pero conviene no olvidar que todos ellos son asuntos que causan muchísima bilis en las redes sociales. De un lado y del otro. También en las barras de los bares y las sobremesas con amigos. No hay términos medios con ellos. Se les admira o se les odia. Y, mientras tanto, se pierde cualquier posibilidad de reflexionar sobre el valor de su obra, y no digamos ya sobre otras aristas más complejas. A decir verdad, sucede con muchos más asuntos culturales y de otra índole política y social dentro de esta existencia polarizada (e interesada) en la que estamos inmersos. Por tanto, esta supuesta distinción acaba reducida a una pelea de borrachos en un bar. Los dos bandos buscan distinguirse como dos pavos reales en un triste corral. Nada más.

El problema no es que el éxito sea legitimador y lo popular sea ahora cool, como antes lo fueron venir de Inglaterra, Francia o Estados Unidos o veranear en Formentera o Benidorm. El problema es que nadie quiere acabar con el éxito. Todas estas batallas culturales se centran en los gustos, las estéticas y las preferencias vitales, pero jamás sobre qué es el éxito ni sobre el sistema que lo sustenta. Como decía el escritor Javier Pérez Andújar: “A muchos les importan las batallas culturales, pero a pocos realmente la cultura”. En este sentido, a muchos les importa el éxito, pero a pocos, muy pocos, realmente, el sistema. Y en el sistema neoliberal hay fracaso. Mucho fracaso.

Tanto Rosalía como C. Tangana vienen del mundo alternativo. Son músicos hechos de abajo arriba y no al revés. Ninguna gran multinacional ha contralado sus pasos. Son las multinacionales las que se suman a sus pasos y ellos se benefician de sus alianzas. Tienen un mérito inmenso porque, además, han demostrado ser muy buenos empresarios. Esto último hoy en día es casi más importante que sacar buenos discos para mantener el éxito. El resto de músicos puede mirarlos con admiración o envidia, pero casi ninguno puede hacerlo mejor en tan poco tiempo. El problema es que estos referentes, viniendo desde sus propios márgenes, no se enfrentan a nada más que a su propio crecimiento artístico. Y esto podemos decirlo de la inmensa mayoría de los músicos por debajo de ellos, que son todos a día de hoy. Tanto Rosalía, como C. Tangana y el nombre de artista que se quiera poner del mundo del pop, el rock y derivados, no solo quieren formar parte del sistema, sino que les encantaría llegar a lo más alto del mismo. ¿Cuál es el problema? Ninguno y quizá todos. Porque nadie parece plantar cara al sistema ni combatirlo ni, parafraseando a Santamaría, autodestruirlo.

Pudieron ser mejores o peores, pero The Clash plasmaron el espíritu de una época y una batalla real. Una batalla muy importante: la batalla contra el sistema neoliberal, que se alió a algunas ideas salvajes de la derecha. Un sistema que estaba surgiendo en los setenta y que ahora en 2022 busca dominar todo, incluidos nuestros deseos. Porque el sistema está dentro de las giras, de los festivales, de las discográficas, de las plataformas de streaming, del marketing… y de los propios músicos. Y, claro, de su público.

La contracultura siempre fue una respuesta a la cultura dominante, también al sistema establecido. El aburrimiento, y no otra urgencia, fue el inductor de la primera cultura adolescente allá por los cincuenta y los sesenta. Y, a partir de ahí, hubo momentos en que la contracultura, más allá de la negación del arte oficial, quiso derrocar convenciones, luchar contra la presión social, crear nuevos espacios de libertad y proponer su propio lenguaje político y filosófico. Lo contracultural, más que vanguardia, eran los demonios incontrolables de un sistema que quería acabar con la disonancia. Y, como se recoge en el libro de Santamaría, no hay nada mejor para acabar con la disonancia que absorberla, vaciarla. Se consiguió: se vació la contracultura mercantilizándola, como se vacían hoy las batallas culturales haciendo perder el significado transformador de la palabra cultura, quitándole su ideario alternativo, su compromiso… y su posibilidad de ruptura y de autodestrucción.

El presente nunca recordó tanto a un viejo pasado. Y, salvando algunas excepciones, se puede lamentar el papel de la música actualmente, pero, en el fondo, se debería lamentar el papel de todos nosotros. Ojalá unos The Clash para agitarnos a todos.

https://elpais.com/cultura/ruta-norteam ... clash.html

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 27 May 2022, 08:38

El citado artículo de Esteban Hernández;

El renacimiento de los gafapastas: cómo han logrado dominar la nueva escena cultural
Un exitoso libro contribuyó a desprestigiar la figura de los hípsters españoles, pero han logrado reinventarse. Su nueva forma de distinción, en plena conexión con esta época, ve en lo popular y lo exitoso el mejor camino

La polémica última en las redes ha surgido a raíz de la publicación de un artículo titulado "Motomami o el insólito e inesperado sabor de tus propias heces". La revista que lo colgó en la red, ‘Ruta 66’, lo ha retirado, ya que insiste en que fomentar este tipo de discusiones no forma parte de su actitud. Dejando de lado el escatológico titular, de un tono hostil, había en el texto apreciaciones interesantes acerca de la recepción crítica de las creaciones culturales, ya que señalaba cómo el temor a ser percibidos como poco actualizados, cuando no decididamente retrógrados, llevaba a parte de los críticos y del mismo ámbito musical a emitir alabanzas acerca de un disco y un estilo que están claramente alejados de sus preferencias. Más allá del valor del trabajo de Rosalía, que es una cuestión que cada cual dilucidará desde su gusto, debe constatarse una tendencia significativa, la de la celebración de los productos culturales para masas como cualitativamente superiores.

Hay una lectura llamativa en nuestra sociedad, y también en las esferas especializadas, según la cual si un producto triunfa es a causa de una irrefutable calidad. Si es popularmente aceptado, es bueno, y ese marco resulta difícil de desplazar. Y si es muy popular, la competencia se desata, pero sobre todo para encontrar interpretaciones sociológicas, políticas, lúdicas o de costumbres, a partir de las cuales se generan las discusiones habituales. Se trata de polémicas en general limitadas, pero continuas. La última tuvo a Chanel como protagonista.

Imaginemos que un disco con unas letras como las de ‘Motomami’ lo hubiese firmado Leticia Sabater: seguramente la valoración hubiera sido diferente. O que Chanel, con la misma actuación y la misma canción, hubiera quedado en el décimo segundo lugar y no en el tercero; seguramente las alabanzas de quienes defendieron y felicitaron a la cantante no se hubieran producido y no es difícil adivinar que habrían regresado las polémicas acerca de la manera en que fue elegida. El éxito actúa como factor legitimador, y hoy más que nunca.
La crítica y las peleas
En todo esto, tienen mucho que ver los mediadores en la transmisión de información para las masas. En otros tiempos, los canales principales eran los medios de comunicación, en primer lugar, los especializados, y después los masivos, como la televisión. Ahora estos son secundarios, ya que son los mediados por la red la fuente primera, tanto para la construcción de la efervescencia como a la hora de incitar a los medios tradicionales a abordar informativamente todo aquello que es popular en las redes. Rosalía, por seguir con el ejemplo, inició la promoción de su nuevo disco en la red, y a partir de ese momento, todos los medios se hicieron eco.

Una vez que esa difusión masiva se ha producido, la recepción sectorial suele ser muy positiva. Y si el éxito aparece, las críticas negativas quedan diluidas, en parte porque son arrinconadas en el espacio de aquellos que se niegan a evolucionar y a entender las nuevas formas de expresión juveniles (aunque quienes más las defienden tengan ya una edad), es decir, en el espacio reaccionario. Y en otro sentido, porque las discusiones que suscitan las creaciones culturales tienen que ver fundamentalmente con la imagen de los artistas y de las costumbres que promueven y con todas las posturas políticas y sociológicas que se infieren de ellas. Lo masivamente popular se convierte en cualitativamente relevante, por un lado y por otro.
La contracultura y el éxito comercial
En la creación, y especialmente en la musical, siempre hubo mucha tensión entre la esfera contracultural y la comercial. La primera rechazaba profundamente la segunda, y los productos que pasaban a convertirse en dominantes en las listas de éxito eran despreciados (incluso cuando, como fruto de una evolución en el gusto, lo contracultural se convertía en comercial). Unos tenían la superioridad artística y la seguridad de que las formas que apreciaban eran cualitativamente superiores, así como la confianza en que el futuro les pertenecía: al tratarse de formas más evolucionadas, y por lo tanto que llevaba más tiempo asimilar, acabarían siendo aceptadas y crearían un nuevo canon. Por decirlo de otra manera, la sensación de que eran la vanguardia social estaba muy presente en la contracultura.
En esa tensión entre lo contracultural y lo comercial, ha habido épocas muy distintas. Hubo momentos en que ambas esferas estuvieron claramente separadas, y en las que la conciencia de superioridad contracultural fue la norma, como les ocurrió a muchas formas del jazz durante los cuarenta y los cincuenta, y otras en que lo alternativo se convirtió en la materia prima del éxito. Ocurrió con el nacimiento del rock and roll, hasta el punto de que las grandes compañías discográficas, y el oligopolio que conformaban, desaparecieron de las listas de venta estadounidenses durante una década (solo sobrevivió Victor, y porque fichó a Elvis Presley). Después hubo un reflujo, pero a finales de lo sesenta la contracultura estadounidense se convirtió en el elemento primero de las listas de ventas: a partir de los Beatles y Dylan, los A&R intentaban fichar a la próxima gran sensación rebuscando en sectores alternativos.

Héctor García Barnésbas esferas estaban de nuevo claramente separadas. En España fue muy evidente, ya que estábamos saliendo del franquismo y la vitalidad cultural era grande: escritores, poetas, cineastas, músicos, vieron cómo la sociedad aceptaba inesperadamente creaciones culturales diferentes y las convertía en éxito, desde García Márquez o Vargas Llosa, la Movida, el rock urbano, el heavy y tantas otras cosas. Pero antes de que se consagraran, la idea de que el futuro residía en lo contracultural, que era el espacio de circulación de las verdaderas aspiraciones de la sociedad, que había una España diferente y la representaban ellos, estuvo albergada en los movimientos culturales de finales de los setenta y primeros ochenta.
En esa esfera contracultural era imposible encontrar cierto reconocimiento a los productos comerciales, a los que funcionaban en las listas de venta. Y es curioso, porque esa clase de artistas contaban con productores, músicos y presupuesto para conseguir un buen producto, y en ocasiones lo conseguían. Desde Perales hasta Pecos, como muchos otros después, había artistas orientados hacia la venta masiva, pero que sabían hacer bien su trabajo. Por más que utilizasen fórmulas asequibles destinadas a un oyente estándar, tenían calidad. Pero la lógica contracultural impedía cualquier mínimo reconocimiento, ya que quien lo emitiera sería visto como viejo, ridículo, antiguo o, peor aún, vendido.

Ahora es justo al contrario. ¿Quién se atreve a criticar a Chanel, Rosalía, Tangana o a cualquier otro pujante artista exitoso sin quedar expuesto a acusaciones de ridículo, viejo o reaccionario? La imputación principal es la de no estar del lado del presente, de lo que está de moda, de lo que la gente acepta, como si, fruto de una mentalidad antigua, no se quisieran aceptar los cambios. Y eso plantea dos dificultades (una lleva a la otra): la imposibilidad de crítica y la imposibilidad de vanguardia.
La muerte de los gafapastas
Hace pocos años, Víctor Lenore resaltó en un conocido libro, ‘Indies, hípsters y gafapastas’, el aire de superioridad de las clases formadas y urbanas, que habían acogido el indie como género musical propio, y su desdén por las expresiones más populares y exitosas (Camela era uno de los ejemplos). La contracultura había transmutado en puro elemento de distinción, sin un deseo claro de convertirse en vanguardia. Era una expresión clasista, en última instancia, que servía para separar a los titulados universitarios y culturetas del pueblo llano. Sin embargo, y no ha pasado tanto tiempo, las tesis de Lenore se hicieron tan populares que el mismo Primavera Sound forjó su cartel con artistas jóvenes que hacían reguetón. 'Rock de Lux', la publicación que Lenore señalaba como centro del gafapastismo, realizó una encuesta reciente entre sus lectores para que eligieran la mejor portada en papel de su historia (ahora es una revista digital), y la ganadora fue Rosalía. Es llamativo que una publicación que comenzó a publicarse en 1984 no elija a Bowie, The Cure, Sonic Youth, New Order, Bjork o cualquier otro artista de su cuerda, sino a Rosalía. Es como si en una publicación llamada 'Perreo de Lux' se eligiese como mejor portada a Fontaines D.C. o a Idles.

Por decirlo más expresamente, los gafapastas de Lenore ya no existen porque se han convertido en los aduladores de Rosalía y Tangana. La superioridad del indie desapareció, pero solo para transmutarse en un omnivorismo cultural que sirve como nuevo elemento de distinción: nos gusta toda clase de música, pero en especial la exitosa, popular y urbana. Es un nuevo canon, que va con la época, y que no deja de reflejar la evolución de ese público que quiere seguir distinguiéndose, ahora mediante la diversidad en los gustos.

Esta evolución, sin embargo, trata de convertir en contracultural la aceptación del éxito, lo que les sirve para reinventar una posición distinguida, porque son solo ellos quienes están en disposición de apreciar toda clase de expresiones culturales. Al conseguir su propósito, cada vez más sectores especializados tienden a alabar lo comúnmente admitido, y efectúan una suerte de cierre crítico que permite descalificar opiniones negativas desde bases no musicales y ni siquiera sociales. Pero eso, que constituye la aceptación de lo dado, una suerte de celebración eufórica del ‘no hay alternativa’, dista mucho de ser contracultural. Es sumarse a una ola dominante que hace más difícil la innovación, la posibilidad de vanguardia y, por lo tanto, la de evolución. Y esto no tiene que ver con Rosalía, con Tangana, con el reguetón, con el trap, porque no es ahí donde se juega la partida. El problema de fondo no son los estilos, ni las diferencias en las prácticas culturales generacionales, sino que la posibilidad de transmisión de las creaciones culturales está muy limitada a muy pocos artistas y muy definidos. Quizás haya llegado la hora de dar otra batalla cultural. Pero la condición de posibilidad de la contracultura, de la crítica y de cómo impulsar una esfera cultural más viva será motivo de otro artículo, otro día.

https://www.elconfidencial.com/cultura/ ... s_3429695/

Doctor Duende
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Doctor Duende » 27 May 2022, 09:39

Gracias por los artículos.

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Espero que os guste. :brindo por eso:

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 27 May 2022, 09:47

Y el presunto artículo del Ruta 66 (omito el nombre del autor al no poder asegurar la autenticidad del mismo) que ha sido retirado de su página web (quien les ha visto y quien les ve):

Motomami o el insólito e inesperado sabor de tus propias heces"

Lleva uno asistiendo, desde hace tiempo, a un curioso fenómeno: la presencia no deseada –ergo, intrusión- en diversos foros de debate afectos al rock, de una serie de músicas y sujetos hasta hace poco tan ajenos como improbables. La presencia de esas cosas que atienden por trap, reggaetón, electro bachata y no sé cuántas hostias más. Perreos diversos, ante los que uno se sentía inmune a menos que le asaltaran a traición en comercios o bares sin advertencia previa.

Pero he aquí que de un tiempo a esta parte se lleva dando este fenómeno al que aludía; que no es otro que la invitación, voluntaria o por defecto, de todas estas mierdas en tu propia casa. Contertulios que creías sensatos, columnistas de digno pasado y en general todo tipo de gente que creías sana, mentalmente equilibrada y de probado buen gusto en lo musical, te reivindican a gangosos, petardas y canis traperos con una efusión digna de mejor causa.

Todo ello desembocando, recientemente, en la madre de todos los disparates: la última charlotada de Rosalía y los ríos de heces líquidas plasmadas marrón sobre blanco en periódicos, revistas y pantallas. Evidentemente y aunque desde la autoimpuesta distancia, no pudo uno sustraerse completamente a la avalancha de memeces, gansadas y paparruchas que se han llegado a escribir sobre lo que es, a todas luces, un disco imbécil. Un soniquete para gilis. Una **** mierda, en definitiva.

Desde los que han creído ver en Motomami (solo escribir el título me da la risa tonta) una gamberrada genial hasta los que apuestan por la valentía vanguardista, la evolución inteligente y el futuro de la música popular, del primero al último –escribas y fans, critiquillos y audiencia, público todos ellos– han mostrado sin reparos su miedo. Porque ahí está el meollo del asunto: el miedo. Un miedo atroz, un terror inenarrable, abisal, a quedarse en el apeadero. A no estar al día. A que sus convecinos de Facebook o twitter –o lo que es peor, sus propios hijos, ay- les tilden de aquello en lo que más temen convertirse.

Es el público rock un ente mutante que va perdiendo piezas por el camino cual vetusta locomotora. Unos desertan por las complejas conciliaciones en la vida familiar, otros porque ven poco serio seguir haciendo air guitar frente a un escenario a ciertas edades y otros porque, simplemente, nunca sintieron el rock de verdad y, como moda juvenil y pasajera, la fueron sustituyendo por cosas de las que podían hablar con los otros papis del cole sin pasar vergüencita. Allá cada uno, sus razones tendrán y mi desprecio no tiene por qué discriminar a nadie. Pero lo que no puede ser es que uno quiera permanecer en la logia y, a la vez, se presente sin recato con el gorrito y la camiseta grunge del señor Burns. Es intolerable y hasta indecente que esté uno en animada conversación sobre las últimas novedades de rock, blues o country y salga Motomami (pffff) a morderte los bajos del pantalón y frotarse impúdicamente contra tu pantorrilla. Los argumentos que he tenido la desgracia de leer o escuchar a raíz de todo este desafortunado asunto del pollastre teriyaki, el abecedario y la hostia en verso, insultan la inteligencia más paciente.

Los hay quienes se han dedicado a vomitar pestilentes opúsculos trazando demenciales equivalencias, influencias, referencias y mil encias más, buscando en los ritmos y rimas mongoloides de Motomami (joder, es que no puedo) nombres y escenas de la música popular pretérita, al tiempo que aseguran saber los caminos que tan osado y arriesgado trabajo abrirá en el futuro de la misma. ¡Uh, ah!

Otros, por el contrario, aseguran que no hay tal nivel de excelencia musical ni intelectual sino que lo que hay que entender, por si no lo habías entendido –gñé- es que esto es cultura popular, de baja estofa pero tan reivindicable como el entretenimiento para las élites. Vamos, gente que viene a explicarnos en pleno 2022 que existe una cultura trash y que hay que disfrutarla, eso sí, desde el distanciamiento frívolo y la mirada irónica. No me digas, José María…

Pero ojo, que también hay quien habla abiertamente de autoparodia y transgresión, como decía antes, gamberra. Una nueva vuelta de tuerca al viejo truco de épater le bourgeois, como si la zagala esta fuera un trasunto de Bowie o Zappa, y aquí paz y después gloria.

Y para rubricar esta y muchas otras imbecilidades, la joya de la corona. La guinda en el pastel. El argumento definitivo. Porque has de pensar que, despreciando el nuevo disco de Rosalía y por extensión, buena parte de todo esta cochambre petarda y analfabeta, estás perpetuando un rol que viene de atrás. Concretamente de cuando tus padres te decían lo mismo a ti cuando escuchabas a los Stones, Zeppelin, The Clash o los Stooges. Una argumentación dialéctica que roza la indigencia mental, ni que sea por comparar London Calling o Beggars Banquet con Motomema.

Todo ello, resumiendo, para esconder ese miedo que decíamos a que te tilden de inmovilista, de dinosaurio y de reaccionario. Todo ello para no decir, en ningún caso, que este disco –y todos estos estilitos- son un cagarro del tamaño de un antebrazo mesozoico. Todo ello por ese otro miedo, tan atroz como el anterior, a decir nada que moleste, que sea considerado poco respetuoso con los gustos ajenos, que suene agresivo y hasta insultante. Porque no olvidemos que en esta época de idiocia generalizada, muchos de los antiguos talibanes han devenido en seres de luz tan empáticos que lo ven todo, absolutamente todo, a través de la famosa dolora de Campoamor. Ay chato, es que nada es verdad ni es mentira, todo es según el color blablablá. No comparto tu opinión pero la respeto tantísimo…¡hostiaputa santa, ya vale!

Un buenismo tan hipócrita como pueril, más falso que un billete de tres euros. Que te castren en la pubertad pues mira, todavía puedes tirar palante en alguna escolanía; pero a según qué edad, escoger cercenarte las pelotas porque es más fácil que llegarte a las uñas de los pies, es muy triste. Si tienes las tijeras en las manos clávalas en la yugular y acaba con tanto sufrimiento, troglodita a tu pesar.

Hazlo ya, porque piensa que pretender subirte al carro de Motomami es tan dramático como salir del H&M con una camisa de talla M cuando hace tiempo que la XL te va justica. Es implantarte pelo y que se te siga viendo maltrecha la porcelana. Es llevar zapatos sin calcetines y comprarte vinilos de jazz en El Corte Inglés. Es correr por el andén arrastrando el culo, para acabar igualmente perdiendo un tren que no admite gente como tú, mientras desde el bar de la estación los carcamales de verdad pedimos otra ronda y nos reímos de tu patetismo.

Va siendo hora, pues, de ahuyentar a todos estos personajillos de los auténticos foros de rock. Va siendo hora de reivindicar el derecho a gritarle a las nubes y cagarnos en lo que no nos gusta. Va siendo, hora, en definitiva, de señalar a los disidentes. Ponerles un brazalete y deportarlos al país de los tolerantes, los inquietos y los modernos eternos. Un lugar árido, repleto de emanaciones sulfurosas, en el que los maduritos ex rockeros se pasean ufanos, sin percatarse de las risas y las chanzas que les dedican unos jovenzuelos que, juventud divino tesoro, no necesitan coartadas intelectuales para disfrutar de su propia coprofagia.


PS: No es, el arriba firmante, muy consciente de si a día de hoy de Rosalía y Motomami ya no habla ni su **** madre. Todo podría ser. Disculpen, si tal es el caso, lo tardío y desfasado que pudiera resultar el presente texto. Actualidad e inmediatez por encima de todo, brodels.

Doctor Duende
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Doctor Duende » 27 May 2022, 10:18

Pues, dejando a un lado lo del brazalete y las deportaciones, un artículo muy aplaudible.

Y el hecho de que haya sido retirado convierte a la propia revista en objeto del mismo.

La música será como sea, estilos irán y vendrán, pero si la letra es un insulto a la inteligencia, decir lo contrario es comulgar con ruedas de molino.

Siempre ha habido mierdas, pero eso no significa que las de ahora huelan bien.

Un cordial saludo a todos.
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Espero que os guste. :brindo por eso:

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