por Hay_sinla »
05 May 2010, 08:58
En tiempos de los primeros campeonatos oficiales de fútbol en el Reino Unido las reglas castigaban las faltas cerca del arco con un simple tiro libre. Lo normal, entonces, era frenar a los contrarios que se encaminaban a la meta con tacles a la cintura, rodillazos al estómago o empujones por la espalda. La brutalidad era tal, que muchos partidos terminaban en los juzgados. McCrum, ciudadano modelo y autoproclamado enemigo de las injusticias, consideraba deplorables y de mal gusto estas prácticas. Por eso apenas dejó elMilford Everton y se dedicó a la administración de clubes deportivos, propuso públicamente una regla tan revolucionaria como descabezada: si un jugador era derribado a menos de 12 yardas (11 metros) de la portería contraria, se cobraría un tiro directo que sólo podría ser defendido por el arquero.
“¡Está loco!”, publicaron los pasquines locales cuando se enteraron de semejante osadía. “Es una medida tan radical como la pena de muerte, es la pena máxima del fútbol”. La única persona a la que no le pareció un disparate fue a su amigo Jack Reid, ex futbolista y miembro de la International Board, una especie de guardián de las reglas del fútbol creado pocos años antes en Londres. Reid trasladó la idea al organismo, que ni siquiera la discutió en su asamblea de 1890 y se limitó a escribir en el acta oficial que la tendría en cuenta un año después.
La norma estaba condenada a morir sin haber nacido hasta el 14 de febrero de 1891, día en que el Notts County y el Stoke City se enfrentaron por los cuartos de final de la F.A. Cup: minuto 90. Notts County 1, Stoke City 0. El defensa Hendry, del Notts, saca con la mano un balón que los del Stoke ya daban por gol. El árbitro pita tiro libre con barrera, como rezaba el reglamento. Los once jugadores del Notts se convierten en una muralla humana que, debajo del arco, impiden que el balón entre. Notts es semifinalista. Stoke llora, patalea, pide que se haga algo al respecto.
El 2 de junio de 1891, en el hotel Alexandria, situado en la calle Bath de Glasgow, la International Board aprobó la regla número 13 del fútbol, el penalti: norma que en un principio castigaba sólo zancadillas, agarrones y manos, y que se podía cobrar desde cualquier punto de una línea que atravesaba el campo a lo ancho, ubicada a 11 metros de la raya final. Con los años y la burocracia nacieron el punto penal, las expulsiones por último recurso, el área grande y el área chica, la bomba semicircular…