Atentos a la magnífica alegoría que sintetiza en un humilde imagen toda la desfachatez, el ridículo, la vergüenza ajena, el despropósito, la ineptitud, la falta de respeto, el atropello de los discrepantes, el desmembramiento de España y el las negociaciones secretas con bandas asesinas llevadas al cenit por el gobierno más catastrófico que ha sufrido jamás España desde la democracia.
Si España ya ha sufrido el ridículo de escuchar a zetamongo propagar sus alianzas de civilizaciones sin el menor rubor, huir de Iraq a toda prisa, alentar a los demás países a que repitan su pésimo ejemplo, insultar a la bandera estadounidense, enviar a Moratinos a perseguir por los pasillos a cualquier diplomático estadounidense, sufrir a Bono autoconcediéndose medallas al valor en la huida, soportar el analfabetismo funcional de la ministra de cultura, escuchar día sí, día no un nuevo disparate de la ministra apretujillo, contemplar atónitos el desmembramiento de España impuesto por los paletonazis, aguantar la avalancha de inmigrantes ilegales invitados por el gobierno, etc, etc, está vez (gracias a Dios) le ha tocado a Cataluña.
Maragall, acompañado de su botella de vino y del bufón del mostacho han propagado la imagen de lo que son, un par de paletos absolutamente desacreditados para representar a nadie. La imagen de Paco Martínez Maragall y Alfredo Landa Rovira sólo podría haber alcanzado la perfección persiguiendo a las jóvenas israelíes en bikini por las calles de Tel Aviv.
Carod es un personaje repugnante, zafio, patán, y altamente nocivo para la buena imagen de los catalanes. Actuando en consecuencia, Maragall debería encerrarlo en una perrera o pocilga adecuada a sus modales, y sólo visitarle para echarle un hueso por la rendija de vez en cuando, pero lejos de eso se dedica a pasearlo como si fuera su gracioso chucho de compañía y ya se sabe, quien con niños se acuesta meado se levanta. El resultado, un comportamiento digno del prototípico turista paleto que no ha salido más allá de la esquina de su casa, incapaz de comportarse con un mínimo de respeto hacia sus anfitriones, haciendo burla de la memoria de los muertos israelíes y ofendiendo a millones de cristianos al ridiculizarse con un símbolo de la Pasión de Cristo. Enhorabuena a Maragall y Carod por extender esa nefasta (y certera) imagen del independentismo catalán sin que nadie se lo pida, ya han conseguido un amigo más para su causa.
Por cierto, en cualquier país decente la cabeza del embajador de España en Israel debería estar hoy mismo sobre la mesa de Moratinos.

PD: Zetamongo, tus amigos de ETA son tan talanteros que responden casi a diario a tus propuestas de negociación, y bien alto, para que se les oiga.