¿Cómo, que es harto dudoso que Barcelona constituya una nación? ¿Por qué, porque no carece de una lengua propia y sus instituciones culturales? A parte de que Barcelona carece de todo es puede ser algo discutible, hoy en día una nación es el conjunto de ciudadanos que tienen el ánimo y voluntad de ser y constituirse como nación.Trigueo escribió:Yo desde luego no encuentro ninguna razón categórica para negar tal derecho. Me refiero a que no encuentro un motivo que pueda utilizar sistemáticamente para dirimir cada caso. Si nos movemos dentro de las coordenadas nacionalistas del mundo contemporáneo, desde luego es harto dudoso que Barcelona constituya una nación, en la medida en que carece de una lengua propia y sus instituciones culturales (históricas y religiosas, causas de secesiones como la de Pakistán, por ejemplo) no son fácilmente disociables de la cultura catalana en general, aunque indudablemente poseerá rasgos muy característicos. Es decir, que empleando los términos de Dahl, yo sí vería justificación suficiente para que los ciudadanos de Barcelona estuvieran mezclados con los de Tarragona en una unidad política democrática, del mismo modo que tu ves justificación suficiente para que también estén mezclados con los ciudadanos de Madrid. Pero esto, como dice Dahl y yo suscribo, es un juicio mío circunscrito a este caso concreto, y para el cual apenas puedo contar con elementos recursivos más allá de un borroso principio nacionalista sujeto a muchas interpretaciones. Por eso me cuesta decir que los barcelonenses en ningún caso tendrían derecho a independizarse si así lo desearan. Creo que aceptar este límite de nuestras aproximaciones al problema es un buen primer paso para "salir del atolladero", como diría corretger.metalin escribió:Y precisamente por eso, la ciudad de Barcelona tiene el mismo derecho a autodeterminarse, por ejemplo, no?Trigueo escribió:De hecho, en ese mismo libro Robert Dahl propone un interesante experimento mental para mostrar cómo el encaje autonómico o el federalismo no vale como excusa para postergar el debate acerca del derecho de autodeterminación. El texto, que traduje libremente en su día, viene a decir lo siguiente:
"Afirmar que todas las personas, o al menos todos los adultos, tienen derecho a un proceso democrático nos obliga a plantear la siguiente cuestión. ¿En qué casos un conjunto de personas constituye una entidad ("un pueblo") con derecho a gobernarse democráticamente?
En la medida en que las personas que componen un sistema político están mezcladas sin que haya una justificación para ello, se reducirá el valor de la democracia para dicho sistema político. Si Estados Unidos anexara por la fuerza a Costa Rica, obligándola a convertirse en su estado número 51, ¿qué motivos hay para suponer que el pueblo costarricense (o nosotros, como jueces externos) va a valorar su nueva democracia federal tanto como valoraba su anterior sistema democrático independiente? […] El principio de la norma de la mayoría presupone que la unidad política sea apropiada para aplicarla; si la unidad política a la que se aplica dicha norma es injustificable, también lo será la norma dentro de esa unidad. ¿Tendrían derecho la mayoría de los ciudadanos estadounidenses a decidir las medidas públicas relacionadas con los costarricenses si a éstos se los obligase a convertirse en ciudadanos del estado número 51?
En lo fundamental, los teóricos de la democracia o bien soslayaron estas difíciles y desconcertantes cuestiones, o dieron respuestas demasiado fáciles. ¿Tal vez no haya ninguna respuesta satisfactoria? […] El federalismo es a veces una solución, pero como sugiere el ejemplo de Costa Rica, no siempre lo es."
Empleando el ejemplo mencionado por corretger, bien podría sustituirse el nombre de Gibraltar por el de Costa Rica en el anterior experimento mental. Hay mucha gente que piensa que Gibraltar es España a pesar de que la inmensa mayoría de los gibraltareños prefiere seguir siendo ingleses. Nosotros bien podríamos invadir Gibraltar, darle una autonomía y decirles: "vivís en una democracia, ¿de qué os quejáis? Si lo que queréis es independizaros ya sabéis, id al congreso de los diputados, conseguir la mayoría necesaria para hacer un referéndum, y nos vemos en las urnas". No habría nada inconstitucional en este hecho. Precisamente porque la constitución mantiene silencio al respecto de quién forma parte de la nación española, el estado se reserva el derecho de invadir cualquier territorio y considerar a los ciudadanos que lo habitan miembros de todo derecho de la nación española. Ya se encargarían las escuelas, los medios de comunicación y el ejército de que en 50 años el territorio conquistado nos pareciera un pueblo español más de los de toda la vida (históricamente es como se ha consolidado la unidad del estado, en esto no hay más truco).
El problema planteado por Dahl es igualmente aplicable a casos no relacionados con la invasión. Al fin y al cabo se trata de si una nación está o no "obligada" a formar parte de un estado simplemente porque la mayoría numérica (demográfica y militar) así lo dispone. Tal y como sugiere Dahl, la importancia de la democracia aplicada a un pueblo es relativa al grado de justificación de la unidad de ese pueblo. Si cogiéramos dos naciones del mundo al azar y las anexionáramos en un estado, por más democrático que fuera éste, dicha democracia no serviría de mucho a cada una de las naciones y tarde o temprano deberían poder elegir independizarse. Pues, al contrario de lo que sostienen los positivistas, no hay manera de reducir la legitimidad de los límites de un estado-nación a una cuestión jurídica. Llevo varios mensajes repitiéndolo: la cuestión de qué conjunto de personas tiene derecho o legitimidad para formar un estado es pre-jurídica, no figura en ninguna constitución ni puede hacerlo. Es una cuestión que los grupos humanos tienen que decidir como buenamente puedan, el principio de legalidad democrática no ayuda en absoluto.
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Lo que no creo que sea un buen primer paso es decir que todo esto de las naciones ya se acabó y que como insistas mucho en el tema acabas ante el juez. Porque esas ganas de mandar a todo el mundo ante el juez por el tema nacional hace muy sospechosa la idea de que ya las naciones no importan a nadie.