Sigo esperando que alguien resucite por aquí, supongo que aun estaréis ahí. En fin. Seguimos. Vamos con la temporada 1983-84. En esta ocasión tenemos un grupo más de Tercera y un sistema de clasificación para la promoción de ascenso aun más injusto en cuanto al ser, en principio, 28 equipos los supuestamente clasificados, hay que quitarse de en medio a cuatro, de manera que de los grupos 10 y 14 queda excluido el subcampeón (ignoro el motivo de porqué son estos grupos) así que se quedan fuera Betis Deportivo y Plasencia, y se siguen quedando fuera también los dos subcampeones con menos puntos, que en esta ocasión son Lloret y Numancia
Quedan campeones Pontevedra, Caudal Mieres, Santurtzi, Tudelano, Barcelona Aficionados, Alcira, Pegaso, Real Burgos, Fuengirola, Sevilla Atlético, Constancia, Güimar, Eldense y Díter Zafra. Y después de las dos eliminatorias de rigor, acabaron ascendiendo Pontevedra, Barcelona Aficionados, Levante, Atlético Marbella, Manacor y Orihuela Deportiva
Por los diferentes grupos encontramos a diversos equipos como el Lugo que terminaba cuarto, el Éibar que era subcampeón del grupo tercero y perdía el ascenso ante el Pontevedra, el Villarreal, que estaba en mitad de la tabla del grupo sexto. Leganés y Alcorcón competían en el séptimo. El At.Baleares era cuarto en el grupo balear
Hilo de la Tercera RFEF
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Última edición por Edu27 el 29 Mar 2020, 01:16, editado 1 vez en total.
En Cataluña se empezaba a poner a prueba la fuerza de los filiales en dura pugna con el resto de equipos. En esta temporada, los dos filiales del Barça ya jugaban en el Mini Estadi, que se había inaugurado en 1982. Y el segundo de ellos, llamado Amateur o también Aficionados era precisamente el campeón catalán en esta campaña. En la promoción superaría al Real Burgos y a la Cultural Leonesa para conseguir el ascenso. Era evidente que los principales jugadores de la cantera blaugrana jugaban en el Barça Atlético, pero en esta plantilla también había jugadores de gran validez como Abellán, Bueno o Retuerto.
Los azulgrana serían campeones con cuatro puntos de ventaja con respecto a un modesto equipo que iba a firmar las dos mejores temporadas de su historia, el Lloret de la población gerundense de Lloret de Mar, un equipo que seguiría en la categoría hasta 1991, y desde entonces no se ha vuelto a saber nada de este equipo en categoría nacional.
Tercero era nuevamente el Badalona, que seguía al acecho, pero no acababa de lograr el objetivo, y cuarto era el Sant Andreu, que será uno de los grandes protagonistas de este grupo catalán de Tercera hasta 1990. El Europa, por su parte, seguía avanzando posiciones y en esta ocasión era sexto, mientras seguían poblando la clasificación en los puestos tranquilos los clásicos, tales como Granollers, Manresa, Banyoles, Júpiter, Santboià, Olot, Vilafranca, Igualada o el Horta.
El caso del Terrassa era un absoluto tobogán. En los 70 había jugado en Segunda y en esta temporada 1983-84 se salvaba por los pelos de bajar a Regional. El Girona, por su parte, había conseguido regresar a Tercera pero en su retorno no pasaba de media tabla, mientras que el Reus, que volvía de su corta aventura en Segunda B finalizaba en la posición 14. Los dos equipos descendidos eran Tortosa y Vic
Los azulgrana serían campeones con cuatro puntos de ventaja con respecto a un modesto equipo que iba a firmar las dos mejores temporadas de su historia, el Lloret de la población gerundense de Lloret de Mar, un equipo que seguiría en la categoría hasta 1991, y desde entonces no se ha vuelto a saber nada de este equipo en categoría nacional.
Tercero era nuevamente el Badalona, que seguía al acecho, pero no acababa de lograr el objetivo, y cuarto era el Sant Andreu, que será uno de los grandes protagonistas de este grupo catalán de Tercera hasta 1990. El Europa, por su parte, seguía avanzando posiciones y en esta ocasión era sexto, mientras seguían poblando la clasificación en los puestos tranquilos los clásicos, tales como Granollers, Manresa, Banyoles, Júpiter, Santboià, Olot, Vilafranca, Igualada o el Horta.
El caso del Terrassa era un absoluto tobogán. En los 70 había jugado en Segunda y en esta temporada 1983-84 se salvaba por los pelos de bajar a Regional. El Girona, por su parte, había conseguido regresar a Tercera pero en su retorno no pasaba de media tabla, mientras que el Reus, que volvía de su corta aventura en Segunda B finalizaba en la posición 14. Los dos equipos descendidos eran Tortosa y Vic
Antón, Carey, etc donde están ustedes??
En fin, yo continúo con mi entretenimiento. Estamos en el ecuador de la década de los ochenta. Toca hablar de la temporada 1984-85. Seguimos con catorce grupos en Tercera de manera que de los 28 equipos que supuestamente se clasifican para la promoción de ascenso, hay que descartar a cuatro. Uno será el peor segundo de los dos grupos andaluces (grupos 9 y 10), otro es del grupo 14 (Extremadura) y los otros dos, como siempre, los dos segundos con peor puntuación. De esta manera, quedan excluidos de esa fase Izarra, Polideportivo Almería, Extremadura y el Real Madrid Aficionados que queda campeón del grupo séptimo pero renuncia a jugar la promoción.
Esta temporada, aparte del filial blanco, fueron campeones en los otros trece grupos Lalín, Siero, Basconia, Huesca, Sant Andreu, Mestalla, Real Burgos, Martos, Betis Deportivo, Mallorca At., Mensajero, Eldense y Plasencia. Entre los subcampeones destacan Orense, Eibar, Alcira, Cieza, Cultural Leonesa y nada menos que el Córdoba, que había caído a la categoría un año antes. Finalmente, después de las dos eliminatorias, consiguieron el ascenso Lalín, Orense, Real Burgos, Betis Deportivo, Córdoba y Plasencia
Galicia se llevaba la palma con dos ascensos, demostrando que era uno de los grupos competidos, pues de hecho tercero y cuarto eran Racing de Ferrol y Lugo. En el grupo vasco competían los históricos Baracaldo y Real Unión. En el valenciano teníamos al Villarreal, y no muy bien posicionado, aunque ya se iba acercando al inicio de la época que le ha traído a la actualidad. En el grupo séptimo Leganés y Alcorcón eran tercero y cuarto. En Andalucía no había sido fácil la temporada para el Córdoba pues no había conseguido superar al filial del Betis aunque conseguiría finalmente el ascenso al eliminar a Mestalla y Valdepeñas. At.Baleares, Ponferradina, Cacereño o Mérida eran otros equipos destacados que se quedaban sin acceder a la promoción.
En fin, yo continúo con mi entretenimiento. Estamos en el ecuador de la década de los ochenta. Toca hablar de la temporada 1984-85. Seguimos con catorce grupos en Tercera de manera que de los 28 equipos que supuestamente se clasifican para la promoción de ascenso, hay que descartar a cuatro. Uno será el peor segundo de los dos grupos andaluces (grupos 9 y 10), otro es del grupo 14 (Extremadura) y los otros dos, como siempre, los dos segundos con peor puntuación. De esta manera, quedan excluidos de esa fase Izarra, Polideportivo Almería, Extremadura y el Real Madrid Aficionados que queda campeón del grupo séptimo pero renuncia a jugar la promoción.
Esta temporada, aparte del filial blanco, fueron campeones en los otros trece grupos Lalín, Siero, Basconia, Huesca, Sant Andreu, Mestalla, Real Burgos, Martos, Betis Deportivo, Mallorca At., Mensajero, Eldense y Plasencia. Entre los subcampeones destacan Orense, Eibar, Alcira, Cieza, Cultural Leonesa y nada menos que el Córdoba, que había caído a la categoría un año antes. Finalmente, después de las dos eliminatorias, consiguieron el ascenso Lalín, Orense, Real Burgos, Betis Deportivo, Córdoba y Plasencia
Galicia se llevaba la palma con dos ascensos, demostrando que era uno de los grupos competidos, pues de hecho tercero y cuarto eran Racing de Ferrol y Lugo. En el grupo vasco competían los históricos Baracaldo y Real Unión. En el valenciano teníamos al Villarreal, y no muy bien posicionado, aunque ya se iba acercando al inicio de la época que le ha traído a la actualidad. En el grupo séptimo Leganés y Alcorcón eran tercero y cuarto. En Andalucía no había sido fácil la temporada para el Córdoba pues no había conseguido superar al filial del Betis aunque conseguiría finalmente el ascenso al eliminar a Mestalla y Valdepeñas. At.Baleares, Ponferradina, Cacereño o Mérida eran otros equipos destacados que se quedaban sin acceder a la promoción.
Última edición por Edu27 el 31 Mar 2020, 00:01, editado 1 vez en total.
En Cataluña los grandes e históricos empiezan a posicionarse, de aquí al final de la década, de forma que solo habrá un par de sorpresas en las siguientes temporadas en cuanto a los equipos de cabeza y corresponderán a dos conjuntos (Mollerussa y Palamós) que subirán como un torbellino hasta la Segunda A, aunque luego caerán a donde habían partido, muy especialmente el primero.
Pero salvo esas excepciones, como digo, los clubes con mayor potencial acapararán en gran medida los primeros puestos. Y en esta ocasión le toca campeonar al Sant Andreu, y lo hace por cuarta vez en su historia en la categoría. Los inicios de los 80 habían sido un poco complicados para los cuatribarrados, después de su mayor época de gloria (1969-80), pero aquí empezará su escalada hacia arriba. Aunque se puede decir que había empezado dos años antes al quedar cuarto. El de la temporada 1984-85 estaba entrenado por el ex jugador del Betis, Jaumé Sabaté, y no era curiosamente un equipo de veteranos ilustres, sino una hornada de jóvenes y muy buenos jugadores. La base del equipo la formaban Mendoza, Tomás, Marín, Toni, Dúa, Pedro, De Frías, José, Aleñá (éste último el padre del actual jugador del Betis) y un chaval llamado Rafa, que era un auténtico figura (este año marcó él solo 30 goles) y que, de no haber sido por cuestiones profesionales y personales, podría haber llegado e incluso triunfado en Primera División. Pero el éxito en la liga se convirtió en mala fortuna en la promoción, cuando se cruzó con el Alcira valenciano. Algunas lesiones y un mal partido de ida condenaron a los barceloneses (el Alcira desplazó a 2.000 aficionados al partido de vuelta en el Narcís Sala)
La pugna por la liga la había tenido el Sant Andreu con el Lloret, ese modesto equipo que firma la segunda de las dos mejores temporadas de su historia, para luego, como ya dije, aguantar unas pocas temporadas más en la categoría y desaparecer hasta la fecha. Era un equipo sin figuras, que había conseguido reunir un muy buen bloque de jugadores. En la promoción superaría al Martos andaluz pero en la segunda eliminatoria no podría con el Lalín
Al acecho de la promoción ya estaban Terrassa y Europa que terminaban tercero y cuarto. Los egarenses, después de pasar algunos problemas, se disponían a poner la directa hacia categorías superiores, y los gracienses, que también habían superado un bache, se disponían a ocupar su lugar como uno de los principales jefes del grupo catalán de Tercera.
Por detrás venía el Banyoles que estaba firmando unas temporadas realmente buenas, el Girona que intentaba su resurrección y los clásicos de siempre, Júpiter, Igualada, Granollers, Horta, Badalona, Vilafranca, Manresa y Manlleu, además de los Gavà, Prat y Mollerussa que asomaban la cabeza. El descenso sería para Santboià y atención, el Reus, que venía hacía poco de Segunda B y el Olot, que solo dos años antes había sido campeón con Miquel Soler en sus filas.
Pero salvo esas excepciones, como digo, los clubes con mayor potencial acapararán en gran medida los primeros puestos. Y en esta ocasión le toca campeonar al Sant Andreu, y lo hace por cuarta vez en su historia en la categoría. Los inicios de los 80 habían sido un poco complicados para los cuatribarrados, después de su mayor época de gloria (1969-80), pero aquí empezará su escalada hacia arriba. Aunque se puede decir que había empezado dos años antes al quedar cuarto. El de la temporada 1984-85 estaba entrenado por el ex jugador del Betis, Jaumé Sabaté, y no era curiosamente un equipo de veteranos ilustres, sino una hornada de jóvenes y muy buenos jugadores. La base del equipo la formaban Mendoza, Tomás, Marín, Toni, Dúa, Pedro, De Frías, José, Aleñá (éste último el padre del actual jugador del Betis) y un chaval llamado Rafa, que era un auténtico figura (este año marcó él solo 30 goles) y que, de no haber sido por cuestiones profesionales y personales, podría haber llegado e incluso triunfado en Primera División. Pero el éxito en la liga se convirtió en mala fortuna en la promoción, cuando se cruzó con el Alcira valenciano. Algunas lesiones y un mal partido de ida condenaron a los barceloneses (el Alcira desplazó a 2.000 aficionados al partido de vuelta en el Narcís Sala)
La pugna por la liga la había tenido el Sant Andreu con el Lloret, ese modesto equipo que firma la segunda de las dos mejores temporadas de su historia, para luego, como ya dije, aguantar unas pocas temporadas más en la categoría y desaparecer hasta la fecha. Era un equipo sin figuras, que había conseguido reunir un muy buen bloque de jugadores. En la promoción superaría al Martos andaluz pero en la segunda eliminatoria no podría con el Lalín
Al acecho de la promoción ya estaban Terrassa y Europa que terminaban tercero y cuarto. Los egarenses, después de pasar algunos problemas, se disponían a poner la directa hacia categorías superiores, y los gracienses, que también habían superado un bache, se disponían a ocupar su lugar como uno de los principales jefes del grupo catalán de Tercera.
Por detrás venía el Banyoles que estaba firmando unas temporadas realmente buenas, el Girona que intentaba su resurrección y los clásicos de siempre, Júpiter, Igualada, Granollers, Horta, Badalona, Vilafranca, Manresa y Manlleu, además de los Gavà, Prat y Mollerussa que asomaban la cabeza. El descenso sería para Santboià y atención, el Reus, que venía hacía poco de Segunda B y el Olot, que solo dos años antes había sido campeón con Miquel Soler en sus filas.
Bueno, empezaré a pensar que os ha pasado algo a los habituales de este hilo. En fin, vamos avanzando, ahora con la temporada 1985-86. Continuamos igual, con catorce grupos en Tercera, jugando los campeones y subcampeones la promoción de ascenso, pero, como ya hemos comentado en temporadas anteriores como la cantidad de equipos resultante era de 28, entonces había que eliminar a cuatro de ellos, para que los números cuadraran al hacer dos eliminatorias, resultando finalmente seis los equipos ascendidos. Un sistema, como digo, realmente injusto, pues, al igual que ahora, en aquel entonces también existían diferencias de nivel según los grupos, de manera que en unos grupos era más fácil sumar más puntos que en otros, de forma que se quedaban fuera de la promoción, el subcampeón del grupo 14 (Extremadura), el peor segundo de los dos grupos andaluces, 9 y 10, y luego del resto de grupos los dos que hubieran tenido menor puntuación en sus respectivas ligas. De esta forma, en esta temporada quedaron fuera de la promoción Girona, Valdepeñas, At.Marbella y Don Benito.
En esta temporada, en cambio, es cuando a algunos iluminados se les ocurrió hacer inventos en estas categorías de Segunda B y Tercera, de manera que tanto esta temporada como la siguiente serán un desastre en cuanto a su estructura, pues no decidieron otra cosa que hacer un grupo único en Segunda B, algo que fue un fracaso total pues tan solo duró una temporada (la 1986-87). Así pues, para poder llevar a cabo esta reforma no hubo otro remedio que hacer un descenso masivo de Segunda B a Tercera, y también de Tercera a Regional, por lo que en esta campaña no solo iban a bajar los tres últimos de la tabla sino varios más. Y aun gracias, que se tomó la decisión de ampliar la Tercera hasta 16 grupos, lo cual alivió un poco el descenso masivo a Regional, aunque cabe decir que los descensos no fueron igual en todos los grupos, sino en base a la comunidad a la que pertenecían bajaban más equipos o menos, hasta incluso se dio el caso que en el grupo cuarto (federación aragonesa-navarra) no bajó ningún equipo puesto que la intención era separar el grupo en dos para la siguiente campaña, algo que también ocurrió en el grupo segundo. En todo caso, un desbarajuste total y absoluto, y un invento que iba a perjudicar gravemente a muchos equipos y, que como digo, duraría bien poco.
En esta temporada 1985-86 fueron campeones Lugo, Langreo, Eibar, Osasuna Promesas, Mollerussa, Alcira, Leganés, Cultural Leonesa, Polideportivo Almería, Sevilla Atlético, Mallorca Atlético, Maspalomas, Eldense y Badajoz. Y también jugaron la promoción como subcampeones Endesa As Pontes, Caudal de Mieres, Baracaldo, Huesca, Gandía, Ponferradina, Coria, At.Baleares, Las Palmas Atlético y Bigastro. Finalmente, consiguieron el ascenso Lugo, Eibar, Alcira, Gandía, Mallorca Atlético y Polideportivo Almería. En cuanto al descenso, como ya he comentado que la categoría se ampliaba a 16 grupos, algunos se salvaron aun siendo los últimos de la clasificación, mientras que otros cayeron a Regional cuando en una temporada normal no deberían haber bajado. La peor parte se la llevaron el grupo séptimo (federación castellana) y el grupo catalán, que sufrieron hasta siete descensos.
En esta temporada, en cambio, es cuando a algunos iluminados se les ocurrió hacer inventos en estas categorías de Segunda B y Tercera, de manera que tanto esta temporada como la siguiente serán un desastre en cuanto a su estructura, pues no decidieron otra cosa que hacer un grupo único en Segunda B, algo que fue un fracaso total pues tan solo duró una temporada (la 1986-87). Así pues, para poder llevar a cabo esta reforma no hubo otro remedio que hacer un descenso masivo de Segunda B a Tercera, y también de Tercera a Regional, por lo que en esta campaña no solo iban a bajar los tres últimos de la tabla sino varios más. Y aun gracias, que se tomó la decisión de ampliar la Tercera hasta 16 grupos, lo cual alivió un poco el descenso masivo a Regional, aunque cabe decir que los descensos no fueron igual en todos los grupos, sino en base a la comunidad a la que pertenecían bajaban más equipos o menos, hasta incluso se dio el caso que en el grupo cuarto (federación aragonesa-navarra) no bajó ningún equipo puesto que la intención era separar el grupo en dos para la siguiente campaña, algo que también ocurrió en el grupo segundo. En todo caso, un desbarajuste total y absoluto, y un invento que iba a perjudicar gravemente a muchos equipos y, que como digo, duraría bien poco.
En esta temporada 1985-86 fueron campeones Lugo, Langreo, Eibar, Osasuna Promesas, Mollerussa, Alcira, Leganés, Cultural Leonesa, Polideportivo Almería, Sevilla Atlético, Mallorca Atlético, Maspalomas, Eldense y Badajoz. Y también jugaron la promoción como subcampeones Endesa As Pontes, Caudal de Mieres, Baracaldo, Huesca, Gandía, Ponferradina, Coria, At.Baleares, Las Palmas Atlético y Bigastro. Finalmente, consiguieron el ascenso Lugo, Eibar, Alcira, Gandía, Mallorca Atlético y Polideportivo Almería. En cuanto al descenso, como ya he comentado que la categoría se ampliaba a 16 grupos, algunos se salvaron aun siendo los últimos de la clasificación, mientras que otros cayeron a Regional cuando en una temporada normal no deberían haber bajado. La peor parte se la llevaron el grupo séptimo (federación castellana) y el grupo catalán, que sufrieron hasta siete descensos.
En Cataluña se produjo una de las mayores sorpresas en la historia de la Tercera división cuando el más que modesto Mollerussa, el equipo de una población de Lleida de apenas 15.000 habitantes, se proclamaba campeón. No conseguiría el ascenso aquella temporada, pero muy pocos años más tarde se plantaría en Segunda A, aunque, eso sí, solo aguantaría una temporada en dicha categoría, y se hundiría tan rápido como había ascendido, y nada más se ha vuelto a saber de este equipo en categoría nacional. En esta temporada 1985-86 se aprovechó de la igualdad producida en cabeza y de la indecisión de los principales favoritos, especialmente Girona y Sant Andreu. Hasta las últimas jornadas, el campeonato estuvo igualado, hasta el punto en que el modesto Banyoles, que completó una de las mejores temporadas de su historia, era líder cuando solo faltaban seis jornadas para el final, aunque lo cierto es que se hundió en las últimas semanas hasta terminar octavo. Esas últimas jornadas resultaron de cierta igualdad, y el Mollerussa demostró ser el más acertado. Consiguió el campeonato, que le aseguraba la promoción, en la penúltima jornada, al ganar en campo del Vilafranca. Aquel era un equipo cuya columna vertebral estaba formada por el portero Barceló y otros jugadores como Sala, Viladegut, Pina, Morgades o Pantoja, que había jugado en Segunda A con Oviedo y Castilla. Muchos otros jugadores destacables tendría el Mollerussa en las siguientes temporadas, pero lo cierto es que aquella tampoco era una plantilla tan potente.
Pero en el terreno de juego habían conseguido superar con justicia a los dos conjuntos que parecían ser, en teoría, los dos principales aspirantes a la promoción, como eran Girona y Sant Andreu. Precisamente el segundo puesto se decidió entre ambos en la última jornada, lográndolo los de Montilivi, aunque como ya ha quedado explicado, igualmente no les sirvió de nada pues no consiguieron la puntuación necesaria para poder jugar la promoción. En aquel Girona destacaban los Fita, Sagué, Azcargorta, Durán, Darnés, Rebollo y especialmente dos delanteros, Iñaki Daucik y Martín Abad, quien había jugado, éste último, en el fútbol profesional con Espanyol, Murcia y Tenerife. Los cuatribarrados tenían, por su parte, una plantilla bastante similar a la que el año anterior había conseguido el campeonato y su aspiración a los primeros puestos tendría su mérito en cuanto el club estaba sumido en una crisis económica, estando los jugadores varios meses sin cobrar.
Cuarto había sido el Manlleu que empezaba ya a acercarse a sus mejores años, mientras que por detrás venían Manresa, Terrassa, Granollers, Banyoles, Prat, Júpiter, Igualada, Blanes y Lloret. Y la escabechina, como ya hemos indicado se producía desde esa posición hasta la última, pues hasta siete equipos se iban a la Regional Preferente, los cuales serían Martinenc, Europa, Masnou, Horta, Vilafranca, Badalona y Gavà. Ciertamente, nadie puede negar que el sistema fue un desastre y totalmente injusto, en cuanto no fue el mismo número de equipos de cada grupo los que perdían la categoría, además del hecho de tener que bajar habiendo hecho una temporada que en circunstancias normales, habría significado la permanencia, como había ocurrido con Martinenc y Europa, que habían sumado 37 puntos. Además, también era chocante ver cómo era un histórico como el equipo de Gracia el que perdía la categoría. En este grupo de elegidos, también se encontraba el Badalona, después de haber frecuentado los primeros puestos de la tabla a inicios de los ochenta, pero aún tenía justificación puesto que su temporada fue realmente mala al acabar el penúltimo. Y el que, desde luego, se salió para mal fue el Gavà, que hizo una campaña realmente bochornosa, al sumar tan solo nueve puntos, conseguir una única victoria y encajar nada menos que 115 goles.
Pero en el terreno de juego habían conseguido superar con justicia a los dos conjuntos que parecían ser, en teoría, los dos principales aspirantes a la promoción, como eran Girona y Sant Andreu. Precisamente el segundo puesto se decidió entre ambos en la última jornada, lográndolo los de Montilivi, aunque como ya ha quedado explicado, igualmente no les sirvió de nada pues no consiguieron la puntuación necesaria para poder jugar la promoción. En aquel Girona destacaban los Fita, Sagué, Azcargorta, Durán, Darnés, Rebollo y especialmente dos delanteros, Iñaki Daucik y Martín Abad, quien había jugado, éste último, en el fútbol profesional con Espanyol, Murcia y Tenerife. Los cuatribarrados tenían, por su parte, una plantilla bastante similar a la que el año anterior había conseguido el campeonato y su aspiración a los primeros puestos tendría su mérito en cuanto el club estaba sumido en una crisis económica, estando los jugadores varios meses sin cobrar.
Cuarto había sido el Manlleu que empezaba ya a acercarse a sus mejores años, mientras que por detrás venían Manresa, Terrassa, Granollers, Banyoles, Prat, Júpiter, Igualada, Blanes y Lloret. Y la escabechina, como ya hemos indicado se producía desde esa posición hasta la última, pues hasta siete equipos se iban a la Regional Preferente, los cuales serían Martinenc, Europa, Masnou, Horta, Vilafranca, Badalona y Gavà. Ciertamente, nadie puede negar que el sistema fue un desastre y totalmente injusto, en cuanto no fue el mismo número de equipos de cada grupo los que perdían la categoría, además del hecho de tener que bajar habiendo hecho una temporada que en circunstancias normales, habría significado la permanencia, como había ocurrido con Martinenc y Europa, que habían sumado 37 puntos. Además, también era chocante ver cómo era un histórico como el equipo de Gracia el que perdía la categoría. En este grupo de elegidos, también se encontraba el Badalona, después de haber frecuentado los primeros puestos de la tabla a inicios de los ochenta, pero aún tenía justificación puesto que su temporada fue realmente mala al acabar el penúltimo. Y el que, desde luego, se salió para mal fue el Gavà, que hizo una campaña realmente bochornosa, al sumar tan solo nueve puntos, conseguir una única victoria y encajar nada menos que 115 goles.
Llegamos a la temporada 1986-87, otra campaña del desbarajuste tremendo que se montó en estos años con la Segunda B y la Tercera. Como ya dije, a algún iluminado se le ocurrió hacer inventos, al igual que en Primera y Segunda A con el famoso play-off. Pero los inventos dieron un resultado desastroso en el que nadie se sintió satisfecho, así que duraron bien poco. El invento en Segunda B fue crear un solo grupo, lo que produjo, como ya ha quedado relatado un descenso masivo de Segunda B a Tercera, y también masivo de Tercera a Regional, aunque en este último caso no fue tan masivo, en cuanto se amplió la Tercera de 14 a 16 grupos. Pues bien, para esta nueva temporada 1986-87 ocurrió todo lo contrario, es decir, a los que se les ocurrió que el grupo único no funcionó, de manera que idearon una Segunda B para la 1987-88, de cuatro grupos, precisamente para reducir distancias y, por tanto, gastos de desplazamiento. Por tanto, pasábamos de dos grupos de Segunda B en la 1985-86, a uno en la siguiente y cuatro dos años después. En lo que respecta a la Tercera, como ya he dicho, si el año anterior había tocado descenso masivo, ahora tocaba ascenso masivo en esta 1986-87 (y a su vez ascenso masivo de Regional a Tercera), también teniendo en cuenta que para el año siguiente la categoría se iba a ampliar a 17 grupos, mientras que a su vez se eliminaba este año el descenso directo a Regional, siendo sustituido por una promoción de permanencia, disputada contra equipos de Regional Preferente.
También cabe decir, que si había sido injusto en la 1985-86 el descenso a Regional, puesto que no fue equitativo en todos los grupos (supongo que por motivos geográficos) en esta ocasión tampoco lo fue, siendo recompensados ahora los grupos más perjudicados la temporada anterior. Es decir, si el año anterior Cataluña y la federación castellana habían sufrido más descensos, ahora eran los que obtenían más ascensos. De todas maneras, este desbarajuste no dejaba de crear situaciones injustas como las de equipos que se habían ido a Tercera o Regional sin merecerlo en el terreno de juego, con otras extrañas de equipos que al finalizar esta 1986-87 pasaban a ser de Segunda B cuando seguramente no se hubieran imaginado en esa categoría ni tenían el objetivo de alcanzarla.
Los campeones esta temporada fueron Endesa As Pontes, Caudal Mieres, Rayo Cantabria, Cultural de Durango, Barcelona Aficionados, Olimpic de Xativa, Parla, Ponferradina, Linares, Sevilla Atlético, Sporting Mahonés, Maspalomas, Cieza, Cacereño, Osasuna Promesas y Endesa Andorra. Aunque, como ya ha quedado dicho, poco importó quedar primero, segundo que tercero, puesto que, como mínimo, los tres primeros subieron en todos los grupos, y en algunos casos fueron hasta ocho, como ocurrió en el grupo quinto (catalán) o siete (grupo madrileño). En este último grupo, por cierto, el subcampeón, Pegaso, renunció, y fueron renunciado equipos en cascada, hasta que aceptó el Daimiel, que había acabado onceavo (solo duraría un año en Segunda B al quedar último, el año siguiente, con únicamente 11 puntos sumados).
También cabe decir, que si había sido injusto en la 1985-86 el descenso a Regional, puesto que no fue equitativo en todos los grupos (supongo que por motivos geográficos) en esta ocasión tampoco lo fue, siendo recompensados ahora los grupos más perjudicados la temporada anterior. Es decir, si el año anterior Cataluña y la federación castellana habían sufrido más descensos, ahora eran los que obtenían más ascensos. De todas maneras, este desbarajuste no dejaba de crear situaciones injustas como las de equipos que se habían ido a Tercera o Regional sin merecerlo en el terreno de juego, con otras extrañas de equipos que al finalizar esta 1986-87 pasaban a ser de Segunda B cuando seguramente no se hubieran imaginado en esa categoría ni tenían el objetivo de alcanzarla.
Los campeones esta temporada fueron Endesa As Pontes, Caudal Mieres, Rayo Cantabria, Cultural de Durango, Barcelona Aficionados, Olimpic de Xativa, Parla, Ponferradina, Linares, Sevilla Atlético, Sporting Mahonés, Maspalomas, Cieza, Cacereño, Osasuna Promesas y Endesa Andorra. Aunque, como ya ha quedado dicho, poco importó quedar primero, segundo que tercero, puesto que, como mínimo, los tres primeros subieron en todos los grupos, y en algunos casos fueron hasta ocho, como ocurrió en el grupo quinto (catalán) o siete (grupo madrileño). En este último grupo, por cierto, el subcampeón, Pegaso, renunció, y fueron renunciado equipos en cascada, hasta que aceptó el Daimiel, que había acabado onceavo (solo duraría un año en Segunda B al quedar último, el año siguiente, con únicamente 11 puntos sumados).
Así pues, todos estos cambios convirtieron la temporada 1986-87 en un despropósito también, o especialmente, en el grupo catalán de Tercera, hasta el punto en que ascendió a Segunda B el modesto Júpiter, un equipo que ni intención tenía de estar, en principio, en esa categoría, pero como le salió una buena temporada, su séptima posición le valió para el ascenso. Eso sí, a la temporada siguiente ya estaba de vuelta, en cuanto quedó colista de su grupo, igual que el Daimiel madrileño. También consiguieron el ascenso el Andorra, que terminó octavo, Girona, Hospitalet, Gimnastic de Tarragona, Terrassa y el Mollerussa, que esta vez fue subcampeón, además, por supuesto, del campeón, el segundo filial del Barça. Aunque cabe decir que con tres de ellos (Hospitalet, Gimnastic y Andorra) se hizo justicia en cuanto habían sido víctimas del descenso masivo de Segunda B a Tercera de la temporada anterior. Y a punto estuvo de lograrlo el Banyoles, que se quedó a un solo punto del Andorra, el último de los ascendidos, seguramente nunca ha estado tan cerca el Banyoles de la Segunda B.
De esta manera, el Barcelona Aficionados o Amateur fue campeón por segunda vez, pues ya lo había sido tres años antes. Su andadura en Segunda B no había ido bien, hasta el punto en que había vuelto a Tercera, no por el descenso masivo de la reestructuración sino por méritos deportivos, pues había sido penúltimo. En esta ocasión regresaba a la categoría de bronce, consiguiendo el campeonato con jugadores como Abellán, Endrino, Milla o Campuzano. El resto de ascendidos, excepto el Júpiter, eran equipos con importante potencial y un futuro próximo en categorías superiores, pues ya hemos hablado que precisamente cuatro de ellos venían de Segunda B. De esta manera, la Tercera en Cataluña quedaba un tanto huérfana de este conjunto de equipos de potencial, aunque el ascenso masivo desde la Regional Preferente convertía en realidad el regreso del Badalona, así como también ascendían a Tercera San Cristóbal, Palamós, Olot, Santboià, Tortosa, Gavà y Balaguer. El que no había podido conseguir ese regreso era el Europa, que había quedado nada menos que en el puesto doceavo en esa Regional Preferente.
Mientras que en la parte baja de este grupo catalán de Tercera, finalizando en las tres últimas posiciones, estaban Prat, Reus y … el Sant Andreu. Sí, el mismo equipo que había sido campeón solo dos años antes y que sería uno de los grandes protagonistas de esta década en el grupo catalán de Tercera (de haber existido entonces la actual promoción de ascenso, habría jugado nada menos que siete en esa década de los ochenta) caía este año a lo más bajo de la tabla. Los cuatribarrados, sumidos en una grave crisis institucional y económica, firmaron seguramente la peor temporada de su historia, una liga desastrosa, como colista, con solo 19 puntos, únicamente cinco victorias y 75 goles en contra. Pero ironías de la vida, lo que en circunstancias normales hubiera sido un descenso como la copa de un pino, se convirtió en una salvación milagrosa, gracias a toda la reestructuración que estamos comentando, que permitió a los equipos que debían descender, que disputaran una promoción contra equipos de Regional Preferente. Y aún más irónico fue ver como el Prat, que había conseguido nueve puntos más en la liga, bajó al perder su eliminatoria, mientras el Sant Andreu ganaba la suya contra el Martinenc, eso sí, a la heroica, en la prórroga del partido de vuelta y con varios expulsados del equipo contrario.
De esta manera, el Barcelona Aficionados o Amateur fue campeón por segunda vez, pues ya lo había sido tres años antes. Su andadura en Segunda B no había ido bien, hasta el punto en que había vuelto a Tercera, no por el descenso masivo de la reestructuración sino por méritos deportivos, pues había sido penúltimo. En esta ocasión regresaba a la categoría de bronce, consiguiendo el campeonato con jugadores como Abellán, Endrino, Milla o Campuzano. El resto de ascendidos, excepto el Júpiter, eran equipos con importante potencial y un futuro próximo en categorías superiores, pues ya hemos hablado que precisamente cuatro de ellos venían de Segunda B. De esta manera, la Tercera en Cataluña quedaba un tanto huérfana de este conjunto de equipos de potencial, aunque el ascenso masivo desde la Regional Preferente convertía en realidad el regreso del Badalona, así como también ascendían a Tercera San Cristóbal, Palamós, Olot, Santboià, Tortosa, Gavà y Balaguer. El que no había podido conseguir ese regreso era el Europa, que había quedado nada menos que en el puesto doceavo en esa Regional Preferente.
Mientras que en la parte baja de este grupo catalán de Tercera, finalizando en las tres últimas posiciones, estaban Prat, Reus y … el Sant Andreu. Sí, el mismo equipo que había sido campeón solo dos años antes y que sería uno de los grandes protagonistas de esta década en el grupo catalán de Tercera (de haber existido entonces la actual promoción de ascenso, habría jugado nada menos que siete en esa década de los ochenta) caía este año a lo más bajo de la tabla. Los cuatribarrados, sumidos en una grave crisis institucional y económica, firmaron seguramente la peor temporada de su historia, una liga desastrosa, como colista, con solo 19 puntos, únicamente cinco victorias y 75 goles en contra. Pero ironías de la vida, lo que en circunstancias normales hubiera sido un descenso como la copa de un pino, se convirtió en una salvación milagrosa, gracias a toda la reestructuración que estamos comentando, que permitió a los equipos que debían descender, que disputaran una promoción contra equipos de Regional Preferente. Y aún más irónico fue ver como el Prat, que había conseguido nueve puntos más en la liga, bajó al perder su eliminatoria, mientras el Sant Andreu ganaba la suya contra el Martinenc, eso sí, a la heroica, en la prórroga del partido de vuelta y con varios expulsados del equipo contrario.
Vamos con la temporada 1987-88 y seguimos con más inventos. Una vez que ya tenemos la Segunda B de cuatro grupos, que ha funcionado hasta la actualidad, a los ingenieros del fútbol español lo que se les ocurre ahora es que ya no habrá promociones, es decir, ascenso directo. Con lo cual, en esta nueva temporada, ya con 17 grupos en Tercera, ascenderán únicamente los campeones y por la vía directa, con lo cual, 17 grupos, 17 ascensos, el mismo número de equipos que iban a bajar de Segunda B a Tercera, perdiendo la categoría los cuatro últimos de cada grupo más el peor de los quintos por la cola por puntuación (nuevamente esta regla injusta). Habrá quien le guste esto del ascenso directo y que no haya promoción. Yo no estoy de acuerdo, a mí me gustan las promociones. Además, siempre está el hecho de si en tu grupo hay un equipo muy potente (como puede ser un filial, por ejemplo) y se escapa demasiado en la clasificación, el resto ¿qué aliciente tienen? Esto es lo que ocurrió en algunas ocasiones desde 1987 hasta 1990, que es el tiempo en que funcionó este sistema. Quedar subcampeón no te valía para nada, ni tampoco cuarto, como sí es válido en la actualidad, pues te da una plaza en la promoción de ascenso.
Pero así fue en esta temporada 1987-88, siendo campeones y, por tanto, ascendidos Racing de Ferrol, Oviedo Aficionados, Unión Astillero, Baracaldo, Palamós, Nules, Pegaso, Medinense, Real Jaén, Algeciras, Santa Ponsa, Marino, Torrevieja, Don Benito, Calahorra, Binefar y Tomelloso. La curiosidad se produjo en el grupo 14, el de Extremadura, en el que hubo de jugarse un partido de desempate para decidir el equipo campeón y, por tanto, ascendido, pues resulta que Don Benito y Mérida empataron a puntos, en el goal average particular y también en average general. Ahora mismo tengo la duda de si en la actualidad después vendría mirar el número de goles a favor, pero en todo caso lo que está claro es que en aquella época no se hacía, de manera que se disputó ese partido de desempate, en Cáceres, que fue ganado por el Don Benito por 2-1.
Pero así fue en esta temporada 1987-88, siendo campeones y, por tanto, ascendidos Racing de Ferrol, Oviedo Aficionados, Unión Astillero, Baracaldo, Palamós, Nules, Pegaso, Medinense, Real Jaén, Algeciras, Santa Ponsa, Marino, Torrevieja, Don Benito, Calahorra, Binefar y Tomelloso. La curiosidad se produjo en el grupo 14, el de Extremadura, en el que hubo de jugarse un partido de desempate para decidir el equipo campeón y, por tanto, ascendido, pues resulta que Don Benito y Mérida empataron a puntos, en el goal average particular y también en average general. Ahora mismo tengo la duda de si en la actualidad después vendría mirar el número de goles a favor, pero en todo caso lo que está claro es que en aquella época no se hacía, de manera que se disputó ese partido de desempate, en Cáceres, que fue ganado por el Don Benito por 2-1.
En tierras catalanas, el verano de 1987 tuvo un protagonista destacado. Posiblemente Joan Gaspart pasó a ser uno de los primeros mecenas destacados en el fútbol modesto (aunque puede que antes hubiera otros, lo desconozco). El entonces vicepresidente del Fc Barcelona e importante empresario hotelero, era aficionado a dar su apoyo a equipos catalanes modestos y además se daba el caso que era amigo personal de las altas esferas (directivos y ex presidentes) del Sant Andreu. Éstos lograron convencerle que el club necesitaba su ayuda y que un histórico como era el equipo barcelonés, debía regresar a vivir épocas importantes como había vivido en los setenta. Gaspart quedó convencido hasta tal punto que aseguró que el Sant Andreu debía sustituir al Espanyol como segundo equipo de la ciudad. A los pocos días entró a formar parte de la junta directiva como vocal y empezaron a llegar decenas de millones de, entonces pesetas y más tarde euros (de euros no fueron decenas, claro) al club cuatribarrado para llevarlo rápidamente a Segunda A. Se montó un gran equipo recuperando jugadores que habían sido campeones en el 85, más el delantero calvo Blanco, y Hans, un portento que llegó a ser tan gran futbolista de delantero como de defensa. Y como en aquella época, como ya he comentado, la Segunda B y la Tercera eran el tránsito final de viejas glorias, el propio Gaspart convenció a Daniel Solsona para que terminara sus días deportivos en el Sant Andreu. Ver a un ex internacional español, campeón de la Recopa con el Valencia, jugando en campos de tierra fue chocante pero al mismo tiempo espectacular, por su absoluta superioridad técnica respecto a los rivales.
Desde aquel momento la duda era saber si alguien podría hacer frente a aquel potencial, pero en esta temporada 1987-88 se atravesó un equipo llamado Palamós. Un conjunto que nunca había jugado en categoría nacional, pero al igual que haría el Mollerussa (y algo parecido a lo que logró el Figueres), se plantaría en muy poco tiempo en Segunda A. En parte se podrá pensar que sacó ventaja de esta época de eliminación de las promociones, y también que esta Tercera había perdido potencial respecto al año anterior, pero nadie le quitó el mérito de superar al principal y absoluto favorito, aunque fuera pidiendo la hora, puesto que el Sant Andreu sufrió algunos problemas en la primera vuelta, mientras el Palamós iba como un torbellino, pero empezó una gran remontada en la segunda vuelta, a la que le faltaron unas pocas jornadas para poder culminar. El pulso final entre ambos por el campeonato y el ascenso fue espectacular, con un gran partido jugado entre los dos en el Narcís Sala, que es uno de mis más antiguos recuerdos del fútbol modesto. El Palamós entrenado por Waldo Ramos, logró finalmente la proeza con jugadores como Retuerto, Boada, García Escribano, Cardona, Ángel o Mercader.
Así pues, en aquella liga los demás casi que no fueran más que simples comparsas. El Badalona fue quinto, mientras que Manlleu y Gramenet se preparaban para vivir las mejores épocas de su historia. Los modestos Esplugues y San Cristóbal lograron la permanencia, al igual que Balaguer, Tortosa, Vic, Banyoles o Reus, dejando el descenso para los tres últimos, Santboià, Gavà y Granollers.
Aprovecho esta temporada para comentar el tema de los derbis de Barcelona. En los años 50 y 60, en donde el fútbol modesto arrastraba mucho más a la masa que ahora, se vivieron derbis apasionantes entre los principales equipos barceloneses. En aquel entonces había estadios que se llenaban con 10.000 personas, y al menos mil venían del equipo contrario, con equipos como Europa, Sant Andreu o Sants. En los setenta, por diversos motivos, se perdió un tanto, pero la Tercera División en los ochenta recuperó estos derbis. Las cifras de público ya no eran tan espectaculares, pero seguía moviendo bastante gente. Yo mismo viví algunos de estos derbis a finales de esta década, con Sant Andreu, Europa, Horta, Júpiter y Martinenc. Eran partidos realmente intensos y tensos, con goles, expulsiones, penaltis, y siempre había el típico jugador que montaba el follón, con la típica tangana y provocación al pública. Sin duda, un muy buen recuerdo de aquella época.
Desde aquel momento la duda era saber si alguien podría hacer frente a aquel potencial, pero en esta temporada 1987-88 se atravesó un equipo llamado Palamós. Un conjunto que nunca había jugado en categoría nacional, pero al igual que haría el Mollerussa (y algo parecido a lo que logró el Figueres), se plantaría en muy poco tiempo en Segunda A. En parte se podrá pensar que sacó ventaja de esta época de eliminación de las promociones, y también que esta Tercera había perdido potencial respecto al año anterior, pero nadie le quitó el mérito de superar al principal y absoluto favorito, aunque fuera pidiendo la hora, puesto que el Sant Andreu sufrió algunos problemas en la primera vuelta, mientras el Palamós iba como un torbellino, pero empezó una gran remontada en la segunda vuelta, a la que le faltaron unas pocas jornadas para poder culminar. El pulso final entre ambos por el campeonato y el ascenso fue espectacular, con un gran partido jugado entre los dos en el Narcís Sala, que es uno de mis más antiguos recuerdos del fútbol modesto. El Palamós entrenado por Waldo Ramos, logró finalmente la proeza con jugadores como Retuerto, Boada, García Escribano, Cardona, Ángel o Mercader.
Así pues, en aquella liga los demás casi que no fueran más que simples comparsas. El Badalona fue quinto, mientras que Manlleu y Gramenet se preparaban para vivir las mejores épocas de su historia. Los modestos Esplugues y San Cristóbal lograron la permanencia, al igual que Balaguer, Tortosa, Vic, Banyoles o Reus, dejando el descenso para los tres últimos, Santboià, Gavà y Granollers.
Aprovecho esta temporada para comentar el tema de los derbis de Barcelona. En los años 50 y 60, en donde el fútbol modesto arrastraba mucho más a la masa que ahora, se vivieron derbis apasionantes entre los principales equipos barceloneses. En aquel entonces había estadios que se llenaban con 10.000 personas, y al menos mil venían del equipo contrario, con equipos como Europa, Sant Andreu o Sants. En los setenta, por diversos motivos, se perdió un tanto, pero la Tercera División en los ochenta recuperó estos derbis. Las cifras de público ya no eran tan espectaculares, pero seguía moviendo bastante gente. Yo mismo viví algunos de estos derbis a finales de esta década, con Sant Andreu, Europa, Horta, Júpiter y Martinenc. Eran partidos realmente intensos y tensos, con goles, expulsiones, penaltis, y siempre había el típico jugador que montaba el follón, con la típica tangana y provocación al pública. Sin duda, un muy buen recuerdo de aquella época.
La penúltima temporada (1988-89) de la década de los ochenta no traía ninguna novedad, como ya hemos comentado, en cuanto a la estructura de las categorías. Nuevamente 17 grupos y 17 ascensos por la vía directa, es decir, subía únicamente el campeón, sin ninguna promoción, y los demás nada. Lo cual dejaba situaciones en algunos grupos en que el primer clasificado estaba demasiado destacado, de manera que faltando varias semanas para terminar ya estaba todo sentenciado. Ascendieron Cambados, Sporting Atlético, Laredo, Santurtzi, Girona, Benidorm, Moscardó, Numancia, Estepona, Utrera, Mallorca Atlético, Salud, Orihuela Deportiva, Mérida, Mirandés, Barbastro y Toledo. Pero además de estos, habría dos ascensos más, en cuanto el Badia Cala Millor bajaba a Tercera por deudas, lo cual le daba la oportunidad al subcampeón balear, el Ibiza, de ascender. Y además, el descenso del Barcelona Atletic a Segunda B arrastraba al Amateur a Tercera, de manera que el subcampeón catalán, el Manlleu, también pudo conseguir su plaza de ascenso. En cuanto a las ligas de todos los grupos, el Compostela quedó tercero en Galicia y el Alavés fue subcampeón en el País Vasco, como equipos más destacados.
En Cataluña la duda era quién frenaría a un Sant Andreu más reforzado, en su segundo intento. Pero las cosas no funcionan siempre como uno espera y los problemas se acumularon para el equipo cuatribarrado en la primera vuelta. El cambio en el banquillo (al que llegaba Jaume Creixell, un personaje con mayúsculas en el fútbol modesto catalán), un par de derrotas inesperadas en casa y las dificultades que seguía teniendo en los campos de tierra, como el de la Gramenet, dejaron al equipo en mitad de la tabla al final de la primera vuelta. Y cuando quiso remontar, arrasando a algunos de sus rivales, ya fue demasiado tarde, como ocurrió al año anterior. Y esta temporada aun fue peor puesto que tuvo que conformarse con la tercera posición, y de haber sido subcampeón habría conseguido igualmente el ascenso, por lo que hemos comentado de los filiales azulgrana. Así que segundo intento, segundo fracaso.
El Girona, que venía de Segunda B, fue justo y merecido campeón, haciendo una gran temporada con 62 puntos y 93 goles a favor. Era una excelente plantilla para la categoría, pues contaba con Morales en la portería, Sagués, Sielva, Saló y Juanjo entre la defensa y el mediocampo, y en punta de ataque Cristo, que había hecho grandes temporadas con el Hospitalet, y un jovencito de solo 19 años llamado Delfí Geli, que luego acabaría jugando en Primera con Barça, Albacete, Atlético de Madrid y Alavés. Y por su parte, el Manlleu, era un modesto equipo que solo había jugado unos en Tercera en la década los 60 y que había regresado a la categoría en 1984, aunque sin mucha fortuna aunque lo cierto es que había empezado a frecuentar las primeras posiciones de las clasificación. En esta ocasión, aunque fuera de rebote, conseguiría un histórico ascenso a Segunda B, iniciando así la mejor etapa de su historia, con una base formada por Garrido, Paquito, Abad, Casajoana, Cunill y muy especialmente un delantero llamado Toni Barnils, que era un auténtico tanque. Por detrás de los tres primeros, se clasificaron Blanes, Olot, Reus, los históricos barceloneses de Martinenc, Horta y Júpiter, y el Vilafranca, que se salvaba por poco. Acabarían cayendo a Regional cinco equipos Tortosa, San Cristóbal, Vic, Calella y también el Badalona, que había quedado quinto por la cola.
En Cataluña la duda era quién frenaría a un Sant Andreu más reforzado, en su segundo intento. Pero las cosas no funcionan siempre como uno espera y los problemas se acumularon para el equipo cuatribarrado en la primera vuelta. El cambio en el banquillo (al que llegaba Jaume Creixell, un personaje con mayúsculas en el fútbol modesto catalán), un par de derrotas inesperadas en casa y las dificultades que seguía teniendo en los campos de tierra, como el de la Gramenet, dejaron al equipo en mitad de la tabla al final de la primera vuelta. Y cuando quiso remontar, arrasando a algunos de sus rivales, ya fue demasiado tarde, como ocurrió al año anterior. Y esta temporada aun fue peor puesto que tuvo que conformarse con la tercera posición, y de haber sido subcampeón habría conseguido igualmente el ascenso, por lo que hemos comentado de los filiales azulgrana. Así que segundo intento, segundo fracaso.
El Girona, que venía de Segunda B, fue justo y merecido campeón, haciendo una gran temporada con 62 puntos y 93 goles a favor. Era una excelente plantilla para la categoría, pues contaba con Morales en la portería, Sagués, Sielva, Saló y Juanjo entre la defensa y el mediocampo, y en punta de ataque Cristo, que había hecho grandes temporadas con el Hospitalet, y un jovencito de solo 19 años llamado Delfí Geli, que luego acabaría jugando en Primera con Barça, Albacete, Atlético de Madrid y Alavés. Y por su parte, el Manlleu, era un modesto equipo que solo había jugado unos en Tercera en la década los 60 y que había regresado a la categoría en 1984, aunque sin mucha fortuna aunque lo cierto es que había empezado a frecuentar las primeras posiciones de las clasificación. En esta ocasión, aunque fuera de rebote, conseguiría un histórico ascenso a Segunda B, iniciando así la mejor etapa de su historia, con una base formada por Garrido, Paquito, Abad, Casajoana, Cunill y muy especialmente un delantero llamado Toni Barnils, que era un auténtico tanque. Por detrás de los tres primeros, se clasificaron Blanes, Olot, Reus, los históricos barceloneses de Martinenc, Horta y Júpiter, y el Vilafranca, que se salvaba por poco. Acabarían cayendo a Regional cinco equipos Tortosa, San Cristóbal, Vic, Calella y también el Badalona, que había quedado quinto por la cola.
Última temporada de la década de los ochenta (1989-90) y última temporada en que funcionaba ese sistema de ascenso directo, sin promoción. A partir de la siguiente campaña se implantaría el nuevo sistema, consistente en una promoción en la que iban a participar los cuatro primeros clasificados de cada grupo. Un sistema más complejo pero seguramente más equitativo y que daba más opciones a conjuntos que no tenían la capacidad de ganar sus respectivas ligas. Ascendieron en esta temporada Compostela, Vetusta, Gimnastica de Torrelavega, Deportivo Alavés, Sant Andreu, Torrent, Móstoles, Palencia, Los Boliches, Betis Deportivo, Manacor, Las Palmas Atlético, Yeclano, Extremadura, Izarra, Huesca y Valdepeñas. Aunque el Fuengirola, subcampeón del grupo noveno, también ascendió, debido al descenso del Linares. Lo curioso fue ver cómo en esta temporada hubo dos grupos en la Tercera valenciana, Norte y Sur, de manera que se disputó una final a doble partido entre los dos campeones, Torrent y Oliva, que ganó el primero. Esta temporada, pues, fue la del ascenso de algunos históricos que transitaban por la categoría y también la de algunos equipos que serán protagonistas en los siguientes años de la promoción de ascenso a Segunda A.
En tierras de la gloriosa comunidad catalana se cumplió aquel dicho que dice que a la tercera va la vencida. Gaspart debió pensar que ya estaba bien de perder el ascenso dos años seguidos, así que se fichó a Bueno, que había jugado en Segunda A con el Barça Atletic y el central Purroy, que había jugado con Athletic de Bilbao, Osasuna y Logroñés, además de Cristo del Girona. Unidos a Esteban, López Torres, Hans, Suárez, Modesto, Solsona, Totó y Blanco, formaron un equipo imparable. En cuanto se puso el balón en juego, el Sant Andreu llegó, jugó y arrasó. No encajaron la primera derrota, de las cuatro únicas que acumuló, hasta la segunda vuelta y en febrero ya nadie dudaba de quién iba a ser el campeón y nuevo equipo de Segunda B. Solo algunas lesiones proporcionaron alguna derrota o empate inesperado pero la distancia ya era demasiado grande y en ningún momento de aquella liga hubo ningún equipo que fuera capaz de presentar una verdadera oposición. A falta de tres jornadas para el final se proclamaba campeón, regresando a Segunda B diez años después.
Subcampeón sería finalmente el Barcelona Amateur, un equipo en el que jugaban Pozanco, Lucendo o Tito, entre otros, aunque durante la liga otros equipos como Lloret o Europa fueron los máximos perseguidores del líder, aunque siempre a distancia. El conjunto de Gracia, por cierto, había recuperado la categoría y esta temporada le servía para dejar atrás los años ochenta, que habían sido realmente malos para sus intereses. A pesar de algunos problemas en las siguientes temporadas, en poco tiempo empezaría a situarse como uno de los conjuntos más importantes del grupo catalán de Tercera, jugando numerosas promociones de ascenso. Cuarto clasificado fue el Martinenc, una posición que no lograba desde hacía años. Por detrás quedaron Blanes, Gramenet, Sant Cugat, Igualada, Balaguer o Júpiter entre otros, además del Cristinenc, un equipo que hizo función de filial del Espanyol durante un tiempo. Los descendidos fueron tres el Manresa, que siempre ha sido un clásico en la categoría, el Vilafranca, que aún no era el buen equipo que ha demostrado ser estas últimas temporadas y el Terrassa, que perdía la categoría en la última jornada. El equipo egarense se había convertido en un ir y venir entre Segunda A y Regional.
En tierras de la gloriosa comunidad catalana se cumplió aquel dicho que dice que a la tercera va la vencida. Gaspart debió pensar que ya estaba bien de perder el ascenso dos años seguidos, así que se fichó a Bueno, que había jugado en Segunda A con el Barça Atletic y el central Purroy, que había jugado con Athletic de Bilbao, Osasuna y Logroñés, además de Cristo del Girona. Unidos a Esteban, López Torres, Hans, Suárez, Modesto, Solsona, Totó y Blanco, formaron un equipo imparable. En cuanto se puso el balón en juego, el Sant Andreu llegó, jugó y arrasó. No encajaron la primera derrota, de las cuatro únicas que acumuló, hasta la segunda vuelta y en febrero ya nadie dudaba de quién iba a ser el campeón y nuevo equipo de Segunda B. Solo algunas lesiones proporcionaron alguna derrota o empate inesperado pero la distancia ya era demasiado grande y en ningún momento de aquella liga hubo ningún equipo que fuera capaz de presentar una verdadera oposición. A falta de tres jornadas para el final se proclamaba campeón, regresando a Segunda B diez años después.
Subcampeón sería finalmente el Barcelona Amateur, un equipo en el que jugaban Pozanco, Lucendo o Tito, entre otros, aunque durante la liga otros equipos como Lloret o Europa fueron los máximos perseguidores del líder, aunque siempre a distancia. El conjunto de Gracia, por cierto, había recuperado la categoría y esta temporada le servía para dejar atrás los años ochenta, que habían sido realmente malos para sus intereses. A pesar de algunos problemas en las siguientes temporadas, en poco tiempo empezaría a situarse como uno de los conjuntos más importantes del grupo catalán de Tercera, jugando numerosas promociones de ascenso. Cuarto clasificado fue el Martinenc, una posición que no lograba desde hacía años. Por detrás quedaron Blanes, Gramenet, Sant Cugat, Igualada, Balaguer o Júpiter entre otros, además del Cristinenc, un equipo que hizo función de filial del Espanyol durante un tiempo. Los descendidos fueron tres el Manresa, que siempre ha sido un clásico en la categoría, el Vilafranca, que aún no era el buen equipo que ha demostrado ser estas últimas temporadas y el Terrassa, que perdía la categoría en la última jornada. El equipo egarense se había convertido en un ir y venir entre Segunda A y Regional.
Empiezan los noventa y lo hacen con cambios importantes puesto que se acaban los ascensos directos y se inicia con este nuevo sistema que ha perdurado hasta el día de hoy, aunque sabemos que ha habido cambios. El sistema se basa en clasificar a los cuatro primeros de cada grupo para la promoción de ascenso, aunque aquel primer modelo se basaba en una liguilla, en la cual se reunían un primer clasificado, un segundo, un tercero y un cuarto, todos de grupos diferentes y por ámbito geográfico. Por ejemplo a Cataluña le tocaba jugar contra la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares. En el caso de los valencianos, al tener dos grupos, entraban los dos primeros de cada uno de los grupos, y en el caso de los canarios jugaban la liguilla entre ellos, primero porque el número de grupos de Tercera era impar (17), de manera que quedaba un grupo descolgado y también por cuestión de desplazamiento. En mi opinión, no cabe duda que hacía falta la implantación de algún tipo de promoción, pues no estoy de acuerdo con el ascenso directo. También creo que era justo que la promoción se ampliara hasta cuatro equipos, y no solo dos como ocurría en los ochenta, pero también era evidente que aquel sistema de liguilla no acabaría de agradar y crearía situaciones complicadas, como cuando un equipo perdía ya los dos o tres primeros partidos y se quedaba sin opciones alterando un tanto el resto de los resultados de ahí al final. Por otra parte, el jugar siempre entre las mismas comunidades acabaría siendo tedioso y sin olvidarnos que no dejaba de ser un agravio comparativo el hecho que los equipos canarios jugaran entre ellos.
En esta temporada 1990-91 fueron campeones Lalín, Caudal de Mieres, Pontejos, Hernani, Balaguer, Sueca, Oliva, Real Madrid C, Valladolid Promesas, Marbella, Cádiz B, Playa de Calviá, Realejos, Roldán, Don Benito, Tudelano, Fraga y Talavera, pero como, ya ha quedado dicho, tuvieron igualmente que batirse el cobre en la promoción. Finalmente, los equipos ascendidos fueron Fabril Deportivo, Lalín, Mosconia, Valladolid Promesas, Fraga, Logroñés Promesas, Hernani, Tudelano, Gimnastic de Tarragona, Oliva, Villarreal, Roldán, Marbella, Polideportivo Ejido, Portuense, Real Jaén y Maspalomas. El que también ascendió, al final, fue el Villanovense, debido al descenso del Ceuta, por impagos. Así pues, este nuevo sistema abrió opciones a más equipos, no solo equipos más modestos que tenían la oportunidad de hacer una buena temporada, quedar terceros o cuartos y vivir la experiencia de una promoción, sino también a otros más potentes que en la liga no habían estado tan acertados. Un ejemplo sería el Real Jaén, que acabó cuarto en la fase regular a trece puntos del líder pero ascendió al ser líder del grupo D4 de la promoción (los grupos se dividieron con letra y número).
En esta temporada 1990-91 fueron campeones Lalín, Caudal de Mieres, Pontejos, Hernani, Balaguer, Sueca, Oliva, Real Madrid C, Valladolid Promesas, Marbella, Cádiz B, Playa de Calviá, Realejos, Roldán, Don Benito, Tudelano, Fraga y Talavera, pero como, ya ha quedado dicho, tuvieron igualmente que batirse el cobre en la promoción. Finalmente, los equipos ascendidos fueron Fabril Deportivo, Lalín, Mosconia, Valladolid Promesas, Fraga, Logroñés Promesas, Hernani, Tudelano, Gimnastic de Tarragona, Oliva, Villarreal, Roldán, Marbella, Polideportivo Ejido, Portuense, Real Jaén y Maspalomas. El que también ascendió, al final, fue el Villanovense, debido al descenso del Ceuta, por impagos. Así pues, este nuevo sistema abrió opciones a más equipos, no solo equipos más modestos que tenían la oportunidad de hacer una buena temporada, quedar terceros o cuartos y vivir la experiencia de una promoción, sino también a otros más potentes que en la liga no habían estado tan acertados. Un ejemplo sería el Real Jaén, que acabó cuarto en la fase regular a trece puntos del líder pero ascendió al ser líder del grupo D4 de la promoción (los grupos se dividieron con letra y número).
En cuanto a Cataluña el inicio de los noventa supuso un cambio en cuanto a los equipos que frecuentaron tanto la liga como, en parte, la promoción de ascenso. Tanto en esta como en las siguientes temporadas iban a aparecer nuevos protagonistas, pues muchos de los clubes más fuertes e históricos vivieron una buena época en Segunda A y Segunda B. Lógicamente las, pocas, ocasiones en que esos clubes caían a Tercera se encontraban generalmente en los primeros puestos, como también los filiales, pero, como digo, vamos a ver caras nuevas. Y las primeras llegarían en esta misma temporada 1990-91 pues iba a ser campeón el Balaguer, un modesto conjunto de Lleida que nunca antes había pasado del quinto puesto en Tercera, y que a partir de este año llegará a jugar hasta cuatro promociones de ascenso a Segunda B, aunque no conseguirá superar ninguna. Sin duda, fue una sorpresa, en cuanto el principal favorito era el Gimnastic de Tarragona, y de hecho, sería precisamente el único de los cuatro catalanes que conseguiría el ascenso, ganando cinco de los seis partidos en disputa, en un grupo en donde también estaban Playas de Calviá, Denia y Mar Menor. El Balaguer, por su parte, quedó segundo en el suyo, pues fue superado por el Villarreal, aunque sin duda era algo histórico para el conjunto de Lleida el vivir esta experiencia.
Tercero en la liga fue el Banyoles, en una de las mejores temporadas de su historia, aunque en la promoción quedó el último. Cuarto el Roda de Barà de Tarragona, que acababa de llegar de Regional, y también perdió cualquier opción de ascenso. Ese club, por cierto, sería presidido por un tiempo por el periodista Luis del Olmo. Y quinto fue el Vilobí de Girona, otro recién llegado, que también estará en Tercera durante varias temporadas. Así pues, nuevos protagonistas que entraban con fuerza en la categoría, aunque lo cierto es que la mayoría de estos equipos, como veremos, cuando llegaban la hora de la promoción parecía que se amilanaban, como si vieran demasiado grande la proeza de conseguir el ascenso a Segunda B. También podía contar el hecho que fueran, en principio, conjuntos sin tanto potencial y con jugadores con menor experiencia en esa clase de partidos. De esta manera quedaban por detrás los clásicos de la categoría, como Martinenc, Blanes, Barcelona Amateur, Tortosa, Olot, Júpiter o el Europa, que en esta ocasión tuvo una temporada realmente mediocre quedando mucho más cerca de la zona de descenso que de la parte alta de la tabla. En cuanto al descenso, cayeron el Esplugues, el Reus, que era un club inestable en cuanto a épocas buenas y malas, y también el Lloret, que ponía punto y final a su buena trayectoria en Tercera, y del que ya nada más se ha vuelto a saber en categoría nacional hasta la fecha.
Tercero en la liga fue el Banyoles, en una de las mejores temporadas de su historia, aunque en la promoción quedó el último. Cuarto el Roda de Barà de Tarragona, que acababa de llegar de Regional, y también perdió cualquier opción de ascenso. Ese club, por cierto, sería presidido por un tiempo por el periodista Luis del Olmo. Y quinto fue el Vilobí de Girona, otro recién llegado, que también estará en Tercera durante varias temporadas. Así pues, nuevos protagonistas que entraban con fuerza en la categoría, aunque lo cierto es que la mayoría de estos equipos, como veremos, cuando llegaban la hora de la promoción parecía que se amilanaban, como si vieran demasiado grande la proeza de conseguir el ascenso a Segunda B. También podía contar el hecho que fueran, en principio, conjuntos sin tanto potencial y con jugadores con menor experiencia en esa clase de partidos. De esta manera quedaban por detrás los clásicos de la categoría, como Martinenc, Blanes, Barcelona Amateur, Tortosa, Olot, Júpiter o el Europa, que en esta ocasión tuvo una temporada realmente mediocre quedando mucho más cerca de la zona de descenso que de la parte alta de la tabla. En cuanto al descenso, cayeron el Esplugues, el Reus, que era un club inestable en cuanto a épocas buenas y malas, y también el Lloret, que ponía punto y final a su buena trayectoria en Tercera, y del que ya nada más se ha vuelto a saber en categoría nacional hasta la fecha.
Segunda temporada de la década de los noventa, 1991-92, y segunda en que funcionó ese mismo sistema de promoción de liguilla. La novedad fue el descenso masivo a Regional en los dos grupos de la Comunidad Valenciana, pues a la temporada siguiente se fusionaban en uno solo. Fueron campeones Racing de Ferrol, Lealtad, Escobedo, Real Unión Club, Gramenet, Valencia B, Eldense, Real Madrid C, Bembibre, Vélez, Sevilla B, Ibiza, Las Palmas B, Beniel, Plasencia, Calahorra, Endesa Andorra y Toledo. Y tras las seis jornadas de la liguilla, ascendieron Aranjuez, Racing de Ferrol, Celta Turista, Alcalá, Elgoibar, Beasain, Endesa Andorra, Izarra Estella, Valencia B, Llíria, Horadada, Ibiza, San Roque, Écija, Toledo, Sevilla B y Mensajero, aunque al final también ascendió el Cacereño, debido a que el Málaga no completó su conversión en Sociedad Anónima. A destacar los tres ascensos conseguidos por equipos valencianos y la presencia del Toledo, que en solo tres años estuvo cerca de pasar de Tercera a Primera.
En Cataluña, en esta temporada seguíamos con la presencia de nuevos conjuntos siendo protagonistas, aunque estas caras nuevas, que respondían a clubes con menos historia y potencial se convertía, en la mayoría de los casos en fracasos en el play-off de ascenso, de hecho, este año no subió ningún catalán a Segunda B. Aunque dentro de esas caras nuevas habría un gran protagonista, que no era otro que la UDA Gramenet (la Grama, para los amigos). El equipo de la ciudad de Santa Coloma, situada en el núcleo urbano de Barcelona, solo separada de la ciudad por el río Besós (el nombre completo de la ciudad es Santa Coloma de Gramenet, de ahí el nombre del club) había sido desde siempre un equipo de Regional que había sacado la cabeza en Tercera únicamente unos pocos años en la década de los sesenta. Pero en 1984 un personaje llamado Antonio Morales cogió la presidencia de la entidad. Su propósito era convertir aquel humilde equipo que jugaba en un campo infame, situado en el barrio del Fondo, cerca de Badalona, en un club importante en el futbol catalán, llevándolo a Segunda A. Aquel terreno de juego de tierra, por cierto, se convertía en una ratonera para los rivales, con un público muy entregado, apasionado y fiel, como en el sur (durante muchos años Santa Coloma fue una ciudad habitada en su mayoría por andaluces, así que gran parte de los socios y aficionados de la Gramenet eran andaluces, como el propio Morales). En los primeros años solo consiguió subirlo a Tercera y mantenerlo, pero a inicios de los noventa, la máquina empezó a engrasarse y dio sus primeros pasos precisamente en esta temporada 1991-92 en la que la Gramenet se proclamó campeón de liga de Tercera.
Así que esta campaña iba a empezar la época más importante de este equipo (haciendo grandes campañas en la copa y jugando play-offs de acenso a Segunda A), un conjunto, por cierto, que actualmente está hundido en Segunda Catalana y desahuciado de su estadio (Municipal de Can Peixauet que se inauguraría a mediados de los noventa), y de su ciudad, puesto hacia el 2010 se hundió, de manera que la FE Grama que el año pasado jugó en Tercera es otro club diferente, impulsado precisamente por Antonio Morales. Pero regresando a esta temporada 1991-92, el equipo ya tenía a jugadores que marcarían esta época como el defensa Carmona o el delantero Romero. La Gramenet fue campeón con un solo punto por delante del Balaguer, que volvió a hacer una temporada sensacional marcando nada menos que 87 goles. Pero como ha quedado dicho, ambos perdieron el ascenso, aunque por poco, de hecho al equipo de Lleida se le escapó únicamente por el goal average particular ante el Horadada. Tercero en la liga y también, por tanto, promocionista, fue el Júpiter, un equipo histórico pero siempre modesto, pero que vivió unas buenas temporadas en los noventa. Y cuarto era el Premià, otra de las novedades de la categoría en esta época, aunque este conjunto sí que conseguiría llegar a Segunda B pero no en esta temporada. Por detrás encontrábamos al segundo filial del Barça, ya llamado Barcelona C, además de Blanes, Granollers, Igualada, Manresa, Tortosa, Martinenc o el Europa, que hizo una temporada más que mala y estuvo a punto de irse a Regional. El descenso fue para Banyoles, Horta, Olot y Sant Cugat.
En Cataluña, en esta temporada seguíamos con la presencia de nuevos conjuntos siendo protagonistas, aunque estas caras nuevas, que respondían a clubes con menos historia y potencial se convertía, en la mayoría de los casos en fracasos en el play-off de ascenso, de hecho, este año no subió ningún catalán a Segunda B. Aunque dentro de esas caras nuevas habría un gran protagonista, que no era otro que la UDA Gramenet (la Grama, para los amigos). El equipo de la ciudad de Santa Coloma, situada en el núcleo urbano de Barcelona, solo separada de la ciudad por el río Besós (el nombre completo de la ciudad es Santa Coloma de Gramenet, de ahí el nombre del club) había sido desde siempre un equipo de Regional que había sacado la cabeza en Tercera únicamente unos pocos años en la década de los sesenta. Pero en 1984 un personaje llamado Antonio Morales cogió la presidencia de la entidad. Su propósito era convertir aquel humilde equipo que jugaba en un campo infame, situado en el barrio del Fondo, cerca de Badalona, en un club importante en el futbol catalán, llevándolo a Segunda A. Aquel terreno de juego de tierra, por cierto, se convertía en una ratonera para los rivales, con un público muy entregado, apasionado y fiel, como en el sur (durante muchos años Santa Coloma fue una ciudad habitada en su mayoría por andaluces, así que gran parte de los socios y aficionados de la Gramenet eran andaluces, como el propio Morales). En los primeros años solo consiguió subirlo a Tercera y mantenerlo, pero a inicios de los noventa, la máquina empezó a engrasarse y dio sus primeros pasos precisamente en esta temporada 1991-92 en la que la Gramenet se proclamó campeón de liga de Tercera.
Así que esta campaña iba a empezar la época más importante de este equipo (haciendo grandes campañas en la copa y jugando play-offs de acenso a Segunda A), un conjunto, por cierto, que actualmente está hundido en Segunda Catalana y desahuciado de su estadio (Municipal de Can Peixauet que se inauguraría a mediados de los noventa), y de su ciudad, puesto hacia el 2010 se hundió, de manera que la FE Grama que el año pasado jugó en Tercera es otro club diferente, impulsado precisamente por Antonio Morales. Pero regresando a esta temporada 1991-92, el equipo ya tenía a jugadores que marcarían esta época como el defensa Carmona o el delantero Romero. La Gramenet fue campeón con un solo punto por delante del Balaguer, que volvió a hacer una temporada sensacional marcando nada menos que 87 goles. Pero como ha quedado dicho, ambos perdieron el ascenso, aunque por poco, de hecho al equipo de Lleida se le escapó únicamente por el goal average particular ante el Horadada. Tercero en la liga y también, por tanto, promocionista, fue el Júpiter, un equipo histórico pero siempre modesto, pero que vivió unas buenas temporadas en los noventa. Y cuarto era el Premià, otra de las novedades de la categoría en esta época, aunque este conjunto sí que conseguiría llegar a Segunda B pero no en esta temporada. Por detrás encontrábamos al segundo filial del Barça, ya llamado Barcelona C, además de Blanes, Granollers, Igualada, Manresa, Tortosa, Martinenc o el Europa, que hizo una temporada más que mala y estuvo a punto de irse a Regional. El descenso fue para Banyoles, Horta, Olot y Sant Cugat.
Para la temporada 1992-93 seguimos con el mismo proceso, aunque ahora ya tenemos realmente 17 grupos en cuanto los dos grupos valencianos se han fusionado en uno. Así pues, serán 17 ascensos a Segunda B, teniendo en cuenta que los canarios juegan entre sí, de manera que tienen un ascenso asegurado, aunque al mismo tiempo nunca más de ese uno. Los campeones fueron Arosa, Caudal Deportivo, Escobedo, Real Unión Club, Premià, Pinoso, Fuenlabrada, Zamora, At.Malagueño, Cortegana, Manacor, Realejos, Cieza, Moralo, Peña Sport, Huesca y Talavera. Tras finalizar la promoción consiguen ascender Langreo, Arosa, San Sebastián de los Reyes, Real Madrid C, Touring, Utebo, Real Unión de Irún, Bermeo, Gramenet, Premià, Manacor, Cieza, At.Malagueño, Almería, Talavera, Mármol Macael y Realejos. Finalmente, también ascendieron Rubí y Santa Eulalia, debido a los descensos administrativos de Sabadell y el Ibiza.
En las gloriosas tierras de mi querida Cataluña fue una temporada de pleno éxito, pues fueron tres equipos los que alcanzaron la Segunda B, aunque uno de ellos de rebote. Y precisamente eran tres equipos de la nueva hornada, que nunca antes habían jugado por encima de Tercera. Y curiosamente tres equipos que a día de hoy, en el año 2020, están desaparecidos de la categoría nacional, compitiendo entre Primera y Segunda Catalana. Pero aquella fue su época, aunque lo cierto es que tanto Premià como Rubí estarían pocos años en Segunda B (tan pocos como solo uno el Rubí y cuatro el Premià). Aquella liga 1992-93 fue realmente competida, quizá algunos piensen que por lo bajo, pues ningún equipo alcanzó los 50 puntos y los cinco primeros terminaron en un pañuelo de solo dos puntos. Campeón fue el Premià en una campaña histórica en su historial, aunque fue, como digo, por los pelos. Entre el segundo y el quinto hubo un cuádruple empate, que favoreció a la Gramenet, siendo subcampeón, el Rubí tercero y el Júpiter cuarto, quedando fuera el Martinenc. Tanto Gramenet como Premià hicieron un play-off memorable ganando casi todos los partidos, mientras que el Rubí quedó segundo detrás del Manacor pero finalmente ascendido de todas maneras, como ya he explicado. El Júpiter, en cambio, se vio superado por el Cieza, y no pudo acompañar a los tres catalanes.
En cuanto a la liga, regresaba a la categoría el Terrassa después de dos años en el infierno, y habiendo estrenado, por cierto la Primera Catalana, y es que en Cataluña antes de que las categorías regionales pasaran a llamarse Catalana (Primera Regional, Segunda Regional, etc, y ahora es Primera Catalana, Segunda Catalana, etc) se creó la ya llamada por entonces Primera Catalana, que se situaba entre la Tercera y la Regional Preferente. Pero el regreso de los egarenses tampoco fue un triunfo directo, puesto que terminaron séptimos, es decir, sin promoción de ascenso. Tampoco pudo lograrlo el Balaguer, finalmente octavo y aún menos el Barcelona C, en mitad de la tabla. Cristinenc y Roda de Barà aguantaban en la categoría, al igual que Granollers, Igualada y Vilobí. El Europa, por su parte, seguía sufriendo en la parte media baja de la tabla, mientras que finalmente fueron Manresa y Mollerussa los descendidos. Por cierto, el equipo de Lleida, como ya dije, acabaría pasando de Segunda A a Regional casi tan rápido de como había hecho el camino inverso, y desde este año de 1993 nada se ha vuelto a saber de este equipo en categoría nacional.
En las gloriosas tierras de mi querida Cataluña fue una temporada de pleno éxito, pues fueron tres equipos los que alcanzaron la Segunda B, aunque uno de ellos de rebote. Y precisamente eran tres equipos de la nueva hornada, que nunca antes habían jugado por encima de Tercera. Y curiosamente tres equipos que a día de hoy, en el año 2020, están desaparecidos de la categoría nacional, compitiendo entre Primera y Segunda Catalana. Pero aquella fue su época, aunque lo cierto es que tanto Premià como Rubí estarían pocos años en Segunda B (tan pocos como solo uno el Rubí y cuatro el Premià). Aquella liga 1992-93 fue realmente competida, quizá algunos piensen que por lo bajo, pues ningún equipo alcanzó los 50 puntos y los cinco primeros terminaron en un pañuelo de solo dos puntos. Campeón fue el Premià en una campaña histórica en su historial, aunque fue, como digo, por los pelos. Entre el segundo y el quinto hubo un cuádruple empate, que favoreció a la Gramenet, siendo subcampeón, el Rubí tercero y el Júpiter cuarto, quedando fuera el Martinenc. Tanto Gramenet como Premià hicieron un play-off memorable ganando casi todos los partidos, mientras que el Rubí quedó segundo detrás del Manacor pero finalmente ascendido de todas maneras, como ya he explicado. El Júpiter, en cambio, se vio superado por el Cieza, y no pudo acompañar a los tres catalanes.
En cuanto a la liga, regresaba a la categoría el Terrassa después de dos años en el infierno, y habiendo estrenado, por cierto la Primera Catalana, y es que en Cataluña antes de que las categorías regionales pasaran a llamarse Catalana (Primera Regional, Segunda Regional, etc, y ahora es Primera Catalana, Segunda Catalana, etc) se creó la ya llamada por entonces Primera Catalana, que se situaba entre la Tercera y la Regional Preferente. Pero el regreso de los egarenses tampoco fue un triunfo directo, puesto que terminaron séptimos, es decir, sin promoción de ascenso. Tampoco pudo lograrlo el Balaguer, finalmente octavo y aún menos el Barcelona C, en mitad de la tabla. Cristinenc y Roda de Barà aguantaban en la categoría, al igual que Granollers, Igualada y Vilobí. El Europa, por su parte, seguía sufriendo en la parte media baja de la tabla, mientras que finalmente fueron Manresa y Mollerussa los descendidos. Por cierto, el equipo de Lleida, como ya dije, acabaría pasando de Segunda A a Regional casi tan rápido de como había hecho el camino inverso, y desde este año de 1993 nada se ha vuelto a saber de este equipo en categoría nacional.
Sin novedades en el frente, fueron campeones en esta nueva temporada 1993-94 Bergantiños, Caudal Deportivo, Noja, Amurrio, Sabadell, Pinoso, Aranjuez, Laguna, Polideportivo Almería, Betis B, Mallorca B, Orotava, Águilas, Cristian Lay, Peña Sport, Huesca y Manchego. A destacar los impresionantes números en Extremadura del equipo del Cristian Lay, al que no tengo el gusto de conocer (he consultado en google y entiendo que fue otra denominación que tuvo el Jerez de los Caballeros) que fue campeón con 66 puntos y 128 goles a favor, pero resulta que perdió la promoción quedando el último en su grupo. Después de la correspondiente disputa de la promoción, ascendieron Aranjuez, Fuenlabrada, Móstoles, Moscardó, Gernika, Zaragoza B, Amurrio, Casetas, Europa, Sabadell, Terrassa, Ontinyent, Betis B, Polideportivo Almería, Manchego, San Fernando y Corralejo. Triunfaron los catalanes, con tres ascensos, y sobre todo los madrileños, que hicieron pleno, algo que ha debido ocurrir pocas veces. Aunque también ascendió el Hullera, debido al descenso administrativo del Real Burgos.
En Cataluña, como ya ha quedado dicho, aparecieron a partir de 1990 nuevos protagonistas (Balaguer, Gramenet, Roda de Barà, Vilobí, Júpiter, Martinenc o Premià, que más tarde serán sustituidos por los Tàrrega, Badaloní, Mataró, Cornellà, Vilanova, Santboià, Gavà, Olot, Llagostera, Ascó, Peralada, Pobla de Mafumet, Montañesa, Vilafranca o Prat) que coparán los puestos de promoción y algunos de ellos hasta conseguirán el ascenso a Segunda B, pero en estos treinta años se ha mantenido siempre la misma tónica, o el mismo patrón, y es que siempre que los grandes del fútbol modesto catalán (Girona, Sabadell, Terrassa, Badalona, Hospitalet y Sant Andreu, además de los filiales de Espanyol y Barça) han caído a Tercera (a los que hay que añadir el Europa, que no ha caído a Tercera básicamente porque casi siempre ha estado en Tercera) entonces los primeros no tendrán nada que hacer, con alguna excepción como el Reus. Así es la vida. Los ricos y los pobres. Los grandes y los pequeños.
Y esto es lo que ocurrió en esta temporada 1993-94. El Sabadell venía de Segunda A, el Terrassa se encontraba en un momento de su particular montaña rusa en el que tocaba ir hacia arriba, el Barça decidió que era hora de volver a potenciar sus filiales para estar lo más arriba posible, y el Europa, que después de quince años de penurias, empezó a convertirse en uno de los jefes de esta liga. Estos fueron, pues, los cuatro equipos que jugaron la promoción, de manera que el Balaguer tuvo que conformarse con la quinta plaza y por detrás quedaron los Martinenc, Vilobí, Cristinenc, Júpiter, Igualada, Tortosa, Roda de Barà, o el Sants, que sacó la cabeza en Tercera en estos años, aunque sería por poco tiempo. Los descendidos fueron Olot, Palafrugell y Blanes.
El campeonato se disputó en un gran duelo de los equipos del Vallés, Sabadell y Terrassa. Siempre enfrentados, vivirían durante décadas y en diferentes categorías, duelos tremendos, muchas veces rodeados por la polémica. Ambos ya jugaban en sus remodelados estadios, la Nova Creu Alta y el Olimpic, respectivamente. Empataron sus respectivos encuentros, así que la cosa se decidió por un solo punto, consiguiendo el primer puesto el Sabadell. Tercero fue el Barcelona C, que fue el único de los catalanes en no conseguir el ascenso, al ser superado por Ontinyent y Águilas. Y cuarto fue el Europa, que logró el ascenso superando al Pinoso, aunque cabe decir que sería el único ascenso a Segunda B de los de Gracia, y la siguiente la temporada, la única que ha jugado este equipo en la citada categoría, hasta la fecha.
En Cataluña, como ya ha quedado dicho, aparecieron a partir de 1990 nuevos protagonistas (Balaguer, Gramenet, Roda de Barà, Vilobí, Júpiter, Martinenc o Premià, que más tarde serán sustituidos por los Tàrrega, Badaloní, Mataró, Cornellà, Vilanova, Santboià, Gavà, Olot, Llagostera, Ascó, Peralada, Pobla de Mafumet, Montañesa, Vilafranca o Prat) que coparán los puestos de promoción y algunos de ellos hasta conseguirán el ascenso a Segunda B, pero en estos treinta años se ha mantenido siempre la misma tónica, o el mismo patrón, y es que siempre que los grandes del fútbol modesto catalán (Girona, Sabadell, Terrassa, Badalona, Hospitalet y Sant Andreu, además de los filiales de Espanyol y Barça) han caído a Tercera (a los que hay que añadir el Europa, que no ha caído a Tercera básicamente porque casi siempre ha estado en Tercera) entonces los primeros no tendrán nada que hacer, con alguna excepción como el Reus. Así es la vida. Los ricos y los pobres. Los grandes y los pequeños.
Y esto es lo que ocurrió en esta temporada 1993-94. El Sabadell venía de Segunda A, el Terrassa se encontraba en un momento de su particular montaña rusa en el que tocaba ir hacia arriba, el Barça decidió que era hora de volver a potenciar sus filiales para estar lo más arriba posible, y el Europa, que después de quince años de penurias, empezó a convertirse en uno de los jefes de esta liga. Estos fueron, pues, los cuatro equipos que jugaron la promoción, de manera que el Balaguer tuvo que conformarse con la quinta plaza y por detrás quedaron los Martinenc, Vilobí, Cristinenc, Júpiter, Igualada, Tortosa, Roda de Barà, o el Sants, que sacó la cabeza en Tercera en estos años, aunque sería por poco tiempo. Los descendidos fueron Olot, Palafrugell y Blanes.
El campeonato se disputó en un gran duelo de los equipos del Vallés, Sabadell y Terrassa. Siempre enfrentados, vivirían durante décadas y en diferentes categorías, duelos tremendos, muchas veces rodeados por la polémica. Ambos ya jugaban en sus remodelados estadios, la Nova Creu Alta y el Olimpic, respectivamente. Empataron sus respectivos encuentros, así que la cosa se decidió por un solo punto, consiguiendo el primer puesto el Sabadell. Tercero fue el Barcelona C, que fue el único de los catalanes en no conseguir el ascenso, al ser superado por Ontinyent y Águilas. Y cuarto fue el Europa, que logró el ascenso superando al Pinoso, aunque cabe decir que sería el único ascenso a Segunda B de los de Gracia, y la siguiente la temporada, la única que ha jugado este equipo en la citada categoría, hasta la fecha.
La nueva temporada 1994-95 vino convulsa por todo el follón que se montó con Celta y Sevilla. La decisión salomónica final de aceptar de nuevo a ambos equipos en Primera, provocó unas decisiones en cascada, de manera que Leganés B y Gáldar, pese a no haber conseguido el ascenso en el terreno de juego, fueron ascendidos a Segunda B. También ascendieron Gavà y Lorca por los descensos administrativos de Palamós y Cartagena. Fueron campeones este año Endesa As Pontes, Caudal Deportivo, Racing B, Aurrerá de Vitoria, Espanyol B, Gandía, Santa Ana, Cultural Leonesa, Málaga, Pozoblanco, Mallorca B, Estrella, Lorca, Don Benito, Calahorra, Endesa Andorra y Hellín Deportivo. Y después de la liguilla de ascenso, subieron Deportivo B, Endesa As Pontes, Cultural Leonesa, Santa Ana, Huesca, Cultural Durango, Endesa Andorra, Aurrerá Vitoria, Barcelona C, Espanyol B, Novelda, Mallorca B, San Pedro, Málaga, Utrera, Vélez y Salud.
En mi tierra este fue el año en que empezaron a explotar los filiales, especialmente el del Espanyol, puesto que los pericos no tenían filial hasta este momento, de manera que habían ejercido esa función equipos como Hospitalet o Cristinenc (y en décadas anteriores lo que hacía el Espanyol era firmar acuerdos de colaboración con otros clubes en donde les daba una aportación económica al mismo tiempo en que les prestaba numerosos jugadores para que se fueran fogueando). De hecho, precisamente el nacimiento del Espanyol B se produce por la absorción definitiva del Cristinenc por parte del club blanquiazul, que da lugar al cambio de nombre (aunque antes el equipo de Santa Cristina d’Aro ya se había hecho llamar Cristinenc Espanyol). Antes de crearse la ciudad deportiva en Sant Adrià, que es donde juega actualmente, el Espanyol B jugaría en el campo de La Caixa y en el Parc del Migdia, en la montaña de Montjuic. Los pericos, en su estreno, fueron campeones, con solo dos derrotas encajadas. El equipo estaba entrenado por Paco Flores, con jugadores como Amaya, Uceda, Macanás o Edel.
Y, como he comentado en la temporada anterior, cuantos menos clubes potentes e históricos haya en la categoría, más espacio habrá para los menos históricos, así que en esta temporada estos últimos se combinaron en los primeros puestos con los filiales. De manera que subcampeón fue el Tàrrega, que no alcanzó la Segunda B pero vivió sus mejores momentos en estos años. Tercero sería el Barcelona C, que contaba con Juan Carlos Moreno, Mingo, Setvalls, Xavi Moro y Javi Moreno, el más tarde jugador de Alavés y Milán, entre otros. Y el último clasificado catalán para el play-off fue el Vilobí, que al igual que el Tàrrega, tampoco consiguió el ascenso, aunque lo cierto es que lo perdió únicamente por el goal average ante el Mallorca B. Los dos filiales, en cambio, sí que fueron campeones de sus respectivos grupos. Pero al final hubo un tercer ascenso catalán, en cuanto el Palamós fue descendido, por impagos a Tercera (había bajado en el terreno de juego a Segunda B) dando así por finalizada la mejor etapa de su historia, la cual empezaba para el Gavà, que fue el equipo que aceptó la plaza, después de la renuncia de Tàrrega, Vilobí y Horta. En cuanto al resto del grupo catalán consiguieron la permanencia los Balaguer, Roda de Barà, Júpiter, Sants, Tortosa, Banyoles o Rubí, bajando el Badalona, que pasaba por malos momentos, el Martinenc y también el Reus, un equipo que en esta temporada hizo un enorme ridículo, al quedar el último, con solo seis puntos, una única victoria en todo el campeonato y 99 goles encajados.
En mi tierra este fue el año en que empezaron a explotar los filiales, especialmente el del Espanyol, puesto que los pericos no tenían filial hasta este momento, de manera que habían ejercido esa función equipos como Hospitalet o Cristinenc (y en décadas anteriores lo que hacía el Espanyol era firmar acuerdos de colaboración con otros clubes en donde les daba una aportación económica al mismo tiempo en que les prestaba numerosos jugadores para que se fueran fogueando). De hecho, precisamente el nacimiento del Espanyol B se produce por la absorción definitiva del Cristinenc por parte del club blanquiazul, que da lugar al cambio de nombre (aunque antes el equipo de Santa Cristina d’Aro ya se había hecho llamar Cristinenc Espanyol). Antes de crearse la ciudad deportiva en Sant Adrià, que es donde juega actualmente, el Espanyol B jugaría en el campo de La Caixa y en el Parc del Migdia, en la montaña de Montjuic. Los pericos, en su estreno, fueron campeones, con solo dos derrotas encajadas. El equipo estaba entrenado por Paco Flores, con jugadores como Amaya, Uceda, Macanás o Edel.
Y, como he comentado en la temporada anterior, cuantos menos clubes potentes e históricos haya en la categoría, más espacio habrá para los menos históricos, así que en esta temporada estos últimos se combinaron en los primeros puestos con los filiales. De manera que subcampeón fue el Tàrrega, que no alcanzó la Segunda B pero vivió sus mejores momentos en estos años. Tercero sería el Barcelona C, que contaba con Juan Carlos Moreno, Mingo, Setvalls, Xavi Moro y Javi Moreno, el más tarde jugador de Alavés y Milán, entre otros. Y el último clasificado catalán para el play-off fue el Vilobí, que al igual que el Tàrrega, tampoco consiguió el ascenso, aunque lo cierto es que lo perdió únicamente por el goal average ante el Mallorca B. Los dos filiales, en cambio, sí que fueron campeones de sus respectivos grupos. Pero al final hubo un tercer ascenso catalán, en cuanto el Palamós fue descendido, por impagos a Tercera (había bajado en el terreno de juego a Segunda B) dando así por finalizada la mejor etapa de su historia, la cual empezaba para el Gavà, que fue el equipo que aceptó la plaza, después de la renuncia de Tàrrega, Vilobí y Horta. En cuanto al resto del grupo catalán consiguieron la permanencia los Balaguer, Roda de Barà, Júpiter, Sants, Tortosa, Banyoles o Rubí, bajando el Badalona, que pasaba por malos momentos, el Martinenc y también el Reus, un equipo que en esta temporada hizo un enorme ridículo, al quedar el último, con solo seis puntos, una única victoria en todo el campeonato y 99 goles encajados.
La temporada 1995-96 fue la de la llegada de los tres puntos. Ese sistema que funcionaba en Inglaterra y que a nosotros se nos hacía tan extraño, acabó llegando a nuestra liga, así que olvidamos para siempre aquello de los positivos y los negativos, que en realidad no servía para nada, y por extraño que pareciera al principio, nos acostumbramos rápido a esto de sumar de tres en tres. Consiguieron el título de campeón Cerceda, Real Titánico, Gimnastica, Zalla Unión Club, Tàrrega, Llíria, Rayo Majadahonda, Laguna, Polideportivo Ejido, San Fernando, Sóller, Corralejo, Real Murcia, Cacereño, Calahorra, Zaragoza B y Tomelloso. Y después de la correspondiente promoción, ascendieron Real Oviedo B, Carabanchel, Celta B, Marino de Luanco, Gimnastica, Gernika, Zaragoza B, Zalla, Gandía, Mar Menor, Llíria, Real Murcia, Manchego, Polideportivo Ejido, Cacereño, Guadix y Realejos.
En las tierras catalanas, esta posiblemente fue una de las ligas más flojas que se recuerdan, a pesar de la llegada desde categorías superiores de Palamós, Europa, Girona y Premià. No lo sería porque los filiales y otros clubes más históricos y potentes estaban en Segunda B, mientras que al Girona, que estaba en crisis, le salió una temporada muy mala. Así que seguía habiendo espacio para los pequeños, para la nueva hornada de protagonistas, de manera que el Tàrrega fue campeón, en una temporada histórica en su trayectoria, con jugadores como Linde, Viladegut o Badia. Subcampeón fue el Europa de los Cámara, Carvajal, Puado, Gandoy o Edel. Tercero fue el Santboià y cuarto el Palamós, un equipo que pese a su doble descenso, aun tendrá unos años de bonanza, concretamente en estas siguientes temporadas. Los cuatro primeros consiguieron cierta distancia con el resto pero ninguno de ellos consiguió el objetivo del ascenso, de hecho, ni opciones tuvieron, pues todos acabaron terceros o cuartos en sus respectivos grupos. Así pues, temporada insulsa y fracaso. En el caso del Europa, por cierto, regresaba de Segunda B, categoría en la que solo había estado una temporada, y este año inauguraba toda su época de ser uno de los capos del grupo catalán de Tercera, pero al mismo tiempo un continuo fracasado en las promociones de ascenso, pues ha llegado a perder ocho en estos últimos veinticinco años. Eso sí, su paso efímero por la Segunda B al menos le sirvió para estrenar su nuevo estadio, el Nou Sardenya.
Por detrás de los cuatro primeros, encontramos al Premià, que volvería a aspirar al ascenso a Segunda B en los siguientes años, Balaguer y Roda de Barà, que seguían con sus buenas temporadas. Y a continuación, Vilobí, Tortosa, Mataró, Granollers, Sants, Júpiter o el Cerdanyola de Mataró. El Girona, por su parte, viviendo malos momentos, quedó en mitad de la tabla, mientras que por abajo estuvo a punto de caer el Rubí, mientras que cayeron a Primera Catalana, Horta, Igualada y Guíxols.
En las tierras catalanas, esta posiblemente fue una de las ligas más flojas que se recuerdan, a pesar de la llegada desde categorías superiores de Palamós, Europa, Girona y Premià. No lo sería porque los filiales y otros clubes más históricos y potentes estaban en Segunda B, mientras que al Girona, que estaba en crisis, le salió una temporada muy mala. Así que seguía habiendo espacio para los pequeños, para la nueva hornada de protagonistas, de manera que el Tàrrega fue campeón, en una temporada histórica en su trayectoria, con jugadores como Linde, Viladegut o Badia. Subcampeón fue el Europa de los Cámara, Carvajal, Puado, Gandoy o Edel. Tercero fue el Santboià y cuarto el Palamós, un equipo que pese a su doble descenso, aun tendrá unos años de bonanza, concretamente en estas siguientes temporadas. Los cuatro primeros consiguieron cierta distancia con el resto pero ninguno de ellos consiguió el objetivo del ascenso, de hecho, ni opciones tuvieron, pues todos acabaron terceros o cuartos en sus respectivos grupos. Así pues, temporada insulsa y fracaso. En el caso del Europa, por cierto, regresaba de Segunda B, categoría en la que solo había estado una temporada, y este año inauguraba toda su época de ser uno de los capos del grupo catalán de Tercera, pero al mismo tiempo un continuo fracasado en las promociones de ascenso, pues ha llegado a perder ocho en estos últimos veinticinco años. Eso sí, su paso efímero por la Segunda B al menos le sirvió para estrenar su nuevo estadio, el Nou Sardenya.
Por detrás de los cuatro primeros, encontramos al Premià, que volvería a aspirar al ascenso a Segunda B en los siguientes años, Balaguer y Roda de Barà, que seguían con sus buenas temporadas. Y a continuación, Vilobí, Tortosa, Mataró, Granollers, Sants, Júpiter o el Cerdanyola de Mataró. El Girona, por su parte, viviendo malos momentos, quedó en mitad de la tabla, mientras que por abajo estuvo a punto de caer el Rubí, mientras que cayeron a Primera Catalana, Horta, Igualada y Guíxols.
Nueva temporada, la 1996-97 y sin novedades en el frente. Seguimos con el mismo sistema de competición y de ascensos, con la liguilla jugada a grupos de cuatro conjuntos cada uno. Fueron campeones Vista Alegre, Siero, Tropezón, Touring, Palamós, Alcoyano, Rayo Majadahonda, Burgos, Motril, Ceutí, Constancia, Tenisca, Cartagonova, Jerez, Peña Sport, Binefar y Tomelloso. Y tras las pertinentes seis jornadas de la promoción, ascendieron Burgos, Leganés B, Zamora, Caudal Mieres, Amurrio, Elgóibar, Racing B, Endesa Andorra, Lorca, Novelda, Barcelona C, Ontinyent, Motril, Plasencia, Moralo, Isla Cristina y Pájara Playas de Jandía. Aunque finalmente también ascendió el Rayo Majadahonda debido al descenso del Real Madrid B a Segunda B, que empujaba al otro filial madridista, el C, a Tercera.
En el grupo quinto, lo dicho, cuando los históricos, filiales (y también nuevos ricos) estaban en Tercera, los más modestos se quedarán sin promoción. Y esto es lo que ocurrió en esta campaña. El Palamós, al que aún le quedaban algunos buenos años antes de venirse abajo, hizo una temporada sensacional quedando campeón, con jugadores como Epitié, Alberto o Lay, aunque no conseguiría el ascenso al verse superado por el Novelda. De hecho, el equipo gerundense batió el récord de puntos en este grupo catalán de Tercera, con 88, un registro que no se superaría hasta hace dos años, cuando lo logró el Espanyol B (90 puntos), aunque también es cierto que en esta temporada 1996-97 compitieron 21 equipos, es decir, hubo 40 jornadas. Subcampeón fue el Barcelona C, que fue el único que pudo seguir un poco la estela del Palamós, pues se quedó a solo cuatro puntos. El Barcelona C sí que logró triunfar en el play-off, ganando cinco de los seis partidos, pero resulta que no pudo ascender puesto que el Barcelona B se encontraba en Segunda B. Así que segundo año seguido sin ascensos catalanes, puesto que los otros dos promocionistas, Esport Badaloní y Europa, tampoco lo consiguieron.
El Esport Badaloní era un invento creado por un empresario de Badalona posible (o seguramente) para sustituir al equipo de la ciudad. El equipo que fue por cierto apátrida, puesto que no encontraba un terreno fijo para jugar sus partidos, fue ascendiendo categorías hasta llegar a Tercera y fue capaz de jugar la promoción de ascenso. Pero lo cierto es que no logró alcanzar la Segunda B y hacia el 2002, no hubo acuerdo más acertado y sensato que integrarlo dentro del Badalona, y sería precisamente a partir de aquí cuando el principal conjunto de la ciudad emprendería el camino de regreso entre los históricos del fútbol catalán. El Europa, por su parte, repitió la misma historia que llevamos viendo más de veinte años: gran equipo, clasificación para el play-off y fracaso. Es cierto que en esta ocasión se quedaron cerca del ascenso, pues fueron segundos en su grupo por detrás del Ontinyent.
Así pues, los modestos tuvieron que conformarse, como máximo, con la quinta plaza, justo por detrás del Europa. Podíamos ver en la clasificación a Tortosa, Vilobí, Tàrrega, Premià, Mataró, Santboià, Rubí, Vilassar de Mar y Júpiter. Y cayeron a Primera Catalana hasta seis equipos (debido a los conocidos como descensos no compensados). Estos seis equipos fueron Cerdanyola de Mataró, Balaguer, Granollers, el Sants, que cayó y ya no ha vuelto a Tercera hasta el año pasado, el Roda de Barà, del que nada más se ha vuelto a saber en categoría nacional y, atención, el Girona. Lo cierto es que este descenso marcaba dos cuestiones. Primero que ha sido algo habitual en la historia futbolística el hecho que haya habido equipos que han sido auténticas montañas rusas, de bajadas y subidas de categoría, y también una premisa que se cumpliría con la mayoría de históricos catalanes (Girona, Badalona, Sabadell, Terrassa, Europa o Sant Andreu) y es que parece que estos conjuntos necesitaban irse uno o dos años al infierno (el infierno era para estos equipos caer por debajo de Tercera) para tomar impulso y resurgir con más fuerza que nunca. Lo cierto es que le pasaría a la mayoría de esos históricos y en esta ocasión le tocaba al Girona.
En el grupo quinto, lo dicho, cuando los históricos, filiales (y también nuevos ricos) estaban en Tercera, los más modestos se quedarán sin promoción. Y esto es lo que ocurrió en esta campaña. El Palamós, al que aún le quedaban algunos buenos años antes de venirse abajo, hizo una temporada sensacional quedando campeón, con jugadores como Epitié, Alberto o Lay, aunque no conseguiría el ascenso al verse superado por el Novelda. De hecho, el equipo gerundense batió el récord de puntos en este grupo catalán de Tercera, con 88, un registro que no se superaría hasta hace dos años, cuando lo logró el Espanyol B (90 puntos), aunque también es cierto que en esta temporada 1996-97 compitieron 21 equipos, es decir, hubo 40 jornadas. Subcampeón fue el Barcelona C, que fue el único que pudo seguir un poco la estela del Palamós, pues se quedó a solo cuatro puntos. El Barcelona C sí que logró triunfar en el play-off, ganando cinco de los seis partidos, pero resulta que no pudo ascender puesto que el Barcelona B se encontraba en Segunda B. Así que segundo año seguido sin ascensos catalanes, puesto que los otros dos promocionistas, Esport Badaloní y Europa, tampoco lo consiguieron.
El Esport Badaloní era un invento creado por un empresario de Badalona posible (o seguramente) para sustituir al equipo de la ciudad. El equipo que fue por cierto apátrida, puesto que no encontraba un terreno fijo para jugar sus partidos, fue ascendiendo categorías hasta llegar a Tercera y fue capaz de jugar la promoción de ascenso. Pero lo cierto es que no logró alcanzar la Segunda B y hacia el 2002, no hubo acuerdo más acertado y sensato que integrarlo dentro del Badalona, y sería precisamente a partir de aquí cuando el principal conjunto de la ciudad emprendería el camino de regreso entre los históricos del fútbol catalán. El Europa, por su parte, repitió la misma historia que llevamos viendo más de veinte años: gran equipo, clasificación para el play-off y fracaso. Es cierto que en esta ocasión se quedaron cerca del ascenso, pues fueron segundos en su grupo por detrás del Ontinyent.
Así pues, los modestos tuvieron que conformarse, como máximo, con la quinta plaza, justo por detrás del Europa. Podíamos ver en la clasificación a Tortosa, Vilobí, Tàrrega, Premià, Mataró, Santboià, Rubí, Vilassar de Mar y Júpiter. Y cayeron a Primera Catalana hasta seis equipos (debido a los conocidos como descensos no compensados). Estos seis equipos fueron Cerdanyola de Mataró, Balaguer, Granollers, el Sants, que cayó y ya no ha vuelto a Tercera hasta el año pasado, el Roda de Barà, del que nada más se ha vuelto a saber en categoría nacional y, atención, el Girona. Lo cierto es que este descenso marcaba dos cuestiones. Primero que ha sido algo habitual en la historia futbolística el hecho que haya habido equipos que han sido auténticas montañas rusas, de bajadas y subidas de categoría, y también una premisa que se cumpliría con la mayoría de históricos catalanes (Girona, Badalona, Sabadell, Terrassa, Europa o Sant Andreu) y es que parece que estos conjuntos necesitaban irse uno o dos años al infierno (el infierno era para estos equipos caer por debajo de Tercera) para tomar impulso y resurgir con más fuerza que nunca. Lo cierto es que le pasaría a la mayoría de esos históricos y en esta ocasión le tocaba al Girona.
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Fecha actual 23 Abr 2024, 22:00