Es un poco largo el artículo, pero es que no tiene desperdicio. Vale la pena leerlo poco a poco. Es de Fran Guaita: https://cadenaser.com/comunitat-valenci ... -valencia/¿Qué le pasa a Valencia Basket?
El club taronja afronta la primera gran crisis 22/23 al encadenar cinco derrotas consecutivas
Virtus Bolonia, Lenovo Tenerife, Real Madrid, Zalgiris Kaunas y Unicaja Málaga. Valencia Basket ha perdido cinco partidos consecutivos en diez días, del 17 de noviembre al 27 de noviembre. No es solo un problema de resultados. Ojalá. Al equipo se le ha parado el reloj. ¿Cuáles son las causas que explican esta primera -ojalá que sea la última- gran crisis de la temporada 22/23? Vamos con ellas:
1. NO DEFENSE, NO GLORY. En los cinco encuentros que nos ocupan, Valencia Basket no ha sido capaz de defender con consistencia un solo cuarto. Ese debía ser el rasgo principal del juego que trata de establecer Álex Mumbru, la defensa. Pero la defensa no está funcionando. Ha encajado parciales abultados con excesiva facilidad. Perdió de 30 en el Paladozza, de 16 en Santa Cruz de Tenerife y por la misma renta ayer en La Fonteta. La dureza exhibida en escenarios hostiles como Estambul o el Pireo ha desaparecido por completo. Llama poderosamente la atención que un equipo cuyo primer mandamiento es la intensidad defensiva sea el penúltimo en recuperaciones en ACB o el que menos tapones coloca en Euroliga (13). Solo 1'3 por partido. Maccabi (4'4), ALBA Berlín (4'0) o Real Madrid (3'9) están a otro nivel.
2. NI MÚSCULO NI HAMBRE EN EL 5. Esto nos lleva directamente a una de las grandes carencias que se está viendo en los primeros meses de competición. Mumbrú no dispone de un verdadero cinco intimidador que ponga tapones o, como poco, cambie tiros. Realmente, desde Tibor Pleiss en la 17/18, el equipo no tiene ese perfil. Motum, Ndour, Labeyrie o Tobey han sido las piezas elegidas por Mulero para el juego interior en los últimos años. La planificación deportiva ha vuelto a ser deficiente en la posición de pivot. Dubi no tiene la regularidad ni el hambre que debería tener un jugador con su salario. No es el capitán que requiere el club en situaciones de dificultad. Y la dirección deportiva tampoco le aprieta las tuercas firmando un refuerzo de verdad que ponga en aprietos su etiqueta de indiscutible y sus veintitantos minutos por partido. Bojan está acomodado y lo recomendable sería que este fuera su último año. Kyle Alexander no aporta nada hasta el momento. No llega a cinco puntos y apenas aporta tres rebotes de media en ACB. Sigo pensando que, sabiendo que Mumbrú pretendía implantar un estilo basado en la defensa, Mulero no le ha proporcionado ni el músculo ni los currantes necesarios para ello. El equipo da la impresión de estar a medio camino entre lo que quiere el nuevo coach y a lo que jugaba la vieja guardia.
3. FALTAN SISTEMAS DE ATAQUE EN ESTÁTICO. Kyle Alexander pensará, sin embargo, que sus paupérrimos números tienen coartada. En un porcentaje demasiado elevado de los ataques taronja, la pelota no llega al poste bajo. Y, cuando llega, es sucia y en los últimos segundos de posesión. Cuesta identificar sistemas trabajados en estático. Mumbrú ya reconoció en público que la atípica pretemporada condicionó el apartado táctico y que quiso esperar a que estuvieran todos para empezar a meter carga de sistemas al grupo. Tengo la impresión de que el tiempo y los partidos cada tres días le han atropellado. En situaciones de colapso, la suerte de Valencia Basket depende de la inspiración de Chris Jones en el uno contra uno. Mucho bote, mucho pick and roll previsible y muy poca circulación del balón. Como decía ayer el entrenador después de perder contra Unicaja, hay mucho que trabajar.
4. TENER ENFADADOS A DOS ES MEJOR QUE A DOCE... O A OCHO MIL. Me marché de La Fonteta el viernes después de la derrota contra Zalgiris con varias conclusiones claras. Una de ellas es que a Mumbrú, como le ha ocurrido a la mayoría de entrenadores que han pasado por Valencia Basket en los últimos años, le cuesta gestionar una rotación de doce jugadores. Esa noche, no hubiera pasado nada si Pradilla o Alexander no juegan un solo segundo. Más frescos para haber estado mejor ayer contra Unicaja. La situación pide automatizar soluciones. Pide repetición de las pocas acciones que funcionan. Y eso se pierde con tanto cambio. Álex debe estar buscando frescura física. Pero con la cabeza bloqueada da igual cómo estén las piernas.
5. CHRIS JONES NO ESTÁ AL 100%. No es ningún secreto, pero conviene remarcarlo. El base titular del equipo ha forzado para jugar contra Zalgiris y Unicaja después de perderse el partido contra el Real Madrid. No quiere parar porque siente que, sin él, Valencia Basket agravaría notablemente sus problemas en pista. Pero, ahora mismo, no tiene la chispa necesaria para marcar diferencias jugando 27-28 minutos de media durante una serie de cinco partidos en diez días.
6. EL PEAJE DEL APRENDIZAJE DE HARPER. Jared Harper parece no haberse dado cuenta todavía de que ha llegado a una liga de verdad, en la que se compite cada segundo. Y en la que cualquier base rival puede triturarte sin la intensidad y la tensión necesarias. Alguien debería decírselo. Alguien además de Mumbrú, que ya se lo ha dicho. En privado y en público. Está aprendiendo a jugar en Europa. Y Valencia Basket está pagando con creces el peaje de ese aprendizaje. Blando en los pases, con mucha timidez, incapaz de pegar un grito a sus compañeros para que le pongan un bloqueo. No es de recibo verle perder tantos balones antes de cruzar a pista contraria. Tiene potencial, un cambio de ritmo diferencial y enchufa. Pero hoy resta más de lo que suma. Mejor dicho, resta mucho más de lo que suma. Si no cambia pronto, sobre todo de actitud, cortarle debería ser una posibilidad sobre la mesa de la cúpula taronja.
7. TE VAMOS A ECHAR MUCHO DE MENOS, SAM. En estas circunstancias, la lesión de Van Rossom y esa intervención quirúrgica en su rodilla derecha que le va a tener fuera, como mínimo, un par de meses es de las peores noticias que podrían darse. Estando en condiciones físicas óptimas, estoy convencido que Sam hubiera jugado ayer contra Unicaja más minutos incluso que Chris Jones. El equipo necesita dirección, soluciones y liderazgo. Y Van Rossom es un número uno en todo eso. Mumbrú ya no podrá aferrarse a él. Sin ese comodín de la llamada, Valencia pierde mucho. Muchísimo.
8. TROPEZAR DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA. Escuché a Mumbrú antes del partido contra Unicaja exponiendo los planes del club para la posición de base por la mencionada baja de Van Rossom. Sonaba bastante convencido: "Sam va a perderse varios meses. Tampoco tenemos a Martin, al que todavía le quedan dos o tres meses de recuperación. Y bueno, de momento sondear el mercado no. Vamos a confiar en L'Alqueria. Tenemos una Alqueria aquí al lado llena de chavales que vienen todos los días a entrenar y que se merecen la oportunidad de poder ayudarnos aunque estemos en Euroliga". Error. Otra vez error. Reconozco que debe ser difícil justificarle al señor que pone el dinero que, teniendo en nómina a Jones, Harper, Sam, Hermannsson y hasta Radebaugh, hay que fichar. Pero es que... hay que fichar. De todos esos, el único en condiciones de producir de verdad en la posición de base a corto plazo en Chris Jones. Todos los demás no pueden. Respecto a L'Alqueria, no es conveniente saltarse fases. Corremos el riesgo de 'quemar' a futuros buenos jugadores en el deseo de agradar al dueño mostrándole que los chavales ya llegan al primer equipo. Si son buenos, llegarán igualmente. Pero cuando les toque. Baskonia ficha a Henry con la temporada en marcha y aquí la idea es darle bola a Lucas Marí. Que a Mumbrú le parezca bien es algo que podíamos intuir sabiendo que ha firmado tres años. Pero Álex no necesita chavales en estos momentos. Necesita experiencias, criterio, soluciones. Necesita victorias. O de lo contrario el ruido y los pitos en La Fonteta irán a más.
9. LA ESCASA ANOTACIÓN EN EL 2 Y EN EL 3. En la racha de cinco derrotas consecutivas, Valencia apenas promedia 70 puntos. Son cifras dramáticas para un equipo que quiere estar arriba. Estadísticas que solo tendrían justificación si la defensa fuera excelsa y el equipo jugara a eso: meter 70 y que le metieran poco más de 60. Pero no es el caso. Especialmente alarmante es lo de Klemen Prepelic. Máximo anotador taronja la temporada pasada, este año no la mete ni en una piscina olímpica. Es una cuestión mental, seguro, pero también de pizarra. No se ve ni un simple carretón para él. Seguro que se trabajan jugadas durante la semana, pero no se ven. El problema de anotación es extensivo a todos los escoltas y aleros. Como consecuencia de los problemas colectivos en estático, el perímetro no genera puntos. También es verdad que, excepto quizá XLA, ni Radebaugh, ni Puerto ni Claver tienen gracia especial para encontrar canasta.
10. EL EQUIPO SE ENCOGE EN LA FONTETA. Ausente Van Rossom, al grupo le falta un gran líder en pista que tire del carro y pegue dos gritos cuando toca. Ese no es el ADN ni el carácter de jugadores que podrían asumir ese rol como Dubi o Claver. En casa, Valencia Basket se agarrota y encoge ante las lógicas y justificadas protestas de La Fonteta.
Las cíclicas crisis del Valencia Basket: el club necesita decidir qué quiere ser y mostrar confianza en el modelo que elija
Cuando un club hace apuestas por buenos entrenadores como Pedro Martínez o Txus Vidorreta, de trayectoria sobradamente consolidada, por técnicos jóvenes al alza como Joan Peñarroya o Alex Mumbrú y duran sólo un año o se duda de ellos a los pocos meses de elegirlos, incluso se sabe desde meses antes de acabar la temporada que no seguirían, como pasó con Vidorreta o Peñarroya. O no renuevan pese a ganar la Liga, como pasó con Martínez, el problema está en el club.
No en los entrenadores, en las personas responsables del club.
Las crisis en el Valencia Basket son cíclicas desde hace muchos años, no salen dos temporadas buenas seguidas nunca.
Junto a estos dos hechos sobre los que la entidad taronja debe reflexionar surge un tercero: debe ser el equipo de toda Europa que más lesiones padece cada temporada. O el segundo que más. No hay forma de evitar mil percances, grandes o pequeños, cada campaña. Rarísima es la semana en que el entrenador tiene a sus 12-13 jugadores disponibles para entrenar, jugar, rotar…
Sólo en los dos últimos meses han estado lesionados Van Rossom, dos veces, Webb, Alexander, Rivero o Harper. La pasada temporada tuvieron lesiones largas Claver, López-Arostegui, Labeyrie, Van Rossom, Rivero, Prepelic y cayó en playoffs para al menos 10 meses Hermannsson. Aparte, un buen número de lesiones musculares de esas que te dejan sin un jugador tres-cuatro-cinco semanas. Algunas lesiones pueden ser mala suerte, cuando hay tantas traumáticas o musculares es también porque fallan cosas en la preparación física y en los servicios médicos, algo que viene siendo criticado y comentado a nivel interno desde hace muchísimos años.
Con este difícil panorama de cambios de técnicos continuos, de fichajes más o menos comprensibles y renovaciones discutibles, de lesiones, el Valencia Basket no logra consolidarse. No llega muchas veces a las semifinales de la ACB, cae en cuartos de final de la Copa de forma habitual (en seis de sus últimas ocho participaciones), el año pasado no logró llegar lejos en la Eurocup…
Cuando hay tantos vaivenes en las plantillas y banquillo, con resultados irregulares y expectativas a veces desaforadas visto el potencial del Valencia, lejos a nivel económico y deportivo no sólo del Real Madrid y el Barcelona sino de todos los equipos importantes de la Euroliga. Cuando además sufres continuas lesiones y estás instalado en un clima de dudas que vivieron de forma visible Vidorreta, Ponsarnau, un Peñarroya al que desde el pasado febrero en la Copa desde dentro del club se vituperaba, ahora un Mumbrú sobre el que se vierte desconfianza tras ser el entrenador elegido el pasado julio, pues…
Los problemas de organización interna en la entidad son conocidos en el mundillo del baloncesto desde hace años. La larga etapa de Chechu Mulero como director deportivo, inusual y muy criticada en algunos momentos. Su relación con todos los entrenadores recientes, mala o muy mala. La costumbre de ir al mercado a finales de junio o julio, un grave problema porque a esas alturas la mitad de los jugadores interesantes ya están fichados o comprometidos dado que los principales equipos de Europa en mayo ya están firmando jugadores.
Este pasado verano la excusa era que no sabían si jugarían la Euroliga o la Eurocup cuando en realidad desde el 20 de mayo en Belgrado ya se sabía que sí estarían en la máxima competición por la exclusión de los equipos rusos. Podía faltar la carta oficial, pero de palabra, lo sabíamos todos. Luego que no se pueden fichar a algunos jugadores si sólo hay una temporada garantizada en la Euroliga, que no saben el próximo junio si seguirán en ella o vuelven a la Eurocup. Discutible puesto que sí supieron fichar a Chris Jones, por el que se habían interesado otros equipos que sí tienen plaza en la Euroliga garantizada.
Al final hay un problema de modelo muy evidente. Fue un club muy fichador en la última década y media, cogiendo muchos jugadores que empezaban a destacar en otros equipos ACB, especialmente jóvenes españoles cupos (Abalde, Vives, Oriola, Pradilla, Dimitrijevic, etc), a jóvenes de otros países (Dubljevic, Labeyrie, Hermannsson, etc.), no surgía nada de su cantera… Desde hace dos años hay consigna de poner a canteranos, sin mucho análisis, sólo porque son salidos de L’Alqueria, sin mirar edad, preparación, si no es mejor una cesión para que terminen de hacerse… Si hay muchos lesionados como el año pasado, se recupera a Puerto desde la LEB. Ahora lo mismo con Guillem Ferrando, que vuelve del Melilla por la nueva lesión de Van Rossom.
Bien, si el modelo va a ser cantera-formación-menos gasto, no salir al mercado con la temporada empezada cuando un jugador no funciona o se lesiona de gravedad, el Valencia Basket, sus responsables, deben salir a la palestra y decirlo. Que lo sepan sus aficionados y nadie se lleve a engaño. Para tener una plaza fija en la Euroliga no va a bastar con el fantástico pabellón que inaugurarán dentro de un año, hace falta también ganar títulos, ser competitivos al máximo, tener un presupuesto importante y mostrarse ambiciosos. Por eso el Asvel Villeurbanne y el Monaco adelantaron por la derecha al Valencia y el Partizan va camino de ello.
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