12/07 | Mundial U19
Argentina terminó quinta en Auckland, el mejor lugar al que podía llegar
El equipo finalizó lo más alto que podía. Los cuatro semifinalistas estuvieron en un nivel muy superior. El equipo tuvo su fuerte en la media cancha. Análisis del torneo y del futuro.
Para los que siguieron este torneo por internet y no tuvieron la chance de ver los partidos en vivo, quizá haya quedado algún sabor amargo por no haber alcanzado las semifinales.
Los que tuvimos la posibilidad de estar en la cancha, terminamos con la absoluta certeza de que se llegó al máximo puesto en el torneo al que se podía llegar.
En un campeonato irregular, donde los equipos más fuertes recién se pusieron a tono en la etapa de playoffs, quedó claro que los cuatro semifinalistas marcaron una brecha importante con el resto.
Argentina empezó el torneo con una angustiosa victoria sobre Nueva Zelanda que, más allá de los nervios del debut, empezó a señalar cuáles eran las virtudes y, sobre todo, los defectos del equipo.
Este torneo confirmó, una vez más, que a nivel internacional (mundial, no sudamericano), es dificilísimo jugarle de igual a igual a las potencias con un juego interior donde ninguno tenga tiro externo.
Argentina penó con ese punto, más allá de la levantada final de Andrés Landoni, y eso condicionó bastante al equipo, porque su fuerte, la media cancha, se vio sobredefendida a partir de lo poco que se generaba adentro.
¿Por qué ocurrió esto? Aquí va una reflexión que, no por obvia, deja de ser el principal problema en el que este equipo deberá trabajar. Estos chicos, en su gran mayoría, no juegan casi nada durante todo el año.
Y la diferencia entre los que juegan en la temporada y los que no, quedó muy a la vista. Los dos jugadores más regulares del equipo fueron Lisandro Rasio y Luciano González.
González había sido un buen recambio en Formosa el año pasado y Rasio apenas había jugado 9 minutos por partido. En un año, el panorama les cambió por completo.
Y fue por lo que jugaron entre uno torneo y otro, claramente. Rasio fue importante en la B en Ciudad de Bragado y González un recambio importante en el TNA en San Martín de Corrientes.
Del resto, los que más jugaron fueron Juan Fernández en Temple, Nicolás Laprovíttola en Lanús, Federico Glinberg en Hacoaj, algo Cortés en Obras, algo Nocedal en la LEB Oro. Los demás, casi nada.
Hay casos, como el de Orlietti, que tuvieron la contra extra de una lesión importante, pero ¿alguien cree que en Atenas Orlietti encontrará el lugar donde foguerse? ¿O Landoni en Libertad? ¿O el propio Cortés este año que viene con Titarelli y Lábaque arriba de él en Obras?
Cañete directamente no tiene lugar en Peñarol, Gaynor no lo tuvo en Estudiantes y no sabe dónde jugará (su pase pertenece a Benetton de Italia), mientras que Ramírez Barrios podría volver a su club de origen, Boca, ¿con chances de jugar?
Este es el tema principal, en el que deberán pensar mucho los propios jugadores, pero sobre todo los padres de los chicos y sus representantes. No queremos que se desperdicie talento joven por ir en busca de chances que, a la larga, casi nunca se concretan.
Otro punto importante para este equipo será mejorar el físico. Salvo González (100 kilos), Cortés, Fernández y Laprovíttola, el resto tendrá que trabajar mucho porque, los que tienen buena contextura (Orlietti, Ramírez Barrios, Rasio, Landoni), o están muy lentos o son muy petisos para el puesto que ocupan.
Nocedal, al que no se le puede reprochar la falta de trabajo individual que realiza en España, chocó aquí con la corpulencia de sus rivales, que le impiden, por ejemplo, utilizar su mayor virtud que es la penetración. Como su tiro todavía no está pulido del todo (tira a pie firme), cuando va para adentro se encuentra con tipos que le sacan 20 kilos y, como le falta también la media distancia (será clave que la adquiera), le cuesta mucho. Exige demasiado su cuerpo. Igual, tiene algo muy importante, que no se estudia: carácter, personalidad y una madurez que asombra a su edad.
Los internos, esperamos, trabajarán duro de aquí en más para poder agregar tiro exterior. Rasio y Glinberg, por su altura, directamente tendrán problemas para jugar la Liga. Landoni está mejor en el tema, pero debe ser confiable desde el poste alto, donde con su altura puede sacar ventajas. Orlietti es el que está más en deuda. Siendo el más experimentado, no supo sumar movimientos en el poste bajo y, lo peor, quiere hacer cosas que no sabe. Con su volumen físico, debería preocuparse por perfeccionar dos o tres cosas (Osella puede ser un buen maestro en eso), laburar mucho su cuerpo, reflexionar sobre lo que le pasó en Auckland y, sobre todo, buscar un club donde pueda jugar 25 minutos.
Entre los aleros, Mateo Gaynor, con 1.98, no puede pesar 85 kilos y no puede perder tiempo (años), sin jugar. Lo ideal sería un equipo de Liga, o de TNA, pero su convenio con la Benetton quizá complique ese asunto. No opinaremos al respecto porque nuestra postura ha sido siempre bien clara, pero el chico debería concientizarse que a su edad se empiezan a definir las cosas.
Fabián Ramírez Barrios tiene algunos temas que aprender también. Fue lógico que se amargara por el bajo rendimiento que tuvo en el torneo, pero eso no debe taparle el foco. El chico tiene condiciones, pero lo primero que tendrá que hacer es definir en qué puesto jugará. Rinde de 4, pero a este nivel es imposible que lo haga ante rivales importantes, y como tres es lento y le falta tiro. Puede convertirse tranquilamente en alero con mucho esfuerzo (personal) y un equipo donde lo ayuden.
A pesar de todo esto que decimos, no olvidamos que estos chicos tienen 19 años. Y que, a veces, necesitan un golpe para darse cuenta que lo del Panamericano del año pasado no significaba que estaban para medalla en el Mundial. Todo sirve a esta edad. El tema es aprovechar la experiencia.
Deportivamente hablando, el equipo dependió de una buena defensa y del tiro exterior, aunque cuando los internos aportaron puntos, el panorama cambió mucho.
Vencer a España fue tan útil para entrar entre los ocho como contraproducente en los siguientes partidos, cuando creímos que estábamos al nivel de Grecia. Canadá nos dio el primer golpe y Grecia, el más duro.
Tras la caída de Grecia, se vio lo mejor del grupo. Tolcachier apostó más por Laprovíttola (no termina de quedar claro por qué no lo usó más antes), Fernández fue más incisivo (siempre queda la sensación de que se guarda algo), Nocedal encontró más espacios ante una defensa más blanda como la francesa y Landoni consiguió puntos en la pintura que ante los griegos no existieron.
González siempre trajo gol desde el banco o como titular y Rasio fue el valuarte rebotero, sin el cual todo hubiese sido mucho más difícil. La actitud del pibe de Bragado, a pesar de todo lo hablado, demostró también que a veces la altura se puede compensar con corazón.
El balance es positivo en cuanto al quinto puesto final, pero no deberíamos quedarnos en eso. Estos torneos, estamos convencidos, no deben tomarse sólo por los resultados, sino por lo que dejan.
Estamos seguros que Fernández podrá ser base de selección a mediano plazo; que Nocedal, si profundiza los progresos que necesita, técnicos y físicos, también. No mucho más. Ahí está el mayor problema. Ojalá estos chicos maduren en los próximos años como suele pasar en la Argentina (Prigioni, Herrmann, Román González, Antonio Porta, Juan Gutiérrez, Paolo Quinteros, nunca jugaron en una selección menor) y terminen siendo el recambio de la selección mayor actual. En un alto porcentaje, depende de ellos.
Fabián García (Enviado especial a Auckland, Nueva Zelanda) /
fabiangarcia@basquetplus.com