EL TREN SOBRE LAS VÍAS!!!
Son las cinco y siete minutos de la madrugada. He acabado de ver algunos videos de mi próximo rival y la famosa adrenalina o la baja cantidad de melatonina, me impide dormir y es por ello que aparezco en ésta “mi” ventana, tras unas semanas (excesivamente tumultuosas socialmente, para mi pesar) en las que la vuelta a la competición ha sido a todo trapo y que no son más que el preámbulo de las próximas 44 semanas que nos llevarán (navidades incluidas), si todo va bien, hasta el solsticio de verano.
La Supercopa, los cuatro partidos en 15 días en ACB y el partido inaugural en el Carpena contra el Campeón de la Euroleague del año pasado, nos han puesto a prueba, cuando a duras penas hay jugadores que, a día de hoy, no llevan ni tan siquiera un mes entre nosotros, otros aún no tienen casa y siguen viviendo en el hotel o no les ha llegado la familia que les acompañará durante la temporada. En absoluto es una queja, es tan solo un fiel retrato de la realidad, que a menudo se escapa del conocimiento del aficionado.
El equipo va creciendo, aún estamos lejos de los automatismos que debemos tener en unas semanas, pero sin dejar de ajustar piezas constantemente. Estamos trabajando con una gran predisposición y, a pesar de que los partidos empiezan a arañar días a los entrenamientos que, no nos engañemos, son los que más nos mejoran, los chicos están estableciendo las bases de un buen trabajo colectivo y sobre el que se basará el resultado final de la temporada.
Ya hemos hablado por activa y por pasiva, de la importancia de los partidos a jugar en nuestra cancha (¡fundamental!), pero sobre todo que una temporada como la que recién hemos empezado, exigirá un alto componente físico. Los constantes partidos en ambas competiciones en márgenes de escasas 48 horas, pondrán a prueba nuestras condiciones atléticas. Os aseguro, a quien quiera creerme, que jugar 3 partidos en apenas 6 o 7 días, con los desplazamientos por toda Europa y “Oriente Medio”, no es para nada fácil y requiere de un cuidado, una prevención y una profesionalidad… brutales. De hecho, desde este próximo viernes y durante los siguientes 10 días jugamos…¡¡¡5 partidos!!! (Olympiacos, R.Madrid, Brose, Valencia y Estudiantes) que pondrán a prueba esto que os estoy diciendo.
Pero si ese apartado corporal va a ser primordial, por encima de ello y aunque la mayoría solemos banalizar las exigencias mentales que comporta éste u otros trabajos (siempre, claro, que no sean los de cada uno de nosotros), puedo aseguraros, que limpiar la cabeza y tener una gran entereza psicológica para resetearse CA-DA noche antes de un partido, y plantearse como un reto CA-DA encuentro es primordial. Por un lado, olvidándose de la actuación anterior, en la que quizá lo hayas hecho bien, y entonces caigas en la tentación de creer que siempre será así de “fácil”, o quizás lo hayas hecho mal y te dejas arrastrar hasta hundirte en el barro del negativismo. Has de ser capaz de empezar de nuevo cada día, de no rendirte ante la dificultad que a veces el cansancio, intrínseco o el de los múltiples viajes, amplía a niveles excesivos. En Europa no tenemos la mentalidad aún, tan americana, de relativizar inmediatamente las derrotas (también las victorias, pero menos), de modo que no se formen en tu cabeza, ni en el entorno de un club, grandes bolas de miedo, terror o pánico tras perder unos partidos…, en casa o fuera, contra rivales dificilísimos o algo más asequibles. Hay/hemos de aprender a ver todo en su contexto general, sabiendo que habrá “batallas” que perderemos jugando mal o incluso, aun jugando bien, pero que también sucederá, al contrario, que sacaremos adelante partidos en los que no hicimos suficientes méritos para la victoria o por el contrario, arrasaremos hasta conseguirla.
Pero si ese apartado corporal va a ser primordial, por encima de ello y aunque la mayoría solemos banalizar las exigencias mentales que comporta éste u otros trabajos (siempre, claro, que no sean los de cada uno de nosotros), puedo aseguraros, que limpiar la cabeza y tener una gran entereza psicológica para resetearse CA-DA noche antes de un partido, y plantearse como un reto CA-DA encuentro es primordial. Por un lado, olvidándose de la actuación anterior, en la que quizá lo hayas hecho bien, y entonces caigas en la tentación de creer que siempre será así de “fácil”, o quizás lo hayas hecho mal y te dejas arrastrar hasta hundirte en el barro del negativismo. Has de ser capaz de empezar de nuevo cada día, de no rendirte ante la dificultad que a veces el cansancio, intrínseco o el de los múltiples viajes, amplía a niveles excesivos. En Europa no tenemos la mentalidad aún, tan americana, de relativizar inmediatamente las derrotas (también las victorias, pero menos), de modo que no se formen en tu cabeza, ni en el entorno de un club, grandes bolas de miedo, terror o pánico tras perder unos partidos…, en casa o fuera, contra rivales dificilísimos o algo más asequibles. Hay/hemos de aprender a ver todo en su contexto general, sabiendo que habrá “batallas” que perderemos jugando mal o incluso, aun jugando bien, pero que también sucederá, al contrario, que sacaremos adelante partidos en los que no hicimos suficientes méritos para la victoria o por el contrario, arrasaremos hasta conseguirla.
Era el quinto punto de la eliminatoria y él había jugado, con éste, los dos partidos de individuales y el de dobles. Nada que decir, la sensación de estar viendo a un profesional íntegro, que llevaba el partido con su habitual nivel de exigencia me dejaba una vez más (no me canso de verlo) admirado por ese alto umbral de sufrimiento que tiene, junto a un talento envidiable. Pues bien, el tercer juego, al mejor de cinco, se torció paulatinamente, e incluso le llevó a perder el cuarto. Fue entonces que, en el descanso previo al quinto set, algunos corrillos a mi alrededor, fui solo, empezaron a especular si el capitán del equipo no hubiera tenido que hacer jugar a otro de los cinco jugadores que componen el equipo (no sé si era Ferrer o Verdasco), alegando a un supuesto cansancio que pudiera estar acarreando nuestro jugador estandarte. No dije nada, tan solo me sorprendió la volatilidad en la opinión del personal. Si antes del partido hubiera habido una votación entre los miles de personas que abarrotábamos Las Ventas y el personal técnico de abajo, el 99% hubiéramos elegido al de Manacor, pero “ay amigo mío” ahora íbamos 2 a 2 y con el abismo de poder perder. De nada les servía a estos individuos que Nadal hubiera ganado lo que ha ganado o que nos hubiera sacado las castañas del fuego en innumerables ocasiones, ahora se atrevían a juzgar si él era el adecuado o no.
Pero eso no fue lo peor, a mediados del tercer juego, y tras un golpe de “drive” del actual número uno del mundo (se dice fácil, ¿no?) que salió al pasillo de dobles, un energúmeno se levantó y desde lo más alto de la Plaza de Toros desde donde nos encontrábamos, ni corto ni perezoso le dijo: “…pero dale de revés!!!”. ¿Cómo? ¿Que a Rafa Nadal tú, quien quiera que fueras, te atreves a decirle, en alto y en público, como debe golpear una pelota? En aquel momento estuve tentado de hacer dos cosas… A: Hacerlo callar o ridiculizarlo ante una grada llena o B: Largarme para no montar un numerito. No hice ninguna de las dos, aunque si le lancé una mirada que pretendía asemejarse a la de un superhéroe que tiene laser en la mirada (no sé cuál es su nombre, lo siento) y fundirlo allí mismo. Aquella dantesca imagen, se me quedó grabada a fuego en la retina. Debo deciros que Nadal acabó ganando el partido y que a buen seguro el individuo en cuestión, quizá hasta fue a pedirle un autógrafo al ganador.
En resumen, lo que quiero decir es que ahora la mismo la percepción que transmite Unicaja en ACB y Euroleague, aun siendo temprano, es agradable, bajo mi punto de vista mejorable, pero coincido que agradable. El equipo viene de una serie de partidos en los que ha dejado buenas sensaciones, por no hablar de la guinda que supuso la victoria en casa contra el Campeón de la Euroleague del curso anterior y que provocó una explosión de júbilo en todos nosotros. El equipo irá mejorando poco a poco y ojalá alcancemos la velocidad de crucero que nos gustaría dentro del equipo. Pero una temporada tan llena de partidos, siempre tiene dientes de sierra en forma de victorias y derrotas, y por tanto las cosas puedan ponerse cuesta arriba en algún momento. Sugerir entonces cambios tácticos magistrales, acordarnos de los jugadores que meditadamente hayamos decidido hacer descansar o proponer nuevas fórmulas en el diseño de los viajes o entrenamientos no es/será de recibo. A menudo, cuando voy a cenar a un restaurante, suelo abordar al camarero, al maître o a quien me esté atendiendo y acostumbro a decirle si tengo dudas entre un tipo u otro de pescado, postre o lo que se tercie, “¿…cual escogerías tú?”. Es obvio por qué lo hago, ¿no? Nadie mejor que él conoce a quienes están en los fogones, si el cocinero de turno es de su confianza o es un suplente aquella noche, si el plato estará precocinado o hecho al momento, si trajeron el producto del mercado hoy o hace días, congelado o del día, casero o del supermercado, etc… Pero si el plato que finalmente me sirve, después de optar por su sugerencia, no colma todas mis expectativas, no le reprocho nada, tan solo espero tener mejor suerte la próxima vez, aunque seguiré confiando en quienes me atiendan.
En definitiva, hay que ser consecuentes con las decisiones que vamos tomando quienes estamos en la “sala de máquinas”, que no nos exime de cometer algunos errores, por supuesto, pero nuestro conocimiento de las calderas, del personal que las manipula y nuestro pequeña o gran experiencia en esta u otras naves, hace de nosotros gente bastante o muy fiables, según queramos verlo, para llevar la embarcación a buen puerto. Esto hará de todos nosotros, un club más sólido cada día y sin que las rachas de poco o mucho viento, nos logren desviar de nuestra meta final.
¡Vamos a por ello Málaga!
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