por caronte72 »
17 Oct 2021, 18:23
Muerte y resurrección en Miribilla
El Surne levantó una desventaja de 13 puntos en el último cuarto para soltarse desde el triple y tumbar al Urbas con una grada que fue clave en el triunfo
ROBERT BASIC||
Actualizado a 17/10/2021 14:44
Al final se abrazaron. Exhaustos, rotos por el esfuerzo, los hombres de negro chocaron los puños y se juntaron en el centro de la cancha. Una piña exprimida al límite, que sacó jugo de un partido que se le había quedado seco, vacío. El Surne ha muerto y resucitado este domingo en Miribilla, donde el público fue fundamental para superar todas las adversidades, desde un Fuenlabrada durísimo hasta un trío arbitral desacertado y protestado durante toda la mañana. Sin la fuerza de la marea, el equipo no hubiera levantado un menos 13 en el último cuarto (55-68) y regresado al mundo de los vivos. Casi sin pulso, el pabellón puso al Bilbao Basket de pie. Tiró de orgullo y de las muñecas de Bigote y Goudelock para anotarse la primera victoria de la temporada. Un triunfo terapéutico cuyos efectos deben traducirse en calma y más victorias.
El partido llevaba días marcado en rojo en la agenda de los hombres de negro, conscientes de que el Fuenlabrada era la plataforma que les conectaba con la rampa de lanzamiento. Un 0-5 pesaba como una losa, letal para la confianza y la salud mental de un plantilla castigada por las derrotas. No hay mejor medicina contra la depresión que las victorias, y los jugadores de Álex Mumbrú sellaron la receta. Competir presionado no es la mejor manera de disfrutar del baloncesto, como pudo verse con el 1-8 inicial, pero la clasificación obligaba a dar un paso adelante y partirse el alma en un busca de un triunfo balsámico. Ya lo tienen. Casi 6.000 almas de Miribilla aportaron ese extra de energía al que recurrían los vizcaínos cada vez que se quedaban a oscuras. Y hubo fases sin luz. Entonces la grada apretaba el interruptor y alumbraba el camino. Vital.
Lo hizo desde el segundo uno. El Surne entró al partido hecho un flan y la afición se dio cuenta de que necesitaba un empujón. Eyenga, Alexander y Emegano hicieron ocho puntos con facilidad y el Bilbao Basket precisó más de dos minutos para meter el primero, un tiro libre de Delgado. La marea soltó la descarga y los vizcaínos reaccionaron con un triple de Bigote. Aun así, en defensa flojeaban y el Fuenlabrada encontraba fisuras por las que colar su baloncesto. Los visitantes se marcharon ocho arriba (13-21), pero entonces se encendió Reyes para minimizar los daños. El extremeño descerrajó dos triples como dos soles y encima cobró un tres más uno en el último de ellos. Llovía menos, y la mano que cogió el paraguas para sostenerlo fue la de Hakanson. El sueco, inspirado en ataque y defensa, se hizo con el control y remolcó al equipo hasta el empate a 23 al final del cuarto inicial.
Poco tardó Cheatham en coger el testigo de Alexander y Eyenga –entre los dos metieron 16 puntos en el primer período–. Abrió el segundo cuarto con un par de canastas de dos. Apareció Goudelock, sometido a una férrea defensa, e hizo cuatro puntos, aunque la red no quiso tragarse sus dos intentos desde la línea mágica. Gracias a la 'mini mamba', el Surne por fin tomó ventaja en el marcador y Delgado la amplió (31-27). El dominicano, un guerrero, peleaba cada balón para acabar con 16 puntos y 11 rebotes. Los tiros libres son su martirio, la cicatriz que afea su basket, pero lo suple con sudor y entrega. Los de negro se fueron al descanso uno arriba (38-37).
Bigote rompe el partido
El paso por los vestuarios le sentó de pena a la tropa de Mumbrú. El Fuenlabrada se colgó del brazo de Armand –10 puntos en un suspiro–, pero el equipo reaccionó con Delgado y Bigote y se colocó cuatro arriba (48-44). Y entonces se fundió a negro. El Urbas olió sangre, con un increíble Ristic –el pívot serbio de 2'13–, quien hizo tres de tres en triples. El Bilbao Basket quedó aturdido y entró en los últimos diez minutos seis abajo (55-61). Cuando Ristic acertó de nuevo desde los 6'75 y puso al Urbas 13 arriba (55-68), el partido parecía un funeral. Y entonces Miribilla obró el milagro. Bendijo las muñecas de un prodigioso Bigote, autor de 18 puntos, y Goudelock, quienes acribillaron a triples a su rival. El francés puso al pabellón de pie con una canasta de dos, el consiguiente robo y un misil enviado desde la línea mágica que significó el 72-73. La grada se frotaba los ojos.
Con el 76-76 y una temperatura ambiente a punto de ebullición, la 'mini mamba' escupió veneno con otro triple. Deliro. Una clamorosa antideportiva que no vieron los árbitros –fueron al instant replay– significó la tranquilidad. Nadie falló desde los tiros libres, ni Rafa Luz, ni Hakanson ni el propio escolta americano, y el triunfo, milagroso, se quedó en casa.