No me gusta mucho hablar de jugadores porque todo se acaba convirtiendo en una batalla de matices, pero allá vamos.
A Ray McCallum lo tengo en período de observación. Con los bases americanos tienes que tener suerte, como en cualquier aspecto de la vida; más vale tener suerte que talento, escribió Königsberg. Suelen tener tendencia a representar el papel de hero ball, aunque cuando los fichas eso es parte de lo que buscas, casi están diseñados para ello. No me siento incómodo pensando que a Plaza le interese esa versión, claro, pero personalmente lo que me gustaría saber es qué tipo de cabeza tiene. Es verdad que ser hijo de entrenador le puede haber dado conocimiento del juego y poso, pero nunca se sabe. A todos nos gustaría que nuestros hijos heredaran nuestras mejores cualidades y que desarrollaran aspectos en los que nos mejoren y, sin embargo, ya sabemos cómo va esto
. Fuera de bromas, a mí personalmente me pareció bien que ayer Plaza le diera confianza y el mando del equipo para saber de qué pasta está hecho y adónde puede llevar al equipo. Si no lo pruebas, nunca sabrás qué puedes esperar de él, aunque eso te pueda costar el partido.
Un americano que no ha tenido contacto con ligas europeas -y mucho menos al nivel de ACB y Euroliga- es muy probable que sufra bastante en sus comienzos por estas pistas de Dios. Si encima ha tenido cierto paso por la Liga de Desarrollo ya ni hablamos. Plaza tiene sus cosas, y no es un entrenador fácil para los nuevos, pero también es trabajador y, si consiguen confiar el uno en el otro, se puede sacar una versión consistente del jugador. A eso es a lo que yo aspiro, más que a encontrar al nuevo mirlo blanco que domine Europa, cosa que no me importaría obviamente
. Otra cosa es que, pasado un tiempo de adaptación -que a veces tarda incluso años-, los jugadores conozcan el ramo y las claves del juego europeo y consigan una solidez que les permita dominar. Por poner algún ejemplo cercano, Augustine es un jugador contrastado, veterano, acostumbrado a jugar al máximo nivel incluso europeo desde que se marchó a Rusia, baqueteado con entrenadores de máxima exigencia continental y encima es un interior, que tiene que tomar menos decisiones trascendentes con balón en un partido, así que era más o menos de esperar un rendimiento inmediato. Con este tipo de jugadores es más difícil equivocarte de inicio. Su versatilidad defensiva está ayudando mucho en este inicio y sabes que su suelo es alto, además de ser una pieza de notable regularidad.
Ahora que todo el mundo habla de Erick Green, basta recordar que en su periplo universitario era un anotador compulsivo en Virginia Tech, una máquina que se fue a 25 puntos en su año de senior en la ACC. Tras un paso discreto en la NBA, el año pasado año en Europa jugando en el Oly tuvo un rendimiento mejorable, con alguna actuación reseñable, algún momento incluso en Final Four, pero lejos de la estrella universitaria que fue. Y eso que su primer año de profesional lo jugó en Europa, en Siena, antes de pasar por la NBA. Normal, ni su papel era el mismo, ni su adaptación al juego europeo fue inmediata (a pesar de haber pasado por Italia unos años antes), ni probablemente su mentalidad era la adecuada tras aterrizar en Atenas. Y, a priori, es un jugador con un status universitario superior a Ray, por poner un ejemplo. Evidentemente esto no son reglas de tres, no se trata de usar proporcionalidad directa, el baloncesto es un juego en el que intervienen muchos factores, muchos de ellos bastante impredecibles, pero me sirve simplemente para fijar el sistema de coordenadas de forma correcta para analizar a McCallum.