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14 Abr 2016, 20:57
Recordando a Kobe
1. Intro 824
2. Pequeños pasos de Gigante.
3. Una estrella brilla en el sol de LA ciudad.
4. Triangle & Threpeat.
5. Grandes anotaciones, Grandes Decepciones.
6. Gasolina para un Back to Back.
7. Vintages Kobes Scores.
8. Última parada en la 9616.
1. Intro 824
Terminar escribiendo una larga nota de tributo, a alguien que has seguido fervientemente durante 20 años, es realmente complicado, a la vez, que completamente ilusionante. Además, puedes caer en un acentuado forofísmo según lo escribas o lo sientas, todo puede suceder. ¿Algún mitómano Laker disponible para ello?.
¿Quizás, alguien, completamente entregado a la familia amarilla desde hace más de 30 años, cuando un base mágico de 2.06 le maravilló jugando al baloncesto?. Correcto. Pero no hablemos ahora del inolvidable Magic, sino de un futuro Hall Of Famer, con nombre de filete japonés.
Y ese no es otro jugador, que Kobe Bryant. Un legendario escolta que pude disfrutar desde sus inicios en 1996 hasta completar dos décadas de baloncesto. Todo un privilegio para apasionados de la mitología de la NBA entre los que me encuentro.
Protagonista de jugadas con su sello definitorio. Dotado de espectaculares movimientos camino hacia el aro y rachas anotadoras abrumadoras desde el perímetro que crearon admiración. Todo ello unido a emocionantes historias donde fué protagonista, y retos superados a los que tuvo que hacer frente. Un jugador que ganó muchos seguidores como algunos detractores en la NBA. Alguien que amabas u odiabas en ciertos extremos.
Os desvelaré algunos de esos recuerdos (muchos conocidos por vosotros), mezclando su figura con la de su equipo. Esos inolvidables pasajes que uno conserva con nostalgia mediante la visión de un fan de los Lakers. Con una mezcla de mis pensamientos hallados en los momentos que se produjeron, como posteriormente haciendo balance.
Desde el salón de mi casa viendo sus partidos, o mediante la red, donde se alojaron sus canastas como sus estadísticas, crónicas y galerías de fotos. Aderezado con sus muchos triunfos individuales como colectivos y sus decepciones en menor medida, analizando parcialmente temporada a temporada, su larga vida deportiva como Laker.
Comenzamos un largo viaje que quería escribir hace muchísimo tiempo.
Despegamos rumbo a LA con escala en Hawaii.
2. Pequeños pasos de Gigante.
En aquel verano de 1996, los Lakers estaban buscando su senda ganadora después de unos años de reconstrucción tras la imborrable huella del Showtime en los ochenta. Difícil tarea. Aún así, teníamos un equipo conformado por unos prometedores Van Exel, Eddie Jones, y algunos veteranos como Cedric Ceballos y Vlade Divac. Interesantes piezas para construir un equipo competitivo con el que nuevamente ilusionarnos después de un pequeño resurgimiento en los Playoffs de 1995, y la vuelta de Magic a las canchas en la temporada siguiente. Pero sin duda, faltaba algo más para dar ese salto definitivo al campeonato.
Y ese gran empujón lo dimos con el fichaje de Shaquille ONeal en aquel verano. Una imprescindible llegada a los Lakers, para volver a reconstruir una tradición ganadora, y seguir los mismos pasos de grandes pivots que hubo en la franquicia (Mikan, Chamberlain y Jabbar) con gran éxito. Pero aquel brillante fichaje no fué el único, porque una semana antes, se materializó otra genial maniobra que provenía de un estupendo draft de aquel año.
La llegada de un rookie (vía traspaso Charlotte Hornets) que le iba a acompañar durante 8 temporadas. Y aquí llega mi primer flash con su nombre, ¿Kobe Bryant?. ¿Quién es este jugador que hemos tenido que dar por Vlade Divac?. ¿Un jugador de instituto que no ha pasado por la NCAA?. Con la fama de sobrados que tienen estos imberbes, pensaba. Aunque interiormente sabía que Kevin Garnett había debutado en los Wolves, con muy buena pinta en la temporada anterior en la NBA. ¿Debe de ser muy bueno, para que Jerry West se haya arriesgado por él, no?. Increíble visión de futuro, Mr. Clutch.
Un ilusionante presente-futuro donde en su magnífica promoción iba a unir su nombre con futuras estrellas de la NBA. Entre ellas, Allen Iverson, Steve Nash, Antoine Walker, Ray Allen y Stephon Marbury. Todos ellos en la primera plana de revistas especializadas y reportajes de televisión, en el mundo universitario. Evidentemente con Kobe había mucha menos información y expectación, sobre todo la que llegaba a España, donde apenas se hablaba de los circuitos de instituto norteamericanos. Ahora tocaba tiempo de recabar más información sobre Kobe, now.
Me puse en marcha, sí, búsqueda de highlights, fotos, artículos, alrededor de su figura cuando internet no se había adentrado todavia en nuestras casas. Escasa o nula información sobre el jugador. Así que no me quedó otra que esperar algún reportaje en tv, en algún programa deportivo, o leer alguna revista especializada, donde me diera la oportunidad de valorar esas nuevas expectativas de la reciente adquisición amarilla. Y aquí, justamente empieza mi flash tv hacia el mito Kobe Bryant.
Pasados unos días, y mientras hacía zapping en mi televisor, me paré en aquel programa de Transworld Sport que emitía Canal Plus, por aquel entonces. Un programa lleno de reportajes de algunos deportes desconocidos, como bien conocidos por todos. Y un avance de uno de ellos, a principios de Octubre, recuerdo la entradilla mientras se divisaba un amanecer esperanzador y premonitorio en una playa. “Los Lakers estaban de pretemporada en Hawaii, y presentaban a su gran fichaje de la temporada, Shaquille ONeal”. Pero eso no era todo, allí asomaba por primera vez, un jovenzuelo de 18 años en una rueda de calentamiento, sonriendo, y emocionado a la vez. Lo que siguió a aquellas imagenes fué una pequeña semblanza de Kobe Bryant, en el instituto Lower Merion de Philadelphia.
Y lo que hay vieron mis ojos, me dejó fascinado. Un talento individual tremendo, con jugadas de absoluto dominio de juego a esa temprana edad. Mates poderosos, movimientos deslizantes por la cancha, tapones, tiros de tres. Un repertorio absolutamente prodigioso, en manos de un niño prodigio del baloncesto, que estaba dando los primeros pasos hacia el estrellato.
Pero todavía era demasiado pronto para demostrarlo en los profesionales, aunque a mí me encantaba esa idea que pudiera hacerlo en mi equipo. Si hace esto en mis Lakers, vamos a disfrutar muchísimo, pensaba. Y lo que más me ilusionaba, es que era un Laker, que estaba respaldado por una de las mejores franquicias de la historia del deporte norteamericano. ¿Qué mejor sitio para seguir aumentando la leyenda de la franquicia, como la propia suya, no?. Pero el camino no fué fácil.
En sus primeros minutos con la camiseta de los Lakers, aportó mucha frescura y descaro, en las ligas de verano a simple vista. Prometía y mucho a pesar que le quedaba mucho camino por recorrer. Pero como todo se produce a su ritmo, en pretemporada lo dejan calentar banquillo (en cierta manera), por ese temor a dejar volar, a cualquier jovenzuelo que quisiera comerse la NBA en sus primeros pasos.
Fueron comienzos “difíciles” para Kobe, donde todavía los equipos no se atrevían a dar ese paso, de elegir a jóvenes salidos desde el instituto y ponerlos de titulares nada más aterrizar en la NBA. Había que ganarse ese puesto y más teniendo una alta competitividad en su posición como era su caso. Eddie Jones para más señas. Un swingman que entraba en su tercera temporada en Lakers, donde había dejado muestras de su calidad. Recuerdo en algunos partidos como el público del Forum disfrutaba mucho con su juego espectacular (incluso coreando Eddie, Eddie). Pero Kobe no se contentaba con ser suplente buscaba ser titular cuando le dieran esa oportunidad. Ambicioso con zapatillas nuevas.
La paciencia para llegar su momento, debía ser su primera piedra de fuego para su desarrollo como jugador. Claramente le faltaba muchísima experiencia profesional, pero tenía algo que le diferenciaba del resto. Quería ser Kobe Bryant, tanto lo bueno como para lo malo. Cosa que le perseguiría para siempre en toda su carrera. Un espíritu de grandeza, de devorar historia, a su paso, que rara vez se había visto en un jugador de su edad. Aunque más adelante plasmó ese status, aún le quedaba que pasar el periodo de aprendizaje como todo rookie en la liga.
Convivir con un equipo, sumar con los compañeros, ir ganando confianza en su juego, para posteriormente ganar anillos, que es realmente lo que desea todo gran jugador que llega a la NBA. Esa convivencia con el mejor pívot de la liga, al que tenía que demostrar que sería su compañero perfecto, para subir a lo más alto.
Su primera temporada 1996-97, fué escasa de minutos, aunque dejaría algunos movimientos de esos que aparecían en el top 10 de la semana y un concurso de mates en el All Star Game, donde se coronaria campeón. Pero ese poco tiempo, lo utilizaría para ir fogueándose, y crecer en autoestima. Había que convencer poco a poco, a Del Harris. Un veterano entrenador que se había adaptado a un equipo con un estilo de juego vistoso, y con un abanico de posibilidades y libertades donde tenían cabida todo jugador talentoso. Premonitorio y adecuado para él.
Pero existía otro lado, en Kobe Bryant. El efecto individualismo que destilaba su juego o sus pensamientos, que se podría descifrar en cuanto le dieran más minutos. Tenía toda la pinta de jugador que amasaba la bola, y que cogía la responsabilidad sin ningún temor o problema por encima de todos. Como le dejes entrar en ese juego individual, vá a ser un arma de doble filo, pensaron muchos. Los Lakers ilusionados por esa nueva etapa, se clasifican para Playoffs, donde se produce un punto de inflexión en la carrera del rookie.
Tras pasar casi “inadvertido” durante la Regular Season, Harris, le pone a prueba con 18 años dejándole en pista en los minutos calientes en Playoffs. Y en un momento decisivo donde congela las pocas ilusiones de su equipo con tiros importantes en la eliminatoria contra los Jazz. Kobe lanza 4 tiros consecutivos con el marcador apretado, y ninguno de ellos roza el aro, en el quinto partido de la serie. Claramente eran tiros destinados para jugadores más experimentados en la liga y él no huye a esa tremenda presión y delicada situación.
Lo que demostraron aquellos airballs en sus jóvenes manos, era una especie de inocente valentía, para arriesgar saliera bien o mal sin “importarle” las crónicas del día siguiente. Pero estaba en los Lakers. Colocarle ese difícil reto no hizo más que ayudarle para el futuro. Iba a tardar tres años tras aquella amarga experiencia para dar ese paso. Las caras de decepción de Kobe y ONeal, dibujaron un futuro dudoso a la vez que optimista (pura contradicción). Aunque ellos interiormente pensaron que tenían que ser extremadamente pacientes como compañeros para llegar al status de campeón.
3. Una estrella brilla en el sol de LA ciudad.
En su siguiente temporada 1997-98, Kobe empieza a enseñar destellos de gran jugador, en ciertos momentos de la misma, donde ya empieza a colarse en el quinteto inicial en el equipo. Claramente estaba pasando como un rayo a Eddie Jones, y ya no había más remedio que aceptarlo favorablemente. Una temprana explosión que me produjo un sentimiento agridulce por aquel entonces.
Me habían gustado esas tres primeras temporadas del escolta de Temple, en el equipo. Había disfrutado con sus mates, con sus entradas a canasta llenas de fundamentos en ataque. Un jugador espectacular para todo seguidor o espectador que acudía al Forum para ver sus actuaciones. Pero que tenía ese otro lado en su juego de ciertas dudas a la hora de coger responsabilidades más allá de Shaq. No era un jugador totalmente fiable cuando apretaba la presión o era demasiado irregular en esos momentos donde se necesita todo tu talento y determinación para ayudar al equipo.
Por otro lado, Kobe iba creciendo rapidísimamente como una futura estrella a pesar de su juventud. Preguntas, dudas. ¿Podrán jugar juntos?. ¿Cómo afectará esto al equipo que un jugador de segundo año (con sus especiales características) supere en importancia a alguien que llevaba más tiempo en el equipo?. Y encima querido por el Forum. ¿Habrán rencillas entre ellos?. Aquellas dudas se disiparon al poco tiempo, sí.
Seguidamente, Kobe nos regala su primera seña de grandeza en su visita al United Center. Ante el más grande jugador de la NBA, Michael Jordan, protagoniza una de esas actuaciones imprescindibles para un jugador que entraba en su segunda temporada en la liga, con 19 años. Anota 33 puntos de puro talento, enfrente del vigente campeón de la NBA. Jordan acaba el partido reconociendo esa notable actuación, colocándole como una de las futuras estrellas de la NBA. No se equivocaría lo más mínimo. La NBA estaba ansiosa por encontrar un sucesor a MJ, y Kobe podría entrar en esa lucha porque destilaba cosas del jugador de Chicago Bulls.
Lo que transmitía en el poco tiempo que llevaba en la NBA, era que podía ser un gran anotador y además compulsivo, que podía anotar con muchísima facilidad, de diversas formas, gracias a su innato talento atlético y técnico. Y sobre todo poseía unas inmensas ganas de convertirse en uno de los más grandes jugadores de la historia. Tenía algo diferente, ciertamente, respiraba un halo competitivo ganador fuera de lo común, cosa que gustaría muchísimo a Jordan, y a su futuro entrenador, Phil Jackson. Dos referencias fundamentales en su carrera.
El equipo estaba encantado con él, porque veía un jugador donde construir un futuro equipo campeón o una futura dinastía al lado de Shaquille ONeal. Unos meses después, de aquella gran semilla en Chicago, Kobe es elegido como titular para su primer All Star Game, en la ciudad de New York. Estaba entrando directamente en los corazones de los fans, a nivel nacional, y qué mejor marco que la gran manzana para demostrar ese talento. Como era de esperar se vuelve a producir ese nuevo duelo con Michael Jordan.
Kobe enseña sus futuras credenciales en la liga, con ciertos movimientos memorables, en cuanto a jugadas espectaculares, como ese pique desde el exterior entre ambos jugadores. Estaba quemando etapas a un ritmo brutal, con 20 años, y sólo quedaba refrendarlo con su equipo, que nuevamente se mete en Playoffs, pero caen con los Jazz, que terminarían jugando dos finales consecutivas de la NBA.
Su tercera temporada 1998-99, es la de su consagración definitiva como estrella que toma decisiones importantes en el equipo. Y sobre todo hay un partido que abre ese camino de reconocimiento, donde la gente se empieza a dar cuenta de que estábamos ante un jugador que podría marcar diferencias, a nivel individual. Y ese partido se jugaba en Orlando.
Recuerdo seguir aquel partido en directo, en Sportmania con Antoni Daimiel de comentarista. Los Lakers salieron dormidos en la primera parte y Orlando lo aprovecha endosándoles 22 puntos de diferencia en el marcador. Un partido que tenía toda la pinta de acabar en paliza, por cómo se estaban dando los acontecimientos. Pero Kobe Bryant no iba a bajar los brazos tan fácilmente.
Fué su primer gran partido en la NBA, por cómo cogió la responsabilidad, de echarse el equipo a las espaldas en una difícil situación. Kobe logra una de esas actuaciones que todo jugador sueña con alcanzar. Una increíble inspiración en el tiro, donde un jugador remonta a su equipo, hasta llevarlo a la victoria. Logra 33 puntos en la segunda parte con una antológica serie de 12/16 en tiros de campo. En ese camino de remontada, hay momentos donde el mismo se dá cuenta que es imparable, y se deja llevar por esa corriente prodigiosa. Electrizante.
Daimiel, reconoce que es la noche que encumbra a Kobe Bryant, en la NBA. Me había leído el pensamiento. Pero a pesar que su rendimiento individual iba viento en popa, su equipo se tambaleaba en Playoffs, donde los futuros campeones los Spurs, les endosan un 4-0. Otra nueva gran decepción. El equipo necesitaba otra pieza más decisiva que te diera ese gran empujón al final de la temporada. Había que completar ese dúo estelar que veía que pasaban tres temporadas juntos, y el resultado siempre era el mismo. Go Home, y a esperar a la siguiente temporada, con nuevas ilusiones para llegar al sueño de ganar un título de la NBA.
4. Triangle & Threpeat.
En el verano de 1999, los Lakers contratan a la pieza fundamental que les llevaría a una futura trilogía ganadora en la ciudad de Los Angeles. Y ese no era otro, que el mítico ex-entrenador de los Bulls, Phil Jackson, que venía a aportar esa experiencia vital para intentar llevar a lo más alto al pívot más dominante, y el escolta más talentoso de la liga. Y no iba a tardar mucho en conseguirlo.
Kobe crece aún más, convirtiéndose en un jugador más completo. Gracias a la motivación de quien estaba sentado en el banquillo, se propone mejorar en defensa como en otras facetas del juego. El resultado es evidente durante la temporada 1999-00, y claramente dá síntomas de equipo campeón desde el principio. Esos síntomas grandiosos que dan como resultado una de las mejores temporadas (67-15) de la franquicia. Una temporada llena de elogios, con algunos récords que no se batían desde aquellos míticos Lakers de 1972.
Un equipo perfectamente diseñado con una mezcla de mucha veteranía y divina “juventud”. Conformado por un triángulo ofensivo efectivo, con las ideas muy claras, extremadamente inteligente, y con ciertos papeles secundarios que fueron completamente valiosos para acompañar a las dos estrellas del equipo. Jugadores como Ron Harper (la extensión de Jackson en la cancha), un tirador fiable como Glen Rice (venido a menos), y uno letal como Robert Horry. Todo ello sumado a jugadores que aportaron su granito de arena como Fox, Shaw y Fisher. Pero el principal protagonista de la temporada fue Shaq.
ONeal acapara todos los premios posibles individualmente en uno de los mayores dominios que se recuerdan en una temporada completa. Entre esos momentos memorables destacan esos 61 y 23 contra los Clippers y sus continuas exhibiciones en las zonas de ataque y defensa. Kobe es elegido en el mejor quinteto defensivo de la liga por primera vez, perdiendo un poco esa explosión anotadora en beneficio del equipo. Estaba encantando y tremendamente ilusionado con este triángulo ofensivo y ganador, si.
Llegan los Playoffs, y ahí se encuentra el primer gran reto de la Era de Phil Jackson. La eliminatoria contra los Blazers en la final de conferencia. Pero Kobe antes dejaría constancia de su importancia en el equipo con una canasta ganadora contra los Suns, y un segundo partido contra los Kings donde despliega un repertorio bestial de jugadas camino de sus 32 puntos. Estaba saliendo el sol dirigiéndose hacia un futuro reinado en Lakers.
Llegamos a la citada eliminatoria contra los Blazers, donde el equipo se adelanta (3-1) y que sorpresivamente se dejaría remontar hasta un séptimo partido en el Staples Center. En el último cuarto, los Blazers se ponen 15 arriba, dando síntomas que iban a llevarse increíblemente esa serie, eliminando a los grandes favoritos. Lo que sucede a continuación, es una de las mayores remontadas de un equipo en un momento donde muchos se hunden hasta el desastre. Con mucho coraje y espíritu de lucha (mítica esa imagen de Shaq cayendo encima de los asientos en busca de un balón) lo sacan adelante no sin heroicidades. El equipo sale de ese durísimo test para acabar llevándose el partido, la eliminatoria, su pase a la Final de la NBA, y hacia una futura gesta en forma de Threpeat.
Kobe completa una actuación notable con 25 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 4 tapones. Para poner el broche de oro y purpura a esa épica remontada, en los segundos finales, Kobe le manda un prodigioso alley-hoop al pívot para sellar las series. Esa conexión dió la vuelta al mundo, a la vez, que conectaba con todos mis vecinos tras mi salto eufórico hasta el techo de mi salón en la madrugada. Uno de esos momentos únicos e inolvidables que todo Laker soñaba después de 12 años en su búsqueda. Pero esto sólo era un magnifico presagio de una de sus obras maestras en la NBA, días después en la Final contra Indiana Pacers.
Si hablamos de aquel partido en Orlando como el momento inicial de su grandeza, el cuarto partido de la Final contra los Pacers, se iba a convertir en la explosión de una futura leyenda de la NBA, que contaba con 21 años. Con ONeal, eliminado por personales, en la prórroga, los Lakers dejan nuevamente en manos de Kobe Bryant el testigo de los grandes momentos, para los grandes jugadores. Y ahora no iba a dejar pasar la oportunidad de “borrar” aquella amarga experiencia en Utah. Estaba más que preparado y ansioso para responder exitosamente al nuevo reto. Y así lo hizo.
Anota 8 puntos consecutivos en la prórroga, con la canasta ganadora para la victoria final de los Lakers, que se adelantaban 3-1 en las series finales. Bryant coge la responsabilidad absoluta con 2 suspensiones antológicas de esas que hacen un silencio en el pabellón, y que deja helados a todos los ruidosos fans de Indiana. Ese tipo de momento donde las manos se encogen donde no había mucho más margen de error. Ahora ya no era sólo un gran escudero de Shaquille ONeal, era un seguro para alcanzar cotas grandes en sus manos, en alguien en quien confiar a la hora de la verdad, donde las leyendas de la NBA, escriben su legado. Un simbólico abrazo efusivo-emotivo del pivot hacia el escolta, lo plasma todo. Kobe por fin le demuestra al pívot, que puede contar con él, en los momentos difíciles.
Una vez llegados a la cumbre, sólo quedaba seguir aumentando los éxitos. En la 2000-01, Kobe entra en la super élite de la liga, colmando algunas exhibiciones de anotación en varios partidos (51 puntos a Golden State, una increible serie de tiros de campo 20/26 contra Houston), y entrando en el segundo mejor quinteto de la liga. También, se le pone el reto de defender a las estrellas de otros equipos. Iverson, McGrady, Payton, Carter, entre otros, con cierto éxito en determinados partidos.
Pero esa temporada iba a “torcerse” momentáneamente por un problema de egos que iban a protagonizar Shaquille ONeal y Kobe Bryant, por el tema del acaparamiento del segundo, que quería más protagonismo en el juego de los Lakers. Aquí, es posiblemente donde Kobe Bryant, empieza a ganar detractores que le acompañarían hasta el final de su carrera. Era evidente desde su etapa en el instituto que marcaba ese ritmo, pero ahora estaba entre profesionales, y jugaba al lado del pivot más dominante de la liga. Durante muchos partidos el pivot recriminó mas balón, porque Kobe quería jugar a su estilo, de ser el mayor reclamo del equipo, ser el héroe continuamente donde todos los focos cayeran hacia él.
Esa es la parte negativa que tanto se ha hablado sobre su figura, que yo también compartía con muchos, en cierta manera. Sabía que era un jugador imprescindible en mi equipo, pero había cosas de su juego, que no me gustaban, como esas malas selección de tiro (más tarde en su carrera lideraria ese negativo récord de tiros de campo intentados en la NBA), ese cierto egoísmo pronunciado que le llevaba a tomar malas decisiones en los minutos finales que perjudicaban al equipo. Luego, esos gestos sobrantes de cara a la galería, tampoco eran de mi agrado, ni tampoco para Jackson y ONeal que le ponían freno a ese impetú (en ocasiones).
Pero por otro lado, el positivo, pensaba que era muy joven y podía caer en esa tentación pero era difícil tarea, ya que su ADN era infranqueable. Había que aceptarlo porque tenía ese otro lado grande que te daba el salto de competitividad, y esa genialidad incontrolada que ganaba muchos partidos y campeonatos.
El equipo que pasaba por ser el equipo a batir, se tenía que enfrentar a ese serio problema en el vestuario, donde siempre se busca la armonía y el buen compañerismo para lograr llegar a lo más alto en cada temporada. La verdad es que el final de la misma, fue totalmente diferente, gracias a el efecto balsámico de las victorias, ocho, al final de la temporada regular. Nos vinieron de Hollywood para calmar ese escenario. Cosa que se materializó a la más “perfección” cosechada en el camino de un equipo hacia unos Playoffs.
Los Lakers acaban casi imbatidos durante ese periodo, logrando el mejor porcentaje de victorias 15-1 de la historia de la NBA. Y como no, Kobe Bryant se iba a convertir en uno de los mejores protagonistas en dicho camino. Realiza los que posiblemente sean los mejores Playoffs de su carrera, cercano a los 30 puntos de media con algunas increíbles exhibiciones anotadoras, como reboteadoras, que hacen de su paso decisivo en el transcurso de algunos partidos. Entre ellos, destacando esos dos monstruosos 48 y 16 contra los Kings, y su 45 y 10 contra los Spurs. En ese primer partido contra San Antonio, se encuentra la primera declaración pública de ONeal, reconociendo a Kobe Bryant como el mejor jugador de liga, y además de lejos. Eran tiempos de elogios después de la tormenta.
Afortunadamente aquellas rencillas se aparcaron y esa conexión funcionó a la perfección alternando grandes actuaciones individuales como para el colectivo en beneficio de un futuro éxito. Uno recuerda ese tercer partido contra los Spurs, como un buen ejemplo de lo letal que puede ser una alianza, en uno de los mejores partidos de ambos, dando lo máximo de su talento para llevar al equipo a la Final de la NBA.
Aquella eliminatoria contra los Spurs, acabada en barrida, fue uno de esos momentos inolvidables que cualquier Laker debe conservar. Y hay estaba “The Combo” jugando de maravilla, desarbolando la defensa de las espuelas, repartiéndose todo su arsenal físico y técnico. Un descomunal juego que reconoce David Robinson en rueda de prensa, tras los partidos en LA. Ya en las finales contra los Sixers, tienen sus dificultades al principio de la serie, con un Iverson desatado que provoca algún pique dialectico con Kobe Bryant. Los Lakers cierran la serie final (4-1) con ONeal justamente nombrado MVP por los destrozos en la zona de Phila (especialmente los in your face a Mutombo y su completísimo segundo partido).
Los Lakers ya contaban con dos futuras leyendas y Hall of Famers, y me encantaba esa idea de tenerlas en mi equipo, mientras se iba reescribiendo historia grande a cada momento. Ya habían hecho méritos más que suficientes para colgarles sus números (34 y 8) en lo más alto del Staples Center, con las más grandes leyendas de los Lakers. Histórico.
La temporada 2001-02, se abre con el reto del Threpeat. Un reto colmado por el mejor dúo de la liga, entre los mejores quintetos de la liga, demostrando su protagonismo. Ese magnífico protagonismo ganado a pulso por ambos con grandes números, grandes actuaciones, y grandes anillos, donde su nombre quedaría escrito en los libros de récords, de la franquicia y la NBA.
Los Lakers llegan a los Playoffs, en plena forma. Destacando los 56 puntos de Kobe en sólo tres cuartos ante Memphis, dando rienda suelta a las futuras anotaciones de otra galaxia que iban a a producirse en el futuro. El escolta, también, hace unos destacados Playoffs, resaltando nuevamente esa eliminatoria contra los Spurs, en semifinales de Conferencia.
Kobe desplega todo su arsenal competitivo, y toda su rabia en los dos partidos en San Antonio que llegaban con 1-1 a su cancha. Kobe realiza dos partidazos decisivos letales que dan el 3-1 a los Lakers, con un último cuarto anotador rotundo en el tercero, y una canasta ganadora en el cuarto partido. ¿Qué motivos le habían llevado a ello?. Una perdida decisiva suya en el segundo partido en LA, en la que se comía el balón en modo locura o precipitación.
Pero en finales de conferencia llega su segundo mayor reto, tras aquella eliminatoria contra los Blazers. Los Sacramento Kings, llegan con su equipo talentoso para destronar al equipo campeón. Durante esa eliminatoria el equipo angelino estuvo contra las cuerdas tras el tercer y cuarto partido, pero salió a flote gracias a un decisivo triple de Robert Horry (inolvidable recuerdo ese viendo el partido en directo), y las exhibiciones del Combo, en el transcurso de la misma. Una inolvidable eliminatoria que se resuelve en un dramático séptimo partido, en la prórroga en Sacramento.
En una de las mejores series de Playoffs de todos los tiempos donde Kobe le recuerda a Divac, en forma de mates, aquella moneda de cambio que hizo hacer las maletas al pívot serbio para la llegada del rookie. El escolta realiza dos grandes partidos en el sexto y el séptimo, dando otra vez su ayuda fundamental al servicio del equipo, cuando más se le necesitaba. Los Nets esperan en la Final, a los que pasan por encima un portentoso Shaquille ONeal, y el propio Bryant con alguna canasta importante en los partidos de New Jersey. Los Lakers sellan el Threpeat, y pasan a la historia de la NBA, como uno de los cuatro equipos (Minneapolis, Boston y Chicago) en conseguirlo.
Los Lakers culminan una dinastía en 3 años, que les colocan entre los mejores equipos de la historia de la NBA. Convirtiendo a Kobe en el jugador más joven con 3 anillos de la NBA, a la edad de 24 años.
En la siguiente temporada 2002-03, Kobe Bryant, se desata en temas anotadores, aprovechando la baja de Shaquille ONeal durante algunos partidos. Entre esos partidos destacan sobremanera los 55 puntos contra los Wizards de Michael Jordan, y los 12 triples (record NBA) en un partido contra los Sonics.
Durante esa prodigiosa racha ofensiva, también establece una hazaña de 40 o más puntos en 9 partidos consecutivos, logrando 40.6 puntos en un mes de competición. Aquí empezaría a unir su nombre con los más grandes en esa faceta, con Wilt Chamberlain, Michael Jordan y Elgin Baylor. Era sólo un presagio que se llevaría a cabo completamente y asiduamente de su etapa en “solitario” en el equipo.
A nivel colectivo logran otra gesta inolvidable. La increíble remontada de 27 puntos (récord de la franquicia) en el último cuarto contra Dallas Mavericks. Kobe está inmenso en ese periodo con 21 puntos (8/8 t.c) con winshot incluido. Los fans del Staples Center se vuelven locos.
Ya desde la temporada anterior, el escolta empezaba a colmar en los mejores quintetos de la liga, como los defensivos, dando una muestra que no era sólo un anotador, sino algo más que esa etiqueta ofensiva. De hecho terminaría elegido en nueve ocasiones en el mejor quinteto defensivo a lo largo de su carrera. Algunos ciertamente dudosos, sobre todo viendo el papel claramente ofensivo de su segunda etapa en Lakers.
Los Lakers se meten en Playoffs, donde les esperan los Spurs. Y ya en ese momento se rompe algo más que el simple hecho de una eliminación, sino se cierra el camino de la dinastía. Las lágrimas en el banquillo de Fisher lo dicen todo en el sexto partido. Los Lakers acaban con el sueño del Fourpeat, y sólo piensan en la siguiente temporada para seguir manteniendo intactas esas ansias ganadoras.
En la 2003-04, los Lakers se hacen con los servicios de Karl Malone y Gary Payton, para completar un quinteto de fábula. Pero durante la misma, los problemas judiciales que tuvo que hacer frente Kobe, unido a los problemas físicos de varios jugadores, hizo que al final acabara en otra tremenda decepción del equipo. Esta vez en la Final de la NBA, contra los Detroit Pistons que les derrotan por 4-1. Kobe realiza una de sus peores finales de su carrera, y algo se empezaba a resquebrar en la relación Kobe-Shaq. Había que tomar decisiones importantes, deshacer algo que posiblemente dolería a muchos seguidores de los Lakers.
Shaquille ONeal terminó tremendamente decepcionado y desilusionado tras este segundo varapalo consecutivo. Una frustración que dió paso a pedir un traspaso a la gerencia, qué finalmente se produjo días después tras oir rumores de su salida del equipo. Un traspaso a Miami Heat donde en cierta manera se vería como que Kobe había ganado el pulso a Shaq. Y otro motivo, para ganar aún más haters en su contra.
Una difícil decisión llena de retos para el escolta en un incierto futuro. Con esa pregunta que salía en boca de todos, que se repetiría continuamente hasta 2009. Ganaran los Lakers sin Shaq, con Kobe como único líder?. Sin duda, le quedaba ese reto por cumplir en los próximos años. No lo iba a dejar escapar antes de retirarse, lo tenía grabado a fuego.
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3485 el 18 Dic 2017, 11:05, editado 15 veces en total.
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