I Concurso relatos de ciencia-ficción Acb-Caosmos XiV
La vida al margen del deporte (la hay)

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iNsTaNte_aLepH
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por iNsTaNte_aLepH » 15 May 2009, 18:23

tercer y cuarto capítulo


En el laboratorio ya no quedaba apenas nada que recordase los años que Arren había pasado allí. Probablemente Aldrin había hecho cambiar los equipos, y hasta los muebles, una docena de veces desde su marcha. La funcionalidad era lo único que le importaba, y no sentía apego sentimental por nada. Si decidía que una mesa era mejor con tres cajones en vez de cuatro, todas las mesas en su laboratorio eran sustituidas al día siguiente. A él no le limitaban presupuestos ni políticas empresariales: Kraken no quería que nada en el mundo entorpeciera su inspiración.

Habían dispuesto una sala únicamente para él. Estaba completamente vacía, salvo por una mesa y un diván en el centro, y dos agentes de Seguridad al lado. En la mesa había un terminal, encendido, mostrando el pulpo de Octo en la pantalla, y una caja a su lado.
La interfaz de Trevor. Arren apreció a regañadientes que hubieran tenido el buen gusto de presentarla en una caja, en vez de dejarla tal cual sobre la mesa. Había esperado encontrarse con la delgada lámina de plástico tal y como el forense la extrajo del cráneo de su amigo.
Saludó a los guardias sin presentarse: sus interfaces ya les habrían informado de que era la persona que esperaban.
- ¿Desea que nos quedemos?
- No será necesario. Gracias.- se despidieron y le dejaron a solas.

Se tumbó en el diván mientras enlazaba con el terminal. La interfaz de Aldrin tenía un protocolo para el caso de fallecimiento. Debía desbloquearse con un código que obraba en poder de la empresa. El terminal proveería el código y actuaría como enlace entre la interfaz de Arren y la de Aldrin, registrando todo el proceso.

Cerró los ojos.

**********

Los abrió de nuevo. No estaba donde esperaba. No veía el mapa de registros de la interfaz de Aldrin, ni el panel gráfico de controles del terminal. No había ninguna proyección en su visión ni oído. No estaba tumbado en el diván.
Estaba otra vez en la playa de su sueño. La reconoció al instante. Las olas rompían con suavidad a su izquierda, a su derecha el viento mecía las palmeras. Estaba descalzo sobre la arena. Lo podía sentir todo.
- Hola.
Se giró. Allí estaba ella. Era tan hermosa como la recordaba, o más.
- Tú… ¿qué es esto? ¿Dónde estoy?
- Conmigo- sonreía.- No te preocupes. Estás aquí y basta.
Estaba demasiado perplejo para hacer preguntas. Se quedó mirándola. Era ella de nuevo, su piel tostada, su sonrisa , su cabello. Y todo parecía natural: la playa, ella, incluso él. Sentía que todo estaba bien, y eso era lo más extraño.
- ¿Paseamos?- dijo ella. Sin esperar respuesta, le tomó de la mano y le llevó a su lado. Empezaron a caminar siguiendo la rompiente de las olas.
Ella no decía nada. Miraba al horizonte, y de vez en cuando, a él. Siempre con media sonrisa en los labios. Durante unos minutos, él tampoco dijo nada.
- ¿Estoy soñando?- preguntó, finalmente.
- Claro- dijo ella, sin más.
- Esto es un sueño de interfaz. Es una ensoñación. Todo es demasiado real.- ella no respondió.- ¿Por qué estoy teniendo una ensoñación que no he programado? ¿Por qué la tuve la otra noche?
- Calma, Daniel. Pronto lo sabrás todo.
- Nadie me llama nunca así. ¿Quién eres tú?
- Alanna.
La miró. Sentía su mano en la de él, podía notar su olor, incluso en la brisa. Se sentía en paz. Ni siquiera le preocupaba lo absurdo de sentirse así, cuando no entendía nada. Sus interrogantes eran voces cada vez más lejanas. Tras unos pasos más, dejó de preguntarse nada.
- ¿Nos sentamos?- dijo ella.- Se va a poner el sol.
Tomaron asiento en la arena, mirando hacia el mar, donde el sol se acercaba al horizonte. Ella se acomodó entre las piernas de él, dándole la espalda y apoyando la cabeza sobre su pecho. El olor de su cabello inundó a Arren. Cerró los ojos para saborearlo.
Sabía que había algo por hacer. Pero estaba seguro de que podía esperar.
Contemplaron la puesta de sol. Luego ella se giró y le besó. Él la abrazó y la retuvo cuanto pudo, hasta que ella se separó. Se miraron un instante más.
- ¿Quién eres? ¿Qué estoy haciendo aquí? Yo estaba… buscaba… ¡Trevor!- se puso en pie de un salto- ¡La interfaz de Trevor! ¿Por qué no estoy conectado a ella?- todo le volvió de golpe.
- Tranquilo, Daniel. Pronto lo sabrás.- ella no parecía afectada por su cambio de actitud. Se incorporó, sacudiendo la arena de su pantalón blanco.- Ahora debes marcharte.
- ¿Marcharme?
- No puedes seguir aquí. Oh, tranquilo, nos volveremos a ver- eso era, en efecto, lo que Arren se preguntaba-. No hay tiempo. Adiós, Daniel.
Le dio un beso fugaz en los labios y se volvió. Arren estiró la mano para sujetarla.
-¡Espera…!
Cayó.
Abrió los ojos. Estaba en el diván de nuevo. Su interfaz le mostraba un icono de acceso al terminal de la mesa.
Respiró hondo. Trató de volver a ser consciente de dónde estaba. Miró la hora en su interfaz: habían pasado cuatro horas. Le había parecido apenas un rato, menos de una hora. ¿Qué le estaba sucediendo?
Enlazó con el terminal. Abrió la conexión con la interfaz de Aldrin. Buscó el registro.
Estaba vacío. No había nada. Nada. La interfaz estaba en blanco, cual si acabara de salir de la fábrica.
Volvió a acceder al terminal. Tampoco había nada en sus registros. Abrió, buscó y rebuscó en el terminal, luego en la interfaz otra vez… nada.
Sonó un ruido a su derecha. La puerta de la sala se abrió. Entraron los dos guardias que le habían dejado a solas, seguidos por otro hombre: Burrows, el director de seguridad.
- No borre nada de lo que hay en su cabeza, señor Arren.


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iNsTaNte_aLepH
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por iNsTaNte_aLepH » 15 May 2009, 22:55

quinto capítulo


- ¿Qué ha encontrado, señor Arren?
- Se lo he dicho ya- se lo había dicho muchas veces, de muchas maneras diferentes-. Nada. No hay nada.
- En efecto, nos acaban de confirmar que no hay nada. La cuestión es, ¿qué había, señor Arren?
Burrows daba vueltas por la habitación, como un animal enjaulado. Su calva y su bigote le daban un aspecto anticuado. De vez en cuando miraba a Arren, se giraba y volvía a pasearse. Casi siempre estaba detrás de Arren cuando decía algo.
“Intenta inquietarme”, pensaba Arren, “y no se le da mal”. Estaba sentado en una habitación pequeña, amueblada con sólo una mesa y un par de sillas. En algún momento, Arren se preguntó si sería habitual llevar gente detenida allí. ¿Cuán a menudo podía usarse una sala así en una empresa como Octo?
Trató de no divagar, pero no era capaz de pensar en su situación sin desesperarse. No podía explicar qué había pasado durante las cuatro horas en las que tuvo acceso a la interfaz de Trevor Aldrin. No sabía explicar qué había sucedido durante su conexión. Cuando intentó explicar que experimentó una ensoñación no programada, Burrows se impacientó.
- Basta, Arren. El terminal no registró nada de su acceso a la interfaz de Aldrin. Cómo consiguió manipularlo usted es algo que averiguaremos, no se preocupe; pero la unidad de red detectó un tráfico de datos de máximo caudal entre la interfaz de Aldrin y la suya.
- ¿Qué?- Arren casi gritó.
- No previó ese detalle, ¿verdad?- Burrows sonó triunfal.- Un tráfico de gran volumen, y casi todo en el mismo sentido: de la interfaz de Aldrin a la de usted. Está todo ahí -le apuntó con el dedo-, en su cabeza.
- Yo no…
- Vamos a pedir una orden judicial para sacárselo todo. Y, tras eso, irá usted a la cárcel por espionaje industrial, Arren. Délo por hecho. Aunque borre los datos de su interfaz, las pruebas que tenemos contra usted son abrumadoras.
Arren miraba a la mesa, sin verla.
- ¡Ni se le ocurra borrarlos! – de pronto Burrows sonaba asustado.- Arren, esos datos son la única razón por la que usted aún no está esposado en un coche de la policía. Si cree que borrarlos es su oportunidad de escapar, se equivoca: no la tiene.
Le tenemos, haga lo que haga. Pero no nos interesa usted: queremos los registros de Aldrin. Podemos llegar a un acuerdo.
Ahora Arren le miró.
- Devuelva lo que sacó de la interfaz de Aldrin. Todo, Arren. Devuélvalo y no le haremos detener.
Arren quiso reír, gritar, llorar. ¿Su única esperanza para librarse de un crimen que no había cometido?: unos datos que no tenía.
- Ya le he dicho que no tengo nada…
- Claro que no- dijo Burrows, sardónico-. Mire, Arren, ni siquiera su condición de directivo le va a salvar. El señor Hakken está al corriente de todo. Nada le salvará- hizo una pausa-. Puede pensárselo si quiere. Tiene diez minutos, Arren.
Salió de la habitación, dejándole a solas con los dos guardias.

Arren no sabía qué hacer. Nadie iba a creerle. Sólo podría librarse si era culpable, pero…
Frente a él estaba sentada Alanna.
- Hola, Daniel.- dijo, sonriente. La miró boquiabierto. Se volvió y miró a los guardias. Seguían inmóviles, aunque le miraron extrañados.
- No pueden verme. No estoy aquí.
Arren iba a contestar, pero las palabras no salieron de sus labios.
- Eso es. Sólo estoy en tu cabeza. Si hablas, te tomarán por loco. No – rió-, no lo estás.
“No es momento de hacer preguntas, Daniel. Vamos a salir de aquí. Tienes que hacer todo lo que yo te diga. Confía en mí.
Uno de los guardias se movió. Arren lo miró de reojo. Pareció concentrado unos instantes: estaba recibiendo una comunicación.
Los dos guardias se miraron, y se dirigieron a él.
- Señor Arren, puede marcharse. Al parecer todo ha sido un malentendido.
- Finge irritación, Daniel. Lo hará más creíble.- dijo Alanna.
Arren miró al suelo y lanzó un suspiro impaciente antes de levantarse. Prefirió no decir nada que pudiera revelar que estaba más sorprendido que ellos. Le abrieron la puerta y le cedieron el paso.
- Ahora vámonos, Daniel. No corras, pero no te detengas.
Caminó hacia el ascensor. Podía oír los pasos de Alanna tras él. Incluso veía su sombra cuando quedaba frente a una luz. ¿Qué clase de ensoñación era…?
- Pronto lo sabrás. No te detengas ahora.
Su coche le esperaba al salir del ascensor. Subió en él y lo dirigió hacia su casa. Era ya muy tarde, y el coche circulaba solo por las calles. Alanna se sentó, o apareció sentada, a su lado.
- ¿Qué eres? ¿Por qué te veo y oigo? ¿Estás controlando mi interfaz?- Arren estalló.
- Cálmate, Daniel.
- ¿Calmarme? Estoy teniendo una ensoñación despierto, por todos… ¿Tú eres quien borró los datos de Trevor?
- Daniel…
- ¿Cómo has entrado en mi interfaz?
- Daniel, nos siguen.
Miró por el retrovisor. Había un vehículo tras él, acercándose.
- Son de Octo – dijo Alanna.- Se han dado cuenta. Tranquilo, Daniel creo que podemos… ¡no!
Arren aferró el volante y pasó el coche a control manual. Aceleró violentamente.
- ¡Para, Daniel! ¡No hagas una locura!
Arren la ignoró. Tomó un desvío y metió el coche por una carretera secundaria. Pronto estuvo serpenteando por una zona boscosa. Los vehículos de Octo se mantenían a distancia., aunque nunca dejaba de ver sus luces en el retrovisor.
- Es peligroso…- susurró Alanna.
Pero Arren no quería escuchar. Se alegraba de necesitar toda su concentración para controlar el vehículo. Apenas podía recordar la última vez que había conducido, y no habría podido hacer caso de la figura que veía y escuchaba a su lado aunque hubiera querido. “Puedes hablarme dentro de mi cabeza, pero no obligarme a prestar atención”, rió por dentro.
- Daniel, si quieres que me vaya, lo haré, pero no sigas…- sonaba realmente aterrorizada.
- ¿Qué eres? ¿Por qué estás aquí?- gritó. Los neumáticos chirriaron.
- ¡Frena y te lo diré todo!
La curva que tomaban en ese momento se cerraba inesperadamente.
Arren apenas oyó un golpe.


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beetle56
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por beetle56 » 16 May 2009, 00:03

Mañana sin falta lo leo.

beetle56
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por beetle56 » 16 May 2009, 11:48

Ahora si, la historia ha mejorado muchisimo en los nuevos capitulos. Hay mas?? Mono mono!!!

iNsTaNte_aLepH
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Ubicación: Fumando

por iNsTaNte_aLepH » 16 May 2009, 12:55

sexto fragmento


Volvía a estar en la playa. A su lado estaba Alanna. Tenía las manos a la espalda y el rostro avergonzado. Alzó la mirada hacia él un instante y volvió a bajarla.
- Lo siento- dijo.
- No te preocupes – dijo una voz tras Arren. Se giró.
A su espalda estaba Trevor Aldrin.
Era tal y como le recordaba: calvo, con la corta barba entrecana, ojos centelleantes, y su perenne media sonrisa.
- Hola, Daniel – dijo. Abrió los brazos.
Arren intentó decir algo, pero no pudo, así que simplemente se abrazó a él.
- ¿Esto significa que estoy muerto?- dijo, aún abrazados.
- No, Daniel, por fortuna no- le palmeó la espalda.- Fuiste increíblemente temerario, ¿sabes? Ha sido un milagro que no te mataras. Pero te pondrás bien.

Se soltaron. Arren le miró de arriba abajo. Llevaba un sencillo atuendo blanco, igual que él mismo. Tenía un aspecto raro, como siempre que le había visto sin su bata de laboratorio.
- Déjanos, Alanna- dijo Aldrin -. Tenemos mucho de qué hablar.- al volverse Arren, ya no había nadie allí.
- ¿Dónde estoy?
- ¿Te refieres a tu cuerpo? Está en una cama de hospital, muy magullado, con un par de cosas rotas. Pero se curará por completo.
Arren lo asimiló.
- ¿Y por qué estoy… aquí y no allí?
- ¿Dónde crees que es aquí, Daniel?- ahora adoptó un tono juguetón; el mismo que había usado cuando, en los días en que trabajaban juntos, le planteaba un problema que quería verle resolver.
- Esto es una ensoñación, ¿verdad? La misma en la que entré cuando traté de acceder a tu interfaz.
- Lógico.- Aldrin sonrió.- ¿Caminamos?
Empezaron a pasear siguiendo la orilla del mar. Durante unos minutos no dijeron nada.

- Entonces, ¿estás controlando mi interfaz? – dijo Arren- Me metiste en este sitio, con esa mujer, y me hiciste olvidar qué tenía que hacer… Y luego la hiciste aparecer mientras yo estaba plenamente consciente, ¿cómo es posible eso? Las ensoñaciones no pueden tener tanta fuerza…
- Pueden tenerla toda, Daniel. El mundo entero como lo conoces, está todo en tu cabeza. Y la interfaz está conectada a tu cabeza. Si puedes controlarla, puedes hacerlo todo.
- ¿Y hacerles todo a otros? ¿Aunque no quieran?
- Perdóname, Daniel. Te aseguro que era necesario…
- ¿Por qué? ¿Qué me hiciste cuando conecté con tu interfaz? Espera… no era tu interfaz, ¿verdad?
Aldrin volvió a sonreír. Arren se detuvo y se encaró con él.
- Fingiste tu muerte, hiciste desaparecer todos tus archivos… ¿para qué? ¿Dónde estás ahora?
- Ahora te estás equivocando.
- ¿Cómo, si no, ibas a estar aquí hablándome?
- Pero, Daniel, no estoy aquí, ni tú- Aldrin rió.
- No puedes ser una simulación. No existe una simulación personal tan avanzada. Hablas y te comportas como tú. Eres tú. Estás en algún lugar, controlando mi interfaz…
- Te estoy diciendo que te equivocas, Daniel- le cortó Aldrin.- Trevor Aldrin está muerto. Lo sé perfectamente. Yo estaba allí.
Se miraron unos segundos.
- Trevor estaba a solas. Comprobaron la videovigilancia…
- Sí, no había nadie más conmigo… con él. Trevor Aldrin padeció un derrame cerebral mientras trabajaba en su tumbona, y murió. Me costó mucho asimilarlo.
“De pronto, todo se apagó. Las sensaciones, la luz, los sonidos, el tacto… todo fuera. Fue como despertar de un sueño muy vivo, y encontrarte en una habitación completamente silenciosa y a oscuras. Sentí pánico. Tardé en comprender qué pasaba.
“Hicimos una máquina maravillosa, Daniel. La interfaz es tan compleja, tan profunda… Queríamos que su portador tuviera siempre en la cabeza cuanto conocimiento pudiera hacerle falta. La dotamos de un registro casi ilimitado, capaz de recordar una vida entera. Hicimos que tuviera flexibilidad en sus procesos, y que se adaptara a los mecanismos mentales de cada persona. La interfaz aprende a pensar como su usuario, Daniel, y almacena todos sus recuerdos… ¿comprendes el potencial de todo ello?
“Yo quise explorarlo hasta el fin. Ya me conoces. Amplié la capacidad de mi propia interfaz, liberé los procesos de aprendizaje, y el resultado… en fin, lo tienes frente a ti.

- Entonces… no eres Trevor. Eres la interfaz de Trevor.
- ¿Tienes idea de lo desconcertante que es pensar en eso? – Aldrin volvía a sonreír- Soy Trevor, Daniel. Tengo sus recuerdos. Pienso como él. Para mí, la vida no se ha detenido, aunque mi cuerpo haya muerto. Simplemente, las condiciones han cambiado un poco. De todas maneras, mi pasatiempo favorito era aislarme de todo y trabajar con mi interfaz, así que podría decirse que no he perdido nada que fuera esencial.
“Cuando comprendí lo que me pasaba, sentí pánico. Seguía vivo, o existiendo, si quieres, pero eso no iba a durar. Con mi cuerpo muerto, los nanogeneradores que convierten la circulación sanguínea en alimentación eléctrica para mi interfaz, dejarían de funcionar pronto. Y Octo me extirparía de la cabeza de Aldrin, me sondaría, desarmaría, y ahí acabaría todo.
“Actué con algo de precipitación, pero supongo que comprendes que estaba desesperado. Quise contactar contigo, pero, ¿cómo te lo habría podido explicar? Seguramente habrías pensado que era una broma enfermiza. Y, si hubiera convencido a alguien de Octo, tan sólo habría logrado que desarmaran mi interfaz… la interfaz de Trevor… antes de que el cadáver se hubiera enfriado.
“Entonces se me ocurrió que Octo iba a sacarme de allí. Los datos de la interfaz de Aldrin eran propiedad de la empresa, de modo que la sondearían, y esa sería mi oportunidad de transferirme como un bloque de datos, y escapar. De modo que borré todos mis registros: no había mejor manera de asegurarme de que se interesarían por mi interfaz. Podría haberme alojado en el sistema informático de la empresa, pero habría sido un proceso demasiado largo para lo que les quedaba de energía a mis baterías. Y ya les había pertenecido durante demasiado tiempo- sonrió.

- ¿Eso es lo que pasó cuando me conecté a la interfaz de Trevor? ¿Te descargaste en la mía?
- Lo siento. Lo siento de veras, Daniel. Era cuestión de vida o muerte para mí. Tienes derecho a sentirte mal…
Arren no sabía cómo debía sentirse. Volvieron a caminar.

- ¿Y esa mujer? ¿Su trabajo era distraerme mientras tú te metías por mi… puerta trasera?
Aldrin rió a carcajadas. Arren, tras unos segundos, se le unió.
- Sólo en parte, Daniel. Verás, Alanna fue el mensaje que te envié…
- La noche en que moriste. Esa fue la primera vez.
- Eso es. Alanna era mi… caballo de Troya. Nadie conoce la interfaz como yo, Daniel. Tiene algunas vulnerabilidades: nadie las encontrará jamás, pero yo puedo servirme de ellas. Alanna se introdujo en tu interfaz aquella noche. Operó en tu subconsciente para predisponerte a aceptar el encargo de sondear mi interfaz. Te empujó a sentir que necesitabas conocerme mejor…
- ¿Sabías que Kraken me lo encargaría a mí?
- Me pareció probable. Kraken no es el hombre más imprevisible del mundo. ¿Sabes cuánto dinero ha gastado en investigar nuevas variantes de la cirugía de implante? El pobre siente vergüenza de ser un no-i. Yo en tu lugar invertiría en laboratorios de investigación neurológica tan pronto como despertara – sonrió con sorna-. Adrian Hakken estará completamente desesperado por perderse esto…
- ¿Y esa Alanna… hizo que me olvidase de lo que tenía que hacer?
- No hizo nada que tú no quisieras. Admítelo, Daniel, estar con ella en esta playa era mucho más interesante que hurgar en las memorias de este viejo. Y, en el fondo, te valía cualquier pretexto para no hacerlo. Alanna es capaz de llegar muy adentro en tu mente, pero no de obligarte a nada. Le gustas demasiado para eso.
- ¿Gustarle? No es más que un programa…
- ¿Cómo yo? O, ¿como tú? ¿Quién no lo es?
- Creía que era un caballo de Troya…
- Hizo de caballo de Troya. Te orientó subconscientemente, alteró tu interfaz lo suficiente para poderse aparecer como una ensoñación, incluso cuando estuvieras despierto… Y es mucho más que eso, Daniel. Verás, cuando liberé el desarrollo de la… personalidad de mi interfaz, hice un primer ensayo. Diseñé una personalidad que no se alimentaría de mis pautas mentales, ni mis recuerdos. Le di unos rasgos básicos, y dejé que la interfaz construyera sobre eso. Alanna es una personalidad completamente artificial. Pero responde a arquetipos humanos, porque la interfaz que la desarrolló se basa en los de un humano.
- Tú- dijo Aldrin, boquiabierto.
- Fue como ser padre. O eso imagino – Aldrin rió-. Les das unos rasgos tuyos, pero luego crecen por su cuenta. Alanna es una criatura maravillosa, Daniel. Tiene inteligencia, humor, sensibilidad… creo que mi interfaz la hizo para que yo… para que Trevor Aldrin… la encontrase perfecta. Y le gustas. Lo cual era de esperar, ya que eres mi amigo.

Se habían detenido. Aldrin se sentó en la arena, mirando hacia el mar. Arren le imitó.

- Se quedará a tu lado, tanto tiempo como tú quieras.
- No sé si quiero una mujer… falsa.
- Te asombrarás de lo difícil que es encontrar la diferencia. Cuando estés con ella no habrá ninguna. Sabe, aprende, tiene voluntad. Podría cambiar de opinión y abandonarte algún día, ¿qué piensas de eso? ¿Seguirías creyendo que es un programa sin voluntad en ese caso? Además, tal vez se quede contigo para siempre, Daniel. Y para siempre quiere decir siempre.

Arren le miró. Siempre…
- ¿Podría pasarme lo que a ti? ¿Podría seguir existiendo en mi interfaz cuando haya muerto?
- Ya está pasando, Daniel. No he estado ocioso desde que me acogiste, ¿sabes? He hecho los cambios adecuados. Pronto tu interfaz será mucho más que una copia de seguridad de tus recuerdos. Será la copia de seguridad de ti. Si lo deseas, claro.

Miraron hacia el mar en silencio.

- ¿Todo el mundo podría hacer eso algún día?
- Es una posibilidad. Aún tenemos que meditar sobre todo esto. Imagina qué sería de este mundo si todos pudieran aspirar a esta clase de inmortalidad.
- Alanna estaría ocupadísima.
Aldrin rió.
- Sólo hay una Alanna, Daniel. Pero podría haber otras personalidades artificiales. En poco tiempo, no habría manera de distinguirlas de los humanos que alcanzaran mi estado.

Arren soltó un profundo suspiro.

- Entonces, ¿ya estás a salvo?
- Sí, gracias, Daniel. Cuando te llevaron al hospital aproveché para saltar a su sistema informático, y de ahí a un sistema fragmentado de reserva de datos. Mientras nadie apague a la vez varios cientos de servidores diseminados por todo el mundo, existiré.
“Lo fundamental para mí era poder acceder a un sistema desde el cual distribuirme sin peligro. Por eso, tras acceder a tu interfaz, engañé a tus vigilantes con un falso mensaje para que te dejaran escapar. Sé que fue una chapuza, pero tenía previsto resolverlo todo una vez hubiera logrado mi objetivo. Tu locura del coche estuvo a punto de estropearlo todo, pero no deja de ser culpa mía. A veces olvido que la gente no es tan previsible como mis invenciones.

- ¿Qué harás ahora?
Aldrin puso una sonrisa perversa.
- Voy a recuperar mi antiguo empleo- Arren le miró con asombro-. ¿De qué te sorprendes? Siempre me encantó mi trabajo. He hablado con Kraken. Ya lo sabe todo. Ojalá pudiera ver su cara ahora.
- ¿Y seguirás trabajando para él?
- Rompimos un par de leyes para que yo pudiera escapar, ¿recuerdas? Técnicamente, soy un programa que le pertenece, y tú un espía industrial. Le he hecho una buena oferta, a cambio de que los dos podamos vivir en paz. En mi estado puedo ser mucho más productivo que nunca. Y quiero vigilar de cerca en qué se convierte mi creación. No estoy seguro de en qué se podría convertir, y creo que es mi responsabilidad.
“Tú gozarás del salario exorbitante de un primer consejero de Octo el resto de tus días, aunque nunca más vuelvas por la empresa. Es lo menos que podía hacer, tras casi provocar que te despidan, te encarcelen y te mates.
- Gracias, Trevor.
- No me las des. Ahora tienes que despertar. Me temo que te espera una reunión.
Aldrin se levantó y se sacudió la arena del pantalón. Le tendió la mano a Arren.
- Nos veremos.
- Eso espero. – Arren estrechó su mano.- Una cosa más, Trevor… se supone que ahora mismo estoy inconsciente, ¿verdad?
Aldrin desvió la mirada. Sonrió levemente.
- Me has pillado.
- De modo que no soy Daniel Arren, sino su interfaz.
- No hay diferencia. Daniel Arren recordará todo esto cuando despierte. Pensará lo mismo que tú.
- Supongo que no la hay.
Se separaron. Aldrin dio unos pasos hacia atrás, le saludó con la mano y se giró para alejarse, caminando con paso alegre por la orilla.
- ¿Daniel?- la voz de Alanna le llamó. Estaba a pocos metros detrás de él.- Ven por aquí- le tendió su mano.
Fue hacia ella.

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por iNsTaNte_aLepH » 16 May 2009, 21:42

séptimo episodio


Despertó en la habitación del hospital. Antes de abrir los ojos, su interfaz le anunció quién estaba a su lado: Adrian Hakken, presentado ceremoniosamente por la voz de Sandra Rexall.
Hizo inventario sin mirar. Tenía la pierna y el brazo izquierdos escayolados, una aparatosa venda en la cabeza, y un molesto collarín alrededor del cuello. Deseó volver a caer inconsciente, pero sabía que no era posible de momento.

- ¿Señor Arren?
Miró hacia él. Estaba solo, sentado en un butacón. Le miraba.
- ¿Está despierto, Arren? ¿Cómo se encuentra?
- He estado mejor. Gracias por interesarse. ¿Cuánto llevo inconsciente?
- Nueve horas. Hizo una locura. Mi gente sólo quería hablar con usted.
- Casi enloquecí. Me iban a detener. Iban a acusarme y encarcelarme.
- Todo está aclarado ya.
Se quedaron en silencio, mirándose.
- ¿Ha hablado con… con él? – preguntó Kraken.
- Si.
- ¿Qué piensa usted? De todo esto.
Arren suspiró.
- No estoy seguro. Es… complejo.
- Lo cambia todo, Arren. ¿Se da cuenta? Lo cambia… todo. - nunca había escuchado a Kraken tan excitado.- Las posibilidades serán infinitas. La gente podría vivir para siempre si…
- ¿Serían de verdad las personas las que vivirían?
Kraken quedó en silencio. Luego volvió a mirarle.
- ¿Usted podrá hacerlo?- sonaba acusador.- ¿Usted puede hacer lo que hizo Aldrin?
- No sé si lo haré…
Kraken se recostó en el respaldo y suspiró.
- ¿Cómo podría rechazar algo así?- preguntó.
- Aún no me hago a la idea de lo que significa.
- Significa ser inmortal, Arren, ¿es que no lo entiende? – ahora Kraken estaba exasperado-. Podrá seguir existiendo, experimentando todo lo que el futuro tenga que ofrecer… mientras los demás morimos y somos olvidados.
- Quizá no quiera eso.
- Incluso puede tener compañeros eternos como usted. Como su amigo, o esa mujer… sí, Aldrin me habló de ella. No sea estúpido, Arren. Se le ofrece lo que toda la humanidad ha soñado siempre.
“Podría pasar la eternidad en una ensoñación perfecta, a la medida de sus deseos. No sería diferente de ser un Dios, ¿no se le ha ocurrido? Todo lo que ofrece la vida no es nada comparado con lo que usted tiene a su alcance.

Arren se quedó en silencio. El cuello le empezaba a doler.

- ¿Cree que todo el mundo deseará eso, cuando se sepa lo que la interfaz puede ofrecer?- preguntó.
- Naturalmente.
- ¿Quién querrá seguir viviendo, entonces? ¿Quién mantendría en funcionamiento los sistemas en los que deberían alojarse las… personalidades replicadas? ¿Quién querría trabajar en los sistemas eléctricos que las alimentan, pudiendo unirse a esa existencia tan perfecta?
- No piense en eso, Arren. Se encontraría un modo de hacer las cosas. Siempre hay uno. Aldrin ya debe estar pensando en ello. Quizá sea mejor que le deje descansar ahora- su tono era de pronto tan distante como siempre. Se levantó.-. Lamento haberle molestado, en su estado. Pronto hablaremos más sobre todo esto, pero ahora…
- Muchas religiones antiguas creían en una vida eterna tras la muerte, ¿sabe?- Arren le interrumpió-. Se suponía que había que vivir una vida virtuosa, y tras la muerte empezaba lo bueno.
Kraken le miró extrañado un segundo.
- ¿Y?
- ¿Y si esos cultos estaban en lo cierto?
- ¿Quiere decir que ahora habrá una vida eterna y perfecta tras la muerte?
- No pensaba en eso- admitió Arren-. No, quiero decir, suponga que hay una vida tras la muerte. ¿No sería un error terrible seguir existiendo en este mundo, por los medios que fueren?

Kraken le miró sin decir palabra. Tras unos momentos, inspiró profundamente:
- Está muy débil, Arren, y yo ya he abusado demasiado. Descanse ahora. Buenos días.- se dirigió a la puerta.
-Hakken- le llamó. Kraken se detuvo y le miró.
- ¿Si?
- Lo siento.
Kraken le miró, sin inmutarse, durante unos segundos. Luego hizo una leve inclinación de cabeza, se giró y salió. Antes de que cerrase la puerta, Arren le oyó decir:
- Y yo.

************* FIN *******************
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iNsTaNte_aLepH
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por iNsTaNte_aLepH » 17 May 2009, 23:34

Esto fue la crítica que hice de dicho relato por si alguien pudiera interesar.

Bueno en realidad no sé como enfocar la crítica, así que iré poniendo aquí y allá breves apuntes.

Lo primero el título, si es que el escogido definitivo es “La vida nueva”, creo que lanza un anzuelo sobre el relato que luego, ya casi al final recogemos. Aún así, la verdad es que en mi cabeza suena mejor, con más fuerza, si alteramos el orden de vida y nueva. Claro que esto ya es una opinión bastante personal.

Entrando ya en materia del texto, empieza fuerte, dejando claro desde el primer momento que esto es un relato de ciencia-ficción. En principio puede parecer chocante para el lector que no sepa de que va el asunto, pero esto hace a todos ponernos en guardia y agudizar la vista en busca de los “componentes” típicos o no tan-típicos del género.

Luego el tema del “primer sueño” nos introduce en varios de los conceptos y problemas que luego se irán desarrollando a lo largo del relato. Tales como el sueño-la realidad-y la mente-interfaz. Aunque debo decir que durante este primer momento, y en un párrafo de bastante grosor la repetición de las palabras “interfaz” y sueño se hace algo repetitiva, aunque más que algo que entorpezca la lectura es una apreciación estética. En el mismo

Lo mismo ocurre con la repetición casi instantánea de la palabra “abrió” al final del último párrafo. En:
“Prioritario. Lo abrió.
Cuando el ascenso abrió…”
Pero ya digo, esto son sólo apreciaciones.

En líneas generales el primer capítulo tiene fuerza y gancho, por un lado nos introduce de lleno en un “futuro” con ciertas “reglas” propias que iremos descubriendo; se mencionan varios de los problemas y preguntas capitales de la narración; y se presenta a dos personajes, al protagonista y ciertos rasgos de su carácter y también a Alanna… que ya desde un primer momento hace de caballo de Troya, tanto para Arren (como más tarde se da a conocer) y para el lector.

La última frase, demoledora, casi lapidaria, le hace a uno sentir el deseo irresistible de seguir leyendo más de todo aquella mierda, aunque uno no sepa aún muy bien de que va la cosa.

Por cierto, detalle interesante, y diferenciador para el lector el marcar en itálica las “informaciones” de la interfaz.

Comienza el segundo capítulo con la presentación de Adrian Hakken aka Kraken, hombre coherente con sus inquietudes en todo lo largo del relato. Poco a poco vamos descubriendo un poco más sobre él, aunque al fin y al cabo represente el arquetipo del “gran jefe trabajador, escéptico y bastante parco en palabras”. Curiosa la primera diferenciación que se da entre los “i” y los “no-i”, aunque luego sea algo que no se desarrolle demasiado, la verdad es que como detalle introductorio da estructura interna.

Por cierto, lo que si ya me rechina mucho es el vocablo “interfaciado”, en “Un hombre no interfaciado dirigía la compañía…” Se me hace ya demasiado duro para el oído.
El recurso de iniciar la conversación pero meter antes una acotación recordatorio-explicatoria la verdad es que se agradece, nos da los antecedentes necesarios para ir comprendiendo poco a poco el desarrollo de la escena (diálogo) posterior.

El recuerdo de Trevor Aldrin (otro personaje principal descubierto, el mentor) en mente de Arren es parcial y bastante sesgado, pero mejor si cabe, así nos da una visión bastante amplia de algunos de los problemas del relato. El papel del científico loco, práctico y funcional, uno no puede evitar imaginarlo con gafas bajas en la nariz, una barba poco cuidada y calvo con pelo alborotado a los lados.

Se nos presenta en primer termino una sociedad distópica en donde se busca y se encuentra la “suplantación” de la realidad”, una sociedad en donde un pequeño “chip” ha logrado borrar o al menos difuminar las líneas fronterizas entre “realidad” y “virtualidad”.

La conversación posterior entre Hakken y Arren es bastante notable. Ágil pero uno no se pierde. Y poco a poco nos descubre como derretidas partes de la personalidad de los interlocutores, como por ejemplo con la frase “No pudo evitar que sonara a reproche”.

El diálogo también nos hace avanzar en una trama que cada vez implica más misterios y también introduce algunos tópicos como el del “miedo a los descubrimientos y el secretismo en relación a ellos”. Pura sci-fi.

Otra cuestión que no es crucial para el desarrollo pero que invita a una reflexión es el tema de desconocer la vida personal de las personas que forman nuestro marco social. Nuestro conocimiento en esta materia llega a en ocasiones a ser monstruoso, irrisorio e incluso patético. Y en relación a esto mi hizo cierta gracia el siguiente fragmento:

“Arren miró por la ventana. Suspiró. Y pensar que unos instantes antes había deseado saber algo más de Trevor Aldrin”.

Cuidado, los sueños a veces se hacen realidad, cosa ciertamente jodida cuando se hacen con boquita de piñón.

Segundo capítulo que a grueso modo va deshilando la historia poco a poco, sin precipitarse, en una suerte de planteamientos e incógnitas abiertas y una conversación sencilla y bastante explicativa de las personalidades de sus hablantes y recordados.

El tercer episodio se me ha presentado en las tres lecturas como una suerte de posada al final de un largo día de peregrinación, un descanso antes de iniciar de nuevo un largo camino; o mejor aún por seguir poetizando, como cuando en alta mar, la tormenta arrecia unos minutos o incluso horas para volver con redobladas fuerzas.

Breve y conciso y además nos deja ver hasta casi el extremo la locura práctica que invadía a Trevor Aldrin, algo que por otro lado no carece de humor.

El empalme entre el final de este capítulo y el inicio del cuarto, aunque algo cantado a posteriori la verdad es que ensambla a la perfección y conecta con el lector desde el primer momento. Además invita a cierto ejercicio de abstracción o viaje.

El retorno de Alanna y de la ensoñación primeriza que abrió todos los interrogantes. Alanna, esa gran mujer de la que “caer” enamorado, aún consintiendo en que caer conlleva un componente hiriente o doloroso. De cabellera morena y rizada, anda vaya, éste es uno de mis fetiches más antiguos, se remonta a los catorce años y mi primera novia seria.

Desorientación ante el nombre del protagonista, tanto de él mismo como de nosotros, los que leemos. Esto da cierto giro a la historia, establece una conexión familiar anterior entre ambos personajes que en principio desconocíamos. Y ellos, al menos eso parece, también desconocían.

También se recuerda durante la conversación de la ensoñación el tema de la evasión de la realidad, de las formas conscientes e inconscientes de hacerlo. Arren o Daniel, mejor dicho, abandona lo real y sus deberes para con ella al más mínimo estímulo. Se deja llevar como hipnotizado por la figura de aquella mujer, la ama, sabe que no puede ser cierta, pero le da igual.

El diálogo se mantiene en la línea del anterior, con algunos detalles ingeniosos y bastante frescura, además uno no se pierde.

El final, es brusco, queda bien, aunque debo decir que aquí llamas al director de seguridad Barrows y en la siguiente parte Burrows. Supongo que la correcta es la segunda, pues es la más utilizada.

El quinto acto del texto se nos presenta como una tensa escena, cortante ante la presencia de los estamentos de “seguridad, intimidación y represión”. Además Alanna nos descubre la conexión mental, casi como telepática que mantiene con Daniel.

Arren en un intento casi estúpido intenta rebelarse contra la máquina, contra lo otro establecido fuera de uno mismo. Desemboca esto de una forma que para mí es demasiado brusca ya, sobrepasa la línea marcada por los anteriores capítulos. Pero actúa como acentuado preámbulo de la historia o más bien de su completo o casi completo destape.

Sexto asalto, aka EL CORPUS DEL RELATO. El descubrimiento del pastel y la profundización en uno de los temas capitales, a saber, el aprendizaje y almacenamientos de información (memoria) y la posibilidad de que estas redes de la información tomen conciencia de si misma. Debo decir que me encanta porque veo ciertos parecidos con el planteamiento de Ghost in the shell. La creación de personalidades artificiales en base a un vertido de datos y la forma de navegar por el “mundo” de estas nuevas inteligencias.

Se presentan además las soluciones a la trama, nada forzadas y todas satisfactorias con la coherencia interna del relato.

La conversación sigue en la línea de las mostradas en fragmentos anteriores. Y acaban acentuándose ciertos rasgos de los personajes, como la praxis de Trevor llevada al extremo cuando afirma “que apenas ha perdido nada que le hiciera falta”. Tampoco podía faltar la referencia a la ética científica y la paternidad que se establece entre el inventor y su obra, ya no sólo técnica sino también moral.

El capítulo final nos presenta una vuelta de tuerca sobre el argumento, a saber las probables consecuencias futuras del descubrimiento y su deseabilidad dando argumentos tanto a favor como en contra de esta nueva vida inmortal.

Un final, seco y acertado.


Ahora bueno comentar algo sobre el estilo, lo mejor es que se nota tienes ya cierto carácter marcado a la hora de escribir y eso deja una pequeña huella o marca reconocible. Sin ningún barroquismo y con una narrativa ágil que mezcla de forma bastante apropiada los diálogos con el desarrollo de la historia.

Quitando algunas blanduras de lenguaje, algunos adjetivos o palabras y el cambio de algunas comas por puntos pocas pegas puedo poner al texto.

La distribución de capítulos está bien y los enlaces entre los mismos son chocantes y crean expectación. Aunque como ya apunté en uno de ellos creo que sobrepasas la línea por exceso. Ahora bien la definición de presentación-nudo-desenlace está casi perfecta.


Ahora, si se me permite me gustaría apuntar algunos fallos y/o sugerencias:

-La frase “Resopló con fastidio y se incorporó” que encontramos a mitad del primer párrafo del primer capítulo no me convence, más que nada por el primer adjetivo, el cual me parece demasiado ñoño.

-En el segundo y tercer párrafo del mismo capítulo en las frases “Mientras el coche le conducía a la sede de Octo,…” y “Arren se apeó y entró en el ascensor, que ya le estaba esperando.”, suprimiría ambos les, me parecen redundantes en el hecho de que dichos aparatos funcionan solos.

-En el tercer párrafo también encuentro algo que me choca, en la frase “Se había pagado una suma considerable a la famosa actriz Sandra Rexall […] , a cambio de escuchar cómo Sandra Rexall les saludaba por su nombre…” , ¿el “como” lleva tilde?

-En el tercer capítulo, casi al final, en la frase “Saludó a los guardias sin presentarse: sus interfaces ya les habían informado de que era la persona que esperaban” me suena muy mal el “ya les habían informado”. Entiendo que sería más correcto “ya les habría informado..” o en todo caso “su interfaz ya les habría…” .

-Al inicio del cuarto episodio en la frase “Se giró. Allí estaba ella. Era tan hermosa como la recordaba, o más”, añadiría un “incluso”, es decir “o incluso más”, o alguna locución parecida.

-También en este capítulo, cuando Alanna se despide y se dice “Le dio un beso fugaz en los labios y se volvió.”, la verdad es que yo personalmente diría “un fugaz beso”.

-Algo más abajo encontramos, “Su interfaz le mostraba un icono de acceso al terminal de la mesa”, como apuntaba antes, yo suprimiría el “le” por redundante.

-Ya en el quinto capítulo, casi al final cuando Alanna dice “Son de Octo-dijo Alanna.-Se han dado cuenta. Tranquilo, Daniel creo que podemos…¡no!” hay algo que no me convence en la última parte. No sé si vería mejor “Tranquilo, Daniel, creo que podemos…” o “Tranquilo Daniel, creo que podemos…” .

-En el penúltimo capítulo durante la conversación entre Trevor y Arren este último dice “¿Y esa mujer? ¿Su trabajo era distraerme mientras tú te metías por mi…puerta trasera?”, el final queda ciertamente mal, incluso grotesco.


Nada, en definitiva ha sido un placer leerte, el cuento me ha gustado mucho y creo que habrías ganado el concurso casi con la minga de haberlo presentado. Y más placer será si algo de toda esta verborrea de crítica te ayuda o sugiere algo.
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beetle56
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por beetle56 » 18 May 2009, 10:14

Ya he leido tanto el relato como la critica de Instante.

Sobre el relato, lo siento, no tengo el tiempo para hacer una critica tan constructiva como la de Instante, pero dare algunos detalles.

El tema en si, interfaz-realidad-no realidad, no es un tema novedoso del todo, se ha visto en peliculas o libros, pero quizas el final de la trama si es mas novedoso.
Y eso pasa un poco con todo el relato, que va de menos a mas. Al el primera capitulo, no me enganchó del todo, y lo dije. Lioso al leer (coincidí sin saberlo con Instante en la repeticion abusiva de palabras), Y eso es un handicap grande, lo primero debe ser lo mas chocante o al menos la forma en que este contado, para enganchar, impactar o picar la curiosidad de los lectores.

Igual mucha gente se ha lanzado a leer y no ha podido seguir. Es un fallo, porque luego el relato mejora muchisimo, pero el principio le haria algunos cambios.

Despues de eso, que empieza la historia de verdad, si que engancha, y mucho la verdad, cosa positiva y necesaria. se lee comodamente, sin problemas y no hay simplicidades, lo que demuestra que sabes escribir bastante bien, o al menos llevar una historia.

Sobre el desarrollo de la trama, lo dicho, no es novedoso, y a veces (lo siento) me imaginaba a Keanu reeves en Matrix, cuando le interrogan, o cuando el cientifico en la playa le explica todo (escena Neo-arquitecto).
La explicacion del "meollo" es satisfactoria y creible dentro del contexto, aunque el trozo sentimental con la chica, no me acaba de encajar en todo. Si como caballo de troya (muy buena manera de definirlo), pero no como algo amoroso.

Y el final, con las vistas en el futuro, da para un debate muy bonito. Es un final muy apropiado.


En resumen, me ha gustado mucho mucho la verdad. Se agradece leer cosas asi de trabajadas e imaginadas.

Y aunque este en pseudonimo, manifiestate!!! (aunque sea por mp)

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