Diego_Pump_da_bass escribió:Joni· escribió:Diego_Pump_da_bass escribió:Que yo sepa, hasta la fecha quién más claro ha explicado a la opinión pública como funcionaba el CTA es Iturralde.
Entrevista completa:
https://www.google.com/amp/s/amp.marca. ... b45ef.html
Extractos más reseñables:
Pues parece una estampa cristalina, la decisión de promociones y degradaciones recaía en última instancia en Sánchez Arminio, pero el encargado de comunicarlo y por tanto la cara visible, el "jefe de recursos humanos" del organismo que indicaba el futuro inmediato de cualquier colegiado era Negreira.
A partir de ahí es tan simple como realizar un ejercicio de empatía y que cada uno se ponga en el pellejo de los colegiados, así podrá valorar si se sentiría tentado a seguir las directrices que le indicara Negreira o no y por tanto evaluar su capacidad de influencia.
Lo habitual es que cualquier trabajador al que le importe su empleo tenga en cuenta las indicaciones de sus superiores.
También se debería hacer lo propio desde la posición de cualquier club con ganas de obtener beneficios, cuando el anhelo es un privilegio puntual puede alcanzarse "tocando" al agente ejecutor (en este caso un árbitro) o a la cúpula directiva (el CTA), pero si el objetivo es que perdure en el tiempo solo puede alcanzarse con la colaboración de la cúpula de una organización.
Por tanto un club los chanchullos perdurables debía buscarlos con Sánchez Arminio, Negreira o en todo caso Díaz Vega, con que cualquiera estuviera en el ajo sería suficiente.
Lo que no es tan habitual como sugieres es que un superior te dé órdenes que pueden suponer infringir el código penal y exponerse a penas muy duras, aparte de ir contra la vocación de toda tu vida, y que todo el mundo las procese de la misma forma: oír, obedecer y callar.
El presidente decidiría hasta cierto punto, pero los informes están muy reglados y arrojan valores numéricos. Lo más habitual en los últimos treinta años es montar campamentos de ascenso con los árbitros mejor valorados en los informes. En esos campamentos suelen acudir dos árbitros por cada plaza de ascenso y se montan pruebas de todo tipo, que también arrojan puntuaciones numéricas.
Ese presidencialismo del que habla Itu tiene unos límites muy estrechos, los que pone un sistema que no tiene nada que ver con las elecciones a dedo en habitaciones cerradas siguiendo criterios personales.
Si tienes tiempo lee algunas preguntas anteriores de la entrevista, en una Iturralde pone el ejemplo de como a los Mundiales no acuden los mejores árbitros porque una parte de la designación depende de los votos de las federaciones, y por tanto hay un cupo para colegiados de todo el mundo independientemente de su nivel. No podrían ser solo europeos y/o sudamericanos aunque existieran pruebas objetivas indicando un mejor desempeño y comenta que en España ocurre lo mismo.
No sé qué criterios númericos hay para elaborar informes de rendimiento arbitral y si luego el resultado de estos determina al 100% la categoría que ocupará cada uno. ¿En Primera están lo que más velocidad punta tienen en las pruebas físicas? ¿los de mayor resistencia? ¿quienes acrediten mayor capacidad visual mediante exámenes médicos? ¿los que menos reclamaciones han recibido en categorías inferiores? ¿quienes menos tarjetas sacan? ¿los que propician mayor tiempo de juego sin interrupciones? ¿cómo postula cada federación territorial a sus colegiados para divisiones nacionales?.
Lo que sí sé es que si un superior se reúne con subordinados para realizar una valoración de su trabajo, comentar correcciones, e indicarle directrices, habrá unos cuantos que harán oídos sordos pero muchos otros adoptarán las medidas comentadas a pues juntillas. Yo trabajo en una empresa con 25 mil empleados en todo el mundo dentro de un departamento de 70 personas que desarrolla determinadas funciones para un solo cliente, si en la reunión mensual que tengo con mi jefe este me comenta de pronto que nuestra labor ahora es para otro o debemos desarrollar los procedimientos de una forma diferente, me podrá sonar raro, pero no lo voy a cuestionar. Me da igual si lo hace porque le han untado o son órdenes de más arriba, no es necesario que me lo notifique el presidente de la compañía a través de un email corporativo en inglés, si el interlocutor directo con potestad para comunicar mi permanencia o cese en la misma mediante una simple reunión sin testigos ni registro de lo hablado da esa orden la voy a seguir.
Tampoco es necesario que nos la dijera a los 70, con que 10 de los a priori más predispuestos hiciéramos caso ya el resultado grupal para el cliente se vería bastante afectado.
Si puedes explicar un poco más en qué consisten las pruebas numéricas arbitrales y su trascendencia para el futuro laboral de estos se agradecería, sobre todo de cara a valorar lo manipulables que pueden ser en su planteamiento. Uno de los criterios de evaluación más utilizados hoy en día en la enseñanza son las rúbricas, su construcción se basa en una serie de items de ciertas áreas de conocimiento con un rango matemático de calificación en función de las destrezas del alumno.
¿Cuestión? que es cada profesor quién elige esos items y su grado de subjetividad. Si quiero favorecer a un alumno porque su padre me paga con la justificación de "pasarle apuntes más detallados a su hijo sobre el temario", por ejemplo estableceré uno de "lenguaje preciso, concreto y con terminología ajustada a la materia" con 4 puntos (lo contrario sería 1) y obviaré cualquiera relacionado con faltas de ortografía, así consigo mi objetivo sin pillarme los dedos con una posible corrección de otro docente porque ¿con qué criterio objetivo alguien puede otorgar 1,2,3 o 4 puntos en base a la redacción?.
No sé cómo se mide el grado de presidencialismo en una organización y menos cuando alguien que ha pertenecido a ella lo manifiesta sin contar con intereses particulares para condicionar su opinión, pero vamos, precisamente en fútbol se ven decisiones presidencialistas cada día. Florentino le abrió las puertas del Madrid a un CR que metió 44 goles en 44 partidos ese curso, por tanto los números no avalaban su postura, Laporta hizo lo propio con Messi anotando 38, cifra sólo superada por un jugador en Europa.
Eso en entidades cuya propiedad teórica recae sobre los socios (habría estado bien ver el resultado de un referéndum sobre la realización o no de ambas operaciones), con que nos podemos imaginar en aquellas dónde el máximo responsable ha de rendir cuentas a muchas menos personas.
Pd: tampoco sé a que delito penal se expone un árbitro por pitar penalti en acciones dudosas o no mostrar tarjeta en lances a los jugadores de un equipo que si haría con los de cualquier otro.
Es un tema que está en constante evolución. Cuando yo hacía informes arbitrales para cubrir el culo a mi padre en sus mañanas de resaca (86/91, más o menos), se hacía una valoración cualitativa sin más. Hoy en día, si no me equivoco, los informadores puntúan cada uno de los aspectos de la actividad que pueden puntuarse.
Es importante hacer notar que el informe se hace durante el partido y desde la grada. Por eso no hay el más mínimo comentario sobre el nivel de acierto. Que un informador ponga que el árbitro se ha equivocado pitando un penalti significa que un árbitro de menos nivel y situado mucho más lejos opina distinto que uno del máximo nivel desde el terreno de juego. Está claro qué opinión pesa más.
Un árbitro es mejor cuanto más ponga de su parte para tomar la decisión correcta. No puedes asegurarte de verlo todo con un ángulo óptimo, no vas a poder evitar perderte situaciones y ver mal otras, pero sí se puede medir lo que haces para optimizar tu nivel de acierto.
Preparación física (aparte de las pruebas específicas, se valora en cada partido), decisiones de colocación, aplicación de la ley de la ventaja, respeto a las mecánicas de relación con el resto del equipo arbitral, relación con el resto de participantes, uso de las medidas disciplinarias...
Conocimiento del reglamento y pericia en la aplicación se dan por supuestas, pero cualquier error en ese campo se especifica y resta puntos, según la gravedad del error.
Durante la temporada, hay tecnificaciones con pruebas físicas y teóricas de las que salen puntuaciones exactas según ponderaciones conocidas de antemano.
Cuando dejas de fijarte en el acierto (comparado con tu opinión) y te empiezas a fijar en lo que es mejorable por su parte, dejan de parecerte todos malos y empieza a suceder algo curioso, que es el establecimiento de jerarquías estables. El buenísimo siempre es buenísimo, el normalillo siempre es normalillo, hay una consistencia clarísima.
Iturralde, por ejemplo, era el mejor árbitro que he visto en toda mi vida en la gestión de los participantes, de sus estados de ánimo. Era un auténtico genio administrando amonestaciones, lo mismo perdonando tarjetas en situaciones que le habrían complicado el partido que subiendo el nivel de rigurosidad para marcar límites. Con eso, compensaba una condición física no muy destacada y una colocación defectuosa demasiado a menudo para la categoría.
La condición cuantitativa de las valoraciones es, obviamente, dependiente de decisiones cualitativas individuales de varias personas, y el presidente del comité era con toda seguridad una de ellas, pero el margen para las decisiones a dedo es mucho menor que lo que se deduce de las respuestas de Itu. Quizás simplemente sean los ojos del lector, no te digo que no.
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