Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)
La vida al margen del deporte (la hay)

corretger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 27 May 2022, 11:43

yo "estoy fuera de onda" debe ser que nunca he sido "moderno" y para gafapasta no doy (*)

De las rosalias y las channeles no se y no opino,
Si son imitaciones cañís de otros fenómenos yankees, pues puede ser pero rosalía al contrario casi ha "venido avalada de alli" con esa ola

A lo de gafapastas y transgresiones vamos (*) El otro dia vi pepi luci bom y otras chicas del montón, que encontré en un rastro junto a bilbao de bigas luna ..
y lo mires por donde lo mires son una mierda, ahora y lo eran hace ya 40 años...

hace un tiempo hice limpieza de dvds donando 3 cajas y quitando morralla, y las de almodovar que habia pillado por tener algunas, fueron casi todas fuera,
No me quedé ni con "las divertidas", a mi la que más me gusta de esa epoca es 'entre tinieblas' .. o 'que he hecho yo para merecer ésto'
salieron del rastro volvieron al rastro.

Con la Bilbao no se que hacer, no creo que la vuelva a ver más....

El caso, y a lo que voy es que :idea: ya se encarga el tiempo y darwin de hacer algunas cosas olvidables o olvidadas, o que se extingan otras completamente en el olvido (gara)

Pero por ejemplo ayer no sabia que ver, porque la tele es una mierda y me puse la de 'los duelistas' de scott, que hace tiempo que no la veia...
Aguanta el paso del tiempo, porque tiene buena fotografía, una historia de Conrad, buenos actores...
Se puede ver cada cierto tiempo y a mi al menos se me hace digna de ocupar un par de horas de relax nocturno

Para otras cosas musicales... pienso que el silencio nocturno está muy minusvalorado

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garba4ever
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por garba4ever » 27 May 2022, 22:35

Muy interesante todo lo que has posteado RED RONIN, gracias.

Por dar mi opinión, creo que en lo que falla el primer artículo, es que por lo que él mismo explica, no puede existir en España ese referente de la contracultura que tanto ansía, porque la escena está tan metida en su actual idea del éxito que cualquier cosa que se salga de eso no va a encontrar un hueco en ella. No le dejarán, ni salas, ni discográficas, ni festivales, ni algoritmos.

Quizá depende de la definición de referente. En EEUU hay grupos como Daughters que para mí son referentes, y que tienen cierta popularidad, pero no han llegado al estatus y reconocimiento que tuvieron en su día the Clash o Sex Pistols porque el momento social no es el de este tipo de música. En España culturalmente siempre hemos ido detrás en cuanto a industria se refiere, y eso es un problema añadido muy difícil de superar. En Inglaterra cualquier bareto de pueblo tiene música en directo, en Francia los músicos profesionales están bien pagados, en España no existe la clase media porque directamente no tiene espacio: o estás tocando prácticamente gratis (y cuando digo prácticamente gratis incluyo a festivales como el Primavera Sound eh, no solo a las salas) o incluso por la voluntad, o estás llenando estadios. Hay un perfil muy concreto de artista que interesa, y todo lo que se salga de ahí nunca llegará a ser un referente porque no podrán llegar a vivir de la música si quiera.

Conozco casos, y no pocos, de grupos y artistas a los que distintos sellos les han dicho que si no tenían una mujer en el grupo no les podían contratar porque "es lo que se lleva ahora". También casos en los que denegaban fichar al grupo porque su música era demasiado alternativa, demasiado experimental, demasiado poco comercial. Yo personalmente he escrito a más de 60 salas para un proyecto y obtuve respuesta de 2 (y en ambas me pedían pagar yo para poder tocar). Ya no es que te digan que no, es que no quieren ni saber qué propones. Y los que han conseguido entrar no os creáis que están mejor: las condiciones para todo lo que no sea un bombazo son lamentables y esclavistas hasta puntos insospechados.

España tiene mucha escena alternativa, y además muy buena. Lo que no tiene es un espacio donde exhibirla, ni gente, ni sobre todo una industria, que la apoye.
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Heidegger
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Heidegger » 27 May 2022, 23:00

El último artículo que ha colgado RED RONIN no me ha gustado. Creo que hay que guardar las formas, y se puede plantear una crítica dura y ácida atendiendo a criterios puramente musicales. Lo que hace el autor del artículo en cuestión es, simplemente, insultar.

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garba4ever
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por garba4ever » 28 May 2022, 00:26

Heidegger escribió:El último artículo que ha colgado RED RONIN no me ha gustado. Creo que hay que guardar las formas, y se puede plantear una crítica dura y ácida atendiendo a criterios puramente musicales. Lo que hace el autor del artículo en cuestión es, simplemente, insultar.
Estoy de acuerdo. Yo me refería a los otros dos. El último creo que tiene razón en su idea de fondo, o que al menos esa idea es interesante, pero ese tono altivo -cuando no directamente ofensivo- que solo busca provocar y confrontar no ayuda en nada y dice más bien poco del autor. Es algo que podría haber escrito yo con 15 años, pero a estas alturas uno espera algo más que "old man yells at cloud".

Aun así añadir que no termino de entender (si no he entendido mal la historia, claro) que la revista de por bueno el artículo y parezca que solo se den cuenta del error cuando este ya está publicado y consecuentemente vilipendiado. Da la sensación de que la libertad de expresión depende más de si la cosa funciona que de un criterio real y pensado.
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whitecrow
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por whitecrow » 28 May 2022, 05:08

Heidegger escribió:El último artículo que ha colgado RED RONIN no me ha gustado. Creo que hay que guardar las formas, y se puede plantear una crítica dura y ácida atendiendo a criterios puramente musicales. Lo que hace el autor del artículo en cuestión es, simplemente, insultar.
Las formas si,quizá,pero creo que todos estamos de acuerdo en el fondo.
Me han nombrado Comandante General.
Conozco sobre el mundo vegetal,mineral y animal.
Me sé los reyes de Inglaterra y puedo citar todos los hechos de la tierra.
Además de teoremas manejo muchos otros temas.
Solo la mente obtusa calcula mal la hipotenusa.

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 28 May 2022, 07:39

En lo que respecta al artículo del Ruta 66, se supone, lo que se plasma es como han cambiado los tiempos. En el pasado cuando se fundó la revista allá por mediados de los 80, escritos semejantes con tal actitud de intolerancia y denuestos no eran algo extraño, incluso podían considerarse como parte de la idiosincrasia de la publicación el cagarse en todo sin ambages en contra de algún tema con el que el autor correspondiente no fuese partidario.

En cambio hoy en día aparentemente duró colgado en su web apenas este fin de semana pasado. Por lo que parece el autor es alguien relativamente veterano del que se comenta que se congratula en cierto modo con lo acaecido. Como digo son todo habladurías ya que el texto, que coincide en sus primeras líneas con las muestras del buscador de Google, lo he tenido que copiar de una tercera fuente que es donde he extraído toda la información al respecto.

En mi opinión este artículo tal como es habría que tomárselo con sentido del humor o como que se ha escrito en cierta manera con esa intención, luego se puede juzgar si se comparte lo plasmado o si resulta excesivamente corrosivo en cuanto a las maneras empleadas, o si directamente merece un abucheo completo. Hay que tener en cuenta que bastantes de los escribanos y periodistas de estos medios, en su momento surgieron en la época del post punk cuando cotizaban este tipo de actitudes aunque en abundantes casos resultasen mero postureo: como el modificar una camiseta con el membrete de Pink Floyd añadiendo un "I hate" para reconocer pasado un tiempo que en realidad te gustaban sus canciones.

A mí lo que me da que pensar es el grado de autocensura al que se puede estar llegando, si es que, como se ha propuesto al respecto con cierto grado de broma, no se ha sufrido algún tipo de presión exterior para su retirada, lo cual de ser así, considero que sería otra muestra más del grado de retroceso social al que se está llegando en cuanto a la madurez para soportar opiniones ajenas que no se adecuen a determinado nivel de corrección, que repito que se puede discrepar pero cercenar por completo e intentar hacer desaparecer una vez ya esté publicada es otra cosa.

Pero como he escrito cambian los tiempos, tampoco es raro en una publicación tan veterana, que ha pasado de en sus primeros números limitarse a un determinado número de géneros considerados como "auténticos", a ir dejando de vetar a otros mal apreciados antaño, como el rock progresivo, para tratarlos de modo más normalizado o variar de unos años para otros el abocerrimiento a ciertos grupos, tratados como dinosaurios, para mostrarles cierto grado de estima cuando no de afecto declarado.

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 14 Jun 2022, 23:32

El rock y el pop viven muy cómodos del pasado

Un tiktoker revive a Fleetwood Mac; unas series de Netflix le dan un nuevo aire al pop inglés de los 80; tres multinacionales disqueras adquieren catálogos históricos para exprimirles hasta el último demo; una decena de bandas icónicas conmemorarán medio siglo de vida de sus obras con reediciones; a una gran generación de melómanos les emociona más un nuevo álbum de Paul McCartney que una novedad de una banda independiente californiana. El rock vive en y del pasado, las multinacionales cuidan su catálogo como un gran tesoro y poco le apuestan a las novedades.

Por Jacobo Celnik
Una imagen de un poco más de un minuto, a finales de septiembre de 2020: Nathan Apodaca, un tipo común y corriente, revive un clásico del rock. Su carro se queda sin batería cuando sale a trabajar. Angustiado, toma su patineta, un jugo de arándanos, se pone un hoodie gris y mientras anda por las calles de Idaho Falls decide hacer un video para TikTok. Usa la canción Dreams, de Fleetwood Mac, mientras disfruta del “ride”, unos sorbos de jugo y canta un fragmento de la canción. Se le ve feliz en su aventura. En pocos días un milagro sucede: 60 millones de reproducciones y 10 millones de “me gusta” para su performance. Un par de semanas después, el álbum Rumours (1977) de Fleetwood Mac, donde aparece ese himno del rock, vuelve a escalar en las listas de Billboard y llega al top 10. Se convierte en tendencia en Spotify y la canción es una de las más reproducidas del año. La cantante Stevie Nicks y el baterista Mick Fleetwood no solo aplaudieron a Apodaca, sino que emularon su gesta. Un inocente video para una red social puso de moda, nuevamente, a una de las bandas más grandes de la historia del rock, siendo además conocida y reconocida para una generación, descrita entre los millennials y los Z, que de otra manera jamás hubieran llegado a ella. Un año más tarde, Apodaca recogió suficiente dinero para comprar una casa propia y es toda una celebridad de TikTok.
Varias imágenes del mundo de la ficción: una dama adolescente y deprimida, conocida como Hannah, está a punto de suicidarse. De fondo suena The Killing Moon, en la versión de Roman Remains. A los pocos días, Echo and the Bunnymen, compositores de ese clásico de 1984, son tendencia en Spotify gracias a 13 Reasons Why; una pareja de adolescentes irrumpen en una casa llena de objetos fascinantes. Se dirigen al tocadiscos, toman un LP de un mueble y ponen a sonar I’m Sorry, de Brenda Lee. La canción renace de sus cenizas de 1960 gracias a The End of the Fucking World; un muchacho recostado en la parte baja de un camarote se despierta por una canción que suena desde un televisor. Lentamente, tapándose los oídos con sus manos, se da vuelta para entender qué es ese ruido insoportable que no lo deja dormir. La cámara hace un paneo de un cuarto tapizado de azul con imágenes de osos y ardillas, nos muestra una silla de madera con un oso de peluche encima, una bandeja con un plato y un vaso de leche sobre una mesa azul y una extraña silla de acero en el centro del cuarto. La cámara se dirige hacia el televisor y vemos la imagen del cantante Pete Burns, de la banda Dead Or Alive coreando You spin me around (Like a Record). La canción de 1986 se convierte en tendencia gracias a la serie Dark y su videoclip en YouTube alcanza a la fecha más 210 millones de reproducciones.

El pasado 7 de junio otro hito en la historia del pop sucedió por cortesía de una serie de Netflix. Kate Bush obtuvo su primer top 10 en Billboard con la canción Running up that hill (original de 1985 del álbum ‘Hounds of love’), gracias a que fue incluida en una impactante escena de la tercera temporada de Stranger things, siendo además la segunda vez que el tema se usa en una producción audiovisual. A inicios de 2021 la canción apareció en It´s a sin, de la BBC. El impacto de la escena y la canción generó una avalancha de reproducciones en los diversos servicios de streaming de música en el mundo, generando que la artista británica finalmente tocara las puertas del éxito en el mercado de los Estados Unidos. Cuando Running up that hill se lanzó como segundo sencillo del álbum solo llegó al intrascendente puesto 30 de las listas norteamericanas. Kate Bush, con una larga y prolífica carrera desde finales de los años 70, apadrinada por David Gilmour, muy reconocida en el Reino Unido y no tanto en Estados Unidos y otras latitudes, considerada la mujer más influyente del pop británico, está en boca de toda una generación de jóvenes seguidores de esa serie. El poder de una escena bien ambientada al servicio del catálogo del rock.
Sobre este fenómeno y el impacto de la canción en las generaciones más jóvenes, el productor de radio y periodista Óscar 'Tito' López señala: “Tiene sentido que una generación más joven encuentre tanto consuelo en esa canción, porque trata acerca de la empatía y esa necesidad es atemporal. Por otro lado, hay que mirar lo que sucede con la música de hoy: casi no hay álbumes. Los artistas van lanzando sencillos de manera digital, apoyados por todas las plataformas de streaming y redes sociales. Esos sencillos son cortos, de tres minutos. No tienen intro ni una sección instrumental en el medio. Están hechos para que la gente las escuche por unos días y los deseche. Ya no se hacen canciones memorables. Por eso no contienen músicos virtuosos. No se oye un solo de guitarra, de teclado o de saxofón. Solo una base rítmica, un coro repetitivo y una letra sugestiva sin mucho fondo. Eso puede explicar el impacto de la canción entre los jóvenes”.
Si el caso de Kate Bush fuera único entre una tendencia cada vez más frecuente, nos sorprenderíamos. De hecho, series de televisión como CSI, o Misión del deber en los años ochenta, revivieron clásicos de The Who y los Rolling Stones; y el cine, desde hace varias décadas también mantiene con vida el catálogo del rock. Ejemplos hay de sobra: Casino, Dead Man Walking, Mean Streets, Good Fellas, American Graffiti, American Beauty, Forrest Gump, Trainspotting, Full Monty, Reality Bites, y tantas otras películas con bandas sonoras memorables. Sin embargo, no deja de sorprender que una canción con más de treinta y siete años de vida vuelva a entrar en el top 10 de Estados Unidos. La última vez que algo similar sucedió fue con Bohemian rhapsody, de Queen, que alcanzó el número 2 en 1992 después de que se incluyera en la película Wayne's world, aunque Fleetwood Mac llegó al Top 10 con Dreams en 2020 cortesía del señor Apodaca.
Los casos de las series antes citadas nos muestran el alcance masivo e inmediatista que tiene la música para una generación en particular como la Z o centennials, "habitués" de YouTube, Spotify y Deezer, entre otras plataformas digitales, quienes están descubriendo un mundo oculto y mucho más fascinante en la música que el que ofrecen, en mi opinión, Karol G, los Balvin, Malumas, entre otros exponentes de un género que se niega a desaparecer como el urbano-reguetón y cuya calidad es muy discutible. El oído no miente, más allá de que la apreciación de la música es un tema de gustos.

Para quienes crecimos oyendo la música de Kate Bush, Dead Or Alive, Echo and the Bunnymen, New Order, The Cure, Depeche Mode, Joy Division, Duran Duran, Soft Cell, Pet Shop Boys, U2, que estas canciones aparezcan en las series es un dato más. Lo realmente inquietante es darnos cuenta, con más contundencia, de que el pop y el rock viven del pasado y su actualidad, es decir, la música contemporánea, es intrascendente, más allá de los clics/me gusta/millones de reproducciones del momento. Porque no olvidemos: clics no significa calidad, como tampoco ventas millonarias. Que lo diga Fito Páez y El amor después del amor.
Desde hace algunos años se ha visto cómo las casas disqueras exprimen hasta más no poder el legado de sus artistas más luminosos para mantener la rueda girando. Las series son una de tantas iniciativas exitosas en el mercadeo del pasado glorioso del rock. La otra. el extraño renacer del consumo de vinilos y ahora, el inusual repunte en la venta de compact disc y casetes en el mundo. Las series han jugado un papel clave para el “product placement” y no es de extrañar que en Estados Unidos o Gran Bretaña la gente esté buscando incansablemente en este momento el casete de Hounds of love para ir en sintonía con Kate Bush y la escena de Stranger things. Nada es gratis en estos asuntos y lo sabemos. La sobrexposición de discos de vinilo y cigarrillos en las series no es casualidad.
La batalla del rock clásico frente a la música contemporánea no solo se gana desde lo perceptivo o el flujo de información en redes, series o el renacer del consumo del vinilo, especialmente de artistas clásicos de alto renombre como los Beatles, Pink Floyd, Led Zeppelin, Neil Young o los Rolling Stones, entre otros. Los datos son contundentes. Según el diario El País, de España, “la consultora MRC Data, en Estados Unidos el consumo de álbumes de música actual (lanzada hace menos de 18 meses) disminuyó un 3,7 por ciento, mientras que la de catálogo creció en 2021 un 19,3 por ciento, ocupando el 70 por ciento del consumo total. Las viejas canciones están de moda y ganan impulso gracias al magnetismo del vinilo, el crecimiento de las plataformas de streaming y la creciente influencia de TikTok”.

Estos datos vienen de la mano de un auge en el consumo de los vinilos en el mundo, que el año pasado logró un crecimiento del 51 por ciento, el más alto desde su renacer hacia 2014. El aumento en la demanda por ese formato la ha dado un nuevo aire a las disqueras que no pierden el tiempo y cada tanto encuentran escusas para manteneros al pie de la rueda del rock clásico. Basta con revisar la cantidad de reediciones, ediciones conmemorativas o álbumes clásicos en formato Deluxe edition con el simple pretexto de mantener al oyente actualizado o pegado al producto desde la inagotable “nostalgia del melómano”, que se lanzaron en 2021: Déjá Vu, de Crosby, Stills, Nash and Young; Let It Be, de los Beatles; Heaven and hell, Sabotage y Technical ecstasy , de Black Sabbath; A momentary lapse of reason de Pink Floyd; If I could only remember my name, de David Crosby; All things must pass, de George Harrison; Tattoo you, de los Rolling Stones; L.A. Woman, de los Doors, Springtime in New York de Bob Dylan que incluye los demos de tres álbumes de inicios de los años ochenta, sin contar los innumerables Box Set conmemorativos de Caravan, Van Der Graaf Generator, Bowie y Velvet Underground, entre otros.

La lista es interminable y la pregunta que se hacen los fieles consumidores de los productos de estas bandas es ¿hasta cuándo? Sobre todo, porque hay obras que se sostienen en su concepción original y si hay mejoras en el sonido serán bienvenidas. ¿Cuántos de ustedes ven los DVD de las ediciones Deluxe de aniversario de los álbumes de Jethro Tull remezclados por Steven Wilson? ¿Es necesario tener una edición de cinco discos de Aqualung o In The Court of the Crimson King cuando siempre volvemos a la obra original? Este tipo de productos aportan cuando hay algo que nos sorprende, algo desconocido que nutre la amplia historia de un artista. Un buen ejemplo es la reedición de Flowers in the dirt, de Paul McCartney. Escuchar la versión a dúo con Costello de ‘So like candy” no tiene precio. Si bien se conocía la de Costello del álbum Mighty Like a Rose, el corte con Macca fue una más que grata sorpresa y quedaron varias inéditas de una colaboración, que por diferencias profesionales no salió como se pensó originalmente: como un álbum de Costello & McCartney.
Otro buen ejemplo son las ediciones dobles de álbumes como Exile On Main Street, Sticky Ffngers, Goat head soup y Some girls, de los Rolling Stones, con un buen puñado de canciones producidas en estudio, desconocidas hasta entonces y con un valor histórico importante por su calidad. El caso de los Stones es bien interesante porque la mayoría de esos temas inéditos como “Plundered my soul”, “Pass the wine”, “Claudine”, “So young”, “Petrol blues” y “Scarlet”, que fueron descartadas porque había canciones de mejor factura, habrían cabido sin problema en la obra original.

La industria discográfica seguirá exprimiendo el catálogo del rock en la medida en que haya demanda por estos productos y que el pop-rock actual mantenga su aura inmediatista, efímera y dependiente del clic. Justamente por eso Sony, Warner y Universal han hecho inversiones importantes adquiriendo catálogos de artistas renombrados con altísimos potenciales de seguir siendo exprimidos. “Esta revalorización de la música del pasado hizo que las discográficas se hicieran en 2021 con el catálogo de artistas clásicos como Bob Dylan, Bruce Springsteen y Neil Young. Se movieron más de 5.000 millones de dólares en adquisiciones de derechos y catálogos. La expectativa es que estas compras sigan en 2022, con artistas como Pink Floyd y Phil Collins en el punto de mira”, señala la periodista Daiane Nora, de El País, de España. La rueda sigue suelta y no hay quien la pare.

https://cambiocolombia.com/articulo/pla ... del-pasado

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Bundy
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Bundy » 15 Jun 2022, 12:56

Dejo este artículo, que creo que tiene que ver mucho con el status quo no solo de la música sino de lo cultural:
https://www.elsaltodiario.com/opinion/p ... o-cultural


Primavera Sound y el secuestro cultural
Un trabajador del festival firma con pseudónimo por temor a que no le vuelvan a contratar, explica en este artículo por qué considera que el éxito del Primavera Sound anula la posibilidad de construir modelos alternativos y críticos al capitalismo de plataforma y a la precarización del sector cultural.
primavera sound

Benito Souto

Este año se celebraba el 20 aniversario del festival más grande de la ciudad de Barcelona, el Primavera Sound (PS), en medio de más polémicas que nunca. Redes sociales y periódicos se hacían eco de las colas para entrar y consumir bebida, los errores de la app que había que usar para acceder al recinto, la ausencia de personal y organización después de dos años preparando el esperado festival. Pero hay problemas más allá de los logísticos: un modelo de ocio que continúa fomentando el impacto del turismo más destructivo y de borrachera o las dudosas condiciones laborales que van desde la subcontratación de seguridad con bajos salarios a las barras a cargo de personas traídas de Portugal con jornadas extenuantes. Además, los tentáculos de este conglomerado cultural que es la marca Primavera, se expanden a través del mundo y el festival se celebra ya en cinco ciudades, aparte de Barcelona.

Algunos de los problemas comentados podíamos escucharlos el otro día en Vosté Primer, el programa diario de Marc Giró en la radio RAC1. Este cuenta con la colaboración de Isa Calderón, famosa por el éxito del magazín Deforme Semanal, reciente premio Ondas y flamante fichaje estrella de Ràdio Primavera Sound, la rama radiofónica de la marca Primavera. A medida que se sucedían las críticas al festival por la mala gestión o el patrocinio de criptomonedas, la risa nerviosa de Isa sonaba como un intento de tapar un silencio. Un silencio producido por el secuestro cultural que está llevando a cabo la marca PS y que supone que cada vez más y más, cualquier iniciativa del mundo de la cultura de Barcelona tiene que pasar el filtro que tiende al monopolio de esta empresa. Que, por cierto, ya está en manos de un fondo de inversión de riesgo propiedad del multimillonario estadounidense Ronald Burkle.

Hace unas semanas se viralizaron diversos artículos sobre el tema, uno de los cuales firma Ted Gioia, uno de los musicólogos más importantes del momento. En ese texto habla de la inexistencia de un underground y alternativa a la escena oficial, así como del monopolio cultural cada vez más extensivo de grandes discográficas y productores de cine y entretenimiento. Más allá del obvio problema que supone la aglomeración corporativa que representan empresas como Live Nation, Disney, Tencent o Meta, hay otra cuestión: cómo se nos está negando la posibilidad de construir modelos alternativos y críticos con el capitalismo de plataforma y la precarización vital que cada vez nos ahoga más y más.

Lo que supone el trabajo del PS en la última década es esto: la absorción de protestas sociales y movimientos culturales hasta convertirlos en estética, mercadería vendible y empaquetada

Lo que supone el trabajo del PS en la última década es esto: la absorción de protestas sociales y movimientos culturales hasta convertirlos en estética, mercadería vendible y empaquetada. No nos llevemos a engaño, claro que es genial que un macrofestival adopte medidas exigidas por la lucha feminista, sean los puntos morados o la equidad de género en la programación de artistas. Pero cuando esto se hace un lugar lleno de marcas corporativas y te invita a invertir en NFT, no puedo dejar de pensar que las intenciones son, como mínimo, espurias. Y claro que es maravilloso que lleguen a la corriente mayoritaria ideas o discursos con conciencia social, feministas o abiertamente antifascistas como las que podemos escuchar en Oye Polo en muchas de las charlas del Primavera Pro (la serie de encuentros favorecidos por el Centro Cultural Contemporáneo de Barcelona).

Asimismo, cuando todo este discurso viene precedido por el patrocinio de Seat y tiene exclusividad con Spotify, dos empresas que nunca han puesto los derechos laborales como prioridad, como mínimo la cosa se tambalea un poco. O incluso crea una disonancia parecida con la cagada del mural –imitando la pintada del muro de Berlín- de Ada Colau dándose un beso con Isabel Díaz Ayuso que se exhibió el primer fin de semana en el recinto del Fòrum. El segundo fin de semana, la imagen fue sustituida por una más inofensiva, la de Pep Guardiola y José Mourinho haciendo lo mismo, pero entonces ya habían instrumentalizado la sexualidad haciéndola pasar por un chiste canallita para tapar las vergüenzas políticas y administrativas. Este es el nivel y creo que ya no es necesario explicarle a nadie cómo funciona el purplewashing o el pinkwashing, aun así, el problema del secuestro cultural va más allá. No se trata de que una gigacorporación que tiene prácticas dudosas con los trabajadores se lave la cara con banderas arcoíris.

El crecimiento de la marca Primavera trae consigo la privatización del espacio público y la monopolización del tejido cultural de la ciudad

La cuestión es cómo, a golpe de talonario (y de subvenciones públicas, todo sea dicho), aprovechando la falta de estructuras alternativas, la privatización del ciberespacio por los gigantes de Sillicon Valley y la precarización del sector cultural, corporaciones internacionales como el Primavera se dedican a comprar iniciativas con potencial transformador y crítico. Ha pasado con programas como La Internacional o Bunyol TV, entre otros, doblegando así toda posibilidad de crítica al hecho de que, como trabajadores culturales, no pueden morder la mano que les da de comer. Hace años, el periodista Nando Cruz ya hacía una larga crítica en una serie de polémicos artículos al modelo que suponía este festival. Pero la cosa no ha hecho más que crecer desde entonces, y muy poca gente puede permitirse hacer grandes críticas hacia estos conglomerados culturales, porque la tendencia es la acumulación monopolística en estos ámbitos, especialmente con la digitalización del trabajo. ¿Cómo desarrollar una crítica hacia la precarización de la vida de los agentes culturales fuera de los grandes medios?

En un modelo de negocio que todo lo atrapa, las voces disidentes que aparecen bajo la bandera del Primavera acaban siendo otra mercadería más

Si todo el tejido cultural actual depende económicamente de la mezquina economía de la atención centrada en las redes sociales, o directamente aspirar o cobrar el cheque del PS para poder pagar la subida del precio del alquiler, la posibilidad de que emitan una crítica a un festival y al modelo económico que promulga desaparece totalmente. Porque los trabajadores tienen que comer. Y, por desgracia, aún estamos lejos de construir sindicatos que protejan creadores de contenido, el sector artístico o periodístico, que siguen la tendencia individualista. El crecimiento de la marca Primavera trae consigo la privatización del espacio público y la monopolización del tejido cultural de la ciudad, como hemos visto durante una semana en la cual las salas más importantes de la ciudad acogían únicamente conciertos que pertenecían al festival.

En un modelo de negocio que todo lo atrapa, las voces disidentes que aparecen bajo la bandera del Primavera acaban siendo otra mercadería más. No es que este sea un problema nuevo, el capitalismo lleva absorbiendo la disidencia desde siempre, pero que seamos capaces de construir un espacio autónomo donde poder criticar las prácticas cuestionables de estas corporaciones es ahora más urgente que nunca. Y no, no es necesario abandonar ni renegar del altavoz que supone el Primavera, que ha servido para ensanchar los límites del discurso mayoritario, visibilizar ciertas luchas o acoger (sin dejarle casi espacio, eso sí) la iniciativa de la ILP por la regularización. Pero paralelamente, necesitamos más Smac!, más radios libres, más infraestructuras culturales fuera del circuito oficial que no dependan económicamente de él, que puedan desarrollarse siendo críticas sin miedo a perder su independencia. Porque “indie”, la etiqueta que tanto le gusta al Primavera, es independiente. Y no puedes ser independiente mientras tu trabajo esté ligado a las marcas que lo patrocinan.

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por garba4ever » 15 Jun 2022, 15:29

Respondo primero al artículo de RED RONIN.

Es difícil resumir todo lo que se puede decir del tema. Es muy cierto que la industria pop, al igual que el resto del capitalismo, ha virado hacia un consumismo voraz, en el que no solo no interesan los discos ni los temas largos con instrumentales o solos, es que no interesa ni la canción en sí más allá del estribillo (cuando digo estribillo me refiero a cualquier melodía pegadiza de la canción). Esto es así, pero también hay que decir que la mayoría de grandes artistas están vendiendo sus catálogos, por lo que tiene sentido, esté mejor o peor, que las compañías que los compran quieran explotarlos. Aquí hay un componente de edad con el que no se puede hacer nada. Una compañía comprará antes el catálogo de McCartney o Dylan, músicos históricos con décadas de trabajo, que el de H.E.R (por poner alguien), que lleva unos pocos años, y que es la primera que no tiene intención de vender los derechos de sus canciones cuando tiene apenas un par de discos y le quedan décadas por delante.

Por último, siendo muy cierto que el cine o las series influyen mucho en la música, también hay que decir que no todas las series tienen por qué ser así. Euphoria o Bojack Horseman son series que han apostado por artistas contemporáneos con el mismo éxito que los que ponen Fleetwood Mac o a los Rolling, pero hacen falta series que se atrevan con esto. En el cine directamente lo doy por perdido cuando estamos hablando de una industria que en ese sentido está mil veces peor que la música: todo son sagas, secuelas, adaptaciones.. apenas hay contenido mainstream original.

Yo creo que hay muchísima buena música ahí fuera, que explotar valores seguros nunca te va a fallar y hay que rentabilizar la inversión, pero que eso es compatible con apostar por cosas de hoy, y cada vez lo veremos más, porque quieras que no, el sonido de los 60-70 cada vez se verá más anticuado, y aunque la industria cambie y no se busque lo mismo, hay una calidad innegable en gente que está haciendo música ahora y que es más cercana a la gente joven que eso.
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por garba4ever » 15 Jun 2022, 15:51

Sobre el artículo de Bundy:

Creo que es muy acertado, y que podría ser incluso más agresivo con quizá el mayor problema que tiene un monopolio así: la precariedad y la desigualdad. No voy a dar datos exactos, pero dentro de que la apuesta del PS por la escena española/catalana es tirando a tímida, os puedo decir con conocimiento de causa que para que Gorillaz o the Strokes cobren su caché y el PS se siga llevando una millonada, las bandas locales cobran entre una miseria y directamente nada.

Mucho ojo porque el PS no es PARA NADA el único festival español grande que lo hace, más bien al contrario. Lo que pasa es que el PS es el más grande y por tanto el más tacaño. No dudo que esto que digo para los artistas se extiende al resto de trabajadores del festival, pero eso yo personalmente ya no lo sé.

El caso es que el PS como festival lo tiene muy cerca para ser un grandísimo festival (partiendo de la base de que los festivales no son amigos del underground ni lo serán), pero priman el dinero por encima de la calidad. La organización del primer día fue un absoluto desastre pero el resto de días mejoró mucho (y aun así ya es mejor que el Mad Cool, por ejemplo), lo de los NFT es cuestión de patrocinadores, ahí poco que hacer más allá de no hacer caso, el recinto del Forum no está preparado para tantísima gente pero se mejoró la distribución de los escenarios, y el cartel, más allá de la falta de apuesta local, es simplemente espectacular, de los mejores de Europa y casi te diría del mundo. Aparte de eso, es un festival que ha insistido mucho en ser un espacio seguro para todo el mundo, y sea eso apropiación o no, yo creo que es de alabar.

Con los precios que manejan y prácticamente eliminando la reventa (lo que les asegura casi todo el dinero de las entradas), es una vergüenza que paguen como pagan a los grupos que no son grandes y a los trabajadores. Creo que hay que exigirles mucho más en eso, pero es importante decir que esto lo hacen otros festivales que no tienen ni la mitad de exposición que el PS, así que en ese sentido difícilmente cambiará la cosa.

Dicho esto, Barcelona tiene un circuito underground que sin ser Berlín (ni ser la hostia en cualquier caso) no está mal. La pandemia ha hecho mucho daño, y el circuito underground nunca ha dado pasta igualmente, pero se hacen muchos conciertos y festivales con mucha presencia local. Es verdad que al final todo el mundo quiere tocar en el PS, porque nada te da una exposición así, pero nadie busca vivir de eso. La cosa es que las salas y festivales pequeñas tengan también apoyo del público, y que (aunque sea injusto) estas sí paguen bien a sus artistas y trabajadores. El problema de la música (y de esto habla el propio Ted Gioia en un artículo muy bueno que ya buscaré) es que ha desaparecido la clase media. Solo tenemos clase altísima y precariedad, pero es muy difícil encontrar un solo sitio que apueste por grupos medios y pagando bien. El día que esto vuelva, lo que haga el PS no le importará a nadie, y volverá esa crítica tan necesaria para el sector.
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por tony montana » 17 Jun 2022, 00:48

Yo todavía estoy esperando que titonosfe termine su lista :-?
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Bundy
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Bundy » 17 Jun 2022, 19:52

garba4ever escribió:Sobre el artículo de Bundy:

Creo que es muy acertado, y que podría ser incluso más agresivo con quizá el mayor problema que tiene un monopolio así: la precariedad y la desigualdad. No voy a dar datos exactos, pero dentro de que la apuesta del PS por la escena española/catalana es tirando a tímida, os puedo decir con conocimiento de causa que para que Gorillaz o the Strokes cobren su caché y el PS se siga llevando una millonada, las bandas locales cobran entre una miseria y directamente nada.

Mucho ojo porque el PS no es PARA NADA el único festival español grande que lo hace, más bien al contrario. Lo que pasa es que el PS es el más grande y por tanto el más tacaño. No dudo que esto que digo para los artistas se extiende al resto de trabajadores del festival, pero eso yo personalmente ya no lo sé.

El caso es que el PS como festival lo tiene muy cerca para ser un grandísimo festival (partiendo de la base de que los festivales no son amigos del underground ni lo serán), pero priman el dinero por encima de la calidad. La organización del primer día fue un absoluto desastre pero el resto de días mejoró mucho (y aun así ya es mejor que el Mad Cool, por ejemplo), lo de los NFT es cuestión de patrocinadores, ahí poco que hacer más allá de no hacer caso, el recinto del Forum no está preparado para tantísima gente pero se mejoró la distribución de los escenarios, y el cartel, más allá de la falta de apuesta local, es simplemente espectacular, de los mejores de Europa y casi te diría del mundo. Aparte de eso, es un festival que ha insistido mucho en ser un espacio seguro para todo el mundo, y sea eso apropiación o no, yo creo que es de alabar.

Con los precios que manejan y prácticamente eliminando la reventa (lo que les asegura casi todo el dinero de las entradas), es una vergüenza que paguen como pagan a los grupos que no son grandes y a los trabajadores. Creo que hay que exigirles mucho más en eso, pero es importante decir que esto lo hacen otros festivales que no tienen ni la mitad de exposición que el PS, así que en ese sentido difícilmente cambiará la cosa.

Dicho esto, Barcelona tiene un circuito underground que sin ser Berlín (ni ser la hostia en cualquier caso) no está mal. La pandemia ha hecho mucho daño, y el circuito underground nunca ha dado pasta igualmente, pero se hacen muchos conciertos y festivales con mucha presencia local. Es verdad que al final todo el mundo quiere tocar en el PS, porque nada te da una exposición así, pero nadie busca vivir de eso. La cosa es que las salas y festivales pequeñas tengan también apoyo del público, y que (aunque sea injusto) estas sí paguen bien a sus artistas y trabajadores. El problema de la música (y de esto habla el propio Ted Gioia en un artículo muy bueno que ya buscaré) es que ha desaparecido la clase media. Solo tenemos clase altísima y precariedad, pero es muy difícil encontrar un solo sitio que apueste por grupos medios y pagando bien. El día que esto vuelva, lo que haga el PS no le importará a nadie, y volverá esa crítica tan necesaria para el sector.
Para mí el punto interesante del artículo es la incidencia en la nueva táctica del mainstream por acallar cualquier crítica, que es absorbiéndola dentro del espacio de una contracultura necesitada ahora de cheque. A mí el espacio PS me da todo el ascazo del mundo, pero estos espacios son especialmente peligrosos porque se liquidan esos visos contraculturales y la gente los percibe como ese espacio alternativo al que le falta la etiqueta pseudo delante. Esto es algo que está pasando en casi todos los espectros culturales y el único haz de luz que veo es la sindicación en el sector de los videojuegos en EEUU, así que imagino que la vía va a ser montar sus propios sindicatos culturales. Dicho esto, es lo que dices: todo el tema de los festivales, como lo contracultural (que es el punto de este chico) es la validación de la precarización como único futuro, y del acallamiento de cualquier crítica mediante la adquisición de esas figuras o medios mediante figuras suculentas. En ese sentido, la táctica no es muy nueva si pensamos en el típico sindicalista tocahuevos al que le ofrecen una oferta jugosa de por vida a cambio de que le molesten, porque claro, o es eso, o te hacen mobbing o quien sabe, te parten las piernas (siento ser exagerao, pero el drama me ha podido aquí).
Otra cosa curiosa de la que se podría hablar y atar con esto es el agotamiento de los artistas de ahora con la red más lamentable de todas: TikTok.

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 15 Jul 2022, 21:34

Monty Norman ha fallecido esta semana




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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 10 Ago 2022, 07:41

La capitalización de Utopías pasadas:

El impredecible infierno que fue Woodstock 1999: Escenarios en llamas, abusos sexuales y un riachuelo de heces

Dos documentales detallan el calamitoso festival celebrado en Nueva York que buscaba emular en 1999 la legendaria cita de 1969 y que fue clausurado entre hogueras, revueltas y violencia

Empezó con la exhortación a disfrutar de tres días de “paz, amor y música” y acabó con escenarios en llamas, torres de sonido reducidas a escombros, carpas arrasadas, prensa y artistas huyendo como almas que lleva el diablo, los promotores atrincherados en sus oficinas y miles de jóvenes vándalos, resacosos y exhaustos, revolcándose en un riachuelo de heces fecales.

Fue Woodstock 1999, “el día en que murió la música en directo”, según la oportuna expresión del San Francisco Examiner (referencia al mítico día que la música murió, que cantaba Don McLean en American Pie). El pasado 3 de agosto se estrenó en Netflix Fiasco Total: Woodstock 99 (Trainwreck: Woodstock 99), documental dirigido por Jamie Crawford que es una espeluznante autopsia, en tres capítulos de alrededor de 45 minutos cada uno, del que muchos consideran uno de los festivales de música más bochornosos y caóticos de la Historia.
Entre el viernes 23 y el domingo 25 de julio de 1999, en la localidad de Rome, en el centro del Estado de Nueva York, se produjo un crimen. Un atentado, ciertamente, contra la música, la sensatez y el sentido del decoro. Si algo deja claro el documental de Crawford es que los perpetradores fueron múltiples, pero ninguno de ellos parece muy dispuesto a asumir su responsabilidad a estas alturas.
Los primeros en escurrir el bulto son Michael Lang, creador de la franquicia Woodstock (fallecido el pasado enero), y John Scher, principal promotor de la nefanda edición de 1999. Ambos participaron ya en Woodstock ‘99: Peace, Love and Rage, documental de HBO que se estrenó el pasado verano. En aquella ocasión, Lang y Scher optaban por culparse mutuamente.
Esta vez, en Trainwreck, ambos coinciden en buscar otro chivo expiatorio: el público. Una generación de jóvenes, la de finales de los noventa, “irresponsable, agresiva y anárquica”, muy alejada del espíritu de paz y amor del Woodstock original de 1969. Sin embargo, la interesada versión del par de gerifaltes del invento, no es respaladada por casi ninguna otra de las voces que intervienen en el documental. Y son muchas: periodistas que lo cubrieron como David Blaustein, de ABC News, o Ananda Lewis, de MTV; Artistas que formaron parte del cartel como Jewel, Fatboy Slim, Gavin Rossdale (Líder de Bush) o Jonathan Davis (cantante de Körn); personal de producción, seguridad o los puestos de venta; Sanitarios, funcionarios, el alcalde de Rome y una decena larga de asistentes que en aquel momento tenían entre 14 y 25 años.

Aquellas lluvias, estos lodos

Los antecedentes son claros. La edición de 1969 fue un más que evidente desastre organizativo, pero un éxito cultural indiscutible. Paz y amor, Janis Joplin, Jimi Hendrix, the Who, Grateful Dead, Santana, la nación hippie movilizándose contra la guerra de Vietnam. Michael Lang impulsó todo aquello en un alarde de emprendimiento contracultural quijotesco, pero tuvo que asumir cuantiosas pérdidas y solo recuperó la inversión más de diez años después, gracias a la banda sonora de la película y a la venta de merchandising.

En 1994, coincidiendo con el 25 aniversario del primer evento, Lang y su nuevo socio, Scher, lanzaron un Woodstock 1994 pacífico y satisfactorio en lo artístico, pero que les hizo perder dinero a espuertas. En 1999, se conjuraron para capitalizar, de una vez por todas, la marca Woodstock con un evento concebido y ejecutado de manera totalmente profesional, sin el idealismo naíf que había convertido las anteriores ediciones en negocios ruinosos.
El festival se celebró en la base aérea de Griffis, un recinto militar abandonado en las afueras de la pequeña ciudad neoyorquina de Rome, a más de 150 kilómetros de la ubicación del primer Woodstock. La base resultó ser un recinto muy poco adecuado para una acampada musical de tres días. Se trataba de un inmenso solar lleno de asfalto y hierba descuidada, sin apenas árboles en el que, además, la distancia entre los dos escenarios principales rondaba los cuatro kilómetros.

Para colmo de males, ese fin de semana se produjo una ola de calor extremo en el Estado de Nueva York, con temperaturas de hasta 39 grados y la sensación térmica superaba los 40 (algo más que la ola de calor que ha tomado la Costa Este este 2022). Se calcula que alrededor de 400.000 personas desfilaron por ese feo e inhóspito recinto al aire libre durante ese fin de semana. Más de 250.000 se reunieron la noche del sábado, el momento de mayor afluencia.

De tribu alternativa a masa enfurecida

A esas alturas, según relato de una de las asistentes, Heather, que por entonces tenía 14 años, eran ya muchos los que empezaban a sentir que les estaban tratando “como animales”. Entre los motivos de queja, se llevaba la palma el precio prohibitivo de la comida y bebida en las carpas comerciales. Cuatro dólares por una botella de agua (el equivalente a siete hoy), entre ocho y diez por una porción de pizza, un sándwich o un burrito (hoy, unos 18), en un evento en el que estaba prohibido traer provisiones del exterior y por cuya entrada habían pagado 150 dólares (266 dólares de hoy).
Otros motivos de indignación eran la falta de un servicio de gestión de residuos digno de tal nombre (“ya el sábado por la mañana nos despertamos en un mar de basura que nadie recogía”, explica Heather) o el precario sistema de letrinas portátiles, muchas de las cuales reventaron a las pocas horas por exceso de uso llenando el recinto de inmundicia y propagando un hedor indescriptible.

Es más, tal y como reconoce en el documental uno de los encargados del servicio de salud, en algún momento del fin de semana, el agua de los surtidores gratuitos que la gente usaba para saciar su sed, ducharse o lavarse los dientes, dejó de ser salubre. Se contaminó con las heces de las letrinas. No solo no se podía beber, su simple contacto con el cuerpo produjo, en muchos casos, erupciones cutáneas o infecciones en labios y encías.
El cartel del festival tampoco contribuyó a templar los ánimos. En el delirante cartel predominaban bandas de rock duro o de la entonces floreciente escena nu metal, un estilo mezcla de rock duro y hip hop que durante 10 minutos arrasó entre los jóvenes blancos estadounidenses. Grupos como Korn, Creed, Kid Rock o las grandes estrellas del momento, Limp Bizkit. Además estaban grupos con un sonido abrasivo y un discurso visceral como Offspring, Metallica o Rage Against the Machine, del todo ajenos al espíritu de paz y amor del primer Woodstock. Hacía 30 años, los fans de Joe Cocker o de Crosby, Stills, Nash & Young se habían enfrentado a las contrariedades e inclemencias de un evento multitudinario y precariamente organizado con feliz estoicismo. Incluso Janis Joplin, al verlos tan complacientes, se preocupó desde el escenario por su bienestar y les exhortó a quejarse si se sentían tratados con desconsideración (“no dejéis que os hagan tragar una mierda que no os merecéis”).
Sin embargo, ya el viernes 23 de julio de 1999 quedó claro que los fans del carismático líder de Korn, Jonathan Davis, solo compartían con los hippies de tres decenios atrás su propensión a desnudarse en público. Ese concierto, descrito por Ananda Lewis como “una demencial explosión de energía”, ya evidenció que el de Woodstock 99 no iba a ser un público dócil. Al contrario, se trataba de jóvenes vehementes, agresivos, muy dispuestos a llevar al límite el ambiente de libertad e impunidad que se respiraba y muy poco indulgentes con las incomodidades que estaban padeciendo.

El punto de inflexión decisivo se produjo la noche del sábado, durante el concierto de Limp Bizkit. En palabras de David Blaustein, esa noche “tres versiones distintas de Fred Durst [cantante del grupo] compitieron sobre el escenario”. Por un lado, su instinto le decía que entre aquella multitud de chavales exultantes e histéricos, muchos de ellos desnudos, se estaba cociendo algo muy gordo. Su sentido común le sugería que intentase relajar el ambiente. Y su ego le instigaba a convertirse en el sumo sacerdote de la revuelta. Se impuso el ego. Durst ofreció una actuación salvaje y frenética y acabó incitando a su público a dar rienda suelta a su rabia y a “romperlo todo”, a no resignarse “a la mierda conformista que gente como Alanis Morissette [también presente en el cartel del festival] quiere venderos”. Le hicieron caso. Una parte del público asaltó y destrozó una de las torres de control de sonido.

Nada más bajarse del escenario, Durst concedió una entrevista tan breve como reveladora:
—¿Alguna vez habías visto algo así, Fred?
—No, yo nunca había hecho nada parecido.
—Supongo que habrás visto desde el escenario que ha habido serios incidentes.
—Bueno, sí, pero eso no es culpa nuestra.
El clima de violencia se trasladó horas después a la carpa de música electrónica en que actuaba Norman Cook, más conocido como Fatboy Slim. A las dos de la madrugada, la súbita irrupción en la pista de baile de una furgoneta obligó a Cook a interrumpir su actuación. Cuando el personal de seguridad consiguió hacerse con el control del vehículo, descubrieron en su interior a una adolescente semidesnuda y drogada con evidentes signos de haber sufrido una violación múltiple.

Iluminados por el fuego

Pero el auténtico desastre se consumó la noche del domingo, durante el concierto de Red Hot Chili Peppers, la traca que acabaría clausurando el festival. El detonante fue una decisión absurda que la mayoría de los entrevistados atribuye a Michael Lang: repartir decenas de miles de velas encendidas entre los asistentes para pedirles que realizasen un acto espontáneo de homenaje a las víctimas de Columbine, el instituto en que se había producido un tiroteo masivo meses antes.
El público utilizó las velas para encender hogueras. Y los Peppers, ignorando a los promotores, que les habían sugerido que pidiesen calma desde el escenario (“no me harían caso, yo soy un músico, no un profeta”, le dijo su líder, Anthony Kiedis, a un cada vez más abrumado John Scher), se limitaron a decir que el fuego a pie de escenario les recordaba a Apocalypse Now y eligieron como bis Fire, de Jimi Hendrix. Imposible concebir una elección más inoportuna.
En los apenas tres minutos que duró la canción, las tres o cuatro hogueras ya existentes se transformaron en una docena. Acabado el concierto, se produjo una batalla campal en que estuvieron involucrados miles de jóvenes. La pulsión pirómana dio paso a escenas de violencia eufórica dignas de la novela El señor de las moscas. Arrasaron con todo, hasta el punto de dejar la base aérea en un estado que recordaba, según una integrante de la organización, “a Bosnia”, por entonces en guerra. Destruyeron las carpas comerciales, forzaron sus cajas registradoras, derribaron las torres de sonido, arrasaron con los murales de inspiración hippie que cubrían el perímetro de seguridad, intentaron irrumpir a la fuerza en la zona VIP y en las oficinas de la organización.

En opinión de Judy Berman, de la revista Time, “descargaron toda la ira acumulada en tres días de música agresiva, mensajes incendiarios y maltrato sistemático por parte de unos organizadores incompetentes y sin escrúpulos”. Para Berman “el festival fue, desde el principio, un completo despropósito, al asumir que 250.000 personas podrían funcionar durante tres días como una comunidad capaz de autorregularse, en condiciones de absoluto abandono por parte de la organización, sin que se produjesen incidentes graves”.
Rebecca Nicholson, de The Guardian, hace una interpretación de los hechos bastante parecida, pero añade que “el legado más siniestro de Woodstock 99 es la gran cantidad de violaciones y actos de abuso y acoso sexual que se produjeron en esos tres días”, consecuencia tanto de “una seguridad deficiente” como del “clima de impunidad y masculinidad tóxica que se vivía en la escena rockera de finales de los 90″. La apología del nudismo, la desvergüenza lúdica y el amor libre escondían “un machismo atroz y una nauseabunda falta de respeto a la libertad sexual de las mujeres”.
Ananda Lewis va un paso más allá al decir que el movimiento #MeToo es, hasta cierto punto, “una reacción a la cultura del abuso misógino que se puso de manifiesto, con mucha contundencia, en Woodstock 99″. Pero la reflexión de mayor alcance tal vez sea la de Heather, la por entonces adolescente que reconoce, un par de décadas después, haber pasado en aquel en Woodstock uno de los mejores fines de semana de su vida, pero se felicita porque “mis hijas ya no tendrán que sufrir cosas que las chicas de mi generación nos habíamos resignado a considerar normales”. Aquel desastre de hace 23 años sigue proyectando una larga sombra. La noche en que murió la música en directo se conserva muy viva en el recuerdo.

https://elpais.com/icon/2022-08-10/el-i ... heces.html

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RED RONIN
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 13 Ago 2022, 08:34

Santiago Auserón, el músico que mejor baila con las ideas en español

Vieja estrella del pop, lleva décadas investigando y reflexionando sobre el arte musical y publica libro nuevo

Si la música solo fuera vista como un vehículo poderoso para alcanzar la fama y el éxito en una sociedad acostumbrada a encumbrar ídolos pop, Santiago Auserón es un experto en demostrar que ni la fama ni el éxito son tan importantes. De hecho, ni siquiera son urgentes. Pionero de la Movida madrileña con Radio Futura, se convirtió en estrella enamorada de la moda juvenil cuando el pop en España eclosionó con glorioso frenesí en la década de los ochenta. Sin embargo, su pertenencia a una banda clave de la historia del pop español hace tiempo que quedó relegada a un segundo plano ante otros logros menos mediáticos y relumbrones, pero con más enjundia. Hoy por hoy, Auserón es más reconocido y admirado por artistas, pensadores y verdaderos melómanos porque ha hecho ver que la música es una vía de conocimiento. Una vía que, como ha vuelto a dejar claro en su último ensayo salido de sus investigaciones para su doctorado de Filosofía, el monumental libro Arte sonora (Anagrama, 2022), necesita paciencia, actitud y pasión porque, como él dice, “al prestar atención al pasado se puede tratar de ir más lejos”.

Auserón (Zaragoza, 68 años) trató de ir más lejos desde el mismo momento en que podía haberse quedado en una cómoda atalaya. Cuando empezó a aprender el oficio musical al frente de Radio Futura, este músico zaragozano e hijo adoptivo de Madrid se licenció en Filosofía. Entonces, le sorprendieron el éxito, la atención mediática y el dinero fácil, pero, sin dejarse cegar, él decidió seguir estudiando. O como le gusta señalar: “Convertir la experiencia musical en tema de reflexión”. Esa es la gran hazaña de este actual doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid: si había sido uno de los grandes impulsores del pop más lúdico y desenfadado de una sociedad española que buscaba dejar atrás el asfixiante moralismo franquista, abandonó su papel protagonista para lanzarse al vacío y estudiar el arte musical desde una perspectiva antropológica y cultural. “Lo suyo fue, en un momento dado, una visión, una revelación. Ha sido como un viaje hacia el interior de la música, a la búsqueda del tiempo perdido, podríamos decir”, explica Juan Puchades, crítico musical y director de Cuadernos Efe Eme, la publicación que más atiende a poner en valor la música popular española.
Un tiempo perdido que, a través de sus discos desde los noventa bajo el nombre artístico de Juan Perro y de sus libros y artículos bajo el suyo propio, ha sido recuperado de una forma contundentemente enriquecedora. “Abrió una puerta para que el pensamiento encuentre una forma más bailable de expresarse, recuperando una cultura afro española”, explica el músico Raúl Rodríguez, hijo de la cantante Martirio y otro explorador sonoro de primer orden en esa idea compartida con el propio Auserón de unir mapas aparentemente lejanos en lo geográfico e histórico para encontrar vetas de conexión fuertes en algo que podría llamarse “antropomúsica” o “un folclore nuevo”.
Ese folclore queda explicado en buena parte en El ritmo perdido (Península), un ensayo esclarecedor e inau­dito en el que Auserón demuestra el influjo negro africano en la canción española. Para ello, siguió el rastro de la negritud en la península Ibérica a través de la fiebre de bailes árabes o los cantos populares del Siglo de Oro. “El lenguaje se atiene a las fronteras, mientras la música se las salta. Contagia incluso al bando enemigo”, afirma su autor. No es la única veta de conexión que ha estudiado en el gran mapa humano de la música: Auserón ya marcó una labor esencial en el redescubrimiento del son cubano con la antología discográfica Semilla del son (1992), que coordinó, y con álbumes como Raíces al viento o La huella sonora. “Su cabeza tiene una singularidad increíble: suma la calle con lo académico. Se ha montado un puzle que nadie más tiene en el que junta África, España y el Caribe”, afirma David Villanueva, editor de Demipage, que en septiembre publica Luz de mis huesos, una antología de las letras de canciones del músico.
Galardonado en 2011 con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, Auserón nunca ha tenido un camino fácil desde que abandonó la marca Radio Futura y se esforzó mucho para quitarse de encima todos los intereses que rodean el negocio musical. Su infranqueable independencia le obliga a autoeditarse los discos desde hace más de una década sin poder amortizarlos, aunque el proyecto de investigación siga hacia adelante. El último ejemplo ha sido Libertad, un álbum publicado este año sin ninguna repercusión y en el que entran en comunión elementos rítmicos y armónicos de diversa procedencia rocke­ra, jazzística y afrolatina hasta proponer un camino elegante y apenas transitado para la música popular en español. “Seguimos bajo el dominio de la razón calculadora que no sabe detenerse ante la destrucción de su propio entorno”, confiesa Auserón. “Sólo tienen éxito la música banal y el concurso competitivo, es decir, lo más primario”, sentencia. Ante la música facilona, siempre habrá gente como él: alguien que prefiera aprender y explorar para arrojar luz allí donde prima la ignorancia.

https://elpais.com/ideas/2022-08-13/san ... panol.html

"Sólo tienen éxito la música banal y el concurso competitivo, es decir, lo más primario”.

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Última edición por RED RONIN el 13 Ago 2022, 08:34, editado 1 vez en total.

Doctor Duende
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por Doctor Duende » 13 Ago 2022, 13:24

RED RONIN escribió:Santiago Auserón, el músico que mejor baila con las ideas en español
Tiene muchísimo arte este hombre. Por cierto se te ha pegado dos veces el texto.

Un cordial saludo a todos.
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Espero que os guste. :brindo por eso:

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por corretger » 13 Ago 2022, 15:26

Estuve en un etnosur hace un tiempo y dos de los ponentes dn conferencia eran auseron y manuel ribas
Me quedo con ribas, aunque un auseron muy didáctico hizo un recorrido casi desde la música prehistórica, haciendo parada y fonda en los ritmos afrocubanos

Me tuve que ir antes de tiempo aunque no me quedé con las ganas de preguntarle si pensaba que el que haya tanta gente ahora mismo grabando conciertos y colgando fragmentos en internet lo veia como algo positivo o no cara al artista. Él me dijo que era algo inocuo, aunque fue antes de que youtube empezase con su campaña de eliminar o desmonetizar videos por infraccion de copyright

Por cierto, ya que ahora mismo los asistentes lo graban todo ha quedando documentado en el festival Medusa de cullera ayer una racha de viento huracanado que se notó a km de distancia golpeando el escenario provocando un muerto y varios heridos, algunos aun en el hospital

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garba4ever
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por garba4ever » 13 Ago 2022, 15:54

Sobre Woodstock, que voy con retraso, resumir que la idea de los promotores era hasta cierto punto correcta, pero eso no quita responsabilidad: "estos jóvenes no han reaccionado a nuestra increíble ineptitud como lo hicieron los del 69!". Es un milagro que en el 69 no ocurriera ninguna desgracia, pero no hay que obviar que la cultura era otra completamente distinta. Además, sin ser yo un defensor de los Jimi Hendrix o Keith Moon personas, estas cosas en aquella época no trascendían del mismo modo, ni sus letras eran violentas.

No puede caber en absolutamente ninguna cabeza organizar un festival tan mal y llenarlo de grupos famosos por sus letras violentas y misóginas o por directamente haber cometido acoso sexual en entrevistas, y dejarlo todo en manos de la divina providencia como hicieron 30 años antes. Aquí todos tienen culpa pero como organizador la responsabilidad es ineludible. Dicho esto lo de las violaciones por parte del público no tiene ningún tipo de nombre ni perdón y es una vergüenza sin precedentes que por sí sola debería marcar a este festival como el peor de la historia.

Lo que me parece una gilipollez es lo de relacionarlo con el #MeToo, que es un movimiento que sale de Hollywood casi 20 años después por motivos completamente distintos. Lo que no me extrañaría es que donde sí sentara un precedente es en las deficientes organizaciones y abusivos precios de los macrofestivales, que al menos de lo que yo he vivido es una constante.
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whitecrow
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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por whitecrow » 14 Ago 2022, 11:30

"la música contemporanea es peor aún" que cantaba el franco bueno
Me han nombrado Comandante General.
Conozco sobre el mundo vegetal,mineral y animal.
Me sé los reyes de Inglaterra y puedo citar todos los hechos de la tierra.
Además de teoremas manejo muchos otros temas.
Solo la mente obtusa calcula mal la hipotenusa.

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Re: Comentarios musicales, entre otros: como nos cuelan la moto ( sugerencia de corretger)

por RED RONIN » 22 Ago 2022, 09:56

La maldición de Creedence Clearwater Revival

Cómo ‘Proud Mary’ terminó financiando ‘Amadeus’ (y los creadores de la canción apenas vieron su dinero)

Hay grupos con mala sombra. Y aparte está Creedence Clearwater Revival (para abreviar, CCR), cuya historia es un compendio de engaños, traiciones, rencores. Cambiaron la dirección de la música popular a finales de los años sesenta pero combustionaron demasiado pronto. En tiempos de temas largos, fantasías revolucionarias y el espejismo del rock progresivo, ellos recuperaron los valores del rock and roll clásico: canciones breves y evocativas, con letras realistas o parábolas que reflejaban indirectamente Vietnam, la ascensión de Richard Nixon y los ambiguos mitos sureños.

Con una altísima productividad (siete elepés entre 1968 y 1972), vendieron toneladas… y se rompieron de mala manera. En los casi 50 años transcurridos se dedicaron a insultarse y pleitear. De verdad, son un caso digno de análisis en esos apocados cursos sobre la industria musical ahora tan populares. Si se atreven podría celebrarse con un epígrafe titulado: “CCR: lo que no hay que hacer”.
Primero, no tuvieron sintonía cultural con sus coetáneos. Los cuatro estaban casados y juraron que no se apuntarían a lo del “amor libre”. Aunque encuadrados en el rock de San Francisco, vivían en El Cerrito, una ciudad dormitorio a 30 kilómetros. Eso podría explicar que su primer álbum fuera vapuleado en la revista Rolling Stone, que luego les encuadraran en la tercera oleada de grupos de Frisco. Se indignaron: estaban tocando y grabando rock desde 1959, como The Blue Velvets o The Golliwogs, mientras sus colegas se dedicaban mayormente al folk.

Conviene puntualizar que The Blue Velvets o The Golliwogs eran conjuntos liderados por Tom Fogerty, el hermano mayor de John. Cuando este toma el timón, cambia el nombre, según la moda, a una denominación larga con ecos retro. Lo que no sabían sus compinches es que, aparte de rebautizarse Creedence Clearwater Revival, habían entronizado a un dictador.
Para John Fogerty, un concierto ideal de CCR debía durar 45 minutos y no incluir bises. Una opción minimalista que, sin embargo, chocaba con el espíritu torrencial del momento. Abundaron las meteduras de pata. En el festival de Woodstock, les correspondía actuar después de The Grateful Dead, que inevitablemente se pasaron de tiempo. Herido en su orgullo, Fogerty vetó la inclusión de CCR en el documental y el disco de la banda sonora de Woodstock, una decisión infeliz.

John debería haber consagrado su tiempo a revisar los contratos que firmaban con su discográfica, Fantasy Records, un sello de jazz, que se las metió dobladas. Un buen manager hubiera logrado renegociar los acuerdos con quien era entonces el grupo estadounidense más vendedor, pero Fogerty prefirió ir a cara de perro y en la gresca perdió la complicidad con sus tres compañeros, que desertaron a la trinchera de Saul Zaentz, capo de Fantasy. Los millones de CCR terminaron financiando los negocios cinematográficos de Zaentz, que compraba los derechos de obras teatrales (Amadeus, Alguien voló sobre el nido del cuco) y novelas prestigiosas (El paciente inglés, El señor de los anillos, La insoportable levedad del ser) para convertirlas en películas de éxito, que además ganaban premios Oscar.
Mientras tanto, John Fogerty se subía por las paredes. No tocaba el repertorio de CCR (que dependían de Zaentz), mientras sus antiguos camaradas sí lo hacían bajo la bandera pirata de Creedence Clearwater Revisited (sic). Y las canciones crecían en resonancia gracias a su uso (abuso, incluso) en cine, publicidad, series de televisión. Si quieren comprobar a qué niveles de autodestrucción y estupidez puede llegar una estrella del rock, recomiendo su autobiografía, Fortunate son. Mi vida, mi música (Neo Sounds, 2021).
Ya conocen el desenlace. Zaentz murió en 2014, tras vender sus intereses musicales al grupo Concord. Poco después, aparentemente satisfecho en su honor, Fogerty volvió a firmar con Fantasy/Concord y ahora promete ocuparse de tratar su legado con el mimo merecido.

En septiembre, se rectifica uno de los patinazos de Zaentz, que en 1980 publicó un disco titulado The Royal Albert Hall Concert, que en realidad contenía un directo de la misma época pero grabado en la localidad californiana de Oakland. Se edita finalmente la actuación londinense, Creedence Clearwater Revival at the Royal Albert Hall, con sonido restaurado y remezclado por Giles Martin y Sam Okell. Para contextualizarlo, sale también un documental llamado Travelin’ Band, que junta el concierto del Royal Albert Hall con filmaciones caseras. Ya sé, ya sé: parece un lío, pero se aclarará a mediados de septiembre.

https://youtu.be/hCOtUGM9kr0

https://youtu.be/cGjWxu3unJ0

https://elpais.com/cultura/2022-08-22/l ... vival.html

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Fecha actual 25 Abr 2024, 20:59