por Genjuro »
04 Mar 2017, 11:31
97. The End of St. Petersburgo (Vsevolod Pudovkin, 1927) - 7,5
Estamos ante otra descarada muestra de propaganda cinematográfica. No hay mucha sutileza ni complejidad en el argumento de este film, básicamente la explotación del proletariado a la cual pone fin la toma del Palacio de Invierno. Mucho más interesante es la relación que propone entre capitalismo y guerra, a través de la causalidad argumental y el paralelismo visual. En todo caso, a pesar de la prédica, del maniqueísmo, el trabajo de puesta en escena y montaje es fantástico, por momentos deslumbrante. Pienso especialmente en las escenas fabriles, también en el desfile/celebración prebélico. Pero además, más allá de el esquematismo de la mayoría de los personajes, Pudovkin logra un notable clímax emocional gracias a su capacidad para retratar rostros y emociones.
98. Beschreibung eines Sommers (Ralf Kirsten, 1963) - 7
El romance de verano entre un mujeriego empedernido y una joven casada que muestra este film de Alemania del Este descansa sobre el conflicto entre deber social y pulsión personal. Afortunadamente la ideología no aplasta a los personajes, y la condescendencia con la que el protagonista trata el idealismo socialista de sus compañeros de trabajo no le condena automáticamente en el film, que no se deja encadenar a las rigideces morales que pregonan los caracteres más ortodoxos. Es la relación que se establece entre ellos la verdadera protagonista, una batalla de sentimientos y principios en medio del bucolismo veraniego. Kirsten captura con acierto ese romanticismo estival, también la oscuridad de la habitación adúltera, mientras escudriña los rostros de los amantes. La película no les juzga, más bien se abandona a la provisionalidad tanto de las emociones como de las estaciones.
99. Fugitivos del desierto (J. Lee Thompson, 1958) - 7
Durante la Segunda Guerra Mundial, una ambulancia con tres soldados y dos enfermeras que se ha quedado cortada en medio del repliegue aliado debe llegar a Alejandría. Sencilla premisa para esta efectiva cinta, que explota su vena de thriller con los peligros del camino, y se beneficia del rodaje en localizaciones norteafricanas para hacer de la aventura una experiencia inmersiva. Quizás lo que más chirría sea el romance que de repente se ofrece, cuya falta de preparación y construcción previa provoca un claro efecto morcilla. Pero a pesar de ello todos los personajes se erigen en figuras carismáticas, y el resto de interacciones están más que logradas.
100. Unter der Lanterne (Gerhard Lamprecht, 1928) - 7,5
Este film describe la implacable caída en desgracia de una joven enamorada. Ella es víctima de una sociedad profundamente machista y, todo hay que decirlo, de una historia trufada de desventuras. Pero por alguna razón, y el artificio inherente al cine mudo siempre ayuda, no me resulta molesto ni excesivo. Sin duda influye el trabajo de puesta en escena de Lamprecht, que sin florituras visuales se revela de nuevo como un maestro de la sencillez y la imagen ajustada. Eso sí, concibe una magnífica secuencia central que rompe el relativo convencionalismo de su narrativa, un encadenado de breves escenas mostrando la rutina diaria de una mujer lujosamente mantenida sin mostrar nunca el rostro de los personajes. De hecho el film siempre refuerza la lectura universal dentro del caso particular, ya que ella es sólo otra víctima de una larga lista que ha sido y seguirá siendo.
101. Victoria (Justine Triet, 2016) - 6
Victoria es una atractiva abogada y madre soltera víctima de variadas neurosis, entre las que destaca su profundo egocentrismo que termina quemando a todo aquel que se acerca a su círculo vital. Sólo una persona parece capaz de funcionar en su ritmo vital, un joven ex-traficante que estudia leyes. En el fondo estamos ante una romanticada de estructura perfectamente convencional, aunque el film pueda jugar al despiste con algunas excentricidades argumentales. Triet fuerza en exceso ciertas situaciones, sin llegar a los niveles de La batalla de Solferino (las mujeres trabajadoras de sus films no llevan muy bien eso de la conciliación laboral y familiar), manteniéndose en un registro de comedia dramática y volviendo a demostrar su solvencia trabajando el naturalismo en la puesta en escena y dirección de actores.
102. Monpti (Helmut Käutner, 1957) - 6
Colorista y de aires naif, esta comedia romántica nos cuenta la relación que se establece en París entre un joven y bohemio artista húngaro y una chica con una marcada tendencia a mentir. El artificio se descubre desde el principio, con un narrador que dispone los elementos del film, incluido el idioma, notables dosis de comedia slapstick, otra relación paralela irónica y descaradamente artificiosa de acomodados buscavidas que contrasta y amenaza con cruzarse con la pareja principal, o también varias fugas alucinatorias con una estética que se diría sacada de un musical. Más aún, la película termina evolucionando hacia el drama, y la verdad es que la combinación de todos estos elementos no siempre me ha parecido lograda, aunque atesora un indudable encanto.
103. The Owners (Adilkhan Yerzhanov, 2014) - 5
Tres hermanos se van a vivir a la casa de un pueblo heredada de su difunta madre, pero unos lugareños con la connivencia de la policía quieren echarles y quedarse con ella. Hay una (sobre)dosis de crueldad muy evidente en este film, matizada por los apuntes surrealistas que la acercan al terreno de la farsa y por una puesta en escena distanciadora en la que predomina cierto hieratismo y se recurre al fuera de campo para las escenas más escabrosas (parece que el cine que llega de Kazajistán al circuito festivalero está irremediablemente influido por la estética bressoniana de Omirbayev). Todo ello sirve a la denuncia de un sistema corrupto que emana, por lo menos, de la transición al capitalismo tras la desmembración de la Unión Soviética. El resultado no me ha parecido demasiado estimulante, y llegado un punto me desentiendo de los personajes y sólo veo el artefacto.
104. Der Verlorene (Peter Lorre, 1951) - 7
Es curioso cómo el único film dirigido por Peter Lorre remite en algún sentido argumental y estético al que le proporcionó su papel seguramente más icónico, M. Difícil no pensar en la obra maestra de Fritz Lang según el personaje principal descubre sus pulsiones homicidas. También es un film hijo de su tiempo, claro, de una posguerra en la que resulta difícil convivir con la conciencia de las barbaridades cometidas durante el nazismo. También por la querencia por las narraciones en flash-back a la que se abona Lorre sin rubor. Los claroscuros que dominan las imágenes se sitúan en esa línea hereditaria que va del expresionismo al noir, y depara escenas poderosas, y por ello no importa demasiado que, apenas visto un tercio del metraje, tengamos una idea bastante aproximada de cómo va a terminar. Quizás se guste un poco dirigiéndose a sí mismo, pero no deja de ser un personaje interesante y lo encarna realmente bien.
105. Boris sans Béatrice (Denis Côté, 2016) - 5,5
Una fábula moral sobre un hombre egocéntrico, orgulloso y adúltero cuya querida mujer se encuentra en estado profundamente depresivo. El registro cómico de Côté suele estar bastante cerca del drama, y ésta película no es una excepción. Sí me lo parece la pulcritud de sus imágenes, poco habitual en su filmografía, quizás a juego con el elevado estatus social y económico de los personajes. Por otro lado, el bestiario típico de sus films no es aquí tan evidente, aunque viene sugerido por esa visita a un museo en el que observamos figuras antropofáunicas (valga el palabro), el reflejo artístico de sus miserias morales. En todo caso, y no sé si me habré perdido sutilezas, el conflicto interno de ese personaje se presenta y desarrolla de manera un tanto simple y moralista.
106. Die Sünderin (Willi Forst, 1951) - 6
Seguramente a Forst no le quedaban demasiadas ganas de seguir haciendo operetas una vez caído el régimen nazi, y aquí entrega una obra claramente de posguerra, en clave dramática, aunque mantiene la filiación típicamente romántica de su cine, describiéndonos la relación amorosa entre una joven prostituta y un pintor enfermo. La película no sólo recurre al inevitable flashback, que por otro lado no se entrega de manera lineal, más bien como si fuera una estructura de muñecas rusas con hasta tres saltos temporales hacia un pasado anterior que nos explica las circunstancias de esa relación y del devenir vital de la narradora. Porque, y esa es otra característica narrativa crucial, ella domina el relato no sólo con el punto de vista, sino con una omnipresente voz en off que he de admitir me ha resultado ligeramente irritante por saturación, aunque también quepa reconocer la singularidad de un recurso pocas veces explotado con esa intensidad. Dejando de lado un par de trucos visuales poco afortunados, la puesta en escena de Forst raya a gran altura, integrando movimiento y encuadre con mucha habilidad, casi musicalidad, y creo que se hubiera beneficiado de un planteamiento más ortodoxo en el que las imágenes hablasen más que la voz en off.
107. Mystère Alexina (René Féret, 1985) - 7
Una especie de Mi querida señorita en pleno siglo XIX, Alexina es una joven que que ha crecido con las monjas y que es empleada como profesora en una pequeña escuela, donde su enamoramiento de la hija de la dueña hará aflorar su verdadera condición de hombre. Un film hermoso en su relativa sencillez y serenidad. La difícil situación de su protagonista, sus circunstancias potencialmente trágicas, se tratan con pudor y constricción dramática, sin asomo de crueldad. Una puesta en escena que apunta a la esencialidad nos depara por otra parte hermosos planos, especialmente en la estancia que comparte la pareja, primorosamente iluminada.
108. Mutter Krausens Fahrt ins Glück (Phil Jutzi, 1929) - 7
Adaptando la misma historia que luego inspiró a Fassbinder en El viaje a la felicidad de mamá Küster (curiosamente Jutzi filmaría su versión de Berlin Alexanderplatz como también lo hiciera el malogrado icono del Nuevo Cine Alemán), estamos ante un melodrama producto de la pobreza, la historia de una madre que malvive repartiendo periódicos y sus dos hijos, una chica que se ha enamorado de un trabajador y un joven demasiado enamorado de la bebida. El film propone la lucha obrera como salida del pozo de marginación, lo cual no es sorprendente teniendo en cuenta que está producido por la Prometheus (responsable también de la notable Kuhle Wampe de Slatan Dudow). En todo caso destaca el vigor narrativo de la película, algunas propuestas visuales curiosas (como esos iniciales travellings frontales en ligero picado que tanto sentido cobran), las rimas visuales en los montajes de escenas, el aroma documentalista de algunas imágenes, pero sobretodo una dramaturgia y una galería de personajes muy bien construidas.
109. River of Grass (Kelly Reichadt, 1994) - 6,5
La ópera prima de Reichardt transcurre en su Florida natal, en un paisaje luminoso que poco tiene que ver con los escenarios del noroeste que han monopolizado el resto de su obra en el largo. Así todo tampoco se puede decir que sus imágenes sean cálidas en esta ocasión, predominando el color azul además de elementos arquitectónicos no demasiado acogedores. Todo esto resulta pertinente en la historia de Cozy, una mujer atrapada por las convenciones, por su matrimonio, por su maternidad, por su rol pasivo, por los escenarios por los que se mueve. Predomina la sensación de incomunicación producto de la puesta en escena y de la falta de interacción entre los personajes. Incluso cuando se escapa con Lee Ray después de haber disparado a un hombre fortuitamente, entre ambos no se establece ningún vínculo significativo, ninguna intimidad, porque las confesiones que se hacen no parecen encontrar interlocutor. Todavía lejos del dominio visual que ha alcanzado su cine, se trata de una obra muy interesante sobre el (posiblemente vano) intento de liberación de una mujer.
Un saludo.