por Hay_sinla »
03 Feb 2019, 11:58
Bailar con las botas puestas
El Carrete de Málaga conquistó el mundo con su arte. Cerca ya de los 80 años, sigue soñando con un tablao en el que los más jóvenes aprendan la pureza
MANUEL MONTAÑO
José Losada, el bailaor conocido artísticamente como Carrete de Málaga, obtuvo beca gratuita para un master en penurias. Hijo de gitanos ambulantes que se cobijaban bajo los puentes, nació en una era de trillar un día de 1941 que desconoce. Para buscarse la vida empezó a hacer de todo: moler el trigo con los pies, limpiar zapatos, vender lotería y, a veces, robar carteras. Como el hambre apretaba, a los 5 años empezó a hacer por unas monedas algo que le salía instintivamente: bailar. “Todavía tengo callos de cuando bailaba descalzo”. Una vez que cayó una nevada en Málaga le tuvieron que llevar al médico porque se le congelaron las piernas. Por eso, durante los inviernos aprendió a refugiarse en los cines y en una pantalla descubrió a un gachó que se movía con mucho arte. Era Fred Astaire y ese niño pensó que era un gitano que bailaba por bulerías. Muchos años después introduciría, con bastón incluido, aquellos pasos de claqué en su baile flamenco. El Carrete creció analfabeto, pero su condición de trotamundos le mostró la enciclopédica escuela de la vida, con su obligatoria asignatura en picaresca.
Tras asentarse su familia en Torremolinos, entró a bailar en un tablao cuando aún era un adolescente. En los años sesenta vendría el boom turístico de la costa del Sol, que se convertiría en epicentro internacional, y le aseguró trabajo cada noche en los locales de moda. Carrete conoció, sin saber exactamente quiénes eran, a Frank Sinatra, Anthony Quinn, Brigitte Bardot, Sean Connery… Muchas veces, tocaba ir a fiestas de señoritos a los que había que complacer en sus caprichos: “Una vez me tiré a una piscina vestido y con botas porque un ganadero de Jerez me daba 1.000 pesetas”.
Desde Málaga comenzó la conquista del mundo bailando en distintas compañías. No sólo grandes bailaores como Antonio Gades, Carmen Amaya o El Farruco se convirtieron en admiradores y amigos, sino que grandes cantaores y guitarristas como Camarón, Paco de Lucía y Enrique Morente buscaban siempre un hueco para visitarle y disfrutar de su arte. La realidad es que cualquiera que lo veía bailar se convertía automáticamente en incondicional suyo. Un testigo de esa vibrante época fue Chiquito de la Calzada, que durante 20 años le acompañó al cante.
https://ctxt.es/es/20190130/Culturas/24 ... C3%B1o.htm