por Joni· »
04 Jul 2018, 18:33
No sé qué me flipa más, que sigáis a fuego con el uso de la falsa equivalencia en asuntos de género ("si lo llega a decir un tío de unas tías, gnarf gnarf...") para cualquier asunto o que media España esté usando el comentario sobre los "pibones" como si perteneciera al mismo universo que el "guapa".
Lo primero es explicar la diferencia entre "hablar dirigiéndote a" y "hablar refiriéndote a". En este foro hay diez millones de mensajes con gente hablando de deportistas en unos términos en los que jamás se le ocurriría dirigirse a ese deportista en persona. Porque "hablar con" y "hablar de" son dos ejercicios que no tienen nada de equivalentes.
Lo segundo es narrar los hechos. La periodista se dirige a él, él empieza a responder, interrumpe su discurso y le dice "perdona ¿cómo te llamas, guapa?". Ella responde "Lo de guapa sobra, soy María y soy periodista". Y ya. Casi no hay ni rastro de tensión, una gañanada y una respuesta un poco seca, sin adornarse ni gustarse ni regodearse en la situación y regresando rápidamente a la conversación sobre fútbol entre reportera y entrevistado.
Me volvéis a dejar atónito los empeñados en convertir hasta las cuestiones más naturales y pequeñas en la relación ente humanos en un asunto que demuestra que son unas histéricas.
De cara a saber cómo ha de comportarse uno en este tema, la palabra "guapa" es exactamente igual que la palabra "****". Aunque hay mil contextos en los que llamar "****" a una mujer no conlleva ningún tipo de ofensa, por ejemplo en fantasías sexuales, en relaciones entre gente joven que se insulta de manera irónica, en una cena de navidad en familia en la que empiezas a decirle a tu madre que "mira que eres ****, con esa pinta de santurrona que tienes" (ejemplo autobiográfico de una situación en la que nadie ofendió a nadie y todos reímos a carcajadas), si vas a tomar la decisión de dirigirte a una mujer llamándola "****" debes estar advertido de que se necesita un contexto y una similitud de códigos para que no resulte ofensiva. Debes asumir que existe la posibilidad de que a la destinataria de tu "****" no le guste que uses esa palabra para dirigirte a ella en ese momento y que corres el riesgo de estar ofendiéndola o importunándola.
Vale, pues con "guapa" es exactamente igual. Y os aseguro que si hacéis memoria y sois honestos no os costará recordar a personas cercanas en conversaciones en las que estuvisteis presentes usando la palabra "guapa" con esa pronunciación enfática que usamos a menudo para intentar ofender o hacer de menos con una palabra que en teoría es un elogio. No sé si me explico pero pongo un ejemplo: en "Perdona bonita pero Lucas me quería a mí", la palabra "bonita" es despectiva. Belén Esteban empieza siempre sus riadas de descalificaciones a compañeras de plató con un "mira, guapa...".
La cosa no es "eso que ha hecho el gañán no se puede hacer y debemos castigarlo y que nunca más se repita". Para nada. La cosa es "eso que ha hecho el gañán puede sentar mal a una persona, por muy buenas razones de acumulación y saturación vital, y esa persona puede elegir una respuesta desagradable y ponderada a la observación, seguro que bienintencionada, sobre su belleza, y esa respuesta quizá le haga pasar un mal ratito y le ponga en una situación violenta frente a los testigos".
Ya está, es un asunto de responsabilidad individual y de entender que si existe el derecho a elogiar la belleza de cualquier desconocido o desconocida, también existe el derecho a responder a ese elogio de manera secante y desagradable. Los dos hicieron uso de sus derechos sin cercenar ningún derecho de la otra persona ni cometer ningún acto contrario a la ley o a la moral colectiva. Y cartas arriba, que cada palo aguante su vela. Que los habrá que veamos un gañán, los habrá que vean a una borde pedorra y los habrá que vean las dos cosas o ninguna.
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