El catalán atendió a LAS PROVINCIAS para confirmar que se sentará con el club para negociar su continuidad. O lo que es lo mismo, que no tiene tomada ninguna decisión definitiva. «Estoy dispuesto a escuchar una oferta de renovación del club», sentenció para dejar claro el punto de partida. Martínez sigue defendiendo que no había ningún pacto firmado por el que la negociación estuviera supeditada a esperar de forma obligatoria al final de temporada sino que siempre ha sido una decisión del Valencia Basket que él, como trabajador, ha respetado: «Estamos siguiendo el plan del club, es el que decidió que hablaríamos al final de temporada y cuando pase algún día, cuando nos calmemos todos después del subidón que hemos tenido, nos reuniremos y veremos si podemos llegar a un acuerdo. Así se hizo el año pasado, es la decisión del club y me adapto a ello porque acepto su punto de vista». Con respecto al cariño mostrado por la afición durante la celebración del título, quiso dejar claro que no sólo pondera lo ocurrido en los últimos días sino en las dos temporadas que ha estado al frente del primer equipo. Al final, el ruido de las redes sociales puede despistar a la hora de calibrar lo que es una mayoría o una minoría: «Estoy encantadísimo con la afición de Valencia y muy identificado con ellos. Me siento tremendamente querido, no sólo por lo ocurrido en las celebraciones sino en las dos temporadas que llevo en el club».
El técnico quiso dejar una de las claves para que esa negociación, el club sigue teniendo previsto ofrecerle la renovación, llegue a buen puerto: «El grupo tiene recorrido y ojalá que podamos seguir pero no hay que precipitarse. Tenemos que estar todos en la misma dirección, con la misma idea y con la misma sintonía».
Dr. Frank-N-Furter escribió:Yo al que no le he pillado el punto es a Roig con su "Que no es el primer título, que llevamos cinco ya..."
Si es que...
KRAKATOA escribió:Hoy en la cena Pedro ha desparecido pronto, muy pronto diría yo, mucho antes que Will Thomas .
Si habéis visto el vídeo del balcón del ayuntamiento de LevanteTV la cara de Solá cuando la gente chillaba Pedro quédate era un poema.
juanjo sala escribió:Dr. Frank-N-Furter escribió:Yo al que no le he pillado el punto es a Roig con su "Que no es el primer título, que llevamos cinco ya..."
Si es que...
Es que a este home no li senten be els titols. Quan no és pel Powers és perque Pedro té més novies. És el que té tindre-ho quasi tot a la vida. Que els envejosos et lleven protagonisme.
Allenn Iverson escribió:Pedro se va a ir
Es un hombre que no le gusta la presión y quiere ir siempre de menos a más.. un poco mea pokito, seguramente ganar la Liga no entraba en sus planes.. le falta carácter para lanzarse sin miedo a dar un paso +
No lloreis por él porque vendrán otros mejores.. lo importante es la plantilla y dicen que vais a doblar el presupuesto..
lj06 escribió:Lo intrigante de todo esto es saber las razones exactas y creo que van a ser díficil conocerlas porque PM contará un cuento y Mulero otro. La gente se va a enfadar mucho. Y con razón. Vidorreta ha hecho gran campaña, 1 titulo y liderando la liga mucho tiempo, con su estrella lesionada. De lo nacional, lo mejor.
PEDRO, MÁRCHATE
El entrenador ha construido una temporada memorable, con un juego fabuloso, coronada con la Liga. ¿Habrá convencido ya a Raga?
El viernes llegué con mucha antelación al pabellón, pero antes serpenteé por las calles de la Fuente de San Luis donde los niños ríen y juegan como no se ríe ni se juega en otro barrio. Ajenos a la pobreza, a nóminas raquíticas, a casas sin lujos, pero risueños porque, al final y al cabo, jugar nos hace felices, nos evade de los problemas, nos eleva a otra dimensión. Y viéndoles me preguntaba si ese barrio sentiría como suyo el equipo que juega en el pabellón que lleva su nombre. Si esa noche de campeones se brindaría allí, al fin los niños rendidos, por el equipo de la ciudad, sí, pero también del barrio. O si los ricos y los pobres, como aceite y agua, se repelen. Y si en 30 años algún jugador se habrá aventurado alguna vez más allá del aparcamiento.
Sí, fue una tarde de un nerviosismo místico. Por eso antes de meterme en el pabellón me quedé en la puerta. Para ver pasar a Andreu Casadevall, que babea con Pedro Martínez. O a Pipo Arnau, contigo empezó todo, con sus rodillas artríticas y su melena blanca al viento, caminando como un viejo caballero que acude a derrotar a los escoceses. Y vi a la gente feliz, feliz como los niños pobres. No iban a jugar, pero lo hacía su equipo, que es lo más parecido.
El MVP se lo dieron a Dubljevic, pero solo el trofeo. El que sabe de esto le dio el verdadero MVP, que es el reconocimiento intangible, a Fernando San Emeterio. Gracias una vez más por liderar cuando hacía falta y por dar un paso atrás cuando el viento ya soplaba de cola. No sé si su camiseta colgará algún día del pabellón, pero muchos jamás lo olvidarán. A mí me ha dejado impresionado.
Hubo más, claro. Ese primer paso en las penetraciones de Sastre, el hombre tranquilo, honrado. El trabajo de Sikma sin reclamar un foco. El segundo cuarto del cuarto partido de Vives, antológico. El bloqueo y continuación de Oriola, el pívot sin miedo. La eclosión de Will Thomas, al que nadie esperaba pero que quiso llegar para ser el mejor. El paso al frente de Diot, a quien la falta de relevo, lejos de afectarle, le espoleó. Las gotitas que iba dando, necesarias, vitales, Rafa Martínez, el capitán generoso. Sato, casi tan vital como San Emeterio, rocoso, invencible, ganador.
Y los históricos, pues siempre han estado. Como Alfonsito, siempre será Alfonsito, y Martín Labarta. Y Pablo Martínez. O el trabajo formidable de Pedro Cotolí. ¿Nadie va a decir que el equipo ha estado pletórico físicamente, con bajones imperceptibles, durante meses?
O Chechu Mulero, otra plantilla redonda a sus espaldas, que deambulaba ebrio de felicidad por la pista con sus gafitas y la camiseta de la celebración puesta regalando abrazos. Con una felicidad que no conocía, pero que le gusta. Claro que le gusta. ¿Hay mayor satisfacción que el trabajo bien hecho?
Y dejo para el final a Pedro Martínez, el constructor de este juego maravilloso. Sin él no hubiera sido posible. Y no hablo del título, que es un recuerdo, un momento de éxtasis, un brindis, un polvo. No, hablo de una temporada que ha sido un deleite, con un baloncesto que ha sido una gozada. Porque la felicidad la da el juego. Gracias, coach.
Ahora, meses después de que a los 'pedromartinecistas' se nos pudiera contar con los dedos de una mano, todos son de este entrenador. Bendita hipocresía. Pero llegan tarde. Ya lo dijo en 'El Larguero': «Me hubiera gustado sentirme más querido». Y no creo que hablara solo de Paco Raga, qué torpe, qué ridículo ha hecho con su renovación. Por eso yo le recomiendo que se vaya. Mejorar esto va a ser difícil. Siempre será recordado como el artífice de todo esto. Y como ocurre con las novias, el día que descubres que ya no las quieres, ya no hay marcha atrás. Raga y sus acólitos podrán envainársela para hacer feliz al jefe, pero en cuanto se empine el camino, volverán a dejarle solo. Vete, disfruta y sé feliz jugando.
Y Juan Roig, que regala este juego a los valencianos y disfruta como un niño pobre. Qué cosas.
jamesharden13 escribió:PEDRO, MÁRCHATE
El entrenador ha construido una temporada memorable, con un juego fabuloso, coronada con la Liga. ¿Habrá convencido ya a Raga?
El viernes llegué con mucha antelación al pabellón, pero antes serpenteé por las calles de la Fuente de San Luis donde los niños ríen y juegan como no se ríe ni se juega en otro barrio. Ajenos a la pobreza, a nóminas raquíticas, a casas sin lujos, pero risueños porque, al final y al cabo, jugar nos hace felices, nos evade de los problemas, nos eleva a otra dimensión. Y viéndoles me preguntaba si ese barrio sentiría como suyo el equipo que juega en el pabellón que lleva su nombre. Si esa noche de campeones se brindaría allí, al fin los niños rendidos, por el equipo de la ciudad, sí, pero también del barrio. O si los ricos y los pobres, como aceite y agua, se repelen. Y si en 30 años algún jugador se habrá aventurado alguna vez más allá del aparcamiento.
Sí, fue una tarde de un nerviosismo místico. Por eso antes de meterme en el pabellón me quedé en la puerta. Para ver pasar a Andreu Casadevall, que babea con Pedro Martínez. O a Pipo Arnau, contigo empezó todo, con sus rodillas artríticas y su melena blanca al viento, caminando como un viejo caballero que acude a derrotar a los escoceses. Y vi a la gente feliz, feliz como los niños pobres. No iban a jugar, pero lo hacía su equipo, que es lo más parecido.
El MVP se lo dieron a Dubljevic, pero solo el trofeo. El que sabe de esto le dio el verdadero MVP, que es el reconocimiento intangible, a Fernando San Emeterio. Gracias una vez más por liderar cuando hacía falta y por dar un paso atrás cuando el viento ya soplaba de cola. No sé si su camiseta colgará algún día del pabellón, pero muchos jamás lo olvidarán. A mí me ha dejado impresionado.
Hubo más, claro. Ese primer paso en las penetraciones de Sastre, el hombre tranquilo, honrado. El trabajo de Sikma sin reclamar un foco. El segundo cuarto del cuarto partido de Vives, antológico. El bloqueo y continuación de Oriola, el pívot sin miedo. La eclosión de Will Thomas, al que nadie esperaba pero que quiso llegar para ser el mejor. El paso al frente de Diot, a quien la falta de relevo, lejos de afectarle, le espoleó. Las gotitas que iba dando, necesarias, vitales, Rafa Martínez, el capitán generoso. Sato, casi tan vital como San Emeterio, rocoso, invencible, ganador.
Y los históricos, pues siempre han estado. Como Alfonsito, siempre será Alfonsito, y Martín Labarta. Y Pablo Martínez. O el trabajo formidable de Pedro Cotolí. ¿Nadie va a decir que el equipo ha estado pletórico físicamente, con bajones imperceptibles, durante meses?
O Chechu Mulero, otra plantilla redonda a sus espaldas, que deambulaba ebrio de felicidad por la pista con sus gafitas y la camiseta de la celebración puesta regalando abrazos. Con una felicidad que no conocía, pero que le gusta. Claro que le gusta. ¿Hay mayor satisfacción que el trabajo bien hecho?
Y dejo para el final a Pedro Martínez, el constructor de este juego maravilloso. Sin él no hubiera sido posible. Y no hablo del título, que es un recuerdo, un momento de éxtasis, un brindis, un polvo. No, hablo de una temporada que ha sido un deleite, con un baloncesto que ha sido una gozada. Porque la felicidad la da el juego. Gracias, coach.
Ahora, meses después de que a los 'pedromartinecistas' se nos pudiera contar con los dedos de una mano, todos son de este entrenador. Bendita hipocresía. Pero llegan tarde. Ya lo dijo en 'El Larguero': «Me hubiera gustado sentirme más querido». Y no creo que hablara solo de Paco Raga, qué torpe, qué ridículo ha hecho con su renovación. Por eso yo le recomiendo que se vaya. Mejorar esto va a ser difícil. Siempre será recordado como el artífice de todo esto. Y como ocurre con las novias, el día que descubres que ya no las quieres, ya no hay marcha atrás. Raga y sus acólitos podrán envainársela para hacer feliz al jefe, pero en cuanto se empine el camino, volverán a dejarle solo. Vete, disfruta y sé feliz jugando.
Y Juan Roig, que regala este juego a los valencianos y disfruta como un niño pobre. Qué cosas.
http://www.lasprovincias.es/comunitat/o ... -ntvo.html
jamesharden13 escribió:PEDRO, MÁRCHATE
El entrenador ha construido una temporada memorable, con un juego fabuloso, coronada con la Liga. ¿Habrá convencido ya a Raga?
El viernes llegué con mucha antelación al pabellón, pero antes serpenteé por las calles de la Fuente de San Luis donde los niños ríen y juegan como no se ríe ni se juega en otro barrio. Ajenos a la pobreza, a nóminas raquíticas, a casas sin lujos, pero risueños porque, al final y al cabo, jugar nos hace felices, nos evade de los problemas, nos eleva a otra dimensión. Y viéndoles me preguntaba si ese barrio sentiría como suyo el equipo que juega en el pabellón que lleva su nombre. Si esa noche de campeones se brindaría allí, al fin los niños rendidos, por el equipo de la ciudad, sí, pero también del barrio. O si los ricos y los pobres, como aceite y agua, se repelen. Y si en 30 años algún jugador se habrá aventurado alguna vez más allá del aparcamiento.
Sí, fue una tarde de un nerviosismo místico. Por eso antes de meterme en el pabellón me quedé en la puerta. Para ver pasar a Andreu Casadevall, que babea con Pedro Martínez. O a Pipo Arnau, contigo empezó todo, con sus rodillas artríticas y su melena blanca al viento, caminando como un viejo caballero que acude a derrotar a los escoceses. Y vi a la gente feliz, feliz como los niños pobres. No iban a jugar, pero lo hacía su equipo, que es lo más parecido.
El MVP se lo dieron a Dubljevic, pero solo el trofeo. El que sabe de esto le dio el verdadero MVP, que es el reconocimiento intangible, a Fernando San Emeterio. Gracias una vez más por liderar cuando hacía falta y por dar un paso atrás cuando el viento ya soplaba de cola. No sé si su camiseta colgará algún día del pabellón, pero muchos jamás lo olvidarán. A mí me ha dejado impresionado.
Hubo más, claro. Ese primer paso en las penetraciones de Sastre, el hombre tranquilo, honrado. El trabajo de Sikma sin reclamar un foco. El segundo cuarto del cuarto partido de Vives, antológico. El bloqueo y continuación de Oriola, el pívot sin miedo. La eclosión de Will Thomas, al que nadie esperaba pero que quiso llegar para ser el mejor. El paso al frente de Diot, a quien la falta de relevo, lejos de afectarle, le espoleó. Las gotitas que iba dando, necesarias, vitales, Rafa Martínez, el capitán generoso. Sato, casi tan vital como San Emeterio, rocoso, invencible, ganador.
Y los históricos, pues siempre han estado. Como Alfonsito, siempre será Alfonsito, y Martín Labarta. Y Pablo Martínez. O el trabajo formidable de Pedro Cotolí. ¿Nadie va a decir que el equipo ha estado pletórico físicamente, con bajones imperceptibles, durante meses?
O Chechu Mulero, otra plantilla redonda a sus espaldas, que deambulaba ebrio de felicidad por la pista con sus gafitas y la camiseta de la celebración puesta regalando abrazos. Con una felicidad que no conocía, pero que le gusta. Claro que le gusta. ¿Hay mayor satisfacción que el trabajo bien hecho?
Y dejo para el final a Pedro Martínez, el constructor de este juego maravilloso. Sin él no hubiera sido posible. Y no hablo del título, que es un recuerdo, un momento de éxtasis, un brindis, un polvo. No, hablo de una temporada que ha sido un deleite, con un baloncesto que ha sido una gozada. Porque la felicidad la da el juego. Gracias, coach.
Ahora, meses después de que a los 'pedromartinecistas' se nos pudiera contar con los dedos de una mano, todos son de este entrenador. Bendita hipocresía. Pero llegan tarde. Ya lo dijo en 'El Larguero': «Me hubiera gustado sentirme más querido». Y no creo que hablara solo de Paco Raga, qué torpe, qué ridículo ha hecho con su renovación. Por eso yo le recomiendo que se vaya. Mejorar esto va a ser difícil. Siempre será recordado como el artífice de todo esto. Y como ocurre con las novias, el día que descubres que ya no las quieres, ya no hay marcha atrás. Raga y sus acólitos podrán envainársela para hacer feliz al jefe, pero en cuanto se empine el camino, volverán a dejarle solo. Vete, disfruta y sé feliz jugando.
Y Juan Roig, que regala este juego a los valencianos y disfruta como un niño pobre. Qué cosas.
http://www.lasprovincias.es/comunitat/o ... -ntvo.html
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