por Hay_sinla »
13 Ene 2018, 18:31
Lucía Méndez entrevista en El Mundo a César Rendueles
Es usted uno de los inspiradores intelectuales de un partido populista como Podemos. ¿Qué opina de la evolución de su fuerza política?
No soy partidista. El futuro de Podemos me da un poco igual. Lo que me importa es el cambio político en España. Quiero fuerzas transformadoras que hagan este país más igualitario. Si es Podemos, genial. Pero si es otra, bienvenida sea. Podemos se ha enfrentado a situaciones que pocas fuerzas políticas sortearían con éxito. Un escenario electoral imposible y una hiperexposición mediática que se ha utilizado por parte del partido, pero que ha tenido un coste brutal. El problema es que la apuesta de construir una gran mayoría social que incluyera a los perdedores de la crisis ha ido quedando de lado por la dinámica enfebrecida de los últimos años. Hemos vivido una ciclotimia política acelerada. De repente parecía que estábamos a las puertas de la revolución. Ahora se habla de derrota total. Seguramente tampoco es cierto. Hay fuerzas del cambio, sobre todo en ayuntamientos, que están demostrando que son capaces de gobernar, que no conducen a la anarquía, ni al caos.
Igual es que confiaron en que la crisis del capitalismo acabaría con él. Su libro Capitalismo canalla tuvo mucho éxito.
En realidad, no es un libro académico, es un panfleto -que es un género honorable- en el que intento movilizar las pasiones políticas. Creo que estamos en un momento en el que es necesario perder el miedo a decir que el capitalismo como modelo histórico conocido está agotado y que las alternativas son: una especie de ecofascismo aterrador distópico, o una salida más cooperativa por el lado bueno de la historia.
¿El lado bueno cuál es, el marxismo?
Aunque uso modelos de análisis de tradición marxista, no me interesa nada reivindicar el marxismo como bandera identitaria. Me parece que lo importante es construir alternativas que la gente sienta que tienen que ver con su vida, que no sean sólo disputas ideológicas. Me parece esencial la crítica del consumismo, que no tiene sólo que ver con comprar mucho, sino con una forma de vida, nos condena a llevar vidas dañadas. Igual es un espejismo, pero desde el inicio de la crisis, hay una especie de impugnación del capitalismo muy vivencial. Gente que se ha dado cuenta de que la vida que vive es una mierda, una lucha permanente por comprar cosas que no necesita. Cada vez veo más personas jóvenes que deciden llevar otro tipo de vida basada en la cooperación, que se resiste a que el mercado defina qué trabajos son valiosos y cuáles no lo son. Por ejemplo, cuidar de tus hijos o de los mayores es un trabajo esencial, literalmente de vida o muerte, pero no lo consideramos así porque dejamos que el mercado decida por nosotros.
¿Por qué si el modelo capitalista se ha agotado, como dice, lo que está en crisis es la socialdemocracia y la izquierda?
La socialdemocracia fue incapaz de reinventarse para hacer frente a la crisis del modelo económico y social en el que estaba basado el Estado del bienestar. Lo que es inexcusable es que se rindiera y asumiera las políticas mercantilizadoras como un marco aceptable. Hay que recordar aquello que dijo Thatcher cuando le preguntaron por su legado: mi mejor obra ha sido Tony Blair. Tenemos que deshacer ese camino y defender que si bien el proyecto keynesiano no va a volver porque estaba basado en niveles brutales de crecimiento económico, no es verdad que la única alternativa sea la privatización.
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