Ya ya. El dia que desaparezca ese partido (y sus gentes) la corrupcion desaparecera del pais (o paises para no herir sentiments).mormonroller escribió:El PP es lo que es, una manga de amorales chorizos charlatanes embusteros y da igual que sean viejos o jóvenes porque nunca van a cambiar y los que están ahora en NNGG están aprendiendo a comportarse exactamente igual. No hay un pepero pasable. Punto.
2000 euros por un máster Harvard de 4 días..
La vida al margen del deporte (la hay)
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Paco Le Monde
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No sé qué quieres decir. Pero Magisterio por ejemplo es muy demandada porque es un grado de chichinabo que te sirve para opositar o para cualquier trabajo donde exijan un grado cualquiera, sin tener que ser Einstein ni matarte a estudiar.Bundy escribió:Pues no variaria demasiado. Magisterio y Psicología son probablemente las carreras más demandadas de todas.
Pues que aunque las condiciones empeorasen, seguiría siendo una carrera bastante demandada, como Psicología. Por lo demás, totalmente de acuerdo.LSR escribió:No sé qué quieres decir. Pero Magisterio por ejemplo es muy demandada porque es un grado de chichinabo que te sirve para opositar o para cualquier trabajo donde exijan un grado cualquiera, sin tener que ser Einstein ni matarte a estudiar.Bundy escribió:Pues no variaria demasiado. Magisterio y Psicología son probablemente las carreras más demandadas de todas.
Gran artículo de Elvira Lindo al respecto del tema Cifuentes y del tocomocho, que para mi, suponen la generalización de muchos de estos masters que se ofertan como necesarios para la educación con vistas a la consecución de una vida laboral:
DON DE GENTES
David Lodge, la novela de la Rey Juan Carlos es tuya
Pensaba yo estos días en el empeño que tienen algunos políticos en engrosar sus currículos con másteres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con títulos que impresionan en grado sumo
El “anoche soñé que volvía a Manderley”, de la Rebeca de Daphne du Maurier, podría servir de título para ese capítulo de la psicología que estudia aquellos sueños que nos arrojan de nuevo a un pretérito que creíamos superado. Anoche soñé que volvía a Manderley: anoche soñé que me quedaban dos asignaturas para obtener el título; anoche soñé que debía volver a la mili dos meses para licenciarme; anoche soñé que en casa me esperaba mi primer marido; anoche soñé que no había terminado de pagar la hipoteca o que regresaba a mi pisito ruinoso; anoche soñé que para seguir trabajando debía volver a examinarme. En realidad, este último sueño, el del examen, es el que contiene todos los demás, porque nos sitúa en esa edad de la vida en la que descubrimos que para avanzar debemos mostrar lo que sabemos ante algo parecido a un tribunal. La vida laboral nos somete a un examen continuo, de eso es imposible librarse, pero para algunos es una liberación que el estudio se corresponda a las necesidades que tu propio trabajo te va marcando. El aprobado o el suspenso se deja a juicio del público y así lo vivimos en el día a día, a veces con aprensión pero siempre con el consuelo de haber superado la época estudiantil. Siento gran admiración por los que entregan la vida a la investigación y al estudio porque un oficio como el mío permite al menos esa dispersión errabunda de observar la vida para luego contarla, así como la escritura paseada favorece llegar a casa casi con los deberes hechos.
Influida por los acontecimientos en los últimos días he soñado que volvía a examinarme. En fin. Dejando a un lado la sinvergonzonería de los que no contemplan la dimisión cuando está claro que han mentido en el currículum, que es el aspecto del pasado de un político en el que no se deben permitir los embustes; obviando el espectáculo de quienes apoyan la mentira con el aplauso y acrecientan el descrédito con el que han empañado la actividad política; pasando por alto que los ciudadanos reconocemos ya la astucia en cierta clase política de eternizar un asunto a fin de que transforme su naturaleza y parezca parte del juego sucio de la liza electoral; olvidando un rato que España agota, que es irritante que un máster que no se hizo acapare tantos días la actualidad y que la estudianta que no estudió tenga el cuajo de declarar que no se irá hasta que no lo diga el jefe; constatando una vez más que esto no va de honradez democrática, sino de abuso de poder; dejando aparte esta insoportable lentitud, repito, pensaba yo estos días en el empeño que tienen algunos políticos en engrosar sus currículos con másteres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con títulos que impresionan en grado sumo.
Pareciera que el mérito está en reunir un gran número de credenciales académicas que acreditan que si estás arriba es porque lo vales. Francamente, ni sabía ni me importaba qué títulos reunía la entonces Delegada del Gobierno en Madrid, pero si hay un adjetivo que defina la ambición de una persona tan bien situada por adquirir un nuevo titulillo es cutre. Es muy cutre. Es la codicia del que tiene mucho y aún quiere más , del que no reúne sensibilidad social alguna para advertir que si desde la engañifa del plan Bolonia muchos jóvenes pagan esperanzados por añadir otro crédito a su expediente es porque creen que así encontraran ese trabajo que nunca les llega. Aquel fue el truco perfecto que encontró el sistema para mantenerlos entretenidos y contenida su desesperación y la de sus padres, que a menudo financian esta privatización solapada de parte de la enseñanza universitaria.
Deberíamos cambiar aquella frasecilla tan discutible de la generación mejor preparada de la historia por la generación más precarizada de la historia. Para qué tanto titulillo cuando lo que la mayoría anhela es un trabajo decente y un sueldo que les permita acceder a una vida soberana. No es que uno no deba seguir preparándose sino que en la mayoría de los oficios lo que enseña de verdad es el ejercicio de los mismos. Lo que le sirve a un joven licenciado en Periodismo es curtirse en una redacción, sus verdaderos maestros serán los colegas con años de experiencia que actuarán como guías. Oficios y profesiones suelen aprenderse trabajando, ganando dinero y asumiendo responsabilidad. Lo demás es alargar lo peor de la juventud, la inestabilidad y la dependencia. Cuántas personas que a diario observas realizar admirablemente su trabajo no poseen un título o tienen el justo y necesario. Así debiera ser también en política, donde no se puede fiar todo a la universidad sino al compromiso, a la honradez y a la ética. ¿Para qué una pandilla de políticos hiperprofesionalizados, megatitulados, supermasterizados si a la hora de la verdad no saben asumir un error y recuperar la dignidad valiéndose del noble acto de la dimisión? Y a todo esto, ¿dónde está nuestro David Lodge para escribir la gran novela de la Rey Juan Carlos?
https://elpais.com/cultura/2018/04/14/a ... 69235.html
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DON DE GENTES
David Lodge, la novela de la Rey Juan Carlos es tuya
Pensaba yo estos días en el empeño que tienen algunos políticos en engrosar sus currículos con másteres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con títulos que impresionan en grado sumo
El “anoche soñé que volvía a Manderley”, de la Rebeca de Daphne du Maurier, podría servir de título para ese capítulo de la psicología que estudia aquellos sueños que nos arrojan de nuevo a un pretérito que creíamos superado. Anoche soñé que volvía a Manderley: anoche soñé que me quedaban dos asignaturas para obtener el título; anoche soñé que debía volver a la mili dos meses para licenciarme; anoche soñé que en casa me esperaba mi primer marido; anoche soñé que no había terminado de pagar la hipoteca o que regresaba a mi pisito ruinoso; anoche soñé que para seguir trabajando debía volver a examinarme. En realidad, este último sueño, el del examen, es el que contiene todos los demás, porque nos sitúa en esa edad de la vida en la que descubrimos que para avanzar debemos mostrar lo que sabemos ante algo parecido a un tribunal. La vida laboral nos somete a un examen continuo, de eso es imposible librarse, pero para algunos es una liberación que el estudio se corresponda a las necesidades que tu propio trabajo te va marcando. El aprobado o el suspenso se deja a juicio del público y así lo vivimos en el día a día, a veces con aprensión pero siempre con el consuelo de haber superado la época estudiantil. Siento gran admiración por los que entregan la vida a la investigación y al estudio porque un oficio como el mío permite al menos esa dispersión errabunda de observar la vida para luego contarla, así como la escritura paseada favorece llegar a casa casi con los deberes hechos.
Influida por los acontecimientos en los últimos días he soñado que volvía a examinarme. En fin. Dejando a un lado la sinvergonzonería de los que no contemplan la dimisión cuando está claro que han mentido en el currículum, que es el aspecto del pasado de un político en el que no se deben permitir los embustes; obviando el espectáculo de quienes apoyan la mentira con el aplauso y acrecientan el descrédito con el que han empañado la actividad política; pasando por alto que los ciudadanos reconocemos ya la astucia en cierta clase política de eternizar un asunto a fin de que transforme su naturaleza y parezca parte del juego sucio de la liza electoral; olvidando un rato que España agota, que es irritante que un máster que no se hizo acapare tantos días la actualidad y que la estudianta que no estudió tenga el cuajo de declarar que no se irá hasta que no lo diga el jefe; constatando una vez más que esto no va de honradez democrática, sino de abuso de poder; dejando aparte esta insoportable lentitud, repito, pensaba yo estos días en el empeño que tienen algunos políticos en engrosar sus currículos con másteres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con títulos que impresionan en grado sumo.
Pareciera que el mérito está en reunir un gran número de credenciales académicas que acreditan que si estás arriba es porque lo vales. Francamente, ni sabía ni me importaba qué títulos reunía la entonces Delegada del Gobierno en Madrid, pero si hay un adjetivo que defina la ambición de una persona tan bien situada por adquirir un nuevo titulillo es cutre. Es muy cutre. Es la codicia del que tiene mucho y aún quiere más , del que no reúne sensibilidad social alguna para advertir que si desde la engañifa del plan Bolonia muchos jóvenes pagan esperanzados por añadir otro crédito a su expediente es porque creen que así encontraran ese trabajo que nunca les llega. Aquel fue el truco perfecto que encontró el sistema para mantenerlos entretenidos y contenida su desesperación y la de sus padres, que a menudo financian esta privatización solapada de parte de la enseñanza universitaria.
Deberíamos cambiar aquella frasecilla tan discutible de la generación mejor preparada de la historia por la generación más precarizada de la historia. Para qué tanto titulillo cuando lo que la mayoría anhela es un trabajo decente y un sueldo que les permita acceder a una vida soberana. No es que uno no deba seguir preparándose sino que en la mayoría de los oficios lo que enseña de verdad es el ejercicio de los mismos. Lo que le sirve a un joven licenciado en Periodismo es curtirse en una redacción, sus verdaderos maestros serán los colegas con años de experiencia que actuarán como guías. Oficios y profesiones suelen aprenderse trabajando, ganando dinero y asumiendo responsabilidad. Lo demás es alargar lo peor de la juventud, la inestabilidad y la dependencia. Cuántas personas que a diario observas realizar admirablemente su trabajo no poseen un título o tienen el justo y necesario. Así debiera ser también en política, donde no se puede fiar todo a la universidad sino al compromiso, a la honradez y a la ética. ¿Para qué una pandilla de políticos hiperprofesionalizados, megatitulados, supermasterizados si a la hora de la verdad no saben asumir un error y recuperar la dignidad valiéndose del noble acto de la dimisión? Y a todo esto, ¿dónde está nuestro David Lodge para escribir la gran novela de la Rey Juan Carlos?
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Pero si el ser mileurista es la realidad de la mayor parte de los docentes del país. Fuera del paragüas de la pública eso es lo que se cobra por ser profesor y en muchos casos con contratos fijos-discontinuos de septiembre a julio.LSR escribió:Claro que sí. Si cobraran 1000 euros en 12 pagas seguro que habría el mismo número de profesores.andraax escribió:una labor que, en la mayoría de los casos, es puramente vocacional.
salu2
Lo que yo me pregunta es cómo conecta la cultura del título por dinero con la cultura del esfuerzo tan cacareada por muchos liberales.
¿La mayor parte? De todas maneras, a lo que yo iba es a que eso de que la docencia es "en la mayoría de los casos puramente vocacional" es una visión idealizada e ingenua. Como en cualquier otro gremio, hay profesionales buenos, regulares y malos (y dentro de los malos, los hay por pura desidia, por ineptitud, por desmotivación, porque puedes amar y saber mucho de tu materia pero carecer del don de saber transmitir lo mucho que sabes...). Y no me parece que ganen más de la cuenta ni vivan como marqueses, pero si en la pública no tuviesen esas condiciones (muy por encima del común de los trabajadores españoles) ya te digo yo que habría muchísimos menos candidatos, como es lógico por otra parte.Dimantes escribió:Pero si el ser mileurista es la realidad de la mayor parte de los docentes del país. Fuera del paragüas de la pública eso es lo que se cobra por ser profesor y en muchos casos con contratos fijos-discontinuos de septiembre a julio.
Entonces coincidirás conmigo en que lo más deseable y saludable para una buena república es que los no trabajadores de la pública tuviesen unas condiciones de trabajo más equiparables a estos mejorando por arriba en lugar de empeorar las condiciones de trabajo de la pública por abajo.LSR escribió:Y no me parece que ganen más de la cuenta ni vivan como marqueses, pero si en la pública no tuviesen esas condiciones (muy por encima del común de los trabajadores españoles) ya te digo yo que habría muchísimos menos candidatos, como es lógico por otra parte.
Aunque desgraciadamente tú y yo sabemos que eso no es lo que persigue la sociedad actual.
Con esta intervención te has gustado, reconóceloPaco Le Monde escribió:No pintes todos los centros de educacion con la misma brocha.Metzger1985 escribió:Qué mentira es la educación. Un puto negocio. Dinero y nada más. Como todo en este circo de mercaderes, ladrones, impostores y charlates en el que se ha convertido el mundo. Qué asco.
Las universidades cubanas y norcoreanas estan a la cabeza de la ultima revolucion cientifica.
And Maduro is knocking on heaven's door.
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Fecha actual 26 Abr 2024, 16:51