por iNsTaNte_aLepH »
16 May 2009, 12:55
sexto fragmento
Volvía a estar en la playa. A su lado estaba Alanna. Tenía las manos a la espalda y el rostro avergonzado. Alzó la mirada hacia él un instante y volvió a bajarla.
- Lo siento- dijo.
- No te preocupes – dijo una voz tras Arren. Se giró.
A su espalda estaba Trevor Aldrin.
Era tal y como le recordaba: calvo, con la corta barba entrecana, ojos centelleantes, y su perenne media sonrisa.
- Hola, Daniel – dijo. Abrió los brazos.
Arren intentó decir algo, pero no pudo, así que simplemente se abrazó a él.
- ¿Esto significa que estoy muerto?- dijo, aún abrazados.
- No, Daniel, por fortuna no- le palmeó la espalda.- Fuiste increíblemente temerario, ¿sabes? Ha sido un milagro que no te mataras. Pero te pondrás bien.
Se soltaron. Arren le miró de arriba abajo. Llevaba un sencillo atuendo blanco, igual que él mismo. Tenía un aspecto raro, como siempre que le había visto sin su bata de laboratorio.
- Déjanos, Alanna- dijo Aldrin -. Tenemos mucho de qué hablar.- al volverse Arren, ya no había nadie allí.
- ¿Dónde estoy?
- ¿Te refieres a tu cuerpo? Está en una cama de hospital, muy magullado, con un par de cosas rotas. Pero se curará por completo.
Arren lo asimiló.
- ¿Y por qué estoy… aquí y no allí?
- ¿Dónde crees que es aquí, Daniel?- ahora adoptó un tono juguetón; el mismo que había usado cuando, en los días en que trabajaban juntos, le planteaba un problema que quería verle resolver.
- Esto es una ensoñación, ¿verdad? La misma en la que entré cuando traté de acceder a tu interfaz.
- Lógico.- Aldrin sonrió.- ¿Caminamos?
Empezaron a pasear siguiendo la orilla del mar. Durante unos minutos no dijeron nada.
- Entonces, ¿estás controlando mi interfaz? – dijo Arren- Me metiste en este sitio, con esa mujer, y me hiciste olvidar qué tenía que hacer… Y luego la hiciste aparecer mientras yo estaba plenamente consciente, ¿cómo es posible eso? Las ensoñaciones no pueden tener tanta fuerza…
- Pueden tenerla toda, Daniel. El mundo entero como lo conoces, está todo en tu cabeza. Y la interfaz está conectada a tu cabeza. Si puedes controlarla, puedes hacerlo todo.
- ¿Y hacerles todo a otros? ¿Aunque no quieran?
- Perdóname, Daniel. Te aseguro que era necesario…
- ¿Por qué? ¿Qué me hiciste cuando conecté con tu interfaz? Espera… no era tu interfaz, ¿verdad?
Aldrin volvió a sonreír. Arren se detuvo y se encaró con él.
- Fingiste tu muerte, hiciste desaparecer todos tus archivos… ¿para qué? ¿Dónde estás ahora?
- Ahora te estás equivocando.
- ¿Cómo, si no, ibas a estar aquí hablándome?
- Pero, Daniel, no estoy aquí, ni tú- Aldrin rió.
- No puedes ser una simulación. No existe una simulación personal tan avanzada. Hablas y te comportas como tú. Eres tú. Estás en algún lugar, controlando mi interfaz…
- Te estoy diciendo que te equivocas, Daniel- le cortó Aldrin.- Trevor Aldrin está muerto. Lo sé perfectamente. Yo estaba allí.
Se miraron unos segundos.
- Trevor estaba a solas. Comprobaron la videovigilancia…
- Sí, no había nadie más conmigo… con él. Trevor Aldrin padeció un derrame cerebral mientras trabajaba en su tumbona, y murió. Me costó mucho asimilarlo.
“De pronto, todo se apagó. Las sensaciones, la luz, los sonidos, el tacto… todo fuera. Fue como despertar de un sueño muy vivo, y encontrarte en una habitación completamente silenciosa y a oscuras. Sentí pánico. Tardé en comprender qué pasaba.
“Hicimos una máquina maravillosa, Daniel. La interfaz es tan compleja, tan profunda… Queríamos que su portador tuviera siempre en la cabeza cuanto conocimiento pudiera hacerle falta. La dotamos de un registro casi ilimitado, capaz de recordar una vida entera. Hicimos que tuviera flexibilidad en sus procesos, y que se adaptara a los mecanismos mentales de cada persona. La interfaz aprende a pensar como su usuario, Daniel, y almacena todos sus recuerdos… ¿comprendes el potencial de todo ello?
“Yo quise explorarlo hasta el fin. Ya me conoces. Amplié la capacidad de mi propia interfaz, liberé los procesos de aprendizaje, y el resultado… en fin, lo tienes frente a ti.
- Entonces… no eres Trevor. Eres la interfaz de Trevor.
- ¿Tienes idea de lo desconcertante que es pensar en eso? – Aldrin volvía a sonreír- Soy Trevor, Daniel. Tengo sus recuerdos. Pienso como él. Para mí, la vida no se ha detenido, aunque mi cuerpo haya muerto. Simplemente, las condiciones han cambiado un poco. De todas maneras, mi pasatiempo favorito era aislarme de todo y trabajar con mi interfaz, así que podría decirse que no he perdido nada que fuera esencial.
“Cuando comprendí lo que me pasaba, sentí pánico. Seguía vivo, o existiendo, si quieres, pero eso no iba a durar. Con mi cuerpo muerto, los nanogeneradores que convierten la circulación sanguínea en alimentación eléctrica para mi interfaz, dejarían de funcionar pronto. Y Octo me extirparía de la cabeza de Aldrin, me sondaría, desarmaría, y ahí acabaría todo.
“Actué con algo de precipitación, pero supongo que comprendes que estaba desesperado. Quise contactar contigo, pero, ¿cómo te lo habría podido explicar? Seguramente habrías pensado que era una broma enfermiza. Y, si hubiera convencido a alguien de Octo, tan sólo habría logrado que desarmaran mi interfaz… la interfaz de Trevor… antes de que el cadáver se hubiera enfriado.
“Entonces se me ocurrió que Octo iba a sacarme de allí. Los datos de la interfaz de Aldrin eran propiedad de la empresa, de modo que la sondearían, y esa sería mi oportunidad de transferirme como un bloque de datos, y escapar. De modo que borré todos mis registros: no había mejor manera de asegurarme de que se interesarían por mi interfaz. Podría haberme alojado en el sistema informático de la empresa, pero habría sido un proceso demasiado largo para lo que les quedaba de energía a mis baterías. Y ya les había pertenecido durante demasiado tiempo- sonrió.
- ¿Eso es lo que pasó cuando me conecté a la interfaz de Trevor? ¿Te descargaste en la mía?
- Lo siento. Lo siento de veras, Daniel. Era cuestión de vida o muerte para mí. Tienes derecho a sentirte mal…
Arren no sabía cómo debía sentirse. Volvieron a caminar.
- ¿Y esa mujer? ¿Su trabajo era distraerme mientras tú te metías por mi… puerta trasera?
Aldrin rió a carcajadas. Arren, tras unos segundos, se le unió.
- Sólo en parte, Daniel. Verás, Alanna fue el mensaje que te envié…
- La noche en que moriste. Esa fue la primera vez.
- Eso es. Alanna era mi… caballo de Troya. Nadie conoce la interfaz como yo, Daniel. Tiene algunas vulnerabilidades: nadie las encontrará jamás, pero yo puedo servirme de ellas. Alanna se introdujo en tu interfaz aquella noche. Operó en tu subconsciente para predisponerte a aceptar el encargo de sondear mi interfaz. Te empujó a sentir que necesitabas conocerme mejor…
- ¿Sabías que Kraken me lo encargaría a mí?
- Me pareció probable. Kraken no es el hombre más imprevisible del mundo. ¿Sabes cuánto dinero ha gastado en investigar nuevas variantes de la cirugía de implante? El pobre siente vergüenza de ser un no-i. Yo en tu lugar invertiría en laboratorios de investigación neurológica tan pronto como despertara – sonrió con sorna-. Adrian Hakken estará completamente desesperado por perderse esto…
- ¿Y esa Alanna… hizo que me olvidase de lo que tenía que hacer?
- No hizo nada que tú no quisieras. Admítelo, Daniel, estar con ella en esta playa era mucho más interesante que hurgar en las memorias de este viejo. Y, en el fondo, te valía cualquier pretexto para no hacerlo. Alanna es capaz de llegar muy adentro en tu mente, pero no de obligarte a nada. Le gustas demasiado para eso.
- ¿Gustarle? No es más que un programa…
- ¿Cómo yo? O, ¿como tú? ¿Quién no lo es?
- Creía que era un caballo de Troya…
- Hizo de caballo de Troya. Te orientó subconscientemente, alteró tu interfaz lo suficiente para poderse aparecer como una ensoñación, incluso cuando estuvieras despierto… Y es mucho más que eso, Daniel. Verás, cuando liberé el desarrollo de la… personalidad de mi interfaz, hice un primer ensayo. Diseñé una personalidad que no se alimentaría de mis pautas mentales, ni mis recuerdos. Le di unos rasgos básicos, y dejé que la interfaz construyera sobre eso. Alanna es una personalidad completamente artificial. Pero responde a arquetipos humanos, porque la interfaz que la desarrolló se basa en los de un humano.
- Tú- dijo Aldrin, boquiabierto.
- Fue como ser padre. O eso imagino – Aldrin rió-. Les das unos rasgos tuyos, pero luego crecen por su cuenta. Alanna es una criatura maravillosa, Daniel. Tiene inteligencia, humor, sensibilidad… creo que mi interfaz la hizo para que yo… para que Trevor Aldrin… la encontrase perfecta. Y le gustas. Lo cual era de esperar, ya que eres mi amigo.
Se habían detenido. Aldrin se sentó en la arena, mirando hacia el mar. Arren le imitó.
- Se quedará a tu lado, tanto tiempo como tú quieras.
- No sé si quiero una mujer… falsa.
- Te asombrarás de lo difícil que es encontrar la diferencia. Cuando estés con ella no habrá ninguna. Sabe, aprende, tiene voluntad. Podría cambiar de opinión y abandonarte algún día, ¿qué piensas de eso? ¿Seguirías creyendo que es un programa sin voluntad en ese caso? Además, tal vez se quede contigo para siempre, Daniel. Y para siempre quiere decir siempre.
Arren le miró. Siempre…
- ¿Podría pasarme lo que a ti? ¿Podría seguir existiendo en mi interfaz cuando haya muerto?
- Ya está pasando, Daniel. No he estado ocioso desde que me acogiste, ¿sabes? He hecho los cambios adecuados. Pronto tu interfaz será mucho más que una copia de seguridad de tus recuerdos. Será la copia de seguridad de ti. Si lo deseas, claro.
Miraron hacia el mar en silencio.
- ¿Todo el mundo podría hacer eso algún día?
- Es una posibilidad. Aún tenemos que meditar sobre todo esto. Imagina qué sería de este mundo si todos pudieran aspirar a esta clase de inmortalidad.
- Alanna estaría ocupadísima.
Aldrin rió.
- Sólo hay una Alanna, Daniel. Pero podría haber otras personalidades artificiales. En poco tiempo, no habría manera de distinguirlas de los humanos que alcanzaran mi estado.
Arren soltó un profundo suspiro.
- Entonces, ¿ya estás a salvo?
- Sí, gracias, Daniel. Cuando te llevaron al hospital aproveché para saltar a su sistema informático, y de ahí a un sistema fragmentado de reserva de datos. Mientras nadie apague a la vez varios cientos de servidores diseminados por todo el mundo, existiré.
“Lo fundamental para mí era poder acceder a un sistema desde el cual distribuirme sin peligro. Por eso, tras acceder a tu interfaz, engañé a tus vigilantes con un falso mensaje para que te dejaran escapar. Sé que fue una chapuza, pero tenía previsto resolverlo todo una vez hubiera logrado mi objetivo. Tu locura del coche estuvo a punto de estropearlo todo, pero no deja de ser culpa mía. A veces olvido que la gente no es tan previsible como mis invenciones.
- ¿Qué harás ahora?
Aldrin puso una sonrisa perversa.
- Voy a recuperar mi antiguo empleo- Arren le miró con asombro-. ¿De qué te sorprendes? Siempre me encantó mi trabajo. He hablado con Kraken. Ya lo sabe todo. Ojalá pudiera ver su cara ahora.
- ¿Y seguirás trabajando para él?
- Rompimos un par de leyes para que yo pudiera escapar, ¿recuerdas? Técnicamente, soy un programa que le pertenece, y tú un espía industrial. Le he hecho una buena oferta, a cambio de que los dos podamos vivir en paz. En mi estado puedo ser mucho más productivo que nunca. Y quiero vigilar de cerca en qué se convierte mi creación. No estoy seguro de en qué se podría convertir, y creo que es mi responsabilidad.
“Tú gozarás del salario exorbitante de un primer consejero de Octo el resto de tus días, aunque nunca más vuelvas por la empresa. Es lo menos que podía hacer, tras casi provocar que te despidan, te encarcelen y te mates.
- Gracias, Trevor.
- No me las des. Ahora tienes que despertar. Me temo que te espera una reunión.
Aldrin se levantó y se sacudió la arena del pantalón. Le tendió la mano a Arren.
- Nos veremos.
- Eso espero. – Arren estrechó su mano.- Una cosa más, Trevor… se supone que ahora mismo estoy inconsciente, ¿verdad?
Aldrin desvió la mirada. Sonrió levemente.
- Me has pillado.
- De modo que no soy Daniel Arren, sino su interfaz.
- No hay diferencia. Daniel Arren recordará todo esto cuando despierte. Pensará lo mismo que tú.
- Supongo que no la hay.
Se separaron. Aldrin dio unos pasos hacia atrás, le saludó con la mano y se giró para alejarse, caminando con paso alegre por la orilla.
- ¿Daniel?- la voz de Alanna le llamó. Estaba a pocos metros detrás de él.- Ven por aquí- le tendió su mano.
Fue hacia ella.
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