NFL (Julio 2005 - Marzo 2012)
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Maroussi
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NFL (Julio 2005 - Marzo 2012)

por Maroussi » 14 Jul 2005, 14:59

Bueno abro este post para los que les guste la NFL,ví hace tiempo un post sobre el futbol americano pero cayó muy abajo y bueno abro este post para que se hable de esta liga,de los fichajes,equipos,entrenadores,jugadores...todo,seguro que a mas de uno le gusta este deporte :wink:

Bueno si alguno me quiere seguir el royo que me ayude y espero poder compartir opiniones de este magnífico deporte.

Un saludo :wink:aj
Última edición por Maroussi el 05 Dic 2006, 14:36, editado 46 veces en total.
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MrsMuir
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por MrsMuir » 14 Jul 2005, 16:00

Aquí un PIEL ROJA desesperado, a ver si GIBBS este año organiza un equipo serio, y se renueva la tardición HOGGIE.

La temporada se presenta muy interesante, pues cuando hay una DINASTÍA siempre es emocionante ver si alguien logrará derribarla.

Me gusta mucho PITTSBURGH pero creo que solamente una PHILLY en plenitud podrá destrozar el imperio de los PATRIOTS.

Toquemos madera y que D+ SIGA CON ESA TREMENDA COBERTURA DE 3 DIRECTOS Y UN DIFERIDO A LA SEMANA, con los comentarios de los dos de siempre, que lo hacen bastante bien.
There's this feeling of aloneness, of solitude. It's a very strange picture, a very beautiful picture, very different for me. It's all about time. Has a Proustian, Henry Jamesian feeling to it.

the_answer_3_76ers
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por the_answer_3_76ers » 14 Jul 2005, 16:16

Aqui uno mas que disfruta de este deporte :wink:

clubdragonstu
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por clubdragonstu » 14 Jul 2005, 16:36

Bueno, pos aquí otro que un año más, y van..., seguirá mandándole recuerdos a la madre de Mike Martz cuando vuelva a tirar otra temporada haciendo partidos de 70 pases y 5 carreras :mrgreen:

MrsMuir
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por MrsMuir » 14 Jul 2005, 17:00

clubdragonstu escribió:Bueno, pos aquí otro que un año más, y van..., seguirá mandándole recuerdos a la madre de Mike Martz cuando vuelva a tirar otra temporada haciendo partidos de 70 pases y 5 carreras :mrgreen:


VAYA VAYA C0N EL CORDERITO.......


a ver si se pasa alguien y comenta los fichajes más importantes, que yo ando un poco fuera de onda.

Desde que se fue CURRY esto no es lo mismo.
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Dick Vitale
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Re: POST NFL 2005/2006

por Dick Vitale » 14 Jul 2005, 17:27

Maroussi escribió: Bueno si alguno me quiere seguir el royo que me ayude y espero poder compartir opiniones de este magnífico deporte.

Un saludo :wink:



Bueno, bueno, lo que puede suceder de aquí al 8 de septiembre, aunque para nosotros ya será 9 por aquello de la diferencia horaria.

Pero queda aun todo un Training Camp, donde muchas veces se rompe toda una temporada por alguna lesión imprevista, después queda la gamberrada de los partidos de pretemporada, y lo que es aun peor, aun queda por saber que ocurrirá con la "camada" de Drew Rosenhaus y otros jugadores que actualmente son "hold outs" como Corey Simon, Shaun Alexander o John Ferguson, entre otros.

En fin, que hasta que esto empiece a rodar realmente nunca sabes que podrá ocurrir, bueno, una sí, que los Bengals no van a ganar la Superbowl, a parte de eso, poco mas se puede decir.

En todo caso, para aquel que quiera estar informado, pasarse por www.nflhispano.com, estupenda web con información, opinión, foro, preguntas, etc.....

Salu2

^houser^
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por ^houser^ » 14 Jul 2005, 17:30

Supongo que el fichaje de Randy Moss por parte de los Raiders es el más espectacular. Wagner creo que también ha sido traspasado a Arizona creo.

Habra que ver como estarán mis Patriots sin el coordinador ofensivo y defensivo de los 3 titulos.
Imagen

Si a los hombres se les hubiese de tratar según merecen, ¿quién escaparía de ser azotado?

Alberto Lucentum ACB
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Ubicación: En las ruinas de la antigua Lucentum...

por Alberto Lucentum ACB » 14 Jul 2005, 17:48

Pues los Vikings han tenido 4 bajas importantísimas:

-El incomprensible traspaso de Moss que se va a Oakland
-Las bajas de Claiborne y Russell en defensa
-La suspensión por un año del Running Back Onterrio Smith por violación del programa antidroga...lástima con lo bueno que es y que haga esta gilipollez por tercera vez ya en dos años.

Por si fuera poco se ha cambiado de propietario (ahora es Wilff) y el entrenador Tice ha sido multado con 100000 dólares por revender sus entradas de la Superbowl...así que verano movidito en Minneapolis.

De altas lo único destacable es que se ha reforzado bastante la defensa con hombres como Harris, Cowart, Pat Williams o Smoot. Ahora también se tiene un kicker de mayores garantías y la incógnita se centra en el hueco que dejara Randy Moss en ataque.
So come and pull the sheet over my eyes, So I can sleep tonight despite what I've seen today
I find you guilty of a crime of sleeping at a time When you should have been wide awake
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Sasa Radunovic
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por Sasa Radunovic » 14 Jul 2005, 18:05

¿Los Dolphins van a fichar algun QB o seguiremos con Fiedler y el otro lumbrera?
[i]I'll take old school over new school any day. Just give me couple of guys like Pittis, Middleton, Alexis, "Sugar" Richardson, Savic and I'll take on the world![/i] - Haris Mujezinovic

Toine Walker
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por Toine Walker » 14 Jul 2005, 18:26

10 euros a los Bills como ganadores de la Superbowl.

Maroussi
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por Maroussi » 14 Jul 2005, 20:04

Yo soy de los PHILADELPHIA EAGLES,en cuanto a universidades decir que soy fanatico de los MIAMI HURRICANES,la mejor universidad del pais para mí.

Espero que cuando empieze la temporada por Septiembre este post aparezca en la primera pagina y ayudemos entre todos los que no gusta este deporte a que este bien arriba :wink:

Aqui dejo 2 articulos sobre los 2 mejores jugadores del draft de este año para mi, Antrel Rolle de Miami y Derrick Johnson de Texas.

ANTREL ROLLE


En los últimos años, la Universidad de Miami (UM) se ha convertido en una cantera inagotable de éxitos en lo que a jugadores defensivos se refiere. Esta temporada, Ed Reed (Safety/Ravens) y Jonathan Vilma (LB/ Jets), dos de sus ex alumnos, han recibido los galardones de Mejor Defensa y de Novato Defensivo del año, respectivamente. Y qué decir de Ray Lewis , el fiero jugador de los Ravens, un icono de la liga y ganador del MVP defensivo por partida doble. Pero en Miami no hay quien suture tal hemorragia de estrellas. Para la campaña entrante, la factoría Hurricane ha puesto en liza su flamante producto. Se trata de Antrel Rolle (1,82cm/92kg), un audaz cornerback que llega al draft con la etiqueta de ser uno de los mejores defensive back universitarios y que se perfila como uno de los valores más firmes para reeditar los éxitos de sus compañeros de alma máter.

Antrel Rolle es natural de Homestead (Florida), donde nació el 16 de diciembre de 1982. Su padre, Alexander, es jefe de policía en Homestead y los otros componentes de la familia Rolle son su madre, Armelia, y su hermano y hermana, Antuan y Alexis, ambos mayores que él. Nada que ver, pues, con Samari Rolle (reciente fichaje de los Baltimore Ravens), con quien no comparte nada más que el apellido y la posición en el campo. “Si me dieran un dólar por cada vez que me familiarizan con él sería rico”, apunta Antrel en tono jocoso.

En South Dade High School, Rolle se hizo con un nombre tanto por ser un fenómeno desquiciando a receptores rivales como por sus buenas aptitudes de retornador. De hecho, como si de Dante Hall se tratara, en su año junior en South Dade retornó tres kicks y tres punts para touchdown. Por todo esto, Antrel fue designado Parade All-American y también fue nombrado como el segundo jugador más prometedor de Florida por el vespertino The Miami Herald justo antes de dar el paso a la universidad.

Fue pretendido absolutamente por todos los grandes equipos universitarios del Estado Soleado, pero el cornerback no ocultó desde el primer momento su deseo de enrolarse en las filas de los Hurricanes de la University of Miami. Y mucho tenía que ver con esa pretensión el que Butch Davis fuera el que ordenaba desde la banda. El problema fue cuando en esas mismas fechas el exentrenador de los Browns anunció que abandonaba la UM para convertirse en un head coach de NFL. Ese movimiento paró en seco la rotativa mental de Rolle, y en ese momento la Universidad de Miami dejó de copar la lista de preferencias del cornerback.

Pero las dudas de Antrel se disiparon cuando los Hurricanes anunciaron que Larry Coker sería el sustituto de Davis. La elección fue del agrado del intuitivo cornerback y al poco tiempo se matriculó en la universidad de la ciudad más emblemática de Florida. Posteriormente, Rolle aseguró que “si no hubiera sido por la llegada de Coker, seguramente me habría marchado a Florida”, es decir, a los Gators de Steve Spurrier.

Visto los resultados, no hay duda de que si Antrel finalmente ese hubiera marchado a la universidad ubicada en Gainesville lo habría lamentado de por vida. Y es que durante los cuatro años que Rolle ha pasado en la UM, los Hurricanes han obtenido un balance de 42-5 (y de las derrotas, tres las han sufrido este último año) y accedido a las Bowl Championship Series (BSC) en tres ocasiones.

En su primer año, los Hurricanes lograron por unanimidad el título NCAA tras acabar la temporada con un impecable balance de 11-0 y batir a Nebraska por 37-14 en la Rose Bowl. Esa campaña, la del 2001, Antrel fue uno de los cuatro únicos freshmen en entrar en los planes de Coker, quizás porque el veterano entrenador sabía que al año siguiente se quedaría sin su cornerback estrella, Phillip Buchanon , y le urgía otro de repuesto. Lo que no sabía Coker es que su sustituto sería tan bueno o mejor que el actual dorsal 31 de los Oakland Raiders.

Antrel hizo buenas migas con Buchanon durante el poco tiempo que compartieron vestuario. Tanto es así que el portento de Homestead asegura que “sin él, hoy no sería el mismo jugador”. Rolle no paraba de preguntarle cómo debía actuar en determinadas situaciones y Buchanon, lejos de darle largas, se involucró por completo en la progresión del novato. “Cuando dudes no le preguntes nada al entrenador”, le ordenaba Buchanon, quien por cierto es primo de Javon Kearse , “pregúntame a mí, que yo te diré lo que está bien o mal y cómo se hace”.

Al año siguiente, con Rolle ya de titular indiscutible y Buchanon buscando un hueco en los Raiders, la UM dejó de nuevo el casillero de derrotas en blanco en temporada regular. Pero la senda del éxito feneció cuando, tras dos prórrogas, Ohio State se deshizo de ellos por 31-24 en una Fiesta Bowl que será recordada por haber acogido uno de los partidos de football universitario más emocionantes de la historia. No solo privaron los Buckeyes de Ohio a los Hurricanes de su segundo cetro nacional, sino que también rompieron su memorable racha de 34 victorias consecutivas. Esa fue la primera derrota, y también la más dolorosa, que Antrel experimentó como jugador universitario.

En el 2003 Miami volvió a las andadas, y aunque encajaron un par de derrotas en temporada regular (10-2) en la Orange Bowl se deshicieron de Florida State por un apretado 16-14. Precisamente ese año fue cuando Antrel Rolle protagonizó su partido más recordado. Fue en la Peach Bowl que enfrentó a los Hurricanes ante los Pittsburg Panthers del temible Larry Fitzerald (WR, Cardinals). Fitzgerald se presentaba a ese partido con 100 yardas en su haber en diez de sus últimos 11 partidos. Pero como ya había sucedido con tantos otros, el receptor de Arizona acabó el partido aturdido tras verse limitado a unas paupérrimas 26 yardas en solo tres recepciones (una de ellas para touchdown, eso sí). Y para colmo, Rolle no fue el encargado de su cobertura en ninguno de los tres balones que atrapó.

Ese partido fue sin duda el de su consagración. Así las cosas, tras acabar su año junior ya era considerado uno de los mejores cornerbacks de la liga y líder de la secundaria de los ‘Canes junto a Sean Taylor (SS, Washington Redskins). Y por entonces ya contaba con muchas opciones de colarse en la primera ronda del draft y tuvo que plantearse la eterna disyuntiva de los juniors estelares. ¿Estampar su firma en un contrato profesional repleto de ceros ó disputar un último año y graduarse? Finalmente Antrel, con el respaldo de sus padres y para deleite de Coker, decidió completar su etapa universitaria. No solo por el football sino también por culminar su brillantísimo expediente académico con un título en Dirección Deportiva.

La del 2004 fue sin duda la temporada más desgraciada tanto para Rolle como para unos Hurricanes demasiado acostumbrados a la victoria. No obstante, bastante hicieron los hombres de Coker viendo como la defensa se quedó en cuadro tras el éxodo de jugadores que se produjo en ese draft. Y es que además de Sean Taylor y Jonathan Vilma , los ‘Canes también se despidieron de D.J Williams (LB, Broncos), Vince Wilfork (DT, Patriots), todos ellos seleccionados en la primera ronda, y también de la aportación ofensiva de Kellen Winslow (TE, Browns), elegido en la sexta posición del draft. Así pues, Antrel se quedó como único puntal defensivo. De ahí que Coker se complaciera tanto de la decisión del cornerback de permanecer un año más.
Pero el año fue más amargo para Antrel, antes incluso de que diera comienzo la temporada, ya que en julio fue arrestado tras participar en una trifulca. Al parecer, mientras el cornerback estaba en su coche llegaron unos chicos y empezaron a golpear el vehículo. Acto seguido, Rolle salió del coche y se empezó a pelearse con ellos, pero la policía llegó pronto para poner orden. Entonces, tras una breve indagación, los agentes le dijeron a Antrel que se marchara y así lo hizo, pero luego volvió aún más cabreado y, entonces sí, le arrestaron. Al parecer, Rolle opuso “resistencia no violenta”, según la versión oficial, y finalmente fue esposado y llevado a comisaría. Cuando todo el barullo fue conocido por el consejo directivo de la universidad, Antrel fue automáticamente apartado del equipo.

Esa decisión levantó muchas ampollas entre los aficionados de los Hurricanes ya que, por el contrario, la dirección de la UM siempre apoyó al linebacker D.J Williams a pesar de “lucir” un expediente delictivo de lo más variopinto (nada extraño, por otro lado, con once detenciones a sus espaldas) y, sin embargo, a Rolle lo dejaron en la cuneta a las primeras de cambio y además sin investigar a fondo los hechos. Finalmente, no se le imputaron cargos y Rolle se reintegró en el equipo.

Pero su particular calvario del 2004 no acabó ahí, ya que en el plano deportivo Rolle tuvo que ver como el receptor de Virginia Tech, Eddie Royal , le superaba en uno de los últimos partidos de la temporada tras anotar un touchdown ganador que dejaba a los Hurricanes fuera de las BCS por primera vez en cinco años. A pesar de todo, la temporada pasada Rolle hizo méritos suficientes para ser nominado al Jim Thorpe Award, otorgado al mejor defensive back universitario, pero finalmente fue Carlos Rogers (CB/Auburn), no sin polémica, quien se llevó el gato al agua.

Según los especialistas, Antrel Rolle apunta muy alto en el draft. Algunos incluso lo sitúan en el Top 5 pero, por el contrario, hay otros que creen que no será el primer cornerback elegido. Al parecer, sus grandes rivales serán el propio Carlos Rogers y Adam “Pac Man” Jones , jugador de West Virginia que se ha declarado elegible para el draft a pesar de que acaba de completar su año junior.

A su favor tendrá su mayor experiencia y una capacidad atlética envidiable. Y en su está su reducido número de intercepciones (solo cinco en sus cuatro temporadas con los ´Canes), aunque muchos atribuyen esta falta de robos de balón al hecho de que se trate de un jugador tan intimidante que los quarterbacks normalmente optan por lanzar a la banda que él no controla. Se trata, pues, de un jugador cuyos instintos serán bienvenidos en cualquier franquicia de la NFL. Si más no, seguro que Larry Fitzgerald lo ha recomendado a los scouters de Arizona.

5 COSAS QUE QUIZÁS NO SABÍAS SOBRE ANTREL ROLLE

1. ¿Sabías que luce el número 6 porque su hermano lo llevó en high school y que en los Hurricanes heredó ese dorsal de Santana Moss?

2. ¿Sabías que en la universidad perfeccionó su juego gracias a las batallas que libró con el actual receptor estrella de los Houston Texans, Andre Jonson ?

3. ¿Sabías que la noche anterior al Pro Day estaba tan nervioso que pidió a sus hermanos que pasaran la noche en su casa para así poder conciliar el sueño?

4. ¿Sabías que ha hecho las prácticas de Dirección Deportiva bajo la supervisión de Jeff Merk , el jefe de operaciones de los Hurricanes?

5. ¿Sabías que entre septiembre de 2002 y octubre de 2004 no hubo ningún receptor que anotara un touchdown con él en la cobertura?



DERRICK JOHNSON


Derrick Johnson puede ser todavía un desconocido en el ambiente profesional pero no necesita ninguna carta de presentación en el entorno universitario. Acreditaciones no le faltan. Este outside linebacker procedente de la Universidad de Tejas (UT) se ha alzado esta temporada por unanimidad con el Butkus Award, concedido al mejor jugador universitario en esa posición defensiva, y con el Nagursky Trophy, al Mejor Jugador Defensivo de la Nación.

Muchos analistas aseguran que se trata del linebacker más explosivo que surge en años, y por eso casi todos dan ya por hecho de que estará en el Top 10 del próximo draft. Su punto fuerte es su velocidad endiablada y, según los especialistas, el jugador al que más se asemeja su estilo de juego es Lavar Arrington (Washington Redskins). Pese a ser un chico introvertido y parco en palabras, dentro del campo se transforma en un toro muy difícil de amansar.

Derrick O'hara Johnson nació el 22 de noviembre de 1982 en Waco (Texas), una ciudad de poco más de 100.000 habitantes y con un índice de pobreza muy elevado en comparación con el resto del país.

Derrick se crió bajo la férrea disciplina impuesta por su madre, Beverly Johnson. Waco no era ningún edén en el que crecer, y sin el apoyo de una figura paterna, su madre tuvo que apañárselas a solas para proteger a sus hijos de las malas compañías. En especial a Derrick, el pequeño de la familia. Sin duda, Beverly sabía como dirigir su casa. Tras compartir techo junto con veinte hermanos en East Texas, y subsistiendo gracias a la recogida de algodón, la señora Johnson aprendió todo lo necesario acerca de la educación y el orden en casa. Además, ejercía de profesora en una escuela de la ciudad, y por eso sabía bien qué debía hacer para que ninguna de sus cuatro ovejas (tres hijos y una hija) se descarriara.

Así pues, mientras sus amigos se divertían jugando en la calle a cualquier cosa, Derrick y sus hermanos pasaban el fin de semana haciendo las labores de casa, esto es, cortando el césped, pintando la valla de madera del patio delantero o "atijereando" los arbustos. “Ya me lo agradeceréis algún día”, les decía su madre cuando les oía refunfuñar.

Pero si algo preocupaba a Beverly era el físico de su hijo menor. Derrick tenía un aspecto mucho más endeble que el de sus hermanos mayores, Dwight y Dwayne, a su misma edad. Y lo que más la angustiaba era lo poco que comía. Tanto apenaba esa circunstancia a sus hermanos, que a cualquier despiste de su madre aprovechaban para devorar su plato en pocos segundos. Hoy, sin embargo, Derrick exhibe un apetito voraz dentro del campo. Tanto que en un partido de instituto se apuntó él solito 30 placajes y cuatro fumbles forzados. Obviamente, para entonces ya había dejado de ser un enclenque y eso debe agradecérselo en buena parte a sus hermanos.

Sin la figura de un padre en el que apoyarse, Dwight y Dwayne fueron los encargados de inculcar al pequeño Derrick, extremadamente tímido cuando no estaba rodeado de los suyos, la idea de que sin picardía y un punto de mala leche no llegaría a ningún lado en el mundo del football. Y nada mejor para desinhibirse que las miniveladas de boxeo que los “promotores” Dwight y Dwayne organizaban los viernes por la noche en el patio de su casa. Al principio, sus hermanos tenían incluso menos miramientos que los púgiles rivales, puesto que le enfrentaban adrede a chicos del barrio mayores que él y ante los que salió escarmentado en más de una ocasión. Pero tras unos buenos consejos y la impagable experiencia ganada en el ring, DJ (como muchos le conocen ahora) empezó a anotarse también algunas victorias.

Sin embargo, el entrenamiento que Dwight y Dwayne diseñaron para endurecer a su hermano y despojarlo de toda timidez no acababa ahí. En la segunda fase de la instrucción los rivales eran ellos, y el escenario, esta vez sí, un campo de football. El objetivo era enseñar a Derrick unas cuantas nociones básicas sobre el placaje y también adiestrarle en el arte de superar a la línea de ataque. Para ello, el instructor Dwight y el instructor Dwayne se colocaban hombro con hombro y el juego consistía en que Derrick tratara de pasarlos por el medio. Dado que estaba en clara desventaja física (y es que Dwight, el hermano mediano, es seis años mayor que él), nunca hubo manera de superarlos pero, si más no, aprendió unas lecciones que como bien diría su madre, “ya las agradecerás en el futuro”.

El idilio del linebacker con el football fue de todo menos casual. Era algo casi ineludible. Nada raro teniendo en cuenta que el pedigrí de su familia era jugoso en calidad y sobretodo amplio en cantidad. Ahí está su hermano Dwight, defensive end que despuntó en Baylor e incluso ha tenido un paso fugaz por los Giants, los Eagles y esta misma temporada con los Patriots (donde no ha disputado un solo minuto). O sus primos Kevin Emmanuel y sobretodo Bert Emanuel, receptor que sí tuvo una buena carrera profesional especialmente durante sus temporadas en los Falcons a mediados de los 90'. O bien sus otros primos Kevin Emmanuel, Ben Emmanuel y John Williams, que jugaron en grandes universidades como Florida State, UCLA y Oklahoma, respectivamente. “Simplemente lo llevo en la sangre”, dice la joven promesa, que va camino de poner el listón muy alto para las generaciones venideras de la saga de los Johnson-Emmanuel.

En el equipo del instituto, Waco High, Derrick no sólo se convirtió sin oposición en el estandarte defensivo del conjunto dirigido por Johnny Tusa, sino también en un referente estatal. Varios equipos sucumbieron ante las salvajes embestidas del dorsal 11 de Waco, golpes que casi siempre lograba gracias a su agilidad en el cambio de dirección en carrera y sobretodo a su velocidad. No en vano, parece ser que el instituto detuvo el cronómetro en 10.5 segundos tras correr los 100 metros. Con tal dominancia, la Universidad de Texas se fijó rápidamente en Derrick y este ferviente admirador de Lawrence Taylor no se resistió a convertirse en un Longhorn (la mascota del equipo, el “Cuerno Largo”, un vacuno que se caracteriza por su larga cornamenta en forma de V)

La University of Texas System cuenta con todo un gran entramado de centros dispersos por las grandes ciudades del Estado de la Estrella Solitaria, pero su sede más prestigiosa es sin duda la de la capital tejana, Austin, centro que cuenta con el tercer campus más grande del país y lugar donde precisamente juegan sus partidos los Longhorns.

Durante las cuatro temporadas que ha pertenecido a la disciplina de UT, Derrick ha seguido amasando tackles que le han valido su ingreso en los equipos ideales, tanto divisionales como nacionales, año tras año. Sin embargo, el punto álgido de su carrera universitaria llegó precisamente en su último partido en la UT, el que enfrentó el 1 de enero de 2005 a los Longhorns y a los Wolverines de Michigan.

Se trataba ni más ni menos del primer partido de Bowl Championship Series en el que participaba la UT desde que se estableció el formato actual, y el encuentro no decepcionó a nadie. Los de Tejas ganaron por un apretadísimo 38-37 gracias a un field goal ganador con el reloj a cero. Tras acabar el encuentro, el entrenador de los Longhorns, Mack Brown, dijo satisfecho que “nunca habrá un partido mejor que éste en una Rose Bowl”. Sin duda no fue el mejor partido de Johnson, que fue limitado a sólo 1,5 placajes, pero sí logro forzar un nuevo fumble, su noveno de la temporada, que le convirtió en el primer jugador de la historia de la NCAA en lograr esa cifra en una sola temporada.

A pocos meses de estrenarse como profesional, ya ha ganado los cinco kilos que, según los expertos, necesitaba para ser un jugador dominante en su posición (ahora pesa 109 kg.). Y lo mejor de todo es que, como muchos apuntaron de antemano, su velocidad no se ha resentido. Sin embargo, todavía le quedan algunos detalles por limar. El principal, el de no dejar escapar algunos placajes que parece tener en el bolsillo. Sea cual sea el equipo que lo seleccione, que sepan que las claves para pulir ese defecto podrían llamarse Dwight y Dwayne.

5 cosas que quizás no sabías sobre Derrick Johnson

1 ¿Sabías que algunos de los hijos más ilustres de Waco son el humorista Steve Martin y la actriz Jennifer Love Hewitt?

2. ¿Sabías que tiene un perro llamado Champ (campeón)?

3. ¿Sabías que este año ha ocupado la portada del juego de Play Station de la NCAA?

4. ¿Sabías que otros Longhorns ilustres son Priest Holmes y Ricky Williams y que en el centro de Austin también cursaron estudios la oscarizada Renee Zellweger o el director de cine mejicano Robert Rodríguez)?

5. ¿Sabías que sus dos gustos musicales preferidos son tan dispares como el rap y la música cristiana?




Bueno ya iré poniendo mas historias de jugadores,espero que colaboreis vosotros también y que este post esté arriba :wink:
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Stockton 4ever (Rayo)
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por Stockton 4ever (Rayo) » 15 Jul 2005, 10:29

En mi firma aparecen mis predilecciones...

Go Raiders Go!!!!!!!!!!!

Este año sí puede ser un gran año. Gran juego de carrera con múltiples opciones... Moss & Porter, Porter & Moss...

Sólo queda confiar en que "alguien" haya dotado de inteligencia y manos durante la pretemporada a Collins (o que devuelva la salud de hace 5 años a Gannon).
[img]http://www.lukor.com/deportes/05062703.jpg[/img] [img]http://www.achievement.org/achievers/woo0/large/woo0-056.jpg[/img] [img]http://www.utahjazz.com.br/25012006-andrei_kirilenko.jpg[/img]

Maroussi
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por Maroussi » 15 Jul 2005, 10:41

Stockton 4ever (Rayo) escribió:En mi firma aparecen mis predilecciones...

Go Raiders Go!!!!!!!!!!!

Este año sí puede ser un gran año. Gran juego de carrera con múltiples opciones... Moss & Porter, Porter & Moss...

Sólo queda confiar en que "alguien" haya dotado de inteligencia y manos durante la pretemporada a Collins (o que devuelva la salud de hace 5 años a Gannon).


No te olvides de Lamont Jordan,excelente Running back aunque no creo que sea un RB de 25 carreras por partido.
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dusogor
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por dusogor » 15 Jul 2005, 10:43

Bueno, pues acepto la propuesta de mantener este post alto durante toda la temporada. La verdad es que teniendo a alguien con quien hablar de esto me hará seguir la liga con más asiduidad.

Mi equipo son los 49ers, pero los tengo un poco descuidados. Nos vemos por estos lares...

Un saludo
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Stockton 4ever (Rayo)
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por Stockton 4ever (Rayo) » 15 Jul 2005, 10:47

Maroussi escribió:
Stockton 4ever (Rayo) escribió:En mi firma aparecen mis predilecciones...

Go Raiders Go!!!!!!!!!!!

Este año sí puede ser un gran año. Gran juego de carrera con múltiples opciones... Moss & Porter, Porter & Moss...

Sólo queda confiar en que "alguien" haya dotado de inteligencia y manos durante la pretemporada a Collins (o que devuelva la salud de hace 5 años a Gannon).


No te olvides de Lamont Jordan,excelente Running back aunque no creo que sea un RB de 25 carreras por partido.


Cierto... cuando lo estaba escribiendo sabía que se me olvidaba alguno... pero es que también estaba más preocupado por Collins que por otra cosa jejeje :mrgreen:
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Maroussi
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por Maroussi » 15 Jul 2005, 10:52

Aqui dejo 3 comentarios más de 3 Quarterbacks TOM BRADY,DONOVAN McNABB y MICHAEL VICK 3 QB bastanta diferentes,el primero en situaciones limite es el mejor de la liga,el segundo es uno de los mas completos,el tercero es un QB atípico.

Son largas,vale,pero son muy interesantes para leer,no os pido que lo leais entero,teneis varias historias,leeros una y si os cansais volveis en otro rato,repito son muy interesantes para leer :wink: :wink:


TOM BRADY


La historia de Tom Brady es tan de ensueño que, a su lado, la de Cenicienta casi parece una horrible pesadilla. Elegido en el puesto 199 del draft, Brady ha pasado en menos de tres años del anonimato deportivo a colocar su nombre al lado de los históricos del football. Y de no comerse un rosco, a copar la lista de los solteros más codiciados de Estados Unidos. Ahora, sin embargo, parece ser que la actriz Bridget Moynahan, una de las explosivas camareras de El Bar Coyote, podría poner fin a los días de soltería del quarterback. Eso sí, que su idilio con la Super Bowl roza el desenfreno es algo que ni el más cupido-escéptico se atreve a poner en duda.

Tom Brady nació el 3 de agosto de 1977 en San Mateo, una ciudad del litoral californiano de casi 100.000 habitantes ubicada entre San Francisco y San José. La casa de Tom siempre ha respirado deporte por los cuatro costados. Sus tres hermanas, Mauree, Julie y Nancy, todas mayores que él, eran deportistas, y sus padres, Tom Sr. y Galynn, son desde siempre grandes aficionados de los San Francisco 49ers. Curiosamente, el amor de sus progenitores no nació del deporte sino que surgió a muchos pies de altura. Su padre, hombre de negocios, se veía obligado a coger regularmente el avión y Gallyn era una bella azafata de vuelo que incluso fue la imagen de algunos anuncios de la Northwest Orient Airlines…

Como sus padres, Brady también se enamoró de los 49ers. Se enganchó justo cuando empezaba la época dorada del equipo, a principios de los '80, así que se empapó de victoria desde que era un bebé. Uno de los primeros partidos que presenció fue la final de la Conferencia Nacional entre los 49ers y los Dallas Cowboys, en la temporada 81-82, enfrentamiento que a la postre dio a San Francisco su primer billete para la Super Bowl. Brady, que contaba sólo con cuatro añitos, se pasó la primera parte del encuentro entre sollozos porque sus padres no le compraron una de esas inmensas manos de goma espuma con el dedo índice erguido, pero en el segundo tiempo dejó de berrear para prestar un poco de atención al partido. Entonces vio a Joe Montana. Como es lógico, la dinámica del juego se le escapaba, pero sí que le llamó la atención ese lanzador menudito que levantaba tantas ovaciones. Seguro que incluso a Montana se le habría agarrotado el brazo de haber sabido que en Candlestick Park había un renacuajo que no levantaba dos palmos del suelo y que disputaría tres Super Bowls en sus cuatro primeras temporadas como titular en la NFL.

Brady se empezó a tomar en serio el football en su año freshman en Junipero Serra, un instituto católico sólo para chicos por el que también pasaron otras leyendas del deporte como Lynn Swann o el mismísimo Barry Bonds, estrella del béisbol. De Brady siempre se ha dicho que no era demasiado talentoso cuando era pequeño, pero que su sacrificio y ética de trabajo compensaba de largo cualquier carencia además de deleitar a sus entrenadores. Por otra parte, en el instituto compaginó el football con el baseball y, por lo visto, de catcher no lo hacía nada mal. De hecho, los Montreal Expos lo eligieron en el draft de la MLB de 1995, pero el quarterback hizo caso omiso por razones de peso. Aparte de haber sido seleccionado en una ronda altísima (18ª), Brady tuvo un último año espectacular en el equipo de football de Junipero Serra y se ganó el reconocimiento de diversas publicaciones deportivas. Llegado el momento de dar el paso a la universidad, su padre, acaudalado él, se gastó nada más y nada menos que 2.000 dólares para promocionar a su hijo mediante 55 cintas de vídeo que distribuyó por universidades de todo el país. Finalmente, sea por la vía que fuera, el hecho es que varios centros, la mayoría del estado de California, se interesaron en él, pero Brady decidió cruzar todo el país para enrolarse en los Wolverines de Michigan, ya que era una escuela bastante más prestigiosa que el resto de candidatas.

Sin duda, este devorador compulsivo de aros de cebolla merece un monumento a la paciencia por lo que tuvo que pasar en la universidad ubicada en Ann Arbor. Siempre a la sombra de Brian Griese, quarterback de los Tampa Bay Buccaneers, Tom consumió, no una ni dos, sino tres temporadas animando desde la banda a los Wolverines. Muchos, por no decir todos, habrían tirado la toalla. Bien es cierto que hubo momentos en los que pensó en cambiar de universidad en busca de oportunidades, pero su entereza tuvo premio. En 1998, tras graduarse Griese, el quarterback accedió finalmente a la titularidad y sus primeras experiencias fueron como para volver a cobijarse en el banquillo. Tras perder sus dos primeros partidos, la afición y sus compañeros dudaron de las capacidades de su nuevo líder, más aún tras los éxitos logrados por Griese, pero Brady, una vez más, no se amedrentó y remontó el vuelo. También es de recibo decir que todo lo que antes le había denegado su entrenador, Lloyd Carr, entonces se lo compensó dándole toda su confianza. A partir de ese instante, el californiano se soltó y acabó la temporada llevando a los Wolverines a una gran victoria ante Arkansas en la Citrus Bowl por 45-31. Además, Brady se apuntó ese año quince envíos de touchdown y 2.636 yardas, segunda marca de la historia de la universidad sólo superada por Jim Harbaugh en 1986.

Brady se ganó de tal manera el respeto de sus compañeros que a final de la campaña fue votado nuevo capitán del equipo. Parecía que llegaba la época de recoger los frutos, pero el destino, siempre caprichoso, le deparaba aún más trabas y estas tenían nombre y apellidos: Drew Henson. El hoy lanzador de los Dallas Cowboys era considerado un súper clase en la universidad y, tras pasar un año de suplente de Brady, hubo quien creyó que su talento no se podía desaprovechar otra temporada. Al entrenador también le entraron las dudas. Brady no daba crédito a lo que le sucedía. Después de tanto esperar y viniendo de un año tan brillante, no sabía si podría soportar volver al banquillo. Finalmente, Carr optó por una decisión salomónica y decidió que ambos quarterbacks se repartieran el tiempo en el terreno de juego. A Brady no le hizo demasiada gracia pero, fiel a su filosofía, se mordió la lengua y dejó que sus actuaciones respondieran por él.

A Carr tampoco le llevó mucho tiempo darse cuenta de su error. Tras ver como Brady acechaba cada partido las 300 yardas sin dirigir todas las jugadas, Carr se redimió dándole al César lo que era del César. Brady tuvo un final de año fantástico que acabó con cuatro victorias consecutivas que le merecieron un billete para la Orange Bowl. En este partido que se disputa en Miami, el quarterback de los Patriots puso el colofón perfecto a una breve pero intensa etapa universitaria. Brady sumó en la Orange Bowl 369 yardas y cuatro touchdowns, y visto desde ahora su final de partido fue evocador. Tom condujo con maestría el último drive que culminó con un lanzamiennto de touchdown de 25 yardas , su último pase como universitario, que dio la victoria a los Wolverines por un apretadísimo 35-34.

Dada su corta trayectoria en el collage, obviamente no esperaba estar entre las primeras elecciones del draft, pero su decepción fue tremenda cuando su nombre no apareció hasta la sexta ronda, concretamente en el puesto número 199. Pero al hecho, pecho. Brady fue el cuarto quarterback de New England en el 2000, año en que los Patriots registraron un decepcionante 5-11, pero al año siguiente Bill Bellichick ya lo había ascendido a segundo de a bordo. Sólo Drew Bledsoe le tapaba el paso. La temporada de 2001 se presentaba con renovadas ilusiones entre los aficionados de Foxboro. La llegada de Mike Vrabel, Roman Phifer y Richard Seymour lavó la cara a la defensa, y con Antowain Smith en el backfield, el potencial ofensivo también se incrementaba. Sin embargo, el golpazo que le arreó un linebacker de los Jets a Bledsoe en la segunda jornada parecía enviar al traste una nueva temporada. El brutal impacto le causó a Bledsoe un derrame en el pecho que pudo haberle costado mucho más que la titularidad.

Así pues, la titularidad que Brady no consiguió en tres años en Michigan, se la encontró de repente en sólo uno y en un equipo de la NFL. Entonces se conformaba con ser un digno sustituto de Bledsoe y ahora resulta que ganaría de calle la alcaldía de Boston si se presentara. Empezaba a forjarse la leyenda de “California Cool”, como le ha bautizado su polivalente compañero, Troy Brown.

Brady tomó las riendas del equipo con 0-2 de balance y New England acabó ganando la División Este de la AFC. La primera en la frente. Para entonces, Bledsoe se había recuperado pero el nuevo quarterback ya era intocable. Tras ahorrarse la ronda de wildcards, los Patriots derrotaron con muchísimos apuros a los Oakland Raiders en la prórroga, por 16-13. El siguiente escollo fueron los Steelers, y en Pittsburgh se escribió un nuevo episodio de la dantesca temporada de los de Massachussets. En esa ocasión, Brady se lesionó en el segundo cuarto y fue Bledsoe el que tuvo que acabar la faena. Por entonces, la relación entre los dos quarterbacks era más gélida que Foxboro en enero. Sobretodo por parte de Bledsoe, que no digirió muy bien su inesperada suplencia. Brady, mientras tanto, más feliz que unas pascuas. Y eso que proporcionalmente cobraba en una temporada (300.000 dólares) la mitad que Bledsoe en un solo partido (600.000$).

Así las cosas, tras saberse que el lanzador revelación estaría disponible para la Super Bowl , todas las miradas se giraron hacia Bellicick. Pero el veterano coach, conocedor de que el vestuario estaba con Brady, no titubeó y se puso del lado de la mayoría. Tan sólo les quedaba un obstáculo. Pero, menudo uno. Los St. Louis Rams se habían paseado durante toda la temporada pero, en contra de todos los pronósticos y en la que se considera una de las mayores debacles de la historia de la NFL , los Patriots de Brady se llevaron el gato al agua. Gracias a un field goal de Adam Vinatiere en los últimos segundos ganaron 20-17. En poco más de tres años, Brady pasó de la suplencia en Michigan a ganar la Super Bowl de titular. Y encima como MVP.

La temporada siguiente, los Patriots acusaron la resaca del inesperado campeonato, y cuando reaccionaron ya fue demasiado tarde. Balance de 9-7 y fuera de playoffs. Sin embargo, al menos quedaba el buen sabor de boca que dejaron las nuevas adquisiciones: Christian Fauria y el veloz receptor Deion Branch. La temporada pasada, parece que molestos por lo sucedido, los Patriots ejercieron un dominio insultante que sólo discutieron unos contestones Carolina Panthers precisamente en la Super Bowl. Pero ni por esas. Al César lo que es del César. Otro field goal ganador de Vinatieri cuando quedaba un suspiro y segunda Super Bowl en tres campañas para los Patriots.

En este ejercicio, con el flamante fichaje del running back Corey Dillon, los Pats han prolongado su señorío hasta que los Steelers truncaron la racha de 21 victorias consecutivas, récord de la NFL. Sin problemas. Tropiezan de nuevo ante Miami y suenan las primeras alarmas. Pero llega la postemporada y se acabaron los juegos de niños. Aplastan en casa al mejor ataque de la liga (Indianápolis) y arrasan a Pittsburgh en el Heinz Field, estadio imbatido en esta temporada hasta entonces. Visto así, podría parecer que antes que dé inicio el partido del 6 de febrero en Jacksonville, los Eagles vayan a hacerles el paseíllo. Pero aunque los Patriots pensarán que no hay dos sin tres, más le vale a los de Brady no confiarse. Quizás los Rams de Warner les podrían contar alguna batallita al respecto.

5 cosas que quizás no sabías sobre Tom Brady

¿Sabías que lleva el dorsal 12 porque su madre le dijo que lo habían lucido grandes jugadores, pero que a él le habría gustado llevar el 8?

¿Sabías que Tom y su padre tienen un pacto por el que cada año se escapan una semana para jugar a golf?

¿Sabías que cuando era pequeño uno de sus ídolos en baseball, Chili Davis, le denegó un autógrafo y eso le marcó tanto que se ha propuesto no darle ese disgusto a ningún niño?

¿Sabías que una vez rellenó de tinte en polvo los calcetines de Drew Bledsoe, dejándole los pies de color púrpura durante tres semanas?

¿Sabías que en el 2001, año de su primera Super Bowl, fue el único jugador de la NFL que ganó menos dinero que su padre?



DONOVAN McNABB



Donovan McNabb es un tipo ilusionado que parece no perder nunca la esperanza. Una de sus tareas como líder de los Philadelphia Eagles es encargarse de que el resto de compañeros se impregnen de esa actitud. Y por lo visto, lo consigue. Sólo así puede explicarse que el equipo se reponga cada temporada tras perder tres veces consecutivamente la final de la Conferencia Nacional. Peor sería caer en la Super Bowl, pensarán. St. Louis, Tampa Bay y Carolina fueron los que le barraron el paso, y esta temporada Atlanta quiere ser el cuarto verdugo. Pero McNabb ya está más que harto de quedarse al filo de la cumbre y, con Terrell Owens o sin él, este quarterback con uno de los brazos más poderosos de la NFL quiere ganarse, de una vez por todas, el pasaporte para el partido en el que los flashes deslumbran y los corazones se aceleran.

Donovan Jamal McNabb nació el 25 de noviembre de 1976 en Chicago (Illinois). Dentro de la megalópolis que es Chicago, los McNabb tenían su hogar en el South Side. Esta área, residencia de un gran colectivo de ascendencia irlandesa, era un lugar bastante delicado en la ya de por sí conflictiva ciudad de Chicago, y por lo tanto un lugar difícil en el que crecer. Sus padres, Sam y Wilma, sabían que ese no era el mejor entorno que ofrecer a Donovan y a su hermano Sean, cuatro años mayor que él, y se pusieron manos a la obra para remediarlo.

Así fue como Sam, ingeniero en una compañía eléctrica, y Wilma, enfermera a jornada completa, empezaron a trabajar a destajo para salir del barrio, y cuando Donovan contaba con ocho años ya habían ahorrado lo suficiente para mudarse. Su nuevo destino fue el suburbio de Dolton, un lugar más alejado aún del downtown pero mucho más seguro que South Side. Sin embargo, allí también tuvieron que superar un duro escollo.

A principios de los '80, la convivencia interracial no era todavía un fenómeno asentado en todo Estados Unidos, sino lo contrario. De hecho, en determinados lugares era un proceso que se encontraba justo en los albores. Dolton era una de ellos. Prueba de esta difícil situación es que los McNabb fueron la primera familia negra en llegar a dicho barrio. Ante lo que consideraron una “intrusión”, sus vecinos no los recibieron precisamente con sabrosas y humeantes tartas de frambuesa sino más bien a tartazos, el equivalente a decir ventanas apedreadas y pintadas intimidatorias. Sin embargo, ante esta situación adversa, los McNabb impusieron la cordura y el tiempo normalizó el ambiente.

Donovan era un niño tremendamente abierto, desacomplejado, con el don de lograr ser siempre el centro de atención allá por donde pasara. Por todo esto se convirtió irremediablemente en el graciosillo de la clase. No obstante, estas cualidades no estaban tan bien vistas por los entrenadores como por sus colegas de travesuras. Todo lo contrario que su hermano. Corpulento y talentoso, Sean empezó siendo un fenómeno tanto en football como en baloncesto. Todo parecía indicar que si algún McNabb llegaba a la elite del deporte, ese sería él. Donovan, en cambio, siempre fue un poco más enclenque, y por eso su madre puso reparos cuando le pidió que le dejara apuntarse a la liga escolar de football. Viendo lo musculado que era Sean, Wilma temía que su hijo menor acabara hecho papilla por los rivales, pero los responsables del equipo de la escuela de Dolton la convencieron de lo contrario.

En 1990 ingresó en la Mount Carmel High School, un instituto católico que tuvo su época de mayor esplendor durante la década de los '40 y los '50, cuando se convirtió en el principal abastecedor de la universidad de Notre Dame. Para su entrada en la Mount Carmel, Donovan ya había pegado el estirón y, como su hermano, empezó a despuntar en football y baloncesto. De hecho, en el parqué compartió algunas temporadas con la estrella de los Dallas Mavericks, Antoine Walker. Juntos formaron uno de los mejores equipos de high school de Chicago, justo cuando Michael Jordan empezaba su reinado en la NBA.

En football le costó mucho más asentarse, porque el entrenador de Mount Carmel, Frank Lenti, no le puso de titular hasta su año junior (tercero de instituto). Visto lo visto, quizás se arrepintió de no haberle ofrecido antes la dirección del equipo. McNabb causó un gran impacto en 1992, tras liderar un ataque que promedió más de 35 puntos, la segunda media más alta de la dilatada historia del instituto Carmel. Además, la retaguardia del equipo también realizó un gran trabajo. Liderada por Simeon Rice, hoy defensive end de los Tampa Bay Buccaneers, la defensa se curtió a base perseguir al escurridizo Donovan McNabb en los entrenamientos, y por eso cuando se enfrentaban a quarterbacks inmóviles se hartaban de lograr sacks.

Tras su exitosa campaña, los ojeadores empezaron a prodigarse por las gradas en su último año. Y el quarterback no decepcionó. Tanto es así, que universidades de primer orden entraron en la puja. En principio, parecía que los Cornhuskers de Nebraska partían con ventaja sobre el resto y, por eso, su elección final de convertirse en un Orangemen de Syracuse sorprendió a muchos. Dos razones motivaron su decisión. La primera era que el entrenador de Syracuse, Paul Pasqualoni, le permitía compaginar el football con el equipo de baloncesto, uno de los mejores del país, dirigido por Jim Boeheim. La segunda tenía que ver con sus objetivos académicos. McNabb nunca ha escondido su deseo de convertirse algún día en comentarista deportivo y Syracuse le proporcionarían la formación idónea. Y es que esta universidad de Nueva York se precia de tener uno de los departamentos de comunicación más cualificados de Estados Unidos.

Los Orangemen son bastante más conocidos por su equipo de baloncesto que por el de football. Sin embargo, durante los cuatro años que el quarterback estuvo de titular (su primer año, como acostumbra a suceder, lo pasó en la banda sin ser elegible para jugar) el equipo de football se ganó a pulso su pedacito de protagonismo. Por otra parte, Donovan no disfrutó demasiado del parqué del Carrier Dome, ya que casi no entraba en los planes de Boeheim. Con todo, McNabb puede presumir de haber participado en la Final Four de 1995, en la que los Orangemen cayeron derrotados en el partido final a manos de los Kentucky Wildcats, liderados por (las vueltas que da la vida) Antoine Walker. El quarterback estuvo un par de temporadas más a las órdenes de Boeheim, pero viendo que estaba perdiendo el tiempo dejó el equipo en el último año para concentrarse sólo en el football.

En el césped, en cambio, las cosas se le dieron bastante mejor. Pese a que Syracuse no partía entre los favoritos para hacerse con el cetro la exigente Big East Conference, con McNabb de lanzador la acecharon durante sus dos primeros años. De hecho, en ambas temporadas llegaron al último partido dependiendo de sí mismos, pero sendas derrotas ante los Miami Hurricanes se lo impidieron.

En la primera cita, con Marvin Harrison de receptor estrella, llegaron al descanso por delante en el marcador, pero en el segundo tiempo se estamparon ante la defensa comandada por Ray Lewis y no anotaron un solo punto. En la segunda ocasión, ya sin el receptor de los Colts, el resultado fue más igualado (38-31). La derrota les supuso compartir el título divisional con los Hurricanes (ambos acabaron 9-3). Con todo, la Universidad de Syracuse sí disputó dos bowls de las que salió victoriosa con McNabb a la cabeza. En la primera, la Gator Bowl, vapulearon a Clemson por 41-0 y en el siguiente curso, en 1996, derrotaron a Houston 30-17 en la Liberty Bowl.

En cambio, durante los dos años siguientes, correspondientes a los de junior y senior de McNabb, esta tendencia se invirtió por completo. Por un lado, ganaron por partida doble la anhelada Big East tras batir otras tantas veces, esta vez sí, a unos Hurricanes que ya no contaban con la intimidadora presencia de Lewis. Aún y así, poco podría haber hecho el linebacker cuando los Orangemen humillaron a Miami por 66-13. Pero por otra parte, McNabb no pudo llevar a su equipo a disputar el partido por el título NCAA y, lo que es peor, perdieron las dos bowls que disputaron. En el 97 fue la Fiesta Bowl, ante Kansas State, y al año siguiente la Orange Bowl, contra los Florida Gators entrenados por Steve Spurrier (31-10).

Esta última derrota le apartó definitivamente del trofeo Heisman, otorgado al mejor jugador universitario para el cual partía como favorito a principios de año y en la que participaban otros aspirantes como Daunte Culpepper (Minnesota Vikings), Tim Couch y Ricky Williams, quien finalmente se llevó el gato al agua. A pesar de todo, McNabb tuvo un ciclo universitario muy productivo. Prueba de ello es que el de Chicago se convirtió en el primer jugador en ser elegido tres veces consecutivas Jugador del Año de la Big East, conferencia de la que también fue Rookie del Año en 1995.

Con un bagaje así, no extraña que figurara en todas las quinielas para estar en el Top 5 del draft. Finalmente, los Browns eligieron en el número 1 a Couch y los Eagles, a McNabb en segunda posición. La decisión trajo cola en Philadelphia, porque muchos fans , incluido el alcalde de la ciudad, Ed Rendell, iniciaron una campaña para que su equipo escogiera a Williams, el reciente ganador del Heisman. Sin embargo, el equipo de Pennsylavania necesitaba imperiosamente un quarterback y el head coach Andy Reid, que ya había tenido a sus órdenes a un histórico como Brett Favre, cuando era entrenador de quarterbacks de los Green Bay Packers, no dudó en elegir a McNabb.

A la vista de lo sucedido con Ricky Williams, los aficionados de Philadelphia estarán agradecidos con Reid. Y para darle la razón del todo, sólo les falta franquear los dos últimos obstáculos, sin duda los más difíciles: ganar la Conferencia Naciuonal y conquistar la Super Bowl. Experiencia en playoffs no les falta. En los cinco años que McNabb lleva como titular (en su temporada de rookie sólo jugó unos pocos partidos), Philadelphia no ha faltado nunca a la cita con la postemporada. Seguramente la derrota más dolorosa fue precisamente la del año pasado ante los Panthers. Aun partiendo como claros favoritos y con un Lincoln Financial Field lleno hasta la bandera, los Eagles perdieron 14-3, partido en el que McNabb cometió graves errores y encima tuvo que acabar abandonando el encuentro por lesión. Quizás este año, cuando más mermados están por las lesiones de Owens y el versátil running back , Correl Buckhalter, Philadelphia sea capaz de lograr al fin su objetivo. Por lo pronto, su cómoda victoria ante la poderosa ofensiva de los Minnesota Vikings de Culpepper y Moss fue como el mordisco del león que, aun herido, reclama sus opciones de reinar en la NFL.

5 cosas que quizás no sabías sobre Donovan McNabb

1. ¿Sabías que en el instituto era un fan del quarterback de Florida State, Charlie Ward, jugador que finalmente se profesionalizó en la NBA y que actualmente es el base de los Houston Rockets?

2. ¿Sabías que para McNabb los jugadores más espectaculares que ha habido en las últimas temporadas son Marshall Faulk y Randy Moss?

3. ¿Sabías que de pequeño soñaba con saludar a Michael Jordan y que cuando llegó el momento le dio tanta impresión que casi no terció palabra?

4. ¿Sabías que su madre le pagaba en el instituto diez dólares por cada touchdown que conseguía?

5. ¿Sabías que en su presentación como nuevo jugador de Philadelphia le regaló con picardía al alcalde Rendell una camiseta de los Eagles con su nombre detrás y el de Ricky Williams delante?



MICHAEL VICK


Michael Vick no está entre los 20 mejores quarterbacks de la liga ni en touchdowns , ni en yardas de pase, ni tampoco en rating . Ante tales estadísticas, para muchos es una locura que sea el jugador con el contrato más lucrativo de la liga, el que venda más camisetas o que sea el más mediático, pero seguro que por Atlanta no lo ven así. Esgrimirán que Culpepper o Favre han lanzado 200 pases más que él en la temporada, que no hay jugador en la liga tan vital para un equipo como él, y que nadie levanta a los espectadores de sus asientos como Vick lo hace con los muelles que tiene por piernas. Opiniones enfrentadas, pero los datos están ahí: en las dos temporadas que ha sido titular (de las cuatro que lleva en la liga), los Falcons han pasado a playoffs . En las otras dos, en cambio, se han quedado fuera. No hay duda de que Vick está hecho de otra pasta. Por eso, muchos analistas coinciden en que el sello personal de este súper atleta marcará una época.

Michael Dwayne Vick nació el 26 de junio de 1980 en Newport News (Virginia). Azotada por traficantes y centro operativo de multitud de bandas, Newport no era precisamente un edén en el que criarse, pero los quebraderos de cabeza que el quarterback causó a sus padres fueron por otros derroteros. Todo el sosiego que transmite ahora de mayor, lo tenía de inquieto cuando era pequeño. Y a esa edad parece que su mente no tenía límite. El colmo de sus estrafalarias ocurrencias fue cuando con sólo tres añitos decidió sellarse los párpados con pegamento.

Vick no se crío en una familia convencional. Sus padres, Michael Boddie y Brenda Vick, no habían alcanzado siquiera la mayoría de edad cuando nació, pero aún y así no fue su primer retoño. Antes que él ya había llegado al mundo su hermana Cristina y años más tarde lo harían Marcus y Courtney. Los críos tomaron el apellido de su madre porque en ella recayó la costosa tarea de educarlos, además de trabajar en uno de los omnipresentes supermercados en Estados Unidos, KMart .

El padre, por su parte, trabajaba de sol a sol como pintor en los astilleros de Newport. Boddie, apodado “Bullet” (bala) cuando jugaba a football , fue el encargado de enseñarle los aspectos básicos del juego, pero Michael también aprendió y mimetizó mucho de su primo, Aaron Brooks, hoy quarterback de los New Orleans Saints. Lo que sí asimiló de forma natural fue lo de lanzar el balón con la mano izquierda a pesar de ser diestro para todo lo demás.

En la escuela ya se intuía su capacidad para el deporte. Lo único que había que decidir era en qué disciplina podría explotar mejor sus cualidades porque el chico era también un aventajado en baloncesto y béisbol. La otra cara de la moneda era su mala conducta para con los profesores. Si empezaba a cultivar esa actitud, el siguiente paso podría ser más espinoso, así que su madre no tardó en cortar el problema de raíz. Tras la severa riña de rigor, Brenda le exigió que se inscribiera en alguna actividad extraescolar, ya que así mataba dos pájaros de un tiro. Por una parte lo alejaría de las malas compañías, y por otra lo acercaría un poco más al deporte. Michael ni pestañeó antes de decantarse por el footbal l, y a partir de entonces le dio esquinazo tanto a los problemas como a los juegos de la canasta y el bate.

En 1994 Vick ingresó en el instituto Warwick, el mismo que acababa de abandonar Aaron Brooks, cuatro años mayor que él, para marcharse a la universidad de Virginia. En la Warwick High School fue donde empezó a levantar las primeras ovaciones y a hacerse un nombre gracias, en gran parte, a la impagable ayuda que le prestó su entrenador, Tommy Reamon. Reamon, que incluso disputó una temporada de running back en las filas de los Kansas City Chiefs tras ser designado MVP de la World Football League en 1975, tuteló personalmente al habilidoso quarterback y se encargó de que en verano asistiera a campus para seguir perfeccionando su técnica.

Además, dada la fragilidad de la línea del equipo de Warwick, Reamon le instó a que se dejara llevar por su instinto, a improvisar, y fue entonces cuando se empezó a gestar su particular estilo. Esquivó a tantos jugadores y corrió de tal manera que en su año senior ya no había universidad que no estuviera interesada en sus servicios. Y eso a pesar de que Warwick nunca peleó por el campeonato estatal. Curiosamente, la horma de su zapato siempre fue Hampton Hight School, liderada por el hoy receptor de los Oakland Raiders, Ronald Curry, quien por entonces (como también en la universidad de North Carolina) jugaba como quarterback . Cuatro veces se enfrentó Vick a Curry y cuatro veces salió escaldado.

Llegaba, pues, el momento de escoger cuál sería su alma mater y la interminable lista de candidatos se redujo a dos: Syracuse y Virginia Tech. Vick siempre había sentido devoción por Syracuse y, tras una visita al campus de la universidad, hizo buenas migas con el quarterback estrella de los Orangemen, Donovan McNabb, que al año siguiente ingresó en la NFL. Pero por otro lado, Reamon consideraba que Virginia Tech eran la mejor candidatura tanto por cercanía como por las oportunidades que le prometía en su temporada freshman , el entrenador de los Hokies, Frank Beamer. Vick ponderó los pros y los contras con parsimonia y finalmente hizo caso a su mentor.

Su primera campaña en Virginia Tech la vivió desde la banda pero en el 99, dio el salto a la titularidad. Su irrupción fue todo un boom ya que los Hokies permanecieron invictos toda la temporada, y tras las inesperadas derrotas de universidades que militaban en conferencias más poderosas, Virginia Tech siguió añadiendo victorias a su casillero y culminó su inmaculada campaña con un billete para la Sugar Bowl. Además de toda la excitación que conlleva la atención nacional, Vick ardía en deseos de triunfar en la ciudad donde ya lo hacía su primo con los Saints.

El rival era nada más y nada menos que Florida State, equipo que lideró con solvencia la NCAA bajo el mando de su pasador estrella Chris Weinke. Vick tenía mucho más a ganar que a perder, pero una oportunidad así podría no presentarse otra vez. Tras ir 21 puntos por debajo, el quarterback lideró la remontada de Virginia Tech para incluso ponerse por delante en el marcador (29-28), pero a partir de ese instante los Hokies se atascaron en ataque y acabaron siendo derrotados por 46-29. Por lo menos el duelo de Nueva Orleáns fue más disputado de lo que se preveía y Michael Vick mostró sus credenciales. De hecho, su actuación le valió el tercer lugar en la clasificación del Heisman.

La temporada siguiente la iniciaron con renovadas ilusiones. Con Lee Suggs brillando en el backfield y Andre Davis de receptor estrella (ambos ahora en los Cleveland Browns), Virginia Tech se las prometía felices en el 2000. Además, Beamer también selló la incorporación de Andrae Harrison, el objetivo favorito de Vick en el instituto Warwick. Todo iba sobre ruedas, pero una lesión del de Newport en las postrimerías de la temporada apartó a Virginia Tech de cualquier opción de repetir presencia en la Sugar Bowl y a Vick de hacerse con el Heisman. Con todo, los Hokies ganaron la Gator Bowl ante Clemson, y Michael fue el MVP del partido, gracias a lanzar un pase de touchdown y sumar otro en una carrera.

Con la temporada concluida, era momento de sopesar si presentarse elegible para el draft o acabar el ciclo universitario. Al principio pensó en quedarse un año más en Virginia Tech, pero a medida que transcurría el tiempo las quinielas incluían cada vez más su nombre entre las primeras opciones, así que no se pudo resistir. La primera elección del 2001 recayó en San Diego, pero los Chargers, sabían que no podrían asumir la elevada ficha que implica un número 1 y, por otra parte, ya le habían echado el ojo a Drew Brees, quien presumiblemente entraría en la segunda ronda. Por todo esto, los californianos negociaron su elección a cambio de diversas rondas del draft (con la primera adquirieron los servicios del fenomenal corredor LaDainian Tomlinson) y el receptor Tim Dwignt. Así pues, Vick, con apenas 20 años y poco más de 300 lanzamientos en la universidad, se fue con un contrato de 62 millones de dólares bajo el brazo destino a Georgia para ponerse a las órdenes del veteranísimo Dan Reeves.

Como ya le ocurriera en la universidad, su temporada rookie la pasó en el banquillo pero una lesión del quarterback , Chris Chandler, le permitió disputar un par de partidos. La siguiente, su primera como titular, impresionó a propios y extraños con sus movimientos dinámicos. Su velocidad de reacción es de tal magnitud que no sorprende que se haya convertido en el trofeo más preciado por cualquier defensa. Pero también es cierto que por cada sack que recibe varios jugadores ya se han fracturado la cintura con sus quiebros.

Su punto culminante en la temporada regular del 2002 fue cuando vapuleó a los Vikings con 173 yardas de carrera y otras tantas de pase. Pero lo mejor aún estaba por llegar. Después de un final de temporada titubeante, los Falcons lograron una plaza de wild cards por los pelos, en la que les esperaba la hasta entonces temible tundra helada de Green Bay. Su actuación en el Lambeau Field fue ciertamente discreta (117 yardas de pase y 64 de carreras), pero el impecable trabajo de la defensa y su aparición en los momentos oportunos sirvieron para derrotar a los Packers de Brett Favre y a la historia. La semana siguiente, sin embargo, los Eagles devoraron a los Falcons, dejándolos con sólo seis puntos en el marcador.

La campaña anterior la pasó casi en blanco tras romperse la pierna durante en la pretemporada y ese fue un lastre demasiado pesado para Atlanta, que ralló el ridículo. Esta temporada, sin embargo, el dorsal 7 de los Falcons ha vuelto por sus fueros y el equipo, además de ganar la división, se ha ahorrado incluso disputar la primera ronda de playoffs. Con casi 1.000 yardas terrestres en su haber, Vick se ha convertido más que nunca en una doble amenaza, por lo que a las retaguardias contrarias se les hace más difícil predecir sus movimientos.

El billete para la Super Bowl parece aún más cerca ahora que los Eagles no podrán contar con Terrell Owens, pero el primer escollo que deberán superar este fin de semana son unos St. Louis Rams que llegan muy crecidos al Georgia Dome. Quizás una victoria suya en la Super Bowl asestaría un duro golpe a los más puristas del football , pero a la vez sería sintomático de los nuevos aires que corren por la NFL. Vick tiene a tiro de piedra entrar en la historia y redefinir, más si cabe, el estereotipo del quarterback . Sólo tres peldaños le separan.

5 cosas que quizás no sabías sobre Michael Vick

1. ¿Sabías que tiene un perro de raza pit bull que se llama Champagne?

2. ¿Sabías que en Virginia Tech le retiraron el dorsal 7 aunque después Kevin Jones, running back de los Lions, lo lució durante su etapa en los Hokies ya que no había regla escrita que lo prohibiera?

3. ¿Sabías que es un enamorado de la pesca?

4. ¿Sabías que los Colorado Rockies de la liga profesional de béisbol le eligieron en la trigésima ronda del draft de 2000 a pesar de que no había tocado un bate desde la escuela?

5. ¿Sabías que su hermano, Marcus Vick, que lleva tres temporadas en Virginia Tech, está ahora apartado del equipo por problemas con la ley?
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Maroussi
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por Maroussi » 19 Jul 2005, 19:33

Aqui dejo 3 historias más,el descomunal linebacker de los Ravens Ray Lewis,el fino estilista Quarterback de los Vikings Daunte Culpepper y el ex jugador de baloncesto Antonio Gates.Por favor,a los que os guste la NFL echarme una mano y no seais unos vagos,gracias :wink:


RAY LEWIS

“Yo estoy preparado, ¿y vosotros?” Sólo estas cinco palabras necesita el estandarte defensivo de los Baltimore Ravens para poner patas arriba el vestuario que acoge a la retaguardia más vistosa de la liga. Ray Lewis es un tipo explosivo, idolatrado por unos y odiado por otros, pero el consenso es unánime en cuanto a su juego se refiere. Y para bien o para mal, este linebacker es uno de esos jugadores que haga lo que haga nunca deja indiferente a nadie.

Nació el 15 de mayo de 1975 en Lakeland, Florida, una pequeña y centenaria ciudad ubicada entre Tampa Bay y Orlando. Debido a la ajetreada vida sentimental de su madre, que lo tuvo con tan sólo 15 años, de niño Ray cambiaba más veces de apellido que de pañales. Tomó Jenkins de su padre biológico, luego pasó a Jackson y finalmente perpetuó Lewis, apellido que cogió del hombre con quien salía su madre justo cuando Ray empezó a ir al instituto. Por entremedio, incluso, hubo un tiempo en que se llamó Buffy Jenkins.

En la Kathleen High School, Lewis empezó a desplegar sus habilidades en el campo no sólo como linebacker sino también como running back , dado que un físico como el suyo no se podía limitar a tan sólo una faceta del juego. De hecho, Ray practicaba también lucha, disciplina en la que incluso consiguió un campeonato estatal, el primero que se colocaba en las vitrinas del instituto Kathleen. Por aquel entonces, a principios de los 90, Ray vivía con sus abuelos ya que su madre, que se casó de nuevo, se marchó con su flamante marido fuera de Lakeland y Ray decidió permanecer en la ciudad. Y además con su apellido intacto.

En 1993 Ray Lewis se marchó a la University of Miami (UM), una de las principales arterias de las que se nutre la NFL. Jugadores como Jim Kelly, Michael Irvin, Vinny Testaverde o Warren Sapp se han formado en Miami, college que este año ha abastecido a la liga con una de las camadas más amplias y de calidad que se recuerdan. Hasta nueve jugadores han colocado los Hurricanes en la NFL, y además seis de ellos elegidos en la primera ronda del draf t. Los de más relumbrón son Sean Taylor (safety de los Redskins), Kellen Winslow Jr. (tight end / Browns) y Jonathan Vilma (linebacker /Jets). Pero no sólo futbolistas hace florecer la Universidad de Miami. Silvester Stallone, Ray Liotta, Gloria Estefan y también Enrique Iglesias son otros alumnos ilustres que han pasado por sus aulas.

Ray Lewis entró en la universidad por la puerta grande. Basta con decir que tuvo el honor de ser el primer freshman (jugador de primer año) en cinco temporadas que se hizo un hueco en el equipo titular. Pero eso no fue algo que lo amedrentara, sino todo lo contrario. Desde el primer momento, Ray se erigió en uno de los pilares defensivos de los Hurricanes , sobrenombre que adoptaron todos los programas deportivos de la universidad tras un devastador huracán que asoló la zona en 1925, y en su segundo y tercer año (1994 y 95) fue líder indiscutible en placajes en la competitiva conferencia Big East.

Dejó la universidad con un año de antelación pero, con todo, faenó mucho durante su estancia para dejar su nombre inscrito en la quinta posición de la lista de más placajes de la UM con 388, 160 de los cuales se los apuntó en su año júnior (tercero). Precisamente en esta temporada fue un claro contendiente al Butkus Award, trofeo otorgado al mejor linebacker del país en honor al legendario jugador de los Chicago Bears, Dick Buktus, pero éste finalmente recayó en Kevin Hardy (ahora en los Cincinnati Bengals), por delante del propio Ray y de Zach Thomas (Miami Dolphins), segundo y tercero respectivamente.

Así pues, su prematuro abandono de la universidad impidió entonces que se graduara, algo que sí logró hace escasas fechas a través del programa online de la University of Maryland, situada a escasos 50 kilómetros de Baltimore, y lo hizo concretamente en administración de empresas.

Ray Lewis fue elegido en 26ª posición de la primera ronda del draft del 96 por los Baltimore Ravens, una franquicia recién llegada ese mismo año procedente de Cleveland. El estado de Maryland recuperaba así el equipo de football profesional que perdió en 1984, año en que los Baltimore Colts se marcharon a Indianápolis. De hecho, Ray fue la segunda elección de unos Ravens que antes se decantaron por el descomunal tackle Jonathan Ogden (4ª posición). Así pues, Ogden y Lewis fueron las dos primeras elecciones de las historia de los Ravens y el tiempo ha demostrado su rentabilidad.

Como ocurrió en la universidad, Ray fue una inyección de adrenalina para Baltimore y se convirtió en el líder indiscutible desde el mismo día en que pisó el vestuario. Y los propietarios del equipo (primero Art Modell y luego Steve Bisciotti) han traducido su carisma y su juego en forma de jugosos contratos repletos de ceros. A los dos años ya se había convertido en el linebacker mejor pagado de la NFL y hace un par de años firmó un nuevo contrato que le ligará a los Ravens hasta el 2008 y que le reportará aproximadamente 50 millones de dólares además de otras bonificaciones millonarias.

Lewis es la piedra angular de una defensa que ya lleva muchos años entre las mejores de la NFL. Quizás, sólo quizás, las haya habido más dominantes en momentos puntuales (caso de Tampa Bay Buccaneers hace un par de años) pero pocas han perdurado tanto en la elite de la liga como ocurre con la de los Ravens. Capitaneando una defensa de este potencial, Ray ha alcanzado récords colectivos tan remarcables como el de menos puntos encajados en una temporada (165) o el de mantener a los running backs rivales por debajo de las 100 yardas terrestres durante 50 partidos consecutivos, el equivalente a más de tres temporadas completas.

Con un filón así, el dorsal 52 también acumula trofeos personales por doquier: ha sido designado dos veces Defensa del Año en la NFL, líder en placajes de la liga en cuatro ocasiones, seleccionado seis veces para la Pro Bowl... La guinda del pastel: MVP de la Super Bowl que los Ravens lograron en el 2001 tras vapulear a los New York Giants por 34-7. Y es que esa victoria se cimentó, como no podía ser de otra manera, en la defensa. Los Ravens pasaron sobre la ofensiva de los Giants como una apisonadora, y en especial sobre Kerry Collins, que sufrió tres sacks , cuatro intercepciones (una de ellas para toucdown ) y fue limitado a unas paupérrimas 86 yardas de pase. Sin duda, la Super Bowl fue un buen contrapeso para el año aciago que Ray vivió en lo personal tras el incidente que ocurrió en una discoteca de Atlanta justo un año antes.

De lo sucedido en el exterior del Cobalt Lounge la madrugada del 31 de enero del año 2000 se ha hablado tanto y tan exhaustivamente que no vale la pena redundar. Y menos cuando hay sentencias emitidas de por medio. El caso es que Lewis fue condenado a un año de libertad condicional por obstrucción a la justicia, la misma justicia que en tantas otras ocasiones ha demostrado no tener miramientos sobre quién es el que se pone por delante y, por lo tanto, no hay espacio para cabalística. Por otra parte, viene al caso decir que algunas de las polémicas en las que se ha visto involucrado Lewis son, para muchos, fruto de no haber hecho caso de advertencias como la que le hiciera años atrás el señor Clint Wright, su director en el instituto: “Asegúrate de elegir bien, porque si te codeas con perros te empaparás de pulgas”.

Cuando está a punto de cumplir los 30, parece que Ray ya ha dejado atrás su lado controvertido y ahora fuera del terreno de juego se dedica a cosas más dignas. Padre de cuatro hijos (fruto de dos relaciones), Lewis ofrece a través de su “Ray Lewis Foundation” charlas a los jóvenes para prevenirles de las drogas. Además, hace justo dos semanas, con motivo del Día de Acción de Gracias, Ray organizó, junto a otras personas, una gran comida con lotes para 440 familias humildes de Baltimore.

Dentro del campo, Ray Lewis es uno de esos jugadores sugestivos que evoca pasión por el juego. Su vistosidad le hace acaparar portadas de revista y hasta carátulas de videojuego. Además, su espectacular baile tribal de prepartido anima incluso al más deprimido, pero lo de showman acaba ahí. Cuando el reloj empieza a correr sale el depredador instintivo que lleva dentro y que estremece a los ataques rivales. De hecho, Ray influye hasta el punto que gente como Bill Cowher, entrenador de los Pittsburgh Steelers, ha reconocido que a veces está más pendiente de averiguar cómo bloquearle que de la creación de juego. Si eso no es ser dominante…

5 cosas que quizás no sabías sobre Ray Lewis

1. ¿Sabías que Ray Lewis fue sólo el cuarto linebacker elegido del draft de la NFL en 1996 y que el tercero, Reggie Brown, dejó el fútbol americano al año siguiente tras estar a punto de perder la vida en el campo?
2. ¿Sabías que Mike Singletary, el entrenador de linebackers en los Ravens, es junto a Lawrence Taylor, Joe Greene y el propio Ray Lewis el único jugador que ha ganado al menos dos veces el premio de Defensa del Año en la NFL?
3. ¿Sabías que la del 2002 fue la única temporada en que Lewis no lideró en placajes a Baltimore, porque sólo jugó cinco partidos en los que, por cierto, promedió una asombrosa media de 17 por encuentro?
4. ¿Sabías que a las celebraciones anuales de la “Ray Lewis Foundation” asisten personajes tan reconocidos como Evander Holyfield, Tracy McGrady o Michael Phelps?
5. ¿Sabías que en enero inaugurará un restaurante, el “Ray Lewis' Bar-B-Que”, y que formará parte de la cadena de restaurantes Full Moon?



DAUNTE CULPEPPER




Daunte Culpepper tiene un físico alejado del esteriotipo del quarterback. Debido a sus 120 kilos, sus compañeros bromean diciendo que si no jugara de quarterback sería guard, pero lo cierto es que aunque algunos lo acusen de ser un blanco demasiado grande para las defensas rivales, Culpepper exhibe en el campo una agilidad y una rapidez de pies impropia de su peso.

Nació en Ocala (Florida) el 28 de enero de 1977 en unas circunstancias poco habituales. Su madre biológica, Barbara Henderson, le dio a luz en la cárcel donde cumplía una condena de cinco años por un robo a mano armada que perpetró ya embarazada de Daunte. Barbara quería lo mejor para su retoño, y evidentemente criarse en la cárcel no lo era. Tampoco confiaba en los servicios sociales, así que suplicó a Emma Culpepper, trabajadora del mismo centro penitenciario, que se hiciera cargo del bebé. Barbara sabía que lo dejaba en las mejores manos pese a que Emma nunca tuvo hijos biológicos. La historia de la señora Culpepper es para quitar el hipo.

Tras la muerte accidental de su hermano en un aserradero en 1945, Emma tuvo que dar cobijo a sus cuatro hijos. Después se hizo cargo de siete más de una hermanastra que se metió en problemas y por si fuera poco adoptó otros tres. Catorce en total y sin poder contar con la ayuda de su marido desde 1958, cuando falleció en accidente de tráfico. Daunte fue, pues, el decimoquinto. El “ángel”, como la llama el quarterback, al principio no quiso responsabilizarse del bebé por razones obvias (además contaba ya con 62 años) pero finalmente cedió ante la persistencia de Barbara. Cuando cumplió la condena, la madre biológica fue a recogerlo pero al poco tiempo renunció a su propio hijo porque lo veía infeliz y se lo devolvió a Emma, un gesto que Daunte siempre ha agradecido.

Como tanto ocurre con los adolescentes norteamericanos, Daunte creció practicando los tres deportes más comunes de la calle: baloncesto, football y baseball. En football, de hecho, se inició como receptor y el argumento de su llegada a la posición de quarterback se asemeja con descaro al de una película de Disney. Ocurrió durante un entrenamiento en su escuela. El hasta entonces quarterback le lanzó a Culpepper (de receptor) un pase que no atrapó y acto seguido Daunte fue a por el balón, lo recogió y se lo devolvió al mismo que se lo había lanzado en forma de misil. El entrenador se quedó boquiabierto y el resto es historia.

Llegó a la Vanguard High School en 1991, y allí Daunte pronto empezó a despuntar en todos los deportes que practicaba. Además, su cuerpo empezó a recoger los frutos de muchas horas de gimnasio y, por todo esto, durante su último año las tres grandes universidades del estado, Florida, Miami y Florida State, mostraron interés pero cuando descubrieron que su media de notas estaba por debajo del aprobado se olvidaron de él. Sin embargo, los responsables de la Universtity of Central Florida (UCF), centro cercano a Orlando, sabían que los diamantes no se desaprovechan ni cuando están mal tallados, así que ofrecieron ayuda a la estrella emergente a cambio de que eligiera su universidad al acabar el instituto. De la mano de Paul Lounsberry, entrenador de la línea de ataque de la UCF y antiguo profesor de instituto, y Phil Yancey, su entrenador en Vanguard, Daunte se sumió en un estricto programa de estudios para mejorar sus notas.

A partir de entonces (y sin abandonar la narración “disneyniana”) Culpepper devoró libros, pesas y rivales hasta el punto que a final de año las tres universidades que poco antes le dieron la espalda reactivaron su interés. Pese a que la UCF era una escuela menor, Daunte, diamante ya retallado, no pudo hacer más que devolverles el favor aunque sabía que se dirigía a una liga menos competitiva. Por otra parte, las cosas tampoco le fueron mal en el terreno de juego durante su año señor de instituto. Llevó a Vanguard a la final del campeonato 5A, donde cayeron por 19-17 (por un field goal fallado en el último suspiro) ante los Bradenton Southeast del receptor Peter Warrick, quien ahora milita en los Cincinnati Bengals.

Gene McDowell, entrenador de los Golden Knights, como se conoce a los jugadores de la UCF, ansiaba llevar el equipo de la división 1-AA a la 1A, y Daunte era la pieza que le hacía falta. Lo de Culpepper en la UCF fue llegar y besar el santo. A pesar de tener contrincantes de entidad, el equipo subió a la 1A en su primera temporada. Las dos campañas siguientes, los pupilos de McDowell obtuvieron un balance de 6-5 ambos años y, pese a no acechar campeonatos, Daunte ofreció tantos recitales que incluso pensó en presentarse al draft del ‘98, pero había motivos que no invitaban a ello. Para empezar, las posibilidades de ser seleccionado entre los primeros quarterbacks disminuían con aspirantes como Peyton Manning y Ryan Leaf y, por otro lado, también le ilusionaba salir de la universidad con algún campeonato en el bolsillo. Además, los consejos (por no decir órdenes) de Emma pesaban mucho: quería que lograra su graduado universitario y le recordó todo lo que la UCF hizo cuando nadie daba nada por él. Dicho y hecho.

Los Golden Knights afrontaban la temporada del ‘99 con tanta ilusión que incluso la palabra “bowl”, afloró por primera vez en el vestuario y había hasta quien especulaba con que el Heismann (trofeo otorgado al mejor jugador universitario de todo el país) recayera en Culpepper. Sin embargo, hubo que sortear obstáculos desde el principio. Varios jugadores del equipo admitieron, al poco de empezar la temporada, usar teléfonos móviles robados y el escándalo fue tal que incluso le costó el puesto al entrenador McDowell. Pese a todo, el equipo registró un meritorio 9-2, pero no recibieron invitación alguna para disputar una bowl. Daunte, por su parte, ni siquiera fue invitado a la ceremonia de entrega del Heismann. Logró más de 4.000 yardas de ataque total (3.690 de pase y 463 de carrera) y 40 touchdowns combinados (28 y 12) y, además, arrebató el récord NCAA de Steve Young de porcentaje pases completados en una sola temporada, con un 73,3. Sin embargo, unas cifras así no eran contrapeso suficiente ante el hecho de proceder de una universidad catalogada como menor.

La sensación de no ver el esfuerzo recompensado se reprodujo en el draft tras ser elegido por los Minnesota Vikings en el puesto 11 y ver cómo se le colaban tres quarterbacks, precisamente escogidos en las tres primeras posiciones del draft: Tim Couch (Cleveland Browns), Donovan McNabb (Philadelphia Eagles) y Akili Smith (Bengals), por este orden. La carga de la universidad menor se la volvió a jugar. Pero con el tiempo, el entonces head coach de los Vikings y actual entrenador principal de los Arizona Cardinals, Dennis Green, acallaría a todos los que criticaron su apuesta personal por el quarterback.

Así pues, Culpepper no entró por la puerta grande en la NFL, pero las ganas de demostrar su valía aumentaron. Su año rookie lo pasó en la banda pero en el siguiente se introdujeron cambios. Los dos primeros quarterbacks, Randall Cunningham y Jeff George, ambos con enorme experiencia, se marcharon y las negociaciones por conseguir a otro ilustre veterano, Dan Marino, no llegaron a buen puerto. Gracias a estos rebotes, Culpepper se hizo con la titularidad y las dudas que generó las disipó desde el primer momento. El quarterback y el controvertido receptor Randy Moss se entendieron de maravilla desde el primer momento, y el equipo lo notó. Los Vikings ganaron la división pero, tras deshacerse de los New Orleans Saints en primera ronda, fueron barridos en la final de conferencia por los New York Giants (41-0). En el 2001, Culpepper fue seleccionado para la Pro Bowl, pero su equipo registró un pobre 5-11 y al año siguiente, ya con Mike Tice de entrenador, las cosas no mejoraron mucho: 6-10.

La temporada pasada fue sin duda la más dolorosa de todas para Culpepper a pesar de acabar con balance positivo (9-7) y firmar un contrato por diez años y 102 millones de dólares, el más lucrativo de la historia del club. Tras un inicio espléndido con seis victorias consecutivas, el equipo empezó a acumular derrotas pero, aún y así, se presentaron en la última jornada dependiendo de sí mismos para ser campeones de división. En ese partido, a saber si fue la mala suerte, Murphy y su molesta ley, el destino, la posición de los astros o lo que sea, pero el caso es que todo aquello que tenga que ver con casualidades y causalidades se manifestó con más acritud que nunca para dejar a los Vikings fuera de la postemporada. Y las manos de Nate Poole, el recetor de los Cardinals, también tuvieron que ver, y mucho. El caso es que Minnesota ganaba 17-5 a falta de dos minutos, pero Arizona necesitó menos de la mitad de ese tiempo para anotar un touchdown, recuperar un onside kick, beneficiarse de un pass interference y lanzar un par de pases que les colocó en la 13 de los Vikings, a un touchdown de la victoria (17-12 era el resultado). Ahí la defensa de Minnesota respondió con dos sacks, en el segundo y el tercer down, que les mandó de vuelta un buen puñado de yardas. En cuarta oportunidad, con cuatro segundos para acabar y 28 yardas por recorrer, parecía que los Cardinals lo tenían imposible pero el joven Josh McCown se las arregló para mandar un pase que Nate Poole, compañero de Moss en la universidad, recogió escorado en la end zone y mandó a Culpepper y compañía para casa. Luchar 16 partidos para quedarte fuera en el último segundo da para mucha reflexión.

Ya se sabe, de derrotas así se suele aprender algo y parece que esta temporada Minnesota tiene más prisas por asegurarse los playoffs. Dado el flojo rendimiento que están ofreciendo los equipos de la Conferencia Nacional (sólo 5 equipos pueden presumir de balance positivo), los Vikings tienen bastante asequible, como mínimo, una plaza para Wild Cards, mientras que el título de división lo tendrán que disputar contra Green Bay. En el plano individual, Culpepper está jugando su mejor temporada en la NFL. De hecho, sería un claro contendiente al MVP, si no fuera por la exhibición de Manning. El quarterback de los Vikings empezó arrasando, pero la lesión de Moss limitó su abanico de posibilidades y sus estadísticas se resintieron. Ahora, sin embargo, con su receptor preferido ya recuperado, todavía está a tiempo de lograr récords personales y medirse con Green Bay de tú a tú por el título de la División Norte de la NFC.

Después de tres años sin llegar a la postemporada, “Pepper”, como le llama Moss, está loco por demostrar que Minnesota puede aspirar a todo. Y de paso certificar que, pese a su físico, la velocidad, la precisión en el pase y el aplomo que exhibe en el pocket no están al alcance de cualquier guard o linebacker.

5 cosas que quizás no sabías sobre Daunte Culpepper

1. ¿Sabías que Culpepper luce el dorsal número 11 por ser la posición en que salió elegido en el draft?
2. ¿Sabías que en el instituto, además de jugar a baloncesto, football y baseball también practicó halterofilia?
3. ¿Sabías que, tras la jornada 12, Culpepper es el único quarterback que puede presumir de haber lanzado más pases de touchdown en la temporada (28) que Peyton Manning en los últimos 5 partidos (24)?
4. ¿Sabías que la primera vez que Emma Culpepper se subió a un avión fue para ir a Nueva York y estar al lado de Daunte en el draft?
5. ¿Sabías que en 1995 Culpepper fue elegido por los New York Yankees en la 26ª ronda del draft de la MLB de béisbol?



ANTONIO GATES



Antonio Gates está siendo una de las sensaciones de la temporada y, desde luego, el buen hacer de los Chargers está contribuyendo decisivamente a su eclosión. Sin duda es el tight end de moda en la liga y su peculiar precedente está en boca de todos: Gates no jugó al football en la universidad. Su vida deportiva siempre ha estado más ligada al baloncesto y cuanto más le animaban a pasarse al fútbol americano, más se empecinaba él en seguir encima del parqué. Al final, sin embargo, tuvo que rendirse ante la evidencia de tener un físico hecho para el football y lo cierto es que no le va nada mal. Tiene 24 años y un futuro más que prometedor por delante.

Se crió en Detroit, Michigan, donde nació el 18 de junio de 1980. Su andadura en el deporte comenzó en la Central High School de Detroit, instituto fundado en 1858 y que tiene el honor de ser el primero de titularidad pública que se construyó en todo Michigan. En sus inicios, Antonio ya practicaba fútbol americano y baloncesto y, ciertamente, brillaba en los dos hasta el punto que fue elegido entre el equipo de mejores jugadores del estado en ambos deportes. En fútbol americano, desde el principio como tight end , destacaba por sus habilidades en la recepción pero, en cambio, su técnica para realizar bloqueos y placajes era poco menos que espantosa. Nadie le tuteló en esa faceta pero tampoco es que lo necesitara. Sacando partido a su altura, el grandullón de manos finas no hacía más que recibir un pase tras otro. Así es como la labor menos mediática del juego no la ha aprendido hasta convertirse en profesional.

En baloncesto, por el contrario, era donde explotaba mejor su vasto físico gracias a su corpulencia congénita. De hecho, Gates es un jugador emblemático en la Central High School ya que fue uno de los integrantes del equipo que en 1998 logró el único título estatal del que puede presumir el instituto. Quizás fuera por este campeonato o quizás no, pero el caso es que las apetencias deportivas de Gates poco a poco fueron inclinándose hacia el baloncesto, quedando el fútbol americano relegado a un segundo plano.

Sin embargo, cosas de la vida, parece que su cuerpo se opuso a su mente de tal manera que Antonio acabó desarrollando un físico ideal para el football , concretamente para la posición de tight end . La velocidad y la coordinación en el desplazamiento que curtió en el baloncesto, sumada a su envergadura y robustez, le avalaban como el esteriotipo mismo de esa posición. Pero parece como si al principio esa intuición la tuviera todo el mundo menos él.

En el año ‘99 ingresó en Michigan State (MSU) con la intención de seguir disputando ambas disciplinas, pero el entonces entrenador de los Spartans, Nick Saban, le aconsejó que se centrara únicamente en el fútbol americano, porque era donde tenía más posibilidades de alcanzar el éxito. Gates no lo veía así y su paso por la MSU sólo duró un semestre. A partir de ahí, el dorsal 85 de los Chargers fue saltando de universidad en universidad hasta recalar en Kent State (KSU), una de las más grandes y reconocidas del estado de Ohio. Por el camino pasó por Eastern Michigan e incluso cruzó todo el país para mejorar sus notas en el College of Sequoias, conocido así por los árboles altísimos que arraigan a su alrededor, donde ni siquiera practicó el baloncesto.

Por entonces parecía que su futuro discurriría muy lejos del deporte profesional, pero su ingreso en Kent State lo cambió todo. Y, curiosamente, su manera de jugar al baloncesto le abrió las puertas de la NFL. Está claro que cualquiera que pese 117 kg. repartidos en 1.93 cm no tiene, ni mucho menos, el privilegio de profesionalizarse en el fútbol americano, pero las posibilidades se multiplican enormemente si mueves ese físico con la solvencia que Antonio lo hace. Cuando corrió la voz sobre ello, los ojeadores no tardaron mucho en personarse en sus partidos. Gates se lamentaba de que no importaba si metía 20, 30 ó 40 puntos porque los scouts no hacían más que reafirmarse en sus impresiones: “El chico tiene madera de tigh end ”.

Esa circunstancia desorientaba a Antonio pero Stan Heath, su entrenador en Kent State, sabía bien lo que sucedía. “Si hubiese sido 10 ó 12 centímetros más alto habría sido una superestrella de la NBA”, dice ahora Heath. El caso es que su altura desalentaba a los ojeadores de la liga profesional de baloncesto porque con más de 110 kilos no podía ser otra cosa que ala pívot, y con los tipos que se mueven por la NBA ése era un hándicap demasiado determinante. Pero al mismo tiempo, su brega en el rebote ante jugadores mucho más altos deleitaba a los ojeadores de la NFL.

En el 2001 Stan Heath y Dean Pees, el entrenador del equipo de fútbol americano de Kent State y hoy asistente en los Patriots, volvieron a animarle a que jugara también a football, pero Gates siguió en sus trece. Antonio estaba a todas con el básquet y su perseverancia dio sus frutos. Llegó con los Golden Flashes de Kent State nada más y nada menos que al Elite 8 , o lo que es lo mismo, los cuartos de final de la NCAA y antesala de la archifamosa Final Four . Eso era todo un logro para una universidad como Kent State. Y encima Gates era el líder absoluto. Sus 20,7 puntos, 6,3 rebotes y 3,3 asistencias de media por partido así lo certifican. Además, en el 2002 (su temporada señor, última en la universidad) logró batir el récord de más puntos en una temporada de KSU superando la barrera de los 600, que hasta entonces sólo había sido franqueada por otros dos jugadores de esa universidad.

Sin duda, Antonio Gates llevaba tras de sí un bagaje muy digno en el baloncesto, pero su altura era la que era. Al final pasó lo que tenía que pasar: no fue drafteado en la NBA. Y en la NFL, mientras tanto, un montón de equipos se frotaban las manos con llevárselo a sus training camps .

Gates, padre de una niña, ha reconocido que si se decidió por los Chargers fue en buena parte por Tim Brewster, el entrenador de tight ends , quien desde el principio fue honesto con él sobre sus posibilidades pero sin garantizarle nada. Finalmente, se ganó un hueco en el equipo y en poco tiempo ha recompensado con creces la confianza que depositaron en él. Bien es cierto que la lesión de Stephen Alexander le abrió de par en par las puertas de la titularidad el año pasado, pero en pocas fechas superó las expectativas del más optimista. ¡Vaya si lo hizo! Cuando en la jornada catorce recibió cinco pases para 117 yardas ante Green Bay, su nombre saltó a la palestra y desde entonces no ha hecho más que confirmar que ese partido no fue una casualidad.

Esta temporada ha certificado con antelación lo que muchos barruntaban que algún día conseguiría. Hasta el momento presenta estadísticas de receptor consagrado y cuando aún faltan tres jornadas por disputar ya es el tight end con más recepciones en una temporada de toda la historia. Por todo esto, no extraña que acaricie ya el trono que disfruta Tony González (Kansas City) como tight end más productivo de la liga. Curiosamente, además de football, González también jugó a baloncesto en la universidad, pero sus números quedan lejos de los que firmó Gates en Kent State. Lo que está claro es que con semejantes ejemplos los ojeadores estarán empezando a dudar razonablemente dónde está el vivero en el que se forjan los buenos tight ends de la NFL y, probablemente, las historias de Gates y González les hagan mirar más hacia los pabellones, que a los campos de fútbol americano.

Así las cosas, a Antonio Gates no paran de lloverle los elogios. Y el primero en concedérselos es su entrenador, Marty Schottenheimer, quien incluso lo compara ya con John Mackey, histórico tight end y miembro del Hall of Fame que, junto a Mike Ditka, revolucionó dicha posición para convertirla en lo que es hoy en día. Gracias a jugadores como Gates y González a la cabeza, u otros como Jason Witten (Dallas), Alge Crumpler (Atlanta) o Jeremy Shockey (Giants), no sólo se está reivindicando la posición de tight end sino que a su vez se están reajustando los esquemas defensivos ante lo que se está convirtiendo en una amenaza real a veces desatendida. Las retaguardias de la NFL están teniendo serios problemas para cubrir a estos jugadores, cuando no saben si saldrán desde la línea o se abrirán a atrapar pases pegados a las bandas, como si de veloces wide receivers se tratara.

Las vueltas que da la vida, pensará Gates. Pocos como él pueden dar fe de que en menos de dos años uno puede pasar de quedarse a un paso de la Final Four de la NCAA a ser una superestrella de la NFL.

5 cosas que quizás no sabías sobre Antonio Gates

1. ¿Sabías que no celebra los touchdowns por respeto a los rivales?

2. ¿Sabías que en la universidad fue incluso aspirante a Jugador del Año en baloncesto?

3. ¿Sabías que de alguna manera sigue ligado al deporte de la canasta a través de su gran afición a los videojuegos, donde prefiere los de baloncesto sobre cualquier otro?

4. ¿Sabías que está a tan sólo 3 anotaciones de igualar el record de touchdowns de un tight end en una temporada que comparten cuatro jugadores con 14?

5. ¿Sabías que los Chargers han ganado todos los partidos en los que Gates ha anotado?
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KABE
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por KABE » 20 Jul 2005, 00:17

Muy buenas las biografías aunque un poco pasadas (por ejemplo, McNabb ya sabe lo que es lanzar en una SuperBowl)

De todos modos lo subo para que sigais hablando los que sabeis y para que alguno más se pueda leer los textos de Maroussi
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flea
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por flea » 20 Jul 2005, 01:24

Aquí otro seguidor de la NFL....concretamente de los Atlanta Falcons.

Empece a seguir la NFL hace bastante tiempo, la verdad, porque donde vivía solían poner de uno a dos partidos a la semana y enseguida me enganché a este deporte (por lo menos pasivamente, jeje)...

Como ya era seguidor de los equipos de Atlanta (principalmente por Dominique Wilkins...aunque después me lleve una decepción... :? ) me fijé más en los Falcons y concretamente en Jamal Anderson. Anderson era el RB titular y se convirtió en uno de mis jugadores favoritos.

Lo que pasa es que ahora estoy bastante cansadete, pero prometo ir poniendo alguna cosilla de esta liga tán interesante....

Saludete a todos los NFL-maníacos :D

Tha Flea
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ThEaNsWeR19
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por ThEaNsWeR19 » 20 Jul 2005, 02:19

Buenas a todos.
Aquí uno que le gusta mucho la NFL, pero no tengo equipo predilecto, mi único debilidad es el gran Dante Hall :botar: , yo quería preguntaros que cuanto puede pesar la armadura completa que llevan los jugadores?? y que si sabeis cual es el más rapido de toda la liga y si podria competir en los 100 lisos.. (eso viene de una discusion con un amigo)
Weno gracias a todos y saludos.
Let´go Chiefs
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